La poción azul

Por

Robot mask

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Ranma 1/2 es propiedad de Rumiko Takahashi.

Advertencia Lemon: La siguiente historia contiene descripciones de sexo explícito.

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La situación actual tenía a Shampoo bastante molesta. En primer lugar... ¿cómo era posible que Cologne decidiera ir a China un par de días así como así, justo la mañana en que habían planeado preparar el jarabe azul? Era una situación intolerable, total y completamente intolerable. Pero eso no la detendría, no, para nada.

La joven amazona se dirigió a la cocina con pasos decididos, ignorando con facilidad a Mousse, quién estaba tratando de conseguir que lo dejara entrar al restaurante, seguramente para intentar evitar que preparara la pócima. Una vez frente a la estufa, Shampoo releyó la receta para el jarabe y verificó que no le faltara ninguno de los ingredientes necesarios sólo para descubrir que, desafortunadamente, el ingrediente principal, el polvo obtenido al moler la Raíz azul de la pasión no estaba por ningún lado. ¡De seguro Cologne se lo había llevado! Murmurando su disgusto, la muchacha revisó de nuevo los cajones y la alacena de la cocina intentando encontrarlo.

Diez minutos después, cuando estaba pensando en darse por vencida, Shampoo finalmente logró encontrar lo que buscaba: un pequeño frasco en donde Cologne guardaba el polvo de la raíz azul, que su bisabuela había ocultado detrás de varias ollas. Sonriendo al imaginarse que con esto su triunfo y su futuro con Ranma estaba asegurado, la joven comenzó a preparar el jarabe con el cual pensaba que podría conseguir de una vez por todas que su querido airen le hiciera caso.

"¿Por qué es tan especial este jarabe y casi nunca lo usamos? Es muy sencillo de explicar, Shampoo. Escucha, este jarabe tiene el mismo efecto que las píldoras del amor instantáneo que estaban en aquél viejo brazalete… pero el efecto del jarabe azul es permanente. Ah, pero si la cantidad de polvo de raíz no es la correcta... bueno, los efectos secundarios podrían llegar a ser… bastante fuertes." La muchacha recordó las palabras de su bisabuela y comenzó a trabajar sin preocuparse de cualquier efecto secundario posible; de hecho, a la muchacha le parecía que entre más fuerte fuera el efecto, entonces el amor de Ranma por ella, sería mucho mayor.

Y eso simplemente sería perfecto.

La preparación de la pócima resultó ser mucho más complicada de lo que Shampoo había esperado, en especial por las diferentes mezclas que debían hacerse en envases diferentes para después ser vaciadas en una olla llena de agua antes de ponerla al fuego. Le había tomado casi una hora tener todo listo, pero al fin, su esfuerzo estaba por ser recompensado pues lo único que le faltaba para terminar el jarabe era agregar el polvo azul a la base de la pócima que ya estaba lista para poner a hervir. Una vez hecho eso sólo tendría que evitar la formación de grumos y luego dejarlo enfriar.

La muchacha agregó los 40 gramos de polvo azul necesarios para completar el jarabe y comenzó a revolver la mezcla con un cucharón, pero se detuvo cuando una duda entró en su mente.

"¿Qué tal si esta dosis de polvo de raíz azul no es suficiente y Akane, Ukyo o Kodachi descubren alguna forma de contrarrestar el efecto del jarabe?" Pensó frunciendo el ceño, sabiendo que sus rivales harían todo lo posible por sabotearla. Pensativa, Shampoo se quedó muy quieta frente a la olla, buscando cómo solucionar ese problema. Finalmente, luego de un momento midiendo sus opciones, la joven amazona tomó el frasco de polvo azul y sonriendo ante su idea, vació todo el contenido del frasco en la olla, lo mezcló y lo tapó para dejarlo hervir por un par de minutos. Había decidido que valía la pena arriesgarse a cualquier efecto secundario, en especial porque lo hacía por Ranma.

Fue en ese momento que Shampoo se preguntó si el hecho de que la olla hubiera comenzado a vibrar no era una mala señal…

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El Neko Hanten estaba cerrado, ya que sin Cologne allí, Shampoo no había visto razón para abrir, además de que llevaba toda la mañana revolviendo la cocina para preparar algo. Mousse había intentado inútilmente descubrir lo que hacía su querida amazona, pero sólo consiguió que lo mojara con agua fría para convertirlo en pato y echarlo a la calle, cerrando la puerta con llave para evitar que pudiera entrar indicando que no deseaba ser interrumpida.

Mousse, que para ese momento ya había logrado conseguir agua caliente, tenía sólo una misión: entrar para evitar que Shampoo realizara alguna nueva tontería que, estaba comenzando a temer, podría finalmente ayudarla a capturar a Saotome. Concentrado en evitar esto, el muchacho estaba intentar forzar la cerradura cuando se escuchó un potente estallido que sacudió las ventanas del restaurante desde la parte de atrás, por donde estaba la cocina.

Alarmado, Mousse se apresuró a entrar al callejón que estaba detrás del Neko Hanten para poder ver qué era lo que había sucedido en la cocina y ayudar a Shampoo en caso de que estuviera lastimada.

No muy lejos de allí, Ukyo Kuonji, quien se dirigía a su propio restaurante luego de comprar algunas cosas que le hacían falta, escuchó el sonido de la explosión, y tras unos rápidos cálculos y ver a los curiosos que salían a las puertas de sus casas para mirar en determinada dirección, pudo deducir que algo había pasado en el Neko Hanten. La muchacha dudó un poco, pero decidiendo que quizás Ranma estaba allí y en problemas, al final se apresuró para acercarse al Café Gato.

Mientras, Mousse ya se las había arreglado para entrar por una de las ventanas de la cocina y se había quedado quieto por la impresión. La cocina en realidad no había sufrido daños fuera de varios platos rotos, pero todo lo demás estaba tirado en el suelo. Las paredes y el techo estaban manchadas con una sustancia azul muy pegajosa que olía bastante mal, como a vegetales putrefactos. Colocándose los lentes, el muchacho notó que en la olla que estaba en la estufa había aún bastante de esa goma azul, y por un momento, mientras cerraba la llave del gas, consideró seriamente vaciar la baba azul directamente a las alcantarillas. Claro, haría eso más tarde, primero tenía que encontrar a Shampoo.

Un gemido a sus espaldas lo hizo girarse y encontró a la amazona, que aunque ya se había arrastrado de debajo de la mesa y claramente todavía estaba un poco aturdida por la explosión. No parecía estar herida, lo cual era un alivio para Mousse, pero sí estaba hecha un desastre, pues tenía la cara, el cabello y la parte superior de su cuerpo completamente cubiertos de aquella cosa azul y aparentemente no podía ponerse de pie. Esperando no recibir un puñetazo directo en la boca como recompensa por su deseo de ayudar, el muchacho sacó un par de pañuelos de su manga derecha y se acercó a Shampoo para ayudarla a limpiarse el rostro.

—¿Qué diablos hacías? —Preguntó él mientras se acercaba—. ¿Querías matarte o algo?

Shampoo se limitó a observar a Mousse; su mente aún le daba vueltas y no podía recordar bien qué había pasado, aunque lo que había sucedido en realidad ya no le parecía importante pues mientras observaba a su eterno enamorado, comenzó a sentir que el afecto que siempre sintió por él, ese sentimiento que siempre mantenía oculto y que nunca llegó a compararse por lo que sentía por Ranma, comenzó a crecer y a crecer hasta convertirse en un amor tan potente que la idea de olvidarse para siempre de Ranma Saotome y en lugar de eso aceptar a Mousse como su esposo se convirtió en algo que le parecía cada vez más y más razonable.

—¿Me estas escuchando? —Le preguntó Mousse preocupado, pues comenzó a temer que la explosión había dejado sorda a Shampoo—. Vamos, contesta o al menos dame una señal de que puedes oírme.

La muchacha asintió, parpadeando mientras su mente se aclaraba y finalmente recordó lo que había sucedido. Había intentado destapar la olla, pero la pócima estalló y había terminado bañada en jarabe azul. Sintiéndose afortunada de que el caliente líquido no la había quemado, levantó las cejas al recordar que sin quererlo, se había tragado un poco de la poción al caer al suelo.

Shampoo estaba consciente de que había preparado el jarabe azul para lograr que Ranma se enamorara de ella, pero eso ya no era importante; ahora, mientras observaba a Mousse con una total adoración, el joven Saotome simplemente era lo último en lo que ella pensaba. La atención de la muchacha estaba total y completamente centrada en el joven de cabello largo que parecía indeciso de ayudarla a limpiarse el rostro.

La muchacha respiró profundamente y aceptó los pañuelos, y cuando sus dedos rozaron los de Mousse, una sensación bastante agradable recorrió su cuerpo. Empezó como un cosquilleo en su entrepierna que se extendió hasta las puntas de sus pechos, despertando en ella una súbita necesidad que jamás hubiera relacionado con él, pero que en ese momento no le desagradaba para nada.

"Pero a él podrían gustarle otras mujeres..." pensó alarmada al recordar cómo algunas alumnas de Furinkan iban a comer al Neko Hanten para verlo sólo a él. La muchacha comenzó a limpiarse el rostro y decidió que Mousse era suyo y que jamás lo compartiría con nadie. Mirando a la estufa, Shampoo supo de inmediato lo que debía hacer.

—¿Te sientes bien? —Preguntó él luego de ajustarse sus anteojos y notar la insistente forma en que la amazona lo estaba mirando. Si bien en condiciones normales no le molestaría que ella lo mirara de ese modo, en ese momento, con los dos en medio de un desastre que tendrían qué limpiar pronto, el extraño comportamiento de Shampoo estaba empezando a ponerlo nervioso.

—Mousse, hazme un favor —pidió ella al levantarse—. ¿Podrías probar un poco del jarabe que aún queda en la olla?

—¿Esta cosa? —Preguntó él asqueado. Si bien era cierto que Mousse generalmente haría todo lo que Shampoo le pidiera, consumir incluso un poco de ese repelente y apestoso líquido azul le parecía imposible—. Lo siento, pero no.

Shampoo juntó sus manos y le dedicó una mirada coqueta y hasta un poco suplicante a su eterno enamorado—. ¿Ni siquiera por mí?

Suspirando derrotado ante el dulce tono de voz de Shampoo, el muchacho hizo a un lado su temor de quedar convertido en un zombi o algo similar y tomó un poco de aquella sustancia con sus dedos para introducirlo en su boca y descubrir que, aunque olía bastante mal, el sabor no era nada desagradable.

—Mírame ahora— pidió ella.

El efecto de la poción fue inmediato. Pero siendo que Mousse ya tenía fuertes sentimientos por Shampoo, al mirarla se sintió aún más convencido que ella era la única mujer en el mundo que a él le importaba.

Lo que sucedió después habría sorprendido hasta casi el desmayo a cualquier persona que conociera medianamente a ambos jóvenes, y precisamente eso fue lo que le sucedió a Ukyo Kuonji, que había estado espiando discretamente todo lo que pasaba en la cocina del Neko Hanten asomándose por una esquina de la ventana. Y es que lo que Ukyo vio fue como...

Shampoo caminó lentamente hacia Mousse y tomó su rostro entre sus manos, ofreciéndole una dulce sonrisa mientras entrecerraba los ojos.

—Me gustas, Mousse, y no entiendo porqué no lo había entendido antes —le dijo ella, acariciando su mejilla derecha para luego besarlo de un modo suave al principio, pero poco a poco llevando el beso a un contacto que desbordaba con una pasión incontrolable.

El muchacho, que se paralizó al principio a causa de la sorpresa que le causó el saber que su sueño al fin se había cumplido, no tardó mucho en responder al beso de su amada, tomándola entre sus brazos con fuerza. Cuando el beso terminó, Shampoo miró a Mousse y le sonrió de nuevo, esta vez con un gesto seductor y coqueto.

—Necesito darme un baño para quitarme el jarabe del cabello— le murmuró ella al tiempo que se presionaba contra su pecho—. ¿Me acompañas?

Mousse, lleno de un valor extraño en él se limitó a asentir mientras la tomaba por la cadera mientras caminaban juntos—. Claro que te acompaño...

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A Ukyo le tomó algunos minutos reaccionar y recuperarse lo suficiente como para poder moverse de su sitio. ¿Qué demonios había sucedido aquí?... ¿Mousse y Shampoo besándose como si fuera el fin del mundo?... ¿Cómo, cuándo y por qué?... Confundida, la cocinera de okonomiyaki decidió que la respuesta estaba en la cocina del Neko Hanten, más precisamente en esa olla manchada de jarabe azul. Moviéndose lo más sigilosamente que pudo, la muchacha entró en el Café Gato y se acercó a la estufa para inspeccionar el misterioso y maloliente líquido.

—Esto sí que huele horrible —murmuró al agacharse para oler la olla. Aunque eso no explicaba del todo el comportamiento de Mousse y Shampoo. Confundida, Ukyo miró a su alrededor y entonces notó una hoja de papel en el suelo, la chef la recogió y luego de limpiarle algunas manchas de jarabe, la leyó.

—¿Receta para prepara el Jarabe azul de la pasión?— dijo en voz baja mientras leía las instrucciones, ingredientes y finalmente los efectos de la poción—. Ah.. ahora entiendo, según esto si consumes el jarabe te vas a enamorar para siempre de la primera persona del sexo opuesto que veas… bueno, pues eso explica porqué se besaron así esos dos...

"Supongo que esa amazona idiota se tragó algo del jarabe por accidente y Mousse fue el primer hombre que vio," pensó Ukyo mientras dejaba la hoja de papel en la mesa y repasaba lo que había visto. "Y considerando lo celosa que es esa metiche, no me extraña que obligara a Mousse a tomar un poco."

—Un momento... si Shampoo se enamoró de Mousse, eso significa que ya no intentará quedarse con mi Ranchan... ¡y eso es perfecto! —sonrió Ukyo al darse cuenta de que esta poción azul podría servirle de mucho. Sin pensarlo dos veces, tomó un frasco que encontró en el suelo y lo llenó de jarabe, para después salir silenciosa y velozmente del Neko Hanten.

"¡Con esto Ranma será mío al fin!" pensó la joven Kuonji mientras se apresuraba a regresar al Ucchans.

Desafortunadamente para Ukyo, en su prisa por salir del Café Gato se olvidó de leer la nota escrita al reverso de la hoja de papel en la que estaba la receta de la poción, la cual advertía:

'Una vez terminado, el jarabe no debe, bajo ninguna circunstancia, calentarse de nuevo, ya que se evaporaría y los vapores resultantes, que producen el mismo efecto que la poción al tomarse, afectarían a todas las personas cercanas.'

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En el Neko Hanten…

Shampoo y Mousse ya estaban en el cuarto de baño y habían terminado sentados en el suelo, besándose sin prisa mientras comenzaban a explorarse mutuamente. Mousse estaba recargado en la pared y Shampoo, que se había sentado sobre sus piernas, se dedicaba a mover las caderas lentamente en círculos, incrementando así el contacto entre sus sexos. La sensación mandaba pequeños destellos de electricidad por todo el cuerpo de la muchacha, la cual sólo se incrementó cuando su lengua se encontró con la de su compañero, arrancándole un gemido de placer mientras se estremecía de gozo cuando el beso terminó.

Dejándose llevar mientras Mousse le acariciaba la espalda y depositaba suaves besos en su cuello, Shampoo llevó sus manos al frente y se desabrochó la camisa, dejándola caer al suelo.

—¿Te gustaría… tocarme más? —le preguntó, tomando las manos de Mousse y llevándolas hasta su sostén, permitiéndole sentir sus generosos y firmes pechos.

Mousse, invadido por una intensa e inexplicable lujuria, la cual era solo alimentada por el hecho de que su mayor deseo se había realizado, respiró profundamente mientras comenzaba a masajear los senos de Shampoo, apreciando su firmeza y su forma, pensado en lo fantástico que sería poder tocarlos directamente piel a piel.

La amazona, por su parte, había metido sus manos por debajo de las ropas de Mousse y acariciaba los músculos de su abdomen, la túnica del muchacho se había aflojado y dejaba ver todo su pecho. Suspirando y presa de un fuerte deseo Shampoo bajó sus labios para besar el pecho de Mousse mientras llevaba lentamente sus manos cada vez más abajo hasta poder explorar con curiosidad entre sus muslos, encontrando la firme prueba de su deseo y sintiéndose extremadamente complacida al saber que su pareja estaba así por ella.

Mientras la amazona se entretenía trazando la forma del pene de Mousse con sus dedos por sobre la tela de su pantalón, el muchacho había logrado desabrochar el sostén de Shampoo y lo había dejado caer al piso, dejando al descubierto esos hermosos pechos con los que había soñado tanto. El joven pasó lentamente sus manos por los hombros de su amada dirigiéndose al centro de su pecho, una vez allí, Mousse bajó sus manos hasta que cada una se posó sobre uno de esos magníficos senos, disfrutando la sensación del tibio contacto de piel con piel mientras sus labios se unían de nuevo.

La sensual amazona se estremeció al sentirlo acariciar sus senos y por instinto respondió abriendo su boca, haciendo nuevamente más profundo el beso mientras comenzaba a manipular abiertamente su erección aún sobre la tela del pantalón, acariciando su dureza con cada vez un mayor interés y sintiéndose fascinada por las reacciones que percibía en él dependiendo del ritmo que le daba a sus caricias.

Separándose un poco de Shampoo, con la respiración agitada por el deseo, Mousse hizo una pequeña pausa para quitarse los anteojos y finalmente poder hundir su rostro entre los senos de la amazona, para después recorrer con sus labios esos hermosos montes de lujuria, pasando primero por el izquierdo y luego el derecho, deteniéndose en la punta de cada uno de ellos para besar y mordisquear cada pezón hasta que estuvieron duros y erectos, consiguiendo así arrancarle un nuevo gemido de placer que lo animó a seguir adelante, llevando sus besos a sus hombros mientras seguía acariciando el cuerpo de su amada.

La muchacha, complacida por el placer que Mousse le entregaba, decidió que ya era hora de quitarle su estorbosa túnica, por lo que lo obligó a detenerse y bajar los brazos. Sonriendo ante la expresión de duda en su rostro, Shampoo lo sorprendió terminando de desnudarle el pecho de un jalón, provocando que docenas de armas cayeran al suelo.

—No sé cómo te las arreglas para cargar tantas cosas en tu ropa, pero no importa —le dijo ella mientras gozaba observando el cuerpo que había dejado a la vista. Mousse tal vez no era tan musculoso como Ryoga, pero su pecho, torso y brazos estaban bastante bien trabajados y no le pedían nada a ningún otro hombre que ella conociera. Sonriendo, la amazona deslizó sus finos dedos desde el cuello hasta el estómago de su pareja, disfrutando la sensación de sus firmes músculos bajo sus manos, apreciando la manera en que él cerraba los ojos y la dejaba acariciarlo.

—Eso… se siente muy bien… —suspiró él, deseando que ella lo tocara de nuevo en donde más lo necesitaba, y estaba por pedirle que lo hiciera cuando sintió que se separaba de él. Extrañado, tomó sus lentes de nuevo y luego de ponérselos, se encontró con que su querida Shampoo se había puesto de pie y lo miraba con una sonrisa coqueta.

—Quiero mostrarte algo, Mousse, así que no te quites los anteojos, ¿de acuerdo? —Sin decir más, la muchacha deslizó sensualmente sus manos desde sus hombros a sus senos, y de allí por su liso y atractivo abdomen hasta llegar a sus caderas, las cuales movió de izquierda a derecha un par de veces, sólo deteniéndose para desabrochar su falda y dejar que se deslizara al suelo. Una vez hecho esto, Shampoo cubrió sus senos con su brazo izquierdo y se inclinó hacia él, usando su mano derecha para evitar que su cabello le cubriera el rostro—. ¿Te gusta esto?

Mousse respiró profundamente y admiró el exuberante cuerpo que se encontraba frente a él, sin poder encontrar las palabras para expresar lo hermosa que ella le parecía. Finalmente, luego de un momento más de silencio, se levantó y la envolvió entre sus brazos—. Sí, me gusta más de lo que puedes imaginar.

La joven sonrió y besó a Mousse nuevamente, él por su parte llevó sus manos hasta encontrar el sitio especial entre los muslos de Shampoo, tocando allí con suavidad hasta localizar el punto más cálido, acariciándolo lentamente de atrás hacia adelante con sus dedos índice y medio, arrancando débiles gemidos de placer a la amazona. Animado por la respuesta que obtenía, el muchacho introdujo su mano por la parte lateral del panti, y se detuvo maravillado ante la increíble sensación que le causaba el vello púbico de Shampoo, pues era como una cálida y suave manta que esperaba sólo para él.

—Puedes tocarme más… —le dijo ella, murmurando esas palabras en su oído—, hazlo...

—Lo haría aunque no me lo pidieras —le contestó él, llevando sus dedos aún más abajo, buscando la fuente del calor que inundaba su mano hasta que finalmente alcanzó el lugar de donde surgía esa tibia humedad que lo atraía con una fuerza irresistible.

—Mmmmmm... —gimió seductoramente Shampoo al sentir a Mousse tocar la entrada de su sexo, despertando en ella una sensación que le recorrió la espalda y la hizo temblar.

—Estás más mojada de lo que imaginé —le dijo Mousse, deslizando su dedo índice dentro de ella, esparciendo su humedad y arrancándole otro gemido de placer.

—Es… es por ti… —contestó ella presa de una repentina timidez.

—¿Oh? Pues entonces tu eres la que me tiene así —respondió él, tomando la mano de la amazona para posarla de nuevo sobre su duro miembro—. ¿Sientes cómo me has puesto?

Ella asintió arqueando su cuerpo hacia él. Mousse le sonrió y tomó el elástico de su panti y lo estiró con fuerza y suficiente velocidad para arrancarlo de la piel que cubría, dejando finalmente a Shampoo desnuda frente a él. Complacido, el muchacho se ajustó los lentes de nuevo y le dedicó un momento para poder admirar el hermoso cuerpo de la amazona.

—Eres perfecta, Shampoo

—Ya lo sé, tonto… —sonrió la muchacha—. Pero mira, me arruinaste las panti… bueno, si tanto querías quitarme la ropa… pues tendré que meterme a bañar, y yo que quería besarte más…

—Puedes hacer eso bajo la regadera —respondió él.

—Entonces tendrás que terminar de quitarte la ropa —Dijo ella divertida, acercándose a él para acariciarle el pene por sobre la tela del pantalón y después de eso deslizarse a la ducha, abriendo la llave del agua caliente— ¿O prefieres quedarte allí?

—Claro que no quiero quedarme aquí —contestó Mousse.

—¿Entonces? —Insistió Shampoo—. El agua ya está tibia, y si no vienes pronto me bañaré sin esperarte...

—Ya voy, sólo un segundo —respondió él, terminando de quitarse la ropa, dejándola amontonada en el suelo. Mousse dudó un momento pero al final se quitó los lentes y entró a la regadera. Tal vez ya no podría ver claramente a Shampoo a causa de su ceguera pero explorar cada centímetro de su cuerpo con sus manos le parecía una compensación perfecta. El muchacho extendió la mano derecha y topó con la pared, pero casi de inmediato sintió cómo los dedos de Shampoo se cerraban sobre su otra mano y la guiaban hasta uno de sus senos, el cual encontró mojado y tibio, con el pezón erguido y más duro que unos minutos antes.

—Oye… ¿te creció más? —preguntó la amazona al mirar finalmente la palpitante erección de Mousse—. No se sentía de ese tamaño cuando tenías el pantalón puesto...

—Es porque ya no puedo esperar para sentirte —dijo él, siguiendo el sonido de la voz de la muchacha, tomándola entre sus brazos y apretándola contra él, disfrutando junto a ella el satisfactorio contacto de piel contra piel mientras el agua caía sobre ambos, permitiéndoles aumentar el ritmo de sus caricias hasta que Mousse logró arrinconar a Shampoo en una esquina de la ducha.

—¿Qué vas a…?

Pero él no la dejó continuar, pues asaltó sus labios con una pasión salvaje, tomándola por los hombros para poder mordisquearle el labio inferior, causando que ella abriera la boca, permitiéndole así tocar su lengua con la de él en un beso tan profundo que la hizo sentir que sus piernas se debilitaban.

—...Ese beso fue genial… —Dijo ella cuando se separaron, dejando que el chorro de agua cayera entre ellos. Mousse intentó tomarla de nuevo entre sus brazos, pero ella lo detuvo colocando su mano izquierda sobre su pecho para poder acariciar su bien formado abdomen con la derecha, bajando cada vez más hasta la ardiente dureza que había estado sintiendo presionándose contra ella—. Quiero tocarlo...

—¿Estás segura?

Ella no le respondió, simplemente le sonrió mientras envolvía su pene entre sus dedos, trazando su forma, disfrutando de su firmeza y calor, sorprendiéndose al notar que aunque lo envolvía con su mano apenas y podía sostener la mitad de su tamaño.

—Me gusta —le dijo ella, comenzando a mover lentamente su mano de arriba hacia abajo, gozando al ver la reacción de Mousse, la manera en que su respiración se aceleraba y cómo su pene se endurecía aún más entre sus dedos.

—Shampoo, si sigues… voy a...

—Espera, amor, no digas nada, sólo disfruta...

Mousse se puso rígido al sentirl aquélla mano que lo enloquecía recorriendo y acariciando, sintiendo y marcando un ritmo que lo llevaba al límite, pero cuando estuvo a punto de terminar Shampoo pareció darse cuenta y se detuvo, apretándolo con un poco más de fuerza, sonriendo mientras usaba su índice izquierdo para acariciar el enrojecido glande.

—¿Quieres soltarlo, verdad? —le susurró ella, acercándose para besarle el cuello y luego el hombro—, espera un poco… todavía no… así lo gozarás más...

—Pero Shampoo… ya estoy a punto...

—¿Sí? Pues déjame ayudarte —contestó ella—. Suéltalo todo entonces… vamos, déjame ver cómo lo haces...

Diciendo esto, Shampoo comenzó a mover su mano nuevamente, más lentamente que antes, su mirada fija en la erección de Mousse, observando cómo llegó el momento en que su pene comenzó a pulsar, cómo el glande se hincó y explotó entre sus dedos, disparando varios chorros de semen caliente que impactaron contra el plano estomago de la joven amazona, los cuales desaparecieron casi de inmediato, lavados por la tibia agua que caía sobre ellos.

—¿Cómo te sientes? —Le preguntó ella, levantando su mano para mirar los residuos de la eyaculación de Mousse, sintiéndose muy satisfecha de haberlo hecho gozar de esa manera.

—Nunca en la vida me había sentido tan bien —respondió él, recargando aún su nuca contra la pared mientras recuperaba la respiración.

—¿Puedes seguir, o...? —dijo Shampoo, notando que el pene de Mousse comenzaba a ponerse flácido—, escuché que los chicos normalmente tienen suficiente con una vez...

Mousse ni siquiera consideró detenerse. Tomando a Shampoo por los hombros, la alejó del chorro de agua hasta que estuvo recargada en la pared lo que le permitió acercarse a ella y poder presionarse contra su cuerpo.

—¿Crees que puedo detenerme luego de lo que acabas de hacer? —le murmuró al oído—. Apenas estamos empezando, mujer.

—Mousse… —suspiró ella—, ¿qué piensas hacer?

—Algo que te hará sentir mejor que todo lo que ya hemos hecho —dijo él, que comenzó a besar su cuello y luego sus hombros, para luego ir descendiendo hasta quedar arrodillado frente a ella. Mousse tenía ante el centro de placer de la muchacha, lo veía como un borrón, pero podía percibir lo suficiente para saber en donde estaba, así que sin pensarlo demasiado, usó sus manos para acariciar primero los muslos y luego las caderas de la amazona para mantenerla en el mismo lugar y así poder llegar a su objetivo sin equivocarse.

Mousse sintió entonces el húmedo vello púbico de Shampoo sobre su nariz y acercó sus dedos para hacerlo a un lado, agradeciendo que ella simplemente lo dejaba hacer sin decirle nada. Localizando al fin el tesoro oculto entre las piernas de la amazona, usó su lengua para separar los labios hinchados y húmedos que protegían su entrada, tratando de abrir esa estrecha abertura lamiéndola de arriba a abajo, encontrándose con un sabor que jamás había imaginado, el sabor de mujer se Shampoo, el cual le parecía un néctar delicioso y que no podía dejar de beber.

Sintiendo que algo muy fuerte se acercaba con cada lenguetazo de Mousse, una sensación que crecía y crecía y la hacía temblar, Shampoo apoyó sus manos sobre la cabeza del muchacho y arqueó la espalda, empujando su húmeda entrada hacia la cara de su amante, demandando que no se detuviera, que siguiera probándola, lamiéndola hasta que...

—Mousse… ¡no pares… no paaaaaaaaahhh!

El muchacho no respondió y continuó acariciando con su lengua el centro de todos sus sueños y deseos, siguiendo adelante hasta que el cuerpo de la amazona se estremeció y ella apretó sus piernas alrededor de su cabeza mientras se concentraba en controlar el placer que estaba a punto de arrancarle un grito de lujuria. Sosteniéndola con sus manos, Mousse no dejó de atender a Shampoo hasta sentir que su cuerpo dejo de estremecerse y ella se relajó poco a poco, respirando a jadeos hasta que logró recuperarse del increíble orgasmo que había experimentado

—...Esto fue increíble, jamás… jamás me había sentido así.

—Eso no fue nada —le respondió él con una sonrisa mientras se sentaba lejos del chorro de agua caliente y se recargaba en la pared—. Recuerda que aún no hemos terminado.

La muchacha bajó la mirada y notó que él ya estaba erecto de nuevo—. Cierto, todavía no terminamos, mi querido Mousse.

Shampoo se hincó junto a él y notó que un líquido trasparente escurría del glande de Mousse, haciendo brillar la punta de su pulsante erección. Tomando el pene del muchacho en sus manos, usando sus dedos para esparcir su preseminal por todo el falo, la amazona decidió que ya era hora de cruzar la última barrera junto a él. Inclinándose para besarlo mientras seguía acariciando su dureza, la muchacha se deslizó hasta estar sentada sobre sus piernas, acomodándose hasta que la entrada de su sexo hizo contacto con el tronco del duro pene de Mousse. Una fuerte sensación de deseo la invadió en ese momento, pero al mismo tiempo un ligero ataque de temor le punzó en el pecho, sabía que dolería si seguía adelante, pero no se sentía tampoco capaz de detenerse

—...Mousse, esta será mi primera vez… —le confesó Shampoo.

—Para mí también —aceptó Mousse acariciándole el rostro—. Si tú… si no quieres continuar lo entiendo, podemos parar aquí.

—Quiero continuar Mousse —le aseguró ella luego de un rápido beso—, deseo continuar.

—Hazlo entonces, hazlo como tú quieras —le dijo Mousse en voz baja—. Y si en cualquier momento quieres detenerte… también puedes hacerlo.

Shampoo asintió, sintiendo una ola de ternura ante la oferta de Mousse y, lentamente, levantó sus caderas un poco y tomó de nuevo el pene de Mousse para guiarlo hacia su entrada; lo movió un par de veces, frotando el glande contra su entrada, usando esa caricia para acostumbrarse a la idea de sentirlo tan cerca de ella, y aceptar el hecho de que sentiría a Mousse en su interior. Convencida al fin, la amazona apretó los labios y comenzó a descender, gimiendo al sentir cómo la cabeza entraba dentro de ella, cómo las paredes internas de su vagina se dilataban para permitirle acceso y fue entonces que el primer chispazo de dolor apareció. No era tan terrible como lo imaginó, pero sí la hizo sentir lo bastante incómoda como para detenerse.

—Tranquila… puedes detenerte —dijo Mousse, controlando su impulso de levantar sus caderas para poder penetrar completamente a Shampoo. En lugar de eso acarició su rostro y la atrajo hacia él para besarla, esperando que eso la ayudara a olvidar el dolor.

La muchacha suspiró y aceptó el beso, esperando hasta que se sintió lo bastante relajada y sólo entonces comenzó a descender de nuevo, poco a poco hasta que más de la mitad del pene de Mousse había desaparecido adentro de ella. Aún sentía dolor, pero seguía siendo soportable así que siguió bajando hasta que su pubis tocó el del muchacho. Su unión estaba completa, y a pesar del dolor y del miedo, Shampoo nunca olvidaría ese momento en que finalmente se había entregado al hombre que, por una razón o un accidente que ya no importaba, había eligido como su esposo.

—...Tuya… —le murmuró ella recargándose en su pecho, evitando moverse para poder acostumbrarse al dolor y a la sensación de ser penetrada—. Soy tuya, Mousse… sólo tuya.

—Mía… —repitió él, abrazándola y acariciando su espalda, besándola de nuevo mientras disfrutaba la sensación de su pene siendo envuelto por la húmeda calidez de Shampoo, su mente finalmente aceptando que su máximo deseo se había cumplido.

—Sí… soy tuya, pero tú, Mousse, tú... —le respondió Shampoo al tiempo que deslizaba sus manos por sobre su pecho—. Tú eres mío, y no puedes ser de nadie más… eres mío, mío, sólo mío…

—Para siempre —le contestó, volviendo a besarla, aceptando la lengua de Shampoo sobre la suya, dejando que el beso se convirtiera en algo voraz que los consumía a ambos.

Lentamente, cuando se sintió tranquila de nuevo, Shampoo comenzó a moverse, primero sólo un poco, de arriba hacia abajo, para luego volver a quedarse quieta para sentir con total satisfacción cómo el pene de Mousse latía adentro de ella con cada movimiento que hacía.

Deseando sentir más del placer que Shampoo le proporcionaba, Mousse finalmente se abandonó a su lujuria y tomó a la amazona por las caderas para guiar sus movimientos, primero en círculos, luego de atrás a adelante y de nuevo de arriba abajo. Sorprendida por el cambio repentino de movimientos, la amazona gimió ante las nuevas y placenteras sensaciones que comenzaron a invadir todo su cuerpo, y pronto comenzó a moverse más rápido por su cuenta, prácticamente empalándose una y otra vez en aquella dura vara de carne que la inundaba de placer, que la hacía sentirse llena y completa como nunca antes en su vida. El dolor de su himen roto ya había desaparecido y ahora que el placer la hacía volar era como si nunca hubiera existido.

Mientras ella subía y bajaba, el muchacho no perdía tiempo y alternaba sus caricias ente los senos de la amazona y de allí a sus muslos y finalmente trasero. El placer que Mousse sentía era cada vez más intenso, la ardiente y suave estrechez que capturaba su pene y lo exprimía con cada movimiento escapaba cualquier definición y estaba a punto de llevarlo a un segundo climax que podía sentir sería más fuerte que el primero.

Shampoo, luego de un ultimo movimiento que la hizo estremecerse, se detuvo al sentir que sus piernas le fallaban y comenzó a temblar involuntariamente, su cuerpo se puso tenso no pudo evitar ser sacudida por un fuerte espasmo surgido de una fuerte ola de placer que la recorrió desde la punta de los pies hasta la cabeza.

—¡Mousse...ah… ah! —gimió Shampoo, incapaz de articular sus palabras mientras un fuerte orgasmo la sacudía, su sexo latió y se contrajo apretando con fuerza el sexo de Mousse, como si quisiera fundirlo con su propia carne—. ¡Ya no puedo...Mousse...YA!

Entendiendo lo que pasaba, el muchacho apretó las caderas de Shampoo con fuerza, apretándola contra su pecho mientras que las contracciones, los movimientos, y el aumento de cálido flujo que ella liberó con su orgasmo fueron más de lo que Mousse pudo soportar, y temblando, sintió como su propio clímax se acercaba—. Shampoo… voy a.…

—Sí… hazlo… —le pidió Shampoo, que un poco recuperada de su explosivo orgasmo, comenzó a moverse de nuevo para ayudarlo a terminar—. Dámelo, Mousse… quiero sentirlo adentro de mí.. dámelos todos...

Escuchar que Shampoo quería su semen adentro de ella, acompañado de sus suaves movimientos de cadera fue todo lo que Mousse pudo aguantar y entregándose al placer se dejó ir, liberando el torrente que había intentado contener, disparando la caliente y espesa prueba de su deseo con fuerza hacia lo más profundo de su amada una, otra y otra vez...

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De pie bajo la regadera, Shampoo se concentraba en quitarse los últimos restos de poción azul del cabello, su mente ocupada en pensar lo maravilloso que había sido entregarse a Mousse por primera vez, y se sonrojó un poco al pensar que le agradaría volver a hacerlo pronto.

—Oye Mousse... ¿cómo crees que tome esto mi bisabuela?— Preguntó ella, girándose para ver a su amado, que estaba enjabonándose a sus espaldas.

—No lo sé, pero tendrá que acostumbrarse —le dijo, acercándose y abrazándola por la espalda, dejando que el agua le lavara el jabón que cubría su piel.

Shampoo sonrió al notar algo duro entre sus nalgas—. ¿En serio quieres más?

Mousse sonrió y le besó el cuello —Por supuesto que quiero más.

La amazona cerró la llave del agua, se envolvió en una toalla y miró a Mousse con una sonrisa coqueta—. Yo también quiero más... ven, vamos a mi recamara, creo que será más cómodo hacerlo en una cama...

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Mientras eso sucedía en el Café Gato, en el Uchan's Ukyo Kuonji seguía sentada mientras observaba el frasco lleno del jarabe azul que había tomado del Neko Hanten.

"¿Cuál será la forma más conveniente de usar esta pócima?" Se preguntó Ukyo sin dar con una respuesta aceptable. Pensaba que no encontraría una manera de hacerlo cuando, de pronto, la respuesta le llegó.

—Ranma viene todos los días por un okonomiyaki gratis —murmuró la cocinera mientras miraba el reloj de la pared—. Y ya casi es la hora en la que pasa por aquí...

Ukyo sonrió complacida, esa sería la mejor oportunidad de darle la poción azul. Ahora la pregunta era... ¿cómo lograría que Ranma bebiera la pócima? No podía dársela directamente, y tampoco en té o en otra bebida porque eso sólo lograría que Ranma sospechara de inmediato.

—Pero… ¿qué tal si mezclo la poción con la masa del okonomiyaki? —se preguntó. Tenía posibilidades ya que si bien Ranma pensaría que había algo raro si le ofrecía algo de tomar, sería más difícil que lo notara si se lo daba en su comida—. Bien, entonces así lo haré. Sólo espero que la masa no se tiña de color azul, eso arruinaría todo.

Tomada su decisión, Ukyo revolvió todo el jarabe que había robado del Café Gato en la porción de masa que usaría para prepararle a Ranma su okonomiyaki, pues al igual que Shampoo, la cocinera pensó que entre mayor fuera la dosis el efecto sería mejor. La masa, desde luego se tiñó un poco de azul, pero la muchacha pensó que no se notaría mucho cuando la cocinara y la cubriera con salsa y otros ingredientes.

—Bien, bien, esto seguramente funcionará, la masa debería evitar que esta cosa explote y una vez que Ranchan se lo devore como siempre hace, ya nunca más querrá separarse de mi —Feliz con su idea y sabiendo que Ranma ya estaba por aparecerse en el restaurante, Ukyo comenzó a tararear una canción que le gustaba mientras cocinaba el okonomiyaki especial para su prometido.

"Vaya… esto es bastante bueno," pensó Ukyo al notar que la masa perdía el color azul cuando se calentaba. "Aunque esta sacando mucho humo y apesta bastante… espero que el olor se haya ido cuando Ranma llegue, o si no será difícil convencerlo de comer aquí."

Concentrándose en ignorar el terrible olor que comenzó a llenar su restaurante, Ukyo ignoró a las tres muchachas que salieron corriendo del Ucchans haciendo muecas de asco. A la cocinera eso no le importó mucho, esas tres eran las únicas clientes en ese momento y no había problema en que se hubieran ido sin pagar. Darle a Ranma el jarabe azul era lo único que importaba y, además, el olor no era tan malo luego de acostumbrarse, y quizás Ranchan entraría al restaurante de todas maneras para investigar qué estaba sucediendo, y entonces podría inventarle alguna historia de una receta nueva o algo así.

No muy lejos de allí, un muchacho que había regresado a Nerima luego de pasar casi tres meses perdido por las montañas… o al menos esperaba que hubieran sido las montañas, se acercaba al Uchans con pasos lentos y tranquilos, aunque no estaba consciente de que estuviera caminando en esa dirección, pues él estaba seguro de que se dirigía al dojo Tendo.

El único problema que en realidad tenía Ryoga Hibiki en ese momento era que tenía hambre. Se había terminado sus raciones de ramen instantáneo la noche anterior y por lo tanto tuvo que saltarse el desayuno, por lo que esperaba que Kasumi fuera lo bastante amable como para invitarle al menos té y galletas.

Aunque algo un poco más sustancioso que un poco de té con pan dulce sí le vendría mejor.

Fue entonces que un olor bastante desagradable le llamó la atención y lo hizo levantar la mirada para descubrir que estaba justo afuera del Uchans y, a pesar de la peste que salía del restaurante, su estomago se alegró de inmediato.

"No sé qué esté cocinando Ukyo, pero no creo que si le pido un okonomiyaki normal que no tenga esa cosa que apesta se niegue a prepararlo," pensó Ryoga, que se obligó a ignorar el mal olor y entró al restaurante, pues aunque no le gustaba admitirlo, sabía que el Uchans era su mejor opción para comer algo antes de pasar horas tratando de encontrar la casa de la familia Tendo.

Al principio, Ryoga lamentó su decisión de entrar al restaurante, un grueso humo azul cubría el techo del lugar y el olor era aún peor que lo que se percibía desde la calle. Ryoga estaba a punto de quejarse, pero cuando posó sus ojos en Ukyo, lo único que pudo pensar era que había sido un idiota por no apreciar cuán hermosa era ella antes.

Ukyo, que esperaba a Ranma, levantó la vista emocionada para recibir a su prometido con una sonrisa, pero se paralizó cuando vio que Ryoga fue quien entró a su restaurante.

"Es el idiota... ¿por qué diablos tenía qué aparecerse justo ahora y..." la muchacha parpadeó un par de veces y respiró profundamente, su mirada fija en el bien trabajado cuerpo de Ryoga, en sus fuertes brazos y finalmente en sus ojos, que parecieron atraer de repente toda su atención. "Qué guapo es Ryoga, y… supongo que no hay problema si lo dejo descansar aquí un rato y… creo que mejor cerraré el restaurante para poder platicar con él..."

Ryoga se quedó quieto mientras observaba a Ukyo salir de detrás de la barra y cerrar la puerta del Uchan's con llave, dejando puesto el letrero de 'evento privado' para evitar interrupciones. Mientras la observaba, su mirada recorrió el cuerpo de la cocinera, apreciando sus largas piernas, la curva de sus caderas y finalmente los finos rasgos de su rostro. "Qué linda es Ukyo… ¿se molestaría si me quedo a platicar con ella un rato? Tal vez no… porque ya cerró el restaurante, así podremos estar solos y conocernos mejor..."

Ukyo, sin saberlo, había caído presa de los efectos de la poción azul de la pasión, atrapando junto a Ryoga junto a ella. Aunque aún de haberlo sabido ya no le habría importado, pues ya estaba totalmente convencida de que Ryoga Hibiki era el hombre de su vida, y no dejaría que nadie, nunca, la separara de él.

—Me da gusto verte Ryoga —le dijo ella, apoyando su mano sobre el firme pecho del muchacho, disfrutando mucho al ver que él parecía estar contento de que lo tocara—. ¿Te gustaría quedarte aquí? Podemos sólo platicar o… hacer otras cosas...

—Creo que si me quedaré —contestó él, llevando sus manos a las caderas de Ukyo—. ¿Qué otras cosas quieres hacer?

—Pues… puedes empezar besándome… ¿quieres?

Ryoga no respondió, simplemente hizo lo que ella le pedía y la besó con una pasión que no pensó podría llegar a sentir por ella jamás...

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Fin

Notas: Esta historia es bastante antigua (la versión original deberá tener cerca de 18 años), pero a fin de que pudiera participar en la convocatoria de lemons con personajes secundarios de Mundo Fanfics I&R, decidí publicarla por aquí en una cuenta alterna. Aunque fue necesario reescribirla por completo, cambiando casi todo el contenido aunque la trama original se mantiene igual.

Espero hayan podido disfrutar este lemon que fue resucitado para este evento.

Gracias por leer.