Ningún personaje me pertenece. La historia fue hecha para entretener.

Que estén bie.

Vale la pena

A veces se tenía que pasar por un infierno para conocer el significado del verdadero amor. A veces se debía tocar fondo para poder sacar aquella fuerza interna para comenzar a levantarse nuevamente, para comprender que no todo estaba tan mal, que siempre se podía mejorar y encontrar el amor y el cariño de las personas que realmente nos quieren.

Zenitsu vivió años de pesadillas junto a Kaigaku y luego otros años más de pánico y miedo por el trauma que este le dejó.

Pero no estaba solo, nunca lo estuvo por mucho le intentaron hacerle creer.

Estuvo a punto de romperse y él fue el culpable por dejarse manejar de esa forma, al menos una parte, porque las relaciones son de a dos.

Pero ahora, mirando hacia atrás y viendo su presente sabía que había crecido, que las cosas eran mucho mejores y que si no fuera por Tanjiro, su familia y amigos todo hubiera acabado de una forma muy distinta.

Por suerte ese no fue su caso.

Pero a veces hay momentos en los que se sentía nuevamente pequeño e indefenso, momentos en los que volvía a ser ese joven indeciso y de poca autoestima capaz de aceptar lo que sea por un poco de cariño y afecto, aun si venía de la persona incorrecta.

En esos momentos de vacilación, Zenitsu tomaba su cuaderno y leía sus anotaciones. Ahí estaban escritos recuerdos de su vida que le daban a entender que no ya era así, que las cosas ya no eran así y que él era alguien nuevo y mejor. Que, a pesar de haber vivido cosas malas, las buenas también estarían ahí y si se dedicaba a perseguirlas y recordarlas su mundo sería mucho mejor.

Zenitsu sabía que se rompió con fuerza y de forma horrible en el pasado, pero Tanjiro pegó sus partes con mucho amor y cuidado regresándolo a ser el o lo más parecido a un él del pasado. Pero no solo Tanjiro, porque también él quiso regresar a la luz, deseó ser mejor y no vivir con los pesares de su antigua relación y ese cuaderno siempre se lo recordaba, era su mejor arma para los días oscuros.

No importaban las cosas malas o lo mucho que uno podía cambiar por las crueles situaciones que lo envolvían, siempre se podían pegar las piezas para luego admirar el resultado por haber elegido seguir en vez de quedarse en el suelo roto y perdido.

Su lista, su salvación, su amorometro como le gustaba llamarlo Tanjiro con una sonrisa de idiota enamorado luego de que él hubiera encontrado sin querer una lista de violentometro y llorado al respecto al recordar ciertas cosas desagradables de su pasado.

- - No veas lo malo amor. – Le había dicho mientras lo besaba dulcemente en los labios. – Piensa en lo contrario.

- - ¿Lo contrario? – Sus lágrimas seguían cayendo cual cascada.

- - Si. – Le sonrió el otro con amor. – Mira.

Tanjiro señaló aquella horrible lista con una tranquilidad envidiable y colocó su dedo en el punto 0.

- - Las bromas hirientes son halagos amorosos. ¿No te parece?

- - ¿Halagos amorosos?

- - Así es. – Tanjiro giró la cabeza para ver el punto 1. – Chantajear sería confianza… ¿Quién te ha alagado amorosamente y dado confianza? ¿Cómo lo hicieron?

- - Yo…

Zenitsu negó con la cabeza aun llorando y el otro lo abrazó y besó sus cabellos.

- - Haz vivido cosas malas Zen, pero estas vivo y a salvo.

- - Si. – Susurró con los ojos cerrados y una sonrisa dejándose llevar por las palabras de su amado junto con la calidez de su cuerpo.

- - Si existe una lista de ese tipo, pues hagamos lo contrario. ¡Un amorometro! ¡Así de fácil!

- - ¿Amorometro? ¿Eres idiota?

Tanjiro se separó con suavidad y le sonrió con mucha dulzura y afecto.

- - Lo soy, pero solo para ti.

Ambos rieron por esas palabras.

El amorometro fue la mejor idea que a Tanjiro pudo habérsele ocurrido para hacerlo sentir seguro y feliz. Y a Zenitsu le gustaba ese nombre porque era tan idiota y enamorado como su pareja.

0. 0. Bromas hirientes - Halago amoroso

Zenitsu se encontraba cocinando un pastel, aunque la palabra más precisa sería estropeando la cocina.

Siempre supo que sus habilidades culinarias eran súper simples, él podía vivir perfectamente bien con tallarines, arroz y muchas ensaladas, pero ya llevaban seis meses de noviazgo con Tanjiro y dos años de compartir departamento luego de aquel suceso.

Miró el desorden y el caos en la cocina y se le llenaron los ojos de lágrimas al no poder hacer algo tan simple como una estúpida torta. ¡Ni con la receta de Kanao pudo hacer algo presentable! ¡Y eso que se la escribió de forma muy detallada!

Estaba en medio de su miseria cuando escuchó el sonido de la puerta, su cuerpo tembló de forma inconsciente debido a los años de haber escuchado el mismo sonido y aquello nunca había sido para algo bueno. Se suponía que ya no debería sentir miedo, pero el malestar le hizo estar más triste de lo normal por lo que aquel ruido lo regresó a otros tiempos, tiempos oscuros que realmente desearía olvidar, pero por ser idiota no podía o no sabía cómo.

- Idiota… tonto Zenitsu con sus tontas emociones.

- Tonto y roto Zenitsu.

- - ¡Hey!

La voz alegre de Tanjiro lo sorprendió y sacó de sus oscuros pensamientos. Saltó al escucharlo logrando con ello que la harina entre sus manos volara por lo que le llegó de lleno a la cara. Tanjirou comenzó a reír de forma dulce mientras se le acercaba lentamente, la acción solo lo tensó un poco porque sabía para dónde iban esas sonrisas, esperó el comentario hiriente pero solo obtuvo una mano en su mejilla levantándole la cabeza para observar aquellos hermosos ojos burdeos.

- - ¿Eres mi torta de festejo Zenitsu?

- - ¿Eh?

- - Es que toda esa harina en la cara te hace ver realmente adorable.

Y el comentario era tan estúpido y sin sentido, porque ¿cómo una persona cubierta de harina sería adorable? ¿acaso no veía el desastre en la cocina y olía el bizcocho quemado? Muchas cosas pasaron por su cabeza, pero al final terminó riendo ante los comentarios estúpidos y enamorados de su pareja.

Tanjiro lo acompañó en las risas y luego lo besó en los labios con suavidad. Zenitsu se congeló por un momento ante las intenciones del otro, pero se relajó nuevamente para dejarse besar de forma más profunda.

No pudo evitar derretirse con los labios de Tanjiro, era tan fácil sentirse amado cuando lo besaban de aquella forma.

Al final ambos terminaron comiendo aquel pastel quemado.

Tanjiro entre bocado y bocado alababa el buen postre y Zenitsu solo esperaba que el dolor de estómago que le viniera después a su pareja los dejara dormir a ambos en la noche. Aun así, le permitió comer más con una sonrisa boba y enamorada como la del otro muchacho.

- - Eres tan dulce como este pastel Zenitsu.

- - ¡No estoy quemado!

Tanjirou volvió a reír mientras pedía otro trozo.

- - ¡Es que está delicioso!

1. 1. Chhantajear – Confianza

- - ¿Termas? – Tanjiro miró el papel con los ojos abiertos.

- - Si. – Respondió apenado.

- - ¡Wow es fantástico!

La reacción tan sincera y alegre lo dejó algo confuso. Se esperaba muchas cosas, menos una alegría radiante por parte de su pareja.

- - Qué envidia, yo también quiero ir a unas termas. – Exclamó haciendo pucheros.

- - Lo siento, si quieres no voy.

- - ¿Y por qué no?

- - Porque… - Comenzó a responder tímido. – Tu tampoco vas.

- - No digas eso. Además, es un paseo con el club de la universidad.

El rubio asintió aun tímido. No estaba muy seguro a donde se iba dirigiendo esta conversación.

- - Yo digo que vayas, lo pases bien y si tenemos suerte podríamos ir los dos solos en otro momento.

La sonrisa brillante casi lo dejó sin palabras.

- - ¿No te da cosa que vaya solo junto con todas las personas del club?

- - No. – Una mano en la suya le hizo sonrojarse, aún más con la sonrisa que le daba. – Confío en ti Zenitsu, solo dedícate a disfrutar.

Al final terminó llorando sin poder explicar lo agradecido que estaba de tener a Tanjiro como pareja.

El viaje a las termas fue genial también y Tanjiro no le estuvo escribiendo cada cinco minutos para saber lo que hacía.

Tanjiro era un sol.

2. 2. Mentir/Engañar - Seguridad/ promesas

Cuando Zenitsu fue novio de Kaigaku, este siempre le mostraba a la "chica" de la semana. Según Kaigaku Zenitsu no podía satisfacerlo lo suficientemente bien como para que se conformara solo con su persona.

No, Kaigaku necesitaba curvas, pero le daba pena irse con la chica y dejar al pobre rubio en la desdicha.

Kaigaku siempre le dejaba bien en claro que Zenitsu estaba con él por pena.

Aquellos comentarios rompían su corazón porque ¿si no era suficiente? ¿por qué seguían juntos? ¿qué tenía de malo como para no satisfacerlo? ¿en qué fallaba para no hacerlo feliz? ¿qué estaba haciendo mal?

A veces lloraba y solo recibía miradas frías.

Pero, cuando Kaigaku bebía o fumaba algo siempre le pedía que se quedara a su lado, que la chica esa sería la última, que no lo dejara.

Y el, como el idiota que era, como el desesperado ser que era en ese entonces le creía o aceptaba aquellas falsas promesas de una relación mejor y sin engaños.

Poco le duraba al otro cumplirlas, porque a los siguientes días ya había una nueva chica en su casa semidesnuda y sacándolo para que no estorbara en sus actividades.

¿Tan fácil era hacer promesas para luego romperlas?

¿Tan poco valía la pena Zenitsu para que hicieran un esfuerzo en su persona?

- - ¿Qué harás mañana Zenitsu? – La pregunta de Tanjiro lo confundió.

- - ¿Nada? – Respondió dudoso porque aún le costaba poder responder como la gente normal.

Le era fácil entrar en pánico cuando no se tenía idea de cuál podría ser la respuesta correcta.

- - ¿Recuerdas que una vez dijiste que querías ir a un recital y yo te dije que lo haríamos?

- - Ahm… – La verdad no, ya no creía cuando las personas decían que harían algo o prometían otra cosa, así era más fácil no desilusionarse cuando no pasaban. – No.

- - Buuu ¡Que malo! – La expresión lastimada de Tanjiro también le dolió, pero antes de poder disculparse el otro le sonrió y sacó dos entradas de sus manos.

- - ¡Pues tengo entradas!

- - ¿Eh?

El joven le pasó las entradas y Zenitsu no podía creer lo que veían sus ojos.

- - ¡Amo a este artista! ¡Oh por Dios!

Tanjiro solo ensanchó aún más la sonrisa al ver su expresión y eso hizo que se sonrojara.

Con timidez se acercó al rostro de su novio y lo besó en la mejilla, ahora era Tanjiro el que se encontraba completamente rojo por lo que lo tomó como una victoria.

El concierto fue genial, todo estuvo hermoso, pero en algún momento del evento giró el rostro y lo vio sin querer, en una esquina alejada Kaigaku se encontraba junto a una chica sonriendo y tomando como si nada.

Su cuerpo tembló, el pánico se apoderó de él y antes de que se diera cuenta ya estaba en el suelo llorando.

- - ¡Zenitsu!

Escuchó a lo lejos, mas no pudo concentrarse.

Los malos recuerdos regresaron, el dolor, la perdida, el odio… todo regresó y fue tan confuso, tan doloroso que no sabía cómo reaccionar.

Volvió en si lentamente solo para darse cuenta que unos brazos lo rodean. Tembló porque sabía lo que venía a continuación.

- - ¿Estás bien Zenitsu?

La suave voz de Tanjiro en su oreja lo relajó de inmediato y el cuarto que compartía se fue mostrando lentamente, no recordaba cómo había llegado hasta allá. Solo asintió con la cabeza porque no tenía fuerzas para hacer algo más. Sintió como los brazos de pareja lo envolvieron con más fuerza, pero no lo suficiente para parecerle incómodo.

- - No reaccionabas y me preocupé.

El otro cuerpo también temblaba y Zenitsu se sintió culpable por provocarle aquellas malas emociones a su novio. Tanjiro no debería pasar por esas cosas, no debería sentir dolor o sufrimiento, pero aquí estaban ambos.

- - Lo siento. – Susurró.

- - No, perdóname a mí. – Zenitsu se giró para enfrentarse al otro rostro, aquellos hermosos ojos brillaban producto de las lágrimas y su muy característica sonrisa se encontraba opacada por la tristeza. – No sabía que estaría ahí.

- - Son cosas que no puedes adivinar.

- - No, pero…

- - Está bien Tanjiro. – Apoyó la cabeza en el hombro del muchacho y sintió su aroma y calor.

El otro comenzó a acariciar su espalda y su cuerpo se relajó aún más.

- - Nunca habías tenido un ataque tan fuerte, no me respondías y yo... – Tanjiro nuevamente tembló. – No sabía qué hacer.

- - Lo siento.

- - No Zenitsu, no es tu culpa, no te disculpes por favor.

Escuchó a Tanjiro llorar, odiaba cuando eso pasaba, pero no podía hacer nada más porque el también lloraba.

- - No sé qué hacer para que deje de lastimarte.

La verdad es que él tampoco lo sabía. Había pasado un tiempo y él pensaba que estaba listo para seguir, que el pasado se había quedado allá, pero en ese concierto supo que no, quizás nunca lo estaría.

Suspiró para acariciar luego los cabellos de su novio y sonreírle.

- - Estaremos bien.

Los ojos llenos de lágrimas de Tanjiro les hicieron compañía a los suyos que estaban igual o con más lágrimas.

- - Estaremos bien. – Le respondió el otro.

Ya no solía tener ataques de pánico de ese estilo y cuando los tenía Tanjiro había sido el único que lo había podido calmar.

Recordó que una vez le dijo que siempre estaría ahí cuando se sintiera mal y si no estaba, que lo llamara y correría a su lado para acompañarlo o lo que sea para hacerlo sentir mejor.

Había olvidado aquello y si lo pensaba bien, Tanjiro nunca faltó a su palabra, siempre cumplía todo lo que decía y se esforzaba al máximo para lograrlo.

- - Estaremos bien. – Le susurró en la oreja su pareja para luego besarla con ternura.

Zenitsu le creyó.

Era Tanjiro el que las decía así que las podía creer.

3. 3. Ignorar/Ley del hielo - Charlas/ reconciliación

La conversación lentamente se estaba pasando a otro nivel, pero Zenitsu no se dejaría vencer tan fácilmente. ¡Estaba harto de toda esta tontera!

- - ¡Eres un idiota! – Le gritó a Tanjiro mientras lo señalaba con el dedo. - ¡Un imbécil, un frentón!

- - ¡No me digas eso Zenitsu! – El otro igual estaba molesto, se le notaba en la expresión, pero tampoco respondía a sus palabras y aquello solo molestaba más al rubio.

- - ¡Una mierda!

El silencio que le siguió le hizo abrir los ojos sorprendido. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué le estaba gritando esas cosas a Tanjiro?

Se fijó en el rostro de su novio solo para verlo con la cabeza baja y los puños apretados mientras temblaba. Quiso llorar, pero tampoco podía hacerlo.

- - Yo.

- - ¡Estoy molesto! – Exclamó el otro muchacho con la voz un tanto alta, pero no lo suficiente para considerarse grito. - ¡Lo estoy y no quiero decir más porque creo que también diría palabras hirientes y no quiero!

Expresó mientras lo observaba con el rostro serio. Zenitsu solo atinó a asentir con la cabeza.

- - ¡Entonces me iré a la pieza, me lavaré la cara, respiraré hondo y volveré!

A pesar de haberlo dicho Tanjiro se quedó en su posición, ¿esperaba que le respondiera? Tenía lógica por lo que movió nuevamente la cabeza.

Tanjiro asintió con fuerza, más antes de salir le dio la mano.

- - ¡Te amo!

Y luego se retiró arrastrando los pies para hacer lo que había dicho que haría.

Zenitsu, aun sorprendido, se quedó algunos segundos en medio de la cocina. Tanjiro no había respondido a su ataque verbal, es más, dijo que iría a calmarse antes de regresar, que también estaba enojado, pero que no quería decirle cosas feas.

Se llevó las manos al rostro para evitar el llanto y trató de respirar hondo.

Si su novio salió para intentar calmarse y así poder hablar más tranquilo, él también podría intentarlo.

No sirvió, por lo que se fue a ver televisión. Intentó concentrarse en la serie del momento, pero le resultaba difícil, aun así, siguió tratando de enfocar su atención en el aparato ese.

Se tensó cuando escuchó la puerta del baño abrirse y lentamente se giró para ver al otro muchacho. Ciertamente se veía algo cansado. Lo siguió con la mirada hasta que lo tuvo al otro lado del sillón.

Ambos se observaron en silencio.

- - Sé que soy idiota a veces. – Comenzó a hablar el joven de cabellos burdeos.

- - No yo… - El otro lo observó con tristeza y él se quedó callado.

- - Sé que no basta con solo intentarlo y lo lamento, pero tampoco creo que gritarnos sea la solución.

- - Lo sé. – Susurró con pesar.

- - Lamento haberte hecho enojar Zenitsu.

- - Yo lamento haber dicho esas cosas tan feas.

El otro le sonrió, pero aquel gesto no llegó a sus ojos por lo que solo le provocó más dolor al rubio.

¡Él era la mierda no Tanjiro!

- - Tu tampoco eres mierda Zenitsu.

- - ¡Eh! ¡¿Cómo sabías lo que pensaba?! ¡¿Qué rayos?!

Y ante su reacción el otro muchacho si sonrió con más sinceridad dándole tranquilidad a su pobre corazón.

- - Supongo que ambos tuvimos una mala tarde hoy ¿No?

- Asintió, realmente había sido un día de mierda.

- - ¿Me perdonas? – Tanjiro preguntó con culpa.

- - Solo si también me perdonas a mí. – Le respondió mientras se acercaba lentamente al cuerpo del otro para luego ser abrazado con cariño.

¡Como amaba esos abrazos!

Tanjiro no dejó que la rabia lo controlara y optó por calmarse antes de que se dijeran cosas peores. Zenitsu conocía lo que era discutir por discutir solo para hacer que el otro se sintiera mal y se alegró de que ambos pudieron detenerse mucho antes haber dicho algo irreparable.

Se mantuvieron en silencio y abrazándose con fuerza por mucho tiempo.

Lentamente Zenitsu sentía que volvía a ser el nuevamente.

- - ¿Intentamos resolver este problema otra vez?

Le preguntó el joven de ojos burdeos después de un rato.

Zenitsu se separó de él y aceptó.

4. 4. Celar – Confiar

Era jodidamente tarde, lo suficientemente tarde como para que no pasara alguna locomoción que lo llevara a su casa y era tan pobre que no podría costearse un taxi.

Sintió miedo y culpa porque se suponía que le había dicho a Tanjiro que llegaría a las 23 como máximo, pero ya pasaban las 01 y el seguía en la casa de Inosuke sin poder terminar con el bendito trabajo.

¿Su celular? Descargado.

¿El celular de Inosuke? No sabía si funcionaba, con Inosuke nunca se sabía.

Pero era una pregunta que debería hacer si deseaba llamar a Tanjiro y rogar por su perdón por no llegar y mucho menos llamar.

- Inosuke.

- ¿Qué quieres ahora? – Estaba enojado, normal, llevaban demasiadas horas encerrados juntos haciendo el bendito trabajo ese.

- Necesito llamar a Tanjiro.

- ¿Ah?

- Le dije que llegaría a las 23 y por la hora me quedaré aquí esta noche.

Inosuke lo observó y luego suspiró para finalmente tirarle el dichoso aparato al rubio.

- ¡Que sea rápido que no tengo tantos minutos!

- Ya… ya.

Marcó el número que se sabía de memoria y al tercer tono contestó Tanjiro, se notaba tranquilo a primeras, pero podía jurar que había un poco de preocupación en su tono.

- ¿Inosuke? ¿Todo bien?

- ¿Tanjiro?

- ¡Oh! – El tono cambió y pudo escuchar la voz más amorosa que el otro siempre solía poner cuando hablaban por teléfono. - ¿Cómo estas Zenitsu? ¿Cómo va el trabajo?

- Ehm… - La respuesta tan amorosa lo sorprendió, esperaba gritos o malas palabras, luego recordó que estaba hablando con Tanjiro.

Tanjiro nunca diría cosas feas y mucho menos lo trataría mal.

- Creo que no llegaré hasta mañana.

- Buu… te extrañaré, pero trabaja duro.

Pudo notar realmente que el otro estaba triste, pero tampoco le dijo más palabras al respecto.

¿No debería gritarle o decirle que era una puta por quedarse en casas de otras personas que no fueran su pareja? ¿Qué era flojo? ¿Qué mejor no volviera por imbécil?

- ¡Zenitsu!

La voz de Tanjiro lo sacó de aquellos malos pensamientos.

- ¿Si?

- Te amo.

Algunas lágrimas se formaron en sus ojos ante aquel tono tan gentil en la voz de Tanjiro. Tanjiro no era ese sujeto, Tanjiro sabía que estaba esforzándose con su trabajo y comprendía que no podría llegar a casa por lo mismo.

- Yo también. – Respondió apenas.

- Mañana te esperaré con un rico almuerzo dependiendo de la hora que llegues… tal vez once.

La risa del otro solo logró que más lagrimas quisieran salir porque el muchacho tampoco le estaba exigiendo que llegara a primera hora a casa para recibir su merecido por perra.

- Yo…

- Respira Zenitsu…

Lo intentó, logró calmarse después de algunos minutos. Era increíble lo bien que Tanjiro podía saber cuándo un ataque de pánico se aproximaba.

- Te amo.

Volvió a escuchar al otro lado de la línea y su corazón palpitó con fuerza.

- Yo igual.

Respondió al final para colgar.

Inosuke solo lo observó un momento antes de tomar el teléfono y golpear su hombro con la mano en un intento por calmarlo mientras Zenitsu comenzaba a derramar lágrimas.

- ¿Por qué lloras? – Preguntó preocupado.

- ¡No lo sé!

Gritó un poco alterado. Las emociones eran muchas y muy contradictorias para poder entenderlas y explicarlas con palabras. ¡Mucho menos al bruto de Inosuke!

Al final se calmó y continuaron trabajando.

Terminó llegando a la hora del almuerzo, se quedó sin palabras al ver los simples tallarines como comida.

- ¡Bienvenido!

Le sonrió Tanjiro para luego besarlo dulcemente en los labios.

Zenitsu se sintió cálido ante tal recibimiento y volvió a llorar mientras sentía esos cálidos brazos rodeando su cuerpo.

Estaba seguro, era querido, era amado.

Estaba en casa.

5. Culpabilizar - Sentir orgullo del otro

Iban de la mano tranquilamente o al menos Tanjiro lucía tranquilo porque el solo deseaba gritar. Zenitsu estaba rojo porque no solía hacer este tipo de cosas, que va, nadie le había dado la mano y lo había sacado a pasear por todo el centro solo porque el día estaba lindo para tener una cita.

En medio de su caminata notó a unos jóvenes al frente y su corazón dio un vuelco a ver a algunos de sus compañeros de universidad. Sabía que ellos eran unos idiotas y no deseaba topárselos por lo que comenzó a rogar internamente para pasar desapercibido.

- ¡Mira allá Zenitsu! ¡Vamos a ver eso!

La voz de Tanjiro hizo que los otros muchachos se giraran para encontrarse directamente con ellos y el solo deseó morir porque no quería esto.

- ¡Pero mira quien está aquí!

- ¡Buena rubiales!

Exclamaron algunos de los muchachos mientras se iban acercando. Tanjiro los observó curioso mientras Zenitsu solo deseaba gritar u ocultarse en algún lado.

- Hey.

Dijo y luego movió la mano para despedirse, pero fue detenido por los muchachos.

- ¿Quién es este joven?

- Oh… Tanjiro. – No quería ni deseaba esta atención, algunas personas ya estaban observándolos con curiosidad y Tanjiro seguía analizando a esos sujetos que no valían ni la pena ser analizados.

- ¡Oh! ¡Lo conozco! – Uno se acercó a su novio y lo observó con emoción. - ¡Eres el campeón del club de karate! ¡Tanjiro Kamado!

- Mucho gusto. – Respondió el muchacho en cuestión con amabilidad.

Los otros exclamaron fuertemente su sorpresa y alegría, Zenitsu solo quería suspirar porque sabía para dónde iba todo esto. Para su sorpresa, antes de que los jóvenes empezaran a decir o preguntar algo más, la mano de Tanjirou se levantó para callarlos.

- Lo siento mucho, pero ahora me encuentro en una cita, si quieren podemos hablar otro día.

- ¿Cita? – Dijo uno con cierta burla al ver a Zenitsu y al fin notando sus manos juntas.

- Si. – Tanjiro sonrió con su mejor sonrisa. – Con mi novio Zenitsu.

Un segundo pasó antes de que los otros muchachos comenzaran a reír escandalosamente, pero se callaron de golpe al ver la mirada furiosa de Tanjiro.

- ¿Algún problema con mi novio? – Eran tontos, pero no tanto como para saber que no debían meterse con alguien que sabe karate, por lo que solo negaron con la cabeza para luego despedirse rápidamente.

Zenitsu observó toda la interacción en silencio. La humillación que sintió cambió a un lindo calor en el pecho por las palabras de su novio.

- No entiendo a esos muchachos. – Expresó al final Tanjiro.

- Ellos no me consideran tan bueno.

- ¿Eh? – Y el horror era claro en su expresión. - ¡¿Pero cómo que no?! ¡Si eres tan genial!

Y ahí iba otro sonrojo al rostro.

- La verdad es que no.

- ¡Vamos Zenitsu, no digas esas cosas!

- Tu eres el genial, haces karate.

- ¡Y eso sería todo! – Tanjiro se puso al frente suyo y lo enfrentó viéndolo a los ojos. - ¡Tienes una beca por tus grandes notas! ¡Eres muy bueno en los instrumentos que tocas! ¡Ya tienes gente esperando a que te gradúes para contratarte!

Las palabras de Tanjiro solo hacían que el rojo de sus mejillas aumentara, más al percatarse que las personas seguían observándolos.

- ¡Eres muy lindo! ¡Eres simpático! ¡Y besas muy bien!

- ¡Ya no sigas que me vas a matar!

- ¿Por qué? – Y el idiota de Tanjiro no entendía el efecto que tenía aquellas palabras en él.

- ¡No digas más!

- Pero si lo eres Zenitsu.

- ¡Ya basta!

El joven hizo un lindo puchero.

- No puedo evitar decir las cosas tan lindas de mi novio ¿ok?

Si, definitivamente Tanjiro lo mataría con sus encantos.

Maldito niño que lo enamoraba cada vez más y más.

Cuando acabaron con el escándalo las personas que los observaron terminaron aplaudiéndoles para mayor vergüenza de Zenitsu.

- ¿Viste? Hasta ellos saben que tengo el mejor novio.

Le dijo con una gran sonrisa mientras le tomaba otra vez de la mano y continuaban con su cita.

6. Descalificar – Aprobar

Las cenas familiares con los Kamado solían ser horas de bullicios de aquí para allá, a eso le agregabas las ocurrencias de su abuelo junto con su fuerte risa y se obtenía como resultado caos.

- ¡Sigo sin saber qué le viste a mi muchacho Tanjiro!

Expresó su abuelo un día mientras almorzaban ambas familias. Tanjiro, quien se encontraba justo colocándole papas a su plato observó al hombre con confusión, Zenitsu por su parte quería morir porque sabía para donde iba la cosa.

- ¿A qué se refiere?

- Eres un buen joven Tanjiro, eres apuesto, simpático y agradable. – La ceja de Tanjiro se elevó por un momento.

- ¿Ya?

- Pues que mi nieto no es tan así. – El hombre mayor tosió mientras toda la familia Kamado lo observaba en silencio. – No me confundan, adoro a mi nieto, pero el chico es algo… especial.

Zenitsu odiaba cuando a su abuelo le daba por poner a prueba a Tanjiro, no sabía qué diablos esperaba el anciano de su novio.

- Pues a mí me gusta. – Dijo sin más el otro.

- ¿Y solo eso?

- Es Zenitsu. – Tanjiro dejó el pote de papas y observó a su novio con una cálida sonrisa, Zenitsu tragó saliva por los nervioso. – Es especial.

- ¿Cómo así muchacho?

- Claro que Zenitsu es distinto al resto, se esfuerza, es noble y siempre sigue adelante sin importar la adversidad. ¡Seria idiota si no me hubiese enamorado de él!

- ¡Hermano lo avergüenzas! – Gritó uno de los jóvenes mientras señalaba a Zenitsu y comenzaba a reír.

- ¿Por qué si estoy diciendo la verdad? – El pobre Tanjirou estaba más que confundido solo provocando más risas de sus hermanos y una mayor vergüenza en su novio.

- ¿Te acuerdas cuando hablamos de no decir todo lo que pasa por tu mente cuando se trata de Zenitsu? – Nezuko al fin quiso ayudar un poco al pobre rubio.

- Si. – Y Tanjiro podía verse algo avergonzado ante el comentario de la chica.

- ¡¿Cuándo hablaron de eso?! – Exclamó sorprendido para luego señalar al joven. - ¡¿Has hablado de mi con Nezuko?!

- No solo Nezuko. – Intervino el padre Kamado mientras sonreía cariñosamente a su esposa.

- Más bien a quien se le cruce en el camino. – Le siguió su mujer.

- ¡Pero si es verdad! – Y Tanjiro no deseaba dar su brazo a torcer. - ¡Mi novio es el mejor!

- Lo siento hijo, esa sería tu madre.

- ¡Ustedes son esposos! ¡No cuenta!

La interacción entre padre e hijo siguió por algunos minutos tratando de ver quien era mejor. Zenitsu simplemente quería enterrarse por la vergüenza, pero aun así sonreía. Los hijos de las Kamado continuaban como si nada, ya más que acostumbrados a aquellas discusiones.

Observó a su abuelo en algún momento y lo notó asintiendo con la cabeza para luego verlo y guiñarle un ojo.

¿Qué forma era esa de aprobar a la gente?

Tanjiro siempre le decía cosas lindas ¿no le bastaba con eso a su abuelo?

- Pero tu madre hace unas cosas en la cama que…

- ¡Papá! – Gritaron todos los hijos cuando el hombre iba a empezar a decir cosas más personales.

La mujer solo se sonrojó tiernamente mientras el abuelo reía con histeria.

Zenitsu sintió la cálida mano de su pareja bajo la mesa.

Sip, un caos, así eran las comidas con los Kamado, pero Zenitsu amaba todos esos momentos.

7. Ridiculizar/Ofender – Enaltecer

Las burlas de Kaigaku cada vez que deseaba hacer algo nuevo le hicieron pensar que quizás no era lo suficientemente bueno para hacerlas, aunque aun así lo intentaba para solo terminar llorando miserablemente frente al joven cuando estas no resultaban.

- Imbécil. – Le decía con un rostro burlón. – Era obvio que no lo lograrías, nunca puedes hacer nada bien.

Siempre era lo mismo, pero aun así Zenitsu nunca dejó de intentarlo.

Mientras observaba el cartel al frente suyo no pudo evitar recordar aquellos tiempos.

- ¿Quieres participar? – Tanjiro a su lado le sonrió.

- No lo sé. – Siguió viendo aquel papelito que exponía un concurso de talento musical. – No creo ser muy bueno.

- ¿Bromeas? – El grito de Tanjiro lo hizo saltar. - ¡Eres increíble Zenitsu! ¡Estoy seguro de que ganarías!

- ¿Tú crees? – No evitó preguntar con timidez sin acostumbrarse aun a aquellas palabras de aliento.

- ¡Claro que sí!

Ni siquiera dudó el muchacho en responderle.

- Ya. – Pero seguía sin creerle. – Pero está lejos y será un domingo.

- ¡Pues vamos!

- ¿Qué? ¿Ir? ¿Juntos?

- Podemos decirle a Nezuko que nos acompañe si necesitas más apoyo, de seguro Inosuke, Genya y Kanao también irían si se los pedimos con anticipación.

- ¿Qué? – Y él no sabía qué diablos estaba pasando.

Se suponía que estaba caminando con su novio cuando se topó con aquel cartel mostrando la información de un concurso de talento musical y sin darse cuenta se iba a inscribir para participar y sería visto por todos sus amigos junto con novio.

- ¡Estás loco!

Tanjiro comenzó a reír ante el grito que recibió directo en su oreja.

- No, solo sé que eres capaz de ganar ese concurso Zenitsu. – El muchacho lo observó directo a los ojos. – Sé que eres capaz de hacer aquello y mucho más.

Al final se inscribió al dichoso concurso, fue con sus amigos el domingo a aquel lugar y para su sorpresa ganó el primer lugar.

Aun no lo podía creer, pero la mirada radiante de Tanjirou junto con su abrazo y beso le dieron a entender que era cierto.

Él podía hacer las cosas bien como para ganar.

Aquel concurso lo llevó a otro el cual igual ganó. El nuevo concurso se transformó en un curso de un instrumento musical en específico en el que Tanjiro acompañó a investigar más, se inscribió y fue el mejor de su clase.

De ahí le siguieron más concursos, más desafíos, más cosas nuevas que hacer y lograr.

A veces las conseguía y sonreía con alegría, otras no y Tanjiro lo acompañaba en la derrota, pero siempre con palabras de aliento y buenos deseos.

Porque no siempre se ganaba, pero se aprendía en el proceso y en las pérdidas.

Zenitsu había hecho muchas cosas en su vida, había ganado, había perdido, había sufrido y amado.

Pero podía decir que las hizo, que lo intentó y eso ya de por si era algo bueno, indiferente del resultado.

Aunque podría decir que, viendo la sonrisa de su novio mientras van caminando de la mano, era un resultado del que estaba muy feliz de haber podido llegar.

8. Humillar en Público - Cariños públicos

- Hola bebé. – Zenitsu saltó al escuchar aquel amoroso comentario cuando lo saludó su novio.

- ¿Cómo me has dicho? – Preguntó entrecerrando los ojos ¿el idiota quería burlarse?

- Bebé. – Respondió sin más y con su sonrisa de siempre.

- No soy tu bebé.

- ¿Turrón de azúcar?

- ¡No!

- ¿Bombón?

- ¡No maldición! ¡Quieres matarme con apodos tan feos!

Tanjiro infló las mejillas para luego mirar a otro lado expresando su molestia, Zenitsu suspiró.

- ¿Por qué me dices esas cosas? – Trató de sonar lo más lindo que pudo mientras su mente contaba hasta 20. A veces su novio salía con cada cosa rara para poder hacer algo con él.

- Mi padre siempre le dice amor a mi madre, mientras que ella le dice dulzura en respuesta y pues… - Tanjiro lentamente comenzó a ver al rubio a los ojos. – Pensé que nunca te digo cosas lindas por lo que quizás no sabrías cuanto te quiero.

- Espera… - Levantó ambas manos para detener las palabras de su novio. Eso era demasiado. - ¿Crees que si no me llamas por algunos de esos nombres crees que no expresas tu amor por mí?

El joven lentamente asintió con la cabeza.

- Somos pareja, las parejas siempre se andan diciendo cosas lindas entre ellas y delante de otros. – Bajó la vista apenado. – Yo siempre te digo Zenitsu y tu Tanjiro, la verdad no es algo que hayamos cambiado desde que éramos amigos y… - Se sonrojó. – Me gustaría que la gente sepa… ya sabes…

- No lo sé. – Levantó una ceja, pero ya sabía para donde iba este asunto.

A veces su novio era tan simple y tan perfecto siéndolo.

- Pues, que quiero que sepan lo mucho que te amo cuando hablo contigo, que sientas lo mucho que te quiero y… ¡No te rías de mí!

Zenitsu no podía evitarlo, simplemente no podía. Es que su novio era tan lindo al querer decirle palabras bobas para expresar su amor.

- ¿Entonces te empiezo a llamar pastelito?

- ¡¿Eh?! – Ahora el ofendido era Tanjiro. - ¡No soy un pastelito!

- ¿Mi frentón?

- ¡Oye! - Llevó su mano a su frente y se sonrojó. – Eso es maldad.

Estuvieron perdiendo toda la tarde en buscarse algún alias digno de ellos.

Al otro día, cuando Zenitsu iba a almorzar con sus amigos, se encontró con el grupito muerto de la risa por alguna tontera que contaba Inosuke. Tanjiro reía como siempre tan lindo hasta que lo vio y sus ojos brillaron aún más si se podía haciéndolo sonrojar.

- ¡Zen! – Le dijo con alegría, como si no hubiera estado con él en el departamento esta mañana.

El resto de los jóvenes se quedaron callados al escuchar el nombre.

- Hola Tan ¿qué tal la clase? – Respondió con un sonrojo mientras se sentaba a su lado.

- Uhhh ZenTan… Uhh TanZen~~~ - Empezó a burlarse el grupito mientras reían entre todos.

- ¡Es mi nombre y de Zen! – Se quejó rápidamente Tanjiro, porque podía compartir muchas cosas, pero nada relacionado con Zenitsu. – Ustedes llámenlo como siempre.

- Como quieras Tan.

- ¡Y ese es solo para mí! – Exclamó rápidamente el rubio antes de que los idiotas quisieran copiarle.

El resto del almuerzo pasó entre risas y más bromas.

A veces, cuando les gustaba a los chicos molestar a la pareja regresaban con las palabras Zen y Tan, mientras tanto solo los tortolitos se llamaban de esa forma.

Zenitsu tenía amigos idiotas, pero eran idiotas que los respetaban…

Al menos la mayor parte del tiempo.

9. Intimidar/Amenazar – Proteger

Zenitsu temblaba, más que temblar, estaba paralizado. Podía apreciar el frío en su cuerpo y lo pesado que se sentía mientras su mente le gritaba que corriera, que hiciera algo ¡Lo que sea para alejarse de aquel sujeto!

- Hey basura. – Kaigaku, justo al frente suyo, le sonreía de una forma que en algún momento él pudo considerar cariñosa, pero que ahora podía ver las malas intenciones dentro. – Escuché por ahí que tienes novio.

- ¿Qué… qué… - Ni siquiera podía terminar la pregunta.

- Qué… qué… - Le copió el otro con burla mientras lo empujaba para hacerlo caer al suelo.

Zenitsu seguía congelado, estaba aterrado, no quería verlo, no quería saber de él. El otro muchacho solo lo observó desde arriba con superioridad y asco en la mirada.

- ¿De verdad crees que el idiota ese te quiere? De seguro solo está contigo para follar. – Kaigaku le sonrió con burla. – Después de todo te entrené bien.

- Basta… - Susurró sin querer escuchar más de aquellos comentarios hirientes.

- Nadie te ha querido y nadie lo hará, una basura como tú nunca…

No terminó la frase porque un puño fue a parar directo a su cara botándolo al suelo con fuerza. Los ojos dorados se abrieron en sorpresa ante aquello.

- ¿Estás bien Zen?

La voz preocupada de Tanjiro comenzó a regresarlo lentamente a la realidad. Pestañeó para observar el rostro de lado de su novio al frente suyo en un claro intento de protegerlo de aquella otra persona.

- ¿Tan? – Solo atinó a decir, pero fue suficiente para sacarle una sonrisa al otro muchacho y luego solo fueron sus cabellos burdeos los que podía ver junto con su cuerpo de espalda.

- Será mejor que te vayas y dejes en paz a mi novio.

- Jajaja ¿Te gustan las sobras Kamado? – Respondió con burla el otro mientras se levantaba y tocaba la mejilla. – Al menos no pegas como niña.

- Vete. – Susurró el otro con rabia.

- Pero si vengo a ver a mi querido ¿Cómo le dijiste? ¿Zen?

Zenitsu se abrazó con fuerza, justo un lindo alias que podía compartir con su novio y ahora Kaigaku lo arruinaba al decirlo.

- Agatsuma para ti enfermo de mierda. O mejor no lo llames, ni te le acerques mal parido hijo de puta.

Y ahora sí que Zenitsu no sabía dónde estaba porque Tanjiro nunca había dicho malas palabras en su vida y de pronto estaba diciendo todo un rosario a ese infeliz. Kaigaku solo optó por reír con ganas.

- ¿Crees que puedes alejarlo de mí? De seguro la puta volverá luego de dejarte vacío.

- Te lo advierto. – Exclamó el otro aun con más rabia.

- ¿Qué? ¿Vas a golpearme? Tus amenazas no valen nada.

- Puede ser. – Tanjiro lentamente se fue relajando optando por no caer más en su juego. – Pero un video mostrando como vendes drogas en ciertos lugares pueden mantenerte alejado de nosotros por mucho mucho tiempo.

- ¡¿Qué has dicho?!

Kaigaku saltó sobre Tanjiro que ya se esperaba aquel arrebato y con un movimiento preciso lo tumbó al suelo, pero lejos de Zenitsu. El rubio observó la interacción con sorpresa, sabía de las capacidades de su novio, pero nunca las había contemplado en acción.

- Nunca más te vuelvas a acercar a mi novio ¿me oíste? Ni tú, ni ninguno de tus amiguitos.

Kaigaku comenzó a reír.

- ¡Felicidades! ¡Has conseguido otra persona que te usará como su saco de boxeo personal!

Zenitsu sintió un escalofrío ante aquellas palabras, más cuando las risas de Kaigaku fueron silenciadas, pero no con un golpe. El rubio no tenía idea de qué cara le estaba poniendo Tanjiro a Kaigaku, pero estaba dando resultado porque el otro comenzó a temblar y palidecer.

- Ni tu ni nadie tocara a Zen ¿Entendido?

- ¡Púdrete!

- ¡¿Entendido?! – Tanjiro acercó al otro a su rostro.

- Si…

- ¿Sí que?

- Lo prometo.

Con fuerza tiró el otro cuerpo al suelo y luego comenzó a acercarse lentamente a Zenitsu, este tembló al tenerlo cerca, cerró los ojos y se tapó la cara con las rodillas mientras negaba con la cabeza.

- ¿Zen? – La dulce voz de Tanjiro le hizo temblar aún más.

- No estoy para estas mierdas. – Fue lo último que exclamó Kaigaku antes de irse.

Zenitsu continuaba temblando muerto de miedo. Sabía que Tanjiro era distinto, pero ¿hasta cuándo lo seria? ¿También se aburriría y lo trataría mal? ¿También lo rompería de todas las formas habidas y por haber?

- Lo siento Zen. – Ahora el tono triste de su novio lo hizo rápidamente verlo a los ojos.

Tanjiro le sonreía, pero se encontraba con una expresión triste. También estaba agachado, pero no tan cerca como solía hacerlo.

- ¿Tan horrible soy ahora?

- ¡No! – Gritó mientras lo abrazaba con fuerza y se dejaba envolver por los otros brazos.

Tanjiro era tan cálido, tan dulce y paciente. Tanjiro siempre había sido bueno.

- No vuelvas a tratar así a la gente, la violencia no es buena.

- Lo siento, no puedo prometer eso.

- ¿Eh?

Lentamente fue alejándose de los brazos del otro para verlo a los ojos. El rostro de Tanjiro era serio.

- Nunca más dejaré que alguien te lastime Zen, ni física ni mentalmente. Incluso si yo… me golpearé hasta recapacitar.

- ¡Los golpes no son la respuesta!

- ¡Lo sé! ¡pero el!

El gesto de impotencia lo impactó.

- Lo sé Zen, pero cuando te vi en el suelo y el diciendo esas cosas yo… yo simplemente no pude controlarme.

- Ya… tranquilo. – Ahora fue su turno de abrazar al otro.

- ¿Me temes Zen? ¿Tan malo soy?

- No bebe… claro que no. – Le dijo mientras lo abrazaba y acariciaba la espalda. – Eres lo más importante para mí.

Los temblores de Tanjiro lo preocuparon, pero luego se dio cuenta que estaba riendo.

- ¿Qué es tan gracioso?

- ¿Bebé?

Se sonrojó con fuerza.

- ¡Déjame en paz!

- ¿Ves cómo también te gusta decir esas palabras?

Se observaron un momento y luego comenzaron a reír. Ambos sabían que eran un caso perdido. Pero al menos estaban juntos.

- Siempre te protegeré Zen. – Le dijo luego de calmarse.

- Si. – Se sonrojó nuevamente y le sonrió bonito. – Te creo.

Tanjirou le respondió con otra sonrisa y le extendió la mano para ayudarlo a levantarse.

- ¿Cómo estás?

- No sé… - El golpe de emociones que había recibido lo tenían completamente agotado.

- Ven, te ayudo.

Tanjiro se agachó para ofrecerle la espalda.

- ¡¿Qué haces?! – Gritó.

- Te llevaré a nuestra casa.

- ¡No es necesario que sea así!

- ¡Oh! – Se levantó de golpe y le sonrió. - ¿Quieres que te lleve entre mis brazos?

- ¡No! ¡La espalda, iré en tu espalda!

- Como quieras.

Tanjirou nuevamente se agachó y esta vez Zenitsu se puso en su espalda. Como siempre el cuerpo de Tanjiro era cálido como todo en él, se sonrojó al respecto.

El chico comenzó a caminar en dirección al departamento y Zenitsu cerró los ojos para disfrutar del viaje.

- Zenitsu.

- Mmm…

- ¿Sabes que nunca te lastimaría verdad?

Las manos que estaban alrededor del cuello de Tanjiro se apretaron un poco más.

- ¿Sabes que te amo verdad?

Preguntó el chico con un tono asustado que afectó también al rubio por lo que solo optó por besar el cuello del otro.

- Lo sé Tan, lo sé.

Zenitsu sabía que Tanjirou se iría contra quien fuera por su bien y en parte le asustaba aquello porque era un tipo de amor y dedicación que nunca nadie le había dado.

Las emociones eran un tema súper complicado del que no sabía cómo lidiar con ellas a la perfección. Mas quería arriesgarse con Tanjiro, siempre había sido tan bueno, lo ayudó en sus momentos más oscuros, estuvo ahí aun cuando ni el mismo Zenitsu lo quiso.

Había sido tan estúpido en creer las palabras de Kaigaku y no las de Tanjiro en ese entonces, cuanto habría lastimado a su amigo en esos tiempos. Pero ahí se mantuvo, por su bien, siempre por su bien.

Así que si, Zenitsu confiaba en que Tanjiro no lo lastimaría. Tal vez iban a tener discusiones, pelearían, se dirían cosas, pero nunca pasaría a mayores.

Tanjiro siempre velaría por su bien y eso lo tenía más que claro.

- ¿Desde cuándo qué sabes tantas malas palabras Tan? – Optó por decir al final.

- Que no las diga no quiere decir que no las sepa o escuche. – Tanjiro levantó los hombros con simpleza. – Solo opto por no decirlas, pero esa mierda no se merece buenas palabras.

- Si… supongo que sí.

Acomodó su cabeza en el hombro del Tanjiro y sonrió.

Sip, ese era su lindo Tan.

10. 11. Controlar/Prohibir – Libertad

A veces le sorprendía lo simple y relajado que era Tanjiro.

- Mañana llegaré tarde a casa. – Zenitsu lo observó con cierta preocupación cuando le dijo aquello, pero el otro solo respondió con un puchero y luego una sonrisa.

- Buuu, supongo que tendré que hacer la cena solo.

- Oh, sí, lo siento.

- ¿Por qué lo sientes?

- ¿Porque debes hacer la cena? – Respondió con duda.

Como respuesta solo obtuvo un beso en los labios.

- Unos amigos quieren juntarse conmigo el domingo. – Zenitsu dijo una vez con miedo ante lo que respondiera su novio.

- ¡Eso suena genial! ¡Pásalo súper! – Le respondió sin más y sonriendo.

Hasta podía ver sus ojitos burdeos brillar de emoción por su comentario.

- Me atrasé. – Le dijo un día por teléfono cuando supo que debía esperar una hora más antes del siguiente bus para llegar a casa.

- ¡Espero que estés bien abrigado porque hace frio! – Le respondieron al otro lado con una dulce voz.

Zenitsu no lo entendía o al menos no sabía cómo procesar todo aquello. Tanjiro siempre lo dejaba hacer lo que quisiera, nunca le discutía o recriminaba por sus cambios repentinos de planes o salidas con otras personas.

Se suponía que cuando uno está en una relación con otra persona se suele estar pegado a ella ¿No es así? ¿Por qué Tanjiro no le criticaba o lo obligaba a quedarse en casa? ¿Por qué siempre lo dejaba salir o hacer lo que se le diera la gana sin discutirle excepto cuando tenían un compromiso previo? Pero ni en esos momentos discutían con fuerza.

- ¿Qué por qué no me enojo? – Preguntó un confundido Tanjiro mientras Zenitsu lo señalaba con el dedo luego de haberle dicho que mañana llegaría tarde por un compromiso en la universidad y este le había sonreído en respuesta mientras le decía que se cuidara.

- ¡Es que no lo entiendo! ¡Realmente no lo entiendo!

- ¿Qué no entiendes Zen? – Y ahí estaba el otro sonriéndole con paciencia tratando de entender su punto de vista.

- Somos novios ¿no?

- Claro. – Y el chico no podía verse más feliz ante esa afirmación provocándole un sonrojo al respecto.

- ¿No que los novios quieres estar siempre juntos?

- ¿Y que nos diríamos si estuviéramos todo el día juntos? – Preguntó con curiosidad mientras movía su cabeza a un lado.

- Pues… - La verdad ni él lo sabía, ciertamente sus salidas habían hecho que tuviera más conversación con Tanjiro mientras este otro hacía lo mismo.

- ¡No me confundas! – Tanjiro rápidamente tomó sus manos entre las suyas. - ¡Me encanta estar contigo Zen! ¡Te amo con todas mis fuerzas!

Genial, más rojas sus mejillas de seguro no podían estar. Odiaba cuando a Tanjiro le daba por decir tantas cosas bellas a su persona.

- Pero creo que hacer otras cosas también es bueno. – El chico le sonrió con cariño. – Mis padres tampoco están todo el tiempo juntos ¿lo sabías?

- ¿No que ambos son dueños de la panadería?

- Sí, pero ella atiende y él trabaja en la cocina buscando nuevas recetas o tomando cursos para aprender nuevas cosas.

- Oh, entiendo.

- Además. – Tanjiro se le acercó para abrazarlo con dulzura y luego besar sus mejillas. – Si no te veo siempre. – Luego sus cejas. – Te extraño y. – Su nariz. – Cuando te veo nuevamente. – Sus labios. – Solo hace que te quiera aún más.

Lo besó nuevamente, pero esta vez con mucha más pasión. Zenitsu simplemente se dejó derretir ante aquella boca y respondió de la mejor forma que pudo.

- Y es que te amo tanto Zenitsu. – Le susurró el muchacho al final. – Que me encanta verte haciendo miles de cosas para que luego me las cuentes en nuestra habitación.

- ¡Ya basta!

Se estaba sintiendo tímido nuevamente.

Tanjiro definitivamente era un idiota, pero era su idiota y era un buen idiota.

Zenitsu no podía creer que se siguiera enamorando más y más de este muchacho.

12. Destruir artículos personales - Dar regalos en común

Zenitsu se encontraba completamente sorprendido ante lo que sus ojos dorados veían. Tanjiro le sonreía con cariño mostrando el objeto con orgullo.

- ¿Cómo? - Simplemente no tenía palabras para expresar sus emociones en este momento.

- Un amigo de un amigo me habló de un anciano que trabaja en reparaciones y restauraciones de todo tipo, al saber de él decidí llamarlo.

El joven seguía hablando, pero Zenitsu aún no tenía palabras que decir. Porque entre las manos de Tanjiro tenía un shamisen, pero no cualquiera, sino el primer shamisen de su vida, uno que su abuelo le regaló hace muchos años atrás para su cumpleaños y del que Kaigaku rompió en un arranque de ira cuando discutieron un día por alguna tontería sin importancia y de la que ya no recordaba.

- ¿Cómo? ¿Las piezas?

Se suponía que Kaigaku había botado aquel valioso instrumento en donde quemaban la basura y supuestamente se había transformado en cenizas. Pero ahí estaba, completo, hermoso y arreglado. ¿Cómo lo había conseguido hacer?

- Pues, los vi ese día Zenitsu.

- ¿Qué?

- Los vi. – Miró con pena el shamisen y luego a Zenitsu con seriedad. – Cuando se fueron rápidamente tomé los pedazos, pero como nunca me hablaste de aquello pensé que quizás no querías decírmelo y… - Ahora el otro parecía culpable. – Tampoco hablábamos mucho por esos días por lo que no sabía cómo lo ibas a tomar.

Y si, Zenitsu recordaba esos tiempos en donde Kaigaku le había dicho que él no era deseado, que Tanjiro no era su amigo, que en realidad la gente se acercaba a él por pena o interés y lo mejor era mantener la distancia si no deseaba ser dejado de lado al final. Aun no podía entender en cómo había creído en todas esas mentiras.

- Tanjiro. – Susurró con emoción mientras tomaba aquel valioso instrumento entre sus manos.

- Lamento no haber dicho nada antes, pero realmente deseaba entregártelo bueno. – El chico le sonrió. - ¡Y si se pudo!

Tanjiro siempre le estaba dando cosas, flores, dulces, cartas llenas de poesía barata y de la que amaba leer con locura. A veces le dedicaba canciones por radio o le mandaba audios diciendo lo mucho que lo quería.

El chico siempre se había preocupado de hacerlo sentir querido y amado.

Pero esto estaba a otro nivel.

Muy otro nivel.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y se abalanzó al otro con fuerza. Para su suerte el instrumento fue dejado en el sillón antes de poder ser destruido nuevamente y sin querer.

Zenitsu abrazó y besó al otro muchacho tratando con ello de transmitirle todo su agradecimiento y cariño por todo lo que había hecho. El otro respondió con entusiasmo y grandes sonrisas.

Dios, qué había hecho para tener a semejante persona como pareja.

Tanjiro era un sol, era demasiado bueno y lo amaba.

Zenitsu sentía que moriría de felicidad al tenerlo.

13. Manosear – Mimos

Sin importar el día, momento o situación Tanjiro siempre tenía algún gesto tierno para Zenitsu.

A veces llegaba con dulces, otras con helado, le acariciaba la cabeza, le decía lo lindo que era, lo hermoso que cantaba, lo brillante que eran sus ojos.

Cuando iban a citas el joven siempre intentaba llevarlo a lugares que sabía Zenitsu disfrutaría por montones.

Y aunque le gustaba ser mimado de esa forma, a veces sentía que solo era él el que estaba recibiendo lo bueno sin poder darle algo a cambio.

No dudó en expresarlo cuando Tanjiro le estaba haciendo un masaje en los hombros porque a Zenitsu le dio por decir que le dolían de tanto trabajar.

- No siento eso.

- Pero si siempre me estás dando cariños. Creo que me estás mimando mucho.

El masaje terminó para luego ser abrazado por el otro con fuerza. Zenitsu sintió como su cuerpo se pegaba al pecho del otro mientras los labios de Tanjiro se paseaban suavemente por su cuello y hombro. Automáticamente se relajó mientras cerraba los ojos en un intento por sentir más de aquel delicioso contacto.

- Es que eres tan lindo cuando pones esas caras de felicidad que no puedo evitar hacerlo.

- ¿Qué, mimarme?

Siente los dientes de Tanjiro en su piel y tiembla al saber lo que puede llegar a pasar si él lo deja continuar y la verdad es que no le importa dejarlo.

Zenitsu también puede mimar a Tanjiro con ciertas cosas y por suerte, su novio no era difícil de complacer.

14. Caricias agresivas - Caricias delicadas

A veces le sorprende las manos de Tanjiro, estas son duras y con muchos callos por todas las cosas que ha hecho al trabajar en la pastelería de sus padres. Pero cuando se paseaban por su cuerpo estas le hacían sentir en otro mundo por la suavidad en que era tocado.

Tanjiro poseía unas manos divinas y su cuerpo era testigo de aquello. Sobre todo, a la hora del baño.

- ¡Zenitsu! – Aparecía el muchacho con una brillante sonrisa y varias cosas en un pote. - ¡Bañémonos juntos!

- ¿Eh?

Mas antes de poder alegar o decir otra cosa ya se encontraba desnudo en la tina sintiendo las manos del muchacho en su cabeza.

Y Tanjiro sonreía como el idiota que era mientras le lavaba el cabello con una ternura y cariño que Zenitsu apenas podía comprender.

Nunca pensó que los baños podrían ser tan agradables, siempre los había considerado como un lugar para tener relaciones o bañarse. El muchacho detrás suyo le había demostrado que cada sector en la casa era especial para hacer de todo tipo de cosas.

- Me gusta que nos bañemos juntos. – Le susurró en la oreja mientras el pobre rubio se sonrojaba a morir.

- ¡I… Idiota! – Respondió con nervios.

No solo los baños eran especiales. A veces, a la hora de dormir, cuando ambos estaban costados y pegados al cuerpo del otro, las manos de Tanjiro se paseaban por todo su cuerpo.

Zenitsu podía sentir esas caricias sin sentido y sin intenciones ocultas como los cariños que solo Tanjiro le sabía dar y no podía evitar sonreír al respecto. Porque aquellas manos se sentían tan cálidas y gentiles que automáticamente se relajaba y se dejaba ser como el otro deseara. Porque esas manos gritaban lo mucho que lo amaban y deseaban hacer sentir feliz.

Tanjiro siempre lo acariciaba y lo hacía sentir como la persona más importante del mundo.

- Te amo.

Le susurraban al oído, confirmando con ello sus pensamientos mientras aquellas manos lo abrazaban por la cintura y lo apegan aún más, si es que aquello fuera posible, al cálido cuerpo de su novio recibiendo luego un beso entre su hombro y cuello.

- Yo también te amo.

Respondió con sinceridad, sonrojado, tranquilo y sonriente.

Todas las caricias de Tanjiro le demostraban lo mucho que lo amaba y el las creía, sentía y respondía de la mejor forma posible.

15. Golpear "jugando" - Besar de forma sorpresiva

Una de las cosas que a Zenitsu le costó mucho poder acostumbrarse fue a los besos salidos de la nada por parte de su novio.

Podían estar conversando de alguna materia y de pronto el otro se le acercaba y lo besaba dejándolo sin habla.

- Disculpa. – Le decía con una sonrisa. – Es que te veías tan hermoso que no pude evitarlo.

Y ahí quedaba el pobre Zenitsu, abriendo y cerrando la boca cual pez fuera del agua y completamente sonrojado, solo para recibir otro beso porque "se veía demasiado adorable"

A veces se encontraban luego de un día de clases y este rápidamente le daba un beso en los labios al frente de todo el mundo. ¡Todo el jodido mundo!

- ¿Cómo estuvo tu día Zen? – Le preguntaba radiante, ignorante de las expresiones de las otras personas para luego darle la mano y comenzar su camino a casa.

Zenitsu apenas podía responderle por la vergüenza.

¡Incluso lo besaba de la nada enfrente de su abuelo!

Y es que Tanjiro era un idiota al hacer eso frente a su abuelito. Aunque para su suerte o desgracia, el hombre mayor solo se reía con ganas cuando aquello ocurría.

- ¡Deberías hacer eso más seguido! – Le dijo su abuelo una tarde cuando Zenitsu estuvo discutiendo con Tanjiro y de pronto este lo besó en los labios suavemente para luego sonreírle.

- ¡Lo haré! – Fue la respuesta determinada del otro, provocándole más risa al hombre mayor y un tic nervioso a Zenitsu.

A partir de ahí los besos podían ocurrir en cualquier momento o lugar. ¡Nunca se sabía! ¡Nada era seguro si se incluía a Tanjiro en la ecuación!

Y Zenitsu no sabía que hacer al respecto.

- No entiendo la molestia. – Inosuke, para variar, era su oyente personal.

- ¡Es vergonzoso! – Gritó rojo.

- ¿Qué hay de malo en que te besen porque sí? – Preguntó luego de suspirar por quien sabe cuanta vez en lo que llevaba con el rubio.

- ¡Nada!

- ¡¿Ah?! ¿Entonces por qué tanto escándalo? – Ahora sí que Inosuke deseaba golpear al rubio, pero se contenía por la reacción de Gompachiro. No había cosa más temible que un Gompachiro enojado. Y a él le gustaba discutir, pero tampoco era suicida.

- ¡No lo sé!

Zenitsu derramaba algunas lágrimas para observar a Inosuke con tristeza.

- Realmente no lo sé.

- ¿Crees que no los mereces?

- ¿Eh? – Observó al otro muchacho con confusión, Inosuke, como pocas veces, se veía serio.

- ¿Tan poco valorado te sientes que crees que el cariño que Tanjiro te da no se debe mostrar?

- Yo…

Los ojos del rubio brillaron anunciando que más lagrimas saldrían.

Si lo pensaba bien, podía ser que Inosuke tuviera algo de razón al respecto. Nunca había recibido tanto cariño en una relación y Tanjiro siempre tenía cosas lindas que decirle o besos que darle. Su novio siempre fue alguien amoroso, que venía de una familia amorosa y expresaba su afecto sin miedo o preocupación porque aquello les era normal, en cambio el… el solo tenía a su abuelo, que, aunque lo quisiera, no era de andar mostrando amor de forma tan descarada u obvia.

Después estaba el tema de su anterior novio que nunca fue amable con él y mucho menos en público.

A veces sentía que Tanjiro era demasiado para él.

- ¡Hola!

Y el susodicho aparecía de la nada como si de una invocación se tratara para saludar a Inosuke con la mano y luego acercarse a él con la clara intención de besarlo. De alguna forma entró en pánico y se alejó mientras empujaba al muchacho, dejándolo con los labios estirados y mirándolo confundido.

- ¡Lo siento! – Gritó para luego salir corriendo dejando a un confundido y preocupado Tanjiro al lado de un molesto Inosuke.

Corrió con todas sus fuerzas porque era lo único que podía hacer en ese momento. Su carrera lo llevó hasta una plaza y sin más se sentó para contemplar su alrededor e intentar calmar su respiración.

Él no era de recibir cariño y Tanjiro era un ser expresivo con un montón de cariño para dar. Los besos le gustaban, pero lo ponían nervioso, sobre todo cuando no sabía en qué momento ocurrirían, en qué lugar o bajo qué contexto.

Suspiró luego de una hora y observó su celular para encontrarse con dos mensajes de texto. Uno de Inosuke diciéndole "Idiota" y el otro de Tanjiro. Temió un poco abrirlo, pero lo hizo de todas formas. Al final igual tendría que enfrentarse a su novio por su extraña reacción.

- ¿Quieres hablar? – Le había escrito junto con una carita feliz para que el no entrara en pánico ante las palabras. Tanjiro lo conocía tan bien que a veces se asustaba y le gustaba por igual.

- Si. – Le escribió en respuesta para luego recibir otro mensaje.

- ¿Quieres que vaya o por aquí? – Leyó las letras mientras otra sonrisa aparecía en la pantalla.

Lo pensó un momento. Tanjiro con su santa paciencia le preguntaba las cosas de la forma más linda.

- Puedes venir. – Le envió junto con su ubicación.

- ¡Voy! – Le respondieron con un monito de forma de perro.

- ¿Será idiota? – No evitó decir en voz alta mientras se reía con aquel monito.

Tanjiro llegó a los 15 minutos, pero para sorpresa de Zenitsu solo le sonrió mientras se sentaba a su lado sin hacer algo más. Se quedaron en silencio por un momento.

- Lo siento. – Le dijo Tanjiro con una sonrisa triste mientras Zenitsu no entendía lo que estaba pasando. – Inosuke me contó ¿sabes?

- ¿Qué? – Zenitsu solo deseaba golpear a su amigo por bocazas. ¿Qué le estaba diciendo a su novio?

- Me había percatado de que cuando me acercaba mucho te ponías tenso, pero no lo pensé mucho hasta ahora.

La voz de su novio sonaba temblorosa, pero la expresión de cariño seguía ahí.

- Tanjiro.

- Puedo dejar de hacerlo si quieres. – Zenitsu abrió los ojos en sorpresa.

Tanjiro, su novio, el rey de los besos y abrazos, el chico cariñoso que siempre lo tocaba o le daba la mano sin importar el lugar o la gente le estaba diciendo que lo dejaría de hacer solo porque… ¿porque qué? ¿Qué le había dicho Inosuke?

- Yo. – No sabía que decir al respecto.

- Podemos ir más lento, no tengo problemas, solo… - Tanjiro lo observó con una sonrisa que trataba de verse normal, pero que de lejos se podía ver toda la tristeza que estaba sintiendo. - ¿Puedo al menos darte la mano en público?

Y Zenitsu se lanzó a sus brazos llorando porque por sus miedos el otro se contendría. ¡Solo por su bien dejaría de darle besos y abrazos cuando quisiera y le naciera! ¿Qué clase de persona sería si le impedía a su novio demostrar su cariño?

- ¡No lo hagas! – Gritó con lágrimas y siendo rápidamente correspondiendo en el abrazo por el otro. - ¡Me gusta!

- Pero… - Ahora se escuchaba confundido.

- ¡Me gusta, pero me da vergüenza! – Zenitsu levanto la cabeza para enfrentar el rostro del otro. - ¡Es vergonzoso!

- Pero si no te gusta puedo… - Y ahí iba el otro nuevamente para dejar de darle esos cariños.

- ¡No! – Se aferró con más fuerza.

Sintió una mano en sus cabellos haciéndole cariño y la otra en la espalda, se quedaron en silencio por algunos minutos antes de que Tanjiro lo hiciera verlo a los ojos. ¡Eran demasiado brillantes!

- ¿Y si te aviso?

- ¿Eh?

- Cuando vaya a besarte, abrazarte, a lo que sea. – Tanjiro se sonrojó y Zenitsu sintió que quería morder esas mejillas. – Te avisaré, así quizás no te de tanta vergüenza.

Los ojos de cachorro de Tanjiro junto con su sonrojo le provocaron sentimientos extraños en su ser. Deseaba abrazar a ese joven, morder sus mejillas y hacerlo sonreír… evitó lo pensamientos subidos de tono y por primera vez se preguntó si Tanjiro sentía las mismas cosas al verlo.

- Podríamos intentarlo.

- ¿De verdad? – Y ahí el otro le sonreía como si se hubiera ganado la lotería. - ¡Qué bien!

Tanjiro siempre era el de darle besos de la nada junto con miles de abrazos, a Zenitsu le gustaba hacer lo mismo, pero era un tanto más reservado al respecto.

Así que no le pareció extraño la sorpresa en la cara de su novio luego de besarlo en medio de la plaza y con mucha gente a su alrededor.

Zenitsu lo besó con calma y disfrutando del momento mientras levantaba las manos para envolverlas en el cuello del otro. Si, quizás así se sentía Tanjiro cuando lo besaba sorpresivamente, le gustaba.

Cuando se separaron notó a un sonrojado y alegre Tanjiro observándolo con ojos brillantes, rostro sonriente y enamorado. No evitó sonreír con el mismo amor.

Estaba perdido por este muchacho y no le importaba.

16. Pellizcar/arañar - Acariciar

Siempre que estaban juntos Tanjiro nunca perdía la oportunidad de acariciarle los cabellos, la espalda, el rostro, lo que sea a Zenitsu.

- Es que eres muy lindo y suavecito. – Había sido la respuesta de este mientras le acariciaba los cabellos y le sonreía enamorado.

Ambos se encontraban en el sillón, más bien Tanjiro estaba acostado en el sillón y Zenitsu acostado sobre el cuerpo de Tanjiro, viendo una película.

- También lo haces después de mi entrenamiento y ahí huelo mal.

- No. – Tanjiro seguía sonriendo mientras su mano pasaba del cabello al rostro. – Todo de Zenitsu me gusta, incluso apestoso.

- ¡Oye!

Ambos comenzaron reír.

Zenitsu se acomodó sobre el cuerpo de su novio colocando la cabeza en el pecho de este para luego cerrar los ojos y escuchar los latidos de este sintiendo sus manos por su espalda. Sonrió con los ojos cerrados y la película en el olvido, prefería mil veces enfocarse en Tanjiro que en otra cosa y sabía que el otro estaba más que feliz de acariciarlo con dulzura.

- Te amo Zen.

Le susurraron, como si de un secreto se tratara. Se rio al respecto, levantó la cabeza solo para que las otras manos se pusieran en sus mejillas con suavidad.

- ¡Hablo en serio! – Le dijo con las mejillas infladas y Zenitsu se rio con más fuerza. - ¡Hey! – Ahora el pobre parecía un poco molesto.

- Yo igual Tan.

Ahora una brillante sonrisa apareció en el rostro de su novio y el no evitó acercarse para besarlo.

Las caricias continuaron en aquella tranquila tarde de otoño.

17. Empujar/Jalonear - Abrazar/ acercar

Cuando comenzaron a vivir juntos tuvieron que sentarse y planear las cosas que harían o cómo las harían para que la convivencia no se transformara en una pesadilla. Zenitsu había escuchado sobre mejores amigos odiándose a muerte luego de vivir juntos por un tiempo y él lo que menos deseaba era alejarse de Tanjiro.

Para suerte de ambos tenían gustos similares en las comidas por lo que no tuvieron muchos problemas.

Ahora, muchos años después de aquello y ya con tres años de relación, Zenitsu podría decir que ambos ya se habían adaptado muy bien al otro.

- ¿Qué harás hoy? – Preguntó un sonriente Tanjiro mientras llegaba con algunas bolsas con cosas que el rubio le había pedido que comprara ya que estaban por acabarse.

- ¿Voy Tan? – Zenitsu levantó una ceja y le sonrió mientras lo señalaba con la cuchara de palo. - ¡Vamos Tan! ¡Vamos a hacer!

- Bueno, bueno. – Respondió sonriente mientras comenzaba a sacarse la ropa para deleite del rubio y se acercaba para besarlo en los labios. – Me cambio y vengo a ayudarte.

- ¡Claro!

Zenitsu estaba contento, había sido un buen día. Se había despertado a la hora en los brazos de su novio, había desayunado con este antes de partir a la universidad, obtuvo una buena calificación en clases, Inosuke no le robó ninguno de sus dulces y luego regresó a casa sin mayores contratiempos solo para recibir una llamada de Tanjiro diciendo que sus clases se habían cancelado y llegaría temprano.

Comenzó a tararear mientras su alegría aumentaba y comenzaba a cortar las verduras.

Definitivamente estaba siendo un buen día. Sus labios se movieron mientras las letras de la melodía aparecían sin que quisiera detenerlas.

Everything you do it sends me

Higher than the moon with every
Twinkle in your eye
You strike a match that lights my heart on fire

Su sonrisa se ensanchó y continúo cortando las verduras y cantando.

When you're near, I hide my blushing face
And trip on my shoelaces
Grace just isn't my forte
But it brings me to my knees when you say

Comenzó a moverse de un lado a otro al ritmo de su propia voz. Antes de llegar al coro la voz de Tanjiro lo calló y fue el otro que siguió cantando la canción con una sonrisa.

La voz de Tanjiro no era la mejor y ambos lo tenían más que claro, pero al muchacho le encantaba cantar, siempre lo hacía, por muy desafinado que sonara y Zenitsu ya estaba más que acostumbrado a aquello.

Además, adoraba como el otro siempre lo acompañaba al cantar. Le ponía tanto esfuerzo y cariño digno de un Kamado.

Hello, how are you, my darling today?
I fall into a pile on the floor
Puppy love is hard to ignore
When every little thing you do, I do adore

Zenitsu empezó a reír cuando el otro le tendió la mano con una sonrisa que tomó sin dudar luego de dejar el cuchillo para ser llevado a los brazos del otro y comenzar a bailar al ritmo de sus voces.

We're as different as can be
I've noticed you're remarkably relaxed
And I'm overly uptight
We balance out each other nicely

Ahora ambos cantaban y se movían de un lado a otro abrazados.

You wear sandals in the snow
In mid-July I still feel cold
We're opposites in every way
But I can't resist it when say

Zenitsu regresó nuevamente a cortar las verduras y Tanjiro se dedicó a guardar las cosas que había traído para mostrárselas a Zenitsu o molestarlos con ellas cuando debía pasar a su lado.

Hello, how are you, my darling today?
I fall into a pile on the floor
Puppy love is hard to ignore
When every little thing you do, I do adore

Zenitsu siguió moviéndose de un lado a otro y cantando con una enorme sonrisa que se contagiaba en el rostro de su novio.

Finding words, I mutter

Tongue-tied twisted

Foot in mouth I start to stutter

Ha, ha, heaven help me

El rubio saltó cuando fue abrazado por Tanjiro para luego darle una vuelta completa antes de dejarlo donde estaba antes.

Hello, how are you, my darling today?
I fall into a pile on the floor
Puppy love is hard to ignore
When every little thing you do, I do adore

Se observaron con una sonrisa mientras cantaban la parte final.

Every little ba ba ba ba

Every little ba ba ba

When every little thing you do, I do adore

Comenzaron a reír al terminar.

- Eres un idiota. – Expresó el rubio regresando a sus tareas y con una gran sonrisa en el rostro.

- Tu empezaste. – Le respondió aun riéndose.

Continuaron trabajando juntos mientras cantaban y bailaban entre ellos.

Zenitsu amaba los días tranquilos junto a Tanjiro.

Definitivamente era un buen día.

18. Cachetear - Nalguear

Zenitsu se encontraba de rodillas limpiando la tina del baño, Tanjiro por su parte se encontraba limpiando la cocina.

- No entiendo por qué siempre se mancha aquí. – Refunfuñaba mientras trataba de sacar la mancha de la tina que siempre aparecía aun cuando la limpiaba hasta dejarla blanca. – Estúpida tina vieja de…

Un golpe repentino en el trasero lo hizo saltar y voltearse rápidamente para ver a un sonriente Tanjiro con la mano levantada.

- ¿Me golpeaste el trasero? – Era obvio que lo había hecho, pero no evitó hacer la pregunta.

- ¡No es mi culpa! – Expresó el otro con una sonrisa y señalándolo. - ¡Estaba ahí!

- ¡Estoy limpiando el baño! – Gritó algo sonrojado.

- Pero sigue ahí. – Tanjiro hizo un puchero, Zenitsu negó con la cabeza y continuó con la limpieza.

No pasó ni un minuto cuando un nuevo golpe en su trasero lo hizo saltar, cuando se giró para ver a su novio al menos el joven se veía sonrojado.

- ¿Otra vez?

- Yo… - Tanjiro miró a otro lado aun sonrojado. – No puedo evitarlo.

- ¿Qué?

- ¡Tú trasero es lindo!

Abrió los ojos y se sonrojó al igual que Tanjiro. ¿Por qué su novio siempre salía con las cosas más vergonzosas?

- Tanjiro… - Se calló cuando el otro se acercó lentamente, el seguía en cuatro y observando al otro sonrojado. - ¿Qué?

- Lo siento.

Y tal como le dijo le acarició el trasero haciéndolo emitir un gemido de sorpresa antes de sentir el suave golpe en su trasero.

El silencio se hizo con ambos observándose completamente sonrojados.

- ¡Se acabó! – Se levantó de un salto sorprendiendo al otro.

- ¿Zenitsu?

- En cuatro ¡Ahora!

Tanjiro se sonrojó aún más por aquellas palabras y Zenitsu, luego de analizarlas, también lo hizo.

- ¡Si me vas a dar nalgadas, mínimo que yo también lo haga! – Gritó para darse a entender.

- Oh, sí, claro. – Expresó el otro mientras se arrodillaba, completamente rojo, y se ponía de la misma forma en la que estuvo Zenitsu para mostrarle su trasero por completo.

Ambos estaban en bóxer y poleras de manga cortas, era obvio que se vería muy bien la forma de aquel trasero. Zenitsu continuaba rojo al ver ese trasero justo delante suyo y se maldijo por entender las acciones de su novio.

Sonrió para levantar la mano y golpearlo sin mucha fuerza, el otro tembló y se quejó ante la acción repentina.

- ¡No! – Chilló al final cuando ideas indecentes pasaron por su cabeza.

¡Se suponía que debían estar limpiando!

- ¿Sigo así Zenitsu? – Tanjiro lo observó, con el trasero al aire, sonrojado y con una mirada intensa, aquello solo provocó que un interruptor se prendiera y observara a su novio con un poco más de hambre.

- ¿Zenitsu?

Preguntó el joven confundido mientras el rubio lo tomaba de la mano para llevarlo a la pieza.

Maldito novio con acciones raras que le hacían reaccionar.

Al final pasaron la mañana en la cama.

19. Patear - Hacer cosquillas

Zenitsu era cosquilloso y lo odiaba.

Tanjiro sabía que su novio era cosquilloso y le encantaba porque según él "su risa era hermosa", pero Zenitsu podía discrepar en ello porque reír como histérico, lágrimas y mocos no hacía hermoso a nadie, menos a él. Y no, no importaba lo que Tanjiro pudiera decir al respecto.

Pero al joven de ojos burdeos no le importaba y siempre buscaba oportunidades para hacerle cosquillas o tocarlo mientras pudiera.

Ahora andaba de malas porque un profesor había rechazado su informe y debía hacerlo de nuevo. Horas de sueños desperdiciadas y ahora debía volver a empezar.

Genial, simplemente genial.

- ¿Todo bien amor? – Preguntó Tanjiro al verlo sentado en la mesa y con un aire de miseria.

- Genial… - Respondió con sarcasmo.

- Mmm…

Zenitsu escuchó como el otro se retiraba para dirigirse a la cocina y suspiró. Odiaba sentirse enojado porque siempre se enfadaba con las otras personas. Era un idiota al dejarse llevar por sus emociones de esa forma.

El ruido de una taza al frente suyo lo sacó de sus miserias para encontrarse con una deliciosa taza de chocolate caliente.

- Ojalá esto te anime un poco. – Le sonrió Tanjiro con dulzura para luego sentarse a su lado.

- Tanjiro~~~ - Gritó mientras se lanzaba a los brazos del otro.

- Ya… ya… - Le dijo mientras acariciaba su espalda con dulzura.

Zenitsu se dedicó a sentir aquellas cálidas manos por su espalda y suspiró con alegría, definitivamente necesitaba aquello.

Los labios de su novio fueron hasta su cuello y comenzaron a subir y bajar con suavidad. No evito que un escalofría le recorriera el cuerpo junto con una sensación extraña. Se movió un poco, pero Tanjiro continuo con aquello.

- Espera…

- ¿Qué pasa?

- Creo que me dan cosquillas.

Tanjiro se alejó para observarlo a los ojos mientras Zenitsu se sonrojaba por la intensidad de su mirada.

- ¡He encontrado otro punto que te da cosquillas Zen! – Expresó con alegría para subir las manos hasta el lugar en que estuvo los labios y comenzó a acariciarlo con cariño.

El mismo calor invadió el cuerpo del rubio, se mordió el labio para no emitir algún sonido, pero no pudo evitarlo y un suave gemido los congeló a ambos.

- Eso no es…

- ¡Cállate y déjame trabajar!

Gritó sin dejarlo terminar avergonzado y rojo.

Zenitsu era cosquilloso, pero no en el cuello.

20. Encerrar/Aislar - Salir juntos/ socializar

Tanjiro era una persona sociable y amable por naturaleza, por lo que automáticamente le hacía ser alguien fácil de tratar o querer.

Que aquel joven, entre tantas personas, lo eligiera a él para amar era algo que aún no cabía dentro de la cabeza de Zenitsu, pero mientras ambos sentimientos fueron recíprocos él podía vivir con eso.

Tanjiro tenía muchos amigos y como tal mucho eventos o actividades para participar con ellos y de los que no siempre Zenitsu estaba invitado. Tanjiro no se lo decía y siempre rechazaba, de manera formal, a las personas que no lo incluían. Inosuke era el encargado de comentarle los chismes de quién invitaba a Tanjiro a hacer algo.

Zenitsu solo deseaba llorar y golpear a su novio por igual cada vez que este rechazaba la invitación porque él no estaba en la lista. Tanjiro siempre dejaba bien en claro quién era su preferencia a la hora de compartir.

A veces no se veían en toda la semana por sus cargas de trabajo en la universidad o a veces laborales para poder costear el gasto de vivir juntos, pero, aunque Zenitsu se sintiera solo siempre había un día que Tanjiro no tocaba a menos de que fuera realmente necesario.

- ¡No importa si no podemos vernos mucho en la semana Zen! – Le había dicho un día con el rostro serio y tomando sus manos. - ¡Los domingos serán nuestros si o si!

El solo afirmó con la cabeza ante semejante afirmación y sin mucha confianza de que pudiera hacerla realidad. Ambos tenían muchos deberes como para poder dejar el domingo libre para ellos.

Curiosamente Tanjiro se organizaba de tal forma que siempre dejaba el domingo libre y Zenitsu, al ver la cara de tristeza de su novio (aunque tratara inútilmente de ocultarla con una sonrisa, pero el idiota era demasiado obvio) cuando empezó a invitarlo a citas los domingos y él lo rechazaba por otros compromisos, le hizo tratar con todas sus fuerzas de también dejarse ese día disponible.

No siempre podían, pero hacían de todo para conseguirlo.

- ¡Inosuke tiene un concurso el domingo! ¿Vamos?

- ¿Qué tal si vamos al parque de diversiones el domingo?

- Escuché por ahí que están dando la película que me comentaste una vez ¿quieres verla el domingo?

- ¿Qué tal si el domingo nos dedicamos a ver películas en netflix con mucha comida chatarra?

Eran las preguntas típicas que le hacía el joven de cabellos burdeos mientras le sonreía con cariño en espera de su respuesta.

¿Cómo no iba a esforzarse por estar disponible ese día para su novio si el idiota amable se esforzaba al máximo para hacer todo aquello?

Solo pensar en esos esfuerzos le daban ganas de llorar.

Nunca nadie le había hecho sentir tan querido como Tanjiro.

- Oye Zen.

Le habló un día mientras cenaban en el departamento.

- Nezuko quiere comprar unas cosas ¿quieres acompañarnos?

- Claro, hace tiempo que no veo a Nezuko ¿Cuándo?

- El domingo.

- Será entretenido.

La cara de su novio brilló de alegría ante su respuesta.

- No puedo esperar hasta ese día. – Siempre le decía cuando organizaban algo.

Y aunque era una oración que solía decir cada semana, continuaba provocándole un estremecimiento en el cuerpo junto con un calor en el corazón.

Seguía sin entender cómo alguien como Tanjiro había terminado enamorado de él entre todas las personas.

21. Amenazar con objetos o armas - Amenazar con besos

- ¡Vamos Zen! Lo necesito. – Tanjiro perseguía a un enojado Zenitsu alrededor de la mesa pidiéndole algo en particular.

- ¡No quiero! ¡Eres un idiota! – Le gritó en respuesta también corriendo para que el otro no lo alcanzara.

Mas el joven de cabellos burdeos simplemente se lanzó con todo hasta tenerlo entre sus brazos.

- Zen, necesito mi celular.

- ¡Me estabas ignorando! – Gritó con un puchero.

- Me están preguntando cosas de un ramo.

- ¡Pues que hablen con otro!

- Zen. – Le miró serio intentando recuperar el aparato, pero el rubio fue más rápido y se agachó.

- ¡No!

Tanjiro lo observó desde arriba y suspiró sin saber qué hacer, luego sonrió.

- Si no lo haces te besaré.

- ¿Qué clase de amenaza es esa? – Le miró con rabia.

Tanjiro simplemente se agachó para quedar a la altura del rubio y levantar sus cabellos con una mano.

- Lo haré. – Le expresó con seriedad.

- ¡Eso no impedirá que te devuelva el…

Los labios de Tanjiro se posaron en los de Zenitsu con suavidad, el rubio se sorprendió un momento ante el repentino movimiento y luego cerró los ojos cuando el beso comenzó a hacerse cada vez más apasionado.

Antes de que pudiera pensar en algo más el beso terminó tan rápido como había empezado.

- ¿Eh? – Zenitsu levantó la vista cuando el otro cuerpo se levantó.

Tanjiro le sonreía desde arriba mientras mostraba su celular con la mano.

- ¡Hey! – Grito indignado y ahora yendo hacia su novio para quitarle el móvil. - ¡Eso es trampa!

- ¡Te dije que lo haría!

Fue la única respuesta del muchacho mientras se reía y trataba de esquivar las manos del otro.

Al final el compañero de Tanjiro tuvo que preguntarle a otra persona cuando no recibió un mensaje de respuesta.

22. 23. Amenazar de muerte - Amenazar con abstinencia

Tanjiro podía verse muy lindo e inocente, pero el chico era un caliente sin remedio. Si, debía decirlo tal y como era.

Tanjiro era un jodido pervertido.

No es que Zenitsu se quejara al respecto, tanto… sentirse deseado y querido por completo era algo a lo que no estaba acostumbrado y su novio nunca dejaba una oportunidad para decirle lo lindo que era, lo mucho que lo amaba y deseaba a la vez.

Maldito Tanjiro con sus hormonas a mil. Zenitsu era débil al respecto, pero ahora estaban en épocas de exámenes y no tenía tiempo que perder.

- Pero Zenitsu… - Le lloraba con la pera apoyada en la mesa mientras observaba a Zenitsu con ojitos de perrito triste bajo la lluvia.

- ¡No! – Dijo con fuerza mientras seguía concentrado en sus libros.

- Pero… - Volvió a llorarle.

- Es época de exámenes. – Fue su simple respuesta, como si aquello pudiera calmar el deseo de su pareja. Como si algo pudiera.

- Pero es que te ves tan lindo así. – Tanjiro acercó su mano a la del otro. – Extraño tenerte apegado a mi…

- ¡Que no! – No evitó sonrojarse por aquel comentario. - ¡Y si sigues insistiendo no te dejaré hacer nada por un mes!

Fue como magia, el otro cerró la boca y no dijo nada por algunas horas. Al principio le extrañó aquello, pero al ver a su pareja tan calladito y concentrado en lo suyo le hizo darse cuenta del poder que tenía con esas palabras.

¡Y era tan obvio que hasta daba risa!

A veces le negaba al chico el sexo, pero nunca pensó que una amenaza de tanto tiempo diera aquel maravilloso resultado.

Se preguntó ociosamente si sería buena idea amenazar a su pareja con el sexo para que hiciera los deberes de la casa que él no quería hacer. Se sintió mal ante la maldad de sus ideas y se concentró nuevamente en sus estudios.

Cuando regresó a la realidad le dolía la cabeza, pero se sentía un poco más tranquilo.

Notó la taza con chocolate al frente y a un durmiente Tanjiro al frente suyo, sonrió con cariño.

Si Tanjiro se portaba bien mañana se lo compensaría con algo bueno.

Después de todo Tanjiro no era el único calenturiento en esta relación.

24. 25. Forzar a una relación sexual - Consentimiento

Llevaban un año de relación y lo más sexual que habían hecho fue observar el cuerpo desnudo del otro cuando se duchaban.

Tanjiro conocía su pasado, el miedo, el rechazo y asco que Zenitsu sentía ante su cuerpo junto con el trauma que su anterior relación le dejó.

El chico había sido paciente y nunca lo forzó a nada. ¡Ni siquiera sentía otras intenciones cuando el otro le hacía cariño o lo besaba con dulzura!

Tanjiro era un jodido ángel por no obligarlo a hacer más cosas físicas entre ellos.

Una vez, mientras se encontraban acostados, Zenitsu le habló de sus miedos e inseguridades. Tanjiro lo escuchó sin interrumpirlo, le sonrió con dulzura y le besó la frente para mostrarle todo el amor que le tenía.

- Iremos a tu ritmo. – Le dijo con dulzura. - Mientras pueda estar contigo, nada más me importa.

Y que fiel fue a sus palabras.

Nunca lo obligó y siempre le sonrió con cariño. Claro que hubo momentos en que aquellos ojos burdeos brillaron con deseo en algunas ocasiones, pero nunca hizo algo en esos momentos. De alguna forma el otro lograba calmarse y seguir a su lado como si nada.

No se merecía a ese maravilloso ser.

Pero el tiempo pasaba y de a poco sentía que las cosas podían subir de nivel a algo más físico, más cercano, mas sexoso por así decirlo.

¿Pero cómo se lo podía dar a entender a Tanjiro?

Una vez intentó con una cena romántica que de seguro daría paso a algo más. Pero al final terminaron conversando y luego haciéndose cosquillas en la cama para terminar dormidos en los brazos del otro.

Otro día le pasó un consolador a Tanjiro, pensando que quizás con eso el joven entendería la indirecta.

- ¿Quieres que me haga esto a mí mismo? – Pregunto sonrojado observando el aparato.

- Yo.

- No te preocupes Zen. – Le sonrió mientras guardaba el consolador en el velador. – Ya te dije que puedo estar bien siempre y cuando esté a tu lado.

Aquello fue dulce, pero a la vez horrible.

¡Tanjiro había entendido que le había dado ese consolador para que se autosatisficiera cuando estuviera caliente y así no lo molestaba a él!

La vergüenza le duró semanas y no evitó sonrojarse cual tomate cada vez que sus ojos se iban al velador. Por suerte botó el aparato cuando hicieron el aseo.

¿Qué diablos debía hacer para tener la intimidad que deseaba con su novio?

Después de muchos intentos fallidos optó por lo más obvio.

- Creo que estoy listo para que nos acostemos. – Le soltó una noche con vergüenza.

- ¿Tienes sueño? – Y claro que el otro tampoco entendería lo obvio.

- ¡Sexo! ¡Me refiero a sexo! – Gritó al final. – No puedo creer que me hagas decirlo.

- ¡Oh! – Y ahora el joven se sonrojó a mas no poder. - ¿Estás seguro? – Lo observó preocupado.

- ¡Que sí!

- No quiero presionar.

- ¡Que estoy bien!

- Ah bueno.

Tanjiro tomó su mano para luego besárselas con dulzura, Zenitsu se sonrojó y sonrió.

- ¡Déjamelo a mí Zen!

- Claaaro. – Ahora el rubio no entendía la motivación del otro. Pensaba que pasarían directamente a la acción, pero parece que no sería así al ver como el otro joven continuaba con su cena y sin hablar más del tema.

Antes de que se diera cuenta ya se encontraba abrazado a un durmiente Tanjiro en su cama compartida.

"¿Qué rayos?" – Pensó con fastidio observando el rostro tranquilo de su novio. Sonrió al verlo tan pacifico con aquella sonrisita, suspiró pensando que no importaba esperar un poco más, en comparación a Tanjiro su espera no había sido tanta.

Se durmió sintiendo el calor del otro.

Y así algunos días pasaron hasta llegar al viernes en donde Tanjiro lo observó con nerviosismo.

- ¿Estarás libre mañana en la noche?

- Si. – Respondió sin entender la pregunta. - ¿Por qué?

- Bueno… ¿recuerdas la conversación del otro día?

- ¿Cuál de todas? – No evitó reír al respecto, porque sí, siempre hablaban de varios temas.

- Sobre… tu sabes… - Y el pobre de Tanjiro se notaba un poco nervioso al fin dándole a entender a Zenitsu el tema que el otro deseaba tratar.

- No lo sé. – Él ya había vivido una vergüenza, era momento de que su amor también lo hiciera.

- Sobre dar un paso más en nuestra relación. – Para su sorpresa solo se encontró con una mirada determinada junto con un brillo enamorado en los ojos del otro. – Quiero que cenemos mañana aquí y luego… bueno, no debe ser necesario que ocurra algo.

Tanjiro miró a otro lado aun con las mejillas rojas y luego le sonrió con dulzura tomándole las manos.

- Pero me gustaría pasar la noche contigo Zenitsu.

- … - Se quedó sin palabras ¿por qué Tanjiro debía pedir las cosas de forma tan cursi? ¿Por qué no solo lo llevaba a la cama para follar como era lo normal?

- ¿Zenitsu?

- Me gustaría mucho. – Respondió al final, rojo, avergonzado, pero deseoso de que llegara el otro día.

Cuando se acostaron esa noche, Zenitsu se acercó para besar los labios ajenos que sin problemas le respondieron. Sonrió al no sentir rechazo, como amaba que no lo rechazaran.

El beso fue lento y tranquilo, a medida que pasaba el tiempo se fueron volviendo más fogosos y apasionados. Zenitsu tenía experiencia en los besos y Tanjiro había mejorado con el paso de los meses para hacerlo temblar en la cama.

Justo como ahora.

De la nada estaba bajo el peso de Tanjiro sintiendo sus manos deslizándose por la polera, ambos respiraban con agitación mientras se observaban a los ojos.

- Yo… - Intentó alejarse nervioso.

- No. – Lo detuvo el rubio. – Esta bien.

- Pero… - Tanjiro lo observó con clara duda, Zenitsu solo le sonrió con ternura mientras levantaba las manos para envolverlas en el cuello de su novio.

Dios, como amaba a Tanjiro.

- No necesitamos esperar hasta mañana.

Le susurró con dulzura mientras le lamía la oreja al joven y se movía de tal forma que, una parte muy sensible y bien despierta de ambos se frotaba con la otra en un movimiento suave y constante.

Tanjiro gimió y Zenitsu amó aquello.

Era el momento perfecto, el lugar indicado y la persona correcta.

Zenitsu no tenía miedo ni dudas.

Ambos lo querían y esta noche ambos se tendrían como debía ser.

26. 27. Abuso sexual - Aceptar fantasías

Una vez que las puertas a la intimidad física se abrieron, Zenitsu podría decir que Tanjiro brilló aún más que antes.

Si, para Tanjiro había sido su primera vez y si, realmente se veía más guapo una vez que el sexo se hizo parte de la ecuación. La timidez de su amante lentamente fue disminuyendo, las miradas nerviosas, las constantes disculpas, todo iba dando paso a un Tanjiro más confiado, más a gusto y con mayores deseos de satisfacer a su amante.

- Eres tan lindo Zenitsu. – Le susurraba con tanta pasión para luego alejarse y expresar su adoración mientras compartían la cama para hacer aquellas actividades nocturnas. Muy buenas actividades caben decir.

Pero se quedaba mudo ante tanto amor y deseo expresado por el otro. ¡Era el colmo! Zenitsu era el de la experiencia, una de mierda, pero experiencia, al fin y al cabo. ¿Cómo era posible que se dejara dominar tan fácilmente por el otro?

- ¿Qué quieres qué? – Tanjiro lo observó a la mañana siguiente con los ojos abiertos, la tostada resbalándose de la boca y las mejillas rojas.

- Quiero ser el activo. – Dijo sin más e igual de rojo.

El silencio se hizo por algunos segundos y Zenitsu dudó. ¿Era bueno pedir aquello? La verdad es que nunca había sido el activo, pero al ver como Tanjiro disfrutaba y como él lo disfrutaba le nacía aquella curiosidad.

¿Cómo se vería su novio? ¿Qué expresiones haría? ¿Serían las mismas a cuando se enterraba en su cuerpo, serían otras?

Zenitsu no podía negar que una parte de él deseaba dominar a alguien, saber que por su causa gritaba de placer. ¿Sería mucho pedir? Ya llevaban varios meses haciendo cosas más físicas.

- Si no quieres… - Comenzó a decir al no obtener respuesta del otro.

- ¡No! – Le respondió rápidamente igual de rojo.

- ¿No? – Bueno, era obvio que Tanjiro no se dejaría hacer por él, después de todo ¿Qué era él?

- Antes de que pienses algo erróneo. – Le interrumpió el muchacho con una sonrisa. – Quiero que sepas que mi silencio es porque me puse nervioso.

Tanjiro lo observaba aun sonrojado, pero con una dulce sonrisa en el rostro.

- No tengo problemas con ello Zenitsu. – Luego miró a otro lado apenado. – Y a decir verdad es algo que quiero experimentar.

- ¿Algo así como una fantasía sexual?

- ¡No te burles de mí! – Se tapó la cara con la mano. Zenitsu comenzó a reír al verlo así.

Su novio era tan lindo.

- ¿Qué tiene de malo con querer esas cosas? – Se quejó mientras Zenitsu continuaba riendo.

- Nada, nada… yo también tengo varias fantasías por ahí.

- ¡Oh! Quiero saber más al respecto.

- No hablaremos de eso mientras desayunamos. – Le esquivó mientras se comía la tostada.

- Te he hecho gemir mientras estamos desayunando. – Le respondió sin más.

Rápidamente el rubio se atoró con la famosa tostada, Tanjiro preocupado se puso a su lado para comenzar a darle golpecitos en la espalda.

- ¿Estás bien?

- ¡Eres un idiota! – Gritó con enfado, pero rojo como tomate.

- Estas bien. – Concluyó con su sonrisa de siempre.

Al final la conversación no pudo seguir porque tuvieron que irse a la universidad. Pero aquello sería un tema que rondaría las cabezas de ambos y que hablarían con más calma al anochecer.

Al final resultó que los dos compartían ciertas ideas que incluía ropa especial o alguno que otro objeto para disfrute de ambos.

Tanjiro resultó tener ideas muy locas que siempre terminaban con ellos riendo en la cama o gimiendo sin control cuando las ponían a prueba.

Zenitsu descubrió que las caras de Tanjiro cambiaban a unas más eróticas cuando era él quien poseía aquel maravilloso ser. El muchacho gemía con necesidad y simplemente lo dejaba loco al intentar satisfacerlo por completo.

También amaba las expresiones que ponía cuando era él quien lo poseía por completo y Zenitsu era el que pedía por más y más contacto o rapidez.

Si, fue buena idea hablar de aquello, se alegró de haber confiado en su novio y preguntarle por el cambio de roles en la actividad sexual. Sabía que Tanjiro nunca se burlaría de él o le haría cosas que no le gustaran. Tanjiro era un sol cálido dispuesto a entregar y entregar por la felicidad del otro.

Tanjiro era su sol y Zenitsu no podía estar más que feliz al respecto, sintiéndose también uno al ver las sonrisas enamoradas del otro junto con sus brillantes ojos.

Ahora iba camino al departamento con un juguete nuevo que estaba más que seguro el muchacho de cabellos burdeos disfrutaría cuando llegara a casa.

Zenitsu sonrió como el tonto enamorado que era al imaginárselo.

28. Violar - Hacer el amor

Las manos de Tanjiro lo hacen temblar, pero no de miedo, siente el calor del otro cuerpo junto al suyo y solo desea que se apegué aún más, que lo sostenga y abrace como solo él sabe hacerlo haciéndolo sentir querido y deseado al mismo tiempo.

Con Tanjiro hacer el amor se transformaba en algo real, se lo demostraba con cada caricia, cada beso e incluso en cada embestida.

Llenándolo y llenándolo tanto física, mental y emocionalmente.

Hacer el amor con Tanjiro era como un vals lento en el que cada movimiento tenía un propósito y era necesario para avanzar, lleno de sensaciones y promesas que sabía se cumplirán.

Zenitsu conocía el sexo sin amor, el sexo porque si, el sexo con enojo o simplemente sexo.

También conocía el sexo pasional que Tanjiro le daba, pero que el amor siempre estaba presente. El chico nunca se cansaba de decirle palabras dulces junto con darle besos o suaves caricias. Nunca dejaba de hacerlo sentir amado.

No, no era sexo pasional. Era hacer el amor de forma pasional.

Y es que realmente había una gran diferencia entre tener sexo y hacer el amor.

Con Tanjiro estaba aprendiendo las diferencias y aunque lo abrumaba a veces, no podía dejar de desear cada vez mas de ese muchacho.

¿Cómo algo tan carnal y pasional se podía transformar en algo aún más íntimo y profundo?

Porque las manos de su novio lo hacían desear entregarse de todas las formas posibles deseando que sintiera el mismo placer y amor que su propio cuerpo sentía con el toque del otro.

Derretirse ante su contacto solo para desear más, perder la cordura junto a su amado para luego regresar lentamente y volver a perderla con gusto.

Nunca pensó que intimar con alguien fuera tan desastroso y placentero a la vez.

Pero le encantaba.

Más si era con Tanjiro.

Solo si era Tanjiro.

29. Mutilar – Curar

Zenitsu temblaba de miedo mientras sentía el peso de la mirada del otro en su espalda. Sabía que era horrible, desagradable y asquerosa, pero no podía hacer nada al respecto, necesitaba ayuda para tratarla. Kaigaku le había dejado bien en claro que si terminaban él se encargaría de darle un recordatorio de que estuvo ahí y que siempre estaría en Zenitsu sin importar la persona que tomara su lugar.

Si es que alguien deseara tomar su lugar luego del desastre que era su cuerpo una vez que Kaigaku "lo marcó".

- Por favor… - Susurró con lágrimas mientras sentía las manos de Tanjiro en su piel quemada y deforme.

- Está bien. – Le respondió el otro con dulzura sin ningún tono de asco y eso solo hizo que deseara llorar con más fuerza.

Porque Tanjiro no tenía que verlo, ni mucho menos cuidarlo. Era su amigo, uno que trató tan mal e incluso ignoró por meses, pero, que al verlo en ese momento crítico no dudó en ir en su ayuda y salvarlo de lo que pudo haber sido una muerte segura.

- Tanjiro. – Llamó con pesar mientras el otro le acariciaba sus cabellos con ternura.

- Te pondré la crema y luego las vendas ¿está bien?

Solo asintió con la cabeza porque no creía poder sacar la voz.

Kaigaku había escapado, su abuelo estaba lejos y él no tenía la fuerza para decirle a ese amable anciano lo idiota que había sido y lo cerca que estuvo de pasar al otro lado. Sintió como las lágrimas se deslizaban por sus ojos de forma silenciosa ante aquellos pensamientos, podía imaginarse a su abuelo esperando por las cartas que nunca le llegarían ya que él no se encontraría vivo, no seguiría…

Saltó al sentir los dedos en sus heridas, duelen, han pasado algunos días, pero estas seguían ardiendo junto con sus sentimientos rotos. Las lágrimas continuaron deslizándose, pero ya no era un llanto silencioso, su cuerpo temblaba, se sorbía la nariz y botaba sin temor sus emociones.

- Tanjiro. – Volvió a llamarlo, cómo podía sentirlo tan cerca y a la vez tan lejos.

La culpa continuaba consumiéndolo porque el otro lo había tratado tan bien, le había dado apoyo, le había sonreído, lo había consolado mientras que él lo rechazó, ignoró y gritó tantas palabras hirientes. Vio cómo su cara alegre cambió a una triste y destrozada mientras el continuó gritando y escupiendo mierda en su cara y corría a los brazos de Kaigaku.

"¿Por qué?" – Quería preguntar, más el miedo y pesar eran mayores. – ¿Por qué estás aquí?

- ¿Qué pregunta es esa? – Giró la cabeza sorprendido ¿cómo lo supo?

- ¿Lo dije en voz alta?

El otro le sonrió nervioso.

- Eres mi amigo Zenitsu.

- ¡Pero te dije cosas horribles! – Regresó a su posición inicial, los dedos de Tanjiro por sus heridas dolían, pero mucho más sus emociones.

- No fue tu culpa.

Y ahí Tanjiro, el buen Tanjiro sin culparlo. ¿Por qué era tan bueno con él?

- Te prometí estar siempre a tu lado Zenitsu y eso es lo que haré.

- Suena acosador.

- Tal vez.

El silencio continuó mientras el otro esparcía aquella crema especial en sus quemaduras.

- El médico dijo que a pesar de ser de segundo grado eran superficiales.

- ¿Qué significa eso? ¿Cuándo hablaste con el médico?

- Oh… - Ahora el otro sonaba apenado. – Cuando llegamos al hospital nos dijeron que tus papeles se encontraban sin contactos por lo que les dije que éramos familiares. Dijiste que no querías que tu abuelo se enterara por lo que fue lo único que se me ocurrió decir.

- ¡Eso es estúpido! – Se quejó y luego emitió un sonido de dolor.

- Lo siento.

- ¿Por qué?

- Por lastimarte ahora y decir que éramos familiares.

Silencio otra vez, este era más incómodo. Tanjiro terminó el trabajo de colocarle la crema y luego comenzó a limpiarse la mano.

- Si quieres puedo irme y llamar a alguien para…

- No.

- No quiero incomodarte.

- Yo. – Sabía que en parte estaba descargando su rabia con el muchacho, siendo que lo único que hacía Tanjiro era ayudarlo. - ¿Qué quiso decir el médico con mis… quemaduras?

Sonaba horrible decirlo en voz alta, pero era la maldita verdad y seguir con el tema era una buena forma de demostrarle al chico que no lo quería lejos.

- Qué, aunque sean de segundo grado son superficiales, por lo que no cree que te queden cicatrices. – Zenitsu no podía enfrentar al otro, aun no al menos. – Y si es que quedan, serán mínimas.

- Ya veo. – Suspiró. Kaigaku quiso marcarlo, pero no pudo. No sabía qué sentir al respecto.

Los minutos pasaron hasta que fue el momento de colocarle las vendas. Tanjiro, como el buen joven que era, lo ayudó con una paciencia de santo y luego le sonrió cuando terminó con su trabajo.

Zenitsu se encontraba en la casa del joven ya que los doctores negaban con fuerza que se quedara solo y la policía pensaba lo mismo luego del ataque que había sufrido.

- Llamaré a Nezuko. – Tanjiro sonaba triste ante el rechazo silencioso de Zenitsu, pero seguía a su lado a pesar de todo.

El otro muchacho se retiró causando con ello que su corazón doliera con más fuerza.

¿Por qué? Se preguntaba. ¿Qué hice mal? ¿Cómo llegué a esto? ¿Por qué las cosas terminaron tan mal? ¿Por qué Kaigaku lo intentó…

Nezuko apareció, interrumpiendo sus oscuros pensamientos, con una sonrisa y algunas golosinas, que casualmente, eran las favoritas del rubio. Zenitsu le sonrió en respuesta a la chica y ambos comenzaron a comer en silencio, pero este no era incómodo.

Los días pasaron, Tanjiro diligentemente limpiaba y curaba sus heridas, para terminar por cambiarle las vendas.

La vergüenza y el rechazo lentamente fueron disminuyendo dando paso a la anterior relación que tuvieron antes de que Kaigaku se metiera entre medio y lo arruinara. No, en parte, Zenitsu también la había arruinado.

Pero Tanjiro, tan lindo y fiel como solo él era se mantuvo a su lado, aun cuando le dijo que no lo hiciera o pensó que no lo necesitaba, Tanjiro siempre estuvo ahí.

- Mañana tienes hora con el médico. – Le dijo una tarde mientras tomaban once con los demás miembros de la familia.

- ¿Irán los dos o necesitan que los acompañe? – El padre de Tanjiro, como siempre se ofreció a acompañarlos.

- Estaremos bien. – Expresó el rubio sin más.

- Tal vez si sea buena idea. – Mencionó Tanjiro. - Así no tienes que sufrir en el metro.

- Cierto.

- ¡Decidido entonces! – Sonrió el hombre con gentileza. – Tanjiro cuidará la tienda mientras yo llevo a Zenitsu al hospital.

- ¿Eh? – Respondieron los dos sin entender.

Aquello fue un plan del hombre mayor para estar solo con Zenitsu. Al final conversaron de lo que pasaría, de las cosas que ocurrirían mientras se recuperar y las emociones que lo podrían envolver luego de eso.

- Solo recuerda que nunca fue tu culpa Zenitsu y que siempre estaremos todos nosotros para apoyarte.

- Si.

- Es cierto, confía en mis palabras. No estás solo, no fue tu culpa.

Zenitsu asintió sin poder decir algo más al respecto. Todos sabían que Tanjiro era un pésimo mentiroso y estuvo todo el tiempo diciéndole que lo ayudaría, que no lo dejaría solo, que siempre estaría ahí para ayudarlo. Y ahora, el padre de su amigo, le decía lo mismo.

Las lágrimas comenzaron a rodar rápidamente, más cuando sintió los cálidos brazos del padre de su amigo rodeándolo.

- Está bien, bótalo todo, no te guardes nada.

Y eso hizo. Gritó y lloró con todas sus fuerzas, porque a pesar de que había llorado al lado de Tanjiro, seguía sintiéndose inseguro e inquieto por su futuro.

El hombre no lo soltó en ningún momento y continuó diciendo aquellas palabras que alegraron un poco el corazón de Zenitsu.

El médico aconsejó un psicólogo, la policía había encontrado a Kaigaku y ahora se enfrentaba a un juicio. Su abuelo al fin pudo saber de lo que le había pasado, sin dudarlo, tomó sus cosas y se dirigió a la ciudad. Tuvo que dirigirse específicamente a la casa de los Kamado ya que lo habían acogido como si fuera otro hijo de la familia.

- ¡Tonto niño! – Gritó el anciano mientras Zenitsu se ocultaba detrás de Tanjiro para luego acercarse lentamente al hombre.

- Abuelo…

Susurró sin saber qué hacer, solo para ser envuelto en los brazos del hombre mayor. Comenzó a llorar junto con él.

- Niño tonto… tonto, tonto… - Le susurraba. – Me alegro que estés vivo.

Zenitsu se aferró al hombre y al fin comenzó a sentir que las cosas estaban volviendo a tener forma.

- Si. – Le respondió. – Yo también.

Al final los Kamado acogieron al abuelo de Zenitsu en su casa con los brazos abiertos.

Antes de que se diera cuenta se encontraba sonriendo por estupideces con los hermanos menores de Tanjiro, recibió visitas de sus amigos y pudo ser más abierto ante lo que le había pasado. Aunque solo un poco y con ciertas personas.

Pero cada paso contaba para su recuperación.

Regresó al colegio, por suerte no lo harían repetir ante todo el tiempo que faltó, pero necesitaría ponerse al día para poder dar las pruebas.

Las cosas iban marchando de forma lenta y segura, pero bien. Eso era lo que importaba.

Fue cuando una llamada de su abogado indicándole que el caso no pasaría a mayores y que Kaigaku saldría con una multa y con orden de alejamiento hizo que el mundo de Zenitsu colapsara nuevamente.

El ataque de pánico fue inminente, el cuerpo le tembló, el pecho el dolió, un vacío junto con un miedo inexplicable invadió todo su cuerpo y comenzó a llorar mientras su mano sujetaba el pecho con fuerza.

- ¡Zenitsu! – Escuchó a lo lejos la voz de Tanjiro, pero su acercamiento solo le provocó un mayor temor.

- ¡No! – Gritó, tratando de alejarse, pero solo cayendo al suelo al no poder sostener su propio peso.

La mano de Tanjiro quedó en el aire y luego se agachó para quedar a su altura, lo suficientemente lejos para no asfixiarlo y lo suficientemente cerca para el gusto del rubio.

- Mírame Zenitsu. – Hizo lo que le dijo, aunque le costó horrores mover el rostro. – Respira conmigo.

El sonido que hacía el joven era fuerte, para que se percatara de lo que hacía.

- Concéntrate en mí y respira.

Se concentró en los ojos burdeos y trató de imitar sus respiraciones. Tomó aire, espero unos segundos, lo botó. No supo por cuanto tiempo estuvo haciendo eso, pero lentamente comenzó a calmarse.

- ¿Puedo abrazarte? – Tanjiro preguntó con inseguridad y solo pudo afirmar con la cabeza.

Lentamente el otro se fue acercando a su lado, no evitó que su cuerpo temblara, recordando lo que el acercamiento significaba a su persona.

- Está bien. – Le habló con cariño mientras levantaba las manos con lentitud para ponerlas en la espalda de Zenitsu que al sentir el suave toque en su espalda se recargó en el pecho de Tanjiro para seguir llorando tristemente.

Su amigo era cálido, nada comparado a Kaigaku.

- Está bien. – Le escuchó decir nuevamente mientras le acariciaban la espalda y cabello con una ternura nunca antes sentida. – Estarás bien Zenitsu, te protegeré. Estarás bien.

Se durmió escuchando aquellas dulces palabras, rogando en su interior que fueran cierta, que se cumplieran.

Salir le era un suplicio y al final terminó perdiendo el año al no poder asistir a clases por mucho que el psiquiatra entregó papeles intentando explicar su situación al colegio.

La casa de los Kamado constaba de dos pisos, el primero se encontraba la panadería que conectaba a la casa de la familia, ahí se ubicaba la cocina y la sala donde cenaban todos juntos, en el segundo piso se encontraban los dos baños junto con las cinco habitaciones. La más grande era ocupada por los padres de Tanjiro y su hermanito menor, la segunda por las hermanas, la tercera por los hermanos menores, la cuarta habitación era ocupada por el abuelo de Zenitsu y la última por Tanjiro y Zenitsu.

Todas las mañanas Tanjiro le dejaba una figura de papel en el colchón antes de irse a clases junto con un dulce "Nos vemos en la tarde Zenitsu", le acariciaba la espalda y finalmente se marchaba.

Zenitsu se quedaba en cama, a veces trataba de salir sin poder conseguirlo. Su abuelo lo iba a visitar dentro del día y le pedía que hiciera un esfuerzo, que no se rindiera, pero aquello solo le hacía sentir peor.

Otras veces los hermanos menores de Tanjiro lo iban a visitar y dibujaban con él o le contaban de las cosas que hacían o veían dentro del día. Los padres de Tanjiro le llevaban el almuerzo y todos comían en la pieza de Tanjiro.

Zenitsu no sabía que sentir cuando pasaba aquello. El cariño que la familia de su amigo le daba solo le provocaban deseos de llorar y a la vez no podía evitar sentirse querido.

En la tarde se acostaba mientras observaba el techo y trataba de eliminar los malos sentimientos y pensamientos que lo invadían sin resultados.

Tanjiro llegaba algunas horas después sonriéndole y contándole todas las cosas que habían pasado en el colegio.

Zenitsu lo escuchaba con una sonrisa triste, pero a la vez la calidez de su amigo lo confortaba.

- ¿Cómo estuvo tu día? – Le preguntaba después que terminaba de hablar, cambiarse de ropa y sacar los cuadernos para hacer la tarea.

- Pues... – Respondía cabizbajo. – Lo mismo de siempre.

- ¿Qué cosas? – Y el interés y la sonrisa de Tanjiro lo confundían a morir.

Zenitsu comentaba las visitas de su abuelo o la de sus hermanos, también como eran los almuerzos. Básicamente era lo mismo de siempre, pero Tanjiro siempre lo escuchaba con atención, como si lo que Zenitsu tuviera que decir fuera importante.

Como si Zenitsu valiera algo.

- ¡Mira! - Le expresó con entusiasmo cuando se quedó callado más tiempo de lo normal haciéndolo saltar por la acción repentina.

- ¿Qué cosa?

- Te tengo un regalo.

De su cuaderno sacó una caja de color café y se la entregó al rubio. Confundido empezó a abrirla solo para encontrarse con un cuaderno con figuras de rayos y un lápiz amarillo de la misma forma. Observó los objetos y luego a Tanjiro sin entender.

- Escuché que a veces sirve escribir. – Tanjiro lo observaba atentamente. – Sé que no siempre puedes decir todo lo que sientes y es normal, pero quizás puedas plasmar todas tus emociones aquí Zenitsu.

Bajó la vista nuevamente para ver el cuaderno.

- ¿Quieres que escriba cosas?

- ¡Solo si quieres! – Le contestó inmediatamente. – No solo pensamientos, tal vez canciones, dibujos, lo que quieras.

La sonrisa radiante del otro muchacho lo dejó sin palabras.

- Estoy seguro que lo que sea que decidas hacer dentro de ese cuaderno será genial.

No entendía la confianza de su amigo para tenerle tanta fe. Zenitsu se sentía tan roto, tan poca cosa, era como una hoja flotando de un lado a otro sin destino ni final. Solo esperando, solo viendo el tiempo pasar.

- Lo… - Trato de no llorar. – Lo intentaré.

Las manos de Tanjiro tomaron las suyas.

- Con eso me basta Zenitsu, gracias. – Y luego le sonrió de forma tan linda que no se sintió merecedor de ellas.

¿Por qué? Se seguía preguntando. ¿Por qué eres tan bueno conmigo?

Tal vez el ataque de Kaigaku en su espalda no le dejó cicatrices físicas, pero las mentales continuaban ahí y no lo dejaban en paz.

- Todo estará bien.

Escuchó para luego sentir los brazos alrededor de su cuerpo, automáticamente se congeló, pero con el paso de los segundos lentamente se fue relajando.

Ya más tranquilo Tanjiro se alejó para dedicarse a hacer sus tareas y Zenitsu lo ayudó con algunas cosas que no podía solucionar.

- ¡Eres genial Zenitsu! – Le expresaba con una sonrisa y los ojos brillantes.

- No es la gran cosa.

- Claro que lo es, no todos pueden resolver estos ejercicios tan rápido o entenderlos.

- Gracias.

Respondió con timidez. Su amigo siempre le andaba diciendo las cosas buenas que hacía o lo genial que era en lo otro.

- ¡Hora de cenar!

Se escuchó la voz de la madre de Tanjiro desde el primer piso. Tanjiro se estiró luego de haber pasado algunas horas terminando la tarea.

- ¿Vienes Zenitsu?

Siempre le preguntaba con una dulce sonrisa que al recibir el rechazo igual mantenía para decirle que llegaría con la cena de ambos en un momento. Zenitsu ya no deseaba que Tanjiro se perdiera más cenas familiares por su culpa, pero el otro tampoco quería que cenara solo.

- Si, voy.

La expresión que recibió por parte de su amigo hizo que su corazón latiera con rapidez. ¿Cómo podía su amigo estar feliz por eso?

Sonrió con timidez cuando Tanjiro extendió la mano para ayudarlo a pararse.

- Me pregunto que habrá de cenar. – Dijo en voz alta y aun de la mano del rubio.

- No sé, pero de seguro será delicioso.

Respondió con sinceridad ante aquello. Tanjiro movió la cabeza entusiasmado mientras continuaban bajando las escaleras de la mano. La familia Kamado junto con el abuelo de Zenitsu los recibió con una gran sonrisa y conversaciones alegres.

Zenitsu sintió el calor familiar de aquellas personas y no evitó mantener su sonrisa.

Tomó los palillos y se dispuso a comer con todos ellos.

Poco a poco la luz llegaría nuevamente a su ser, poco a poco aquel oscuro recuerdo de Kaigaku pasaría, por ahora se contentaba con ganar pequeñas batallas junto a sus seres queridos.

- ¡Delicioso! – Exclamó Tanjiro alegremente mientras devoraba la comida.

- Si…

Respondió con suavidad sintiendo aquella familiar y deliciosa comida en su boca, observó todo su alrededor y mantuvo la sonrisa mientras algunas lágrimas caían por sus ojos, Tanjiro rápidamente llevo una mano a su espalda para hacerle cariño, el resto de la familia le sonrió dulcemente mostrando su apoyo al tenerlo en la mesa, su abuelo movía la cabeza de arriba hacia abajo en un gesto de aprobación.

Zenitsu continuó comiendo y llorando junto a todas aquellas personas con la esperanza de que estos días tan cálidos se mantuvieran por siempre y le dieran la fuerza para seguir adelante.

30. Asesinar – Casarse

Zenitsu estaba cansado, el trabajo era horrible y juntándolo con las clases en la universidad para sacar el magister lo hacían aun peor.

- ¡Bienvenido Zen! – Exclamó con alegría su novio mientras lo recibía en la cocina.

Emitió unos sonidos de molestia, besó a su novio y luego se fue a la pieza para cambiarse de ropa. El dulce aroma de la comida de su pareja le recordó que tenía hambre, por lo que tiró todo al suelo y se puso una polera que encontró por ahí que, por quedarle grande, de seguro pertenecía al joven asesino de canciones de la cocina.

- ¡Preparé algo delicioso! – Le expresó un brillante Tanjiro mientras él se sentaba en la mesa aun de malas y con hambre

Se devoró lo que le dejaron en la mesa y ya satisfecho pudo observar a su novio con menos molestia por el día.

- ¿Te gustó?

- Sí, todo lo que preparas es delicioso Tanjiro, gracias.

La sonrisa brillante lo dejó sin palabras. Ya llevaban 5 años de relación y Zenitsu no podía evitar enamorarse cada vez mas de aquellas sonrisas. Tanjiro simplemente era algo hermoso.

- ¿Y qué tal si te las preparo por siempre?

- ¿Qué eso? ¿Una propuesta de matrimonio? – No evitó decir con una sonrisa mientras bebía su té.

- Tal vez.

Fue la única respuesta que obtuvo antes de que el tema pasara a su día por lo que no le dio mucha importancia.

Pero aquellas preguntas comenzaron a ser algo repetitivas.

- ¿Qué tal si pasamos todas las noches juntos?

- ¿Qué tal si te hago deliciosos almuerzos por siempre?

- ¿Qué tal si me quedo dormido con el dulce sonido de tu voz?

- ¿Qué tal si solo soy yo el que te haga el amor para siempre?

Esas y muchas otras eran las preguntas que recibía el rubio por parte de su amado. La verdad es que no estaba muy seguro de qué pensar, algunas realmente sonaban bien cliché, pero no podía evitar sentir su corazón acelerarse cuando oía.

¿Cómo algo tan cursi podía hacerlo sentir tan feliz y nervioso a la vez?

La respuesta era simple, estaba enamorado.

¡Pero aun así no debería sentirse tan enamorado! Es decir… no era malo estar enamorado ¿pero sentirse aun enamorado luego de 5 años era normal?

Ver a Tanjiro con sus caras idiotas le daban a entender que estaba igual de enamorado que él.

Al menos no era el único.

Vaya par de idiotas que eran. No evitó sonreír al respecto.

- ¡Te digo que algo está tramando! – Exclamó a un molesto Inosuke mientras compartían almuerzo.

Curiosamente ambos habían terminado en la misma empresa, por lo que Inosuke, para variar, terminó siendo nuevamente su confidente número dos.

Dos, porque Tanjiro era el único, gran y mejor confidente para Zenitsu y, cuando el tema era Tanjiro, el rubio no tenía otra opción más que expresar sus miedos con otra persona, en este caso Inosuke.

- ¿Y cómo estás tan seguro?

Inosuke seguía manteniendo su cara de niña a pesar de tener más de veinte años, quizás no niña, cara de mujer. Mujer ruda, pero cara de mujer, al fin y al cabo. Maldito chico de rostro bonito.

- ¿Pruebas? ¿Acaso estas sordo? ¡Te dije que lo encontré parándose y arrodillándose como idiota un día solo para poner esa cara rara de siempre cuando intentó mentir al decir que no hacía nada!

- ¿Algo más? – Inosuke observó al rubio con cara aburrida.

- ¡Últimamente se ha encerrado en el baño por una hora y no quiere decirme qué hace!

- ¿Qué eres? Su madre? – Ahora se burló.

- ¡Claro que no! – Zenitsu parecía indignado. – Pero. – Bajó la cabeza con tristeza. – Nunca había hecho eso y ese alejamiento me incomoda.

Inosuke lo observó un momento y luego suspiró.

- Tal vez te quiere sorprender con algo ¿recuerdas cuando trató de hacerte una fiesta sorpresa?

- Uh… eso fue un desastre.

Zenitsu aun podía recordar el intento de su novio por ocultarle la fiesta y como esta se arruinó cuando le obligó al otro a decir la verdad o terminaría la relación.

Sabía que aquello había sido bien rudo de su parte y que no debía dudar de Tanjiro, pero luchar contra esas emociones de inseguridad, nervios y auto odio eran definitivamente horribles y muy difíciles de controlar.

Y Tanjiro, tan lindo Tanjiro, siempre le sonreía y expresaba que las cosas saldrían bien y que nunca lo dejaría o abandonaría.

¿Cómo diablos enamoró a ese muchacho? Aquella era una pregunta que nunca podría ser respondida por mucho que Tanjiro le explicara.

- Yo digo que estás haciendo una tormenta en un vaso de agua. – Le dijo sin mucho interés.

- ¿Cómo diablos sabes una expresión como esa? – No evitó observarlo con sorpresa.

- ¡No soy idiota! – Gritó Inosuke indignado. – Si sigues insultándome no te escucharé más.

- ¡No!

Ahora lloró porque necesitaba el oído de Inosuke. ¿Cómo podría desahogarse si él no lo escuchaba?

Al final Inosuke le aconsejó que se dejara de idioteces y no molestara al Tanjiro. Si a él le gustaba encerrarse en el baño, tal vez era porque estaba caliente y no quería molestarlo al verlo llegar tan cansado al trabajo.

El sonrojo de Zenitsu fue épico porque hablar de sexo con Inosuke no era algo que hacía con normalidad y no creía que Tanjiro se controlara a la hora de tener relaciones.

"Tonto Inosuke con sus comentarios idiotas"

Pensó con enojo mientras regresaba al trabajo y luego a su casa.

- ¡Llegué!

Gritó solo para ser recibido con el silencio. Se extrañó porque se suponía que el otro ya estaría en casa. Fue a su habitación con tranquilidad solo para escuchar la voz de Tanjiro a lo lejos. Entrecerró los ojos y se acercó en silencio a la pieza.

- Creo que sospecha… - Escuchó la voz preocupada de su pareja y luego el silencio por la respuesta del otro. – Si, se supone que esta vez estoy siendo más precavido.

- "Esta vez" – Pensó con pánico ¿Ya ha pasado algo antes?

- Solo quiero que llegue el día para decirle.

¿Decirle? ¿Decirle qué? El pánico lo inundó por completo. ¿Qué quería decirle? ¿Iba a cortar con él? ¡Pero si se suponía que ambos estaban bien en su relación! ¿Qué había pasado? ¿Qué había hecho mal?

- Si, te espero donde siempre.

Terminó de hablar el otro, Zenitsu entre el miedo y la pena se encerró en el baño cerrando la puerta con fuerza.

- ¿Zenitsu? – Escuchó decir. – No te escuché llegar ¿cómo estás? – Y sonaba tan tranquilo y feliz como si nada.

- ¡Un día horrible! ¡Necesito una ducha! – Respondió con la mayor calma posible.

- Ok, te espero con la cena.

La alegre voz de su novio solo lo hizo sentirse peor. ¿Qué estaba pasando aquí?

El resto de la noche pasó de forma tranquila. Tanjiro dormía con una sonrisa y Zenitsu solo deseaba saber lo que había hecho mal.

- Tiene a otro. – Exclamó sin más al día siguiente haciendo que Inosuke escupiera su bebida.

- ¡¿Qué diablos?!

- Que tiene a otro. – Su mirada se fue a la comida que Tanjiro le había dejado en la mañana junto con una nota en la que le deseaba un buen día.

De pronto ya no tenía hambre.

- Estas exagerando.

- ¡No escuchaste lo que yo ayer!

Inosuke levantó una ceja como respuesta y no dudó en contarle todo al otro.

- Monitsu, estas sacando conclusiones precipitadas. – Trató de calmarlo el muchacho sin éxito.

- No sé qué haré si me deja.

- Monitsu.

- Yo… no sé… - Las lágrimas comenzaron a formarse.

- ¡Monitsu! – Gritó histérico.

- ¡¿Qué quieres?!

- Tanjiro no es así.

La mirada seria del otro le hizo calmarse un momento. Tanjiro era bueno, nunca haría algo que lastimara a las personas y definitivamente era un pésimo mentiroso.

Pero la gente cambia y aprende a hacer otras cosas como mentir, por ejemplo.

- Ya.

Fue lo único que dijo en todo el almuerzo. Al final Inosuke terminó comiéndose su comida.

Llegó sin ánimos a la casa, Tanjiro lo esperaba con una gran sonrisa que cambió rápidamente a preocupación al verlo en ese estado. El pobre chico intentó animarlo de todas las formas posibles, pero aquel esfuerzo solo lo hacía sentir peor.

Al final decidió acostarse temprano y rechazó la cercanía del otro. Tanjiro lo observó con tristeza, pero luego le sonrió deseándole buenas noches.

Se tapó con las sabanas e intentó dormir, pero el pesar fue demasiado para conseguirlo.

La hora pasó y al final optó por regresar a la cocina y hablar con su novio de lo que lo estaba molestando.

- ¿Qué diablos le dijiste? – Escuchó la voz de Tanjiro bien baja, pero no lo suficiente para escucharlo. - Inosuke eres un idiota, no te metas. – Seguía alegando sin notar a Zenitsu que rápidamente se ocultó en el pasillo cuando se movió.

Apenas podía escuchar las palabras de Inosuke, pero los "idiotas", "dile" y "no aguanto" fueron bien claras para él.

- Se lo diré pronto, así que ten paciencia.

Zenitsu no quiso seguir escuchando, todo estaba más que claro. Tanjiro lo estaba engañando con Inosuke y lo iba a dejar.

Tanjiro llegó a los minutos a la pieza para acostarse sin percatarse de que aún estaba despierto. Se quedó dormido rápidamente, pero Zenitsu no pudo hacerlo ante lo que sentía.

Tampoco fue capaz de juntarse con Inosuke al otro día y apenas le habló a Tanjiro cuando regresó a casa. No podía dar la cara en nada.

- ¿Estás bien Zen? – Le preguntó una noche con el rostro triste. - ¿Quieres hablar de algo?

- No, todo está bien. – Respondió sin ganas. Últimamente no habían hablado mucho y los intentos de su novio por abrazarlo fueron rechazados rápidamente.

El dolor en el rostro de Tanjiro le hacían sentir culpable, pero necesitaba alejarse de Tanjiro si deseaba mantenerse lo más digno posible cuando rompiera con él.

- ¿Por qué me alejas? – Tanjiro lo miraba con dolor e intentaba sonreírle para darle confianza, aquello solo le provocó más rechazo.

- No es nada, ya deja de molestar. – Le respondió con frialdad y su corazón se rompió al ver la mirada rota del otro mientras intentaba inútilmente de mantener la sonrisa.

- Lo siento Zen.

Dios. Estaba rechazando a Tanjiro, estaba tratándolo mal siendo que él no se merecía nada de eso… si, si lo hacía, lo quería dejar, lo estaba engañando… ¿qué debía hacer? ¿recriminarle?

- Me gustaría conversar contigo el viernes, si puedes. – Le preguntó con timidez luego de que un silencio incómodo los envolviera a ambos.

- ¿Qué? – Zenitsu palideció.

- Quiero hablar contigo de algo importante Zen.

No, no, no estaba preparado para esto, aun no estaba listo para enfrentarse a esto. No lo evitó y se aferró al cuerpo de Tanjiro con fuerza mientras lloraba desconsoladamente.

- ¡No me dejes! – Gritó histérico y llorando a mares.

- ¿Eh? – Y Tanjiro lo observaba sin entender para luego abrazarlo con suavidad mientras le acariciaba la espalda. - ¿De qué estás hablando?

- ¡No me dejes por Inosuke! – Gritó.

- ¡¿Ah?!

La cara de shock y confusión del otro lo hicieron calmarse un poco.

- ¿De qué hablas Zen?

- Tu… e Inosuke.

- ¡No! – Tanjiro lo expresó tan rápido y con tanta fuerza que ahora Zenitsu comenzaba a sentirse idiota. ¿Qué estaba pasando?

- ¡Es tu culpa por actuar raro! – Lloró otra vez. - ¡Algo está pasando y no sé qué es! ¡Además te escuché y… y!

- Zen, qué haré contigo Zen. – Exclamó con cierto pesar.

Tanjiro lo sentó en la silla de la cocina y con una serio "espera aquí" se marchó a la pieza para regresar minutos después (que le fueron eternos al pobre rubio) con algo entre las manos.

- Se suponía que no sería así. – Dijo con nerviosismo y pesar en la voz.

- ¿Qué cosa? – El pánico estaba regresando nuevamente a él.

- Zen.

Tanjiro se puso al frente suyo, Zenitsu se acomodó para quedar igual de frente y lo observó con confusión, mocos y lágrimas en los ojos. El otro simplemente le sonrió, se agachó para colocarse de rodilla y mostrarle una caja de color negra entre las manos.

Zenitsu abrió los ojos completamente sorprendido ante lo que veía.

- Zen, te amo, te he amado por años, te he amado aun sin saberlo y creo que lo seguiré haciendo por siempre. – Con sus manos abrió la caja para mostrarle un hermoso anillo dorado con grabados de rayos y cuadrados. - ¿Quieres casarte conmigo? – Terminó por preguntar con nerviosismo.

El rubio se quedó sin palabras, llevó su mirada del anillo al rostro nervioso de su novio y de vuelta al anillo.

- ¿Tú quieres casarte conmigo? – Preguntó aun sin creerlo.

- Sí, he estado practicando todo este tiempo, le pedí a Inosuke que hiciera las reservas y…

- ¿Inosuke? – Ahora comenzaba a entender las llamadas con el otro.

- ¡No podía hacerlo yo o quizás escucharías! – Tanjiro sonaba triste. - ¡Pero algo te lastimó de lo que hice y ya no podía esperar!

- Entonces… todo este tiempo… tú estabas preparando una forma de pedir mi mano.

- ¡Pues claro!

Zenitsu comenzó a llorar nuevamente y luego se lanzó a los brazos del otro.

- ¡Si quiero! – Gritó con alegría.

- Yo quería pedírtelo el sábado en la cena.

- ¡No importa!

Tanjiro se alejó para sacar el anillo y colocarlo en el dedo correspondiente del rubio. Zenitsu observó su mano y sonrió.

- ¿Igual quieres ir a cenar el sábado?

- ¡Claro que sí! - Zenitsu sonrió y Tanjiro lo besó en los labios.

- Vuelves a sonreír, me alegro.

No evitó sonrojarse y después de calmarse le contó a Tanjiro todo lo que había pensado y sentido en esos días de mierda. El joven expresó su preocupación y luego se rio con ganas al respecto para abrazarlo y besarle los cabellos.

- Eres un idiota Zen.

- Ya, lo sé… - Miró a otro lado e infló las mejillas.

- Solo tengo ojos para ti. – Le susurraron al oído con dulzura antes de ser besado nuevamente.

Zenitsu cerró los ojos y se dejó llevar por la emoción y amor que sentía en estos momentos.

Llevaba 5 años de relación con este idiota y futuro esposo Tanjiro Kamado.

Las cosas habían sido difíciles para Zenitsu, pero el amor y cariño de Tanjiro lo salvaron de lo que pudo haber sido un final horrible. Ahora aquí estaba, feliz, llorando y con un anillo en el dedo.

Zenitsu aún tenía miedos y dudas en su corazón, pero Tanjiro siempre había estado a su lado para ayudarlo en esos malos momentos. Y ahora, viendo el anillo, supo que lo estaría por el resto de sus vidas.

No podía pedir más.

Estaba enamorado, era correspondido, se sentía completo.

Zenitsu podía decir que era feliz.

Inicio – 20 – 11 – 19

Término – 27 – 11 - 19