Cuestión de prioridades
Disclaimer: Ranma 1/2 y sus personajes son propiedad de Rumiko Takahashi, yo no pretendo ni puedo sacar bienes lucrativos de parte de su obra, solo utilizo sus personajes para mi entretenimiento y el vuestro.
Tatewaki Kuno sabía que la vida de un jefe corporativo era exigente y estresante, pero nunca se imaginó realmente hasta QUÉ punto lo sería. Desde su graduación, mantener la empresa familiar a flote se había vuelto su mayor prioridad (aunque no fuera exactamente por decisión propia) y a la vez, su mayor problema. A pesar de lo que muchos pudieran pensar, él no estaba ni de lejos listo para dirigir una empresa de tamaña importancia, pues nunca fue preparado para ello. Así que ese fue su primer gran obstáculo: aprender a dirigir la compañía. O sea, que los términos, procesos y acciones necesarios que debería de haber aprendido originalmente en el paso de varios años, tuvo que aprendérselos todos en apenas un mes. Y sí: FUE UN INFIERNO, pero lo crean o no, al final lo logró. Sin embargo, por mucho que se esforzaba, las cosas no siempre le salían del todo…bien, y hoy, era un día de esos, donde se iba a casa con un problema entre manos y un fuerte dolor en la cabeza.
-Gracias por su trabajo de hoy, mi señor-dijo Sasuke, como siempre, esperándole pacientemente en la entrada del edificio-Adelante, pase usted-expresó este a la par que abría la puerta de un lujoso carro negro y hacía un educado ademán, indicándole a su señor que subiera al auto.
Sin expresión ni palabra alguna, Kuno entró sin más al interior del vehículo. Después de cerrar la puerta, el ninja corrió rápidamente hacia el otro lado del carro, abrió su puerta, se sentó en el asiento del chofer y comenzó a manejar de vuelta a la residencia Kuno. A pesar de que ya se había terminado su ¨tiempo laboral¨, Kuno no podía parar de darle vueltas en su cabeza al problema que debía resolver, pero nuevamente…toda posible solución que se le ocurría terminaba en un callejón sin salida.
-Argh…-gruñó por lo bajo, llevándose una mano a la frente con la intención de apaciguar una ligera jaqueca que amenazaba con llegarle.
Se le era muy frustrante no poder ser capaz de resolver dicho asunto, ni siquiera con el tiempo que le dedicó durante todo el día. ¿Por qué las cosas tenían que ser así? ¿Por qué siempre que trataba de hacer las cosas bien, algo terminaba fallando? Acaso… ¿esa era su maldición? ¿Estar destinado a fallar con todo aquello que se proponía cumplir? ¿O tal vez…en verdad no era apto para dirigir la compañía…justo como especulaban los demás?
Debido a su época de adolescente, Kuno tenía ganada ya cierta fama de tonto, y no lo negaba: en aquellos tiempos SÍ que lo fue…pero ya no lo era. Por eso, aunque no lo pareciera, él estaba al tanto de lo que sus empleados pensaban sobre él y su ¨incompetencia¨ para cumplir con su cargo directivo. Él era el jefe, debía ser la ley, el mando superior, sin embargo, por mucho que trataba de darse a respetar, siempre en algún momento del día terminaba sintiendo sobre sí las miradas frías y algo burlonas de los que debían ser sus confiables trabajadores. Incluso ahora entre el espacio cerrado de su auto, sentía esa desagradable sensación de estar rodeado por una niebla oscura llena de miradas brillantes con expresiones sonrientes…Sin duda: era casi una pesadilla en vida misma…y ya se estaba hartando de ella.
-Sasuke, detén el carro-ordenó este de repente, con un tono algo irritado.
- ¿EH? ¡Ah! ¡S-Sí, mi señor! –expresó el ninja obediente, aunque dicha petición lo descolocó por un instante.
Nada más detenerse el auto, Kuno abrió su puerta y se bajó.
-Adelántate Sasuke-dijo sin más este.
- ¿A-AH? ¿P-Por qué, mi señor? –preguntó el sirviente desde la ventanilla del auto, extrañado tanto por las repentinas acciones de su señor como por su raro mandato.
-SOLO HAZLO-declaró Kuno molesto, con una expresión que le dio algo de miedo al ninja-Yo iré después-agregó de forma seca a la par que le daba la espalda a su sirviente y empezaba a caminar.
- ¡P-Pero s-señor…! –trató de detenerle este. No tenía ni idea de a qué venía todo esto tan de repente, pero sabía que tenía el deber de seguir a su señor para procurar su seguridad.
-Y NO me sigas, ¿ENTENDIDO? –aclaró Kuno de antemano al sentir que el ninja trataba de aparcar el auto e ir tras él, siendo su tono y expresión igual de secos que antes.
Tomando el sonido de sorpresa de su sirviente como respuesta anticipada a su orden, Kuno prosiguió su camino sin más. Sabía que por mucho que Sasuke quisiera, sus órdenes estaban por encima de todo, así que, si él le pedía que no lo siguiera, este no tendría más opción que acatar su deseo.
Tras caminar un buen tramo y confirmarse a sí mismo que su fiel sirviente no le seguía, Kuno dejó escapar un suspiro de cansancio y se aflojó un poco el nudo de la corbata. Visto por los demás, su actuar podría ser considerado como algo ingrato y egoísta, pero… ¡argh, simplemente no podía soportarlo más! Día tras día era lo mismo: ir a la compañía, atender los asuntos del día, transportarse en auto y regresar a casa, siendo en todo momento acompañado por su sirviente. En verdad: ya estaba harto de estar ¨preso¨ entre cuatro malditas paredes y espacios cerrados cuya presencia era tan pesada que hasta llegaba a robarle el aire, y por eso, tuvo en ese instante el impulso de romper con esa estresante cadena.
Él sabía que una vez que regresara a casa no podría evitar caer nuevamente en el flujo de esa odiosa rutina impuesta…pero eso no le importaba. Solo quería pasar un rato solo, sin sentirse encerrado ni menospreciado, y tener por fin un momento de ¨paz¨ en su atareada vida. Así que, con ello en mente, se dirigió al único lugar que podía cumplir con su objetivo en ese momento: el parque.
Si bien había esperado encontrarse algún que otro grupo de niños jugando alrededor, para su sorpresa (y alivio), el parque estaba bastante tranquilo y solitario. Como tenía algo de sed, decidió ir a buscar la máquina expendedora más cercana para poder comprarse una bebida. Tardó menos tiempo del que pensaba en encontrarla, sin embargo, no se esperó ver a una niña parada de puntillas frente a la misma, tratando de pulsar un botón ubicado a una altura a la que era casi imposible que ella llegara.
(Parece que necesita ayuda)-pensó Kuno, y como igualmente tenía que ir hacia la máquina, empezó a caminar hacia la pequeña en pos de ayudarla.
A medida que se fue acercando, a Kuno le empezó a parecer algo…conocida la niña, y su parecer se confirmó nada más esta se giró hacia él al verlo pulsar el botón en su lugar.
- ¡AH! ¡Kuno-chan! –exclamó ella con sorpresa, esbozando una alegre sonrisa.
-Es Kuno-SAN para ti, pequeña-le corrigió este con cierto fastidio, chocando ligeramente la bebida que había pedido contra la frente de esta.
-Je, je, perdón-se ¨disculpó¨ ella, aunque su tono y expresión divertida dejaban bien en claro que en realidad no lo sentía del todo y que no pensaba cambiar su forma de referirse a él.
…Sus expresiones, su estilo de peinado, hasta su forma de actuar y hablar…No había duda alguna: excepto por el color negro de sus ojos y pelo, ella era la viva imagen de su madre. Tras soltar un ligero suspiro de cansancio y dejar a un lado dicho pensamiento, Kuno le preguntó por fin:
- ¿Por qué estás aquí…Minami Tendo?
-Nada en especial. Solo dando un paseo antes de ir a casa-respondió esta sin más, manteniendo la simple sonrisa.
-Ah, ya veo-dijo él con cierta monotonía a la par que metía una moneda en la máquina y escogía su propia bebida.
Siendo sinceros, le parecía algo irresponsable el hecho de que su madre la dejara deambular por la calle siendo aún tan pequeña (10 años era aún una edad debatible para tener esa libertad), pero él no era quién para meterse en dichos asuntos.
- ¿Y tú, Kuno-chan?
- ¿YO? –la repentina pregunta lo descolocó por un instante y tras pensar detenidamente sus próximas palabras, respondió-Pues…más o menos lo mismo que tú.
-Ummm~, ya veo-correspondió la pequeña con un tono que le pareció incómodamente familiar.
(Bendita herencia)-quejó este en su mente.
Después de recoger su bebida, Kuno se dispuso a sentarse en un banco cercano para beberla con tranquilidad, pero para su sorpresa, la pequeña Tendo le imitó y se sentó a su lado. Por un momento, Kuno le dedicó una algo incomodada expresión en plan de ¨Tienes que estar bromeando¨, pero ella solo le correspondió con una alegre e ¨inocente¨ sonrisa. Y solo con eso le quedó todo muy claro: esa batalla estaba ya perdida.
(Bueno, da igual)-pensó resignado y volvió entonces su vista al frente.
Con un simple movimiento digno de un piloto automático, Kuno abrió la anilla de su lata de café y tomó un sorbo de esta, cerrando sus ojos por un momento. Al igual que antes, la pequeña Tendo le imitó, con la única diferencia de que esta hizo un sonido de satisfacción al terminar su sorbo de cola. Tras unos minutos de silencio, Kuno le dio un nuevo y largo sorbo a su café, y entonces sintió sobre sí la fija mirada de la niña. Parecía que quería preguntarle algo.
- ¿Qué? –dijo sin más tras terminar su sorbo.
-El nombre de Kuno-chan es Kuno, ¿no? –inquirió ella con aparente curiosidad.
-Ah… ¿sí…? –respondió él, extrañado. ¿A qué venía esa pregunta tan de repente?
-Entonces… ¿eres Kuno…Kuno? –pronunció ella con clara confusión.
- ¡NO! –corrigió él rápidamente, con una expresión y tono entre asustado y desesperado que casi hacen sobresaltar a la pequeña Tendo-Soy TATEWAKI Kuno. Mi apellido es Kuno y mi nombre es Tatewaki-aclaró ahora más sereno, volviendo otra vez su vista al frente.
- ¡Ah, ya veo! Perdona.
-No importa, todos los confunden a menudo. Ya estoy acostumbrado-correspondió este conforme y se dispuso a tomar un nuevo sorbo.
-Por cierto, Kuno-chan…
- ¿Umm?
-… ¿Estás libre este viernes por la noche?
No cabe decir que Kuno casi se muere del atraganto que sufrió a causa de esa repentina pregunta.
- ¿¡P-Pero qué diablos-!? –exclamó Kuno del susto, antes de proseguir en un tono más bajo, confundido y algo incómodo- ¿P-Por qué me p-preguntas eso, Minami Tendo?
- ¿Sabes? Mamá ha estado muy ocupada últimamente-expresó la pequeña, mirando a un punto en la distancia con una expresión preocupada y un tono algo triste-Ella dice que está bien, pero se le nota muy cansada…
-Oh…
-… ¡Así que pensaba que si Kuno-chan la invitaba a salir podría relajarse un poco! –exclamó ella girándose de vuelta a este, recobrando la energía y el rostro alegre.
(Em, dudo que eso pase)-pensó él inevitablemente.
-Además, creo que mamá podría ayudarte a resolver tu problema, Kuno-chan-agregó esta, mostrando una amplia sonrisa y una expresión tan ¨inocente¨ como ladina.
(S-Sin duda: es su hija…)-afirmó este en su mente, con cierta incomodidad ante lo inteligente y perceptiva que era la niña para su edad.
Pensándolo detenidamente…no era una mala propuesta. Al parecer tanto él como Nabiki Tendo estaban en la necesidad de aliviar el estrés de su vida diaria, y aunque esta tenía un trabajo muy distinto al suyo, siempre se le habían dado mejor los negocios que a él, por lo que pedirle un consejo no estaría mal.
Al notar que la pequeña Tendo se le había quedado mirando expectante de una respuesta, Kuno dio un corto suspiro y dijo:
-De acuerdo-y antes de que la niña pudiera dar un salto de alegría prosiguió diciendo-PERO, deberé llamarla propiamente para acordar la salida.
- ¡Vale! –exclamó conforme- ¡Ah! Ya va siendo hora de que vuelva a casa-expuso esta al mirar el pequeño reloj de su muñeca y al segundo siguiente, se bajó de un salto del banco.
-Ey, es peligroso que andes por ahí sola-le reclamó este al ver que la pequeña estaba preparada para irse.
-No te preocupes, Kuno-chan. Nuestro apartamento queda justo por allá-le indicó ella a un edificio a tan solo un par de calles de distancia del parque.
-Ah, y-ya veo…-expresó él algo avergonzado.
Diablos, había oído hace mucho tiempo que Nabiki Tendo se había mudado, pero no esperó que fuera por esta misma área.
-Bueno, ¡nos vemos Kuno-chan! –se despidió la niña con un ágil gesto de mano y una clara sonrisa.
-A-Ah, n-nos vemos…-correspondió este por inercia, sin saber qué más decir.
Tras quedarse unos minutos viendo como la pequeña Tendo se alejaba, Kuno posó su mirada algo inquieta sobre su lata de café a medio tomar, pensando en cómo rayos iba a hacer para invitar a salir a Nabiki Tendo después de todo el tiempo que llevaba sin mediar palabra con ella.
-En el apartamento-
- ¡Ya volví! –exclamó con energía la pequeña nada más cruzar la puerta.
-Oh, bienvenida Minami. ¿Acaso pasó algo bueno en la escuela? –le preguntó curiosa su madre desde su posición en la mesa, teniendo una mano sobre su laptop abierta y sosteniendo una taza de café con la otra.
-Nope, nada fuera de lo normal-aclaró esta con un tono y expresión demasiado alegre mientras botaba a la basura una lata de refresco de cola.
-Oh…Okey-correspondió Nabiki con simpleza y se dispuso a tomar un sorbo de su taza de café.
-Por cierto, te conseguí una cita con Kuno-chan para este viernes por la noche-soltó sin más Minami a la par que dejaba su mochila roja a un lado y se sentaba sobre el sofá de la sala/comedor.
Fue un verdadero milagro que la laptop no se mojara con todo el café que salió del atraganto de Nabiki.
- ¡M-MINAMI! ¿¡QUÉ HICISTE AHORA!? –profirió Nabiki tras recuperarse por fin de su atraganto, en un tono entre enojado, espantado y avergonzado.
-Nada, mamá. Tú misma fuiste la que dijiste que solo aceptarías salir con un hombre que fuera guapo, fuerte, rico, divertido y que te quede bien su apellido-se defendió esta con simpleza, usando su tono ¨inocente¨.
-MINAMI…-pronunció Nabiki entre molesta y pasmada, llevando una mano a su frente en pos de apaciguar un leve dolor de cabeza.
No podía creer que su hija estuviera usando sus propias palabras en su contra.
-Además, creo que a Kuno-chan le vendría bien esta salida-dijo la pequeña de forma suave.
- ¿Ah?
-Parece que anda muy estresado por un problema de su compañía-expresó esta en un tono preocupado, antes de volverse hacia su madre y agregar con uno más esperanzado- ¡Pero puede que salir y hablar contigo le ayude a resolverlo!
Ante el brillo en la mirada de su hija y su expresión radiante, Nabiki no pudo más que quedarse callada y empezarse a sentirse algo…incómoda e intranquila. Aunque hace tiempo que no hablaba con Kuno debido a que tanto él como ella estaban plenamente ocupados con sus respectivas responsabilidades y problemas de adultos, aún le tenía cierto aprecio a su persona, por eso, si este en verdad necesitaba de su ayuda, ella estaría encantada de brindársela. Sin embargo…Nabiki Tendo era de todo menos tonta y sabía que al final de todo ello se ocultaba cierto claro objetivo de su pequeña.
Antes de que esta fuera capaz de formular su siguiente frase, su celular empezó a vibrar en su bolsillo, señal de que la estaban llamando.
- ¡Ah! Debe ser Kuno-chan-comentó Minami y agregó cantarina-Adelante, responde~.
Nabiki no pudo evitar mostrar un leve fastidio en su rostro, el cual se afianzó un poco al ver que, efectivamente, su hija había dado en el clavo.
-Este asunto no se acaba aquí jovencita-declaró Nabiki algo molesta antes de salir al balcón a responder la llamada.
Impasible ante la ligera ¨amenaza¨ de su madre, Minami tomó una galleta de arroz de la mesita de en frente y volvió a sentarse cómoda sobre el sofá, esbozando una sonrisa pícara y complacida. Heh, en este mundo de infinitas posibilidades y problemas, todos tenían sus propias prioridades, y la pequeña Tendo tiene muy en claro cuál es la suya.
FIN
