Contacto físico/Tiempo de calidad
Suspiré agotada mientras me sentaba al borde de la cama para poder quitar mis zapatos de tacón, el cansancio empezaba a hacerse notar en mis hombros adoloridos.
Aún no conseguía acostumbrarme a este nuevo ritmo de vida; el empleo era agotador, estar todo el día sentada dentro de un cubículo complaciendo las demandas de mi jefe era mucho más duro de lo que pensé que sería. Suspiré al terminar de sacar el tacón, sintiendo un poco de alivio en mi pie entumecido, quizás debería conseguir zapatos más cómodos para el trabajo.
Mientras estaba sumergida en mis pensamientos sentí una agradable calidez en mi espalda, Daichi se acomodó detrás de mí, colocando sus piernas a cada lado de las mías, posando sus manos en mis hombros y sus pulgares en mis omóplatos, presionó un poco y trazando círculos comenzó a aliviar la tensión. Sonreí con los ojos cerrados dejándome llevar por la agradable sensación de sus manos sobre mi piel.
"¿Día duro?" - preguntó suavemente mientras su rostro se acerca a lo suficiente a mi oído como para sentir su suave respiración caer en mi cuello, sus manos descendieron lentamente por mis brazos. Me estremecí.
"No tienes idea" - recosté mi espalda en su pecho y dejé caer mi cabeza sobre su hombro, abrazando la calidez que me brindaba su cuerpo.
Daichi me animó a hablar sobre mi día y así lo hice, le hablé sobre las demandas exageradas e impacientes de mis superiores y la presión que tenía sobre mí; por su parte, nunca dejó de acariciar mi la piel de mis brazos mientras prestaba atención y comentaba de vez en cuando para seguir la conversación. Con sus brazos envolvió mi cuerpo en un cálido abrazo mientras esbozaba una sonrisa al ver mi reacción.
"Parece que te diviertes" - dijo hundiendo su rostro en la base de mi cuello, rozando sus labios contra mi piel, aguanté la respiración durante un segundo por el ataque inesperado; sin embargo, ver como mi cuerpo volvía a estar tenso, él decidió mover su brazo para dar pequeñas caricias a mi mano, logrando que volviera a relajarme.
"No muchas personas tienen el placer de salir con alguien tan atento y considerado, justo ahora estoy en el cielo" - murmuré somnolienta sin pensarlo dos veces.
Lo sentí reír contra mi piel, entonces caí en cuenta de qué estaba diciendo, mis mejillas se calentaron y mordí mi labio un poco nerviosa. Quizás era el cansancio, o simplemente fue el resultado de sus cuidados, pero me sentía vulnerable en sus brazos, completamente honesta, sin alguna barrera que evite sumergirme en él, en su aroma y su tacto. Giré mi cabeza para ver su rostro, el cual me mostraba una sonrisa amable, que transmitía paz y felicidad.
Extendí mi brazo hasta poder tocar su mejilla con la palma de mi mano, observando con atención cada parte de él, enamorándome un poco más cuando inclinó su cabeza aceptando con gusto mi muestra de afecto. Mi pecho se infló con un sentimiento que no jamás sería capaz de describir, me acerqué poco a poco y presioné mis labios sobre los suyos, disfrutando el dulce momento en que él me aceptó y profundizó el beso colocando su mano en mi nuca, expresando lo que sentía con cada roce y respiración entrecortada.
"Te amo" - y eso fue lo último que le escuché decir antes de perderme por completo en él.
