¡Saludos a todos!

En esta ocasión me complace presentar el proyecto "Inercia".

Es la materialización de una idea construida conjuntamente con MëRäK, cuyos fabulosos trabajos se pueden leer en Wattpad: MëRäK (arroba_MeRaK_).

Se trata de una historia "viva" en la que ninguna de las dos partes sabe con exactitud hacia dónde puede ir derivando la trama. Los personajes en interacción son Shaka, de la mano de MëRäK, y Saga de la mía propia.

Aclaro que "este" Saga no tiene NADA que ver con Saga Samaras de "Duelo Legal". Es otro hombre, con otra vida y en distintas circunstancias.

Os proponemos daros un paseo por esta nueva idea que aporta aire fresco a nuestros respectivos proyectos individuales, advirtiendo del riesgo que hay que los personajes viajen hacia lo denominado OoC, o como más me gusta definirlo a mí, hacia la visión que se crea de cada uno de los personajes en nuestro universo interior.

La invitación queda tendida, y esperamos de corazón que disfrutéis de esta aventura a cuatro manos.


INERCIA

Desde la ventana del tercer piso del bloque de edificios donde tiene su departamento, a través de un vidrio que está tendiendo a empañarse, se ven pasar dispersas las luces de los autos que circulan por la calle.

Es la misma hora a la que sale siempre, pero la proximidad del invierno retrasa la salida del sol y hace que parezca aún de madrugada.

La temperatura había descendido con el correr de los días, pero el frío no es tan extremo como para recurrir al uso de calzas largas, así que todavía usa las cortas a la rodilla, porque de todas formas sus piernas entrarán en calor rápidamente. Pero sí prefiere ponerse una camiseta técnica, de esas con mangas un poco más largas y un agujero para poder pasar el dedo gordo que quedan como si fueran guantes: ideales para proteger tanto su torso como sus manos del aire frío que de todas formas chocará contra su cuerpo.

Shaka camina en medias por la sala con una tostada en la boca y un batido de frutas en la mano. Toma el celular, los auriculares, la tarjeta del transporte público y la billetera y las llaves de arriba de la mesa y se pasa por la cabeza la vincha de tela que, no solo impedirá que el cabello le moleste en la cara, sino que también cubrirá sus orejas para que no pierdan calor y mete todo repartido en los bolsillos.

Antes de salir se calza las zapatillas de running y sentado en el piso termina de comer su tostada mientras estira las piernas como un pequeño precalentamiento y termina su bebida y sale.

Baja por las escaleras calentando los músculos. Sale del edificio, se ata el pelo, se acomoda la vincha y se lanza a la calle.

El contacto con el asfalto le brinda cierto aire de libertad que la rutina diaria suele quitarle cuando lo encorseta en el papel que debe cumplir dentro de la sociedad. La respiración rítmica y constante que mantiene mientras corre lo relaja. Los auriculares no los usa ahora porque, a pesar de distenderse y relajarse, tiene que seguir atento al tráfico que le viene de frente, aún si todavía no es tanto pero que ya empieza a poblar los alrededores.

La plaza a un kilómetro de su casa es la primera parada. Se detiene a beber de la fuente pública y elige al azar una de las máquinas de ejercicios. Vuelve a hidratarse y retoma su carrera.

Cuando por fin el sol pasa la línea del horizonte y los autos se apoderan de la calle, Shaka llega a su café preferido. Relaja sus músculos unos minutos en la vereda para que el cambio en su andar no sea tan brusco y entra. La campanita sobre la puerta tintinea cuando la abre y el aire caliente, perfumado y fragante, le golpea la cara. Adentro hay gente que, como él en sus días laborales, decide comenzar su día con la energía que una taza de bebida caliente le brinda.

Los empleados lo reconocen y él les devuelve el saludo cuando pasa por delante del mostrador para sentarse en una mesa contra la ventana.

-¿Franco? - le pregunta una de las chicas cuando se acerca con la libretita en la mano lista para tomar su pedido.

-Sí – contesta Shaka pasándose la vincha por la cabeza, dejándola en su cuello y comienza a revolver sus bolsillos.

-¿Y no es demasiado temprano para andar corriendo? - insiste intentando forzar una conversación y parecer simpática.

-Es un buen horario para estar tranquilo – le explica, poniendo énfasis en la última palabra, alzando un poco las cejas como si quisiera dar a entender que el interés que la chica demuestra no es bienvenido – Té Chai Latte y un sandwich con pan de cereales – pide y finalmente se coloca los auriculares mientras elige una pista de su lista de reproducción, ignorando cualquier otro tipo de conversación que la chica quisiera tener.

Viendo la gente a través de la ventana siente que quizás sí, debería haber aprovechado su día de franco para quizás cambiar la rutina: levantarse tarde, mirar esa serie que hace dos meses quiere ver y nunca encuentra el momento justo, salir de compras... pero se había convertido en un aburrido hombre de hábitos y no puede evitarlo.


By MëRäK