Dissclaimer I: Star Wars es propiedad de Disney/Lucasfilm.

Dissclaimer II: Este fic es una traducción de Just keep your mouth shut de BrokenMentality


Rey miró por la ventana de la bahía médica, disfrutando la luz del sol mientras escuchaba el crujir de la hierba con el viento y el canto de los pájaros. Le encantaba la naturaleza y aún se maravillaba ante la cantidad de verde que había en Ajan Kloss. Pero ahora, más bien, estaba concentrada en la ventana para ahogar el ruido del molesto hombre tras ella.

Resistió el impulso de poner los ojos en blanco al oír a los chicos discutir entre ellos. Había pasado una semana desde Exegol, una semana desde que había traído a Ben de vuelta a la Resistencia. Le había tomado toda la fuerza que le quedaba convencer a Finn y Poe de que no le disparasen. Colapsó, cayendo al suelo, poco después.

Sus heridas no eran tan graves salvo un poco de inflamación, fatiga y unos pocos cortes y cardenales. Las heridas de Ben eran mucho peores. Tenía el tobillo y varias costillas rotas, una horrible cantidad de golpes y muchos cortes. Eso sin contar siquiera el abuso que ambos habían recibido del emperador.

Rey intentó contener un escalofrío al pensar en su difunto abuelo. No, en el emperador. No era su familia. La Resistencia era su familia. Finn, Poe, Chewie y BB-8 eran su familia. Y Ben.

Ben era mucho más que familia, era difícil describirlo en palabras más allá de "una díada en la fuerza". Amigos… no eso no era lo suficientemente cercano. ¿Amantes? Rey sintió el calor de sus mejillas al sonrojarse. Eran un poco más íntimos que "amantes", y aún no habían discutido nada realmente, especialmente su beso en Exegol.

Rey aún tenía confusos los detalles de cómo exactamente ella y Ben habían escapado de Exegol. No había tenido tiempo para preguntarle a Finn o Poe, y Ben tampoco recordaba nada teniendo en cuenta que había estado inconsciente la mayor parte del tiempo. Sospechaba que Leia había tenido algo que ver con todo aquello.

Maz solo le había dicho que el cuerpo de Leia se había fundido con la fuerza inusualmente tarde tras su muerte. Basándose en lo que Maz había descrito, Rey se dio cuenta de que su cuerpo debía haberse desvanecido justo después de que Ben la salvase. ¿Los había mantenido Leia con vida? Rey no lo sabía. Pero no le importaba el "cómo", estaba agradecida solo con estar viva. Aún así, sonrió y articuló un silencioso gracias para Leia. Rey sintió una cálida presencia en la fuerza invadiéndola y su sonrisa se ensanchó. Su sonrisa se apagó por el creciente sonido de voces y ego masculino.

–Gracias, traidor –oyó cómo Ben decía detrás de ella. Se giró para verle sentado, apoyado en la camilla, cubierto de parches de bacta, vendas y monitores. Había bacta alrededor de su tobillo y sus costillas, pero aparte de eso, la mayoría de sus heridas estaban curadas, excepto por un corte en la mejilla. Su pecho estaba al descubierto salvo por unos parches más en su hombro y llevaba puesta una camiseta gris, abierta para que las vendas cupiesen.

El rostro de Rey se calentó por el recuerdo de verle sin camisa en Anch-To. Se había quejado en ese momento, pero obviamente ahora no estaba protestando… Se contuvo antes de quedarse mirando y rezó porque Ben no hubiese sentido sus pensamientos mediante el vínculo. Por surte, estaba demasiado distraído discutiendo con Finn y Poe.

La cantidad de testosterona que había en la habitación era sofocante y por millonésima vez Rey maldijo la fragilidad del ego masculino.

Los ojos oscuros de Ben estaban fijos en Finn. Finn estaba mirándole de vuelta justo al lado de Poe, que estaba apoyado a los pies de la camilla.

–Bueno, técnicamente, ¿no eres tú también un traidor? –le preguntó Finn, sus cejas arqueadas.

–Supongo –Ben sonrió ladeadamente y se encogió de hombros, y entonces hizo un mueca de dolor cuando el movimiento le hizo daño en el hombro. Poe se removió cambiando el peso, intentando encontrar una posición más cómoda para el brazo roto que tenía en cabestrillo.

–¿Cómodo? –peguntó Poe, recreando las palabras que Kylo Ren le dijo durante su interrogatorio. La mirada de Ben se desvió hacia él con las cejas levantadas.

–Nunca he estado mejor –dijo sarcásticamente. Rey sonrió un poco en contra de su voluntad. A veces Ben se parecía tanto a Han y le hacía tanta gracia cuando intentaba negarlo. Pero eso no significaba que en ocasiones también fuese un maldito incordio.

Rey hizo contacto visual con Finn y rodó los ojos antes de volver a mirar por la ventana.

Finn se dio la vuelta para ver a los dos hombres mirándose fijamente, la tensión palpable en el ambiente. Se removió incómodo mientras Ben y Poe se miraban. Poe señaló a Ben con el índice.

–Te advierto –dijo–. Que no se te pase por la cabeza usar alguno de esos trucos mentales conmigo o con nadie.

Ben puso los ojos en blanco.

–No te preocupes –contestó–. No podría controlar tu mente aunque quisiese.

Poe arqueó las cejas.

–¡Oh! ¿En serio? –preguntó, inclinándose hacia delante– Ilústranos, si no es molestia.

Rey entrecerró los ojos cuando miró por encima del hombro y vio el tinte malicioso en los ojos de Ben. Oh mierda. A veces deseaba que Ben cerrase la maldita boca.

Ben sonrió con sorna y habló.

–Bueno, para poder manipular la mente de alguien debe haber al menos una mínima forma de inteligencia…– Finn casi se atraganta al intentar contener la risa y mantener una expresión seria.

–¡Oye! –dijo Poe indignado. Ben continuó como si no le hubiese oído.

–Por suerte para ti, hay tanto espacio en blanco que no tengo suficiente material con el que tr-mmph! –la voz de Ben fue acallada de repente por la mano que Rey había colocado justo encima de su boca. Ben miró hacia arriba para verla de pie justo detrás de él, con el brazo rodeando su cabeza.

Ignorando las ahogadas protestas de Ben, miró a Finn y Poe.

–Lando quiere veros a los dos. Acabo de acordarme –tanto Finn como Poe la miraron con las cejas arqueadas en señal de escepticismo–. Es urgente –presionó, esperando que captasen la indirecta. Ben todavía estaba protestando así que puso la otra mano también en su boca. Le suplicó silenciosamente a Finn. Este cedió finalmente y sonrió descaradamente al par. Se giró para darle una palmadita a Poe en su brazo herido.

–Vale, entendido –dijo, lo llevó tan lejos como para llegar a guiñarles un ojo. Rey se sonrojó y tuvo que reprimir el impulso de gemir en desesperación y arrastrarlos fuera de la bahía médica usando la fuerza–. Volveremos más tarde. Vamos co… ¿Co-general? –Finn frunció el ceño reflexionando– ¿Es la palabra correcta?

Poe dio media vuelta y le miró.

–Estas disfrutando esto, ¿verdad? –Finn se encogió de hombros de buen humor y empezó a empujar a Poe por el pecho, guiándole hasta a salida.

–Venga, amigo. Vamos, en marcha –dijo Finn, sacando a Poe de la habitación. Este se giró molesto hacia Rey y Ben.

–Rey, tú solo haz que se quede así por el resto de vuestra estancia. ¡Por el bien de todos! –gritó Poe por encima de su hombro. Las puertas se cerraron detrás de ellos y Rey dejó escapar un largo suspiro.

La mano de Ben cubrió la suya y con gentileza apartó la mano de su boca.

–Oye, ¿eso a qué ha venido? –preguntó, girando la cabeza para mirarla.

–Ugh –gruñó– ¿Qué narices te pasa? – Volvió a colocarse al lado de la cama y le golpeó ligeramente el hombro que no estaba herido.

Ben tuvo las agallas de parecer entretenido cuando contestó.

–¿Qué? He estado en su cabeza, en serio es como-

–Ben, para –dijo Rey, cruzando los brazos. Ben sonrió y siguió.

–De verdad que es como una cabina llena solo de luces brillantes-

–¡Para! –Rey se echó hacia adelante y le apuntó con el dedo a la cara, las vendas blancas rozando su brazo– La próxima vez que provoques a Poe, morirás.

Ben dejó caer su cabeza, por una vez siendo él quien tenía que alzar su cabeza para mirarla.

Sonrió con sorna otra vez y volvió a replicar.

–Nah, no es rival para –se detuvo en seco cuando Rey se inclinó sobre él, apoyando una de sus manos en la almohada tras él y la otra en el lado contrario.

–Yo te mataré –dijo con firmeza. Su túnica azul contrastaba fuertemente con el blanco de sus vendas y las sábanas blancas de Ben. Todo su entusiasmo se esfumó al mirarla.

–Oh –dijo, en voz baja. Rey fijó la mirada en sus ojos oscuros por unos instantes y entonces se dio cuenta de lo cerca que estaban. Sus rostros estaban tan solo a unos centímetros de distancia. Ben debía haber estado pensando lo mismo porque su mirada se volvió más intensa y abrasadora.

Los ojos de Rey descendieron hasta su boca mientras los de Ben bajan a sus labios. No habían tenido un momento a solas como este desde Exegol. Rey intentó mantener una mirada firme, pero su determinación empezó a disolverse. Se movió más y más cerca hacia él, como atraída por un imán.

Se detuvo a unos centímetros de su rostro y fijó la mirada en sus ojos. Eran tan oscuros y expresivos, como los del Leia. En ese momento, la intensidad de la mirada de Ben terminó por alcanzarla y su fuerza de voluntad se desmoronó.

No estaba segura de quién se movió primero, pero lo siguiente que supo es que la suave boca de Ben estaba conectada a la suya. Se había inclinado para encontrarse con ella a mitad de camino y se dejó arrastrar hacia su regazo, con cuidado de evitar sus heridas. Sus manos abandonaron la cama y se alzaron hasta acunar su cara y sujetarle lo más cerca posible de ella. Podía sentir las manos de Ben recorriendo su brazo y se estremeció de placer.

Ben le rodeó la espalda con los brazos, acercándola más. No se habían besado desde Exegol, y Rey no se había dado cuenta de lo mucho que había extrañado su tacto hasta ahora. Ansiaba sus besos como el agua tras un día entero rebuscando entre la chatarra en el sofocante y abrasador desierto de Jakku. Y Ben estaba más que contento de satisfacer su necesidad.

Dejó escapar un suave gemido al sentir la boca de Ben abrirse contra la suya. Separó sus labios para dejarle entrar, derritiéndose entre sus bazos.

Le recordó a su beso en Exegol, pero este era mucho mejor. La sensación de una muerte inminente no se cernía sobre ellos, tenían todo el tiempo del mundo y ya no estaban muertos de cansancio ni exhaustos. Y mientras que el beso de Exegol se había sentido muy bien, había sido inocente, dulce, con sus bocas cerradas, este beso la prendió en llamas.

Cuando su lengua pasó por encima de la de ella, Rey se alegró de no estar de pie, porque si lo hubiesen estado, las rodillas le habrían fallado y se habría caído al suelo. Gimió de placer cuando Ben exploró su boca. Sus labios se estiraron en una ligera sonrisa y murmuró en aprobación, las vibraciones de su voz mandaron escalofríos por la columna de Rey.

Una de sus mano se desplazó hasta el cuello de Ben y sus dedos se enredaron en su pelo, oscuro y sedosos. Su otra mano se deslizó por su hombro hasta descansar en su pecho. Pudo sentir el latido de su corazón, y estaba segura de que el suyo estaba latiendo igual de rápido.

La mano de Ben se movió para sujetarle la cabeza y el pelo, y Rey siempre se sorprendía de lo grandes que eran sus manos compradas a las de ella. Su mano prácticamente abarcaba su cuello al completo.

Pero no se centró en eso. No se centró en su extraña postura. A penas se dio cuenta del monitor en la muñeca de Ben, que pitaba por su elevado ritmo cardiaco. Pero no le importó. Todo lo que le importaba era que Ben siguiese besándola hasta dejarla sin sentido.

Como si fuese una señal, Ben giró un poco la cabeza para profundizar el beso, haciendo que Rey gimiese débilmente contra su boca y que el agarre que él tenía sobre su cintura se hiciese más fuerte. El agarre de ella en su pelo también se reforzó y bajó la mano, pasando por su cuello hasta llegar bajo su barbilla haciéndole gemir mientras hundía los dedos en su pelo. Le cayó por los hombros, parecido a la forma que había llevado aquel fatídico día en la Supremacía.

Al mismo tiempo en que seguía besándolo, su corazón y su cabeza no dejaban de correr. Estrellas, le quiero, pensó. Se congeló al darse cuenta de que lo había transmitido por el vínculo. Ben también se había quedado quieto.

Rey se separó lo justo para verle la cara. En realidad nunca se lo habían dicho, aunque ambos lo supiesen. Aún así Rey estaba aterrorizada. Había sido abandonada por tantas personas a lo largo de su vida. Aunque sabía que Ben nunca la dejaría, ese persistente miedo seguía ahí.

Prácticamente se deshizo con alivio cuando Ben le dio aquella sonrisa tan dulce, más cálida que la que le había dado en Exegol. Los dedos de Rey se movieron sobre su piel, trazando sus lunares, sus hoyuelos y sus labios, que estaban hinchados por los besos mientras acariciaba su rostro. Ben se rió suavemente y se movió para besarle la frente.

Rey cerró los ojos y se dejó llevar por la sensación de sus brazos. Te quiero, dijo en su mente. La miró a los ojos y envió otro mensaje por el vínculo.

Lo sé. Rey puso los ojos en blanco pero sonrió al notar la referencia a su padre. Entonces Ben volvió a ponerse serio y envió otro mensaje: También te quiero, cariño.

El corazón de Rey nunca había estado tan rebosante y lleno de amor en toda su vida. Se sonrojó ante el apelativo cariñoso y apoyó su frente contra la de él. Cerró los ojos, disfrutando de su cercanía.

Cuando los abrió su menté recordó lo que había pasado antes del beso. Se había olvidado de que se suponía que estaba enfadada con Ben por provocar a Poe.

Sintiendo por dónde iban sus pensamientos, Ben agarró su rostro y la acercó a él bruscamente. La besó con fuerza, para hacerla olvidar. Y, señor, no tenía ningún problema con eso.

Rey le besó de vuelta con cada pizca de pasión y amor que tenía. Deslizó la lengua sobre sus labios y él inmediatamente abrió su boca para encontrarse con su lengua. Sus bocas enredadas, juntas, luchando por la dominancia.

Sintió la mano de Ben deslizarse bajo su túnica y sobre la piel al descubierto de su omóplato. Tembló y jadeó ligeramente, molesta cuando Ben se rió satisfecho.

Rey le mordió con gentileza el labio inferior en respuesta y empezó a mover su mano bajo el dobladillo de su camiseta para apartarla de sus hombros, causando que Ben gimiese.

De repente se dio cuenta del ruidoso pitido junto a ella. Separó su rostro de Ben con resignación pero entonces notó que el monitor de su muñeca estaba pitando como loco.

–¡Joder, Ben! –dijo empezando a bajarse de su regazo– No podemos dejar que el ritmo se incremente, se va a-

Fue interrumpida cuando Ben deslizó un brazo por su cintura y la atrajo hacia él en busca de un beso. Uno fuerte.

Déjalo, dijo por el vínculo. No me importa.

Por mucho que Rey quisiese fundirse en él, se obligó a apartarse y cubrirle la boca con la mano. Sonrió con arrogancia cuando vio la molestia en sus ojos.

–Bueno, a mí sí me importa, pedazo de imbécil, porque aparentemente ¡a alguno de nosotros tiene que importarle! –se terminó de bajar de su regazo pero mantuvo la mano sobre su boca. Despachó al med-droide que se acercaba y liberó a Ben para lanzarle una mirada mordaz– ¡Tienes suerte de que ni Poe ni Finn hayan venido corriendo pensando que pasaba algo malo!

–Bueno, no lo han hecho –sonrió, Rey puso los ojos en blanco.

–Ese no es el punto, cerebro de láser.

Ben arqueó una ceja y empezó a reírse. Rey se quedó aturdida por un momento. Nunca había visto a Ben reírse, al menos no hasta ese punto. Se sonrojó al notar que seguía riéndose de ella y le golpeó juguetonamente.

–Eres imposible, ¿lo sabes? –dijo. Ben simplememente la miró y sonrio.

–Me quieres igualmente. Me lo acabas de decir –sonrió con sorna e intentó agarrar su muñeca para impedir que le volviese a golpear. Atrapó su muñeca y la acercó, colocándole un mechón de pelo detrás de la oreja. Rey le miró con burla.

–Sabes –dijo–, no tendría que pegarte si tan solo cerrases la maldita boca.

–Bueno, ¿y cómo vas a conseguir eso? –preguntó, aún tonteando, pero cada vez más débil al estar más y más cerca.

Rey dejó un centímetro de espacio entre ellos y luego lo miró a los ojos, los de ella brillando con picardía. Sonrió burlonamente y susurró:

–Seguro que se me ocurrirá algo.

Luego cerró la distancia que los separaba y lo besó.