I.

De todo un mundo que faltaba por recorrer y descubrir, además de experimentar. Él, a sus 16 años, se encontró a sí mismo enamorado (cautivado) por una chica.

Que si bien podría catalogar de «Ella no es como las otras, es diferente, es única»... Sinceramente, no lo pensaba tan profundamente.

(De lo contrario Gojō y Yuuji lo iban a estar molestando. Y sus horas de sueño eran preciadas, casi sagradas).

II.

Quería tomarlo con calma y a su ritmo, y de alguna manera disfrutar de ello. Porque, ¿Qué sentido tendría comer a prisas tu postre favorito si no lo disfrutas?

III.

Contrario a lo que muchos creerían, Megumi sigue siendo Megumi. El hecho de estar enamorado no quiere decir que esté forzado a cambiar su esencia; que a veces seguirle el paso a Nobara es un poco apabullante, y a veces, debe mirar un poco más para saber qué quiere decir o lo que espera de él, es distinto.

No le molesta. Incluso se atreve a decir que Nobara saca lo mejor (y a veces, lo peor, contadas veces) de él.

VI.

Es un principiante en este nuevo ámbito, sí.

¿Se equivoca? Sí.

Nobara siempre le da un sinfín de emociones, todo el tiempo. (Ese pareciera su trabajo).

¿Es cursi y ella se lo ha dicho? Bastantes veces.

V.

Y sin embargo, no es una chica cualquiera, es Kugisaki Nobara.

De quién él, Megumi Fushiguro, está enamorado.

IV.

(Y ella le sonríe, porque lo sabe).