Disclaimer: No soy dueño de ninguno de los personajes. Sus derechos van a Devsisters. Gracias Devsisters por ROMPERME EL CORAZÓN cuando me enteré que Onion estaba muerta.

Procedamos.

Agradecimientos especiales a Lucky que me inspiró.


—Cielo, ven aquí. Es hora de tu cuento antes de que vayas a la cama.

—¡Pero mamá! Todavía es temprano... no tengo sueño... —Dijo una pequeña galleta salada, se llamaba Onion.

Blackberry sonrió ya que era la misma rutina que con mucho cariño ha estado siguiendo desde hace mucho.

—De acuerdo. Es hora de tu fábula nocturna, para que reflexiones y así puedas ir al mundo de los sueños en paz —La señorita de refinada ropa y elegante aura comentó luego de ir a un librero, perfectamente limpio, y tomar un libro en especial.

Y es que ella lo abrió en el inicio del mismo... donde están las páginas vacías, en blanco.

—Hablaremos de una historia sobre una niña igual que tú, bastante valiente y audaz. Se llamaba... Onion... ¡Justo como tú, dulzura! Éste cuento es muy especial. ¿Quieres escucharlo?

Onion estaba muy contenta y, asintió. Tomó un banquito azul y lo puso a un lado del sofá negro de Blackberry. Los fantasmas le ayudaba a limpiar la habitación para que el ambiente fuera digno para la lectura.

—Ejem ejem... sí, sí. Aquí voy.

Blackberry se preparaba para leer lo que estaba en su cabeza.

Era una historia desgarradora.

"Hace mucho tiempo, había una galletita con toda una vida por delante. Nació en una familia pudiente, hija de dos galletas con poder adquisitivo que, le cumplieron todos sus deseos porque era la única hija de aquellos dos".

Onion miraba al suelo imaginando a ésas galletas mientras sostenía un peluche de cebolla que le dió un fantasma.

"Onion siempre lo tuvo todo, desde pequeñas muñecas de dulce y caramelo hasta incontables mascotas hechas de la azúcar más fina. Onion vestía con hermosos vestidos de algodón de azúcar y fue bendecida con una belleza extraordinaria".

—¿Y cómo era Onion? —Preguntó la niña en espera de una descripción para imaginarla bien.

—Pues... Onion era una galletita muy hermosa. Ella tenía la mitad de una cebolla en su cabecita que relucía con un brillo natural. ¿Sabías que Onion fue la única cebolla dulce en todo el reino? Cada vez que lloraba, ella despedía un aroma muy dulce, tanto que las galletas se acercaban a ella a darle todo tipo de regalos y condolencias en búsqueda de su felicidad —Blackberry "pasó página", aunque sólo era otra hoja en blanco.

—¡Quiero saber más de Onion! —Dijo emocionada la chiquilla. —¡Es casi como si me estuvieras describiendo! Sólo que yo al llorar los ahuyento a todos...

—No no no, cariño. No tienes nada qué lamentar —Expresó la galleta de aura morada. —Prosigo.

"Onion Cookie tenía muchos amigos. Todos eran desde los más serviciales gnomos de naranja hasta los topos de uva. También conocía a muchas hadas de limón y caballeros de chocolate.Un día, mientras Onion jugaba, decidieron jugar a "Las Escondidillas", alguien tenía que esconderse y los demás tenían que encontrarle... sin embargo como todos los cuentos, hay algunos que tienen finales diferentes".

—¿Qué pasó con Onion? ¿Se encontró a la temible bruja de la casa de caramelo? —Preguntó ella asustada.

—No, cariño.

—¡Seguramente se encontró a la Emperatriz Oscura!

—No tanto así, corazón.

—Mmm... ¡Apuesto a que el gran Dragón de Pitaya se apareció frente Onion!

—Tienes una gran imaginación, pero no. Prosigo. —Cambió página.

Onion eligió un sitio para esconderse... un hermoso jardín de pastisetas, de pretzels muy bien dorados y chispas de chocolate tan deliciosas y dulces. Pero... había algo más.

En el centro, se hallaba una exótica flor conocida como la Flor de Néctar de Manzana, una plantita muy hermosa... pero letal. Onion por desgracia se vió atraída por su belleza. Fue así que se acercó y tocó una de sus espinas... las espinas eran letales para un corazón tan puro como el de Onion.

Onion... durmió. Cayó en un sueño profundo mientras su cuerpecito de gengibre era azotado por miles de gotas de mora azul que caían de las nubes de algodón y, su vestido blanco de malvavisco se veía manchado por el suelo de regaliz negro.

Cuando la encontraron... era demasiado tarde. Su padre, el señor de gengibre gritó a todo pulmón, derramó lágrimas. ¿Sabías que los llantos de una galleta macho son raros? Porque reflejan el verdadero dolor. ¿Y su madre? Su madre quedó devastada".

—¿Y qué pasó después? —Onion estaba intrigada por la historia tan... extraña. No era de unicornios o de caballos de juguete... era algo familiar.

"Onion fue llevada a su habitación. Se le habló a los mejores curanderos, magos y hechiceros para que pudieran extraer el Néctar. Incluso se le pidió asistencia al servicio de los reyes de aquél entonces para ver si podían hacer algo por ella.

Pero fue en vano.Onion pasó mucho tiempo dormida, se preservó muy bien su cuerpecito de galleta envuelto en un esmalte de cereza para que perdurara.

Y sus padres, todas unas galletas ancianas sólo vivieron con una fotografía... un recuerdo de la antigua Onion que para aquél entonces sería toda una galleta con una vida en la cúspide de su plenitud y divinidad".

—¡Oh! Pobre Onion... me hubiera gustado que alguien la hubiera encontrado antes de que fuera muy tarde... —La galletita miraba el suelo tan triste.

—De hecho la encontraron, cariño. Una galleta llamada Blackberry y otra que era toda una aventurera, amante de la expedición y la experiencia fueron quienes... dieron con ella. Pero no fue a tiempo —Ella se lamentaba mucho por ese error.

—Me gustó mucho el cuento. Es... diferente. Pude imaginar todo lo que pasaba, incluso cuando caiste de rodillas al taparte la cara y tu vestido se manchó del regaliz negro.

Lo que Onion dijo dejó sin palabras a Blackberry, porque eso fue algo que sucedió pero no mencionó en el cuento.

—Necesitas descansar, Onion. Mañana tienes nuevos juguetes con los que jugar y tu padre te llevará a unas ruinas. Anda, ve a dormir, corazón.

—¡Gracias, mami! Espero puedas contarme más historias así.

Onion agradeció con un gran abrazo que Blackberry correspondió.

Uno de los fantasmas la veía derramar lágrimas de vino tinto.

—Buenas noches, Onion... ahora nada ni nadie podrá hacerte nada y tendrás todos los días que quieras para despertar. Ve a la cama por favor.

La galleta distinguida la invitó a acostarse mientras iba a la cama y tomaba las cobijas para darle su espacio a la galleta salada.

Un beso de buenas noches y, al cerrar la puerta de la habitación, Blackberry se tiró a llorar al suelo.

Parece que los años no pasaron en Onion.