Era un día como cualquier otro en las instalaciones de Shinra o al menos eso pensaba Sephiroth, quien era un niño de 12 años en ése momento, había pasado toda su vida dentro de los laboratorios de Shinra aunque desconocía que varias cosas de su vida estaban por cambiar.

Como de costumbre el muchacho se levantó temprano, entró a la ducha tomando un baño rápido y después se lavó los dientes. Notaba que su cabello había crecido mucho en los últimos años pero no le apetecía cortarlo, aunque ya le llegaba casi a la cintura.

–Me pregunto que tan largo lo usaría mi madre… –se dijo a sí mismo frente al espejo tras enjuagar su boca, se echó un poco más de agua en la cara para retirar cualquier resto de su cuidado dental y empezó a cepillar su cabello, dedicando al menos unos minutos cada mañana para mantenerlo manejable.

Cuando Sephiroth era más pequeño le había preguntado sobre quiénes eran o cómo eran sus padres al profesor Hojo, que era uno de los científicos que trabajaba constantemente con él, aunque este nunca le dijo nada de su padre, más cuando se trataba de su madre había obtenido un poco de información.

Sabía que su madre se llamaba Jenova y aunque Hojo no solía hablar mucho con el joven en especial si la conversación no le aportaba algo a sus proyectos pero en una ocasión que parecía distraído con su experimento el chico preguntó por su madre, así que sin pensarlo el profesor le contestó que Jenova tenía el cabello muy largo y un rostro bello.

Esas palabras resonaron en la mente del niño de casi 8 años en ese entonces, lo que hizo pensar al pequeño que si dejaba crecer su cabello podría tener algo en común con su madre y formar una conexión.

Sephiroth nunca comprendió porque no tenían fotos de su padres ni como terminó a cuidado de Shinra, cuando preguntó al respecto a Hojo, este sólo le dijo que tenían mucho trabajo y no podían perder el tiempo con esas cosas, el pequeño aceptó sin replicar pues de insistir el profesor simplemente lo ignoraba o lo manda a entrenamiento a las unidades de seguridad pública.

Aunque gracias a eso había adquirido gran habilidad con las armas aunque tenía preferencia por la espada y el uso de materias, algo que atrajo la atención de Hojo, de modo que comenzó a llevarlo a su laboratorio para hacer pruebas con materias experimentales antes de distribuirlas a la división de seguridad pública de Shinra o a los Turks.

Sephiroth estaba feliz al inicio, podía pasar tiempo en otro lugar que no fuera el campo de entrenamiento donde solo usaban armas y materias muy básicas para su gusto, trabajando con los experimentos al menos podía aprender a usar diferentes habilidades mágicas más potentes además que si terminaban con éxito los experimentos le concedían tiempo libre, pero Hojo estaba dispuesto a reprenderlo o castigarlo cuando no hacía las cosas tal como le decía o esperaba.

El muchacho terminó de arreglarse y ya con su cabello cepillado lo recogió en una cola de caballo para después vestirse, estaba por salir de la habitación para buscar algo de comer cuando Hojo entró sin llamar a la puerta.

–Sephiroth… que bien ya estás listo… date prisa que se nos hace tarde…

–¿Tarde para qué?

–¿Para qué? –repitió el hombre con una mueca de molestia en su rostro. –Hoy es el día de tu ingreso oficial… ¡deja de preguntar cosas ilógicas y apresúrate!

–Está bien… –contestó resignado, Hojo jamás le había dicho nada respecto a ingresarlo a la división de seguridad, ni siquiera tenía la edad mínima para ello, el joven pensó que Hojo había hecho algunos acuerdos con Heidegger. –no pensé que admitirían a alguien de mi edad a Peace Preservation…

–No entrarás ahí… sino a una fuerza especial que recién fue implementada… SOLDIER… llevan un tiempo planeando crear esta división y al fin está todo listo… vas a ser reconocido como el primer recluta… más te vale no avergonzarme…

–¿El primero…?, ¿por qué yo? –preguntó sin comprender el motivo de su ingreso forzoso a las filas militares.

–Porque para eso hemos invertido tanto en ti… tus clases… tu entrenamiento… vas a ser el mejor… ¿entiendo?

El tono de advertencia en la voz de Hojo dejó claro a Sephiroth que su única alternativa era la excelencia, de otro modo estaría en problemas. –Entendido profesor Hojo… –contestó el joven de forma mecánica, estaba seguro de que las cosas serían más complicadas de ahora en adelante pero no demostró la preocupación ni la ansiedad que esto le generaba, se mantuvo tranquilo en apariencia y salió por la puerta siguiendo a ése hombre por el complejo hasta las nuevas instalaciones.

Mientras caminaban Hojo sonreía con malicia, manteniendo sus manos cruzadas en la espalda y encorvandose un poco, finalmente podría poner a prueba en ambiente real las habilidades de Sephiroth, había estado esperando este momento desde el nacimiento del joven, el proceso de crianza de Sephiroth había sido una lamentable molestia para él pero había contado con el apoyo del presidente Shinra para tener a su disposición personal encargado de asistirlo en cada etapa de crecimiento del menor así no tuvo que perder su valioso tiempo en cuidar del infante.

–Es muy importante que demuestres todo tu potencial… no aceptaré que pongas en riesgo mi trabajo…

El chico no comprendía porque su entrada a la milicia podría afectar a Hojo de forma alguna pero sólo asintió, al llegar las instalaciones de lo que ahora era SOLDIER el joven se sintió extraño, el lugar era muy solitario además del profesor y él sólo estaban un par de científicos que había visto anteriormente y un joven hombre rubio.

–Buenos días… profesor Hojo nos alegra que pueda atendernos tan temprano por la mañana… y él debe ser Sephiroth… he escuchado mucho de ti muchacho… mi nombre es Lazard Deusericus.

–Encantado… –contestó el muchacho al saludo de Lazard pero Hojo los interrumpió.

–Suficiente de formalidades… es mejor comenzar con la evaluación de una vez por todas… Sephiroth ve a la sala de entrenamiento… –ordenó señalando la puerta a la derecha del grupo.

El joven frunció el ceño pero no contestó e hizo lo que le ordenó aquel hombre, al acercarse a la puerta indicada esta se abrió y tras entrar se cerró a sus espaldas, Sephiroth estaba acostumbrado a las salas de entrenamiento que empleaban las fuerzas de paz pero este lugar se veía diferente.

Era una gran habitación recubierta en metal de arriba a bajo, junto a la entrada hacía una repisa con armas y materias, al otro lado de la puerta había una zona de observación que estaba en el pasillo donde Sephiroth previamente se había encontrado con el grupo, al dar un vistazo rápido por los muros el joven notó que había muchas cámaras de seguridad y en la parte superior estaba otra zona de observación.

Sephiroth supuso que era en aquella otra sala donde estarían los controles del lugar que darían vida al desafío que debía afrontar en ése momento. El joven miró las armas y las materias identificando qué le podría ser de utilidad sin importar a lo que tuviera que enfrentarse.

–Sesión de entrenamiento número 1, la prueba comenzará al terminar el conteo. –anunció una voz femenina y al mismo tiempo electrónica.

El joven tomó una materia de fuego y una espada, aunque no sabía a qué tendría que enfrentarse tenía confianza en que eso podría ser de utilidad, mientras escuchaba la cuenta atrás del 10 al 0 dada por aquella voz, el joven avanzó por la habitación al centro de la misma, notando como el cuarto cambiaba de apariencia a una zona boscosa.

El suelo vibró y se escuchó como a pocos metros unos árboles habían caído, en ese instante el muchacho supo que su entrenamiento iba a ser muy diferente a lo que estaba acostumbrado.

–Maldito Hojo… –se dijo a sí mismo pues aquel hombre le encantaba ponerlo a prueba y nunca decirle los riesgos, mientras miraba entre los árboles logró distinguir la piel de un animal que se acercaba a él, aunque este era más grande que cualquier animal que hubiera visto antes, la piel era oscura algo entre gris y púrpura aunque no podía ver mucho por el denso follaje de los árboles, una pata que era más grande que el joven empujó un árbol a su paso derribandolo sin esfuerzo, fue entonces cuando pudo ver de qué se trataba.

–Un behemoth… –dijo al ver a la criatura asomándose desde los árboles, el joven nunca se había enfrentado a uno, en realidad sus entrenamientos habían consistido hasta entonces a enfrentar máquinas de batalla creadas por Shinra específicamente para entregar a la división de seguridad pública pero había leído respecto a esas criaturas.

–¿Profesor Hojo no le parece demasiado comenzar la prueba con tal oponente?, después de todo Sephiroth es sólo un niño… –dijo al joven Lazard al ver desde la sala de controles al monstruo que habían preparado para medir el desempeño del menor.

El joven pensó que si Gast hubiera estado ahí no habría dejado a Hojo seguir con sus prácticas tan peligrosas, aunque realmente no se preocupaba por él, tenía confianza en su poder pero sabía que él no era el único sujeto de pruebas que aquel científico sin moral usaba.

Pero llevaban años sin saber de aquel hombre quien había sido el científico a cargo del departamento de investigación científica hace casi ocho años atrás. Gast fue el único hombre que había sido amable con Sephiroth en sus primero años de vida, además que le había ayudado en sus primero estudios y no dudaba en explicarle lo importante que era su colaboración para su investigación, para el muchacho Gast fue todo lo contrario a Hojo, un hombre amable y educado que buscaba conocimiento, no poder o ser reconocido.

Más ahora Hojo estaba a cargo y él no tenía más opción que acatar sus órdenes, el grupo de espectadores revisaban el estado de Sephiroth tanto mental como físico para medir su desempeño.

Sephiroth miró al monstruo con una expresión tranquila mientras empuñaba su espada, un par de segundos después ya estaba al ataque, sus movimientos eran increíblemente rápidos, los espectadores se sorprendieron de su velocidad pues apenas y podía seguirlo con la mirada pero eso no era problema para los sofisticados instrumentos que habían instalado especialmente para el menor.

El behemoth contraatacó a Sephiroth usando sus garras y sus cuernos, el muchacho bloqueó con su espada pero la bestia era más fuerte de lo que esperaba haciéndolo retroceder un poco pero conociendo a Hojo sabía que debía acabar rápido con ese monstruo o tendría problemas.

El joven frunció el ceño y empleando todo su poder se impuso ante el monstruo llegando a cortar su cuerno, la bestia rugió por la ira y se posicionó a distancia para arremeter contra el joven en una potente embestida.

–No tengo tiempo para perder contigo… lo lamento… –dijo el joven y saltó mientras concentraba su poder en la espada, además de haber equipado la materia para darle el poder elemental al golpe, la espada de Sephiroth empezó a brillar en un tono rojo intenso antes de lanzar su ataque.

Una gran nube de polvo llenó la sala de entrenamiento cuando los ataques de Sephiroth y el behemoth chocaron generando una onda expansiva que hizo vibrar el lugar haciendo que la gente en la sala de control temiera por la integridad del edificio.

–Sesión terminada. –dijo la voz femenina y el holograma de la habitación desapareció dejando en su lugar al muchacho que tenía manchas de sangre en su piel, ropa y la espada, a sus espaldas estaba el cadáver del monstruo partido en dos que había dejado una gran mancha de sangre en el piso junto con salpicaduras de sangre por todo el lugar.

–Era… real… ¡Profesor Hojo! ¿Cómo se atreve a comprometer la seguridad de nuestras instalaciones de esta forma? ¿tiene idea de lo qué habría pasado si ese monstruo se hubiera liberado en este lugar? ¡Hay civiles en este edificio! –reclamó Lazard pero Hojo sólo empezó a reír.

–Sephiroth se encargó, así que no comprendo la razón por la que haces tanto escándalo, tengo mucho trabajo que hacer así que me retiro, encarguense del chico y de limpiar la sala. –Hojo estaba satisfecho con la prueba y se alejó del grupo para retirarse mientras pensaba en voz alta. –Supongo que un solo behemoth no es suficiente para medir su habilidad… tendremos que ponerle un reto mayor… –sin atender a las réplicas de Lazard salió de la habitación para diseñar una nueva prueba para Sephiroth.

–Este sujeto es terrible… –se dijo Lazard a sí mismo para luego encender el comunicador que transmitía su voz a la sala de entrenamiento. –Sephiroth hiciste un gran trabajo… por ahora llamaremos al departamento de limpieza y revisaremos el estado de la sala…

–En ese caso, ¿si no me necesitan podría tomar la tarde libre? –preguntó el joven sacando un pañuelo para limpiar su rostro.

–Si, puedes descansar el resto del día, aunque en estos momentos están llevando tus cosas a tu nueva habitación, lamento el inconveniente… creímos que esto tomaría más tiempo…

–¿Nueva habitación…?

–Como ahora formarás parte de nuestro departamento pensamos que sería mejor que estuvieran más cerca de las instalaciones… ¿Hojo no te lo dijo?

Sephiroth suspiró con pesadez y negó con la cabeza. –¿Hay algún lugar donde pueda asearme…? –minutos después Sephiroth estaba en una de las duchas del gimnasio, había mandado su ropa a lavar y le había dado un uniforme de cadete para que vistiera.

El joven se sentía molesto por Hojo pero Lazard parecía un buen hombre así que estaba dispuesto a trabajar con él, en especial si eso implicaba no trabajar directamente bajo las órdenes de Hojo.

Tras salir de las duchas del gimnasio el joven se dirigió a la biblioteca, en el camino vio a un par de soldados de las fuerzas de paz que discutían algo sobre una mujer y su hija que habían desaparecido de las instalaciones de Shinra, Sephiroth no lo sabía pero esa había sido la principal razón de su ingreso a SOLDIER.

Ifalna había logrado escapar del laboratorio de Shinra unos días antes, los encargados estaban preocupados por perder a la mujer y a su hija pero fue entonces cuando Hojo aprovechó esta oportunidad para llevar de vuelta la atención a Sephiroth, su trabajo con el muchacho estaba dando grandes frutos y ahora el joven era el único del que podían sacar provecho demostrando que al infusionar a los soldados con energía Mako podrían adquirir habilidades similares a las del Proyecto S.