Pétalos
Flores que se deshojan,
sentimientos que mueren.
El viento los lleva,
lejos,
muy lejos.
[...]
El humo del cigarro se extiende hasta el techo de la habitación, creando formas efímeras en el aire. El aroma a tabaco llena sus pulmones y calma su inquieto corazón, que late discordante con sus sentimientos.
Ciertamente, ella está enfadada. No solo eso, se encuentra furiosa. Suspira, rendida en su cama, con las piernas desnudas y sus manos temblorosas sujetando el cigarro.
Su corazón, sin embargo, actúa como si la hubiesen herido sus palabras. Ella quisiera ser lo suficientemente buena mintiendo como para decir que no es cierto, que lo que él diga no le afecta en nada, pero sabe que siempre ha sido mala para mentir. Incluso si ella no recuerda eso.
Ni siquiera importa qué le ha dicho esta vez, solo sabe que ha sido demasiado, incluso para los parámetros que maneja Spike. Y no se supone que duela, al menos, no tanto como para obligarla a recluirse de las miradas curiosas de Ed y Ein, o de los ojos inquisidores de Jet.
Pero ella funciona de esa manera, fingiendo ser algo que no sabe con exactitud si es parte de ella o si solo es una invención para sobrevivir en ese futuro que ella aún no comprende. Fingiendo, es la palabra exacta para definirla, porque aparenta que no siente, que nada de lo que ese hombre le diga puede afectarla, aun cuando unas cuantas palabras enunciadas por sus labios la afectan lo suficiente como para hacerla huir.
El humo se esparce por la habitación oscura y se pierde en las sombras, solo queda el aroma en el aire, dispersándose. Lágrimas innombrables caen por sus mejillas y se pierden también, así como sus sentimientos.
