¡Buenas! Acá yo, dejando el Prólogo de una nueva historia que comenzaremos...y que bueno, va a ir dependiendo del apoyo que tenga el ritmo de actualización porque estoy estancada con "Un largo camino a casa"...si, me hundí yo sola con mi propio fanfic.

Un par de aclaraciones antes de empezar:

- Los personajes son de JJK DENTRO del universo de Harry Potter. Si la historia de alguno de los personajes se parece a la de alguno de HP, no significa que vayan a terminar igual, solo tomo similitudes.

- Es Omegaverse, porque mezclarlos solo con el universo de HP no me pareció suficiente (?)

Sin mas que decir, arranquemos ;)


"Debemos esperar...nada es seguro, Yuuji."

"No pienses lo peor...seguro aparecerá como siempre diciendo alguna idiotez, ya lo verás."

¿Esperar?¿No pensar en lo peor?

¿Era en serio?

Mientras caminaba a paso rápido y ansioso por la acera en aquella noche sin estrellas, Itadori Yuuji parpadeó varias veces en forma furiosa, molesta cuando las lágrimas se acumulaban y le nublaban la visión. Un poco más allá, a su izquierda, el sonido de algún animal revolviendo la basura llamó parcialmente la atención de sus oídos, más el dolor de su mente y la incertidumbre de su corazón opacó todo rastro de alarma.

¿Dónde estaba Satoru?

O mejor dicho…¿qué le habían hecho?

El primer pensamiento era tan insoportable que lo apartó de su mente tan rápido como había aparecido. No, no podía ser, la sola idea era ridícula. Satoru era un mago más que capacitado...era el mejor en su generación, Yuuji no tenía dudas y el resto tampoco acerca de sus capacidades.

Entonces, ¿por qué no aparecía? Yuuji quizás había pecado de paranoico en ponerse ansioso apenas unas horas más tarde desde la última conversación que había mantenido con Satoru, en la tarde. Pasadas las diez de la noche y al comprobar que los mensajes no le llegaban y suponiendo que tal vez la energía mágica estaba descomponiendo la señal de su celular, había esperado una hora más sin resultado alguno, llamando finalmente para que nadie respondiera del otro lado de la línea.

Porque el teléfono celular tenía tono. Yuuji sabía perfectamente que cuando las ondas mágicas interferían algún artefacto muggle éste directamente dejaba de funcionar.

Había intentado no pensar en lo peor, pero había sido casi imposible sobre todo luego de las últimas discusiones que había mantenido con el mayor. Ahora, mientras aceleraba el paso en aquella calle fría, solitaria y oscura con la respiración un tanto agitada, Yuuji no podía evitar reprocharse lo que para él habían sido errores completamente evitables.

¿Por qué no había insistido más en que no hiciera ninguna tontería, por qué no lo había retenido en su casa? Satoru tenía la mente tan explosiva como él, las ideas disparándose junto con su temperamento cuando aquel tipo de cuestiones ocurrían…¿por qué había tenido que pasar aquello?

Esa era la pregunta más recurrente. Yuuji no recordaba cuántas veces se la había hecho incluso a sí mismo, pero estaba seguro de que hacía años que se repetía cada vez con mayor frecuencia y angustia.

¿Por qué Suguru…?

Otro ruido proveniente de un callejón lateral volvió a llamar la atención de sus oídos; en esa ocasión, la alarma sí se había disparado en su cerebro cuando no reconoció el sonido como algo propio de un animal callejero. Por un instante, sus pasos se detuvieron al igual que su respiración, el leve vapor que surgía de sus labios entreabiertos disipándose delante suyo mientras sus ojos se abrían un poco más intentando distinguir algo en aquella penumbra cerrada, lo que fuera.

Al cabo de lo que pareció ser una eternidad, la intuición de Yuuji le advirtió antes que su razón de que había cometido un terrible error al confiarse, al no prestar atención cuando el primer sonido se había dejado oír. Su respiración surgió nuevamente en un gemido ahogado mientras uno de sus pies retrocedía. Un paso, dos, tres pasos.

Y antes de que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad y pudiese distinguir del todo la silueta que se asomaba por aquel callejón, sus piernas tomaron el control de su cuerpo, de su mente aterrada.

Mientras corría con la varita fuertemente apretada en un bolsillo, se preguntó por qué lo hacía, por qué huía si era perfectamente capaz de un enfrentamiento incluso cuerpo a cuerpo. Por qué había tomado ese camino tan poco habitual, por qué estaba tan asustado incluso como para desaparecerse en aquel mismo lugar sin dejar rastro a su o sus perseguidores.

Porque no podía.

Si lo hacía...el riesgo de hacerlo era mucho mayor que cualquier beneficio que pudiese obtener en aquella lamentable circunstancia, ahora aún más si…

... ni siquiera sabía si Satoru se encontraba con vida.

Con la respiración agitada más por la ansiedad que por la carrera que estaba corriendo, ni siquiera volteó el rostro cuando giró de lleno en la esquina y desvió su camino. Incluso mientras corría sin ningún obstáculo frente a él, Yuuji cerró los ojos intentando controlar sus nervios cuando las luces de la acera desierta detrás suyo se fueron apagando una a una, casi como si lo que lo estuviese intentando capturar fuese la oscuridad misma.

Cuando la luz delante suyo se apagó y las siguientes siguieron el mismo camino dejando casi en la total penumbra a Yuuji, desaceleró la carrera mientras sacaba la varita, dispuesto a enfrentarse a quien fuese que lo estaba persiguiendo.

¿Lo habían estado siguiendo, o quizás lo habían traicionado?¿Los habían traicionado a ambos, a Satoru y a él y por eso ahora…?

— Yuuji, ¿por qué corres así? Podrías caerte.

El aludido inspiró bruscamente al reconocer aquella voz que hacía tanto tiempo no oía en persona. Detuvo sus pasos cuando supo que, en efecto, la huída era imposible. Un leve temblor en su barbilla se instaló al tiempo que su visión en medio de la penumbra se enturbió otra vez cuando las lágrimas ahora sí desbordaron de sus ojos, corriendo por sus mejillas.

¿Tenía miedo? Por supuesto, estaba aterrado.

Pero no precisamente por él. Yuuji le había perdido el miedo a la muerte poco tiempo después de que aquella guerra estúpida y sanguinaria se hubiese instalado en el mundo mágico.

No, no temía por él.

Inspiró profundamente, parpadeando. Finalmente volteó hacia la oscuridad con la mente en blanco, una mano sosteniendo la varita y la otra sobre su vientre ya levemente abultado.

¿Cómo es que las cosas habían terminado de aquella manera?

No, allí no era.

Desde unos metros de distancia, Yuuji se vio a sí mismo en aquella posición tan desagradable, tan incierta. Sí, aquello sólo era un recuerdo, ya no estaba sucediendo...pero verlo de nuevo salido de su propia mente en el Pensadero...era…

No, tenía que ir un poco más atrás en el tiempo si quería recordar cómo es que aquello había comenzado.

Volteó el rostro incapaz de seguir observando como aquel enfrentamiento había sido, de hecho, inevitable. El recuerdo se desdibujó frente a sus ojos cuando abandonó el pensadero, nubes negras desfigurando su propia imagen y la de la otra persona frente a sus ojos.