Esta será una especie de historia que son protagonizadas por otros personajes secundario posiblemente terciarios y extras que aparecen en La vida es una Locura, ó bien son personajes nuevos hacen su debut en este espacio antes de ser visto en la primera historia.
Espero que les guste.
La vida es una locura - Historias paralelas
Erica y Virgil - Parte 1
En la carretera entre una ciudad y otra que está junto al océano, había una agradable posada de tres pisos con diecisiete habitaciones para huéspedes llamada 'Hospitalidad Botticelli', cuya dueña era una Lopunny adulta llamada Erica Robert de Botticelli.
Esta Pokémon era trabajadora y dedicada a su negocio. Tenía siempre una sonrisa y buen ánimo con los clientes, siendo amable aunque era demasiado amable y quería mantener esa imagen, si no recibían una fuerte patada e incluso si se metían con sus empleados.
Y claro, que ella era una Pokémon muy hermosa, de estatura promedio con cuerpo entre esbelto y grueso, con cabello color crema largo y algo liso, siempre usaba un vestido color celeste y un delantal con encaje para atender a sus clientes.
Se podría decir que era alguien muy deseada, solo había un problema. Era viuda y tenía un hijo. Su esposo era un Machoke cuyo nombre era Edgar Botticelli, quien falleció por causas naturales cuando Timothy, su hijo, sólo tenía dieciséis años.
Antes de morir, Edgar decidió cerrar el negocio por unas semanas para pasar sus últimos momentos con su familia. Cuando tuvo su última intimidad con Erica, le pidió que una vez que no esté busque un nuevo amor y sea feliz el resto de su vida, pero ella dijo que no sería capaz de amar a alguien como lo amaba a él, sin embargo el Machoke sabía que la Lopunny podría encontrar la felicidad con alguien más, puesto que siempre le decía que cualquiera sería afortunado de tenerla.
Tras la muerte de su esposo, Erica se enfocó en seguir criando a su hijo y cuidar del negocio, para así rechazar a cualquier pretendiente posible y seguir siéndole fiel a Edgar.
Ella pensaba que esto podía funcionar por mucho tiempo, pero cuando su Timothy se graduó de la secundaria, pudo mudarse a la universidad en la ciudad costera por dos años antes de trasladarse a la universidad de la ciudad vecina y conseguir una casa propia.
Con un hijo independiente y un fallecido esposo, solo le quedaba la posada. En varias ocasiones pensaba en volver a salir pero no se animaba, por lo muy sola que se siente y con su vida algo monótona no creía que pudiera volver a ser feliz.
O eso pensaba hasta una noche lluviosa. Sus empleados así como los clientes estaban dormidos y ella se quedó limpiando el mostrador mientras contemplaba las gotas caer.
Soltando un suspiro, recuerda con nostalgia cómo se acurrucaba con Edgar antes de dormir. Eran lindos recuerdos.
Pero volvió a la realidad al notar que un un camión de carga se estaciono en el estacionamiento. Bien no esperaba clientes a esta hora, pero no iba a rechazarlo por lo que fue a la puerta para abrirle pero el conductor no bajaba del vehículo.
Esto le parecía un poco extraño, por lo que tomando su paraguas sale a ver lo que pasaba.
Logró subirse al camión y tocando la ventana del conductor, escucha cómo alguien baja la ventana, no podía verlo bien por la poca luz.
-¿Sí? -Su voz era masculina. -¿Qué quieres?
-¿No quiere pasar la noche dentro de mi posada? -Preguntó Erica.
-Gracias, pero estoy. -Respondió.
-Confíen en mí estará mejor dentro de mi posada.
El conductor al escucharla ve el interior de su camión que estaba bastante sucio con bolsas de comida chatarra y comida rápida, sin mencionar la ropa sucia que tenía y el olor no era muy fuerte pero tampoco era agradable.
-Eso estaría bien pero no tengo dinero suficiente para pagarle.
-No es necesario. -Dijo la Lopunny sonriendo. -Puede pagarme después.
-Si tú lo dices. -Dijo mientras tomaba una gabardina el conductor.
Erica se bajó del vehículo para que el conductor abriera la puerta y se bajará. Luego de ello, ambos fueron de regreso a la posada, Erica guardó su paraguas y el conductor se quitó su impermeable y la gorra que traía, revelando que era un Lopunny macho adulto como de su misma edad, tenía un pelaje marrón más oscuro, cejas menos gruesas y ojeras, era de la misma altura que su hijo Timothy, una barba larga y descuidada, era de contextura más grueso de lo normal y estaba algo gordo, vestía una camiseta con cuello, jeans azules y un cinturon negro.
La Lopunny hembra se sorprende al ver un macho de su especie con cualidades masculinas como esas. Cabe decir que todos los machos de su especie por lo general se ven muy femeninos en apariencia física, y muy pocas veces hay machos con rasgos más masculinos.
Por otro lado el Lopunny macho adulto la estaba observando, hacía un buen rato que no veía a alguien y menos a una hembra de su especie tan hermosa.
Los dos se dieron cuenta que se estaban mirando y desviaron la mirada, hasta que La Señora Botticelli hablo.
-Mis modales. -Dijo Erica. -Soy Erica Botticelli y esta es mi posada.
-Pues mucho gusto, soy Virgilio Gonzales. -Se presentó el Lopunny macho adulto. -Pero todos me dicen Virgil.
-Bueno, Virgil. ¿Te gustaría algo de comer? -Preguntó con una sonrisa.
-Eso sería estupendo. -Dijo sonriendo.
Virgil tomó asiento en la mesa que estaba más cerca a la cocina mientras Erica se iba a preparar la comida.
No pasó mucho tiempo hasta que Erica regresó con un plato de comida, que consta de unos sandwiches vegetarianos, arroz frito y con curri, y un vaso de jugo de frutas. Virgil le da una probada a los sándwiches, quedó encantado con el sabor y pasó a probar el resto de la comida con gran ánimo.
La Señora Botticelli se reía un poco al ver como comía el Señor Gonzales y este lo nota.
-¿Qué es tan gracioso? -Preguntó el tipo normal.
-Es que estas comiendo como niño. -Dijo un poco burlona.
-Bueno, estarías igual si solo comieras comida rápida y chatarra cada día. -Respondió antes de morder otro sandwich.
-Eso no es sano. ¿Por qué lo haces?
-Trabajo como transportistas, debo viajar en camión de un lado a otro. -Explico. -No tengo mucho tiempo ya que me siguen dando encargo tras otro.
-¿Y cómo le haces para descansar?
-Vivo en mi camión, eso me ahorra tiempo para no tener que descansar en moteles y así estar listo para continuar.
-Eso no puede ser muy bueno para tu salud. -Dijo algo preocupada. -Tu esposa debe estar preocupada por ti.
Al escuchar eso Virgil casi se ahogó mientras tragaba su comida y Erica le da unas palmadas en la espalda, lo que le ayuda a recuperarse y este suspira aliviado.
-Prefiero no hablar de ella. -Dijo el Lopunny macho con un tono de impotencia.
-De acuerdo. -Dijo la Lopunny hembra. -Cuando termines de comer te mostraré la habitación en la que dormirás.
Virgil asintió y tras terminar de comer acompañó a Erica subiendo al segundo piso por la escalera que había al fondo del comedor. Llegaron a la habitación vacante, al entrar el lugar solo era un cuarto con una cama grande, un velador con lámpara, un mueble con un televisor mediano y un armario.
-El baño más cercano está a dos puertas a mano derecha, intente evitar la fila lo antes posible en la mañana o se perderá el agua caliente. -Informó la Señora Botticelli.
-Muchas gracias. -Dijo el señor Gonzales y se dio cuenta de algo. -Por cierto. ¿Qué hay de la puerta a la izquierda?
-Nada importante. -Dijo la Lopunny hembra. -Por cierto. ¿Trae ropa para cambiarse? ¿O va a dormir con lo que trae puesto?
-Ahora que lo menciona, olvide traer ropa extra. -Dijo el Lopunny macho. -Será mejor que valla.
-No es necesario. -Erica lo detuvo y lo sentó en la cama. -Solo siéntese en la cama y relájese, vere que puedo traerle.
Ella sale del cuarto y va al cuarto de la puerta izquierda, que resulta ser su propio cuarto el cual compartía con su difunto esposo, tenía buenos muebles y un baño privado. Se dirigió al armario donde saco una gran caja con cosas perdidas, que estaba llena de ropa que dejaron huéspedes hace años y que nadie volvió para reclamar.
Sacando una bata verde, un short grande naranja con palmeras y una camiseta blanca grande, se las llevó al cuarto donde estaba su nuevo huésped, quien estaba viendo un poco la tele para entretenerse.
-Ya volví. -Dijo Erica entrando. -Encontré esto. -Le deja la ropa a su lado.
-Muchas gracias. -Dijo Virgil viendo la ropa. -¿Esta es ropa perdida? ¿No?
-No. -Ella miente. -¿Por qué lo preguntas?
-Es que la camiseta dice Bob en la etiqueta, el short dice Danny y la bata dice Tren. -Dijo. -Señaló y se le vino algo en la cabeza que lo asustó. -¡Oh no! ¡Estos eran otros camioneros que se detuvieron en tu posada, los sedujiste y los mataste para hacer platillos con ellos! ¡Y yo soy el siguiente!
-¡¿Qué?! -Erica no se lo creía. -¡Yo no hago eso! ¡Estoy casada y tengo un hijo! Bueno enrealidad soy viuda pero-
-¡La viuda negra! -Virgil intenta escapar pero se tropieza y cae.
-¡Oh cielos! ¡¿Estás bien?! -La Lopunny hembra se le acerca para ver cómo estaba y ve lo cansados que estaban sus ojos, parecía que el Lopunny macho no durmió en días. -Por Arceus. Estas tan cansado que estas delirando.
-¡No es cierto y no te me acerques! -Intento alejarse pero no pudo.
-Ven te ayudare a levantarte para que puedas estar en la cama. -Lo ayuda a ponerse de pie. -Y la ropa que te traje sí son cosas perdidas de anteriores huéspedes.
-¿Lo dices enserio? -Preguntó Virgil algo más calmado.
-Sí, no quería decírtelo por qué me avergonzaba. -Admitió Erica desviando un poco la mirada.
El Lopunny macho se ríe un poco, cosa que molesta un poco a la Lopunny hembra. Al llegar a la cama hace que se siente y luego se va del cuarto a descansar al suyo, Erica solo esperaba que a la mañana siguiente Virgil estuviera descansado luego de una noche de sueño.
Tras tomarse una ducha y vestirse con un camisón con mangas color salmón, se metió a su cama y se fue a dormir.
A la mañana siguiente, la Lopunny adulta se despierta como de costumbre temprano para empezar el día.
Primeramente hace estiramientos y ejercicios ligeros para sentirse activa y con energía, se da una ducha y se viste con su ropa habitual para el trabajo. Solo que ahora debía ver como estaba Virgil.
Al entrar al cuarto de al lado ve que el Lopunny macho estaba durmiendo como tronco y roncando un poco, pareciera que no había dormido así en mucho tiempo.
Viendo que este dejó su vieja ropa en el suelo procedió a levantarla, doblando las rodillas y siempre observando a Virgil. Había recibido quejas por parte de sus empleadas de que algunos huéspedes dejan tirada su ropa y ellas lo recogían mientras estos fingían estar dormidos para ver su ropa interior cuando se inclinaban.
Cuando terminó de recogerlas la puso en el canasto y viendo que su huésped seguía dormido. Se veía tan pacifico y feliz que no quería despertarlo pero no podía dejarlo así o se perdería todo el día.
-Es hora de levantarse Virgil. -Le habló con voz suave mientras lo movía un poco.
-Cinco minutos más Margaret… -Dijo este entre sueños.
-Yo no soy Margaret, si es así como se llama tu esposa. -Respondió.
-¿Eh…? ¿Qué? -El Lopunny macho comenzó a abrir los ojos hasta estar completamente despierto. -¿Dónde estoy? ¿Esta no es mi casa?
-No, es mi posada. -Dijo la Lopunny hembra. -Te traje aquí anoche. ¿Recuerdas?
Virgil empezó a hacer memoria de lo último que había vivido y se sorprendió.
-Vaya. Creí que todo fue un sueño. -Dijo.
-¿Por qué? -Preguntó Erica.
-Bueno, no pensé que una Pokémon tan hermosa fuera a acoger a alguien tan sucio como yo. -Respondió Virgil.
Su respuesta la hizo soltar unas risas que no espero.
-Lo siento. -Dice entre risas. -Me tomaste desprevenida. -Se calma un poco. -Yo no creo que seas sucio, sino alguien descuidado que está pasando por momentos difíciles.
La respuesta de le dio lo dejó perplejo, muchos otros al verlo no le dirían eso y hasta se alejarían de él, pero le agradaba oír eso de ella.
-Pues muchas gracias por todo. -Agradeció Virgil sonriendo. -Ojala pudiera hacer algo para agradecerte por lo que hiciste y pagarte por la estadía.
-Mm… -Ella lo piensa un poco. -Bueno. Dentro de poco iré al mercado más cercano a hacer las compras y me gustaría que me acompañaras.
-Con mucho gusto. -Salió de la cama y traía la ropa que ella le entregó.
-Por lo visto no necesitas que te ayude a vestirte. -Dijo Erica en burla.
-Ja ja. Muy graciosa. -Dijo Virgil con sarcasmo. -Será mejor que vaya a bañarme.
El se estaba por ir cuando la Lopunny hembra lo detiene.
-Un momento. -Dijo. -El baño a esta hora podría ya estar ocupado y habrá una fila.
-¿En serio? -Pregunto.
Erica asiente y le muestra a Virgil como algunos huéspedes ya estaban esperando su turno para usarlo y por el lado contrario del pasillo también había fila. La espera podría ser larga.
Por lo que decidió llevarlo a su baño privado en su cuarto. El Señor Gonzales se sorprendió al ver el cuarto de la Señora Botticelli y ver que tenía muchas cosas incluso las de su difunto esposo, pero decidió ir al baño para asearse.
Tras quince minutos salió sintiéndose más limpio y fresco que antes. Lo que le sorprendió a Erica era ver qué marrón oscuro del pelaje de Virgil era natural.
-Preparare mi camión para irnos al mercado. -Dijo el Lopunny macho. -Te espero afuera.
-Muy bien. -Dijo la Lopunny hembra.
El se fue de la habitación, tras diez minutos de espera Erica bajo con sus bolsas y fue para el camión de Virgil, quien limpió el vehículo por dentro lo mejor que pudo y se puso su ropa limpia, una camisa roja, gorra y pantalones azules.
La ayuda a subirse al camión para sentarse como copiloto y él va en el asiento del conductor. Pronto parten para el mercado pero ella ve que van en otra dirección.
-¿Qué haces? El mercado está para el otro lado. -Señaló Erica.
-Sí pero está a treinta minutos de camino. -Dijo Virgil. -Hay otro que está a diecinueve minutos en esta dirección.
-¿Estás seguro? -Se mostró dudosa.
-Solo confía en mí. -Le dijo sonriendo seguro.
Ella al verlo sonríe se quedó un poco más calmada y decide confiar en él, para su sorpresa llegaron a dicho mercado con dos minutos de sobra.
El lugar está más ordenado y era más amplio, lo bueno es que vendía todos sus productos a mejor precio de lo que normalmente compraba.
En la sección de vegetales está comprando unos tomates y se acerca al vendedor que es un Meowth de tipo siniestro.
-Disculpe. ¿A cuánto están los tomates? -Preguntó Erica.
-A siete el kilo. -Respondió este y luego sonrió. -Pero sabe usted parece que busca cosas buenas.
-Pues sí eso es verdad.
-Le diré una cosa puede llevarse un kilo de tomates por mitad de precio y comprando esta caja de dos kilos de cebollas, solo por veinte. -Le muestra el producto.
-Eso suena bien, pero-
-Sí es verdad. -La interrumpe. -El tomate y las cebollas no pueden hacer una ensalada, sin salsa de soya y causalmente vendo a quince.
-Pero ya…
-¿No es suficiente? -La interrumpe con esa pregunta. -No se preocupe, también le ofrezco tres lechugas, cinco paquetes de perejil, dos cajas medianas de pimientos y remolachas, más un saco de papas. -Ofreció. -Comprando todo esto más las cebollas y la salsa podrá llevarse dos kilos de tomate completamente gratis.
Erica quedó abrumada por tal oferta y aunque solo pregunto por el precio de los tomates, está apunto de aceptar pero Virgil se interpuso.
-Oye amigo. -Dijo el Lopunny macho. -Esa oferta es buena pero hay una pequeña observación que no pude evitar ver.
-¿Y eso sería? -Preguntó el Meowth arqueando una ceja.
-Que la señora de aquí es la dueña de una posada que acoge viajeros y siempre se asegura de conseguir los ingredientes más frescos del mercado. -Respondió.
-¿Eso es verdad? -Le preguntó a Erica y esta asiente.
-Y es la primera vez que viene aquí, por ende sería bueno que antes de hacerle una oferta tan buena como esa, primero le demuestres que vendes vegetales de buena calidad. -Comentó. -No vaya a ser que le des una mala que pueda arruinar la comida que ella hace para sus huéspedes, lo que haría que su posada quede mal y ya no solo no vuelva a comprar verduras en tu puesto, sino que también le de una mala crítica que haga que potenciales clientes se alejen y para alguien nuevo en este negocio eso sería un desastre. ¿Verdad?
El vendedor quedó mudo ante todo ello y tras un momento de pensarlo, decidió preguntarle a Erica lo siguiente.
-¿Qué necesita?
Unos minutos después Virgil estaba cargando las bolsas con todas las verduras que Erica quería comprar y a buen precio.
Poco después de terminar con las compras, regresaron al camión para irse a la posada.
-No puedo creer que pude ahorrar algo plata con las compras. -Erica subía las compras. -Y claro que gracias a ti evite comprar cosas que no necesitaba. -Le agradece al Lopunny macho con una sonrisa.
-No hay de que. -Dijo Virgil mientras la ayuda a subir las compras. -Esos vendedores jóvenes son muy atrevidos al querer hacer ofertas así de grandes. -Ayuda a subir al camión y luego sube para conducir.
Mientras iban de vuelta a la posada, La Lopunny adulta le preguntó lo siguiente al macho de su especie.
-Virgil ¿Cómo sabías que esos vendedores querían hacerme comprar cosas que no quería?
-Simple ellos van por alguien que no haya estado antes y lo abruman con esas ofertas para que compren sin pensarlo. -Explico. -Es algo que hacen los vendedores que se aprovechan de los posibles compradores.
-Ya veo. -Dijo. -¿Te habían hecho ese tipo de ofertas antes?
-Sí, pero siempre consigo darle la vuelta a la mesa para sacar las cosas a buen precio y sin gastar mucho. -Dijo confiado. -Incluso podía conseguir a mis amigos un auto a buen precio.
-¿Qué eras? ¿Abogado? -Preguntó en broma Erica.
-No. Antes trabajaba en una concesionaria como vendedor de autos. -Respondió Virgil.
-¿En serio? No te creo.
-Claro que sí. -Saca su villeta. -Ten. Echa un vistazo.
Erica abre la billetera y ve fotos de hace como diez años atrás de Virgil, viéndose más joven, delgado y lleno de energía, vestido con un traje elegante en una concesionaria que vendía autos de muy buenas marcas.
La Lopunny adulta hizo comparación entre el adulto y joven de las fotos, tratando de entender cómo fue que un exitoso y guapo vendedor de autos se convirtió en un descuidado y gordo camionero.
-Mmm… Veo cierto parecido pero este de aquí se ve más como tu hijo o hermano menor. -Comentó Erica.
-Tengo hermanos pero no nos parece y nunca he tenido hijos. -Dijo Virgil. -Ese soy yo cuando tenía treinta.
-¿Y cuantos tienes ahora?
-Cuarenta.
-Eso no es justo, tienes un año menos que yo. -Comentó la Señora Botticelli.
-Espera. ¿Acaso tienes cuarenta y uno? -Preguntó el Señor Gonzales sonriendo un poco.
-A una dama no se le pregunta su edad. -Se cruza de brazos. -Y sigo siendo joven.
-Pruébalo. -Se estaciona a un lado del camino. -Viste mis fotos, ahora me toca ver las tuyas.
-De acuerdo. -Ella busca en su bolso, saca su billetera y se la entrega. -Ten.
Virgil ve las fotos de Erica, viendo que esta era más delgada antes e iba acompañada de un Machoke, que era su esposo Edgar, y un Lopunny de apariencia masculina, que era su hijo Timothy.
El Lopunny macho hace una comparativa entre la adulta y la joven de las fotos, ciertamente ya no era tan delgada como antes pero seguía siendo hermosa.
-Bueno, te cuidas bastante bien y te vez hermosa. -Virgil le devuelve sus pertenencia.
-Gracias. -Erica le regresa su billetera. -Por cierto, vi que una foto estaba rota en la cara de alguien contigo. ¿Quién era?
-Mmmm… -Se vio algo apagado. -Era mi ex esposa.
Erica se sorprende de la revelación, Virgil no hablaba de su esposa por que ahora era su ex y por lo visto esa Pokémon sería la causa de su situación actual.
-Bueno... -Busca como cambiar el tema o redireccionarlo. -Ya viste mis fotos en las que estoy con mi esposo e hijo.
-¿El Lopunny masculino y el Machoke? -Pregunto.
-Sí, ellos son. -Dijo con una sonrisa. -El Machoke era mi fallecido esposo Edgar, y el joven Lopunny es mi hijo Timothy.
-Debo decir que tienes un hijo que es único entre miles. -Comentó.
-Lo sé, las chicas iban tras de él todo el tiempo y algunas ya me decían suegra.
Esto hace que ambos se rían, Erica pudo ver la misma sonrisa feliz y con energía que Virgil tenía en el rostro, igual al de su joven yo en las fotos y le pareció muy lindo.
-Ya me lo imagino. -Comentó el Lopunny macho entre risas. -También me perseguían algunas chicas.
-¿De verdad? -Pregunto curiosa.
-Pues sí y eso duró hasta mi trabajo en la concesionaria. -Suspira con nostalgia. -Hubo algunas que querían invitarme a salir, usaban la excusa de que querían comprar un auto y dar una vuelta de prueba para ello.
-¿En serio?
-Sí. -Dijo. -Pero yo les dije 'Si quieres el auto solo compralo, pero si quieres que salgamos ve a mi oficina y cerramos el trato'.
Los dos vuelven a reír nuevamente, lo curioso aquí es que Erica se sentía feliz de estar pasando este momento con Virgil, algo que no le molestaba para nada.
Tras reír el Lopunny macho ve a la hembra fijamente y esta lo nota.
-¿Qué tanto me ves? -Preguntó Erica sonriendo.
-Ya que lo preguntas, pues solo contemplaba lo hermosa que eres. -Admitió Virgil avergonzado.
-Sí.
-Lo divertida que eres.
-Lo soy. -Se mostró halagada.
-Y lo buena que eres cocinando.
-Por supuesto que sí. -Se siente orgullosa.
-Debes tener tantas buenas cualidades, tu esposo debió ser muy afortunado en tenerte.
Esta última frase la agarró con la guardia baja. Debido a que Edgar solía decirle cuán afortunado era de tenerla como esposa, de las últimas palabras que le dio antes de dejar este mundo.
Virgil al notar que Erica estaba muy callada y le preocupo que lo que dijo la molestara, pero para su sorpresa ella le toma sus manos y lo ve sonriendo.
-Gracias por tan lindas palabras. -Se le formaron unas lágrimas. -Pero yo era la afortunada de que alguien como Edgar eligiera amarme tanto como para casarse conmigo y tener un hijo.
-N-No… no hay de que. -Se puso algo nervioso. -Bueno. Ya debemos volver.
Puso de nuevo el camión en marcha y se dirigió de vuelta a la posada, aunque Virgil se sentía nervioso pensando que había tocado un nervio sensible en Erica pero está veía el panorama y cuando lo veía le daba una sonrisa.
Al poco tiempo llegaron a la posada, el Lopunny macho se apresuró a bajar las compras y entregarlas a los empleados que los vieron llegar, la Lopunny hebra trato de bajarse pero se tropieza y cae del camión, por suerte es atrapada por el macho adulto.
-¿Te encuentras bien? -Preguntó Virgil mientras la abrazaba.
-Lo-Lo estoy. -Erica no se esperaba esto y en vez de apartarse se abrazó a él. -Estoy bien.
-Qué alivio.
Están así unos cinco segundo cuando de repente sonó la radio de la camioneta.
-Buenas. ¿Alguien que esté dispuesto a llevar un cargamento de Ciudad Portuaria a la Ciudad Bosque Pino? -Se comunicó alguien por la radio.
-La Ciudad Puerto está cerca de la Ciudad Costera. -Dijo Virgil.
-Pero Ciudad Bosque Pino está muy lejos. -Agrego Erica y rompe el abrazo.
-Lo sé, pero alguien tiene que hacer ese trabajo.
-Antes de que te vayas, déjame prepararte algo de comida para el viaje. -Va a la posada. -No tardó.
Virgil se subió a su camión y estaba listo para irse, solo esperaba a que Erica volviera con la comida que le iba dar para el viaje, lo que no esperaba era que viniera con nueve cajas medianas.
-Aquí tienes y no te vayas a comer toda la comida te tienen que durar todo el viaje. -Dijo la Lopunny adulta.
-Okey. Lo tengo anotado en la mente. -Respondió el Lopunny adulto.
-¿Volverás por aquí cuando termines? -Pregunto.
-Tengo qué o pondrás mi ropa qué cosas perdidas. -Dijo en broma y esta se rie.
-Entonces ¿Es un hasta luego? -Preguntó Erica sonriendo.
-Da lo por hecho. -Respondió Virgil sonriendo.
Ambos se iban a abrazar pero se detuvieron y decidieron darse la mano para despedirse.
Erica se bajó del camión y Virgil empezó a conducir, ve por el espejo lateral izquierdo como ella agitaba su brazo en señal de despedida y él sacó su brazo haciendo lo mismo, el Lopunny adulto decide conducir rápido para hacer el trabajo mientras la hembra regresa a su posada para trabajar, esperando a verlo pronto nuevamente.
Hasta aquí llegamos por ahora. Esta saga durará cuatro partes hasta que se conecte con la historia principal y de hay vamos por otra historia con otros personajes, así va la cosa.
Espero que les haya gustado.
Chau.
