Luego de mucho tiempo, he regresado con otra historia para este bonito fandom, y espero de todo corazón que les guste. No los distraigo más, que disfruten la lectura. Allons-y! :3


1. Buscando luz

Dipper y Mabel estaban caminando en el bosque de Gravity Falls. El autor del diario había escrito la misteriosa aparición aleatoria de escaleras en las afueras del pueblo a lo largo de 5 hojas, algo que más allá de ser un misterio resultaba curioso, pues las mismas no conducían a ningún lado. Mabel estaba harta de buscar entre los pinos, pues llevaban caminando más de dos horas y las dichosas escaleras no aparecían por ninguna parte. Aunque resultaba ser un buen pretexto para no estar encerrado en la cabaña durante las calurosas noches de verano.

— ¿Encontraste alguna? —le preguntó Mabel estando distraída.

—No, nada.

— ¿No crees que esto es algo estúpido? Llevamos caminando mucho rato y no hemos visto nada. Ni siquiera un torpe gnomo que pueda patear para quitarme el aburrimiento.

Se habían quedado un poco lejos del pueblo y la cabaña, aunque a Mabel no le molestaba, pues además de ganar un poco de sueño y refrescarse, había sido partícipe de espectáculos impresionantes, como flores azules brotando dentro de una cueva y que producían su propia luz, o las hadas danzando por el bosque.

—El tío Stan preguntará de estas salidas nocturnas en algún momento, Dip. Ya tuvimos suficiente con esa cabeza gigante tratando de comernos la semana pasada.

—Lo recuerdo, pero no molestes —le pidió ya un tanto hastiado.

Siguieron caminando por el bosque con Mabel quedándose atrás. Del bolsillo trasero e Dipper se asomaba su cartera y un papel doblado que no tardaron en caer al suelo. Mabel la recogió con un poco de malicia esperando que fuera una foto de Wendy o tal vez de Pacífica con la cual pudiera fastidiarlo un rato.

—Apaga la linterna —le pidió Dipper de repente.

— ¿Qué pasa? —preguntó susurrando mientras le volvía a meter la billetera al bolsillo.

Habían llegado a un claro donde la luz de la luna iluminaba de forma tenue y débil la figura de un gigante. Se quedaron pasmados al verlo y darse cuenta poco a poco que no se trataba del típico gigante de un cuento de hadas con sus piernas perdiéndose entre las nubes, sino que medía al menos quince metros y miraba hacia el pacífico cielo nocturno tapizado de estrellas.

—Dipper, ¿es un gigante de verdad? ¿No es nuestra imaginación?

—No tengo idea, pero vamos a ver —la voz de Dipper, aunque baja, no pudo ocultar su emoción.

— ¡¿Qué?! —se alteró Mabel al escucharlo.

—Tranquila, Mabs, es de noche, no nos verá llegar.

A pesar de todo lo visto en lo poco que llevaban de verano, tan sólo de recordar a esa cabeza gigante tratando de comérselos en el lago le provocaba pánico. No quería ir, pero Dipper ya llevaba la delantera y quedarse sola en ese sitio era tanto peor que ir con él. Conforme se acercaban, pudieron escuchar cómo ese enorme ser parecía estarse lamentando, llamando la atención de Dipper al pensar que se trataba de una trampa. En todo caso, sería mejor no hacer nada precipitado.

— ¿Por qué llora? —le preguntó Mabel en un susurro.

—No lo sé, tal vez está lastimado… o es una trampa.

Mabel no creyó que se tratara de esto último, así que se sintió un poco triste. Por supuesto, los dos se quedaron lejos entre la hierba alta, tratando de no hacer ningún ruido o movimiento súbito.

—Sé que están ahí, niños —Dipper y Mabel se quedaron boquiabiertos al escuchar su voz, la cual era atronadora e intimidante—. Han estado haciendo mucho ruido desde que llegaron. Pueden salir, no les haré daño.

Claro, muchas cosas decían no hacer daño, por lo mismo los dos se quedaron en sus lugares sin hacer ruido, tratando de entender la situación. El gigante miró hacia donde estaban parados y gracias a la luz de la luna, Dipper pudo ver en su rostro una tristeza a través de arrugas y vejez tan humana que comenzó a sentirse conflictuado. Era el rostro enorme de un anciano.

— ¿Tienen luz? —les preguntó.

Los gemelos se quedaron congelados una vez más al escucharlo hablar, pero Mabel no tardó en tomar la delantera.

— ¿Qué quieres decir con "luz"?

—Como la de la luna —contestó—. Sólo quiero un poco de luz, es todo.

— ¿Y para qué la quieres? —preguntó Dipper esta vez.

Hubo un momento de silencio hasta que el gigante habló de nuevo.

—No hablaré más contigo, niño cobarde —dijo con molestia—. Dejaste que ella hablara primero, ¿acaso no tienes valor?

Dipper se quedó a cuadros, tratando de procesar el haber sido insultado por un gigante. A diferencia de Mabel, que tomando una vez más la delantera se acercó riendo por lo bajo mientras iluminaba el camino con su linterna.

—Vamos, grandote, no trates mal a mi hermano —decía con su típico tono amistoso—. No es un cobarde, sólo precavido.

—Eres alguien muy tranquila, ¿tú me darás luz?

— ¿A qué te refieres?

—Como la de la luna —volvió a decir.

Dipper se acercando sacando la linterna del bolsillo de su chaleco; Mabel solía molestarlo de vez en cuando por llevar esa cosa ya que de lejos parecía un inhalador y esto le daba un aspecto más marcado de un nerd.

—Lo único que traemos son nuestras linternas —dijo encendiéndola y apagándola apuntando hacia el gigante.

Mabel encendió la suya también apuntándola junto a su hermano. La criatura bajó la mano hasta los gemelos.

— ¿Puedo tomarla?

— ¡Seguro! —dijo Mabel ya más alegre y desaburrida.

Echó la linterna en su mano y Dipper hizo lo mismo al verla actuar con tal convicción. Una vez con ellas alzó su mano hasta la boca y las devoró de un bocado, dando una suerte de eructo que parecían dos rocas chocando entre sí. Al cabo de unos segundos en los que Mabel chasqueó los dedos para llamar su atención sin obtener respuesta, se miraron confundidos entre sí; el gigante parecía haberse congelado, pues de pronto se puso frío y muy duro. Primero fue la cabeza, luego fue la mano, y luego todo se derrumbó. El gigante se había convertido en roca.

Luego del estruendo que sacudió todo el bosque y de que se esparciera la nube de polvo, Dipper y Mabel se acercaron a inspeccionar las piedras. En medio de todas ellas, por donde había caído la cabeza, vieron dos destellos. Sus linternas habían caído al suelo acompañadas de una osamenta. Había un esqueleto humano tirado entre las rocas y sus linternas estaban en medio del costillar.

—Dip… ¿Q-qué fue…? ¿Qué pasó?

—Yo… no lo sé.

A pesar del miedo que recorría su espina en ese instante, Dipper se acercó hasta el montón de huesos y agarró las lámparas con sumo cuidado. Le dio la suya a Mabel quien, con asco y todavía asustada, apenas pudo mover su mano para encenderla. Se tomaron de la mano y caminaron de regreso a La Cabaña del Misterio sin volver la vista atrás. Las excursiones nocturnas quedaban suspendidas desde ahora.


Espero que les haya gustado, si fue así, no duden en hacérmelo saber con un bonito review. Hasta la próxima.

-Slash.