POV AIORIA
Agarro valor y tomo del plato al centro de la mesa una de las tantas «galletas», cubiertas de una «pasta blancuzca» y nada apetitosa.
—Sólo son galletas de semillas de calabaza y sésamo, acompañadas con hummus —comenta Shaka al observar mi desconfianza.
La descripción de los ingredientes no hace que el bocadillo se vea más apetitoso, pero me tranquiliza saber que de tener veneno podría detectarlo con facilidad. Veo como mi compañero rueda los ojos y me pregunto si «¿sabrá lo que pienso?». Para alejar esa tonta idea, y no ser grosero con su hospitalidad, contengo el aliento y doy un pequeño mordisco.
La crocante galleta salada mejora un poco el sabor insípido del garbanzo. Muy a mi pesar debo admitir que no sabe mal, así que tomo un par de galletas extras y me dispongo a seguir a Shaka hasta la cocina.
Usamos una tetera eléctrica para hervir el agua y, mientras esperamos, mi compañero me pasa algunos recipientes, cucharas y un par de trapos para complementar los materiales del experimento. Con todo dispuesto sobre la mesa, tomo mi mochila y saco la cámara digital de Milo para comenzar a hacer el registro fotográfico que ilustrará el reporte.
—¿Te gusta la fotografía? —indaga Shaka al ver como acomodo el objetivo sobre el cuerpo de la cámara.
—No. Me la prestaron como pago por un favor —sonrío y hago una seña de victoria al encender el aparato—. Claro que el dueño me amenazó con matarme lentamente si le pasaba algo a su bebé.
—¿Sí sabes usarla?
—Por supuesto —respondo al presionar el botón que activa la pantalla para ver el enfoque—. Recibí un curso intensivo de cómo usar el modo automático antes de venir, con algunas funciones extra y consejos básicos para hacer buenas tomas.
—No era necesario. El profesor Shion dijo que podíamos hacer el registro con la cámara del celular —me recuerda.
—Lo sé. Estuve en la misma explicación —suspiro para controlar mi fastidio—. Mira, la única cosa en lo que hemos estado de acuerdo en estos dos días: es que ambos tuvimos muy mala suerte de que nuestros nombres salieran juntos en la rifa de los equipos. Pero si ya sobrevivimos a la pelea de los colorantes y la investigación sobre los polímeros para realizar el marco teórico, sin matarnos, creo que un poco de ayuda extra en la presentación del trabajo no nos caerá mal.
Veo cómo considera mis palabras un momento—. Bien. Sólo… explícame cómo usarla, porque ambos debemos salir en las fotos.
—Tenlo por hecho.
Después de retratar los materiales, repartimos mediante un sorteo de papelitos que pasos hará cada quien para preparar el dichos «slime». Shaka se encarga de mezclar el bórax en el agua, mientras yo diluyo el pegamento en agua y añado los diferentes colorantes.
Mi compañero niega con la cabeza al ver los colores que elegí sólo para molestarlo, bautizados como: «rosa Barbie fosforescente» y «verde lastímame la mirada», y comienzo a pintar los recipientes con pegamento; pero no hace comentarios. Su resignación llegó cuando perdió el «piedra papel o tijeras» y tuvo que acatar mi decisión.
Juntamos ambas mezclas y cada uno se encarga de amasar un color diferente hasta obtener la textura deseada. Al terminar, recogemos y lavamos todos los utensilios y nos dirigimos a su habitación a descargar las fotografías en su computadora, para concluir con la parte escrita del proyecto.
—Quedaron muy bien —su comentario me distrae de mi exploración visual por su cuarto—. Las fotos —concluye al ver que no estaba prestando atención.
—¡Ah! Sí. Mi amigo no me perdonaría que hiciera mal uso de su bebé.
—No, me refiero a que tú tienes un buen ojo. Tus fotos quedaron mejor que las mías.
—Eso es un cumplido —no puedo evitar reír, creo que por primera vez.
—Tal vez. Sólo quiero decir que sí fue una buena idea usar esa cámara.
—Sí, mi amigo me tiene mareado con que la resolución en las cámaras de los celulares es muy mala y no puedes hacer los difuminados de fondo, o como sea que se llame esa cosa.
Lo escucho reírse—. Perdón pero es la primera vez en todo este fin de semana que hablamos de forma civilizada.
—De hecho. Es la primera vez que nos avientan a la arena para matarnos mutuamente en los tres años que llevamos compartiendo clases —añado.
—Yo no quiero matarte. Sólo correspondo tu hostilidad.
—No tengo… No lo soy. Todos te tratarían mejor si no fueras tan nerd.
—Que me interesen mis estudios, o que tenga gustos diferentes a la mayoría no es excusa para hablar mal de alguien a sus espaldas. Escucho todo lo que dicen: que soy un pesado, un raro. Un «nerd». Y por ende los ignoro.
Sus palabras me causan remordimiento. Hablar mal de él de frente no me hace mejor que los que lo hacían a sus espaldas—. Lo siento.
—No te disculpes si no lo sientes.
—Jamás hago cosas que no crea o sienta. Además, yo tampoco quiero matarte; tal vez, sólo golpearte cuando me tratas como si fuera un idiota.
—No eres idiota. Sólo un flojo y superficial, es lo que he visto en estos años. Pero cuando te lo propones tienes buenas ideas, cómo escoger hacer el experimento de slime sobre las gomitas y el jabón, o lo de la cámara.
—Sé que no comes dulces, y calentar manteca tampoco es una buena idea para un vegetariano.
—Gracias. Por considerarme. Parece que cuando queremos podemos llevarnos bien.
—Sí —le dedico una sonrisa la cual me devuelve y se me olvida que iba a reclamarle por decirme superficial.
Nos toma un par de horas más terminar todo el trabajo. Al llegar a mi casa, subo a mi habitación para hacer una copia de seguridad de las fotos antes de borrarlas de la cámara. Repaso las imágenes, hasta que mi atención se detiene en una foto donde se muestra el semblante concentrado de Shaka; mientras amasaba la mezcla «rosa Barbie fosforescente». No sé qué me motiva, pero enciendo el bluetooth y la envió a mi celular; donde paso el resto de ese domingo observándolo.
FIN
Nota del autor: Hola. Este pequeño fic va dedicado especialmente a Arodnas, por todos los traumas que le he provocado con mis historias y porque me motiva mucho a seguir escribiendo. Realmente muchas gracias, además el experimento del slime fue su idea.
Como curiosidad, no me gustan los garbanzos y con lo carnívoro que es Aioria creo que compartimos el mismo rechazo hacia ellos.
Gracias por leer.
