Capítulo 1:

Un niño de cabellos castaño y ojos azules, se asomaba a través de la ventana viendo como la nieve caía desde lo alto del cielo. No podía evitarlo, era realmente alucinante ver como al caer al suelo desaparecían completamente.

Marc— decía una mujer ya entrada en años invitando a su nieto a sentarse a la mesa, poniéndole un plato de sopa caliente en ella— vamos

¡vamos! — dijo Marc corriendo rápidamente hacia su abuela— ¡dime! Cuéntame otra ves la historia — rogándole mientras tomaba su sopa— ¡porrfavorr! Ssiii— embozando una enrome sonrisa.

El viento frio se coló a través del agujero de una de las puertas, provocando que la anciana se sentara frente a él, sus huesos ya no son lo que eran. Ahora no podía ir a ninguna parte sin su bastón o no lo quiera dios, sin sus anteojos. Pero, al final del día lo que le hacía pararse de la cama era ver la sonrisa de aquel niño, era lo único que le quedaba de su hijo Jonh.

Bien— sonriéndole — cuando yo era pequeña vivía junto a una niña pequeña llamada Dafne que fue robada por una bruja. Ni siquiera el poder de sus padres tenían pudo salvar a la pequeña. Porque cuando una bruja elije a su víctima… solo hay una esperanza de escapar y es saber todo acerca de ellas

El niño no dejaba de ver la chimenea mientras escuchaba el relato de su abuela, veía como el fuego bailaba de un lugar a otro, mientras la oía decir

Entonces ¿realmente existen? ¿eso fue lo que se llevó a mi padre? — volteando a verla

por eso te lo estoy diciendo, por eso te estoy previniendo. Las brujas son malvadas, y lo que las hace peligrosas es el hecho que no lo parecen. Nunca puedes estar seguro si es una dulce mujer o una bruja… y cuando tu seas grande hijo mío tu seguirás sus pasos— acariciándole la mejilla— y la única manera en que te salves es que lo sepas todo acerca de ellas

La mujer atizo mas el fuego de la chimenea, mientras el chico veía como su abuela se perdía en ella.

Las verdaderas brujas se roban a los niños, las verdaderas brujas son horribles atrás de sus máscaras humanas, odian todo lo bueno y puro de este mundo. Ellas no vienen a dar si no a rebatar… ¿entiendes? No vienen a premiar si no a castigar

¿por qué? — retrocediendo de su silla

Porque aguardan oscuridad en sus corazones.