DISCLAIMER: Los personajes de InuYasha no me pertenecen, son propiedad intelectual de Rumiko Takahashi. La obra es mía, escrita sólo con el fin de entretener – a ustedes y a mí. Sin fines de lucro. Este fic es un regalo de cumpleaños atrasado para DAIKRA (L)
— Aves del Sengoku —
— I —
— Del zorrito y la gatita —
El trinar de una bandada de aves cruzó el cielo mientras ellas volaban desde la copa de los árboles del bosque que se ubicaba a unos metros del río. La cálida caricia del sol llegaba a cada rincón de ese valle, en el que el grupo había decidido tomar un descanso para aprovechar el buen tiempo y recargar energías. Sin embargo, a diferencia de otras ocasiones, esta vez no se encontraban todos juntos alrededor del fuego donde se cocinaba la comida que estaba preparando Miroku.
Un ave pasó silbando sobre las cabezas de Shippō y Kirara, quienes jugaban a la orilla del río, acompañando a Sango que aprovechaba de recargar las botellas con agua y limpiar algunas de sus armas. La pequeña felina saltaba a su alrededor, persiguiendo con ágiles piruetas a los pájaros que, extrañamente, se entretenían provocándola para que les prestara atención e intentara atraparlos. Poco a poco, los saltos y carreras fueron alejándose de la orilla del río, llevando a la felina y a su compañero kitsune a los límites del bosque, guiados siempre por el canto de las aves y su vuelo provocador. Kirara giró la cabeza, lanzando un sonoro maullido para avisar al resto del grupo que estaban alejándose de ellos, aunque no esperó a ver si alguien había escuchado, ya que una pequeña ave se había parado sobre su cabeza para picotearle suavemente, como apresurándola a seguir el camino.
Shippō tembló levemente, pero decidió seguir a la gata para evitar que se perdiera. En cualquier caso, si había algún peligro, la forma de tigresa de la felina los podría proteger hasta que los demás llegaran en su ayuda.
—Estaremos bien, somos valientes —murmuró el zorrito, con un tono de voz que indicaba claramente que quería convencerse de eso a sí mismo más que si se lo dijera a su amiga.
Kirara maulló en respuesta, dándole el apoyo moral que necesitaba en tanto se internaban entre los árboles para seguir a las aves, que ahora eran apenas visibles y lo que realmente los guiaba era su trinar melodioso. Pronto, Shippō tuvo que usar su fuego mágico para iluminarse, ya que la espesura de las copas de los árboles impedía que la luz llegara con facilidad a ese lugar. Se detuvieron cuando dejaron de escuchar el canto armonioso y en su lugar, un chillido agudo los alertó. Por acto reflejo, Kirara se transformó y rugió, aunque su mirada se suavizó cuando vio que delante de ellos había un nido caído y uno de los polluelos parecía herido.
—¿Te caíste del árbol? —Shippō observó la rama rota que parecía haber sido el hogar del nido y negó con un gesto, si bien no era un experto en el tema, parecía que hubiese sido golpeada con la suficiente fuerza como para romperla. —¿Dónde estás herido?
Se acercaron a la avecilla para examinarla, notando que una de sus patas tenía una herida y el ala parecía rota. Kirara volvió a su forma de gatita y comenzó a lamer con cuidado la herida, mientras Shippō buscaba entre sus cosas y sacaba algunas hierbas y un vendaje para comenzar a atender el ala. Luego de una breve revisión más delicada, determinaron que no había fractura en la extremidad del polluelo, por lo que aplicaron las hierbas con cuidado y luego cubrieron ambas heridas con las vendas. Tras haber terminado su labor, Kirara observó alrededor, notando que en vez de encontrarse rodeados de varias aves, sólo había una que los observaba desde otra rama en lo alto, evaluando sus acciones. Su tamaño era algo imponente y su mirada parecía ser mucho más aguda que la de cualquier pájaro que ella hubiera visto jamás, lo que puso sus sentidos en alerta y volvió a transformarse, otro rugido abandonó su garganta y mostró los colmillos, acciones que no inmutaron al ave.
—No temas, no voy a hacerles daño —la voz que respondió a sus actos fue suave, les llegaba de todos lados y parecía agradecida —. Soy el espíritu de este bosque y necesitaba su ayuda para salvar a uno de mis hijos. Han actuado bien, tienen bondad en su corazón, por lo que debo preguntar… ¿por qué acompañan a esos humanos y al hanyō? Su paso por aquí sólo trajo destrucción y tristeza…
Kirara y Shippō dudaron un momento, pero cuando la luz de pronto atravesó la espesura de las ramas sobre ellos y aclaró el lugar donde se encontraban, lo reconocieron como la zona donde se habían enfrentado a otra de las trampas de Naraku, razón por la cual habían terminado dañando todo lo que los rodeaba.
»Veo lealtad en sus corazones, también… ¿Se podrá decir lo mismo de sus compañeros? No pareciera que respetaran la naturaleza que los rodea. Y no puedo dejarles ir sin comprobar sus intenciones o la verdad oculta en sus almas… pero no se preocupen, ustedes dos cuentan con mi protección y gratitud. Úsenlas con sabiduría.«
Sin darles posibilidad de responder de ninguna forma, al finalizar las palabras, ambos se encontraron en las afueras del bosque, ante un silencio que les llamó la atención pues ninguno de sus amigos se encontraba donde los habían dejado cuando fueron tras el ave. ¿Acaso ellos estaban en peligro? Intercambiaron una mirada preocupada antes de comenzar a gritar sus nombres, sin obtener respuesta alguna. Decidieron que lo mejor era buscarlos en el bosque, porque si ese espíritu quería ponerlos a prueba de alguna forma, de seguro los había guiado a sus territorios para poder hacerlo, ¿no?
Sin pensarlo más, decidieron internarse nuevamente tras las columnas de árboles que indicaban el comienzo del bosque.
¡Hola! ¡Feliz cumpleaños, querida Sayra! Espero que te guste, intenté tomar varias cosas que sé que te gustan y, usando la frase que me dijiste ayer, "hasta de pájaros del Sengoku", se me iluminó la ampolleta y salió esto. Serán capítulos cortos, y no muchos, pero son con todo mi cariño. Estaré esperando tu opinión.
A todos los que se pasen a leer, muchas gracias por darse el tiempo, estaré encantada de saber también qué les pareció.
Especial mención a Nuez, quien sigue siendo la mejor beta del planeta (L)
Nos leemos pronto~
Yumi~
