N/A: Este es un Fic GojoMiwa. Contiene lenguaje vulgar y pronto escenas para mayores de 18 :)
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Capítulo 1
Ascenso
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Gojo sonrió a modo de disculpa, no podía ver sus ojos a través del cristal de sus lentes oscuros, pero Kento Nanami estaba seguro de que el idiota no sentía ni una pizca de arrepentimiento. Así era Satoru Gojo, su colega insoportable que debía tolerar a regañadientes. Suspiró con pesadez, al menos le pagaban lo suficiente para aguantar a su homologo, viró la mirada hacia la gran ventana de su oficina, podía ver los grandes rascacielos iluminados a esa hora de la tarde. Estaba por oscurecer, las luces encendidas de las oficinas parecían pequeñas desde su posición. Kento volvió su atención a su muñeca para ver la hora, al ser gerente financiero podría irse a la hora que quisiera, pero él se exigía un horario de entrada y salida como todos los empleados, y faltaba una hora por lo menos para que fueran las 7 de la tarde. Volvió a suspirar, quería llegar a su departamento pronto, beber una cerveza y ver algún programa de deportes.
—Es la tercera asistente en lo que va el año, Gojo —dijo sin mirarlo—no eres un crío, madura de una vez.
—Lo que hice con ellas no es de niños —respondió en un tono juguetón, que puso de malhumor a Nanami.
—Y lo cuentas como si fuera una gracia —le dijo en tono acusador—. Solo porque eres gerente comercial no te han desvinculado de la empresa, pero si Yaga se entera que nuevamente te acostaste con una asistente, te dará alguna infracción.
Gojo se quedó pensativo unos minutos, evaluando los pro y contras de una infracción por parte de Masamishi Yaga, el CEO de JJS, y por más que pensó, no llegó a ninguna conclusión importante. Se encogió de hombros y murmuró convencido.
—No le veo lo malo, soy un hombre soltero y atractivo, joven ¿qué tiene de malo que disfrute de mi soltería? —Nanami frunció el ceño, cada palabra que soltaba Satoru le parecía de mal gusto, en parte porque su arrogancia lo dejaba perplejo y a la vez, le tenía tan poca paciencia que Gojo podría decir el poema más emocionante y él lo aborrecería.
—Claro, siempre y cuando no involucre a las empleadas de la empresa —soltó con fastidio—puedes soltar tu verga fuera del trabajo, estoy seguro de que no te faltan opciones. —Gojo carcajeó fuerte al oírlo, le gustaba hablar con Nanami, siempre era sincero y directo, su punto de vista le hacía aterrizar su inherente extravagancia.
—Son adultas, no le veo lo malo —se excusó y sacó un dulce de su bolsillo, le sacó la envoltura y murmuró—pero estoy de acuerdo en que hayan desvinculado a Juliet, empezaba a volverse tedioso trabajar con ella.
—Ves, ahí está de nuevo —le recriminó Nanami—te follas a las empleadas y luego ellas son las perjudicadas, ni siquiera piensas un minuto en lo que puede provocar tus acciones. Las víctimas son ellas, y no piensas en ello con tal de mojar tu verga —suspiró—¡madura de una vez! Deberías hacerle caso a tu abuela.
—No son víctimas —dijo sonriendo, pasó el dulce de lado a lado en su boca, sintiendo el sabor a caramelo—lo pasan bien y luego tienen un buen finiquito.
—Tus amoríos nos dejarán en la quiebra, exigiré una nueva clausula en los contratos. La próxima empleada que sea desvinculada por involucrarse contigo, el finiquito será sacado de tu sueldo.
—Oye, es una buena idea —dijo pensativo. Kento frunció el entrecejo, parecía que todo su discurso no tenía impacto en su colega.
—Idiota —dijo—entiende que es poco ético que sigas con esas prácticas, madura de una vez. Consíguete una esposa y aumenta los integrantes de tu estúpida familia.
—Bien, bien —dijo cansado sin dejar de reír—intentaré no seducir a más empleadas ¿contento? Ahora, debo elegir a mi siguiente asistente ¿hay postulantes en lista de espera? —preguntó emocionado.
—De ninguna manera —lo atajó serio. Satoru lo miró confundido, se sacudió el cabello blanco con la mano y luego apoyó su frente en la misma, observándolo sin dejar de sonreír, atento a la nueva idea de Nanami, el gerente financiero de JJS—. Acordamos con Utahime que tu próxima asistente la elegiríamos nosotros, nada de secretarias aspirantes a modelos.
—¡Eh! Eso no es justo, yo trabajaré con ellas. Yo debo decidir quién me servirá el café y llevará mi agenda —se quejó con tono infantil que exasperó al gerente financiero.
—No está en discusión, hablaré con Kusakabe para que abra una postulación interna, en los próximos días decidiremos con Utahime —Gojo frunció el ceño por unos segundos y luego soltó una carcajada.
—¡Ya veo! Será una empleada que ya está en la empresa, por lo que descartarán enseguida que no intentaré nada por ser alguien que ya he visto, y que si no la seduje antes fue porque no me interesó —dijo entusiasmado, como si la estrategia de Nanami no fuera útil, el rubio frunció el ceño, quizá lo estaban subestimando.
—Solo procura no ser un idiota, quizás así consigas una asistente que te dure más de tres meses.
Gojo sonrió, recordó que el récord lo tenía Megumi que duró tres días siendo su asistente y presentó la renuncia, pero fue promovido a asistente del CEO para no perder a un excelente empleado y fastidiar al líder de la familia Zenin.
(…)
Se sentó rápido en su escritorio, encendió el computador y ordenó sus papeles de mayor a menor relevancia para la jornada, una vez el aparato estuvo listo, abrió su correo y notó el tercero que había sido enviado la tarde anterior. Era de recursos humanos, lo abrió esperanzada esperando que fuera alguna bonificación monetaria para ese mes o el siguiente. Leyó el encabezado con interés cuando notó que se trataba de una postulación para otro cargo, «quizá lo debería intentar» pensó Kasumi Miwa, una secretaria de plataforma que apoyaba a las asistentes de presidencia. Llevaba un par de años como secretaria en JJS, la paga no era mala pero siempre se podía mejorar, pensó. Además, pronto su hermano pasaría a la preparatoria y quería estudiar en una buena academia, ya le había dicho que lo hiciera y estaba ahorrando para no estar tan ajustados con su sueldo de secretaria, pero si recibía un aumento por ascenso, podría solventar los gastos de estudios y la casa sin problemas.
Más entusiasmada, siguió leyendo el correo y su ceño se fue arrugando y su semblante ensombreciendo, suspiró con pesadez cuando vio el cargo: Asistente de Gerente Comercial. Un puesto importante, que seguramente tendría un buen sueldo, pero todos en JJS conocían al gerente, tenía fama dentro de la empresa, y la mayoría eran comentarios desfavorables sobre su personalidad arrogante, pero entre la población femenina, la fama de Gojo Satoru era variada. Desde que era el hombre más atractivo de la empresa-lo cual era cierto, estaba a favor en ese punto-hasta que era un rompecorazones, jugaba con las chicas y luego las desechaba sin volver a llamarlas. Un drama amoroso no era tan peligroso, pensó Miwa, pero las consecuencias que tenían ser la amante temporal de Gojo Satoru eran preocupantes. Cada chica que se vio envuelta en algún escándalo amoroso con el gerente terminó desvinculada de la empresa. Ella no podía darse el lujo de perder su trabajo, apenas lo pensó, se respondió «como si el señor Gojo fuera a fijarse en alguien como yo» sonrió sin ganas, descartando la idea de postular al instante. Pero cuando llegó al enunciado final del correo, sus ojos azules se desorbitaron al ver la cifra mensual de la remuneración del cargo.
—Demonios —susurró para sí misma—es mucho dinero —mordió su labio inferior, pensó en sus opciones, relamió su labio inferior y un poco nerviosa, pinchó el enlace para la postulación—¿qué podría salir mal? —dijo sonriendo, pensando en lo felices que serían sus hermanos y en lo tranquila que estaría al sacar la cuenta de cada mes al saber que le sobraría dinero.
(…)
Dos días después de postular al cargo de asistente de gerencia comercial, le llegó un correo indicándole que era preseleccionada y debía presentarse a una entrevista a las tres de la tarde. Estaba nerviosa, sentía el vientre inflado y las tripas revueltas, haciendo ruidos grotescos que temía alguien más lo escuchara. Se peinó el flequillo mirándose en el espejo del cuarto de baño, tenía las mejillas levemente sonrosadas, era importante que no se volvieran más rojas, pensó. Respiró profundamente y miró la hora en su móvil, faltaba media hora para la entrevista, pero decidió ir para caminar con calma y no agitarse en el camino.
Se dio un último vistazo, su camisa planchada, su corbata negra a juego con su traje azul oscuro, el blazer sin ninguna arruga ni mancha, todo en orden, se dijo. Se sujetó el cabello en su una coleta alta y asintió a su reflejo. Salió del cuarto de baño con entusiasmo, segura de sí misma y con la confianza en las nubes. Había decretado esa mañana que conseguiría ese ascenso a como diera lugar, lo necesitaba más que ninguna otra, había dejado atrás sus inseguridades-las cuales eran bastante-debía intentarlo por sus hermanitos y por ella misma. No podía seguir estancada como secretaria.
Caminó segura por los pasillos, pero estaba nerviosa. Tenía 23 años, había estudiado administración en un instituto regular, pero había conseguido su trabajo en JJS apenas se tituló y ese era un gran logro. Hacer carrera dentro de una de las mejores empresas de autos en los últimos tiempos era una gran oportunidad, no podía desperdiciarla por sus miedos. Además, estaba segura de que podría con un cargo así, no tenía nada de qué temer, Gojo Satoru no sería un problema para una chica como ella, sonrió al pensarlo.
Recordaba a Juliet, la antigua asistente del gerente comercial. Una chica alta, esbelta, y con proporciones voluptuosas, su cabello era de un rubio dorado precioso y había sido objeto de atención masculina por mucho tiempo cuando entró a la empresa. Era un secreto a voces lo que pasaría con esa chica, a todas las asistentes de Gojo Satoru les pasaba, se enamoraban de su jefe, se involucraban en un amorío clandestino que cuando se volvía tedioso para el gerente, lo contaba a recursos humanos, y como consecuencia, las desvinculaban-con un buen finiquito para evitar demandas-estaba prohibido que los empleados de una misma área, ya sea jefe-secretaria, mantuvieran una relación personal. Podían ser de otras plataformas, pero no de jefatura directa. Era triste por la chica, aunque nunca fue muy agradable, todas las asistentes de Gojo tenían un problema de ego, como su jefe supuso, pero perder tu trabajo por relacionarte con tu jefe era desafortunado. Así eran los líos de oficina, le habían dicho una vez para que tuviera cuidado, el perjudicado siempre era el más débil.
Pero no era tonta, tal vez un poco ingenua, pero sabía darse su lugar y no permitiría que ningún chico guapo-extremadamente guapo-se sobrepasara con ella, además, no era del gusto del gerente. Gojo Satoru aspiraba a lo grande, pues podía permitírselo, chicas altas, casi de revistas, el catálogo de conquistas del gerente era amplio y variado, pero la característica principal era que todas eran demasiado hermosas, y bueno, Kasumi era Kasumi. Una chica simple y amable, sin nada especial, se dijo. Por lo que no tenía de qué temer, aunque una parte de ella le deprimía aquello. No podía negarlo, fue de las tantas miembros del club de fan de Satoru Gojo apenas ingresó a la empresa, pero era más como una admiración de fanática, que se le pasó rápido cuando supo qué clase de hombre era.
Dobló en el pasillo y se detuvo al ver la cantidad de compañeras sentadas a la espera de ser llamadas a la sala de entrevistas. Una mueca se formó en sus labios, era mucha competencia. Se quedó de pie cerca de una esquina, al lado de una planta y miró la punta de sus zapatos negros. Los murmullos femeninos variaban entre temas de moda, chicos y el más repetido, todas querían trabajar para Gojo Satoru ¿qué mejor que tener un jefe tan apuesto? Reían alborotadas al pensarlo. Tal vez era la única que había postulado por la remuneración, pensó. Momo le había dicho que tuviera cuidado con lo que respondería, pues la entrevista la harían Utahime Iori, gerente de operaciones y Kento Nanami, gerente financiero. Normalmente un psicólogo de recursos humanos lo haría, pero estos se dejaban influenciar por las características que pedía el gerente comercial, y en estos momentos buscaban algo más que una empleada guapa le dijo Momo, que era la asistente de Utahime, por lo que era información de primera fuente.
Suspiró, quizás tenía una posibilidad, pensó. Miró a su competencia, todas se habían arreglado excesivamente para la entrevista, luciendo trajes de oficina modernos y femeninos. Seguramente pensaban que el mismo Gojo haría la entrevista, sonrió divertida. Unos años atrás ella hubiera hecho lo mismo poseída por el alboroto de hormonas que causaba el gerente comercial. Apenas se hicieron las 3, la puerta se abrió y un serio Nanami salió a llamar a la primera postulante. Todas se quedaron en silencio al verlo, el gerente financiero normalmente no se prestaría para una situación así.
Fue la quinta postulante, entró nerviosa a la sala. Había una mesa larga de color amarillo reluciente, en la cabecera estaban Utahime y Nanami, la gerente de operaciones sonreía amable mientras que el gerente financiero parecía serio y firme en su silla.
—Toma asiento, Kasumi Miwa —dijo Nanami, en frente del gerente tenía una libreta y anotaba todo con una pluma fina. Mientras que Utahime usaba su laptop de última tecnología, anotando todo con gracia y rapidez.
—Buenas tardes —saludó nerviosa, pero sin dejar de sonreír.
—¿Por qué quieres ser asistente de la gerencia comercial? —preguntó Nanami. Tragó saliva, era más intimidante de cerca, «no contestes por el dinero, no digas que por el dinero» se repitió, relamió sus labios y murmuró un poco insegura.
—Llevo dos años de secretaria, es una buena oportunidad para hacer carrera dentro de JJS. Estudié administración en el Instituto Comercial de Tokio, salí con notas sobresalientes y en mi cargo de secretaria, he visto como se manejan otras áreas, creo que tengo lo necesario para poder desenvolverme con eficacia en el cargo de asistente —celebró mentalmente con su respuesta y por no titubear, terminó sonriéndoles y respiró profundamente, llamando la calma.
Nanami asintió y escribió en su libreta, volteó hacia Utahime y ella carraspeó su garganta, y alejó la pantalla de su rostro para poder ver de cerca a Miwa. La recordaba, la había visto un par de veces conversar con sus asistentes-era la única gerente que tenía dos-siempre la vio como una buena chica, y pensarla trabajando con Gojo Satoru le incomodó, no quería que una chica como ella se arruinara por culpa de ese ser nefasto.
—Dime, Miwa —comenzó Utahime—cuéntanos un poco de ti, qué haces en tu tiempo libre, a qué aspiras en JJS.
—Eh —pensó unos segundos—tengo dos hermanos menores, ambos estudian. El mayor pronto pasará a preparatoria, y quiero apoyarlos para que tengan un buen futuro académico.
—Entonces te interesa la remuneración del cargo —asumió Nanami, y Miwa se tensó, tragó saliva y pensó en una respuesta, Momo le repitió que no hablara de eso, que no sería bien visto.
—Creo que… para todos es una preocupación la situación económica, postular para asistente implicaría para mí, una oportunidad laboral que no puedo dejar pasar. No solo porque sería de gran ayuda en lo monetario, sino que para hacer carrera dentro de JJS. Sé que tengo mucho para ofrecer y aportar a JJS.
Utahime sonrió y volteó hacia Nanami, él volteó hacia ella y asintió en respuesta, Utahime asintió y habló con calma.
—Bien, gracias Miwa. Los resultados estarán para la próxima semana. Se te notificará al correo la respuesta, tanto por si quedaste como asistente, como si no y el porqué no fuiste seleccionada.
—Gracias —respondió y se puso de pie. Reverenció a ambos y salió de la sala dando pasos firmes, intentando controlar su nerviosismo.
Una vez que se alejó lo suficiente del pasillo donde estaban las aspirantes a asistente, soltó un profundo suspiro, puso su mano derecha en su pecho intentando calmar sus latidos ¡qué experiencia tan aterradora! No estuvo ni diez minutos encerrada con los gerentes de operaciones y el área financiera y sentía que le habían absorbido toda su energía.
(…)
Bebió de su café y lo dejó sobre el platillo, le entregó a su colega las postulantes que le habían parecido una buena opción y Utahime a él las suyas. Ambos leyeron en silencio, tardaron un par de horas, pero pudieron acotar sus opciones a 3 postulantes.
—Me gusta ella —dijo Nanami—es seria, profesional, trabajadora. Será de gran apoyo para ese holgazán. Y lo mejor, no es de su tipo.
—No quiero que la contamine —refutó Utahime—pero, creo que es la que mejor califica. Conoce las plataformas y sería un real aporte.
—Y le gusta el dinero —asintió Nanami—si no te gusta el dinero, en esta vida no podrás salir adelante. Necesita el dinero, esa es una buena motivación para que soporte a ese idiota.
—Bien, le diré la decisión a Kusakabe para que notifique a la chica y envíe los memos a las otras áreas —suspiró cansada—demonios, a lo que hemos tenido que llegar por culpa de ése imbécil.
—Nos debe una cena —dijo y bebió todo el contenido de su café—una elegante y costosa cena. —Utahime sonrió y asintió, sacó su móvil y le escribió a Gojo, exigiéndole que los invitara a cenar como agradecimiento. A lo que él contestó con un stiker de gato llorando.
(…)
Cuando leyó el correo no lo creyó, tuvo que releerlo un par de veces. Cubrió su boca con su mano para acallar su chillido de emoción ¡había conseguido el puesto! Ahora se lo podría decir a sus hermanos y haría una pequeña celebración-no muy costosa-ya podrían darse ciertos lujos cuando recibiera su primer sueldo de asistente. Frunció el ceño, no podía estar pensando en gastar algo que no tenía cuando aun ni siquiera llevaba un mes de trabajo, se regañó. Suspiró aliviada y sonrió, al fin las cosas empezaban a salirle bien.
—¿Vio el correo? —pegó un brinco en su asiento y levantó la mirada, se encontró de lleno con los ojos afilados escondidos por unos vidrios verdosos de lentes. El señor Nanami la miraba serio, con su cabello bien peinado, nada fuera de lugar en su traje.
—S-sí, lo acabo de ver —asintió poniéndose de pie, el gerente estaba del otro lado de su escritorio, era mucho más alto que ella—muchas gracias por la oportunidad —le reverenció emocionada.
—Como asistente del gerente comercial, debes saber que no es una tarea fácil ¿crees poder con ello? —preguntó y Kasumi asintió con energía, meciendo su coleta—bien, ordena tus cosas, te llevaré con tu jefe y a tu nuevo puesto de trabajo —Miwa abrió los ojos de par en par y lo miró con ilusión, no creía que tan rápido la llevarían pues aun estaba a mitad de mes—se te pagará el mes completo como asistente, así que no nos decepciones.
—¡Gracias, señor Nanami! —asintió y le reverenció, emocionada pensando en lo que cobraría a fin de mes.
Recogió sus cosas personales con rapidez, un técnico le llevaría el computador a su nuevo escritorio para que no perdiera tiempo en sacar sus documentos. Llevaba una caja de tamaño mediana con un par de cuadros de fotografías, unas carpetas, su estuche con lápices y artículos de oficina, su taza, unas galletas que tenía escondidas en el fondo y ropa de emergencia. Caminaba animada al lado del gerente financiero, normalmente aquel rol era de algún miembro de recursos humanos, pero supuso que lo hacía el mismo Nanami por la confianza que tenía con el gerente comercial. Varios compañeros y compañeras la quedaron viendo en el camino, como iba tan contenta imaginó que todos pensaron que se debía a un ascenso y no a que la estuvieran corriendo de la empresa.
Estuvieron alrededor de dos minutos en el ascensor, llegaron al sexto piso donde estaba la oficina de Gojo Satoru y al pensar en verlo, su corazón latió deprisa. Era normal, se dijo, después de todo era una nueva travesía y por primera vez tendría jefatura directa, además, su jefe era demasiado guapo, cualquiera se pondría nerviosa ¿no?
Nanami abrió la puerta de la oficina de Gojo Satoru sin golpear, se hizo a un lado y esperó que Miwa entrara, la joven dejó su caja sobre el escritorio nuevo que estaba a la salida de la oficina del gerente y trotó animada hacia Nanami, pasó primero y miró hacia el escritorio amplio y elegante, donde su jefe miraba la pantalla de su portátil, sin prestarles atención.
—Gojo —habló Nanami—ella es Kasumi Miwa, tu asistente —Satoru levantó la vista de la pantalla y observó a la joven, coleta alta, traje de dos piezas, pantalones un poco holgados pasados de moda, colores aburridos para alguien aburrido, pensó. Centró sus ojos en el rostro de la chica, y asintió para sí mismo, al menos era bonita, pensó.
—La asistente que me impusieron, querrás decir —se quejó—¿en qué empresa seria pasan a llevar la decisión de un gerente sobre con quién trabajar?
—En una que ya se aburrió de los actos inmorales de su gerente — dijo afirmándose los lentes. Kasumi desvió la mirada, apenada por el comentario y un poco incómoda bajo la situación, ahora entendía a lo que se refería Momo.
—¡Hey! No digas esas cosas delante de la niña, pensará cualquier cosa de su jefe —soltó divertido.
—K-Kasumi Miwa —dijo, Gojo volteó a verla y asintió, Miwa pensó en lo mucho que le hubiera gustado ver sus ojos, pero como siempre, estaban escondidos detrás de unos lentes oscuros.
—Eso, eso —asintió el gerente comercial—bueno Nanamin, gracias por tu apoyo, puedes ir a torturar a Yuji —dijo sonriéndole. El gerente financiero levantó la mano a modo de despedida y salió de la oficina—bien, ahora que estamos solos… ¿me traes un cappuccino con cinco de azúcar del Starbucks que está en la esquina?
Kasumi lo miró perpleja ¿había oído bien? Su primer trabajo como asistente sería ir de mandados ¿era en serio? Abrió la boca para hablar, pero nada se le ocurrió. Tragó saliva y giró el rostro levemente para preguntar.
—¿Y si le traigo uno de la cafetería? Es que debo organizar mi escritorio aun… —murmuró no muy convencida. Gojo frunció el ceño y dio palmas en la superficie del escritorio y negó meciendo algunos mechones de su frente.
—Imposible —dijo y explicó con su dedo índice derecho levantado—sin mi cappuccino de Starbucks no puedo soportar una reunión con el viejo Gakuganji —Miwa asintió, simulando entender lo que le pedía. Caminó hacia el escritorio y se quedó de pie esperando por el dinero para ir a comprar. Gojo la miró sonriéndole, posó su varonil barbilla en la palma de su mano y alzó ambas cejas—¿qué esperas? —Miwa alzó ambas cejas y titubeó nerviosa.
—E-el dinero para ir… —explicó un poco confundida. Fue el turno de Gojo para alzar las cejas y sonrió en respuesta. Una sonrisa que sacudió a la joven, era primera vez que estaba tan cerca de él, y era mucho más atractivo que verlo sonreír y saludar por los pasillos.
—Compra y luego me traes el recibo —le dijo y Kasumi asintió, giró sobre su talón y caminó rápido hacia la salida, perdiéndose la sonrisa de su jefe que se quedó viéndole el cabello menearse al ritmo de sus pasos.
Miwa fue rápido al elevador, presionó el botón y esperó mirando las notificaciones de sus redes sociales. No había empezado como pensó, su primer trabajo como asistente sería ir de recadera, pero estaba bien, le pagarían bien por eso. Cuando las puertas de metal reforzado se abrieron, se encontró con Momo y Mai platicando, las saludó apenas las vio y entró rápido presionando el botón del piso 1.
—¿Acaso Gojo Satoru ya se propasó contigo? —preguntó mordaz Mai, Kasumi frunció el ceño y volteó a verla—por la cara que traes, no te ves muy feliz —soltó en una mueca burlesca.
—Solo me mandó a comprar —explicó seria, oyó a Mai resoplar en respuesta.
—Bueno, igual que se propase no es algo malo para ti ¿no? Después de todo era tu amor platónico —Miwa se avergonzó al escucharla, sintió sus mejillas sonrojarse y volteó rápido a verla para enfrentarla, tragó saliva y habló nerviosa.
—¡Eso fue hace mucho tiempo! —explicó—cuando recién ingresé a JJS, y les pasa a todas. Además, como dices, fue platónico y se me pasó cuando supe que era un mujeriego.
—Bueno, de todos modos, te eligieron porque no eres de su tipo, así que quédate tranquila —habló Momo. Miwa frunció el ceño, claro que debía dejarla tranquila aquel comentario, al menos para su futuro laboral, pero su ego de mujer se sintió herido, de manera indirecta le enrostraban que no era atractiva, es más, que era la menos atractiva y por eso había sido escogida como su asistente. Resopló en respuesta—. Lo peor que puedes hacer, es involucrarte sentimentalmente con tu jefe.
Kasumi no respondió. No era una niña, esas cosas las sabía y era consciente de que trabajar al lado de un hombre tan atractivo como Satoru Gojo era un problema para cualquiera, pero que se lo repitieran constantemente era un poco cansador.
(…)
El Starbucks al que se refirió su jefe no estaba en la esquina de la cuadra, estaba en la esquina de dos cuadras hacia abajo. Llegó cansada al elevador con la bandejita de cartón, cargando con cuidado el vaso para que no se rebalsara el contenido. Al llegar al sexto piso, sacó el recibo de su bolsillo y lo dejó sobre la bandeja, para que su jefe le devolviera el dinero. No alcanzó a dar un par de pasos cuando escuchó la voz del gerente comercial.
—¡Niña! —frunció el ceño, confundida y esperó por más información—¿puedes venir? —Kasumi miró a todos lados, no había nadie más en el lugar por lo que se apresuró y golpeó la puerta—pasa. —Escuchó decir desde el otro lado, giró el pomo de la puerta y asomó su rostro—¡Ahí estás! Estoy llamándote hace media hora ¿dónde te habías metido? —le preguntó curioso.
—Fui a… —murmuró levantando la bandeja para que la viera.
—¡No importa! Niña, necesito que organices las carpetas de ingresos mensuales para la reunión con el viejo —explicó—la otra chica las dejó en el cuarto de archivos, ve y busca la de los seis meses anteriores.
—Kasumi —dijo, Gojo alzó ambas cejas al oírla—mi nombre es Kasumi Miwa —explicó—fui por el cappuccino que me pidió, pero el Starbucks no estaba en la esquina, sino que a dos cuadras.
—¿Yo te lo pedí? —preguntó desconcertado, al punto que hizo dudar a la pobre Miwa—¿por qué no fuiste a la cafetería?
—P-por que usted me pidió uno del Starbucks —dijo confundida ¿lo habría soñado? Imposible, no solía fantasear con gastar dinero, al contrario, ella era muy ahorrativa, y comprar en un local como Starbucks era un gasto innecesario para la joven.
—Ah… Olvídalo, ve por lo que te pedí —Kasumi lo miró desconcertada, levantó la bandeja para recordarle el café—bébelo tú, estoy ocupado —dijo y continuó tecleando en su laptop.
Kasumi se obligó a cerrar la boca. Caminó por dos cuadras a pleno sol, gastó más dinero de lo que debería costar una taza de café y ¿ahora no lo quería? Quizás la alerta que debieron hacerle no era que Gojo Satoru era un mujeriego, sino más bien que era un tipo excéntrico y difícil de comprender. Salió de la oficina y cerró la puerta detrás de sí, dejó la bandeja sobre la mesa de su escritorio y miró el recibo con frustración.
—Solo llevo una hora como su asistente…—susurró abatida. Suspiró intentando animarse, tomó el vaso caliente y bebió un sorbo, hizo una mueca al sentir el dulzor. Ni siquiera podría bebérselo, pensó, si había algo que odiaba era malgastar dinero. Refunfuñó por lo bajo y dejó el vaso sobre el escritorio.
—¡Niña! —exclamó su jefe desde la oficina—¿ya tienes las carpetas?
—¡Es Kasumi Miwa! —exclamó bajito, más para sí misma—¡Y-ya voy! —volvió a suspirar y fue hacia el cuarto de archivos, sería un largo día, pensó.
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N/A: Si leyó hasta acá, bienvenido! hay poquitos fic GojoMiwa, pero esperemos que pronto aumenten. Nadeshico03 fue la precursora en fic español de esta bonita ship, ojalá pronto muchos se animen a escribir de esta adorable y bella ship.
Puntos a considerar, hay situaciones que crearé basándome en la información que ha dado Gege en las entrevistas, como que no imaginaba a Gojo siendo fiel a una mujer, así que por eso lo dejé de mujeriego xD Y que Miwa es buena ahorrando. Otro punto a considerar, Miwa es mayor de edad en esta trama, así que es legal.
Eso, espero les guste y que no hayan muchos errores ortográficos ni gramaticales,
Nos leemos!
