this bird has flown, so i lit a fire
(Mikey es un muchacho con los ojos demasiado ahuecados y las esperanzas muertas.)
Shinichiro le recuerda a una figura paterna; aquel que funge como un estándar de sus valores primigenios, y atesora hasta las palabras más estúpidas como un ideal de vida. Emma en cambio, le recuerda a la calidez de tener un lugar al cual regresar; a los panqueques mañaneros— un poco demasiado dulces para su gusto— mientras quejas sobre una manta vieja y sucia eran ignoradas. Baji por otro lado, le recuerda a esos valores siendo un poco menos tácitos, y un poco más previsualizables— como Draken y el precedente de su amistad. Y todos–
Todos
(le recuerda a un conjunto de pequeñas partes indispensables de un sueño infantil).
Y todo lo que puede hacer en ese momento es no ver hacia abajo y aullar su última promesa desde el fondo de su corazón– (y si cierra los ojos puede sentir hacerse uno con el viento; fuerte e imprescindible, mucho más vivo que él.)
Y sin embargo,
la misma mano que jura haber sentido su calidez con antelación, le sujeta desesperadamente (aunque no recuerda haberle tomado la mano a Takemicchi antes, uh). Unas gotas de sangre (la sangre de Takemicchi) le manchan el rostro, sabe que está diciendo algo, pero,
Entre sangre y sudor, el tembloroso brazo de Takemichi internamente era desgarrado y bien y se podía romper en cualquier momento. Porque él no es fuerte. Porque lo único que sostiene a Mikey es la plausible determinación.
Y como un último esfuerzo, un cuerpo es arribado entre vidrios rotos y superficies desgastadas. Mikey todavía puede palpar la desesperación circulando por su brazo, sobre marcas bien definidas tintándose púrpuras. No reacciona. No puede hacer nada. Porque en ese momento, sólo una cosa inunda la mente de Mikey, impidiendo gesticular cualquier otra acción
(por qué
por qué
por qué).
Takemichi suelta un quejido como el de un animal moribundo y Mikey presiona una de las tantas heridas que él mismo había provocado con una mano; y con la otra sostiene mucho muy suavecito su nuca, como si con el mínimo movimiento se fuera a romper. No obstante, Mikey en ningún momento llora, ni siquiera se le ve triste. El calor irradiante de Takemichi es a lo único que reacciona. Porque sigue viendo articular palabras vacías de los labios agrietados de Takemichi.
(…)
Sabe que está pasando algo por el ligero cambio en el ambiente. Mikey pasa de su imperturbable admiración por el ritmo respiratorio de Takemichi hacia un grupo de hombres armados que asegura nunca haber visto antes, gritando cosas ininteligibles y apuntándole con intenciones hostiles.
Mikey vuelve a bajar la vista.
El sube y baja del pecho de Takemichi se había detenido.
La calidez a la cual reaccionaba estaba siendo dispersada
(se estaba empezando a sentir frío).
Y Mikey recuerda
"voy a salvarte sin importar las veces que sea necesario"
Para en consiguiente percibir el olor de la pólvora emanando de su propio cuerpo, y una vez más– la hanafuda era mancillada en un creciente charco rojizo.
(…)
(Siente aferrarse a algo áspero pero muy liviano, así como baba seca adherida a su mejilla y un cacho de la manta. Mikey levanta sus manitas al cielo aún con la acribillante pesadez de las mañanas.
Y Emma arremete a su habitación exclamando cosas acerca de unos panqueques y una escuela.
Sabe que no está muerto por el sabor incuestionable de ese desayuno. Sabe que no está muerto por la calidez que sólo su familia le puede dar. Sabe que no está muerto cuando ve por primera vez a su hermano mayor después de 15 años.
Y sabe que todo fue gracias a Takemichi, porque–
todo inicia con una muerte.)
