La Lista

Para AK por su cumpleaños

Disclaimer: personajes no son míos


—Quisiera disculparme, francamente por todo. Sé que no tengo mucho tacto y a veces pierdo la paciencia, pero no importando mi humor tú me has soportado, sigues aquí y es para no creérselo. Creo que nunca te he agradecido por todo lo que has hecho por mí…

—Está bien, con eso basta.

Kiyoomi observó su lista de disculpas pendientes. Tachó a Motoya de ella. Ambos se encontraban en la recién estrenada sucursal de Onigiri Miya, en Matsumoto, a la espera de sus pedidos.

—Pero dime —volvió a hablar Motoya—, ¿de qué va todo esto?

—Es una tarea de mi terapeuta (otra más…), tengo que disculparme y/o agradecer a aquellas personas que… bueno, tú entiendes.

—Me parece una buena iniciativa —cooperó Motoya, ahorrándole a Kiyoomi la explicación—, de todas formas, yo no siento que me debas alguna disculpa. Quizá no me lo hayas dicho así con palabras, pero con tus actitudes queda más que demostrado.

—¿De verdad?

—Sí, claro.

—¿Qué actitudes?

—Pues no lo sé, cosas, gestos, pequeños detalles. Por ejemplo, cuando te llamo o te escribo, me respondes de vuelta, a veces al día siguiente, pero me respondes. Sé que no lo haces con todas las llamadas, pero conmigo no eres así. Soy consciente de que no le prestas atención a lo que te digo, y si lo haces, lo olvidas al rato, pero solo si la información que te cuento no es relevante. Cuando es relevante, y si lo repito un número prudente de veces, cuento con tus oídos.

—Joder, Komorin, eso es lo opuesto a «demostrar una buena actitud». Precisamente porque eres tan buenito me han mandado esta tarea estúpida. Dependo completamente de la amabilidad de los demás, la voluntad ajena, y tú no cooperas nada para el desarrollo de mi personalidad. ¿Es que disfrutas que sea un cretino de primera? Deja de ser tan indulgente, me tienes harto.

—Es increíble, te enfadas conmigo porque te valoro como ser humano, en tus virtudes y tus defectos.

—No, me enfado contigo porque eres estúpidamente bueno. Trátame como merezco alguna vez.

—Nos hemos peleado.

—Pero por motivos estúpidos. Enfádate conmigo por algo que valga la pena, y no porque te diga que el dramione es mejor que-

—¡No se te ocurra terminar esa frase!

Siempre que tocaban el tema de las parejitas de Harry Potter, era para no acabar. No coincidían en ninguna ship. Todo lo que shippeaba uno, era la NOTP del otro.

Por cambiar de tema, Motoya dijo:

—¿A quién más tienes en esa lista de perdón-slash-gracias?

Kiyoomi se llevó la libreta al pecho. Aquello activó las alertas de Motoya.

—Qué te pasa, no te lo voy a decir, es cosa mía. Oye, aléjate, no te me acerques ni un centímetro más.

—¿Tienes a Atsumu-kun allí? Ahhh, te has puesto rojo, ¡tienes a Atsumu-kun en la lista!

—Por supuesto que lo tengo, no debería ser ningún secreto. Es mi estúpido novio y, por tanto, quien lidia con lo peor de mí: es el primero de mi lista.

—¿Entonces a quién tienes ahí que te interesa mantener incógnito?

—¡A nadie! ¡Mira que eres infantil! ¡Mantente en tu lado de la mesa! ¡Komorin! ¡Basta!

Motoya no se alejó. Conocía los puntos débiles de Kiyoomi, por ejemplo, que sus axilas eran increíblemente sensibles, y atacó.

La lista no resultó ser excesivamente extensa, contrario a lo que creyó Motoya. Además de él, se encontraban ambos Miyas, la señora Sakusa, y se habría fijado en la presencia de «Akaashi» si no fuese que justo debajo de él, escrito en una caligrafía desordenada, figuraba el nombre de Millicent Bullstrode.

Motoya sufrió su primera crisis.

—¿Quién es Millicent Bullstrode?

—Es… Nadie.

Motoya sufrió su segunda crisis. Lo de las ships era una cosa, pero esto otro era realmente indignante.

—Es que esta no te la perdono en la vida, ¿existe una Millicent Bullstrode en tu vida y recién me entero? ¡RECIÉN? ¡Harry Potter! ¡Cómo te callas semejante notición!

—Basta, Komorin. Soy Hermione, cuántas veces discutiremos lo mismo.

—Pero no tiene ningún sentido —continuó Motoya, ignorándolo— Si hay una Millicent Bullstrode en tu vida, es ridículo que se encuentre en tu lista de disculpas-slash-gracias.

—¿De qué hablas? — Kiyoomi trató de hacerse el loco.

—¡Porque Millicent son malas en esencia! ¡No puede ser que tenga que explicarte algo básico!

—Komorin, ya cállate. El tema con Millicent es un asunto personal mío —de un tirón, recuperó su libreta y la guardó en la riñonera que le cruzaba el pecho. También era culpa suya no haberla guardado a tiempo, conociendo a Motoya como lo conocía.

—Ni hablar, amigo óyeme bien. Apoyo esta tarea ridícula de andar pidiendo perdón y tal, pero te lo digo con conocimiento de causa, porque te conozco: sea lo que le hiciste a esa Millicent…, pero óyeme, mírame a los ojos… Sea lo que sea que le hiciste a esa Millicent, ten por seguro que se lo tenía más que merecido.

—Mira, es bonito el gesto, pero no sigas.

Sin embargo, no se detuvo, siguió echando pestes de aquella Millicent que no conocía.

Aquí es preciso aclarar que Millicent Bulstrode era un personaje de fantasía de las novelas de Harry Potter, por lo demás muy secundario, antagonista en ciertos pasajes de Hermione Granger (aka Sakusa Kiyoomi), descrita como una chica poco agraciada, robusta y fuerte quijada, que no temía llegar a los golpes físicos en lugar de usar la magia como un buen mago. Y es que Millicent, de todos los defectos que poseía, el peor era ser una pésima hechicera, de las más brutas. Era fea y tonta, y lo peor de todo, una Slytherin de las más venenosas. Kiyoomi y Motoya (aka, Ron Weasley) eran ambos Gryffindor, confirmado por Pottermore, página web donde se encuentra el test oficial para seleccionar tu casa de Hogwarts. Una Millicent nunca podría llevarse bien con un Ron o una Hermione, porque los Slytherin y los Gryffindor se repelían instantáneamente: era una ley de la naturaleza.

—¡DE VERDAD YA CÁLLATE! —repitió Kiyoomi, luego que Motoya sacase la carta de la incompatibilidad de casas—. ¡Precisamente tú, de todos, tendrás que comerte tus palabras!

—¿Por qué dices una cosa así?

—Por nada…

—Espera un minuto Harry… ¿Yo conozco a Millicent?

—¡No quiero seguir discutiendo esto contigo!

—Ya, vamos, dime quien es, no tiene caso que te lo guardes.

—¡No quiero!

—¡Sí quieres! ¡Dímelo!

—¿Por qué no me preguntas por qué tengo a Akaashi en mi lista, por ejemplo? Debiste fijarte en eso, no en Millicent.

—Qué me importa a mí ese Akaashi. Ustedes fueron compañeros en la universidad, de seguro el muchacho fue un cielo contigo mientras tú un ogro, la historia de siempre, bla, bla, bla, Akaashi es un Hufflepuff, así que corresponden las disculpas, ¡¿Pero por qué con Millicent?! ¿Eh? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Llegó Osamu con los pedidos de Kiyoomi y Motoya.

—Ya saben que ustedes son mis clientes de honor, pero si siguen gritando, voy a tener que sacarlos yo mismo. Sin «peros» —añadió esto último al ver el mohín de Motoya, dispuesto a replicar.

De todas formas, Motoya replicó:

—Kiyoomi se quiere disculpar con una Millicent, por favor dile algo.

—Ahh, ¿te refieres a la tarea de tu terapeuta? —respondió Osamu mirando a Kiyoomi con expresión aprobatoria—. Así que Millicent está en ella, me parece muy bien.

Sus palabras bondadosas solo ayudaron a echar leña al fuego. Motoya estaba que se incineraba allí mismo.

—Aguarda Osarin, ¿tú sabes quién es Millicent?

—Por supuesto, Rin me lo dijo.

—¿Sunarin? ¿Él también sabe? ¡Kiyoomi! ¿Es una broma? ¿Lo sabe Sunarin y yo no? ¡Cómo es posible que me traiciones de esa manera!

—Oh… ¿Tú no sabes, Komorin? —Osamu volvió a mirar a Kiyoomi, esta vez con una sonrisa que no tenía nada de cómplice, que parecía burlarse, ante todo—. Cómo me gustaría tener tiempo para oír esto. Suerte explicándoselo, Omi. Y provecho con la comida. Si siguen gritando, los sacaré a patadas.

Los onigiris humeaban ante Kiyoomi y Motoya, pero la atmósfera se había congelado entre ambos.

—Los Gryffindor y los Slytherin somos enemigos naturales, Kiyoomi.

—Komorin, de verdad no sigas hablando, te vas a arrepentir.

—¿De qué? Yo no fui quien puso el sobrenombre, fuiste tú.

—Lo sé, y me arrepiento.

—¿No te das cuenta que te estoy apoyando?

—¡No lo estás haciendo! ¡Como siempre estás apoyando tus propios headcanons y no escuchas! ¡NO ESCUCHAS!

—¡Si te vino ese nombre en mente, es que la tipa es una Millicent de las más Millicentes! ¡Ni hablar! ¡Es una Slytherin y, por tanto, una enemiga natural de ambos! ¡Tuya y mía!

La culpa se comió a Kiyoomi; explotó:

—¡ES TU NOVIA! ¡MILLICENT BULSTRODE ES TU NOVIA! ¡SI ES QUE ERES UN CABEZA DE TROLL! ¡UN CABEZA TROLL!

Osamu los echó del local. Si hubiese estado Rintarou allí, los habría grabado.

Motoya había perdido el color de su piel. Kiyoomi no tenía las habilidades sociales suficientes como para arreglar aquello. Con el silencio, la culpa lo había asaeteado fuerte.

—Oye… Komorin, admitamos que Osamu reaccionó de manera desmedida, ¿vale?

La broma (si acaso se le puede llamar así) no ayudó a devolverle el habla a Motoya. Estaba todo cortado, con el rostro concentradísimo, como si tratase de resolver un complicado problema de matemáticas por sobre de sus capacidades. El problema más complicado de su vida: la relación entre su «novia» y «Millicent Bulstrode».

Aquí, es preciso también aclarar de que, tras un largo y penosos historial de novias desabridas, flacas como espárragos y caprichosas cual princesas, Komorin acabó entablando relación con la chica que parecía haberse comido a todas las demás. Llevaban más o menos un año de relación (Kiyoomi no podría precisar el tiempo exacto), y seguían juntos, todo un logro conociendo cuánto le duraban a Komorin sus novias.

—O sea… —Motoya recuperó la palabra—, sé que Soe-chan es un poco grande…

Kiyoomi se ocultó tras sus manos. No era capaz de solucionar aquello.

—Bueno, es bastante grande —insistió el propio Motoya, como si el azoramiento de Kiyoomi fuese su culpa—, pero ¿qué esperabas? ¡Es nuestra representante olímpica en halterofilia! Su apariencia no la convierte en una Millicent, ¿o sí? Kiyoomi… ¿me estás diciendo que mi novia es fea?

Kiyoomi volvió a sacar su libreta de la bandolera y tachó el nombre de Millicent. El tono decaído de Motoya lo inquietaba.

—¿Cómo la llamaste? ¿«Soe-chan»? —Sobrescribió el nuevo nombre sobre el de «Millicent Bulstrode»—. Mira, lo lamento… Sé que me has hablado de ella una docena de veces, pero nunca he podido retener su nombre. Y no es justo para ti ni para ella, porque de verdad… no quiero decir algo tan típico como que es simpática… —he hizo comillas, porque ser simpática era el eufemismo universal para de fea—, pero verdad que es muy simpática una vez tratas con ellas.

—Entonces por qué le has puesto Millicent.

—Porque soy un idiota, te lo vengo diciendo desde que empezó esta reunión.

—Pero por qué.

—Te lo diré, pero enójate conmigo en vez de desanimarte. Verás… la primera vez que la vi, instintivamente la asocié a Millicent, por la apariencia, y eso solo habla mal de mí, no de ella. Millicent… o sea Soe-chan… la muchacha es genial. Especialmente debe serlo si está contigo. Y tú eres mi mejor amigo, así que quiero llevarme bien con… —leyó el nombre en su libreta—. Soe-chan.

—Ni siquiera puedes retener su nombre por cinco segundos.

—Han sido muchos meses llamándola Millicent en mi cabeza, perdóname.

—¿Pero por qué es Millicent? —siguió insistiendo.

—Bueno, no es una Lavander Brown

—Pero por qué es Millicent. Por qué no se te ocurrió La Dama Gorda, o Hagrid.

Kiyoomi empezaba a desesperarse. Se daba cuenta que para Motoya hubiese estado bien incluso que comparase a su novia con un escregunto de cola explosiva antes que con una Millicent de Slytherin.

—Mira, Komorin, escúchame bien: me equivoqué. Empecé está lista porque soy un cretino de primera. Tu novia no tiene que ser Slytherin, puede ser cualquier otra casa… Ay madre mía, ¿estás llorando?

—¡Por supuesto que estoy llorando! Es que tienes razón, no te has equivocado en nada. Estoy saliendo con una Millicent de Slytherin.

—Mierda, Komorin no te limpies los mocos con las manos. Aquí, un pañuelo. Por favor escúchame un segundo. Millicent… quiero decir Soe-chan… joder Kiyomi no es tan difícil, Soe-chan, ¡Soe-chan! Amigo por favor no llores más, no es tan grave.

Sin embargo, se dio cuenta Kiyoomi, que no eran lágrimas de pena. Motoya se estaba riendo. Finalmente se le había coagulado el cerebro.

—Te volviste Sir Cadogan.

—¿Es que no lo entiendes, Kiyoomi? —Komorin caminaba en círculos alrededor de Kiyoomi, moviendo sus manos como un director de orquesta—. ¡Soe-chan es una Millicent!, ¡y no me importa! ¿Sabes qué significa? ¡Que me tengo que casar con ella!

—Sí, te volviste Sir Cadogan.

—Te estoy hablando en serio.

—Ven, siéntate, respira. Conozco estos síntomas, estás a punto de hiperventilar.

Motoya no aceptó sentarse, y comenzó a caminar más rápido.

—No tengo idea cuando será la boda, ya estudiaré una fecha, pero me casaré y tú serás mi padrino, y quiero un buen brindis, así que empieza a aponerte en ello. O sea, es obvio que tengo que pedírselo primero, pero es imposible que me rechace después de este descubrimiento. Tendremos que elegir quién se mudará con el otro, porque claro, vivimos en ciudades distintas, y quizá tú Kiyoomi puedas decirme «¿Y cómo yo con Atsumu?» pero es que Atsumu es un Ravenclaw, por mucho que parezca Slytherin, y las relaciones entre Ravenclaws-

—Komorin, detente, por favor respira. De la hiperventilación estás pasando derecho a una crisis de ansiedad, así que hazme caso.

—La verdad es que me palpita el corazón, pero no es una ansiedad, ni una crisis.

—Sí, lo es. Cállate y siéntate.

Kiyoomi arrastró a Motoya hasta una banqueta y lo obligó a temer la cabeza entre las piernas. Lo dejó en esa posición y regresó al local de Osamu, pese al veto, y le pidió un tazón con agua porque «finalmente Komorin se ha vuelto Sir Cadogan».

Osamu le entregó un tazón con agua. Kiyoomi a su vez se lo entregó a Motoya. De la riñonera extrajo un caramelo.

—Para que recuperes el azúcar. Ahora, escúchame bien. Yo me equivoqué. Claramente… Soe-chan… no es una Millicent. No deberías aceptar la idea así de fácil solo porque yo lo dije primero. Pero has reaccionado de esta forma tan extraordinaria, que tengo que preguntarte, ¿va todo bien entre ustedes?

—Yo… admito que me he sentido intimidado. Nunca había llegado a esta etapa con una chica. Incluso he conocido a sus padres, y ella a los míos. Y no lo sé… no sé qué hacer. Me da miedo hacer algo y estropearlo.

—Si le pides matrimonio ahora, sin dudas vas a estropearlo —Motoya rió. Las lágrimas volvían a brotarle. Kiyoomi, que ahora entendía la situación, le acarició la espalda—. Mira… cada relación es como es. Yo no la conozco mucho, y las veces que hemos hablado, lo más probable es que haya sido antipático. Por eso la incluí en mi lista, porque veo que es importante para ti, que van en serio, y creo que te lo mereces.

—¿De verdad?

—De verdad. Juramento inquebrantable.

—El juramento inquebrantable se utiliza para pactos o acuerdos.

Si ya era capaz de replicarle, Kiyoomi consideró que Motoya ya se encontraba bien, en todo caso, no le permitió levantarse del asiento hasta que recuperase sus colores. En eso, llegaron al restorán Rintarou y Soe. Como acto reflejo, Rintarou sacó la cámara.

—¿Qué te pasó, Komorin? ¿Te caíste a una piscina? Estas todo transpirado.

—No es nada, tuve una crisis de pánico. Estoy bien.

—¿Qué? ¿Una crisis? —Soe, que sin ser tan alta como Rintarou o Kiyoomi, imponía mucho más debido al ancho de su pecho, también era una chica dulce y preocupada. Tomó asiento al otro lado de Motoya, pero como no cabían en la banca, Kiyoomi prefirió apartarse y le indicó a Rin con un gesto de cabeza, que mejor los dejaran solos.

En el interior del restorán, Kiyoomi le explicó a Osamu y a Rintarou el estúpido (pero muy importante) drama que se había montado.

—Ah, la lista, Samu me habló de ella, ¿estoy yo metido? —preguntó Rintarou, apoderándose de la libreta.

No lo estaba. Tampoco se fijó en el «Akaashi» escrito apretujado entre los demás nombres. Kiyoomi suspiró: le tocaba pelear de nuevo.


Notas: Este fic está inspirado en el fic de Akaasha titulado Millicent Bulstrode, el cual me regaló ella a mí, y realmente adoro mucho, tanto que he querido continuarlo hahahaha. O sea, que yo llevo muy en el alma esto del fanfiction, al punto de permitirme escribir fanfics de otros fanfics. Akaasha, espero esto no te moleste porque no te he pedido ninguna clase de permiso y tal. Es tu cumpleaños y yo te regalo una infamia… por favor perdóname.

Y bueno… este fic también de circunscribe en mi familia de fics que he llamado Expeliarmus, pertenecientes al mundo de Positivo-Negativo.

¡Brindis!