Eran las 2:45 AM , Bakugo Katsuki no podía conciliar el sueño, por más que se cambiaba de posición le era imposible. Suspiraba Frustrado, la cama no era la razón por la cual no podía dormir.

Hoy cumplía años, y a pesar de todos los problemas que habia tenido con Deku, siempre estuvo acostumbrado que al levantarse el primer mensaje que leía era el.

Iluso fue al pensar que ese mensaje siempre le iba a llegar.

- Casi 3 años... JA!. Que risa.- se sentó en su cama con fuerza tomando la almohada y poniendosela en la cara, quería gritar, se sentía horrible.

Ya iban casi 3 años desde que Deku se fue de su vida y aún sigue sin encontrarlo, a pesar de todos sus esfuerzos, pareciera que se esfumó.

Quería gritar, pero en vez de eso suavizó el agarre y dejó caer la almohada.

- Maldita sea. Maldita sea. - repetía una y otra vez, por más que maldijera las lágrimas caían solas. No podía más.

Lo que no sabía, esque una personita estaba afuera de su habitación, escondido para que no lo viera, y estaba destrozado, quería abrir la ventana y gritarle que lo extrañaba, que lo perdonará, pero no podía arriesgarlo.

- Lo siento, Kacchan - dijo en un susurro, o eso intentó, era la primera vez que miraba a Katsuki Bakugo llorando, y eso le partió el corazón, provocándole que empezará a sollozar también. Izuku Midoriya, el gran vigilante, lloraba "discretamente".

Sin embargo, este amigo, tiene el oído más fino de lo que la gente cree, y escucho todo. No podía creerlo, se limpio las lágrimas y lentamente deslizó la ventana de su departamento y lo vio, acurrucado en una esquina intentando aguantarse las lágrimas.

Cuando se vieron a los ojos, eran el mismo par de niños que jugaban juntos hace unos años.

Izuku se asustó y se levantó para huir, pero Katsuki fue más rápido y lo tomo del brazo.

Después de dos minutos de forcejeos, Kacchan tenía sometido a Deku en su cama.

- Deku, ¿eres tú? - apesar de tenerlo debajo de el, y que podía tocarlo, tenía miedo de que desapareciera, claro que no lo iba a admitir.

- F-feliz cumpleaños Kacchan. - era débil ante el, siempre lo fué, la mirada preocupada de Kacchan era la vista más hermosa que podía tener, y sí, el si lo admitiera en voz alta si fuera necesario.

- No te vayas, maldito nerd - las mejillas de Izuku ardían, era la primera vez que le escucha decir eso. Parecía un sueño. Pero, tenía que regresar a la realidad.

- Me tengo que ir, Kacchan - pero más grande fue su sorpresa cuando el agarre de Katsuki se convirtió en un abrazo.

El gran Katsuki Bakugo, estaba abrazando a Deku como niño chiquito.

- No te vayas - dijo esto último acurrucándose en su cuello. Deku no podía con tanta ternura, oh como lo extrañaba.

- Kacchan... Yo no puedo quedarme - esperando una respuesta, se dió cuenta que Katsuki quedó dormido, y encima de el. Eso solo hizo que se riera, acomodo el cabello delicadamente de Bakugo, y cayó junto con el a un sueño que hace mucho no tenía.

Al día siguiente, gritos, risas y explosiones.

Al final, Izuku no se fue. Y Katsuki tuvo el mejor regalo que pudo haber deseado.

Fin