El ciclo del agua es muy simple pero a la vez tan complejo de entender, algunos podrían compararlo con el amor y todo lo que este representa, ese sentimiento tan poderoso que hay en el mundo podía ser comparada tranquilamente con el agua, tanto por fuerza, vitalidad y pureza.
Este ciclo va desde la caída de la lluvia bañando todo territorio, primero el agua que almacenan las nubes ya no es soportable para estas, así que a través de reacciones químicas estas comienzan a caer, he ahí el indicio de la lluvia bañando el lugar que recorren, está puede ser acompañada de rayos y truenos de una manera más fiera, sin embargo hay ocasiones donde cae de manera lenta y serena.
Una Precipitación maravillosa.
El agua que cae del cielo recorre montañas, montes, laderas y curvas montadas por las mismas montañas.
Gracias a estas que recorrer todo el lugar se pueden formar lagunas y alimentar en ocasiones varios ríos que nacen desde la misma tierra, es una manera de Recolección moderada aquel líquido vital que provenía de esta.
El amor puede ser así, de cualquier forma recorre el cuerpo y alimenta lo que ya hay dentro de este.
Poco a poco la misma naturaleza de manera química y física provoca que el agua regrese a las nubes, o de forma más técnica a la atmósfera. Un proceso de Evaporación invisible.
Y por final está la Condensación precisa, un proceso en donde las nubes están cargadas de agua y circulan por toda la tierra, siendo así que se regresa al primer paso del ciclo, al inicio del mismo que es la precipitación maravillosa.
Así podría decir que Kagome comenzó a razonar mientras estaba sentada en el regazo de su esposo, el Hanyo InuYasha.
El amor era similar al ciclo del agua. Primero había precipitación maravillosa al declarar un sentimiento para sí mismo y para la pareja acompañante, este recorre todo tu cuerpo y lo alimenta llenando el cuerpo.
Pasando el tiempo se llegaba al paso de la recolección, eso en el amor lo podríamos interpretar cuando dábamos muestras de amor y estas era recibidas (Claro que en el mejor de los caso ya que era privilegio el ser correspondido)
Luego llegaba al ciclo de evaporación, esa parte en donde las dudas y los deseos primitivos comenzaban a parecer de forma invisible pero ahí estaban, elevándose en el cuerpo y donde la batalla entre el corazón y la razón se daba con mayor fuerza.
El hecho de que no se pudiera verlo no significaba que estaba ahí, esa parte era dura ya que era una muestra de valentía para el ciclo vital de una relación.
Y para concluir se llegaba a la parte de condensación precisa, esa que en una relación de amor se la podría traducir con la confianza y la seguridad de la pareja, llegando a un plano donde el amor y el deseo se unían y llegaba a un punto donde las raciones de nuestro cuerpo deseaban salir y atravesar nuestro cuerpo.
La entrega pasional de cuerpos al estar unidos así llegando a la precipitación maravillosa de una nueva forma.
Con el clímax de un deseo y amor contenidos.
Pensar ello hacia sonrojar a la azabache ya que esta había llegado a ese punto de amor con InuYasha.
Donde los sentimientos se unían con el deseo carnal, aquel que los había llevado a estar en aquella bella agua termal mientras llovía y ellos tenían una lluvia interna de amor.
Kagome miro al ser que tenía a su lado, InuYasha tenía recargada su cabeza en una roca mientras la respiración del mismo se calmaba.
Kagome miro al hombre en que cual estaba recargada, en verdad lo amaba y sentía que si su profesor de biología la viera sabría muy bien porque entendía el ciclo.
Se sonrojo ante tal pensamiento y los desechó para acurrucarse más contra el hombre que la tenía entre sus brazos.
En verdad que estaba feliz que pasar el resto de su vida con él, claro que fue doloroso cuando se separó de su familia, pero esta había entendido que ella estaría segura siempre que estuviera a lado su gran amor.
Y así fue, la relación de ellos en verdad era un ciclo sin fin, el ciclo que los había llevado a estar en aquella agua termal donde su amor con el líquido vital se unía.
El gruñido del hombre que tenía atrás la hizo sonreír y sonrojarse al sentir como sus manos se posaban en su cadera.
—InuYasha —llamo la azabache a su esposo.
El joven de dorados ojos acuno su cara en la cuenca de la dama mientras besaba despacio el cuello de la misma. Gracias a ella se sentía con el corazón a reventar, con ganas de volver a gritar el amor que le sentía de nuevo a los cuatro vientos.
— ¿Quieres nadar? —pregunto el Hanyo—quería permanecer más a lado de la dama que era su esposa.
Quería que se recuperara aun más el tiempo que ella estuvo lejos de esta, donde la lluvia y aquella agua termal donde estaba le hacían recordar a la dama que amaba con locura.
Por ello amaba cuando se escabullían de la aldea para ir a esa agua termal que amaban ambos, aquella en la que por primera vez vio el cuerpo de su amada, y sintió que existía algo hermoso, claro que no lo dio a notar en ese entonces pero ahora no lo guardaba.
—Claro.
Poco los dos amantes se hundieron en aquella recolección de recuerdos a través del agua, a través de aquella piscina de agua caliente.
Poco a poco comenzaron los juegos donde se intentaban perseguir, donde el Gran hanyo InuYasha se sentía feliz de estar en ese mundo y donde una Gran sacerdotisa Kagome se llenaba con la misma felicidad.
Poco a poco el hanyo lo tomo como reto cuando su esposa no se dejaba atrapar en aquella agua termal, por lo que puso todo de el para tenerla en sus brazos y estaba gustoso de tenerla.
—Pequeña tonta —dijo de manera divertida ante los pucheros de su mujer, sabía que ella lo hacía porque no le gustaba que este la llamara así porque era para molestarla.
—Torpe —comentó Kagome mientras se dejaba envolver en los brazos del hanyo mientras tomaba sus labios—, sabes InuYasha, me alegra tanto ser parte de tu ciclo.
— ¿Ciclo?
—Un ciclo es cuando algo va en círculos sin parar, por ejemplo la caída de la lluvia es parte de un ciclo, el respirar también es un ciclo, nuestra vida es un ciclo, el amor que nos tenemos en un ciclo sin fin.
El Hanyo no dijo nada más y él tomo en brazos para volver a tener su boca mientras sus cuerpos se unían a una demostración más de amor.
—Te amo InuYasha.
—Te amo Kagome.
Y sin más, en aquella hermosa piscina de agua termal su ciclo termino para volver a empezar y así fue los siguientes años, e incluso esta fue testigo de cómo estos dos amantes tuvieron el mayor regalo que dos seres que se aman podían tener, un ser que naciera de la unión de estos.
Y así poco a poco el ciclo vital que tenían aquellos amantes se volvía a repetir y aún más con aquel ser al que iban a amar y proteger con su vida y por ello la misma naturaleza se encargó que aquel lugar donde Kagome e InuYasha dejaron sus sentimientos unidos con la naturaleza fuera el mismo lugar donde el ciclo de maternidad y paternidad los bañara completamente.
Siendo así que comenzarían un nuevo ciclo, un ciclo con la unión de su amor puro, de su ciclo vital.
