Sí, como puse en mi página, este primer reto se me ha frustrado, ¿por qué? Simple, ¡eran relatos cortos! ¡CORTOS! Es decir, no más de unas 500 palabras a lo mucho y exagerando, era como describir alguna imagen y por alguna razón que no entiendo, me salieron casi 3500 palabras, al final resultó ser como un one shot mal hecho, así que ¡ya qué!

Este reto de 15 días es para hacer que mi inspiración vuelva, escribiré sobre 15 temas que me sugirieron en mi página de Facebook y haré mi mejor intento, no todos serán sobre el fandom de Inuyasha (sesshome), hay uno que siento que vendrá tal vez KougaxKagome o BanxKagome, no sé, veremos qué sale ¿no? Depende de lo que dicte la inspiración.

En fin, ya estuvo, ahora sí lean lo que salió. (que por cierto como dato curioso lo que hice fue grabarlo porque lo hice a la hora de mi almuerzo y al final salió esto), espero que más de alguna lo disfrute.

PD: lemon fuerte, así que ya saben, menores de 18... ¡fuera!

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Disclaimers

Los personajes de Inuyasha son de Rumiko Takahashi, pero la historia y la locura muy mía.

Solo publico en Fanfiction, Wattpad y en mi página de romancerotico . worpdress . com, si ven en otro lado la historia ¡denúncienlas! Y no subo nada en Facebook.

Estas historias no tienen relación entre sí y pueden ser de diferentes fandoms.

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La ayuda siempre viene en cualquier tamaño o colores

Basado en la sugerencia de "tienda de juguetes"

¿Qué estoy haciendo aquí?

Es la pregunta que me ronda en mi cabeza. Hay una chica de cabello corto negro y ojos rojos que me ha dado la bienvenida a su tienda de sex shop o juguetes para adultos, he entrado por curiosidad mal sana porque no tengo otra intención.

—¿Estás interesada en algo especial?

—Eh... yo... —vuelvo a ver a todos lados—... bueno... eh... —los nervios me comen, ¡me están comiendo viva!

—Tranquila, respira —pide amablemente con una sonrisa—, sé que debe de ser bastante intimidante si es la primera vez que entras a una sex shop.

¿ "Intimidante"? ¿Qué tal "vergonzoso" al "punto de trágame tierra"?

—Sí... algo... —externo soltando el aire.

—¿Cuáles son tus preferencias? —cuestiona con mirada lobuna.

—¿Pre...ferencias? —¿a qué se refiere? ¿Qué si me gusta...? ¿qué? ¡mi mente está en blanco!

—Me refiero a sexuales —los colores se me suben—. Si eres gay o hetero o te va cualquiera de los dos, dependiendo de eso podría recomendarte algo para un mayor placer.

¿"Gay"? ¡Nunca he estado con ninguna mujer! Aunque a fuerza de ser sincera no es que tenga tanta experiencia con los hombres.

—Bueno... yo... solo... he tenido "novios" y nunca... he pensado en alguna mujer.

¡Ag! ¿En serio? ¿He dicho eso en voz alta? Ahora sí, quítate tomate porque el rojo es mi nuevo color, siento que el estómago me duele.

La de ojos rojos como dos rubíes, sonríe de medio lado sin llegarse a burlar de mí.

—Entonces eres virgen, ¿no es así? —me quedo sin respiración y con los ojos que casi se me salen de las órbitas—. ¿Cuántas veces te masturbas al día?

—¡¿Al... día...?!

—¡Oh! Entiendo, eres de las que piensan que hablar sobre esos temas es tabú —bajo mi cabeza aceptándolo, porque ella tiene razón.

—Ya está listo todo Kagura —nos interrumpe un chico de cabello corto plateado con unas manchas moradas en cada costado de su rostro, ojos dorados, boquita de ensueño, musculoso y justo como lo recetó el doctor—. Revisa, no quiero reclamos después.

Ella me vuelve a ver y al adonis chuletita rica de cerdo hecho perfección, ¿es en serio? ¿este tipo de hombres existe en la faz de la tierra? Yo no soy fea, no me considero como tal, pero tampoco salgo de la media de 1.68 metros, ojos color chocolates, ni flaca ni gorda si no más bien con curvitas, cabello negro, en fin, no soy de portada de revistas, pero me siento a gusto conmigo misma.

—Voy en un instante Sesshoumaru.

Lo llama con tanta familiaridad que creo que abro la boca, ¿será su novio? O ¿quizás su esposo? No me imagino teniendo un local así con alguien desconocido.

—Es mi primo, de vez en cuando viene a... "echarme una mano" con el negocio —aclara en voz baja lo último—. Y ¿podría decirte algo? Ha resultado un activo muy valioso, desde que él me ayuda he crecido un 10%.

—Si no vienes pronto, mejor me voy —grita desesperado.

—No... no te preocupes... has sido muy amable y todo eso... pero creo que...

—¿Crees que qué? ¿Qué esto no es para ti? —sonríe y ahora puedo verle una sonrisa diabólica, ¿podría ser un demonio? Sí, probablemente, el que representa la lujuria.

—No —me apresuro a responder haciendo un movimiento de manos—... es solo que... algunas... creo que no nacimos para esto —acepto derrotada.

Kagura, como he escuchado que se llama se muerde los labios y los remoja, cambiando sus gestos por unos más relajados.

—Oye Sesshoumaru, tengo una clienta muy importante, así que puedes irte, de lo contrario estaré con ella atrás.

Ninguna respuesta, ¿la habrá escuchado?

—Ven —me agarra de la mano encaminándome a otro lugar—. Quiero enseñarte algo.

Pasamos una cortina tras unos estantes y llegamos a un cuartito en donde hay más vitrinas con diferentes tipos de vibradores y algunos artículos que me parecen extraños para el lugar como lapiceros, huevos, lápices de labios, en fin, ni siquiera puedo mirarlos todo, la luz es diferente es una azul y trago con dificultad.

—Aquí está mi nueva colección de vibradores, me gustan mucho los discretos —abre una vitrina y saca un lipstick, lo destapa y en la base le da vuelta y la cosa empieza a vibrar—. Todos los que ves aquí son estimuladores de clítoris, la verdad no me atrevería a recomendarte nada más sabiendo que eres virgen, pero este tipo de juguetes te echan una mano.

Estoy sin habla, sin respiración, sin pensamientos y nerviosa.

—¿Has escuchado sobre los beneficios del sexo y la masturbación?

—¿Bene...ficios?

—Sí, mira —me entrega un folleto, ¡en serio ¿ya sacan folletos para esto?!

Mi intimidad se contrae al ver las imágenes del folleto, una mujer de piernas abiertas indicando paso a paso cómo lograr un mejor orgasmo, el apartado se titula "Conociendo tu sexualidad", no puedo negar que mojo mis braguitas y de alguna manera logro apretarme con mis propios muslos, mi corazón está latiendo como loco.

—Cuando todo es consensuado, en un ambiente controlado y liberas la mente de prejuicios, podrás ver que esto no es solo algo "degenerado" o "pervertido".

Al fondo escuchamos el sonido de una campana, eso significa que alguien ha entrado.

—Quédate un rato aquí, por cierto, ¿te he hablado de la política de uso y satisfacción? —ella me entrega el lápiz labial y niego—. Estoy segura de que nosotras las mujeres tenemos el poder de romper con cualquier tabú y poder ser dueñas de nuestro propio destino —camina hasta llegar a la cortina sin abrirla—, y eso incluye también ser dueñas de nuestra propia sexualidad, pero entre unas y otras nos tenemos que apoyar.

Me quedo con la garganta reseca, ¿no será que estará a punto de proponerme que ella...?

—Detrás de esa otra cortina —me señala una negra que están en medio de dos vitrinas—, hay una puerta corrediza oculta, puedes escoger lo que quieras de la vitrina y probarlo en ese cuarto, no te preocupes lo acabo de remodelar y en el día nadie lo ha usado, tú serías la primera, si no te gusta te ofrezco el 75% de descuento.

—¿Solo pagaría el valor del 25% del artículo? ¡Eso es ridículo! —suelto sin pensarlo y ella sonríe abriendo la cortina para salir del cuartito en donde nos encontramos.

—Hasta el momento no he tenido que aplicarlo, todas las personas siempre se van más que satisfechas y con más productos de los que prueban.

Enciendo el lápiz labial que tengo en mi mano y la vibración se siente suave, pero la base tiene diferentes niveles hasta que se vuelve más potente. Hay unos huevos, unas balas e imagino que todo es para lo mismo como ella lo ha dicho, pero hay un artículo que me llama la atención, parece un anillo y arriba tiene como una envoltura y hay un rollito que pasa por dicha envoltura y luego hay dos orejas, me recuerdan a las orejas de conejo, ¿cómo rayos se ocupará?

Veo que la envoltura tiene una etiqueta: "anillo vibrador Rhingo Plus".

Tomo otro y este más bien se parece a un dildo, pero es mucho más delgado que la versión plástica de un miembro masculino, aunque la parte superior tiene bastante la figura de ello, hay colores rosados, morados, celestes, negros y amarillo, la base es de metal: "Masajeador de clítoris Victoria Diversual".

Mi corazón no deja de latir. Adentro trae unas baterías envueltas, asumo que si vinieran puestas se desgatarían. En un bol hay preservativos para todos tamaños, colores y sabores, en otra vitrina hay lubricantes.

¡Ya qué! ¿Ya ando aquí no? Y si no me gusta nada, solo tengo que pagar el 25%.

Agarro 3 preservativos de sabor fresa, un lubricante de coco que es un bote de la mitad de mi mano y probablemente del grosor de mis dos dedos. Tomo el anillo y masajeador y corro la cortina para abrir la puerta.

La habitación es pequeña, me recuerda a los salones de SPA, con una cama alta y un banquito para subirte, a la cabeza hay plantas, hay música agradable proporcionada por el IPad que está conectada a una base de parlantes e imagino que tú puedes escoger la música, aunque la que escucho está bien porque es instrumental, las luces son tenues en azul y blanco y pegada a la cama hay una mesa en donde puedes poner los artilugios.

Los cuadros que hay alrededor son bastante sugerentes con parejas en diferentes posiciones sexuales.

Enfrente de la cama, a mi espalda en la puerta, hay un espejo, por lo que una vez alguien se acueste se podrá ver a la perfección.

Llevo un vaquero que me queda bastante ajustado, así que no me queda de otra más que quitármelo dejándolo tirado en el suelo.

Abro la bolsita del masajeador y saco las baterías. Destapo la base metálica y las introduzco y lo enciendo, el aparatito casi no se escucha es bastante discreto, pero vibra como si tuviera vida propia. No es tan ancho, así que podría probar.

Kagura se ha equivocado en algo, no soy virgen, pero tampoco es que sea muy activa, soy demasiado tímida y solamente tuve relaciones dos veces con mi novio del colegio y cuando nos separamos, hace más de 3 años, no he vuelto a tener nada con nadie, aunque ganas no me han faltado.

Hago casi lo mismo con el anillo, aunque este utiliza baterías planas como las de los relojes.

El masajeador de silicón es bastante suave.

Destapo el lubricante la verdad huele bastante bien. Estoy sentada en la cama, pero con piernas cerradas, así que sobre la tela de mi ropa interior paso el masajeador y doy un grito junto con un salto.

—¡Wooow!

Veo a todos lados, sí, estoy sola en este cuarto y la vibración ha sentido fantástica, absolutamente nada que ver con lo que podría sentir con mi propia mano. Vuelvo a ver a todos lados otra vez y esta vez separo un poco más mis piernas y lo coloco justo encima de mi clítoris.

—¡Oh por dios!

Lo retiro rápidamente, creo que no duraría ni 1 minuto con esto. Me quito la camisa y acomodo la cama con un botón de tal manera que queda con el respaldo casi recto. Me quito mi sostén y lo tiro, mis pezones ya están duros y erectos.

Le echo un poco de lubricante al aparatito lindo y precioso, creo que será un buen amigo de ahora en adelante y me lo paso por mis pezones.

—¡Sí! Siiii...

Mis gemidos salen de manera involuntaria, para una persona que nunca se ha creído muy sexual, esto creo que será todo un afrodisiaco.

Me quito la ropa interior, la cual ya casi que está empapada y la tiro desesperadamente. Me abro de piernas y me veo mi sexo frente al espejo, el reflejo (además de mi tacto) me indica lo brillante que se encuentra debido a la humedad por mi excitación.

Derramo un poco de lubricante sobre mi clítoris dejando a un lado de la cama el masajeador y, con mis dedos voy esparciendo el líquido entre mi sexo y mi botón haciendo círculos en mi pequeño orificio, jamás me había visto en primer ángulo directo a mi sexo excitado, me siento tan voyerista, tan diferente, que me hace excitarme más, así que tomo el masajeador y le pongo la mitad de la velocidad haciendo círculos en mi orificio con él, empiezo a gemir, a quejarme, mi mente se nubla y al final ya no soporto más esta necesidad de conseguir mi orgasmo así que me lo pongo directamente al clítoris y a los pocos segundos me corro con intensidad.

—¡Wooow! ¡Esto es increíble!

Ahora entiendo lo que dijo Kagura asegurando que hasta el momento no había tenido que aplicar ese porcentaje de descuento, ¿cómo podría dejar a mi nuevo amiguito solo para que lo destruyan? Porque supongo que eso es lo que hace, no... él se tiene que venir conmigo, además es tan silencioso, tan suavecito y bonito en su color rosado que no provoca ninguna molestia, al contrario, todo es perfecto con él.

Agarro el anillo y lo veo, de un lado a otro, me lo pongo en la mano, lo estiro, pero todavía no sé cómo se podría ocupar, no sé en realidad cuál es el sentido de un anillo para mí.

La puerta se corre y todo pasa en un abrir y cerrar de ojos, aquel peli plata se queda en la puerta y al verme con mis piernas abiertas como si fuese una invitación a que pueda entrar, corre la puerta tras de sí.

—Si quieres ocupar ese anillo, será algo imposible para ti, eso en realidad sería para un dildo o para un hombre.

Dejo caer el masajeador y con mi mano me tapo mi sexo.

—Creo que no te recuerdas de mí, ¿verdad?

—¿Re...cordarte?

¿Cómo podría recordarme de él? Lo único que puedo recordar de él es que es un desconocido, es alguien que nunca he visto en mi vida, lo acabo de ver justo ahorita ¡que salió a hablar con Kagura!

—Nunca te perdí la pista Kagome. Y realmente detesté cuando empezaste a salir con el imbécil de Kouga, al final se quedó con la pelirroja, ¿no?

—¿Conoces a Kouga? —hace una sonrisa de medio lado apoyándose en el espejo y cruzándose de brazos.

—Tal vez algún día te recuerdes de mí. ¿Quieres probar eso?

—¿Con quién? ¡¿Contigo?! —se encoje de hombros.

—Si no quieres, Kagura también te podría ayudar.

—Ella es le...gay ¿no? —no sé realmente si la palabra correcta es "lesbiana", pero si ella ha podido ocupar la palabra "gay" yo también la ocuparé.

—Por lo menos esa es su preferencia de estos días o de algunos días atrás, quien quita que el día de mañana amanezca con ganas de otra cosa.

¿Cómo podemos estar teniendo una plática cuando estoy de piernas abiertas, con mis tetas al aire y yo solamente tapando mi sexo con mis manos? Y él tan tranquilo como si... ah... ¿con... una... erección? ¡Oh! El bultito que se le refleja significa que está abierto a lo que me está ofreciendo.

—¿Por... qué... ah... estás... tan excitado?

Estoy muy nerviosa, estoy demasiado nerviosa, solo pienso en mis nervios, pero al mismo tiempo estoy excitada es como si una nube de lujuria se me hubiera subido por todo el cuerpo y estuviera nublando por completo mis pensamientos ¡¿qué es esto?! ¿será el efecto Kagura? Sí, esa mujer debe de ser un demonio llamado del infierno y debe de ser uno de los 7 pecados capitales.

—Si quieres que te enseñe cómo ocuparlo con todo gusto lo podría hacer.

Sale de la habitación y me quedo viendo frente al espejo, estoy completamente roja, pero con mi boca abierta como si estuviera aceptando esa cosa tan espantosa que él me está proponiendo, bueno, aunque no es taaaan espantosa en realidad, pero sí es... ¡escandalosa! Sí, esa sería la mejor palabra para ocupar, ¡es escandalosamente increíble! ¿increíble? ¿Pensé que eso sería "increíble"?

Vuelve a abrir la puerta y en esta ocasión trae un dildo, no es tan grande, creo que fácilmente podría entrar en mí, pero... ¡agg!

Rodea la cama y agarra un preservativo, se lo pone y después esparce el lubricante por toda la extensión, me agarra el anillo y lo va deslizando por toda la base del vibrador.

—¿Ves? —explica como si fuese lo más normal del mundo—. Es un complemento para esto, le das vuelta —indica encendiendo la vibración del anillo y eso es todo— y listo.

—¿Eso... es todo? —sonríe, sonríe diabólicamente.

—¿Quieres probarlo? Te aseguro que no será tan malo.

Niego, pero al mismo tiempo sonrío y tampoco no es que me tape o salga corriendo, así que se acerca tocando mi sexo con uno de sus dedos.

—Ya estás más que lista.

Bueno, he tenido un aliciente previo, ya tuve mi primer orgasmo y fue casi devastador, pero sus dedos... sus dedos son tan... tan... ¡Ah! Gimo echándome para atrás dejando caer mi espalda en el respaldo.

—No sé qué tendría que hacer el lubricante aquí, porque tú estás haciendo un buen trabajo.

¿Yo? Diooos, a este punto siento que sus dedos están haciendo un trabajo.

Veo que se agacha y pega su lengua en mi clítoris.

—¡Oh por Diooooos! —gimo y siento que con tan poco podría correrme otra vez, especialmente porque el reflejo me está enseñando en primer plano lo que está haciendo.

—Creo que ya estabas más que lista, pero realmente moría por probarte.

¿Por probarme?

Introduce poco a poco el aparatito y como he predicho casi no tiene mucha dificultad en metérmelo y mis manos automáticamente se aferran a la sábana de color verde que está debajo de mí. Cuando siento que topa se escucha que da vuelta a algo y las "orejitas de conejo" se empiezan a mover pegándome en mi clítoris.

—¡Ah! —grito e incluso la voz se me corta, pero ¡¿qué es esto?!

—Esa parte ayuda a que de toquecitos a tu clítoris y eso hace que se complemente la sensación de placer.

¿Toquecitos? ¿En serio le llama a eso "toquecitos"? Esas orejitas le están haciendo destrozos a mi clítoris. Cuando menos lo siento lo saca y yo me quedo con la respiración completamente errática.

—¿Te ha gustado?

Niego.

—¿Por qué?

Encojo mis hombros solo pensando en que necesito que lo vuelva a meter.

—Dímelo Kagome.

—Por... que... —mi garganta está reseca así que trago saliva con dificultad—... no llegué...

Sesshoumaru sonríe de medio lado acercándoseme a un lado y con su voz profunda y varonil simplemente me dice:

—Para eso, por lo menos espero que me permitas invitarte a una cena y luego podremos ocupar todos los juguetitos que tu cuerpo lo requiera.

Coloca el dildo junto con el anillo en la mesa y sale como si nada. El reflejo del espejo me confirma lo que he sentido, he dejado completamente mojada la sábana de la cama, pero lo peor es que estoy a punto de hacer erupción.

Me veo tentada a seguir yo sola, pero esa promesa que de manera tan sensual me ha hecho al oído logra que me detenga.

Me empiezo a vestir y a recoger todos los artilugios colocándolos de nuevo en sus respectivas bolsas, para luego empezarme a vestir.

Me ha hablado con tanta familiaridad y no es que hubiese escuchado mi nombre porque estaba hablando con Kagura, porque en ningún momento le he dicho cómo me llamo.

A ver... ¿y qué hago con la cama?

—No te preocupes por nada de lo que suceda allá adentro —escucho esa voz malditamente sensual de Sesshoumaru—. Solo pon el cobertor en el cesto de ropa sucia.

¿Y qué? ¿Además de ser un adonis sexual es un psíquico?

—Es...tá bien... Gracias.

Cuando me vuelvo a encontrar sola, me hago una sola pregunta: ¿de dónde me conoce? ¿por qué dijo que desde hace tiempo quería probarme? ¿"probarme"? ¡hmp! ¡Y vaya que lo ha hecho!

¿Quién es? ¿Quién es? ¿Quién es?

Agarro todo lo que tengo que comprar (y vaya que será una buena compra) y cuando corro la puerta algo se me viene a la cabeza y salgo corriendo tras la primera cortina.

—¡Sesshoumaru Taisho!

Ante mis alaridos él, Kagura y una clienta que está pagando algo me vuelven a ver. Se acerca a mí y me quedo completamente embelesada.

—¡Fuiste mi primer amor!

—Fuiste también el mío.

—¡Tengo más de 12 años de no verte Sesshoumaru! ¿Cómo es posible que supieras que Kouga y yo fuimos novios?

—Cosas de la vida —se encoge de hombros—. Mi invitación sigue abierta —se agacha acercándoseme a mi oído—. Y si fuese esta noche, sería mejor.

Mi corazón se acelera más de lo que ha estado anteriormente, no, probablemente no sea posible, porque si se acelerara más de lo que estuvo creo que explotaría.

—¿En serio te gusta salir a cenar conmigo?

—Lo que realmente me gustaría —asegura con cara diabólica y demoniaca, quizás por ser primo de Kagura sean del mismo nido del infierno—, sería terminar de probar "ese" manjar.

Me pongo de colores, estoy segura, debo de parecer un arco iris, una paleta de colores de esas que los pintores ocupan para hacer algún trazo.

—¿Te llevarás todo eso? —nos interrumpe Kagura.

—Ah... sí...

—¿Sabes? Si quieres más, solo ven a visitarme y te ayudaré con todo lo que pueda.

Salgo del lugar y aunque no sé si encontré realmente lo que quería, podría asegurar que encontré lo que no sabía deseaba, pero puedo confirmar que haber venido a la Sex Shop de Kagura es lo mejor que me ha pasado.