Ningún personaje me pertenece. La historia fue hecha para entretener.

Que estén bien.

Cool Out

Zenitsu sonreía de forma boba, había pasado la tarde con una de las muchachas más populares del colegio y todo había resultado de maravilla. Tenía ganas de saltar y reír a carcajadas aquella maravillosa experiencia, pero optó por dejarse llevar por la sensación de flotar y sonreír con estupidez.

Mientras abría la puerta de su casa pensó en Tanjirou y la culpa lo invadió por completo. Si, le había mentido a su novio para salir con aquella joven. Si, se sentía mal pero no había hecho nada malo, solo habían salido de forma inocente. O al menos eso se estaba repitiendo constantemente para no sentir que había engañado al muchacho.

"Mañana le daré algo como disculpas" – Pensó con calma sabiendo que sin importar lo que fuera Tanjirou lo aceptaría con una sonrisa y ojos brillantes.

Suspiró mientras la misma pregunta de siempre rondaba por su cabeza ¿por qué Tanjirou no había nacido mujer? Las cosas hubieran sido mucho mejor si ese hubiera sido el caso, pero no y aquí se encontraba con estos sentimientos confusos y la culpa pesándole la espalda.

Las chicas eran suaves y hermosas, Tanjirou también lo era, pero… era un hombre y eso lo cambiaba todo. El muchacho era maravilloso, lo trataba bien, era responsable, se notaba que tendría un buen futuro, pero no era una chica.

Aun así, había aceptado salir con él, intentar una relación. No negaba que Tanjirou lo hacía sentir especial y querido, adoraba ver al joven y platicar de temas varios, le gustaba besarlo y todo, pero seguía sin poder aceptar que salía con un chico, un gran, tierno, amoroso y hermoso joven, pero chico, al fin y al cabo.

- Zenitsu. – La voz de su abuelo lo hizo saltar y aferrarse a la barandilla de las escaleras en la que se quedó pegado.

- Abuelo, no me asustes así. – Se quejó mientras seguía aferrándose a la madera con fuerza. Su abuelo, por su parte, lo observaba con seriedad.

- Debemos hablar.

- ¿Eh?

Sintió un poco de miedo. Su abuelo no solía pedir entablar una conversación de la nada, las pocas veces que lo hizo fue por temas serios e importantes. Se preocupó y de un salto se puso al lado del anciano.

- ¡No mueras abuelo! ¡Lucharemos contra lo que sea que tengas!

- ¡No estoy enfermo idiota!

- Oh. – Se llevó la mano al pecho aliviado. – Que bueno saberlo.

- Ven conmigo.

Caminaron en silencio hasta el living. Zenitsu seguía nervioso al no saber lo que le dirían.

- Muchacho.

Antes de darse cuenta ambos se encontraban sentados uno frente al otro. El anciano lo observaba con seriedad, pero también tristeza. ¿Qué estaba pasando aquí?

- ¿No tienes algo que decirme?

Continuó y Zenitsu no sabía que responder al respecto. Porque si había algo que no le había contado a su abuelo, pero aún no se sentía preparado para aquello.

Los minutos pasaron sin que alguno hablara y el abuelo suspiró con pesar.

- Vino Tanjirou hace poco.

- ¿Qué? – Ahora sentía que moriría ¿por qué había venido ese idiota?

- Vino con un ramo y algunas cosas que te ayudarían a sentirte mejor por tu enfermedad.

La culpa y el miedo lo invadieron sin piedad. Tanjirou había venido a verlo y el… el había salido con una chica para hacer cosas sin sentido y bien fácil de malinterpretar si los veían paseando en el centro.

- ¿Qué le dijiste? – Preguntó con pesar aun sabiendo su respuesta.

- La verdad.

Podía imaginarlo, el rostro sonriente del joven hablando con su abuelo en la entrada de su casa y perdiendo el brillo de aquellos hermosos ojos con cada palabra dicha por el anciano para luego intentar sonreír de la misma forma en un vano intento por demostrar que todo estaba bien.

- No me gusta mentir, menos si es a tu novio.

- Lo sé, pero… - Abrió los ojos sorprendido y rápidamente fijó su atención al mayor. - ¿Lo sabías?

- ¿Tan idiota me crees como para no haberlo notado?

- Claro que no… es solo… - ¿Era solo qué? ¿Acaso deseaba mantener a Tanjirou en el anonimato por siempre? ¿Juntarse con chicas mientras besaba a un chico?

El rostro de su novio regresó a su mente y un fuerte deseo de llorar lo envolvieron.

- Tenía miedo. – Respondió al final.

- ¿De mí?

- De todo abuelo. – Suspiró con pesar. – De decepcionarte o hacer algo que te desagrade.

El hombre ahora fue el que suspiró y luego se levantó para abrazarlo. Definitivamente Zenitsu se esperaba cualquier cosa, menos eso, cariño y comprensión en un abrazo nunca fue algo que pasó por su cabeza.

- Nunca me has decepcionado muchacho y menos por algo tan simple y maravilloso como amar a alguien.

- ¡Pero!

- Si tienes miedo, entonces puede que tu mejor opción sea dejarlo ir. – El abuelo se alejó lentamente para luego verlo directamente a los ojos. – Las mentiras siempre se descubren Zenitsu y ese muchacho está sufriendo por tu miedo al igual que tú.

- Debo hablar con el… debo. – Abrazó a su abuelo nuevamente.

Siempre había temido a la reacción de aquel hombre que lo cuidó y le dio cariño por años. Al final resultaba que al anciano no le importaba sobre sus preferencias sexuales. Todo aquel quebradero de cabeza y sufrimiento que vivió se debió a su propio miedo.

Había sido tan idiota y cobarde.

- Gracias abuelo.

Se separó del hombre y salió de la casa con rapidez. Debía, necesitaba encontrar a Tanjirou y tratar de arreglar este caos.

Llegó a la casa del muchacho en tiempo record y entró por la puerta de la pastelería para ser recibido por la madre el joven.

- Hola Zenitsu.

- Buenas tardes. ¿Se encuentra Tanjirou?

La mujer negó con la cabeza y llevó su mano a la mejilla con confusión.

- Pensaba que iba a verte a ti por tu enfermedad, aunque pareces estar bien.

Zenitsu se congeló y luego hizo una reverencia.

- Nos vemos.

- Llámalo. – Escuchó a la mujer mientras se retiraba.

Una vez afuera marcó el número que se sabía de memoria solo para escuchar aquel molesto sonido de estar marcando hasta el buzón de voz.

- Maldición.

Era más que obvio que Tanjirou deseaba estar solo, pero él necesitaba explicarle e intentar salvar algo de su confianza porque estaba seguro que el muchacho había sacado sus propias conclusiones, Tanjirou no era idiota.

Había lastimado al joven y necesitaba poder disculparse y hablar, explicarse, rogar.

Pensó en Tanjirou, en los lugares que pudieran hacerlo sentir mejor o más tranquilo en momentos de necesidad. Su mente se iluminó y sus pies volvieron a moverse mientras corría para buscar al joven en las plazas cercanas camino a su casa.

Su loca y desesperada carrera dio finalmente frutos al encontrar al joven sentado en los columpios, meciéndose suavemente en una plaza cercana a su casa. Se encontraba observando el suelo mientras las flores se encontraban sobre sus piernas y una bolsa en su mano se movía lentamente junto con el columpio.

Aquella vista le partió el corazón. Comenzó a acercarse lentamente sintiendo pena, miedo y duda ante lo que vendría, pero necesitaban conversar. Debía disculparse ante su comportamiento. Era lo mínimo que se merecía Tanjirou.

- Tanjirou. – Susurró al colocarse frente al joven. El movimiento del columpio se detuvo.

El silencio continuó antes de que las flores fueran colocadas al frente suyo, las tomó con nerviosismo.

- Gracias. – Exclamó para que luego se le presentara la bolsa la cual igual tomó y agradeció.

- Son para que te mejores. – Expresó finalmente Tanjirou con suavidad y el rostro oculto por sus cabellos.

- Tanjirou…

- Habías sonado realmente mal en el teléfono por lo que me preocupe mucho y después no respondías el teléfono o mis mensajes. Pensé que estabas muy mal.

- Yo… - Vio como las manos del joven apretaban con fuerza la cadena mientras temblaba. – Lo siento. – Expresó con culpa.

- No… - Se congeló, realmente no esperaba esa respuesta, al menos no dicha de forma tan rápida. Luego se percató de como aquellos hermosos ojos se llenaban de lágrimas mientras lo observaban. – Perdóname a mi Zenitsu.

- ¿Qué quieres decir?

El joven volvió a bajar la cabeza y Zenitsu no sabía qué hacer o decir al respecto. ¿Por qué se disculpaba?

- Debió haber sido muy duro para ti ¿no es así? – Tanjirou se levantó para quedar a la misma altura de Zenitsu, podía ver aquellos ojos enfrentándolo directamente a pesar de estar cubierto en lágrimas.

- No entiendo.

- Confesarme debió ser duro para ti…

- ¿Qué?

- De seguro tuviste miedo o pena de rechazarme creyendo que con ello perderías mi amistad…

- No… yo…

La mirada tan intensa del muchacho apenas le dejaba hablar, sus palabras también le dolían mucho porque no estaban ni cerca de la verdad.

- Lo siento Zen, nunca quise presionarte o hacerte sentir incómodo.

- No… no es así Tanjirou.

- ¿No? – Ahora lo observaban con confusión.

- Si me gus… - Se mordió el labio sin poder terminar.

Ahora que lo pensaba nunca le había dicho a Tanjirou que lo quería o le gustaba, nunca lo había tratado de forma especial. Tanjirou había sido el único que le decía cosas dulces, le daba la mano o lo abrazaba, el que siempre estaba ahí. Pero solo cuando estaban los dos solos y sin personas externas. Una vez lo había rechazado cuando intentó darle la mano en público y a pesar de que le dolió la expresión de tristeza del muchacho, le pidió que no hiciera esas cosas al frente de otras, que aún no estaba listo.

Y Tanjirou siendo el sol que era, le había sonreído en respuesta, aceptado y comprendido su situación por lo que dejó las muestras de afecto solo en sus momentos privados y sin otras personas mirando.

Tanjirou fue el que lo dio todo en la relación mientras que Zenitsu no hizo nada. Era obvio que el joven sufriría, que no lo soportaría por siempre. Pero seguía sin poder decir aquellas simples, pero potentes palabras, seguía con miedo.

Tal vez su abuelo lo aceptaba, pero ¿qué pasaría con Kaigaku o la familia de Tanjirou? ¿Sus amigos? Nada estaba dicho y él tenía tanto miedo.

- Yo… - Agachó la cabeza.

- Creo que lo mejor es que terminemos. – Y la levantó con rapidez, pálido y sin palabras.

- ¿Qué?

- Bueno… - A pesar de que Tanjirou le sonreía las lágrimas se deslizaban silenciosas por aquel rostro. – Es lo más obvio ¿no? – Suspiró para luego observarlo con pesar. – Te he obligado a estar conmigo a pesar de que no querías, o quizás si lo hiciste por algún tiempo. - Su cuerpo tembló.

Zenitsu lo abrazó mientras sentía el cuerpo del joven temblar.

- ¡Lo siento tanto Zenitsu!

- No… no… - Abrazó con más fuerzas al otro muchacho mientras sus propias lágrimas se deslizaban por sus mejillas ¿cómo pudo ser tan idiota y llevar a Tanjirou a tal extremo? ¿cómo podía solucionar todo esto?

- Soy lo peor… soy…

- ¡No! – Gritó con fuerzas mientras tomaba los hombros de Tanjirou y lo alejaba un poco para enfrentarlo. Ver al joven llorar era una de las cosas que más odiaba en su vida, le partía el corazón, más al saber que todo esto se debía por su culpa. – Es mi culpa, todo esto es por mi culpa.

Tanjirou negó.

- No te obligues a decir esas cosas.

- ¡Pero si es verdad!

Y ahí, finalmente, comenzó a hablar, de lo feliz que estuvo cuando Tanjirou se le confesó, del miedo que sintió cuando Kaigaku hizo aquel comentario mordaz sobre los "maricones", lo mismo comentarios hirientes fueron dichos por otras personas, conocidos y compañeros. Le habló de su miedo y vergüenza al tener esta relación y por lo mismo continuó molestando a las muchachas cuando Tanjirou no estaba cerca o a veces sí. Como el silencio de Tanjirou ante sus acciones solo le hacían continuar con ellas, abusando aún más de los sentimientos del otro muchacho con la excusa de no estar listo todavía.

Porque siempre fue esa su excusa, no estar listo.

También le contó sobre la salida que tuvo con esta joven tan popular y del beso que esta le dio bien cerca de la boca al momento de despedirse.

- No es tu culpa. – Repitió mientras observaba el rostro del joven.

Fue testigo de cómo la pena se fue transformando en sorpresa para luego dejar una expresión seria y sin mayores emociones, pero aun así continuó. Porque Tanjirou se merecía la verdad, porque deseaba que las cosas entre ellos no se arruinaran por completo.

- Yo fui el que no se ha comportado bien.

- ¿Te avergonzabas de mí?

- No era de ti, era el hecho de tener una relación con un… - No pudo terminar la oración.

- Un hombre. – Pero Tanjirou si podía y Zenitsu afirmó lentamente con la cabeza.

- Lo siento mucho. - Nuevamente silencio y Zenitsu temía por lo que pasaría después. – Nunca fue tu culpa, solo fue mi miedo.

- Pero sigues con ese miedo.

- ¿Qué?

- Zenitsu. – La mirada de Tanjirou lo incomodaba, más ante la sinceridad con la que lo observaba a pesar de la seriedad en aquel rostro. – Yo si quiero darte la mano y decir en voz alta que me gustas. – Suspiró. – El haberte dicho antes que termináramos es algo que estuve pensando hace un tiempo.

Solo pudo preguntarse en qué momento Tanjirou comenzó a considerar el romper con él. ¿Cuándo los meses de relación pasaban y seguían sin tomarse de las manos? ¿Cuándo lo dejaba por alguna chica que le hablaba? ¿Cuándo se alejaba al tenerlo tan cerca en público?

Tanjirou siempre deseaba demostrar su cariño, era lo lógico, no solo por ser una persona cariñosa, sino porque no sentía miedo o vergüenza por amar a alguien de su mismo sexo.

- Pensaba que necesitabas tiempo Zenitsu, que eras tímido. Podía comprender eso. – La expresión rota del muchacho le partía el corazón. – Pero creo que ya no puedo seguir esperando, mucho menos luego de lo que me has contado con esa muchacha.

- Tanjirou.

Las lágrimas en el rostro del joven regresaron, las suyas aún no se detenían y de seguro tampoco lo harían por un buen rato.

- Lo siento Zenitsu, pero no puedo seguir con esta relación, no así, no como si fuera alguna clase de enfermedad o bicho raro por lo que tengamos que ocultarnos. No es justo para ninguno de los dos, no te mereces vivir así.

La expresión rota continuaba en el rostro de Tanjirou y como, a pesar de eso y del dolor que sentía seguía pensando en lo mejor para los dos. Porque Zenitsu no estaba listo para dar un paso al frente y decir que salía con un hombre sin morir de vergüenza o miedo y Tanjirou ya no podía seguir esperando o soportando las cosas que hacía Zenitsu por su miedo ante el rechazo de la sociedad.

Ninguno de los dos se merecía vivir de aquella forma y de seguro las cosas continuarían igual si continuaran con la relación.

- No, por favor… - Tomó las manos del muchacho con fuerza. Tal vez entendía los motivos y los consideraba más que correctos, pero no deseaba esto, no quería romper. - Por favor.

- Lo siento.

- ¡Puedo cambiar! ¡Puedo…! – Gritó desesperado siendo silenciado por la mirada de Tanjirou, una sonrisa triste.

- No puedo obligarte a cambiar porque me gustas como eres Zenitsu, pero… - Levantó la mano para acomodar algunos cabellos rubios, Zenitsu se tensó ante la acción haciendo con ello que el muchacho también lo hiciera y luego sacara la mano lentamente con pesar, rompiendo aún más el corazón de Zenitsu. – Pero ya no puedo aguantar más.

- Tanjirou.

- Y hoy… hoy fingiste estar enfermo para salir con una muchacha. – La mano de Tanjirou fue a parar a su propio rostro, a pesar de eso se podía notar perfectamente el dolor y la traición en su expresión. – Tal vez podía soportar que te arrojaras a cada mujer que se te cruzara porque era algo que hacías desde siempre por mucho que aquello me doliera. Podía comprender y aceptar que no nos tomáramos de las manos, abrazarte o simplemente tocarte, podía comprender, pero esto…

- Lo siento.

- Lo peor de todo es que ni siquiera me has dicho que fue una salida de amigos o que estoy exagerando al creer que fue algo más.

Zenitsu abrió los ojos con sorpresa solo para seguir viendo la expresión triste de Tanjirou. La mano del joven bajó lentamente y él se mordió el labio con culpa.

- Tampoco lo haces ahora.

- Lo siento. – Tal parecía que aquello era lo único que podía decir.

Tanjirou suspiró con resignación, su intento de sonrisa desapareció para quedarse con una expresión neutra.

- Vamos a terminar Zenitsu.

- Lo siento.

- Por ahora tampoco puedo ser tu amigo, lo siento, pero verte es… - Zenitsu sintió un escalofrío ante la expresión vacía del muchacho. Aquel tal característico brillo en los ojos de Tanjirou había desaparecido y todo debido a su estupidez y miedo. Lo peor es que tampoco lo observaban con asco o reproche. – Por ahora verte es doloroso.

- Tanjirou, por favor. – Rogó con pesar aun sabiendo que no merecía el perdón.

- Yo. – El otro pareció dudar para luego cerrar los ojos. Al abrirlos nuevamente le sonrió. – Ojalá encuentres a la persona que te de lo que estés buscando. – La sonrisa triste se mantuvo. – Lamento no haber podido ser esa persona.

Sin más palabras se dio la vuelta y comenzó a caminar a su casa.

- ¡Tanjirou! – Gritó con dolor.

Este aumentó al ver como el muchacho seguía alejándose del parque y de su vida.

Dolía, era un dolor insoportable, pero no podía correr y rogarle, no podía montar una escena o algo, lo que sea para obtener el perdón de aquel maravilloso joven.

No podía hacer nada porque tenía miedo, seguía con miedo y tal vez aquello nunca se le pasaría. Tanjirou no se merecía una relación de ese tipo.

Dolía saber que no era suficiente para el joven y como él tampoco lo fue para Zenitsu. Pensar en cuanto lo lastimó hasta el punto de no retorno le pesaría por siempre en el corazón.

Ahora no solo perdía un novio también a un muy buen amigo y todo eso ante su cobardía y malas acciones.

- Tanjirou. – Susurró suavecito al igual que sus sentimientos. – No te vayas. – Rogó con el rostro llenó de lágrimas y mocos mientras se agachaba para cubrir su vergüenza y pesar.

- Tanjirou. – Llamó nuevamente con dolor mientras abrazaba las flores y la bolsa entre sus manos.

Pero Tanjirou ya se había ido.

Ninguno de los dos sabía cuándo esta rota relación podría comenzar a arreglarse o cicatrizar.

Ahora solo quedaba esperar a que el tiempo curara las heridas.

Inicio – 18 – 02 - 2020

Término – 04 – 03 - 2020

¿Qué tal?

La historia es simple.
Tanjirou se confesó a Zenitsu y este le dijo que si, pero Zen tiene problemas con aceptar su bisexualidad, por lo que tiene a Tanjirou en el anonimato mientras sigue tonteando con las chicas.
Tanjirou lo acepta al principio, pero según lo que pasó en el fic, pues que ya no puede seguir y por ende prefiere cortar con la relación.
La idea es que ambos estén bien. Zen no está listo para aceptar a Tanjirou y este último ya no puede seguir esperando.
Zenitsu luego del corte estará depresivo, vivirá otras experiencias y con el tiempo se aceptará finalmente.
Unos años más tarde esos dos se encontraran y porque se merecen la felicidad y por cosas de la vida están ambos solteros lo volverán a intentar. Los sentimientos que se tenían entre ellos nunca se apagaron y el reencuentro solo hizo que regresaran con fuerza.
Zenitsu esta vez será el que pregunte por una segunda oportunidad.
Y así ambos morirán viejos y felices en su relación.
Gracias.