*Todos los personajes de Ranma 1/2 son propiedad de Rumiko Takahashi, esta historia fue escrita con fines de entretenimiento***
~ º º ~
"Si esta es mi última noche contigo,
abrázame como si fuera más que una amiga.
Dame un recuerdo que pueda usar,
tómame de la mano
mientras hacemos lo que hacen los amantes"
All I ask… Adele
~ º º ~
La brisa nocturna se cuela por mi ventana impregnando el ambiente con su fragancia a hierba fresca. Mi familia duerme como si no existiera nada de qué preocuparse, es una cualidad que odio y admiro de ellos; a veces quisiera ser menos aprensiva y dejarme llevar más por la vida pero no puedo. Me siento sobre mi cama y miro a la luna brillar en lo alto, su resplandor es más fuerte de lo habitual, es como si intentara consolarme después de los últimos sucesos que ocurrieron en mi vida. De pronto él aparece surcando el techo de la casa, debería cerrar la ventana o enviarlo de un golpe a unas cuantas calles a la redonda, pero no me siento de humor, simplemente dejo que entre y se siente a mi lado en silencio.
—Akane, en verdad lo lamento —Ranma se disculpa conmigo, avergonzado.
—No tienes de qué disculparte, después de todo tampoco es tu culpa —le digo con amargura.
—Voy a ir a Gokayama a decirle a esa anciana que no pienso casarme con su hija —declaró con vehemencia.
—Ranma —lo tomé de las manos y continué —. No es algo que tú puedas decidir, es una deuda de honor que adquirió tu familia. Ustedes le deben la vida de tu madre a esa anciana.
— ¡Pero no es justo! —Ranma se pone de pie de golpe y comienza a caminar, furioso—. ¿Por qué mi padre me hizo esto?
—Quizá no tenía opción —le respondí con desgana.
El silencio se interpuso entre nosotros. La noticia de que Ranma debía casarse con otra chica me escocía el corazón. Nunca lo vimos venir. Shampoo, Ukyo y Kodachi no sabían aún sobre este compromiso y por lo visto no lo tomarían de manera civilizada por lo que el tío Genma nos pidió que mantuviéramos en secreto la noticia al menos por un tiempo para que se llevara a cabo la boda sin inconvenientes.
— ¿Al menos tu padre te dio una explicación del porqué lo hizo? —pregunté. Necesitaba esa respuesta para escribir las últimas líneas de mi historia con Ranma.
—Dice que mi madre tuvo complicaciones en el parto y la anciana Nori la salvó. Todos pensaron que yo no sobreviviría al menos una noche, mi padre no tenía para pagar sus servicios, así que ella les dijo que si lograba vivir quería que fuera el prometido de su hija y con ello quedaría saldada la deuda. Mi padre dice que yo estaba muy mal y creyó que no pasaría al siguiente día, por eso aceptó.
— ¿Alguna vez has visto a esa chica? —me atreví a preguntar, tenía curiosidad sobre aquella nueva prometida.
—Jamás la he visto, hasta el día de hoy no sabía que tenía otro compromiso —confesó, irritado.
— ¿Puedo preguntarte algo?, pero promete que me responderás con la verdad —le inquirí.
—Dime.
—Si no hubiera sucedido nada de lo que ocurrió hoy, ¿a quién de nosotras hubieras elegido para convertirla en tu esposa?
Me puse de pie y caminé hacia la ventana. No quería que él me viera llorar al escuchar su respuesta, ya me sentía demasiado humillada como para enterarme de otra cruel verdad, pero necesitaba saber, si tenía que olvidar a Ranma no quería que quedaran preguntas en el aire sin responder. De repente sentí como me tomó por los hombros y me hizo volverme hacia él, me miró a los ojos y tomó mis labios en un beso dulce que poco a poco fue volviéndose hambriento.
—Esto responde a tu pregunta —me dijo después de romper nuestro beso.
Rompí a llorar y lo abracé con fuerza. Ranma me estrechó entre sus brazos y lo escuché soltar un leve sollozo. Me sentí desdichada y a la vez molesta con la vida, ya que parece que se empeña en quitarme a las personas que más quiero; primero a mi mamá de quien apenas tengo recuerdos, luego al hombre del cual estoy enamorada y del que siempre desee correspondiera a mis sentimientos, me entero que él siente lo mismo pero al parecer no podremos estar juntos.
—Akane, de verdad lo siento —me dice Ranma con amargura—. Fui un idiota, debí ser honesto contigo desde hace tiempo atrás.
—Eso ya no importa —lo miro a los ojos y esbozo una sonrisa triste.
Comienzo a desabotonar mi pijama, pero él me detiene, sorprendido.
— ¿Qué es lo que estás haciendo, Akane?
—Que no lo ves, si esta es nuestra última noche juntos, dejemos de ser amigos aunque sea por un momento —le dije, suplicante.
—No quiero que hagas algo de lo que después te arrepientas —titubeó, nervioso.
Terminé de abrir el último botón y dejé caer la prenda en el suelo, quedando solo en ropa interior. . En sus ojos pude ver un brillo de deseo y él comenzó a deshacerse de su ropa de dormir.
Nos tumbamos sobre mi cama y él se puso encima de mí. Bajó su cabeza y puso sus labios sobre los míos, su boca tiene un gusto a menta y limón, deseo guardar todos los detalles de esta noche; cada sensación, el aroma de su piel, cada beso y caricia sobre mí, no quiero perderme nada, sin duda recordaré estos momentos por el resto de mi vida.
—Eres tan hermosa —murmura en mi oído antes de bajar su boca por mi cuello hasta llegar a mis pechos.
Siento su boca caliente aterrizar en uno de mis pezones, enviando un hormigueo por todo mi cuerpo. Agarro su cabeza y lo sostengo ahí, esto es el cielo y no quiero que se detenga nunca. Susurro su nombre mientras sus dientes continúan torturándome, se traslada al otro pecho y siento de nuevo una leve descarga eléctrica esta vez entre mis piernas. Me froto contra él y siento su dureza rozar contra mi entrepierna. Me gusta saber que soy capaz de hacer que un hombre se vuelva loco de deseo por mí.
Entonces la mano de Ranma se desliza dentro de mis bragas y contengo el aliento.
—Confía en mí —dice en voz baja.
Cuando su dedo se deslizó entre mis pliegues, no puedo evitar dar un respingo. Él sonríe de forma burlona y continua su camino hasta llegar a mi centro, se percata de mi humedad y comienza a frotarme con los dedos. Siento la adrenalina invadir mis venas, nunca antes alguien me había tocado de forma tan íntima y en lugar de sentirme incómoda, me gusta, lo que me hace sentir un poco avergonzada.
—Te necesito...—le digo entre suspiros.
—Pensé que jamás lo dirías.
Nos deshacemos de las barreras de nuestras ropas, mi pecho late desbocado ante lo que va a suceder. Ranma se hunde en mí de forma lenta, sabe que nunca antes he estado con un chico y no quiere hacerme daño. Nuestras respiraciones se acompasan a un ritmo suave y pesado, me comienzo a acostumbrar a él y a nuestra unión, ya no somos un par de chicos jugando al amor, ahora somos un par de amantes desdichados despidiéndose de lo que no pudo ser. Me siento feliz de entregarme al chico que amo pero al mismo tiempo el dolor de saber que será la única vez que estemos tan íntimamente unidos me quema el corazón.
Ranma aumenta el ritmo de sus embestidas, yo me arqueo un poco para darle mejor acceso a mi cuerpo, me aferro a sus brazos y él hunde su rostro en mi cuello. No hay más sonidos más que el de nuestra piel rozando entre sí, de pronto siento mis piernas temblar, Ranma se da cuenta de ello y da una última estocada antes de que los dos perdamos el control por nuestro orgasmo.
La habitación sigue en penumbras. Nuestras respiraciones aún están agitadas y tenemos el cuerpo perlado en sudor. Miro al techo y lo primero que pienso es en que mi familia no se haya percatado de lo que sucedió en mi alcoba, decido levantarme y vestirme con el pijama, Ranma me sigue y se viste con su atuendo de dormir. Los dos nos miramos y nos sonrojamos, como si nos avergonzara un poco lo que sucedió entre nosotros unos minutos atrás.
—Creo que será mejor que vuelva con mi padre —me dice encogiéndose de hombros.
— ¿Cuando te vas a Gokayama? —pregunto con pesar.
—Mañana por la mañana, mi padre ya tiene los boletos de tren —me responde, decepcionado.
—Fue lindo mientras duró —le digo acariciando su rostro—. Gracias.
—Nunca voy a olvidarte, Akane —Toma mi mano y la pone sobre su pecho—. No dejaré que nadie ocupe tu lugar.
—No te tortures de esa manera, Ranma. Tenemos que ser felices con lo que nos toca —le digo intentando apaciguar un poco su pena—. Siempre te voy a recordar.
—Te amo —me dice sin rodeos.
—Yo igual, tonto —lo abrazo y susurró en su oído—. Quédate esta noche, no quiero dormir sola.
Lo tomo de la mano y los dos caminamos de vuelta a la cama.
Los primeros rayos de sol entran por mi ventana, sacándome de mi sueño. Percibo que mi cama se siente más ligera, me vuelvo hacia mi lado derecho y noto que Ranma ya se ha ido. Me hago un ovillo sobre mis sábanas blancas que aún huelen a él y abrazo la almohada donde mi amor durmió preguntándome si algún día volveré amar tanto como lo amo a él.
7 años después
Hay dos cosas que no logran cambiar con el tiempo: Nerima y el apetito voraz de mi padre.
Camino por sus calles estrechas y mi mente evoca recuerdos de mi adolescencia; la vez que llegué con mi padre a la casa de la familia Tendo, pero sobre todo la primera vez que vi sus hermosos ojos castaños y de los cuales aún sigo prendado. Me dejo llevar por la nostalgia y simplemente camino sin un rumbo fijo.
El tren hizo una escala de cuatro horas por Nerima y decidí estirar las piernas un poco, he caminado por casi dos horas así que decido sentarme en las bancas de un parque. No tengo ganas de regresar a Gokayama, aunque tiene una de las mejores vistas a las montañas en todo Japón y su gente es de lo más amable, el hecho de saber que voy a volver a ese hogar frío y sin amor que hemos construido Midori y yo, acaba con todo mi entusiasmo.
Pague la deuda con la anciana Nori cansándome con su hija, ahora Midori pretende que la ame cuando sabe que el amor no era parte del compromiso que tenía con su madre, ni tampoco tengo la obligación de darle un hijo. He tratado de ser un esposo responsable pero en todos estos años no he podido sentir algo más que afecto y respeto por mi esposa.
Veo a lo lejos un niño golpeando un saco de arena. Me llama la atención porque se nota que el pequeño entrena artes marciales y por la manera que golpea su objetivo práctica artes marciales libres. Lo miró con atención, me impresiona su técnica, es muy buena para un chico de su edad, quizá necesita un entrenamiento más intensivo y con suerte logrará ser un gran artista marcial en el futuro.
Decido acercarme para mirarlo más de cerca y darle un par de consejos, el chico me mira y me quedo paralizado.
Esos ojos.
Son los mismos con los que he soñado los últimos siete años, tal vez mi deseo de volver a ver a Akane me está haciendo ver cosas que no son. Me acerco unos metros más y escucho que el niño llama a su madre. Me escondo detrás de un arbusto y se oyen los pasos de alguien que se acerca.
Una mujer lo llama y reconozco su voz al instante.
Akane…
La miró entre los arbustos. Mi corazón late desbocado, siete años de solo verla en sueños y ahora estaba a unos metros de mí. El tiempo pareció sentarle muy bien; ya que se ve más madura con el cabello largo y sus facciones más endurecidas.
—Hiroshi, ¿qué te he dicho acerca de venir a entrenar solo al parque?
—Lo siento mamá— se disculpó el niño.
—Debes entrenar de acuerdo a tu edad, si te lastimas no podrás practicar artes marciales—lo reprende en tono maternal.
—Yo solo quiero ser como mi papá— dice el niño con tristeza.
—Lo sé —Akane lo abraza —. Y lo serás, pero no ahora.
— ¿Algún día volverá papá?
Akane se quedó en silencio. Tanto el chico como yo esperamos su respuesta. La idea de que un hombre la haya dejado sola con un hijo, me hace hervir la sangre.
—Sabes que él está entrenando muy duro para ser el mejor artista marcial por eso debe viajar mucho y no está con nosotros— le explicó.
—Yo también voy a viajar mucho, pero tú vas a ir conmigo.
Akane abraza a su hijo con ternura y el chico le da un beso en la mejilla.
— ¿Me compras un helado? —preguntó el niño.
—Claro.
— ¿Podemos llevarle uno al abuelo?
—Por supuesto.
Akane y el niño se alejan caminando. Yo me quedo atónito ante la escena que presencié. Mi corazón da vuelco y una pregunta surge en mi cabeza acerca del padre del chico, pero temo que la respuesta sea lo que yo imagino, porque si es así, jamás me perdonaré el no haber luchado por Akane.
