Espero que Harry no se dé cuenta pensó Ron en la sala común, por algún motivo no podía despegar los ojos de Hermione.
Estaban los tres reposando frente a la chimenea. Hermione estaba sentada en la alfombra y había desabrochado un par de botones de su camisa blanca, para que le sea más cómodo inclinarse sobre el pergamino que había apoyado sobre un libro entre sus piernas mientras escribía con mucho afán. Ron no podía evitar mirarla intrigado.
Esa tarde ella lo había invitado al baile de Slughorn. Todavía le costaba creer que era cierto, se sentía tan surreal que por momentos quería pellizcarse a sí mismo para comprobar que no era un sueño.
Después de la conversación más incómoda del mundo en la clase botánica Harry había huido y fue ahí cuando ella se le acercó.
-No quise decir eso- Fue la primera reacción de Ron, lo soltó casi gritando antes de que ella llegara a estar completamente en frente de él.
- ¿De qué hablas? - Preguntó ella, pero Ron tenía la sensación de que sabía exactamente de lo que estaba hablando, solo que tal vez necesitaba oírselo decir y era algo razonable.
Ron tomó aire y comenzó.
-No quise burlarme de tí. Ni decir que sería buena idea que fueras con McLaggen. Creo que... mereces algo mejor.
Ella rió nerviosa.
-¿Y eso qué significa? ¿Qué aceptas ir conmigo porque eres mejor que él? - preguntó burlándose.
-Claro que puedo hacerlo mejor que él. - Refutó él a la defensiva y ella soltó una risa sincera
-Tranquilo, no tienes nada que demostrar. - Le dijo.- Solo es una estúpida reunión del Club de las Eminencias.
Ron abrió la boca sorprendido.
-¿Acabas de decir estúpida? - Dijo sin poder disimular su cara de admiración.
-Creo que tienes razón después de todo, si me pongo a pensar... son algo estúpidas, pero me alegra que hayas aceptado ir conmigo- replicó ella empezando a caminar- voy a la biblioteca - comentó con el tono más natural del mundo y se alejó dejándolo algo confundido.
Si bien no volvieron a mencionar el tema, Ron consideraba que esa había sido una invitación formal y bastante decente. Afortunadamente Fred y George le habían comprado un traje de gala más apropiado, en el cual se veía aceptable.
Una chispa saltó de forma ruidosa en el fuego y Ron despegó sus ojos de Hermione al notar que Harry se había movido. Hermione, sin embargo, estaba tan inmersa en su escritura que parecía ni siquiera haberlo notado.
«¿Cómo lucirá ella? » pensó ilusionado, no es que le importe la apariencia, pero la última vez que la vio de gala en el baile de navidad, se había sorprendido muchísimo. En un principio, no la había reconocido, le había parecido muy distinta, dolorosamente hermosa para su gusto, pero muy extraña y lejana a la vez. Sacudió la cabeza intentando alejar la imagen de Víctor tomando su mano. Pero esta vez estaría a su lado, se tuvo que recordar e inconscientemente se sentó más derecho e infló el pecho mientras volvía a perderse en sus pensamientos. No podía dejar de repasar en su cabeza todas las posibilidades. «¿Volvería a alisar su cabello? ¿Volverían a mirarla todos sorprendidos? » Solo que esta vez, él será el afortunado. No le molestaría ver a una o dos cabezas juntase para hablar de ellos, sería interesante. «¿A ella le molestaría que de repente todos empiecen a pensar que ellos están juntos solo por ir a ese baile? ¿O acaso pensará que son solo amigos porque él no tiene ninguna posibilidad a su lado? Tal vez nadie siquiera se percate... »
Sus pensamientos quedaron completamente de lado cuando notó que Hermione levantaba la vista de su pergamino y se encontraba directamente con sus ojos. Ella le dedicó una tímida sonrisa, que espero que Harry no notara y se levantó rápidamente.
-Buenas noches chicos. Es mejor que vayan pronto a la cama si no quieren estar cansados en los próximos exámenes.
Esa noche Ron tuvo una seguidilla de sueños extraños, su tía Muriel poniendo flores en su cabello y Hermione tomándolo de la mano para llevarlo debajo de un muérdago.
Despertó más confundido de lo que se acostó, pero con una extraña sensación de bienestar.
Sería la primera vez que estaría tan cerca de ella, ¿O acaso se la pasarían con Harry toda la noche y para ella no sería especial? «Diablos» pensó. Tendría que preguntarle, no podía seguir pensando dándole tantas vueltas al asunto ¿Por qué era tan inseguro?
No se sorprendió al encontrarla frente al fuego rodeada de libros.
-¿Completando tareas matutinas antes de desayunar? - le preguntó.
-¿Me pasas ese libro? -Le dijo ella apenas se sentó en frente.
Él se lo pasó «Pregúntaselo ahora» pensó. «Ella ya te invitó, ahora es tu turno de descubrir sus intenciones»
-Hermione, ¿Puedo preguntarte algo?
- ¿Que? - Dijo ella levantando la vista extrañada, pero con el cejo fruncido.
Claramente Ron estaba interrumpiendo alguna actividad importante en el particular mundo de Hermione. Un mundo tan complejo, que por más que intente, tal vez nunca logre descifrar, y que le daba miedo a veces, pero al cual no se podía resistir.
Hermione suavizó su mirada y mordió sus labios.
-Ron, ¿qué miras? -Le preguntó risueña trayéndolo de nuevo a la realidad.
Hace tiempo no la veía así de conmovida, no pudo decir nada.
- ¿Qué me querías preguntar? -Dijo algo esperanzada.
- ¿Podrías ayudarme con pociones? -preguntó bruscamente.
Claro que no podría hacerlo, ¿a quién quería engañar? No podría empezar esa conversación con Hermione ni aunque su vida dependiera de ello.
El rostro de Hermione palideció rápidamente.
-Pensé que estabas enojado con la materia, ya sabes, ahora que Harry es muy bueno y tampoco te gusta Slughorn...
-Justamente por eso, -dijo. - Quiero impresionar a ambos, y sé que la única forma de hacerlo sería pidiéndote ayuda.
-Lo pensaré, - dijo ella algo estricta, ¿o decepcionada? volviendo la vista a su libro.
Genial. pensó Ron. Ahora va a pensar que solo la necesitas para pedirle favores y ella ha vuelto a poner toda su atención en sus libros.
- ¿Bajas a desayunar? ¿Juntos? - Le preguntó desesperado.
-Sí- dijo ella sobresaltándose y dejando caer todos los libros a su lado.
Con un rápido movimiento de la varita, los acomodó y siguió a Ron por el agujero del retrato camino al gran salón.