Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, son propiedad de Masami Kurumada.


Lunes, seis de la mañana.

Oficialmente para Rhadamanthys la semana iniciaba el lunes; el domingo era un día que no debía de existir puesto que el "no hacer nada" era de las peores cosas que una persona podía hacer; por eso para él el domingo no existía, ese era un pre-lunes.

Y el pre-lunes era para prepararse para el lunes. Hacer actividades que se juntaran en la semana o avanzar en proyectos, e ignorar a sus amigos todo lo que pudiera.

Para muchos eso podría ser raro, pero para Rhadamanthys era normal.

De la misma forma que era normal estar despierto cinco minutos antes de que su alarma sonara y mirar el reloj avanzar hasta que finalmente hacía ese molesto ruido que lo ponía de mal humor.

Una vez que eso pasaba se levantaba con rapidez, dispuesto a no perder ni un minuto de su mañana, más tarde tendría que utilizarlo. De pie frente a su cama se dedicaba a hacer sus ejercicios matutinos, al menos por media hora; el ejercicio era algo importante para él, debía de mantenerse en forma para poder soportar todo el día de trabajo que se le avecinaba.

Al terminar, el rubio ponía un poco de música para poder pasar la mañana. Entre una de sus canciones favoritas, de las que sus amigos no debían conocer jamás o se burlarían, se encontraba Dancing with Myself de Billy Idol. Rhadamanthys siempre aparentó ser un tipo rudo y sabía que si sus amistades cercanas se enteraban de que en realidad sus gustos iban más por canciones movidas dejaría de infundir miedo.

Al ritmo de Billy Idol, Rhadamanthys, como todas las mañanas, se dio una ducha rápida, debía de presentarse limpio para los juzgados y sus clases. Los lunes era cuando tenía clases desde temprano y salía tarde, un precio que debía de pagar para poder tener los viernes libres y trabajar para agarrar experiencia.

Al salir de la ducha, peinó su rubia ceja con cuidado y después le dio el mismo tratamiento a su cabello. Mientras buscaba su traje del día, se dedicaba a revisar su celular para encontrarse con los mensajes pendientes de la noche y día anterior. Lo primero con lo que se encontró fue con un par de mensajes de Minos y Aiacos, la mayoría pidiéndole que "saliera a jugar con ello", puesto que el domingo era su día de descanso, además de otro par de mensajes de parte de algunos compañeros de trabajo, nada fuera de lo normal.

Siete de la mañana.

Rhadamanthys conducía hacia la universidad en su viejo Toyota. El auto cada tanto hacía algún ruido extraño pero el rubio no había tenido tiempo para arreglarlo, suponía que debía de tratarse sobre la gasolina o algo así, un asunto que trataría a fin de mes, cuando su periodo de exámenes terminara.

El ruido de su celular lo distrajo de sus pensamientos sobre su auto. Frunciendo su ceja sacó con habilidad sus manos libres y respondió la llamada entrante de Minos.

- Antes de que llegues - inició Minos, sin molestarse en saludar - lleva a Hades a la pizzería; al parecer el idiota se cayó de su moto estacionada y Pandora no puede ir por él.

- Déjame adivinar, te lo dijo a ti y tú quieres que vaya, así que te lo preguntaré, ¿qué gano yo?

- En realidad Pandora se lo pidió a Thanatos, pero él dijo que no podría así que me ofreció el cráneo que tiene después de que termine de estudiar, y yo te ofrezco una buena referencia con Pandora.

- ¿Y para qué querría eso?

- Oh, vamos Rhada, todos sabemos que aunque Hades quiera evitarlo la única persona a la que debes de convencer para que andes con Pandora es a ella, así que lo necesitas porque no creo que tu atractivo físico sea suficiente.

- No quiero eso, gracias.

A pesar de sentirse avergonzado, Rhadamanthys sabía que lo que decían sus amigos era falso. Pandora le agradaba; era una mujer fuerte e independiente que supo afrontar los problemas que le dio la vida, pero no estaba enamorado de ella, ni siquiera le gustaba un poco; tal vez como persona, pero no como mujer.

- Lo haré si dejas de hablar de eso.

El cambio de planes lo retrasaba casi quince minutos, aún llegaba a tiempo a sus clases pero justo al inicio de las mismas, eso no le daba tiempo para poder repasar el apunte de la última clase.

Siete cuarenta y cinco de la mañana.

Rhadamanthys se estacionó afuera del edificio de Hades, este ya lo esperaba, parado justo a un lado de la puerta, con su mochila, camisa roja y su gorra cubriéndolo del Sol matutino. El rubio miró a su amigo con el ceño fruncido, no había nada que indicara que Hades estaba discapacitado para necesitar ayuda para ir al trabajo.

- ¿Qué estás haciendo aquí? - dijo el pelinegro mientras entraba al auto - creí que vendría Aiacos.

- Al parecer soy el único que está dispuesto a hacerte un favor - contestó Rhadamanthys mientras volvía a conducir - me dijeron que tuviste un accidente.

- Oh sí, lo tuve, fue horrible, creí que me quedaría discapacitado para toda la vida - Hades se llevó la mano derecha al rostro, permitiéndole a su amigo ver la tablilla que tenía en el dedo medio.

- ¿Sólo te lastimaste un dedo? - preguntó Rhadamanthys apretando un poco el volante.

- ¡Por supuesto que no! También tengo un raspón en mi rodilla, te lo mostraría si pudiera.

- ¿Puedo preguntar cómo te lastimaste? - Rhadamanthys volteó un poco la cabeza para ver a su amigo.

- Fue un accidente privado.

El rubio suspiró, sabía por experiencia que cuando alguno de sus amigos decía algo así significaba que el accidente había sido sumamente estúpido.

Diez para las ocho.

Hades comenzó a moverle a la radio para buscar buena música. Al final terminó por presionar los botones equivocados y terminó por escuchar sólo estática.

Ocho para las ocho.

- Casi lo olvido, antes de llevarme al trabajo hay que pasar al orfanato de la ciudad.

- ¡¿Qué?! - por la impresión, Rhadamanthys giró un poco el volante a la izquierda, casi causando un accidente. El conductor del otro auto le recordó a su madre, pero no había tiempo para contestar o molestarse por eso.

- Le dije a Shun que le daría un aventón a la escuela porque hoy entra tarde - contestó Hades mientras abría su mochila y sacaba una bolsita de plástico llena de cereal.

- ¡No tengo ni la menor idea de quién es Shun! ¡Y no pienso desviarme para ir al orfanato así que no me jodas!

- Rhadamanthys, se lo prometí y no le puedo fallar - el pelinegro sacó una pequeña caja de leche.

El rubio apretó aún más su agarre al volante, incluso había aceptado sin darse cuenta. Sus planes se disolvía.

- ¿Y por qué eso debería de importarme?

- Porque eres mi amigo y eso hacen los amigos... Y sólo por un vez permitiré que te acerques a mi hermana, pero nada de citas, sólo un comentario corto sobre cuánto la quieres.

- ¡Yo no...! - se interrumpió al pensar que de todas formas no sería escuchado - Bien, vamos por el chico.

Ocho y doce minutos.

Rhadamanthys se estacionó frente al orfanato dando su primera clase por perdida, al menos tenía tiempo de sobra para prepararse para la segunda. Cuando miró hacia le entrada del orfanato su boca se abrió al ver qué no iba hacia su auto un adolescente, sino cinco.

- ¡Hades! - saludó Shun a su amigo cuando este bajó la ventana - espero que no te moleste, pero me preguntaba si podías lleve también a mis amigos y de paso dirigir a Ikki hacia el Lykeio, al parecer se le hizo un poco tarde, ¿por favor? - dijo el chico juntando sus manos a modo de súplica.

- ¡Claro! - Hades le sonrió al chico - pero tendrán que acomodarse, Rhadamanthys es demasiado codo como para comprarse otro auto más grande.

- No hay problema - intervino Ikki mientras caminaba hacia la parte trasera del auto - Seiya, irás en en maletero.

- Siempre me toca el maletero - susurró el castaño caminando a un lado de su amigo, cargando su mochila.

Rhadamanthys miró toda la escena desde el retrovisor, a pesar de que faltaba una hora y cuarenta y ocho minutos para su siguiente clase, generalmente la ciudad era un caos en esos momentos así que no hizo preguntas y dejó que metieran al chico en la cajuela.

- Por cierto, ellos son mis amigos Shiryu y Hyoga, y quién está allá atrás es Seiya - presentó Shun una vez que todo estuvieron dentro del auto.

- Él es Rhadamanthys y yo soy Hades - el pelinegro volteó la cabeza para presentarse mientras el rubio arrancaba el auto. Su bolsita de cereal estaba abierta y justo en ese momento vertía su leche en ella - deben de saber que la regla más importante de este auto es no tirar basura, así que no pueden comer nada.

Ocho y treinta y siete minutos.

El auto entró en un embotellamiento; para ese momento Hyoga dormía con la cabeza hacia arriba y la boca abierta, Shiryu e Ikki, cada uno de su lado, miraban por la ventana y Shun había abierto su mochila para sacar su cuaderno y estudiar para su exposición. Hades había terminado su cereal y ahora abría la envoltura del sándwich que Pandora le había preparado para el almuerzo.

Ocho y cuarenta minutos.

- Estoy aburrido, ¿por qué estamos escuchando estática? - gruñó Ikki.

- La radio se descompuso - contestó Hades, lanzándole una sonrisa inocente a Rhadamanthys cuando este lo fulminó con la mirada.

Nueve y un minuto.

- ¿Qué estás haciendo Shun? - preguntó Hyoga, había despertado con el bocinazo de Rhadamanthys al ver qué casi no habían avanzado y no estaba ni cerca del Lykeio, su primera parada.

- Hoy tenemos exposición sobre lenguaje algebraico.

- ¡¿Era hoy?! - Shiryu le dio un codazo a Hyoga por accidente, debido a que había intentando alzar los brazos.

- Sí, lo anoté en el calendario de su cuarto.

- Le di la memoria con nuestra presentación a Seiya pensando que era para mañana - murmuró aterrado mirando a su amigo.

Shun dejó el cuaderno en su regazo y abrió los ojos.

- Creo que tendremos que regresar - le dijo Hades a Rhadamanthys antes de darle una gran mordida a su sandwich e ignorar otra mirada fulminante.

El rubio comenzó a ver como un sueño lejano asistir a su segunda clase del día; Minos se la pagaría.

Nueve y veinticuatro minutos.

Rhadamanthys y Hades miraban hacia la derecha como tres adolescentes se juntaban en una computadora para volver a descargar la dichosa presentación después de que el rubio dijera que él llevaba su tarjeta de memoria.

- Rhadamanthys, gracias por ser tan paciente, sólo por eso dejaré que invites a cenar a Pandora, pero algo pequeño, una salida de quince minutos es suficiente.

El rubio rodó los ojos, pero no pudo evitar notar la mirada entre interrogante y molesta dirigida hacia su persona de parte del mayor de los adolescentes, que se había quedado en el auto. Prefirió ignorar esa mirada.

Nueve y treinta y seis minutos.

Con todos en el auto y de vuelta en el camino Hades comenzó a hablar sobre lo importante que eran los estudios y comenzó a preguntarle a los chicos a qué planeaban dedicarse.

- Medicina - dijo con convicción Shun.

- Tal vez sea un oftalmólogo - murmuró Shiryu con una mano en la barbilla.

- Fácil, me formaré en las filas de manera profesional - Hyoga sonrió.

- Rhadamanthys, me agrada este chico - dijo Hades alzando el pulgar derecho a manera de aprobación.

- ...Supongo que ingeniería civil no estaría mal... - fue el turno de Ikki.

- Pandora estudió eso, si necesitas ayuda puedo darte su número.

Diez para las diez.

Finalmente, Rhadamanthys se estacionó frente al Lykeio.

- ¿A qué hora empezaban tus clases? - le preguntó Hades a Ikki cuando este comenzaba a bajar del auto.

- No lo sé, creo que a las siete.

El chico estaba por cerrar la puerta cuando Shun lo detuvo.

- No olvides a Seiya, ahora hay espacio para él adelante.

Ikki se rascó la barbilla y colgando su mochila en un hombro caminó hacia el maletero.

Rhadamanthys miró por el retrovisor como el chico estaba por abrirlo cuando una patrulla detrás de ellos hizo sonar su sirena. Había un policía caminando hacia ellos mientras otro apenas salía del auto.

- ¡Oye! ¡Tú eres el chico de ayer!

El adolescente se quedó parado en su lugar, pero cuándo el policía se acercó más se echó a correr, provocando que el primer oficial comenzara a perseguirlo mientras el segundo se continuaba acercando al auto.

Dentro, todos se habían congelado cuando Ikki había huido de la ley; recordaron respirar cuando el segundo oficial de acercó a la cajuela y la abrió, revelando a un Seiya medio dormido, completamente cómodo dentro de esta.

- Más vale aquí corrió que aquí murió - dijo Hades antes de abrir su puerta y salir corriendo.

Los adolescentes le siguieron, dejando a Rhadamanthys congelado en su lugar. Reaccionó cuando escuchó la radio del policía encenderse, justo a lado de su puerta.

- Ox... no logré alcanzarlo de nuevo... carajo... ese chico corre rápido.

- Los demás aquí también huyeron Caín, pero logré capturar a uno.

Seis de la tarde.

La primera persona que Rhadamanthys vio y reconoció después de que finalmente lo dejaran libre fue a Pandora, que tenía los brazos cruzados mientras veía como Minos firmaba unos papeles que le había dado el oficial que lo había llevado a la delegación. A lado de ella estaba Seiya, quien traía a sus espaldas su mochila abierta, donde sobresalía el reporte de su exposición sobre lenguaje algebraico y la calificación aprobatoria que había sacado por su trabajo, al menos parecía que alguien sí había logrado llegar a sus clases a tiempo.

- Rhadamanthys, siento que apenas logramos sacarte, el papeleo fue largo, Seiya quería hacer su exposición y Hades no me dijo que estabas en prisión hasta el medio día - comenzó a hablar Pandora cuando dejaron que el rubio se acercara a ellos.

- Bueno, eso es todo - dijo Ox metiendo los papeles en una carpeta - el arresto, aunque al parecer fue un mal entendido, se quedará en tu expediente y sugiero que para la próxima no estén metiendo adolescentes en su cajuela, y menos - miró a Seiya - decidan meterse ahí por decisión propia.

Rhadamanthys bufó molesto, no habrá una próxima, nunca, jamás; definitivamente no cambiaría sus planes de los lunes por la mañana ni aunque uno de sus amigos estuviera desangrándose.


Comentarios:

Gracias por leer!

Sólo un dato por si las dudas, el Lykeio es algo así como el bachillerato técnico, en lugar de salir sólo con estudios, también puedes obtener los conocimientos para desempañar una carrera técnica, junto con su respectivo certificado de estudio.

Gracias de nuevo y excelente semana!