Hay pocas cosas que me gusten tanto como el silencio. Es mi lugar seguro, me deja quedarme en mi cabeza y la oscuridad reconfortante que esta alberga. Cuando tengo estos momentos de paz es usual que considere la idea de mudarme de esta casa tan pronto como pueda, pero el azar de lo que vendrá puede llegar a ser más aterrador que cualquier monstruo de ficción.
Mis hermanas serán latosas, sin duda un dolor de cabeza, y tal vez el caos sea parte de su naturaleza misma. Pero ya estoy acostumbrada a ese caos, puedo manejarlo y saber que tanto podre esperar. Allá afuera mi única esperanza de no toparme con alguna persona irritable será si consigo una casa alejada de la sociedad.
¿Y aquí? Aquí podría quedarme un día entero resguardada en mi ataúd, podría vivir entre las sombras, o simplemente dejar mi cuerpo existir en plena vista; todo esto sabiendo que no preocupación u ocupación podrá perturbar mi espíritu.
Si… esa seguridad es una buena razón para ofrecer cariño al lugar donde reposa mi cuerpo… Pero…
Hay algo más, una eventualidad que ha hecho de mis noches más placenteras, hasta el punto de mantenerme alerta de la hora en la que todos están dormidos; al mismo tiempo que ha agudizado mis sentidos, pues lo que necesitaba hacer fuera de mi cálido lecho tenía una condición: Que nadie se enterara de lo que pasaba.
Pero tampoco era algo difícil de cumplir. Mis familiares gastan todas sus energías durante el día, volviendo la dulce y vigorizante serenidad de la noche en la capa de invisibilidad perfecta, una tan eficaz de hecho que mi pericia para moverme entre las tinieblas no era necesaria para llegar a mi objetivo.
La puerta del baño.
Al acercarme di dos pequeños golpes con mi pie en el suelo, asegurando el terreno. Como respuesta, las luces del interior al otro lado titilaron tres veces y luego una última fuente de luz apareció, más tenue y solamente capaz de cubrir la zona de debajo de la puerta, la luz de una linterna.
Mis pulmones parecían buscar más aire del que podían manejar, y los músculos de mi cara, ajenos al concepto de movimiento durante todo el día, me provocaron una leve irritación cuando lograron moldear una sonrisa en mi rostro.
No los culpo, ya he visto esa sonrisa, y no parece algo que un humano debería hacer… (no que me considere del todo una humana de todas formas).
Tomé un respiro pausado para sustentar la flama creciendo dentro de mi pecho, y luego, entre al frio espacio más allá de la puerta.
Allí estaba él, mi pequeño hermanito Lincoln. Creo que incluso sin haberme acostumbrado a la oscuridad de la noche lo podría haber visto gracias al rubor en sus mejillas.
—Hola, Lucy.
Tenía puesto su piyama naranja y su cabello estaba algo desordenado hacia los lados, también pude notar que un par de los botones de su camisa estaban desabrochados.
—Parece que alguien tiene problemas para dormir…
Él asintió varias veces, el brillo de sus perlas marrones nunca fuera de mi campo de visión. Ese mismo brillo servía como chispa para avivar más llamas dentro de mí, y sabía que pronto yo misma no podría controlar mis modales; tenía que continuar con nuestro lindo juego hasta el momento que pudiera dejarme llevar.
Me acerqué a su derecha lentamente, viendo como su cuerpo se tambaleaba ante mí. Al ponerme detrás de él, sus talones lo impulsaron unos centímetros hacia arriba y por un momento no pude evitar pensar en el desdichado Ícaro.
Pero no te preocupes, mi hermanito, esta estrella negra no te quemará… pero temo que una vez la alcances no podrás regresar a casa.
—Creo que es momento de otro masaje—Puse las manos sobre sus hombros, solo puedo decir que el frio de la noche no era rival para ese pequeño cuerpo, y al mismo tiempo, tal exuberante muestra de antelación hizo que me tomara un par de segundos de más terminar mi línea, —¿qué te parece?
—¡S-si! ¡Eso me encantaría!
Lincoln tenía que aprehender sus propias manos para contener la emoción, el pobre parecía estar en gran dificultad.
El cuerpo humano requiere de tantos cuidados y es tan quisquilloso… Tranquilo hermanito, yo te ayudare a controlarlo…
Puse mis brazos alrededor de él y lentamente lo jalé hacia mi cuerpo, dándole pequeños besos en su nuca y restregando mi nariz en su suave cabello.
—Vamos a la tina, Linc.
La fachada inocente entre los dos estaba por fin dando paso libre a nuestras verdaderas intenciones, dejando así que mis manos se arrastran por la tela y descansaran sobre su pecho brevemente antes de seguir con su trabajo y viajar a los botones atendidos. Sus manos, incapaces de poder sostener una a la otra por mas tiempo, cedieron ante el deseo y se dejaron caer en mis muslos, apretando de estos con firmeza, como si temieran que su amo se callera a mitad de camino.
La firmeza en su agarre, sin embargo, se mantuvo incluso después de que ambos nos sentáramos en la tina; aun cuando su espalda reposaba ahora sobre mi cuerpo y el calor de ambos borrara cualquier trazo de frio en la porcelana, sus manos seguían aferradas a mí.
Ya no estaba sujetándose de mí, era su deseo el que estaba conteniendo. El estar aferrado a mí no era más que un símbolo de esa lucha, estaba segura, podía sentirlo en los latidos de su pecho y olerlo en el sudor que emanaba. Tenía que actuar.
—Bien, Linc, ya sabes que hacer. —dije antes de darle un beso en la mejilla —Abre tu boca, respira, relájate,— cada instrucción venia firmada con una impresión de mis labios en su piel, haciendo una lista que bajaba hasta llegar a su cuello
—Y deja salir todo ese estrés. — Sellé mis instrucciones con un chupón, lento y suave al principio.
Pero mis manos, inquietas y revoltosas, se atrevieron a adelantarse al siguiente acto sin mi permiso. Las descaradas fueron directamente al origen del problema, al bulto donde se concentraba lo que agobiaba a mi pobre hermanito.
Aún estaban algo frías y el solo tocar por encima de la tela extrajo de Lincoln un aullido que me atravesó cual flecha el corazón, bajando con rapidez hacia las profundidades de mi ser donde la madera de la flecha ardió en un instante, consumida por el fuego de mi propio deseo mortal.
Separé mis labios de su piel, la marca en su cuello un problema para mi yo del futuro, —Oh, Lincoln… — el vapor se hacía cada vez más presente cuando mi hermano respiraba, y ese mismo calor que irradiaba me daba la fuerza para seguir manoseando su miembro, —¿Sabes lo sensible que es el cuerpo de una chica? Tu dulce voz hace temblar mis oídos.
La yo que actuaba y la yo que anhelaba se estaban sincronizando, dándome de vuelta una de mis manos mientras que la otra se quedó inmersa en su labor.
—Lo siento L-Lu… ah~ es que se…
—Ya, ya…— atrapé su linda carita con mi mano libre y lo acerqué a mí, —pareciera que necesitas un poco más de oxígeno, no soy buena rescatando a los vivos pero hare mi mejor esfuerzo.
Lincoln abrió su boca, su lengua relajada esperando en el interior por su visitante, sus brillantes ojos y el pristiño rubor en su piel implorando porque me lo comiera a besos, y por los antiguos dioses, como quería comérmelo allí mismo… pero esa misma expresión en su rostro que sacudía los sentidos fuera de mi sistema fue la misma que detuvo mis músculos de poder reaccionar, dándome la oportunidad de terminar comiéndomelo, pero apropiadamente.
Primero apoderándome de su boca y de su lengua, su mente ya fatigada por el día no logró mantener su cuerpo firme luego de unos pocos segundos sin acceso a aire. Luego, mientras su boca conseguía algo de oxígeno y estando a nada de volver a ser tomada en custodia por mis labios, recuperé mi otra mano y la usé para acercar su cuerpo hacia mí.
Solo fue cuestión de repetir el proceso un par de veces más y mi objetivo había sido logrado, él y yo estuviéramos de frente.
—her… ma… na…
Ya no era yo quien lo tenía preso, el mismo era el que buscaba mantener la conexión de nuestras bocas a costa de dificultar su respiración. No lo puedo culpar, mi saliva y mi lengua debían de ser tan deliciosamente adictivas para el cómo su calor y sus gemidos lo eran para mí.
Debería de darte una compensación a priori por tus ánimos…
Llevé una de sus manos a un viaje al reino debajo de mi camiseta. Mis pechos no serán tan grandes como los de mis hermanas mayores, pero el suspiro placentero de mi hermano era prueba suficiente de su aprobación.
Ahora solo su otra mano quedaba en la intemperie, desprovista de sustento y afecto. Era incorrecto de mi parte dejarla allí. Atrapé a Lincoln de la mejilla y lo separe de mí, dejando que su cara reposara en mi palma por un momento.
—¿Y si, hacemos algo? Yo te hago un masaje…— atajé entonces su mano libre y lentamente la llevé hacia mi pelvis, —y tú me haces uno a mi…
La respiración de éste se volvió mas agitada, y su cabeza vibró de arriba hacia abajo como señal de afirmación. Confieso que yo tampoco pude contener mis reflejos y más de una vez sentí un cosquilleo resquebrajar mi balance, antes y mientras su mano se introducía en mis pantimedias.
El cosquilleo producido por su mano inexperta era un ataque directo a mi corazón, tan fuerte era que podía finalmente notar que dicho musculo estaba allí, funcionando.
Esto. Era esta la otra cosa importante para mí dentro de esta casa. El perderme poco a poco mientras mi cuerpo se agita por dentro y por fuera, sentir el calor de Lincoln y como la viscosidad de su lengua traduce el sentimiento por todo mi interior, escuchar como sus gemidos crean estática y neblina en mi mente.
Todos estos sentimientos bombardeándome intoxican mi alma, quitándole su serenidad, opacando el silencio… y por mucho que en cualquier otra situación me sentiría agobiada… ahora mismo me siento…
Viva.
—Lu-cy… ya… ya no puedo…
Mi percepción del mundo volvió a la normalidad de golpe ante el peligro. Peligro de que no poder culminar con nuestro juego de forma satisfactoria, no ahora durante nuestra mejor sesión hasta la fecha.
Detuve mi mano y la saqué de su pantalón, jalando la prenda hacia abajo en el proceso y liberando el miembro pulsante de mi hermano hacia el cruel frio oculto en la penumbra.
—Lincoln, quiero que probemos otr-
—Si… lo que sea… pero rápido. Por favor~
Estaba sufriendo. Mi pobre hermano sufriendo debido al deseo egoísta de su hermana, quien aún no estaba cerca de terminar.
O deseos mundanos de la carne, miren lo que me están forzando a hacer.
Susurrándole que resistiera y moviéndolo con cuidado, dejé a Lincoln acostado en la tina.
Mi hermanito no debería sufrir por mí, y sin embargo aquí está luchando con tal de complacer mi deseo egoísta.
Baje mis pantimedias hasta mi rodilla y me senté de rodillas, nuestros cuerpos erráticos y ansiosos ante la tensión de estar tan cerca.
Listo, tu lucha ha terminado mi pequeño Linc, solo debo tomar esto y luego…
—hmm~
Esta…casi… oh… hm- ¡AH!
Cual vikingo rabioso por habérsele negado el combate por demasiado tiempo, así imaginé el miembro de mi hermano atravesando mis paredes. Mientras que sus caderas azotaban mi carne y mis sentidos, sus manos una vez más estaban sosteniendo con firmeza mis muslos, como si imploraran porque nada en el mundo separará nuestra conexión.
En ese momento, agradecí el hecho de haber perdido mi propia virginidad experimentando con mi feminidad.
En ese momento, entendí el peligro que se podría avecinar, me incliné hacia Lincoln mientras este aun cambiaba mis órganos de posición, y usé mis brazos para enmudecer los alaridos de mi alma en éxtasis y los gemidos guturales de la bestia en la que él se había transformado.
En ese momento deje que mi mente expresara lo que yo no pod-
¡Ah, ah! No. puedo. Es demasiado. ¡Ah! ¡Muy profundo! ¡Caliente! Sigue. ¡¿Sigue?! ¡¿Porque sigue?!
No veo. No, ¡Ah! Caliente. Hmm. Asi~ eso es, afinca. Quiero que tu ser quede arraigado en mi interior…
Sus movimientos se estaban volviendo más lentos, y ya podía notar su semilla escurriéndose dentro de mí. Pero yo aún no había llegado a mi clímax y tenía poco tiempo antes de que su miembro se volviera sensible, debía de actuar rápido si no quería lastimarlo.
Así que tomé una de sus manos, la presioné sobre mi pecho, y empecé a frotar mi clítoris en la base de su virilidad.
—Lincoln… ah~ resiste un poco, tu hermana ya está por termina-ar
Lincoln parecía estar perdido, con una expresión de felicidad en su rostro que solo encontrarías en alguien drogado, y aun así, logró en ese estado darme las palabras de aliento que más necesitaba…
—Te amo, Lucy…
Algo, algo dentro de mí despertó con esas palabras. Se llevó mi conciencia y la elevó hasta un punto donde todo lo que mi cuerpo sentía era placer, hasta el punto en el que cada leve palpito del miembro de Lincoln resonaba dentro de cada partícula de mi cuerpo.
Me quedé atónita, no había forma de que fuera capaz de darle voz al placer que sentía en ese momento, ni tampoco había forma de detenerla de haber existido una. Mi mente ya no estaba allí, lo único que esta era capaz de hacer era repetir las palabras de mi hermano al son de los latidos de mis contracciones.
No sé cuántas veces acabé…Apenas podía asimilar el hecho de que seguía viva, pero si logré sentir la cálida esencia de vida de mi hermano entrar en mi cuerpo una última vez antes de caer rendida sobre él.
Con suerte, el me despertara cuando su cuerpo demande sobrevivir y me quite de encima… si no es así y nos encuentran a los dos dormidos aquí… bueno.
Podre decir que por una vez sentí lo que era vivir de verdad. Y me encanto.
Nota de autor: Espero hayan disfrutado de este pequeño oneshot como lo mucho que yo me diverti escribiendolo en tan poco tiempo (en serio que no estoy escribiendo como antes y hacer esto en unas pocas horas se sintio de maravilla).
Necesitaba un pequeño descanso del resto de mis pendientes asi que estaba entre hacer esta idea o una con Sprig y Polly humanos, (de la serie Amphibia) pero la suerte dicto que esta fuera la historia a ser escrita. Tal vez otro dia si haga ese pequeño shot entre esos dos hermanos, quien sabe o/w/o
