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Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece. La historia está ubicada después del último episodio del anime / post Jinchu y antes de que Sano y Megumi partan de Tokyo. Una historia centrada en cómo Kenshin logra finalmente vivir en el presente.
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Todos esperaban su regreso desde Kyoto ese día, Yahiko estaba muy entusiasmado de verlos regresar, dentro de todo el grupo de personas que esperaban por ellos, la mente de Kenshin no pudo evitar centrarse en el único estudiante del dojo Kamiya Kasshin, quien había crecido unos dos centímetros desde que lo rescataron de su vida como ladrón de carteras y se había vuelto muy fuerte y leal hacia ellos desde ese mismo día. Un aleteo en su pecho lo sorprendió en ese momento e inconscientemente buscó con su mirada a Kaoru quien le sonrió ampliamente respondiendo a su búsqueda mientras saludaba con sus manos en dirección a sus amigos
-¿estas bien Kenshin? – su suave voz y sonrisa hicieron que el aleteo en su pecho cediera y una pequeña sonrisa respondiera automáticamente a ella.
-hai… es solo que desde lejos Yahiko se ve mucho más grande de lo que lo recordaba hace dos días…
- mhh tienes razón…parece haber madurado un poco desde la ultima vez que lo vimos.
- me hace sentir un poco viejo …– con una risa nerviosa desvío su mirada de la de ella a la vez que escucho a Sano gritar.
- Oiii! POR QUÉ TARDARON TANTO! SE SUPONE QUE REGRESABAN AYER, ESTA ZORR-MUJER ME HA HECHO TRABAJAR A CAMBIO DE COMIDA!
Megumi respondió rápidamente jalando su oreja y diciéndole algo que a la distancia no se escucho pero que hizo reír a todos los presentes. Kaoru solo sacudió su cabeza y se dio la media vuelta.
-¿Qué te parece si nos adelantamos a los demás para bajar de los primeros Kenshin?- con sus manos tomadas sobre su obi, vio como evitaba mirarlo directo a los ojos. En su interior el espadachín supuso que pasarían unos días antes de que perdiera el pudor de lo sucedido en Kyoto. No es que pasaran grandes cosas pero sí hubo algo que cambió en ambos
Inhalando profundamente Kenshin reflexionó en todo lo que estaba sintiendo y recién comprendiendo. Desde que volvieron de esa isla y la venganza de Enishi terminara, el espadachín no había sabido cómo procesar todo lo que les había sucedido. Nunca había sido bueno comprendiendo sus emociones, y tanto tiempo tratando de evitar sentir ciertas cosas lo han vuelto torpe a la hora de comprender lo que sucede en su interior. Nadie lo sabe, pero la realidad es que siempre ha necesitado tiempo para entender, un pensamiento irónico se coló en su mente.
-quizá mi maestro no se equivocaba al decirme baka-deshi después de todo.
Sin darse cuenta el pelirrojo se había quedado detenido pasos más atrás de Kaoru quien acomodaba su bolso de mano y ordenaba su cabello. Mirando cómo ella se preparaba para enfrentar a su familia adoptiva con una sonrisa ansiosa y honesta, dentro de ese bolso él sabia que venían caramelos para Yahiko y las niñas. El espadachín aún no podía entender cómo su vida había cambiado después de tanto tiempo de vagabundear sin rumbo alguno. De pronto un golpe en su hombro lo sacó de sus pensamientos a la vez que un grupo de tripulantes pasaba rápidamente a su lado mientras comenzaban a preparar las puertas para el desembarco. Kaoru se volteo en su dirección y si noto su pequeña ausencia no dijo nada mientras el espadachín se acerco a ella para esperar juntos el desembarco.
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Apenas tocaron tierra firme un cumulo de brazos y risas los recibieron, Kaoru incluso recibió un disimulado apretón de manos de parte de Megumi al que respondió tímidamente con una sonrisa. Tae estaba muy emocionada de verlos nuevamente y sin esperar una respuesta de parte de los recién llegados los arrastró al Akabeko por lo que ahora el Kesnshin-gumi figuraba en uno de los salones del restaurante disfrutando de un exquisito Sukiyaki, sake y algunos pasteles de origen occidental que Tae estaba estrenando en su carta.
-Tae- san no tenias por qué molestarte tanto, me da un poco de vergüenza aceptar todo esto - dijo la joven kendoka sin poder dejar de seguir disfrutando de su comida, Kaoru miro a su querida amiga con el corazón lleno de agradecimiento al ver como mi familia adoptiva estaba disfrutando de un exquisito almuerzo.
-Kaoru -chan, no tienes nada que agradecer, no sabes lo mucho que me alegra tenerte acá junto a Ken-san y los demás…esto no es nada para nosotros ¿verdad?- la mujer se giro para sonreírle a la chica que comía en silencio.
-Hai! Estamos felices de poder recibirlos acá! – Tsubame sonrió mientras ofrecía un poco más de arroz a un sonrojado Yahiko.
-Tae-dono estamos muy agradecidos por su recibimiento, cualquier cosa que necesite, puede contar con nosotros siempre.
-hai, hai, lo se Ken-san, no me molesta atenderlos pero ahora que veo que el Sake se ha acabado – Tae dio una mirada de reproche a Sanosuke y al doctor Gensai antes de seguir hablando – quiero que me ayuden con su opinión sobre estos dulces occidentales, muchos han insistido en que los incluya ya que ha aumentado la clientela extranjera y junto con la cerveza creo que estas delicias son lo que más atrae a los de occidente.
-No hay problema Tae-San, yo me sacrifico por el grupo, ¡tráelos ya!- dijo Sanosuke arremangándose las mangas de su chaqueta a la vez que el doctor Gensai se levanto de su lugar.
-creo que yo tendré que rechazar su invitación Tae-san, Megumi- san me diagnosticó una especie de rechazo al azúcar y prefiero llevarlos para Susume y Ayame y dárselos a la hora de la cena. Pero ahora debemos volver a la consulta.
-Desea que lo acompañe? -pregunto Megumi comenzando a levantarse
-no es necesario, es un día tranquilo y no hay muchos pacientes esta tarde, tomate el día Megumi-san hace tiempo que no compartes con Kaoru-chan y los demás… vamos chicas
Susume y Ayame, ambas sentadas a ambos lados de Kenshin y que hasta hace pocos momentos habían estado comentando animadamente cómo Sanosuke se había puesto una Yukata mientras estaba de huésped en la consulta y como olía a diablos su habitual traje blanco hicieron un pequeño puchero mientras se levantaban y se despedían de Ken-nii. Kenshin les dedico una sonrisa y el corazón de Kaoru se apretó, las miradas que el pelirrojo les dedicaba a esas niñas siempre la conmovían, no sabia si alguien más se había percatado de la gentileza que el espadachín demostraba cuando se trataba de los niños, era algo que hacia que su pasado como hitokiri pareciera una mentira.
Cuando el doctor Gensai y las niñas desaparecieron trajeron los postres y más sake a petición de Sanosuke, Tae además hizo que trajeran café y un par de cervezas una vez que el resto de la comida fuera despejada. Kaoru se sorprendió un poco ante la atención pero no quiso demostrar su inquietud. Sentía que su viaje a Kyoto no había sido tan largo como para una celebración de esta envergadura sin embargo sospechaba que este recibimiento no solo era una bienvenida por su regreso desde Kyoto. La llegada de los postres y el alcohol la sacó de su ensimismamiento.
Si bien esta no era la primera vez que Kaoru probaba alcohol en su vida, desde la primera vez que lo probo ( e hizo el ridículo celando a Kenshin y llorando por que se sentía poco femenina en comparación a la doctora de Aizu) aún no estaba segura de que su resistencia al alcohol hubiese mejorado. Incluso durante el periodo en que Enishi la tuvo secuestrada, tenia acceso a muchas botellas de vino de las que le servía al hombre para tratar de ganar su confianza y suavizar su rencor hacia ella durante sus comidas, pero jamás hizo más que probar un par de veces el vino de Enishi por temor a que la atacara mientras ella estuviese intoxicada. Sin darse cuenta de que se había quedado en silencio mientras todos ya habían comenzado a elevar su voz no sintió cuando una mano sobre su hombro la hizo volver a la realidad con un sobresalto.
-¿Kaoru dono, se siente usted bien?
-Kenshin…- sus ojos violetas mostraban preocupación a la vez que desaparecía su mano de su hombro. -estoy bien solo estaba recordando…¿no vas a probar los pasteles?
Sonriéndole al espadachín Kaoru tomo en sus manos algo que parecía una especie de queso con una salsa al parecer de algún fruto rojo.
- hai, solo esperaba poder compartir con usted algunos ya que al parecer Sanosuke y Megumi han priorizado el alcohol – dijo el pelirrojo suprimiendo una mueca. Kaoru siguió su mirada y vió como Sano y Megumi estaban enfrascados en una especie de juego de miradas mientras Tsubame reía y Yahiko hacia de juez.
-estos idiotas van a terminar más que borrachos!- se burlo Yahiko mientras se llevaba a la boca un pastel con forma de media luna.
- se llama desafío de miradas, quien pestañee primero deberá beber un corto de sake – informo impasible la doctora.
-¿no será aún muy temprano para esta clase de juegos? -preguntó Kenshin mientras se acomodaba a un lado de Kaoru a la vez que Tae les entregaba dos utensilios plateados a ambos.
-no se cómo lo ves tu Ken-san -respondió la doctora inclinándose hacia delante de manera desafiante- pero hace mucho tiempo que no tengo un día libre y hace mucho más tiempo que ninguno de ustedes ha tenido un día de diversión y relajo- Sanosuke trato de mantener su mirada tratando de ignorar el ardor en sus ojos- es mi deber como su medico de cabecera ayudarlos a des estresarse y ayudarlos de una vez a superar esa timidez que nos tiene a todos al límite ajjajajjaa – Megumi comenzó a reír y Tae a sus espaldas la siguió mientras que Sanosuke pestañeo sin entender nada.
- Ahhh! Sanosuke perdió debes tomar un trago!- anuncio Yahiko mientras Megumi sonrió con malicia.
Kaoru se sonrojo ante la indirecta de la mujer y rápidamente tomo el utensilio plateado en sus manos y levanto el pastel sin querer mirar a Kenshin quien la imitó, él en cambio tomó un postre que estaba a mano derecha de Kaoru y al ver que la chica quedo paralizada mirando el utensilio se rio un poco.
-Parece que no sabe que hacer con eso Kaoru dono
-eh? Pues, por supuesto que si ósea…se que quiero probarlo pero…
-no sabe cómo usar un tenedor?
Karoru se volteo a mirar sonrojada al notar la pequeña burla de Kenshin que la miro con una mueca risueña, al captar su atención él tomo su postre y sin dejar de mirarla metió el tenedor en el postre y luego se lo llevo a la boca saboreando el dulzor de este.
-mhhhh…- sin quererlo el espadachín cerro los ojos y de manera genuina dejo salir un gemido de placer, Kaoru se sonrojo aún más y no pudo evitar mantener su mirada en el espadachín, jamás había oído a Kenshin emitir un sonido así de placentero, menos aún había visto una expresión como esa, aun cosquilleo en la parte baja de su estómago la hizo sentir un poco rara.
- Tae dono!, ¿qué es lo que sessha acaba de probar?, esta delicioso!
Su habitual semblante formal y serio quedo completamente olvidado en el momento en que el espadachín se volteo a preguntar a Tae por el postre. Kaoru seguía con su mirada fija en él sin poder evitarlo.
-Es un postre llamado Tiramisú
-esta delicioso Tae dono, muchas gracias!
-y Kaoru-chan no probaras tu Cheessecake?- dijo Tae acercándose mientras servía un poco de sake a Kenshin y a la vez le servía un poco a ella. Kaoru tomo el tenedor mientras veía como Megumi perdía esta vez y se llevaba un trago de sake sin siquiera hacer una mueca.
- Hai! – tomando el tenedor de la misma manera en que vio a Kenshin hacerlo saco un poco del postre y se lo llevo a la boca, esta vez fue su turno de gemir de manera exagerada, haciendo que el espadachín se ahogara con sake y terminara tomándoselo de un solo trago.
-Tae! Esto esta delicioso! Nunca había probado algo así! – Kaoru siguió comiendo mientras Tae les explicaba a ambos que estos serian los nuevos postres que comenzarían a ofrecer y que ya contaban con una cocinera especialista en ellos. Volviendo a servirle sake a Kenshin y Kaoru, Tae se dedico a sonreír mientras veía al grupo disfrutar.
Después de tantas penas y peleas esto era lo mínimo que ella podía hacer por ellos. Cuando Kaoru desapareció y la creyeron muerta, el Dojo Kamiya se desmoronó a pedazos, Sanosuke por muy brabucón y sin vergüenza que sea desapareció ante la impotencia de no poder traer de vuelta a Kenshin de las profundidades de su depresión, Yahiko quedó solo nuevamente, sufriendo la perdida de todos sus seres queridos, mientras Megumi iba y venia al Dojo en busca de lo que fuera que quedara para volver a la consulta sintiéndose inútil.
Durante esas tardes llegaba donde Tae y mientras compartían una jarra de sake le comentaba algunos de sus pensamiento y remordimientos de los días junto a la kendoka.
Y entre todo ese desastre, la ausencia de Kenshin, su entrega absoluta a la muerte, su ausencia del mundo atrapado en su cabeza, no podía imaginar al pelirrojo que ahora reía de Sanosuke al volver a perder, sumido en la oscuridad más profunda del alma. Tsubame llego llorando a su habitación muchas veces buscando consuelo de tantas veces que intento hacerlo regresar al ver como Yahiko estaba sufriendo por todo lo sucedido. Era por esa razón que lo mínimo que podía hacer ahora era ofrecerles un lugar seguro donde reír y relajarse, sin pensar un segundo en nada más que en ellos mismos. Tae libero una suspiro profundo y sirvió una jarra de cerveza a Kaoru quien disimuladamente había evitado seguir bebiendo sake.
Kenshin por su parte había tomado parte del cheescake que ella había dejado de lado y sin siquiera percatarse había comenzado a comerse todas las sobras de los pasteles de ella y los demás. Enternecida por este nuevo descubrimiento de su persona Kaoru sonrió y recibió inesperadamente de las manos de Tae un vaso de cerveza.
- no creas que no note tu truco Kaoru-chan
- Tae-san…me descubriste jajaja la verdad es que tengo un poco de miedo de perder el control si bebo de más.
-esta bien toma de esta cerveza conmigo, es mucho más suave que el sake
-Gracias Tae…
- ¿has podido conversar con él sobre tus sentimientos Kaoru? – pregunto en voz baja la mujer mientras disimuladamente le acercaba un Tiramisú a la chica, la kendoka quedo mirando el postre unos momentos antes de responder.
- la verdad es que aún no…no sé por donde empezar…- levanto su mirada para ver que ahora era Kenshin versus Sanosuke en la lucha de miradas mientras Megumi se abanicaba y reía junto a Tsubame y Yahiko quien por primera vez en mucho tiempo volvía a verse como a un niño.
-¿por qué te es tan difícil hablar sobre lo que sientes?, después de todo lo que ha pasado…
-Tae san…para ser honesta, desde que volví al Dojo hay muchas cosas que no he logrado comprender…sobretodo de Kenshin…
-NO! ¿OTRA VEZ?- el grito del luchador las asusto a ambas, al parecer Sano había vuelto a perder frente a Kenshin quien solo sonrió mientras se acomodaba nuevamente en su posición mientras Megumi le servía otra dosis de sake al perdedor.
-¿qué pasa con él?
-siento que a pesar de todo este tiempo, aún nos tratamos como extraños cuando estamos a solas, no entiendo como puede la misma persona, estar dispuesta a poner su vida en riesgo por mi pero a la vez no hacer nada por buscar algún otro tipo de relación conmigo…a veces pienso que…
-HEY JOU-CHAN!- una vez más el grito del luchador las interrumpió
-YA DEJATE DE GRITAR CABEZOTAS!-grito molesta la chica
-y tu déjate de restarte de la diversión estamos acá para pasar un buen rato HIP, y para HIP que derrotes a este Jodido cabr- no pudo terminar su insulto contra Kenshin.
-¡Cuidado con tu bocota!, no tienes permiso para hablar así frente a Tsubame Chan- le recordó Megumi dándole un golpe en la cabeza seguido de un tirón de oreja.
-AHHHHGG! ITAI!
-¿quieres que derrote a Kenshin porque estas muy ebrio? – se burlo Kaoru bebiendo de su cerveza con renovada confianza.
-Che…lo dice alguien que se esconde HIP detrás de un brebaje occidental de dudoso HIP grado alcohólico HIP
-¿me estas desafiado Sanosuke?- el espíritu competitivo de la chica mordió el anzuelo y Sanosuke sonrió para si mismo. -YA TE DEMOSTRARE QUE NO SOY UN PESO LIGERO.
Kaoru tomo al seco su cerveza a la vez que le entrego el resto de su Tiramisú a Kenshin quien nerviosamente trato de persuadirla de no jugar. Pero la joven princesa del kendo, simplemente lo hizo a un lado mientras se sentó frente a frente al luchador.
-muy bien Sagara Sanosuke… si pierdes, tendrás que invitarnos a todos a una cena al Akabeko cuando puedas.
-Ha, HIP, ya verás que no perderé- el luchador se saco su chaqueta torpemente y apoyo sus manos en sus rodillas acercándose a ella. Kaoru simplemente adopto la posición seiza y ante la indicación de Yahiko el duelo comenzó.
A los 5 minutos de iniciado el duelo Sanosuke ya había perdido tres veces y todos reían de lo ebrio que estaba, Megumi disfrutando de la escena delante de ella en ese momento decidió que todavía quedaba un par de horas para molestar a la joven Kamiya.
-muy bien, ahora es el turno de las damas, hazte a un lado cabezotas- Megumi empujó de su lugar a Sano quien simplemente se dejo caer a un lado de Kenshin el que inconscientemente había terminado de comer el Tiramisú que Kaoru le había pasado.
-hey cabrón- le susurró el luchador- deja de comer azúcar o no podrás dormir esta noche…
-eh?- Kenshin por primera vez, se percató de la cantidad de azúcar y alcohol que había consumido durante la jornada. Sanosuke tenia razón, no era muy sabio de su parte seguir comiendo azúcar.
-para ser un despiadado hitokiri no tenia idea que eras de los que les gusta lo dulce- se burlo Sano mientras se acomodaba el cabello y la chaqueta nuevamente, al no recibir respuesta alguna el joven luchador volvió su atención al pelirrojo.
-mhh yo…yo tampoco… yo tampoco sabia que me gustaba lo dulce…- murmuro el pelirrojo mirando la vasija vacía, su mirada perturbada preocupo al luchador.
-es bueno saberlo entonces- le dijo acariciando su cabello de manera brusca haciendo que el espadachín perdiera el equilibrio.
-¿oro?
-deja de preocuparte y disfruta el show
Kaoru iba por la cuarta derrota cuando Kenshin volvió a prestar atención, Tae reía con lagrimas en los ojos mientras Megumi disfrutaba de su nueva victoria. Yahiko le daba palmadas de aliento a su instructora y Tsubame era quien ahora hacia de jueza.
-Oye fea solo debes concentrarte y ganarle una vez para que te deje en paz! Tu puedes!
-no me digas HIP fea! Hip!-Kaoru respondió ebria tratando de mantenerse en seiza.
-vamos chiquilla, antes debes hacerte mujer para poder ganarme ojjojojojo- Sanosuke sacudió su cabeza ante el caso perdido de la doctora versus la mocosa. Aún así estaba agradecido de tenerlas a ambas en su vida, con un suspiro Sano comenzó a darle ánimos a Kaoru.
- Vamos Jou Chan, demuéstrale a esa arpía que eres una mujer hecha y derecha!
-no entiendo por qué siempre molestan a Kaoru dono con eso- dijo finalmente el espadachín enderezándose y escondiendo sus brazos dentro de su gi.
-no te pongas así Kenshin- le recrimino Sano con un empujón- estamos jugando
-Muy bien, Acá voy!- Kaoru había escuchado a Kenshin y sintió un poco más de confianza, al parecer el ex battousai no creía que ella tuviese que demostrar a nadie que ella era una mujer de verdad.
Tomando aire y centrando toda su atención al rostro de la doctora comenzó el duelo, pero esta vez y pese a todo el alcohol que intoxicaba su cuerpo decidió que en honor a su padre y al Kamiya Kasshin Ryu no iba a dejarse vencer por esta mujer que quería robarse la atención del pelirrojo cada vez que podía.
A los dos minutos ninguna de las dos mujeres pestañeaba y el silencio que siguió el minuto siguiente se torno denso por una extraña razón. Megumi comenzó a sentir el ardor alrededor de sus corneas. Ellos no sabían pero ella tenia una resistencia para esto debido a todos los químicos a los que se vió expuesta durante su periodo fabricando opio con Kanryu sin embargo por primera vez vio en la mirada de Kaoru algo más allá de ingenuidad y amabilidad, vio en ella una tremenda decisión que la hizo sentir una extraña sensación de orgullo, de pronto verla frente a ella, energética y decidida hizo que sus emociones de hace unos meses atrás se liberaran llenando sus ojos de lágrimas, no de dolor sino de alegría, bajo la cabeza derrotada, no quería quebrarse durante esta celebración.
-HA! GANÉ!- dijo Kaoru poniéndose de pie y levantando un brazo en el aire ignorando completamente la verdadera razón de las lagrimas de Megumi, Yahiko y Tsubame aplaudieron pero Sanosuke, Kenshin notaron el cambio en la doctora.
-Che…estas ebria ya arpía?- dijo el Luchador acercándose a ella- tienes que beber!
-no necesito que me lo digas- le respondió tratando de contener su emoción mirándolo a los ojos
-che…después de todo sí tenias corazón- sonrió el luchador sirviéndole el sake y poniéndose rápidamente de pie para levantar a Kaoru sobre su hombro y celebrar.
Kenshin observo a Megumi secarse las lagrimas aprovechando la distracción que el luchador había creado para ella, Tae le sirvió una taza de café que la doctora agradeció y disimuladamente recupero su compostura. En esa fracción de segundos Kenshin recordó el momento vivido hoy en la mañana cuando Kaoru corrió hacia el cayendo en sus brazos, conteniendo sus propias lagrimas, esforzándose por ocultar sus sentimientos. Con una punzada en su corazón recordó la cara inexpresiva de Tomoe y pensó la razón de porque le venia este recuerdo cuando lo único que quería en estos momentos era estar en el presente.
De pronto un grito de Kaoru lo trajo de vuelta al ver que Sanosuke perdía el equilibrio con ella aún en sus brazos, corrió sin pensarlo dos veces para atajar a la chica mientras el luchador caía de espaldas quedando sin aire. Yahiko reía sin parar mientras Megumi lo levantaba y le movía los brazos por sobre la cabeza para que recuperara algo de oxigeno.
Kaoru sin registrar lo que había ocurrido entre el alcohol y todas las vueltas que el luchador le había dado, de pronto se percato que estaba abrazada al Pelirrojo que aún no la soltaba y la tenia atrapada firmemente contra su cuerpo mientras esperaba a que Sano recuperara el aliento. Nuevamente sintió cosquillas en su abdomen bajo al sentir los brazos del espadachín en su cintura sin intención de dejarla ir.
-oye fea – rió Yahiko- parece que con todos los postres que comiste hiciste que Sano cayera.
- ya veras Yahiko Chan- pasado el momento del accidente todos volvieron a reír, Kenshin dejo ir a la chica para que pudiera pegarle libremente al chico.
-perdón por el desorden Tae San- se disculpo el pelirrojo sin notar la mirada que le dio Tae
-no hay problema, ven y sírvete un sake con nosotros por favor.
Así se calmaron un momento entre conversaciones y anécdotas que Tae contó sobre Tsubame y Yahiko alternativamente, las risas y el buen humor se volvió a tomar a los presentes. Megumi y Sanosuke ya estaban más que borrachos pero no por eso dejaron de beber, Kenshin estaba un poco preocupado ya que él mismo había bebido más de la cuenta y Kaoru ya había superado con creces su cuota de alcohol. Sanosuke de pronto se puso de pie y abruptamente anunció.
-Muy bien último duelo antes de volver a casa, Kenshin versus Jou-chan…. A ver quién de los dos es más cabezotas! - de la nada saco una jarra de sake. Megumi aplaudió y el resto guardo silencio.
-no creo que sea una buena idea—
-Por qué no Kenshin? Acaso te sientes mal? Hip?
-n-no, Kaoru dono, Sessha tan solo cree que usted no deberia seguir bebiendo
-¿y quién eres tú ¡Hip! para decirme si puedo o no? ¡Hip!…¿mi papá acaso?- preguntó desafiante con la mirada desenfocada, Kenshin tragó saliva con dificultad, Kaoru nunca se había acercado tanto a su rostro como ahora.
-no…no sessha no es su padre Kaoru dono, no lo es…
-bien, entonces vas a jugar ¡Hip! conmigo ¡Hip!
Mirando a su pequeño público suspiro en signo de derrota y se posicionó en seiza frente a Kaoru que ya estaba ubicada. Sanosuke dio la partida y comenzó la competencia de miradas.
Al principio fue fácil mantener la vista en los ojos de la chica, su mirada era una mirada determinada y seria, como cuando se concentraba para entrenar, él muchas veces se detenía a observarla cuando entrenaba a Yahiko y estaba habituado a la intensidad de su mirada, ahora que la tenia frente a él se daba cuenta que disfrutaba verla en este estado de concentración, le recordaba a la primera vez que la vio. La determinación en su mirada cuando lo atacó por sorpresa.
-¡por qué sonríes!- le sobresalto el grito de la kendoka, no se había dado cuenta que había empezado a sonreír sin querer aún así no pestañeo y ella tampoco.- tengo algo en el rostro acaso Kenshin?
-ma -ma Kaoru dono, Sessha solo se estaba acordando de algo…eso hacia
Siguieron así un par de minutos y entonces Kenshin empezó a sentir las corneas de sus ojos empezar a arder, de pronto todos se habían quedado en silencio, aún así no quería pestañear para no hacer enojar a Kaoru que en estos momentos estaba esforzándose, la chica ya había perdido su postura perfecta y en su búsqueda por una mejor posición se había apoyado en sus brazos y rodillas dejando ver un poco de su clavícula y escote. Sin quererlo los ojos del espadachín bajaron y quedaron un momento fijos en su escote, donde se podía ver claramente el inicio de sus pechos sus mejillas se tiñeron de rubor. De pronto recordó que la noche anterior la misma chica había tomado su mano para poder dormir. De golpe devolvió su mirada a los ojos de Kaoru la que a pesar de tener los ojos llenos de lagrimas y algo rojos ahora estaba comenzando a jadear por el esfuerzo, sin poder evitarlo el espadachín se sonrojo aún más y desvió la mirada cerrando los ojos y apretando sus puños. Aun así la imagen de una Kaoru jadeando de rodillas frente a él quedó grabado en su mente como si de fuego se tratase.
-siii! – dando un salto Kaoru celebro a la vez que Sanosuke agarraba del cuello de su gi al pelirrojo y le forzó a beber la jarra completa de golpe.
-ORO!
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El sol ya se escondía cuando el grupo decidió volver a casa, Tae tenia una sonrisa enrome en su rostro al ver a todos riendo y actuando como jóvenes normales. Sin embargo ella sabia muy bien que este grupo era más que un grupo de ingenuos. Yahiko dio un paso para unirse a ellos pero Tae lo detuvo.
-Yahiko-Chan…sería mucho problema que te quedaras con nosotras hoy?
-eh? – Kaoru se dio vuelta al escuchar la petición de Tae
-eh?- repitió su discípulo - supongo que no, mientras mañana pueda ir a entrenar a la hora que corresponde – respondió mirando a Kaoru con cierta duda.
-siento pedirte esto el mismo día que Ken-san y Kaoru-chan regresaran pero mañana temprano llegan los sacos de arroz y no quiero que Tsubame-chan los mueva a solas.
Kaoru miro a Tae insegura y luego a Yahiko, sin saber por qué sintió la necesidad de asegurarse que Yahiko estaría bien sin ellos, adelantándose y agachándose a la altura de Yahiko ordenó su gi y acarició su cabello, para luego besarlo en la frente.
-pórtate bien Yahiko-chan, no des problemas a Tae san…mañana te espero para tu entrenamiento.
Yahiko no respondió intimidado por el afectuoso gesto de su maestra y tan solo guardó silencio mientras asentía, Kenshin al ver la escena sintió una inexplicable sensación de calidez en su pecho y sin poder evitarlo se acerco para poner una mano sobre la cabeza del chico.
-si necesitas cualquier cosa sabes que puedes buscarnos a la hora que sea
-ha-hai!-Respondió el chico
El grupo se despidió mientras Yahiko quedó sumido en sus pensamientos, hace mucho tiempo que no sentía esa sensación de amor y protección hacia él de una manera tan íntima. Los recuerdos de su madre y padre vinieron de golpe a su mente y de pronto se sintió sobrecogido. Kaoru estaba de vuelta y con ella Kenshin, su héroe había vuelto. Ambas personas que lo habían ayudado a salir de las calles y habían detenido el dolor y abuso hacia su persona hoy estaban de vuelta con él y por primera vez se sintió querido de una forma distinta a la que se había acostumbrado, después de mucho tiempo sintió que pertenecía a un lugar donde lo amaban.
La noche se dejó caer mientras caminaban por las calles de Tokyo, Sanosuke iba cantando una de sus baladas de la revolución mientras los demás iban en silencio, a ratos el canto del luchador arrancaba una carcajada de alguna de las chicas y a pesar de todo el alcohol que habían bebido solo de vez en cuando había alguno que tropezaba o perdía el equilibrio.
Cuando llegaron al cruce que llevaba a la clínica Megumi se detuvo y de su kimono saco dos bolsas de papel entrenándoselas a Kaoru.
-una para cada uno, tiene las medicinas necesarias para que puedan descansar tranquilos...
-gracias Megumi- sonrió Kaoru
-cualquier cosa saben dónde encontrarme, esta demás decirles que tengan cuidado en el camino.
-Sano...
-Hai Kenshin, yo la encaminare a la clínica, no te preocupes
-muchas gracias…
-nos vemos mañana
Kenshin y Kaoru se quedaron un momento observando cómo sus amigos se alejaban de ellos antes de seguir. El resto del camino fue mucho más silencioso y nuevamente Kaoru sintió que la distancia se apoderaba de ambos. Era como si sólo con su grupo de amigos Kenshin dejaba su guardia baja mientras que cuando estaban a solas se encerraba en su interior.
El sonido del río acompañaba el sonido de sus pasos pero de pronto Kaoru tropezó cayendo estrepitosamente de rodillas. Kenshin se dio vuelta rápidamente y encontró a la chica en una posición que le recordó la noche en que se despidieron tras la muerte del señor Okubo cuando decidió ir a Kyoto, las luciérnagas de esta noche sin embargo recién empezaban a aparecer, Kaoru levanto ambas manos lentamente mirándolas y tratando de entender qué había pasado, ajena a los recuerdos del espadachín. Mientras el pelirrojo sintió una sensación de culpabilidad al verla tan confundida e indefensa.
-Perdón Kaoru Dono, Sessha no venia atento al camino- dijo acercándose a ella- no vi la raíz de aquel árbol- tomando sus manos la ayudo a levantarse, pero sus piernas volvieron a enredarse y volvió a caer en los brazos del espadachín.
-Kenshin! lo siento…– avergonzada de la situación Kaoru bajo su mirada y se encontró con que su sandalia se había roto- oh no…
Kenshin siguió su mirada y vio la sandalia rota, mirando a Kaoru noto que la chica había comenzado a hacer pucheros, sin pensarlo se agacho y levanto la sandalia pasándosela a la chica.
-No se preocupe Kaoru dono, sessha puede arreglársela, ahora por favor afírmese de mí- dijo mientras volvía a agacharse y levantaba el otro pie de la chica para sacarle la otra sandalia y pasársela también. Confundida Kaoru se apoyo en los hombros de Kenshin mientras dejo que el hombre le sacara su otra sandalia. Con sus dos sandalias en la mano y sintiéndose ahora un poco mareada Kaoru finalmente levanto su mirada para encontrarse con esos ojos violetas que tanto le atraían.
-gracias Kenshin pero…
Antes de que pudiera seguir el espadachín giró ofreciéndole su espalda y con una mirada por sobre su hombro la invito a subirse sobre él. Con una sonrisa Kaoru se subió en su espalda y dejo que el espadachín la llevara en brazos hasta el dojo, aún quedaba algo de camino y entre el sonido del agua, las luciérnagas y el calor del cuerpo del espadachín la chica cayo en un sueño ligero.
Cuando llegaron Kenshin abrió la puerta del dojo lo mas silencioso que pudo, por la respiración de la chica a su espalda noto que se había quedado dormida, incluso él ahora se sentía un poco cansado y mareado de todo el alcohol que había consumido. Hacia mucho tiempo que no bebía de esa manera y ahora sentía su mente un poco nublada, entre el alcohol y el perfume a jazmín de Kaoru lo único que deseaba era irse a su habitación y descansar envuelto en su aroma.
-eh?- ante ese pensamiento el ex hitokiri se sobresaltó, al parecer lo sucedido ayer había afectado su capacidad de raciocinio. Él sabia perfectamente que Kaoru tenia sentimientos por él y sin embargo aún no podía entender cómo o por qué una chica como ella podía fijarse en alguien como él. Alguien mucho mayor que ella y con un pasado que lo perseguiría por siempre.
La noche anterior cuando ella tomo su mano, después de haberse despedido de Tomoe en su tumba en Kyoto, su corazón se había paralizado por un momento con el miedo. El simple hecho de volver a sentir que alguien estaba dispuesta a amarlo a pesar de todo hizo que sintiera un miedo irracional y no pudo conciliar el sueño pensando en todas las cosas que podían salir mal si se atrevía a siquiera pensar en corresponder los sentimientos de la jóven.
Después de vivir el infierno de pensar que estaba muerta, entendió que si lograba recuperarla no haría más que dedicarse a hacerla feliz, eso es lo único que quería y sin embargo se sentía incapaz de hacerlo. De momento solo podía seguir protegiéndola a ella y a todo lo que es importante para ella. Pero si no lograba superar el miedo que sentía hacia sí mismo corría el riesgo de perderla y eso era algo que no quería siquiera imaginar.
-ken-shin…
El espadachín que había olvidado moverse se había quedado parado en medio del patio con Kaoru aún en sus brazos. La joven se acomodo ligeramente en su espalda y el espadachín pudo sentí el calor de sus pechos contra sus músculos, un inesperado cosquilleo en su abdomen bajo le sobresaltó, hace mucho tiempo que no sentía este tipos de reacciones por una mujer.
-pe-perdón Kaoru Dono- se acerco al enawa y la dejo ahí a la vez que se adelantaba a prender algunas de las lámparas del Dojo.
Kaoru no se movió de su lugar, en cambio solo cerro los ojos y tomo aire profundamente mientras escuchaba el sonido de las hojas , el otoño comenzaba a anunciar su llegada, de niña que disfrutaba de oír las hojas de los arboles sacudirse con el viento, el aroma a tierra húmeda y madera le recordaba los mejores recuerdos de su infancia en su hogar.
Una vez Kenshin hubo iluminado el lugar y haberse cerciorado de que la puerta del dojo y la casa estuvieran cerradas se encontró con que Kaoru aún estaba fuera de su habitación.
-Kaoru dono?
-hai?
Solo en el momento en que la chica se volteo a verlo se dio cuenta de que su Kimono estaba sucio en las rodillas y que al parecer había una pequeña herida en su pierna por la pequeña mancha de sangre que se veía en la tela. Al parecer el alcohol había adormecido la sensibilidad de la chica.
-si no le molesta Kaoru dono, a Sessha le gustaría revisar sus rodillas, eso le gustaría- Kaoru lo miro por unos segundos sin entender y luego pareció recordar su caída.
-ha-hai- dijo sonrojándose.
En silencio Kenshin se arrodilló y lentamente levanto el kimono de la chica, ambas rodillas estaban enrojecidas pero solo la derecha tenia un corte no muy profundo que sangraba profusamente haciendo que un hilo de sangre corriera por su pierna. Con cuidado el espadachín revisó la herida acariciando inconscientemente su pantorrilla pasando la palma de su mano en dirección ascendente sobre su piel y ensuciando su mano con su sangre. Kaoru aguantó la respiración.
Ignorando el nerviosismo que su caricia generó en la chica el espadachín se levanto demasiado rápido para el estado intoxicado de la chica y Kaoru trastabillo ante su movimiento. Sujetándola del brazo comenzó guiarla en dirección a el baño.
-Creo que lo mejor seria que tomara un baño antes de poder curar su herida, yo preparare la leña, por favor adelántese.
Kaoru lo observo por unos segundos antes de asentir y dejar sus sandalias en el suelo para entrara a su pieza y buscar una yukata limpia para dormir mientras escuchaba a Kenshin prender el fuego y preparar su baño.
Hoy se sentía extraña, todo desde la noche anterior parecía una especie de sueño. Desde que estuvo atrapada en esa isla que no le pasaba esto de confundir la realidad con los sueños. Respirando profundamente salió cuando escucho a Kenshin llamarla.
-¿no tomarás una ducha también?- le pregunto preocupada
-hai…después de usted…mientras por favor disfrute del baño mientras busco mis cosas.
-.-.-.-.-
Después de que ambos tomaran un baño y se cambiaran para dormir, Kenshin golpeo suavemente el shoji de la habitación de Kaoru para atender su herida, la joven salió al enawa y extendiendo sus piernas descubrió sus rodillas permitiendo que el pelirrojo trabajara en su herida. Con una delicadeza inesperada el hombre desinfecto el corte y luego la vendó con experticia. Kaoru miró fascinada sus manos y concentración sintiéndose querida ante tal muestra de delicadeza. Kaoru había visto a Kenshin curar sus propias heridas y algunas tantas de Sanosuke muchas veces pero nunca antes había visto tanto cuidado y delicadeza en sus movimientos al hacerlo.
En las ocasiones en que se curaba a sí mismo o a Sano, siempre lo hacía de manera rápida y firme, no perdía tiempo y no se preocupaba si dolía o no, en cambio con ella parecía temer que se pudiera quebrar entre sus manos.
-listo
- gracias Kenshin -dijo sonriendo mientras el pelirrojo guardaba las cosas dentro del pequeño botiquín que tenían para el dojo.
- no hay de qué Kaoru dono, ¿cómo se siente? Fue mucho alcohol el que bebimos el día de hoy
-mhp…es verdad pero aún así no es ni la mitad de lo que tú bebiste…¿cómo es que tienes tanta resistencia?
-no va a querer saberlo realmente -rió el pelirrojo bajando la mirada avergonzado
- por qué te da vergüenza Kenshin…- pregunto con curiosidad
-porque no es algo que pueda ser considerado correcto…como gran parte de mi pasado -termino diciendo mientras cerraba sus ojos.
Acercándose a él Kaoru se sentó a su lado recogiendo sus piernas a un costado y mirando las estrellas.
-sabes que puedes contarme, no te voy a juzgar por eso…
Kenshin inhalo el aroma jazmín de ella y cerrando los ojos deseó poder omitir su pasado y solo disfrutar de su compañía. Pero no era justo para ella. Si realmente quería estar con ella, se merecía conocerlo de verdad.
-Kaoru dono…sessha no es tan bueno como usted piensa…
-¿ya empezamos de nuevo con eso Kenshin? -le reprocho la joven apartándose unos centímetros de él y mirándolo directo a los ojos
-escúcheme por favor…no tiene que ver con mi pasado como hitokiri -dijo avergonzado captando la atención de la chica- esto tiene que ver con mi carácter…lo que me llevó a ser un hitokiri…yo- respiro profundo luchando contra la timidez- …mi maestro siempre me retaba porque era muy impulsivo…en todo orden de cosas, Sessha siempre quería aprender rápido, hacerlo todo bien y rápido pero hay cosas que no siempre pueden aprenderse de esa manera…así que cada vez que Sessha se equivocaba en alguna enseñanza de su maestro por su imprudencia…debía bajar al pueblo y conseguir el sake mas fuerte del lugar…Sessha aún era un niño pero…mis ganas de llevar la contraria a mi maestro me superaban así que…me tomaba la mitad de la botella y llenaba el resto con agua del río…- recordó sonriendo para sí mismo ocultando sus ojos con su cabello- estoy seguro que él sabía perfectamente lo que Sessha hacía cada vez que lo mandaba a buscar el sake, después de que llegaba con el sake profanado, las sesiones de entrenamiento eran extremadamente brutales e intoxicado con el alcohol como estaba me veía obligado a esforzarme el doble para evitar los golpes…supongo que hasta en eso mi maestro era inteligente, incluso cuando trataba de vengarme lograba sacar partido para intentar enseñar algo a su alumno.
Kaoru lo miraba con su mano cubriendo la sonrisa que amenazaba con transformarse en risa. Así que esa era la razón de su resistencia al Sake. Ella pensaba que le contaría una historia triste y oscura de su pasado y resulto ser que en verdad solo era una anécdota de su infancia.
-¿eso quiere decir que eres rencoroso Kenshin?- pregunto Kaoru riendo
-diagmos que no por nada termine siendo uno de los asesinos más terribles del período Edo.- murmuró avergonzado el ex battousai
- no te deprimas Kenshin- Kaoru noto como el semblante de hace unos minutos cambió- ¿está prohibido poner esa cara en este Dojo de acuerdo? - sin pensarlo dos veces la jóven tomó con sus dos manos el rostro del espadachín y lo obligó a mirarla a los ojos, los amatistas brillaron sorprendidos para luego fijarse en sus labios. El corazón de Kaoru latió fuerte al darse cuenta de lo que había hecho. El hombre se lamió los labios sintiendo una extraña necesidad de contacto con Kaoru, no entendía por qué de pronto estos impulsos parecían más intensos que de costumbre.
Habitualmente para el espadachín no le era difícil controlar sus deseos y emociones cerca de la joven y se rehusaba a creer que había bebido tanto como para ser doblegado tan solo por una caricia de la joven. La intensa mirada que el pelirrojo le dedico a la chica antes de sentir erizo la piel de Kaoru quien volvió a sentir un calor en su abdomen y rápidamente dejó ir al espadachín llevando sus manos a su falda.
-ya es tarde, deberíamos descansar- dijo el espadachín logrando safarse del encato del momento
-Hai, pero antes…
Kaoru sacó las bolsas de papel que Megumi les había preparado y poniéndose de pie desaparecion unos mintos para regresar con una tetera de agua hirviendo y dos tazas. Sirviendo un poco de te en ambas tazas, dejo caer los polvos que Megumi les había preparado a ambos , entregándole uno a Kenshin una vez que. Termino de mezclarlos , se acomodó una vez más a un lado del pelirrojo para beber la medicina en silencio.
Ninguno de los dos hablaba de esto, pero desde la venganza de Enishi ninguno de los dos había vuelto a dormir tranquilos sin la medicina que Megumi preparaba para ellos, las pesadillas eran lo peor que ambos habían enfrentado post venganza del jóven Yukishiro, pero ninguno de los dos se atrevía a hablar de aquello, aún cuando en innumerables ocasiones Kaoru se levantaba a mitad de noche cuando oía los quejidos del espadachín para despertarlo y calmarlo y viceversa. Las pesadillas eran una consecuencia directa en ambos y a pesar de que aún no compartían de qué se trataban ambos sabían que estas tenían que ver con ellos, la muerte y la soledad.
Kenshin observó el paquete vacío de medicina entre sus manos recordando la noche anterior. Kaoru y él habían intentado dormir sin los medicamentos y si bien en el caso de él le fue imposible conciliar el sueño con la joven tan cerca de él, Kaoru había podido descansar cuando ella le tomo la mano. Esto despertó algunas dudas en la mente del espadachín, ya que sospechaba que Kaoru aún dudaba de que la pesadilla de Enishi hubiese terminado. De pronto sintió el peso del cuerpo de Kaoru apoyarse contra su costado, el efecto del alcohol y el medicamente comenzaron hacer efecto en la chica y lo confirmo cuando esta dejo descansar su cabeza sobre su hombro el aroma de su cabello limpio y el calor que iiradiaba su pequeña figura adormecieron los sentidos del ex hitokiri, quien a pesar de disfrutar de esta somnolencia silenciosa, no podia permitir que Kaoru no descansara como corresponde.
Enderezandose un poco Kenshin separo de su cuerpoa la chica quien desorientada se dio cuenta de su desliz y sonrojándose se puso de pie para abrir el shoji de su habitación y ordenar su futón. Lentamente sintiendo que su cuerpo comenzaba a pesar.
Mientras estiraba las mantas notó que Kenshin aún seguía sentado afuera de su habitación sus ojos entrecerrados por el cansancio, sus labios entreabiertos y sus ojos fijos en sus movimientos. Nuevamente el calor se apoderó de sus mejillas mientras un escalofrío recorría su cuerpo. Eran pocas las ocasiones en que Kenshin la observaba abiertamente, pero la mirada que ahora le estaba dedicando definitivamente era una de las primeras en que Kaoru sin lugar a dudas sabia que el espadachín estaba observándola como mujer y no como la propietaria del dojo que lo alojaba, o como amiga a la que había que proteger, menos como a una niña, sintiendo un inexplicable calor termino de acomodar el futón y sintiéndose un poco más desinhibida por el alcohol y los. Medicamentos se volteo para mirar a Kenshin.
-Kaoru dono- el sonido de su propia voz sorprendió al espadachín que se había quedado hipnotizado viendo como la delicada figura de la kendoka ordenaba el futón mientras sus caderas se mecían de un lado a otro con el movimiento de sus brazos, Kenshin no sabía qué era lo que realmente le quería decir pero si sabía que quería seguir admirándola todo el tiempo que fuera posible. Avergonzado llevó sus manos a su rostro tratando de sacudirse esas ideas. Kaoru notó que el espadachín se veía realmente agotado y en cierto modo confundido. Pese a la mirada que le dedico, la jóven pudo darse cuenta de que el pelirrojo no estaba tan sobrio como quería hacer parecer y la medicina más todo el alcohol de la noche estaban haciendo efectos en el cuerpo del pelirrojo.
Kaoru sabía que ya era hora de que cada uno descansara pero no tenía voluntad de despedirse aún del y por lo que podía percibir al parecer Kenshin tampoco estaba dispuesto a ser el primero en ir a dormir. Una pequeña ráfaga de viento le dió a la chica la excusa perfecta para poder extender su compañía.
-¿no crees que hace frío como para que te quedes ahí afuera?- dijo fingiendo desinterés mientras trezaba su cabello con lentitud- ¿por qué no mejor entras y me haces compañía unos minutos más Kenshin?
Agradecido de la iniciativa de la chica, el espadachín entró a la habitación cerrando el shoji de la habitación y sentándose a un costado del futón de Kaoru vio como la chica se terminaba de trenzar el cabello y se recostaba en el funtón y mientras se cubría con sus mantas.
- Sessha no quería imponerse de esa manera...
- no te preocupes... me gusta tu compañía- le dijo la pelinegra con una sonrisa mirándolo desde su posición – Sabia que haberlo invitado a su habitación no era algo muy moderado de su parte, cualquiera que llegara y se enterara de que estaban en la misma habitación podía asumir cosas que no eran ciertas, pero Kaoru sabia que ella no era la imagen de perfección que se podía tener de una chica, vivía con un hombre mucho mayor que ella y un chico huérfano, no usa maquillaje ni había aprendido ninguna cosa sobre los modales que una mujer femenina debería tener. Sin embargo no podía evitar desear la compañía del espadachín por unos minutos más.
-Kaoru- dono anoche...- Kaoru apretó las cobijas asustada. No había pensado que Kenshin traería a colación lo sucedido la noche anterior, cuando en un gesto de atrevimiento tomo la mando del espadachín para poder dormir tranquila.
-kenshin, yo...
- ¿anoche pudo usted dormir bien sin los medicamentos?...
-eh? -no era la pregunta que ella esperaba, aliviada Kaoru dejó ir la tensión en sus hombros - sí pero solo hasta que note que te habías ido...- respondió sonrojándose, Kaoru sabia que la única razón por la que pudo dormir por primera vez desde que regresó de la isla sin los medicamentos que Megumi le administraba, fue porque durmió tomada de la mano del pelirrojo.
-perdón por haberla asustado...Sessha no quiere volver a preocuparla nunca más - murmuró el pelirrojo adormecido, Kaoru le miró con ternura.
-Kenshin, ¿puedo pedirte un favor?- totalmente adormecida por la medicina Kaoru extendió su mano esperando que Kenshin aceptara su petición.
- por su puesto Kaoru-dono
-¿puedo tomar tu mano hasta quedarme dormida?
Kenshin sintió nuevamente un aleteo en su pecho a la vez que sus mejillas se teñían de rojo, estaba realmente agotado y nada le parecía más atractivo en este momento que aceptar la mano que se extendía delante de él. Todo este tiempo no había podido dejar de preocuparse por la mujer que lo miraba con ternura desde su futón, después de todo el tiempo en que creyó haberla perdido, poder disfrutar de su presencia era un milagro, sin pensarlo se acercó a ella y tomo su mano entre sus propias manos.
-hai- respondió en un susurro el ex hitokiri – aun sentado al costado del futón
Kaoru aliviada de no haber sido rechazada, levantó su otra mano y por segunda vez en la noche llevó su mano a la mejilla del espadachín acariciando esta vez su cicatriz.
Kenshin cerró sus ojos y sintiendo el efecto de las drogas que megumi les administró y sin poder percatarse lentamente comenzó a inclinarse en dirección a Kaoru, sumido en un trance donde solo podía sentir la delicada caricia en su mejilla, luego de unos minutos de luchar contra el cansancio, dejó caer su frente sobre el futón de Kaoru mientras la joven continuaba con su tarea. Finalmente sus párpados cedieron y lentamente cayó en un sueño profundo.
