Capítulo 1:
Resurgir.
"Te dije lo inútil que era" Escuchar su voz le hacía hervir la sangre. Este psicópata hablaba con tanta alegría, con tal cinismo que pareciese no importarle el destino que les aguardaba.
'Es obvio.' Contesto sus propios pensamientos. 'Su estúpido anillo solo debe responder a sus deseos y fácilmente viajara a donde quiera.' Esa era su ventaja, era ese el mismo motivo por el cual terminaron aquí. El anillo del tiempo era un artefacto divino después de todo; todo objeto de esa misma naturaleza es impresionante por sí solo, bastaba con rememorar cuando él se enfrentó al mal primigenio del universo.
Su enemigo había crecido tanto y en tan poco tiempo en poder, que el suyo propio no podía ni asemejársele. No había nadie más que su primogénito que fuese capaz de hacerle frente e incluso él había sido absorbido. Se sentía tan indefenso como una hormiga a los pies de un elefante. Tan solo bastaron dos arcillos. Dos simples artefactos fueron capaces de sobrepasar tal crisis que la misma se redujo a un simple juego, y esa misma arrogancia les costó el planeta en esa ocasión.
Era frustrante de cierta manera. Luego de aquel demonio se entrenó a sí mismo, a su mente, a su cuerpo, su poder. No podía permitirse ser débil, amaba luchar y claro, necesitaba poder para poder disfrutarlo, pero luego de aquello, luego de tener que recurrir a una autodestrucción, a dos tipos de fusiones, a que su primer hijo lo superase, y al final tener que recurrir a la energía de toda la Tierra, del Otro Mundo, de Nuevo Namek y otros planetas para derrotarlo, se dio cuenta de sus errores.
Era un guerrero, era parte de la raza más poderosa en el universo, y tuvo que recurrir a otros para ganar una batalla; era enfermizo.
Asi que se entrenó, recurrió a aquella ventaja genética que su raza podía ofrecerle, la misma que le costó la vida de quién lo acogió al llegar a ese planeta, aquel anciano que le dio su nombre. Se volvió una bestia, se volvió una leyenda, se volvió un dios. ¿Y para qué? Para ser derrotado por un anillo en manos de un parasito.
El vórtice colapsaba. El flujo de tiempo reclamaba su único derecho que se le atribuyo desde la existencia de los tiempos: Avanzar. Aun asi el no cedía, no importaba si se perdían en el flujo del tiempo mismo, el detendría a este impostor.
Su propia técnica se empodero con su aumento de energía, el vórtice dejaba de colapsar para congelarse nuevamente. Era extraño de cierta manera el observar algo tan real e inevitable como el tiempo de manera física. Todos podían ver "el pasar" del tiempo. Pero como tal el tiempo nunca fue algo observable. Que fuera en realidad algo tan simple como líneas ondulantes de color purpura en diferentes tonalidades era algo anticlimático, pero ese pensamiento podía esperar. Ejerció aún más su control, haciendo que cada vez más secciones de este túnel dejasen de ondular, congelándose, volviéndose cristal, cristal azul verdoso. El Tokitobashi de verdad que era útil, quizás no superior como tal a un anillo que les permitía a las deidades trascender en el tiempo, pero se oponía bastante bien.
"Quizás sea inútil, pero con esto me asegurare de hacer que te pierdas para siempre y que nunca puedas volver, sin importar a que línea de tiempo intentes llegar"
Su aura explotaba alrededor suyo, una capa rojiza cubría al azul zafiro. Su mano extendida seguía tomando por el rostro al dios loco. Junto a lo anterior, lo que más extraño le había parecido a quien aprisionaba era la cola que ondulaba de un lugar otro, del mismo color que su cabello. El extraño, aunque poseía el mismo cuerpo de aquel que él y el príncipe de su raza alguna vez fueron, simplemente seguía sonriendo. Portaba los mismos guanteletes blancos que alguna vez él-ellos-usaron. Incluso había en sus orejas los pendientes aunque de un color verdoso, era ahí donde acaban las similitudes. Lo menos importante eran unas botas blancas, un gi negro y gris, un cinturón de tela rojo, y lo realmente intrigante eran las líneas rojizas que cruzaban su rostro, surgían desde su cabello, pasaban por su frente y luego sus ojos hasta el final de su cara; el labio inferior contaba con una que nacía en este y moría en su barbilla.
Sus ojos, llenos de malicia, engullidos en su codicia por perfección y su anhelo por un mundo sin mortales brillaban en un tono rosado, discordante con el blanco de su cabello.
Su agarre estaba posado en el brazo que lo mantenía recluido. No podía verlo, pero aseguraba que estaba sonriendo por debajo de su mano.
"¿Crees que es tan simple?" Hablaba como alguien que ya había ganado, pero su poder era inferior al de su captor. Honestamente, sin incluir a las doce deidades regentes en los universos, no había nadie que de verdad tuviese una oportunidad en su presencia. El maniaco había sido abatido en su lucha previa con el mismo, tuvo que recurrir a escapar a otra línea de tiempo para volverse fuerte y volver por venganza. "El tiempo es un concepto complejo mortal. Incluso si lo que dices sucediese, otro como yo surgirá en otro tiempo, en otro mundo y tendrá éxito donde yo falle"
Odiaba admitirlo, pero tenía razón. Quizás él había impedido que el Zamasu de su mundo pudiese siquiera iniciar su plan, pero este, que de alguna manera había conseguido no solo su cuerpo, sino también el de Vegeta, y que incluso se hubiesen fusionado era prueba de que sin importar que él estuviese listo, el mal siempre encontraría sus propios medios.
"Además" Añadió. "No importa incluso si yo soy detenido en todas las existencias, tú y tu gente se encarga de que otros como yo nazcan entre los mortales. Es suficiente con ver el cuerpo que poseo para que lo entiendas. El destino de los tuyos es perecer, sea a mis manos o a las de alguien que les guarde tanto rencor como aquel Sufuru" La risa era lo que más lo hacía enfurecer
"Ya comprobare por mí mismo que tan cierto es aquello. Tu morirás, me encargare de que así sea. Yo, volveré a mi hogar, tan pronto como se pida el deseo yo volveré y seguiré viviendo, seguiré enfrentándome a aquellos como tú, tarde o temprano llegaran a mi asi como lo hiciste, los derrotare y se volverán únicamente otro problema solucionado"
Más y más secciones se congelaban, otras se rompían como el cristal el cual mimetizaban, el ciclo parecía interminable.
"Perecerás" El anillo en la mano que se posaba sobre su brazo brillo con intensidad. "Esa será mi última tarea"
El flujo superó su crionis, las ondulaciones aumentaron su velocidad, y su alrededor se tiño de blanco. Quien sabe en qué momento de la historia y de que historia aparecerían, el infinito que había entre el principio y fin de los tiempos era impensable y completamente probable con todo lo que ambos individuos habían jugado con el tiempo mismo.
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Por cientos de escritos y otros documentos mitológicos importantes se decía que el árbol de la vida, el Yggdrasil conectaba a todos los mundos mediante sus raíces. Sin embargo, existía un vació que indirectamente conectaba también a todo mundo existente, fuera habitable o no, poseyese magia o no, desde este mismo lugar se podía acceder a cualquier punto del universo conocido y sin conocer, el mismo espacio, planetas y estrellas eran accesibles desde aquel inhóspito entorno. Eran contados los medios por los cuales era posible su acceso, desconocidas más que para dos seres el cómo navegar por este entorno y, además, impensable el cómo fue que dicho lugar fue descubierto, se creía además de estos dos seres únicamente el soberano del cielo era capaz de acceder a este lugar.
Lo más común era ver rasgaduras en el mismo espacio-tiempo para poder abrir una grieta a dicho lugar. Esta vez, lo que sucedió fue una expulsión de energía lumínica, energía que se apareció de la nada, se expandió y se concentró en un mismo punto hasta ocasionar un vórtice, vórtice del cual la misma brecha dimensional parecía emerger extrañamente cuando el fenómeno se originó en esta misma. El vórtice se agrandó, creció en tamaño mientras expulsaba energía que pronto se convirtió en relámpagos que viajaron por toda la extensión del sitio, luego el remolino que parecía expulsar a este lugar fue pintándose de purpura, purpura que luego adquirió diferentes tonalidades para después mostrar algunos puntos, motas o desperfectos en su color semejantes a los trazos blancos que quedan en una hoja mal coloreada solo que de un color azul verdoso, estos fueron agrandándose, empezando como algo minúsculo, luego como líneas, luego en patrones y al final era algo abstracto pero más notable, similares en forma al cristal.
De improvisto el suceso se expandió bruscamente y murió en sí mismo, mientras lo hacía, ambos sujetos emergieron, desde la cabeza y pies hasta el centro de sus cuerpos. Tan pronto aparecieron sus auras se volvieron a encender e hicieron temblar el espacio en cual se encontraban.
Quien aprisionaba al peliblanco, tan pronto se percató del cambio de posición activo de nueva cuenta su técnica, congelando la bastedad de aquel espacio y a quien aprisionaba, aunque bien sabía que esto sería únicamente un mero instante, pero eso era todo lo que necesitaba, fijando su mirada en aquel anillo canalizo una gran parte de su poder, notando como el verde fosforescente de aquel artefacto divino capaz de manipular el tiempo mismo cedía ante su poder y se congelaba completamente en un tono azul verdoso.
Entonces el tiempo retomo su curso, con su prisionero sin haber notado lo que había hecho y así estaba bien. Sabía perfectamente que mientras tuviese ese anillo en su mano las posibilidades de escape del sujeto eran increíblemente altas. Ya no era quien se enfrentó a Majin Buu, ya no cometería el mismo error de dejar que un objeto peligroso se convirtiese en una amenaza para él.
"¿Oh?" Pronuncio asombrado el impostor, moviendo sus ojos de extremo a extremo notando el lugar en el cual ambos habían terminado
"Para ser una técnica inútil a tu parecer, ha funcionado bastante bien, estamos lejos de cualquier lugar en que puedas causar daño"
Creyendo que su ahogado asombro era debido al semi éxito de su habilidad, se permitió sonreír altanero.
"Oh estúpido mortal, no tienes idea de lo que esto significa" Tras sus palabras notó como el anillo intentaba liberarse de su congelamiento, imbuyendo más poder en la técnica y apretando el agarre en el rostro del Dios como distracción, pues era consciente que si decidía aplicar su poder en el artefacto este se liberaría y estarían vagando eternamente en el flujo del tiempo. "El Gran Zeno-sama creó todo lo que existe a partir del Reino de la Nada, ¿no te habías preguntado porque se decía que los universos son infinitos, pero, a su vez, siguen creciendo?" El anillo estaba a punto de liberarse. No importaba que fuera más poderoso que el propio portador, su técnica fue elaborada a partir del efecto que el Ki tenía en el propio espacio-tiempo, no era algo creado específicamente como aquella pieza de metal para la manipulación del mismo. "Es porque crece infinitamente, cualquier universo es medible, y aquel espacio que no cubre es el Reino de la Nada, lo único verdaderamente infinito además del poder de su excelencia; aquí, mi anillo es la única forma de salida y, a su vez, es más efectivo, aquí puedo encontrar cualquier flujo de tiempo que quiera"
"Es bueno que ustedes sean tan estúpidos para soltar información así de fácil" Era divertido y frustrante pensar como sus adversarios siempre tenían la boca floja y el casi nunca se aprovechaba de ello.
Ahora era diferente y, por tanto, levantó su mano libre, junto sus dedos índice y medio, recubiertos del poder de los Dioses, y con un chasquido, dicho poder se liberó junto a un resplandor blanco, rechazando el espacio donde se encontraban, desvaneciendo a ambos de aquel lugar.
De lo que no se dio cuenta es, que su energía viajo por todo aquel espacio, y más pronto que tarde, los restantes del suceso viajaron a sus propios destinos.
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En cada rincón del inmenso espacio, en cada esquina de cada estrella en el vacío del universo. Todo planeta, astro naciente o por morir y la misma luz de aquellos que ya habían muerto más aun viajaba por la inmensidad del cosmos. En todo mundo existente, toda la existencia. Todo se sacudió. Y después, de la nada, un pulso de energía simplemente estaba ahí, extendiéndose en diferentes direcciones, perdiendo fuerza conforme avanzaba, borrando estrellas y planetas volviéndolos polvo del universo, distorsionando la materia oscura. Fue una fortuna que, durante el tiempo que poseía tan fortaleza, el fenómeno no alcanzó ningún mundo vivo.
Los habitados, aquellos en los cuales los recursos existían, el aire, el agua, el fondo marino, el mismo cielo parecía temblar mientras sus inquilinos sintieron un peso en su cuerpo, en diferente medida, desde una presión que los estampó con el suelo en el peor de los casos, y una fuerza aplastante tan pesada que los mantuvo inmóviles en el mejor de los casos. Finalmente, lo último de aquella energía llegó a ellos, distorsionando el ambiente a su paso, sacudiendo los planetas, agrietando estructuras y poniendo en alerta a todos ellos.
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En algún lugar del océano pacífico, algo alejado pero intermedio entre las costas de Japón y de Rusia una anomalía, una honda de choque, lo suficientemente potente para dispersar el agua y hacer visible el lecho marino, seguida de un resplandor, aparecieron, lo extraño era que el océano no hacia ningún tipo de esfuerzo por volver a su forma original, como si algún tipo de muro invisible evitase su flujo. Más allá de ello, la onda de choque siguió su curso, casi como si ninguna fuerza de la física le impidiese continuar su trayecto, al menos más de lo que debería ser posible. Los antes mencionados países sintieron el impacto de primera mano. Los puertos recibieron vientos como si un tifón se hubiese acercado, algunos edificios, estructuras, casas, hogares fueron aplastadas por algunos árboles que cedieron a los fuertes vientos, fuerzas eólicas que aparecieron de repente y desaparecieron de la misma manera. Los satélites de Corea del Norte y Sur, Taiwán y las Filipinas se volvieron locos, pues las computadoras informaban que de un segundo a otro un nuevo tornado se había formado.
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De repente el mundo parecía ser más pesado, las personas sentían como si una manta de plomo estuviese encima de ellas, una a una toda ave o forma de vida capaz de volar fueron descendiendo hasta tocar suelo, la velocidad de los automóviles disminuía hasta parar, los conductores no se sentían capaces de conducir, todo ser humano sentía algo, una fuerza invisible que los atravesaba, que mantenía a sus cuerpos con una sensación constante de escalofríos, recorriendo cada extremidad, cada musculo y hueso llenando sus cabezas con lo inexplicable. La reacción inicial de todo el mundo fue el pánico, la respuesta natural del cuerpo al peligro es huir, pero el cuerpo pesaba tanto que tal acción era imposible, el instinto primordial de supervivencia estaba tan activado que nadie se permitió gritar, como si el más mínimo sonido fuese a provocar la muerte del individuo. Pero tras pasar unos segundos, cierto sector de la población se unió en un pensamiento colectivo, una repentina ola de calor emergió desde sus corazones, una calma inexplicable, un alivio nació desde su cerebro, rememorando momentos en los cuales dieron sus plegarias a aquel que todos llamaban Padre. Lagrimas emergieron de millares de ojos, millares de sonrisas desconcertaron a todo aquel que pensaba estas pobres almas habían caído en la locura.
No fue únicamente la raza humana o todo ser vivo terrenal el que experimento este sentimiento. Entre las sombras, entre ellos, en los rincones del mundo, cientos de "personas" a simple vista tuvieron reacciones aún más interesantes. Además de pánico, la mayoría, aquella que había vivido lo suficiente quedo en estado de shock, como si esto hubiese ocurrido antes, como si no fuese la primera vez, pero además fuera la única en la cual esto se sintió en esta magnitud, algunos tenían un visible temor que se había arraigado en sus cuerpos como memoria muscular en reacción al peligro; si no fuese por la incertidumbre muchos habrían jurado ver como aquellas "personas" desaparecían de la nada. Otras pocas dejaban de lado el terror y su cara se fundía en dolor y alegría, como si la nostalgia los hubiese golpeado tras rememorar algún acontecimiento.
Fuera de este mundo, fuera de lo terrenal, en espacios de los cuales uno podría bien creer o no de su existencia, lugares que han sido mencionados y descritos alrededor de todo el mundo, en miles de lenguas, en diferentes papeles y tallados, en la antigüedad de los tiempos, aquellos seres que solo podrían calificarse como "supernaturales" compartieron las reacciones de aquellos como ellos que caminaban entre la humanidad, y si bien solo un sector de ellos tenían una idea realmente de lo que esto significaba todos podían coincidir en dos puntos: Esto era poder. Poder en su estado más puro, poder tan potente, tan inmenso, tan denso que atravesaba tu cuerpo, que te impedía sentir tu propia existencia, la existencia de aquellos que literalmente estaban al lado tuyo, poder que simplemente inundo el mundo, los mundos y todo cuanto estaba y existía.
Y no saber de dónde venía o quien lo provocaba era todavía más aterrador. Sin embargo, aquellos invadidos en nostalgia poseían una ventaja, aquella conexión, aquel vinculo que todos compartían con aquel que llamaban Padre siempre les permitió sentirlo de una manera diferente a la que todos tendían a lograr. Su poder, sí, era inmensurable, pero solo ellos podían sentir aquella calma tan distintiva que caracterizaba a su creador, sin importar cuanto ellos pudiesen preocuparse por él, por la última de sus creaciones, la humanidad, sin importar que uno de los suyos quisiese derrocarlo, aun cuando todos ellos podían experimentar ira, rabia, tristeza, angustia, Él no, casi nunca se le podía ver de tal manera, Él siempre permanecía en calma, y con ello y su amor incondicional Él disipó toda duda que pudiese generarse en sus corazones, haciéndolos saber, haciéndolos sentir que estaba ahí, que Él estaría ahí siempre para todo aquel que lo necesitase y ellos siempre sabrían de Él.
Y sentir de nueva cuenta aquella calma, sentir de nuevo como invadía sus heridos corazones luego de su perdida. 'Oh Dios' pensaron en colectivo.
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El resplandor empezó a morir en sí mismo, achicándose, dejándoles recobrar la vista a estos dos individuos.
Permanecían en la misma posición, su gi anaranjado haciendo contraste con los tonos monocromáticos de su autoproclamado "Dios purificador".
Sin perder más tiempo expandió sus sentidos por todo el planeta, tenía que identificar en donde y cuando habían acabado: No reconocía ninguna energía.
Entonces los expandió por todo el universo: No había nada familiar. No había nada parecido a la energía de la destrucción, nada parecido a la presencia de los Kaios, no había nada. ¿Dónde demonios había acabado? Sin Dioses o Ángeles no podría recurrir a la ayuda de Zeno-sama para volver. ¿Quizás se encontraba en un punto en el cual los Dioses aún no habían sido creados? No, no, definitivamente había presencias divinas, débiles, pero había. Además, no tenía sentido que hubiese una cantidad como esta de seres vivos si estuviera en un punto donde no hubiese Dioses. Y de nuevo fue presa de la confusión: Cientos de energías diferentes a las de los humanos, no eran humanas, y tampoco era simplemente su Ki, se sentía y podía medirlo como al Ki, era extraño. Incluso pareciera haber más habitantes en esta Tierra que en la suya, divididos si, incluso en algún lugar en las estrellas o espacios separadas como el Otro Mundo, pero si, había muchas energías así.
Al parecer no fue el único que se dio cuenta, puesto que la fusión expresó su sorpresa a diferencia de él. "Vaya" Musitó. "Nunca había estado en un mundo como este"
"Quien diría que su excelencia no era tan grandioso como presumía"
"No importa lo que pienses o lo que digas, esto es perfecto" Podía sentir como sus labios se curvaban bajo su agarre "Esto significa que puedo volverme tan fuerte como desee y por el tiempo que desee y nadie será capaz de rastrearme" Empezaba a molestarle que cualquier cosa que él hiciese fuese una supuesta ventaja para este idiota.
La mano que se posaba en su antebrazo se extendió a su rostro para formar una espada de Ki. Tuvo que levantar su brazo y agachar la cabeza para evitar ser atravesado, el cautivo aprovechó para patear su cuerpo y liberarse del agarre, giró en el aire y disparó una ráfaga de poder hacia su persona, basto un simple manotazo para desviarla hacia el cielo y utilizar su otra mano para detener el torrente de energía que venía detrás.
"Desde el momento en que barrí el piso contigo debiste saber que no tienes oportunidad contra mi" Con un empujón el torrente fue rechazado y pudo ver el cuerpo de origen recibir la fuerza del empuje, como efecto colateral el océano que empezaba a rellenar aquel espacio fue dispersado una vez más. El poner toda su fuerza en un ataque repentino había sido una buena idea, era una lástima que no fuera tan ingenuo como antes sino habría muerto y eso habría resultado efectivo. No lo dejó recuperarse, arremetió contra el partiendo el suelo debajo de él, hundiendo su puño en su estómago haciendo retroceder aún más el cuerpo de agua que se encontraba a kilómetros detrás del sujeto, tomando su cabeza con ambas manos y bajándola a su rodillazo, elevándolo un poco y dispersando las nubes en el cielo y antes de que pudiese despegar hacia el mismo lo tomó del tobillo y lo hizo bajar con un estruendo al suelo, un cráter se formó y el temblor persistió durante unos segundos.
Subió encima suyo, tomó su rostro en su mano derecha, su mano izquierda en la muñeca derecha, el pie derecho encima de la izquierda, la pierna izquierda reposaba en ambos muslos con la rodilla izquierda flexionada hacia fuera para utilizar la mayoría de su extremidad como seguro.
Había sido tan fácil como su primer encuentro, aún recordaba el desconcierto en su cara al verlo transformarse.
"¿Cuándo se supone es la parte en la que acabas con mi vida?" Ejerció fuerza en todo su cuerpo, haciendo notar que tenía completo control sobre él. "Sea cual sea el motivo por el cual posees el cuerpo de Vegetto no creas que eso te convierte en alguien superior a mí, a diferencia de ti no tengo necesidad de recurrir a tales métodos para ser poderoso" Lo obligó a verlo a los ojos. "Habla. Dime como es que poseíste a Vegeta también, dime que es lo que hiciste en todo este tiempo, dime a quien mataste y te prometo que tu muerte no será tan dolorosa"
"¿Qué sentido tiene que lo sepas si no podrás salir de aquí? ¿Es algún tipo de truco para hacerme sentir peor? ¿Que haya fallado mi plan, que aun con todos mis esfuerzos y todos aquellos mundos que purifique no signifiquen nada porque moriré en tus manos, el mortal que más detesto? ¿Crees que eso tendrá algún impacto en mí?" Una risa escapó de él, haciéndolo sentir enfermo, haciendo su sangre hervir "Oh Dioses, ¿no estarás pensando que puedes hacerme cambiar de opinión o sí? ¿Es eso acaso? ¿Crees que me pondré de tu lado como aquel Namekiano o el Príncipe? ¿Qué tan ingenuo eres? Es por eso mismo que Freezer te atacó a traición en aquel planeta. A pesar de todo lo que viste, de todo lo que hizo, que el propio Príncipe te pidiese antes de morir que acabases con su vida y vengases a toda tu raza, fuiste un imbécil y lo dejaste vivir. Por eso mismo es que yo existo Son Goku. Tu raza, los tuyos, los mortales no hacen más que traer desgracia al universo. No creas que me harás cambiar de opinión, yo traeré la–"
Apretó su agarre lo suficiente para bloquear su mandíbula "No me interesa tu discurso ni tu utopía, respóndeme"
"Je, muy bien" Fue satisfactorio escuchar el dolor en su voz. "Verás, cuando robe tu cuerpo no fue posible acceder a mi poder divino, hasta el Super Saiyajin era complicado de acceder. Así que hice mi propio experimento. Viaje a un tiempo atrás, un punto en el que el Trunks que te advirtió del futuro aún era joven, y ahí lo asesine" Quería acabarlo, sobre todo sintiendo el escalofrió que recorrió su cuerpo y viendo esos ojos rosados brillar en éxtasis. "Tu hijo, Gohan, derrotó a los androides y eso marcó el inicio de una nueva línea del tiempo. Debo admitir que tu mocoso fue un decente costal de boxeo" Fue inevitable el romper su muñeca izquierda, lo que lo hizo hacer una mueca de dolor, pero hizo que esos detestables ojos brillasen en aún más gozo al saber que lo hizo enojar. No había necesidad de explicarlo, era más que obvio que utilizó la vida de su hijo a su beneficio y una vez que había completado su parte...
Nunca fue un buen padre, y aun asi él siempre lo amó, en sus primeros años no hacía más que querer pasar tiempo a su lado. Incluso cuando no pudo protegerlo, incluso cuando el pequeño tuvo que aprender a sobrevivir y casi muere en más de una ocasión porque él nunca llegó a tiempo... Él había cambiado, había madurado gracias a que Gohan finalmente lo superó como el siempre quiso y le mostró que ese nivel no bastaba y, demonios, sabía que, aunque no fuese así su hijo siempre lo amaría...
"Me permitió crecer" Era casi poético, como esa frase aplicaba tan bien para ambos, y eso solo lo hizo enfadar aún más, pero debía controlarse, debía reunir cuanta información le fuese posible y remediar el daño que este ser había ocasionado. "Lo suficiente para ir a la línea principal. Estaba listo, o eso creí. Tú y Vegeta estaban ahí, y sellaron a mi aliado, que era inmortal. Fue derrotado porque era débil; si las cosas se salían de control habíamos propuesto la fusión, pero eso ya no era posible y me vi rodeado en la más desastrosa de las situaciones. No era rival para ustedes tres. Estaba seguro que era mi fin, mi cabeza se puso en blanco y entonces el anillo que poseo me salvó" No despegó su vista de él, pero sabía que dicho artefacto emanó su característico brillo verde. "Cuando fui consciente de nuevo estaba en otra línea de tiempo. Tenía que hacerme más fuerte, y en dicha línea sus habitantes poseían un mejor conocimiento del folclor Saiyajin, ahí obtuve una forma como ninguna otra, una que me permitía acceder a los instintos más primitivos de ustedes los barbáricos"
"El Super Saiyajin Cuatro" Lo interrumpió y Dioses se sentía bien ver su estúpida cara bañada en sorpresa. "¿De qué te sirve una forma como ese si ni siquiera con el Blue pudiste hacer algo, debilucho?"
"Rose" Le corrigió, aunque no es como si el nombre le importase realmente, además con ese cabello blanco perdía sentido. "Si un verdadero Dios accede a esa forma se vuelve rosado en lugar de azul. Llegue al entendimiento de que si conocía a fondo los secretos que el cuerpo Saiyajin podía ofrecer entonces nadie me detendría. Y así viaje a otro tiempo, uno donde Vegeta fue el que ascendió a Dios. Fue un deleite aplastar su estúpido orgullo con aquella forma, crecí en poder, y sorpresivamente me mostro una evolución del Dios Saiyajin. Aun con el Rose si se me acercaba era hombre muerto, pero al final obtuve el Zenkai que quería. Realmente fue un idiota en cortar mi cola y no mi brazo"
"¿Y por eso robaste su cuerpo maldito impostor? ¿Por qué casi fue capaz de asesinarte en tu arrogancia?"
"Es fácil entender porque llegas a esa conclusión. Verás, yo regrese a la línea de tiempo que te he mencionado, una en la cual alguien como yo apareció, alguien cuyo mundo y cuya gente fue asesinada por ustedes simios salvajes" ¿Resentimiento causado por el pasado Saiyajin? Ahora tenían sentido sus palabras 'Tú y tu gente se encarga de que otros como yo nazcan entre los mortales' "Este fue el encargado de robar el cuerpo de Vegeta, y para mi felicidad logró lo que yo no pude aquella vez, te asesinó Son Goku" Eso lo puso alerta, si alguien fue capaz de asesinarlo... Un momento, si alguien así existía, entonces ¿Por qué era tan débil entonces?
"Mientes, si eso fuera así tu no serías la simple pila de basura que eres"
"Ingenuo cabeza hueca, te dije que era otra línea de tiempo, una donde tú nunca conociste el mundo de los Dioses, una donde tú no eras remotamente fuerte. Debo admitir que me impresiona la fuerza que posees, tus encarnaciones a las que me he enfrentado no son ni remotamente comparables. Fuiste asesinado por quien tomó el cuerpo de Vegeta, y entonces algo inesperado sucedió, Broly volvió de la muerte" ¿Broly? "Era débil, tan débil que no tenía siquiera que transformarme, pero de nuevo los subestime, a ustedes y su habilidad para evolucionar en combate. En un punto se volvió virtualmente indestructible para mí y aquel Sufuru" Apunto aquel nombre y esa raza mentalmente para cuando pudiese volver "Por lo que recurrimos a la fusión y lo asesinamos por segunda vez. Y heme aquí, dime, Son Goku, ¿Cómo te sientes luego de saber esto?"
Aun que ahora sabía cosas poco y más podía hacer con ello actualmente "Créeme que nunca he odiado a nadie como te odio a ti"
"Opino lo mismo inmundo mortal. Ahora bien, pareces un poco más intuitivo de lo normal asi que debes saberlo bien, el lugar donde estamos, este mundo y universo no es normal, por lo tanto, debes saber que únicamente yo soy capaz de volver" Entre líneas realmente significaba 'Si me asesinas quedaras atrapado aquí para siempre'
"Estoy consciente de ello, pero ¿Ya debes saberlo, no?" El agarre de su mano izquierda aumento lo suficiente para provocarle dolor y Dioses estaba disfrutándolo. "Más de una vez me he encontrado en situaciones similares y henos aquí"
"Que honor será entonces, ser el que puso enfrente tuyo un muro impenetrable"
"Que equivocado estas" Quería creer con todas sus fuerzas aquello. "Creíste ser más poderoso que yo y te equivocaste, creíste que nada podría detenerte mientras tuvieses ese anillo en tu dedo y casi fui capaz de lograrlo, aunque quizás esto sea un éxito a medias" 'Si el Tokitobashi pudo ocasionar algo como esto, el Tokitobashi podría remediarlo' Era lo único que le quedaba. El Tokitobashi requería un manejo y entendimiento muy especial del Ki y el tiempo en sí, por ende, si algo como ello casi fue capaz de detener al anillo del tiempo, eso significaba que su funcionamiento era similar o al menos algunas características en el proceso de este. No tenía idea de si funcionaria, pero en estos momentos era todo o nada. "Asi que déjame recordártelo" Con más presión en su pie se aseguró de romper su otra muñeca, para luego subir su mano de la muñeca al antebrazo derecho.
Usó todo el peso de su cuerpo para que no se moviera en lo más mínimo, y empezó a halar, sintió el chasquido del codo y escuchó el hombro tronar y siguió halando, su mano poco a poco retrocedía, y debajo suyo podía sentir como su cuerpo se estremecía en dolor e intentando liberarse cuanto antes del agarre. Por una maldita vez esos ojos perdieron ese asqueroso brillo para reemplazarlo con genuino pánico. Su brazo siguió retrocediendo, halando más y más, acercando la mano al nivel de las rodillas y entonces hubo un sonido, similar a una barra de brócoli siendo partida a la mitad, donde el hombro del parasito sus ropas empezaron a descender y oscurecerse en un tono rojizo, el grito no se hizo esperar cuando halo con toda su fuerza, el sonido se hizo más grotesco empañando el del rasgado en sus ropas, había despegado el brazo de su cuerpo. Durante todo el proceso su cola permaneció ondulante de un lado a otro. Pudo simplemente arrancar el brazo de un tirón, pero tras lo dicho, sumado al haber aceptado su naturaleza salvaje Saiyajin en post de conseguir más poder, se dio el tiempo de disfrutar un poco de hacerlo sufrir.
Aprovechando que su concentración estaba en el dolor hurgó en sus memorias tal como lo hizo con Krillin aquella vez, y encontró lo que buscaba.
"Te matare" Soltó su rostro, se recompuso con toda tranquilidad pues el dolor y estado de shock impediría su movimiento. Retiró el anillo y arrojó el brazo al lado de donde naturalmente debería estar. "Y con esto" Cuando dio por cierto que su desesperada mirada se posó en él elevó el anillo a la altura de su rostro. "No hay manera que puedas escapar de mí"
Sin decir más, apuntó hacia él, acumuló todo su poder en una simple esfera y la disparó, envolviéndolo junto a su miembro desmembrado y con un movimiento de muñeca lo elevó en el cielo. Cerró su mano poco a poco, ignorando por completo los gritos, viendo poco a poco al asesino desaparecer a la vez que la energía se comprimía, y para cuando había formado el puño completo, la esfera se había vuelto una luz tan diminuta que, si no fuera porque podía sentirla, no se habría dado cuenta de que desapareció. Esto puedo haber terminado asi de rápido y simple en el instante que apareció, pero ya no había nada que hacer, mínimo no lo dejo expandirse por todo el universo o algo parecido.
Posó su vista en el anillo. ¿Cómo se supone que iba a volver? En su cabeza era algo tan sencillo como aprender a utilizar el anillo, replicar el proceso y fin, pero mientras iba calmándose empezó a analizar la situación con más cuidado. El hecho de tener los recuerdos y la teoría en el uso del anillo no lo hacía simplemente poder utilizarlo mágicamente, llevaría tiempo y no sabía exactamente cuánto, pero podía garantizar sería bastante. Eso significaba a su vez aún más problemas.
Alabado sea Zeno-sama que en su estancia en la Habitación del Tiempo decidió hacer caso a Kaio-sama y expandir sus conocimientos. Odió estudiar, si había algo que odiase más que las jeringas era el estudio, no entendía como Gohan podía tener esa actitud tan activa referente al tema, su raza era guerrera después de todo, y el cerebro en las situaciones siempre eran otros como Bulma o Piccolo. Aquí estaba por su cuenta, como en su niñez en la Montaña Paoz, sin embargo, aquí no contaba con una vivienda, no sabía exactamente el tipo de mundo en el que se encontraba, sus habitantes, la flora o fauna del mismo, además, si bien había cierto sector que claramente superaba el nivel del humano promedio bien podría ser como en su mundo, sujetos lo suficientemente entrenados y con el conocimiento del Ki.
Pero de nuevo, esto no era únicamente Ki. Era algo más. Definitivamente podía sentirlo, y era similar al Ki, era medible para sus sentidos después de todo, pero esta energía desprendía algo diferente, se sentía diferente, incluso estos Dioses, eran débiles. No eran nada en comparación con él, pero confiarse ya le había costado bastante en otras ocasiones, después de todo el Doctor Gero pudo crear algo como los androides siendo un simple humano sin poder. Ya pensaría como lidiar luego con estos seres.
Quien sabe cuánto tiempo podría estar aquí, lo que le tomaría siquiera poder activar el anillo, aprender a controlarlo, que obedeciese su voluntad y viajar al tiempo en el que pretendiese arribar; el prueba y error no era opción, si viajaba a un punto donde el planeta aun no existiese moriría en la oscuridad del espacio, si llegaba en un punto intermedio en el que estuviese creándose el clima inestable de un planeta en formación podría matarlo si, por ejemplo, un volcán decidiese hacer erupción bajo sus pies tomándolo por sorpresa o quizás hubiesen gases tóxicos. De no haber estudiado quien sabe que estaría haciendo ahora, todo sería un desastre, habría destruido a Zamasu junto con el anillo y esperado incrédulamente a que deseasen que él volviese. Y eso planteaba otra duda importante: En el peor de los casos que le fuese imposible el utilizar el anillo del tiempo ¿Sería capaz Shen-long o Porunga de traerlo de vuelta? ¿Podría la magia de ambos dragones ser capaz de trascender en el tiempo? Estaba más que claro que el Super Shen Long sería capaz de hacerlo, pero tras el incidente de su propio Zamasu las Super Esferas estaban bajo la custodia del mismo Zeno-sama, y conocía lo suficientemente bien a Bills-sama para saber que por su temor hacia las acciones que el Rey del Todo pudiese tomar nunca le informaría de la situación. Después de todo nunca le agrado que ellos dos fuesen amigos, o más bien que él fuese su amigo, había hecho bastante hincapié en que se comportara aquella ocasión que fue a jugar con el pequeño.
Entonces una pequeña esperanza surgió, recordó aquel botón que le fue otorgado por el ser supremo de la existencia, capaz de llevarlo hacia él o traerlo ante sí. Reviso sus ropas en busca del artefacto, cuando sus dedos hicieron contacto con el mismo la alegría fue tal que no había palabras para describir como se sentía, quizás era comparable a volver a recorrer el Camino de la Serpiente durante medio año sin comer nada más que nubes y luego volver a probar la comida de la Tierra.
Presiono el botón, sería teletransportado a donde Zeno-sama, explicaría lo ocurrido con Zamasu, pediría las Super Esferas para poder restaurar el daño causado por el demente aprendiz de Kaio-shin y evitar su aparición en cualquier otra línea temporal, luego regresaría a casa y se daría un merecido festín... O eso era lo que deseaba.
Nada ocurrió, su posición no cambio, su entorno no cambio. Este era un artefacto hecho y entregado por el mismo creador de todo, no había manera de que no hubiese funcionado. ¿Qué se supone que ocurrió? ¿Acaso el viajar en las líneas del tiempo afectó al artefacto de tal manera que su efecto se invalido? ¿Habría viajado al pasado entonces y por ende cuando el efecto que se le fue otorgado en su creación no ha ocurrido? Cuando Trunks viajó al pasado nada ocurrió en su tiempo. ¿Era así como funcionaba el viajar mediante el anillo y no una máquina como la de Bulma? ¿Era culpa del anillo entonces?
No... Ese no era el caso. Podía recordar sus palabras 'Esto significa que puedo volverme tan fuerte como desee y por el tiempo que desee y nadie será capaz de rastrearme'. La información no era la suficiente para poder deducir exactamente qué pasaba, pero si ese demente creía que realmente nadie podría encontrarlo, significaba que se encontraba o bien en un lugar que nadie conocía o esto tenía que ver directamente con el hecho de no poder percibir la energía de ningún Hakai-shin o Kaio-shin.
'El Gran Zeno-sama creó todo lo que existe a partir del Reino de la Nada' Eso fue lo que dijo cuando llegaron a aquel lugar. Ciertamente, no había nada ni nadie ahí más que sus solas existencias. 'Cualquier universo es medible, y aquel espacio que no cubre es el Reino de la Nada, lo único verdaderamente infinito además del poder de su excelencia' Sus sentidos eran capaces de sentir la energía de Gohan desde el planeta de Bills en aquella ocasión que Freezer resucitó, afortunadamente había compartido todo lo que su hijo logró provocar en él, inspirándolo a no dejar de entrenar o bien no únicamente concentrarse en sus estudios, llegando a entrenar juntos e interesándose más en su vida, intentando compensar el tiempo perdido. Aún con ello, Gohan no se concentró únicamente en su poder, ni tampoco utilizó la Habitación del Tiempo más allá de una vez luego de lo ocurrido con Cell. Aún con su increíble potencial, el poder que obtuvo no superó al de Freezer en su forma final, fue gracias a su mente estratégica que pudo acorralarlo al punto de revelar su forma Golden, fue entonces que él decidió intervenir. Sus sentidos se podían extender perfectamente por buena parte del universo, si bien este no era infinito, lo que había fuera si lo era, y no importaba que tanto se esforzase, sus sentidos nunca llegarían más allá de los límites de este.
'Aquí, mi anillo es la única forma de salida y, a su vez, es más efectivo, aquí puedo encontrar cualquier flujo de tiempo que quiera' Todo se unía aquí. El pequeño Zen era monstruosamente poderoso, más la función que le dio al botón debió ser tan simple como *Me llevara a donde estés, o tu vendrás a mi desde donde sea porque todo lugar donde pudieses estar lo he creado yo* Si él quisiera bien podría ir venir justo donde él estaba, pero este botón no tiene esa misma capacidad. Se encontraba en un universo lejano, uno que nadie conocía, uno que no fue creado por el Rey del Todo, por ello es que el botón no sirve aquí, por eso no hay ninguna presencia familiar o parecida a los Dioses que Zeno-sama creó; pero el anillo del tiempo, creado con el propósito de manipular el tiempo, una constante presente en todo lo que existe es capaz de sacarlo de aquí, esa era la razón por la cual aquel impostor arrogante se mantenía tan frívolo y en calma. Era lo único que se le ocurría.
Quizás un deseo al Super Shen Long pudiese llevarlo de vuelta a su hogar, en aquel torneo contra el universo seis se le fue dicho que era capaz de cumplir cualquier cosa.
Shen Long no podía revivir a alguien por segunda vez un tiempo atrás, Porunga no podía revivir a un gran número de personas la primera vez que lo invocaron, el poder de ambos estaba relacionado al poder de sus creadores. Juntando todo lo anterior, quien sabe si el poder de aquellos dragones pudiese devolverlo a casa.
Todo dependía de que Bills se preocupara lo suficiente por él para pedir su uso a Zen-chan. Lo qué el podía hacer era controlar el anillo y revertir el proceso: Volver a ese lugar similar al Reino de la Nada, abrir un vórtice, coordinar el anillo con el Tokitobashi y encontrar el camino a casa.
Por otro lado, Hit aun siendo tan poderoso únicamente había aumentado su Tokitobashi hasta 0.7 segundos cuando se enfrentaron por primera vez y cuando entrenaron y lo instruyó en la técnica esa cifra aumento a solo 0.8 segundos. Esto era irrelevante para su nivel de poder, la técnica no funcionaba en su persona, pero si bien podía mantener la técnica en objetivos más débiles que él mismo durante una hora completa, quien sabe si ese tiempo sería suficiente para buscar la energía de sus amigos una vez que aprendiese a usar el anillo.
Y sin saber exactamente la diferencia entre el detener y viajar en el tiempo, quién sabe si su control en ambos ámbitos se vería obstaculizado.
El sonido del agua arremolinándose, las olas chocando, ver como su alrededor empezaba a ser inundado lo sacó de sus pensamientos, ya tendría tiempo de pensar en ello después asi que guardo nuevamente el botón, se colocó el anillo y se elevó hacia el cielo, a una altura considerable donde nadie al nivel del suelo pudiese verlo pues planeaba acercarse al asentamiento donde la mayor y más cercana cantidad de energías podía sentirse, daría un rápido reconocimiento a la cultura del planeta y esa sería su base para decidir cómo actuar. Debajo suyo las mareas chocaron y erupcionaron hasta casi el equivalente de una montaña promedio.
Sintiendo el cumulo de energías más próximo disipó al Blue Evolution y emprendió vuelo.
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Sudaba a mares, el estrés y la quema de energía que la fase tres provocaba era demasiada. Su idea para dominarla era aplicar el mismo concepto que cuando entrenó para el torneo de Cell.
"Goku, debes descansar" Su maestro habló, había prometido revivirlo ahora que recordaba, sería mejor cumplir aquello antes de que se enojase.
"No Kaio-sama, debo dominarlo, sino fuese porque Vegeta lo entretuvo lo suficiente habría muerto frente al pequeño Buu tan pronto se agotaron mis energías"
"No puedes mantenerla más que unos cuantos minutos y ya llevas dos horas así" La preocupación era genuina y sabía que tenía razón, pero no podía detenerse. "Debes progresar poco a poco, si sigues así no serás capaz de acceder a ella el día de mañana y quien sabe cuántos otros días"
Resignado lo escuchó y la disipó, entonces cayó al suelo de espaldas, se sentía como si no hubiese dormido en días. ¿Y así quería hacerse más fuerte?
"Dime una cosa Kaio-sama" Su maestro se acercó a él, iba a ayudarlo a levantarse, pero se detuvo para escuchar sus palabras "¿Cuánto tiempo crees que me tomaría llegar al nivel de Gohan?"
Una mano se posó bajo su barbilla antes de responderle. "Al menos un par de años"
"Tengo que hacerme fuerte cuanto antes" Intentó levantarse, pero el cuerpo le temblaba, asi que su maestro lo ayudó a ponerse de pie más no lo soltó.
"Entiende de una vez que esta no es la manera, esto lleva tiempo y lo sabes no puedes apresurarte y sobre esforzarte, sería lo mismo que no entrenar o peor, podrías mermar tus avances afectando tu cuerpo por un uso inadecuado de tu Ki. Sabes bien que la razón por la cual podías utilizar la fase tres tan naturalmente era debido a que estabas muerto"
"No Kaio-sama, debo hacerme fuerte, tengo que ser capaz de proteger la Tierra" Intentó despegarse de él, pero casi cae nuevamente al suelo.
"Goku de verdad que no te entiendo, siempre has querido ser más fuerte, siempre estás buscando aumentar tus poderes y siempre estas entrenando, pero es la primera vez que te veo tan desesperado ¿Qué te ocurre?"
"Fue Majin Buu, nos superó a todos en tan poco tiempo, de nada sirvió entrenar siete años aquí, tenía el poder suficiente para detenerlo, pero por querer que los niños supiesen lo que era un verdadero combate la Tierra fue destruida" Su maestro guardó silencio. Sabía perfectamente que su alumno tendía a meter la pata muy seguido, pero nunca se había quejado realmente de como las cosas resultaban. "Si no fuera por la Genkidama habríamos muerto. Gohan, Goten y Trunks, todos eran más fuertes que Vegeta y yo, si quisiesen podrían derrotar al pequeño Buu pero no podíamos contar con ellos, el ser absorbidos hizo que agotasen sus energías" Miró a su maestro, con genuina culpa e impotencia. "Tuvimos mucha suerte Kaio-sama. Eso no puede ocurrir de nuevo. Tengo que hacerme fuerte. Seguí entrenando aquí en el Otro Mundo creyendo que todo estaría en buenas manos porque Gohan y los demás estaban ahí, pero Majin Buu es prueba de que me equivoque"
Goku era inmaduro, confiado, demasiado ingenuo y despreocupado. Que el hablase de tal manera era suficiente para que Kaio-sama entendiera la gravedad y significado del asunto para él. Como su maestro, estaba bastante orgulloso de él. Era molesto, mal educado y aún no lo había revivido, pero le tenía bastante aprecio. Así que, como su alumno, lo ayudaría nuevamente.
"Aquí no conseguirás los resultados que buscas Goku" Empezó y captó completamente su atención. "Lo que quieres requiere tiempo y métodos bastante estrictos, pero no descuidados. Tienes la suficiente experiencia para entender eso así que más vale que te des cuenta y dejes de hacer cosas irracionales como estas. Y, en segundo lugar, debes dejar esta actitud tuya" El desconcierto en la cara del mencionado era realmente genuino y esto era precisamente a lo que él se refería. "Tú mismo lo dijiste, no acabaste con Majin Buu cuando tuviste la oportunidad y todo salió mal, pero no es la primera vez que haces algo como esto y lo sabes, basta con que recuerdes todo lo que ocurrió con Cell" El azabache simplemente se mantuvo en silencio, estaba claro que sus palabras realmente eran comprendidas. "Así que no basta con que únicamente te hagas fuerte. Si quieres evitar esas situaciones, debes madurar, debes ser más inteligente y dejar de ver el mundo de la manera en que lo haces"
"No sé cómo hacer eso Kaio-sama"
"Para algo estamos los maestros, Goku" Una sonrisa sincera y aquellas palabras lo harían llegar a niveles que nunca imaginó alcanzar.
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Era nostálgico, de no haberlo escuchado aquella ocasión, el destructor del universo no habría perdonado la Tierra.
A lo lejos divisó tierra firme, mucha vegetación podía verse, muy similar a la del mundo donde creció, probablemente estaba en alguna versión alternativa de la que conocía. Enfocó más Ki en sus ojos para maximizar su visión. A algunos cientos de kilómetros empezó a divisar estructuras... ¿Cuadradas? Algo poco común de donde venía, pero no tan impresionante. Sobrevolando el área, pudo notar diferentes cosas. Los vehículos, por ejemplo, no flotaban en el aire, se mantenían en el suelo utilizando ruedas, lo que significaba una civilización lo suficientemente avanzada como para no tener que vivir a expensas de la caza; había personas, lo que terminaba de confirmar que se encontraba en una Tierra diferente; lo más importante fue notar como algunas personas poseían en menor medida ese Ki diferente que los hacía resaltar. Era extraño puesto que sus cuerpos no denotaban en la mayoría de los casos estar predispuestos al combate así que no obtuvieron ese nivel que normalmente se obtiene gracias al entrenamiento, por lo que ese mínimo aumento de energía era o bien algo con lo que nacían o se obtenía de alguna otra manera.
Dejándolo como tema aparte, se mantuvo en aire y siguió su reconocimiento, lo que observaba hacía más fácil el empezar a idear su manera de subsistir. La cultura de este lugar era bastante similar con la suya, las mujeres se comportaban de igual manera, buscando tiendas de ropa, maquillaje, apreciando cosas que pudiesen ser bonitas; los hombres seguían teniendo gustos variados, algunos tenían la vista puesta en algunas mujeres, otros buscaban lugares donde comer, algunos que se veían entrenados ingresaban a gimnasios como el de Mister Satan. Había vendedores, servidores de la ley, figuras públicas o famosas que se anunciaban en televisores, anuncios y demás. La cultura era la misma hasta donde podía observar, por lo tanto, debía existir algo en donde él pudiese conseguir dinero. El cosechar y sembrar llevaría tiempo, el instruir a otros en el arte marcial sería difícil puesto que nadie lo conocía y no tenía idea de cómo demostrar su habilidad. Un trabajo como el de Gohan era algo fuera de sus posibilidades, no era tan inteligente como para ello. Quizás ser un oficial como su amigo Krillin estaría bien, pero eso de las leyes podría ser complicado. Mientras pensaba, en la calle la cual había analizado, un vehículo diferente al de los demás circulaba, captando su atención. Hasta ahora las formas de los mismos eran casi idénticas a las que él pudo ver en ocasiones, pero este "pequeño camión" a sus ojos llevaba una gran bola de acero colgando desde un gran soporte metálico, además que sus ruedas estaban cubiertas en una aparente liga de metal. Siguiéndola con sus ojos durante un buen rato y unas cuantas calles, vio como este arribó a un terreno donde hombres con trajes algo resaltantes y cascos estaban en el proceso de construcción de un edificio. El pequeño camión rotó un poco y destrozó con la bola una estructura algo vieja a simple vista, otros con lo que parecía un brazo robótico empezaron a recoger los escombros y otros con una gran pala empezaban a retirar la tierra debajo. A su entendimiento era obvio que utilizaban esta maquinaría debido a que poseía más fuerza que cualquier humano común, y en sus tiempos de granjero, cuando el tractor se descomponía era algo caro el repararlo. Bien podría aprovechar su fuerza en esa actividad, ganar dinero extra por hacer las cosas rápidamente y ahorrar el costo de esa compleja maquinaria lo haría ganar valor como mano de obra.
Agradeció de nueva cuenta a Kaio-sama por no estar cazando y recolectando fruta en algún bosque. No había visto ni un solo dinosaurio de camino, por lo que encontrar una criatura de proporciones similares para alimentarse sería quizás algo difícil.
Descendiendo en el techo de un edificio, enrolló su cola alrededor de su cintura para que fuera confundida con un cinturón, abrió la puerta que conectaba las escaleras con el mismo y bajó. Al llegar al final de estas y abrir la puerta que conducía a las mismas se encontró en la recepción de un hotel. Delante suyo estaban ciertos turistas, ejecutivos, algunas familias y por supuesto los empleados del complejo. Todos sin falta le dedicaron una mirada. Era un hombre bastante alto para estándares japoneses, con un atuendo de artista marcial, buena musculatura y peinado resaltante, por lo que para ellos era algo destacable. Las féminas le dedicaban la mayor parte de las miradas y por el mayor tiempo. Fuera del recinto fue lo mismo, los transeúntes, mujeres igualmente, lo observaron durante bastante rato.
Llegando al lugar de la obra, algunos hombres lo interceptaron.
"Señor, no puede ingresar aquí, como ve estamos en proceso de construcción por lo que puede resultar herido"
"Lo lamento, no quiero causar molestias, de hecho, vengo aquí con interés en conseguir trabajo ¿será que pudiese hablar con quien este a cargo?"
Los sujetos lo examinaron un poco. Lo vieron a lo lejos mientras se acercaba, pero teniéndolo delante suyo podían apreciar el estado físico en el cual se encontraba. Sus ropas intuyeron eran de algún tipo de artista marcial, los cuales no solo poseían fuerza sino disciplina. Por ello, uno de los hombres le pidió esperase un momento. Este se acercó a una pequeña carpa en la cual estaban algunos individuos revisando algunos papeles y llamó la atención de quien estaba en el medio, lo señalo a él, ganándose las miradas de ellos y entonces ambos se encaminaron a él.
"Buenas tardes joven, mi muchacho me ha dicho que usted ha venido buscando empleo ¿es esto cierto?
Era extraño ser llamado así teniendo ya una familia e hijos. Lo atribuyó a verse más joven que quien le hablaba.
"Si señor"
El hombre era notablemente más viejo que los adultos que estaban en el lugar, sus ojos fueron de arriba abajo antes de volver a hablar.
"Por tu atuendo pareces un artista marcial chico, ¿no sería mejor que fueses algún tipo de instructor en defensa personal?"
"Aún no me he consagrado como maestro, sigo siendo un alumno, además que como no soy alguien conocido no sería fácil el conseguir un empleo de ese tipo. Pero soy fuerte, por lo que aquí podría ser de ayuda"
El hombre se llevó una mano a la barbilla "¿Portas contigo tu documentación, muchacho? ¿Tu identificación como mínimo?"
"No señor, crecí en las montañas, un anciano fue quien me crio y hasta el momento es la primera vez que tengo contacto con la ciudad" Mentir no era su estilo, pero era necesario.
"Chico, además de ponerte a prueba necesito tener documentación para en dado caso poder registrarte como trabajador y afiliarte para cualquier incidente que pudiese surgir. Si te contratase de esta manera me metería en bastantes problemas con la ley"
"Entiendo eso señor, pero he entrenado bastante y obtenido disciplina por lo mismo, no causare ningún problema, por favor deme una oportunidad" Se inclinó un poco al terminar.
El hombre no dijo nada unos segundos, llevó su mano a su costado y miró al suelo mientras pensaba "Muy bien chico, te pondré a prueba con una tarea entonces, si logras completarla sin cansarte y sin que nada ocurra te daré trabajo, y no debes preocuparte, será algo sencillo pero que de igual manera podría ocasionar algún incidente"
"Se lo agradezco mucho"
En compañía de quien pudo entender era el jefe, fue llevado hasta donde había un ligero desnivel en el suelo, quizás fuesen unos setenta centímetros, algunos trabajadores con palas y camisas de tirantes estaban removiendo la tierra.
"Muchachos" Llamó el jefe y todos prestaron su atención. "Este joven quiere trabajar con nosotros así que lo dejaré con ustedes para ver si puede soportar el trabajo duro. Díganle que hacer y tan pronto terminen sus tareas infórmenme de su desempeño"
"Si señor" Contestaron al unisonó.
"Buena suerte chico"
"Gracias señor"
Al retirarse el hombre, uno de los trabajadores se le acercó. "Que tal compañero, estarás al cuidado de mi equipo durante este día, no te preocupes mucho por el aspecto rudo de los que ves por aquí, es nuestra cara de trabajo"
"Mucho gusto, mi nombre es Son Goku, es un placer conocerlos y lamento importunar su labor"
"No hay que ser tan formal hombre, una mano extra siempre es bien recibida, por lo pronto estaremos cavando el pozo donde se construirá una piscina, así que toma una pala y empieza a cavar que estaremos unas horas aquí, debemos aprovechar y avanzar cuanto podamos. Tan pronto hayamos descendido metro y medio quienes estén cansados subirán a las cargadoras, quienes puedan seguirán cavando y llenaran el compartimento con la tierra que remuevan. Como estas a prueba no puedo permitirte el manejar la maquinaria, pero si llegas a cansarte solo avísame y descansa" Golpeó su espalda con la mano abierta en señal de camaradería, algo que animó al peli punta un poco recordándole su niñez entrenando con su primer maestro y su mejor amigo.
Tan pronto empezó a excavar, sus ahora compañeros y aquellos a la lejanía no despegaban su vista de él. Hacía cuatro veces más movimientos que todos, por lo que el trabajo que originalmente costaría algunas horas termino en cuestión de una sola con algunos minutos. Al termino del mismo, todos quienes aportaron estaban sudorosos y agotados menos el pelinegro.
El jefe en construcción se acercó a regañadientes cuando un trabajador lo llamó, este pensó que el chico nuevo había desistido luego de un poco de insolación o algo parecido, asi que cuando vio el trabajo terminado en menos de la mitad de tiempo designado se podía ver asombro y felicidad en su rostro.
La empresa Terraria gastaba demasiado de su presupuesto en la maquinaria a utilizar debido a la eficiencia y calidad del producto, por eso mismo los contratos por servicio eran caros pero las estructuras resultantes eran increíbles. En muchas ocasiones él y sus muchachos, fuese por buena suerte, gran esfuerzo o un extendimiento del contrato por parte del empleador para reunir los fondos completos para el pago terminaban antes y reportaban con antelación el proyecto completado, ganando así equitativamente entre los doscientos hombres a su servicio el treinta por ciento del capital no usado.
Este era el primero de los proyectos asignados para este año, llevaban ya una semana de progreso, por lo que no habían utilizado más que la mezcladora, la grúa que acababa de demoler el edificio que apenas confirmaron para ello, un par de excavadoras y cargadores frontales. Estas últimas fueron reportadas con uso de sesenta días, el terminar el pozo de la piscina llevaría como mínimo tres días si los hombres tenían suficiente energía. Primero habría que cavar el agujero, luego nivelar las paredes y por último comprimir cada lado para que no se desmorone al momento de cubrirlo con cemento. en un día habían completado un tercio del proceso. Tenían por tanto un día de alquilado de una cargadora frontal en sus bolsillos y el sol aún no estaba encima suyo.
Este chico era una gallina de huevos de oro a sus ojos, tenerlo aquí haría que pudiese jubilarse antes.
Así, el Saiyajin obtuvo su trabajo en la empresa Terraria. Se le habló entonces de los derechos con los que contaría por el trabajar en la empresa, se le fue mencionado además el bono que recibían los trabajadores por terminar los encargos antes de lo establecido. Notando la emoción en sus últimas palabras, Goku le pidió el adelantar su sueldo por la primera obra en la que colaboraría. Su raza ingería grandes cantidades de comida por toda la energía que su metabolismo quemaba en batallas, además de un hogar temporal debía asegurar la comida, no esperaba realmente que fuese mucho la cantidad que recibiría, pero bastaba con que pudiese cubrir en alquilar algún hotel y él podría conseguir su alimento por cuenta propia, puesto que si bien no había dinosaurios había comprobado durante su vuelo que la flora y fauna del planeta era a excepción de lo anterior probablemente igual a la de su mundo.
El jefe que pensaba en la cantidad de dinero que el muchacho podría traerles no tuvo problema en entregarle el adelanto, y rememorando un poco sus primeras palabras con el muchacho le aconsejo hospedarse en un hotel a unas calles de distancia donde él y sus hombres se quedaban por ahora, remarcando el bajo costo de hospedaje y servicio y la calidad del mismo a diferencia de los demás, ya que todos venían de diferentes prefecturas eran conocedores de los mejores en todo Japón. La cantidad que le entregó en un pequeño maletín, el equivalente al sueldo que recibirían por acabar el nuevo hotel cinco estrellas de una cadena norteamericana dentro de dos meses, fueron setecientos mil yenes, lo suficiente como para vivir sin preocupaciones durante medio año. Esto por su puesto le fue explicado también y debido al tiempo ahorrado se le otorgó permiso para "dejar sus cosas" en el hotel y al regresar tendrían listo su contrato.
El recién "contratado" estaba bastante desconcertado, ahora sabía algunas cosas básicas en cuanto a empleos, como que los empresarios, científicos, artistas o celebridades ganaban cantidades exorbitantes de dinero, por algo Mister Satan le había podido dar cien millones de zenis sin mucho problema. Si bien lo que ahora poseía no era tanto en comparación y una moneda diferente, el que con ello un humano pudiese vivir tranquilamente durante medio año era bastante impresionante. Encima de esto estaba el bono que recibiría al acabar antes la obra. Todo en conjunto le permitiría mantenerse durante dos meses probablemente.
Mientras pensaba en aquello en su pequeño recorrido al hotel se hizo de un público que lo observaba con menos discreción puesto que había llamado algo la atención debido a las vallas que solo impedían el paso más no la vista a la obra, algunas féminas lo seguían con algo de curiosidad, con la intención de introducirse ellas mismas al artista marcial según veían. Era bastante destacable, era más alto que la mayoría, no todos los días se veía a uno por las calles y tampoco se podía apreciar un cuerpo tan bien trabajado con un traje tan holgado, además que su expresión pensativa cautivo a las mujeres en la etapa de su vida donde gustan de los chicos malos (entre los dieciocho y veinticinco años).
Al ingresar al complejo fue más de lo mismo, el personal del mismo se impresionó un poco por la pequeña multitud que lo venía siguiendo, por lo que quizás podría tratarse de una celebridad en el mundo del combate. Por eso mismo su trato amable y extraño a los ojos de Goku.
Se le fue llevado a su cuarto impidiendo obviamente el paso a sus hostigadoras, se le entregaron sus llaves y utilizando nuevamente la excusa de haber crecido en un pueblo algo lejano a la ciudad el chico que lo guio tuvo la amabilidad de explicarle un poco los precios de vivir en esta ciudad específicamente.
A su regreso a la obra el jefe le específico donde requerían de su ayuda, así siguió trabajando moviendo material, retirando tierra o escombros restantes de la demolición anterior, se le explicó un poco de maquinaría básica como el taladro o el soplete y ayudó un poco en el armado del esqueleto en madera de algunas secciones del edificio, en el ensamblamiento de los soportes del mismo. Claro estaba que un poco era en realidad horas de trabajo ahorrado gracias a su colaboración y, por tanto, más paga.
En el transcurso del día el jefe puso manos a la obra con los contactos en la empresa para tramitar lo más rápido posible la documentación básica de todo ciudadano japonés, destinaría el extra ganado hoy por su nuevo trabajador para el pago de los mismos, el afiliarlo a la institución de gastos médicos correspondientes y lo demás se podría hacer con más calma.
Para la hora de salida este le recomendó ir a un supermercado y comprar algunos pares de ropa que no le importase pudiese ensuciarse o maltratarse, si bien contaban con uniformes y prendas de seguridad no era garantía.
Llegando al establecimiento pidió ayuda a la vendedora para encontrar prendas destinadas a su empleo. Se le otorgaron algunas prendas simples como pantalones de mezclilla y camisas de tirantes y posteriormente fue guiado al probador. Si bien ahora era más inteligente y consciente de nociones básicas o comunes seguía siendo Goku, además que el aceptar más su origen, su lado Saiyajin en orden de conseguir más poder lo hizo pensar más en sí mismo como alguien diferente a un humano. La Tierra siempre sería su hogar, el anciano Gohan siempre sería su abuelo, el viejo Roshi siempre sería su maestro y Krillin siempre sería su mejor amigo, pero todos ellos estaban en estándares diferentes a los "humanos", fuese por su manejo de Ki o por el valor sentimental y tiempo de haberlos conocido. Por lo mismo, cosas como la decencia era algo que si bien entendía eran poca cosa para un miembro de la raza guerrera.
Al entrar al mismo y sin cerrar la cortina empezó a probarse las prendas, con la única precaución de estar mirando hacia fuera del probador para ocultar su cola en su espalda, dando un buen espectáculo a sus hostigadoras, a las mujeres y jóvenes que tuvieron la suerte de estar en la tienda y a la vendedora que lo atendió, que si bien por política debería reprenderlo o al menos decir algo permaneció callada detallando cada movimiento y memorizándolo para sí misma como todas las demás.
Terminando de seleccionar las prendas preguntó por algún sastre en las cercanías, a lo que la empleada anotó la dirección y su número de teléfono en un papel que le entregó. Pasó además a una zapatería por unas botas, regresó a su departamento ignorando en el transcurso a sus seguidoras, ordenó cantidades bestiales de alimento y así termino su primer día.
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El aire era bastante pesado, la temperatura oscilaba fuera de la lógica, el frío se sentía en los huesos y el calor prendía llamas en los alrededores. De entre el aire que se arremolinaba, su figura se logró ver, manteniendo su poder al máximo, reforzando cuanto pudiese su cuerpo sin activar el poder que su sangre transmitía, solo soportando el infierno de vendavales que enviaba escalofríos por todo su ser.
Kaio-sama había sido claro. El estrés que la tercera forma del Super Saiyajin provocaba en su cuerpo era debido a que el mismo apenas podía soportar su propio poder. Estar muerto significaba gozar de una juventud o estado físico eterno, no podía sentirlo cuando obtuvo la forma al estar en el otro mundo, pero su cuerpo no estaba preparado para tal cantidad de poder.
¿Qué debía hacer entonces? Entrenar. Romper su cuerpo tantas veces fueran necesarias hasta que este se volviese inquebrantable y entonces podría perfeccionar la forma más poderosa que poseía.
Y aun con ello no estaba conforme. Entrenó durante siete largos años, dejó el planeta a manos de su primogénito, se había vuelto más poderoso que él después de todo. Y ahí falló. Quizás de haber regresado, habría impedido que este abandonará sus entrenamientos, que perdiese el poder tan increíble con que había nacido. ¿Qué tan poderoso habría sido su hijo si hubiese conseguido la fase tres? ¿Qué tan poderoso habría sido él de entrenar al lado suyo y con Vegeta?
Quizás lo suficientemente poderoso como para que nadie tuviese que morir, para que nadie tuviese que fusionarse, para que la gente del planeta no le tuvieran que dar su energía.
Sus pies empezaron a congelarse, pasaron de entumidos a adormilados en cuestión de segundos, escarcha se formó en su espalda, tórax, hombros y mejilla. Forzó más su cuerpo, enviando su energía a su propia sangre, haciéndola bombear aún más, haciéndola transportar más calor, pero sin deshacer el hielo. Entonces la temperatura bajó de sobremanera, tanto que su propio poder no fue capaz de mantenerlo de pie. El choque de su congelada rodilla con el suelo envió una sensación de dolor tan humanamente normal a su cerebro que lo hizo enojarse aún más. Estaba fallando de nuevo. Habían pasado ya dos meses en la Habitación del Tiempo, era increíble pasar de aguantar meros minutos en este ambiente tan volátil y ahora podía resistir casi la hora. Pero no era suficiente, debía hacerse más fuerte, más rápido que antes o de nuevo dependería de otros para salir victorioso.
Pero de nuevo, Kaio-sama resonó en su cabeza. Se estaba dejando llevar.
Con una llama dorada su cabello se volvió rubio y su cuerpo volvió a un estado de normalidad, puso los dedos en su frente y se tele transportó a la esfera que dejó en la entrada a esta dimensión. Su tono azabache volvió y con ello su cuerpo se sintió abatido nuevamente. Siguiendo su camino, encima de la mesa había una pila de libros y al llegar a su cama en la otra al lado de la misma había solo un par, uno cerrado pero otro abierto demostrando que su lectura estaba un poco delante de la mitad.
'Fueron y han sido tus malas decisiones lo que siempre te ha traído problemas. Ser fuerte no es únicamente cuestión de poder Goku, en muchas ocasiones tenías suficiente poder para evitar bastantes males, pero esa actitud tuya fue lo que te llevaba a crisis y derrotas' Las palabras de su maestro resonaban en su mente 'Aún si te haces tan fuerte como quieres, tu actitud te condenará'
Ya tendría tiempo para estudiar cuando su cuerpo dejase de doler. Cerró sus ojos tan pronto se recostó, esperando ser, el día de mañana, más fuerte de lo que era hoy.
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Toda raza sobrenatural poseía ciertas características y/o habilidades que las distinguían de otras. Un claro ejemplo eran los dragones con su aliento flamígero y uno algo menos común era el manejo del Ki, Senjutsu y Touki de los yokai. Los ángeles eran bien conocidos por su pureza, su incapacidad de mentir, su afinidad con el elemento sagrado, pero algo que no muchos conocían era su capacidad para sentir los corazones de la gente. Era pues común que ángeles guardianes interviniesen en el momento en que el alma se encontrase más susceptible a un cambio, o que su Padre decidiese realizar un milagro para aquellas plegarias que transmitían verdaderos sentimientos. Cómo Él era capaz de saber cuándo algo ocurría, cuándo algo era requerido, cuándo era el momento de algo se debía al Sistema. El Sistema del Cielo conectaba a todo ser vivo creado por el Dios Bíblico a su creador, permitiéndole sentir el corazón de todos y cada uno de sus hijos. La única excepción eran los demonios y aquellos que habían caído, puesto que su Padre les había arrebatado la dicha de estar a su lado en todo significado.
Pero el ya no estaba, y el Sistema ya no era podía operar en toda su gloria.
El mundo era un caos, desde cierto evento hace una semana que congeló a todo ser vivo durante unos instantes. Las dudas y el miedo surgieron como era de esperarse, las facciones se comunicaron con aquellos con quienes tenían algún tipo de lazo buscando confirmar que no fuese un ataque, otros recurrían al bajo mundo buscando respuestas que no podían ser dadas, y otros optaron por un toque de queda indefinido hasta que el fenómeno tuviese explicación o determinasen estar fuera de peligro.
El Cielo por su parte era una historia diferente. Aunque no podían ubicarlo por estar en todos lados al cubrir este mundo y las dimensiones separadas del mismo, si sabían o creían saber de qué se trataba, o más bien, quien. El Sistema había reaccionado, había conectado a todo ser vivo nuevamente. Habían pasado miles de años desde que esa sensación había existido, la última vez fue una disculpa, una disculpa por tener que dejarlos solos, un amor tan enorme y una tristeza tan profunda. Recordarlo era fácil, el momento en que dos almas se unían en santo matrimonio, el momento en que un creyente daba su fe y atribuía todo lo obtenido a Él, las veces que podía darse el lujo de convivir con sus hijos fuera de la labor. Aquellas incontables luchas, las masacres y purgas, las victorias, derrotas y retiradas.
Sin importar la condición, sin importar la ocasión, que tan bello, pasajero o extremo fuese el momento, esa calma, la calma que Dios poseía, era imposible de entender y sobre todo olvidar.
En ese fenómeno, esa misma calma estuvo presente.
No tenía explicación alguna, no era posible que Él hubiese sobrevivido. Todos aquellos al morir y pasar a la vida eterna, iban a él directamente. ¿A dónde iría aquel que siempre esperaba del otro lado?
No lo sabían, no importaba. El Cielo nunca se había sentido tanto como un verdadero paraíso. Los ángeles lloraban, de alegría, de incertidumbre, de júbilo, de confusión y sobre todo de anhelo, de anhelo a ver nuevamente a aquel que les dio la vida.
Por su parte, en el trono que uno de sus hijos había cubierto tras su partida, un rubio hablaba con su hermana del mismo tono. La armadura dorada que ambos portaban denotaba quienes eran, Miguel y Gabriel, los más poderosos del cielo.
"¿Crees que funcione?" La voz de la mujer denotaba estar llena de esperanza.
"El Sistema de Padre siempre ha funcionado incluso cuando lo he tenido que manejar yo. Él podía hacer incontables cosas desde aquí, podía conectarse con todo el mundo, así que, si revertimos la función, y hacemos que se conecte a Él quizás podamos encontrarlo" Él siempre hablaba con tranquilidad, pero para ella era evidente como quería romper y llorar de alegría tanto como ella.
Fue cuando ambos hicieron contacto visual que sus sonrisas y lágrimas afloraron.
"Funcionara" Le dijo. "Y volveremos a estar junto a él una vez más"
El mundo era un caos, y estaba a punto de volverse incluso peor debido a su presencia, a "su regreso".
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El tiempo pasó realmente rápido. Adecuarse a este estilo de vida era realmente sencillo, mucho más que el ser un granjero. El utilizar su cuerpo, en un trabajo más extremo y soportando la luz del Sol, era como un entrenamiento muy muy leve. Aunque por la hora, el mismo apenas empezaba a asomarse por el horizonte y él apenas se dirigía a la obra.
"Buenos días Son" Le saludó su jefe.
"Buenos días Daiki-san"
"Esto quería decirlo el día de hoy que empezamos los retoques, pero como es debido a ti veo justo que lo sepas primero, tenemos tres meses de los cuatro previstos de maquinaría en nuestros bolsillos gracias a tu ayuda muchacho, debo admitir que es impresionante tu condición, creo que varios de mis hombres te pedirán que los entrenes si así se hacen tan capaces como tú"
"Eso es bueno, pero mi arte marcial no es algo que puedan aprender todos aquellos que simplemente quieran señor, mucho menos si es por algo tan banal como el dinero"
La mirada que el hombre le dedicó le dio cierta curiosidad. "Vaya que la disciplina de ustedes los combatientes es palpable, pero no lo digo por el dinero muchacho, sino por las mujeres"
"No creo que saber combatir los haga obtener pareja" Quizás las mujeres Saiyajin del universo seis si se interesarían por un macho combatiente, o bien una hembra que gozase de tal actividad también lo encontraría atractivo, pero era difícil encontrar a una con esas características.
"Me refiero a los músculos muchacho. Se ve que estas bien dotado, y si bien nuestra labor es exigente nadie se compara a ti en cuanto a tonificación, tu club de admiradoras de verdad que es una prueba irrefutable de lo que te estoy hablando"
Ciertamente fue algo divertido y aprovechable el que las mujeres le prestasen tanta atención. Las primeras semanas, debido a la vestimenta ligera que utilizaban para mantenerse lo más frescos posibles bajo el Sol, que su trabajo estuviese técnicamente al aire libre hicieron que todo transeúnte pudiese verlo laboral, por lo tanto, las mujeres que lo veían con deseo empezaron a aglomerarse en las vallas y la cinta que impedía el pasó por posibles accidentes. Primero fueron solamente siete, al día siguiente esas siete trajeron amigas y otras que por ahí pasaban se unieron y consecuentemente fue creciendo el número.
En un principio fueron únicamente espectadoras. El sentido común fue uno de los tópicos que más trabajo le costaron, aun así, sabía que ellas estaban aquí por él, el lívido en ambos géneros se decantaba principalmente en el físico después de todo, y él era miembro de una raza predestinada al combate, por lo tanto, su fisionomía que bien era semejante a la de un humano, hacía a sus músculos, resistencia, energías y reflejos ser superiores por amplio margen a los de estos. Destacaba, simplemente eso.
Una ocasión en concreto, cuando se alejaba a las carpas cercanas a la valla, acostumbraba a comer, pasando a la tienda próxima al hotel a comprar varios bentos de comida; eso o si es que no se sentía con suficiente hambre, sentarse con los brazos extendidos y los ojos cerrados, de esta forma podía examinar los recuerdos de Zamasu y adelantarse un poco para cuando utilizase el anillo del tiempo.
Entonces una mujer decidió hablarle.
"Hola" Dijo la joven haciéndolo abrir los ojos, voltear a mirarla y tener contacto visual. Era joven, delgada como lo eran las "japonesas", la gente que vivía en este "país" según había aprendido. Era una castaña de ojos cafés de estatura promedio y con atuendo que esas entidades educacionales usaban para identificar a sus alumnos.
"¿Se le ofrece algo jovencita?" Tras sus palabras pudo notar un rubor en las mejillas de la mencionada, como un grupo de chicas detrás suyo con las mismas ropas de un instituto cuchicheaban entre ellas y a su vez todas las demás mujeres de la multitud.
"Este, bueno, yo" Estaba nerviosa. "Pues, vera, siempre paso por aquí en las mañanas al ir a mi colegio, por lo que siempre lo veo trabajando durante unos minutos y" Notó como temblaba levemente y su rubor se extendía. "Que-quería ver si fuese po-posible, pedirle de n-no ser molesti-tia, claro si no hay nin-ningún inconveniente" En ese punto empezó a tartamudear, recordándole a Gohan de pequeño. "Si pudiese tomarse una foto conmigo, por favor" Exclamó fuerte y claro con una reverencia, haciendo a las mujeres detrás suyo exclamar algo bajo pero audible en sorpresa.
Su ego como alguien superior a los terrícolas era algo innato en su raza, algo que se volvió parte suya tras zambullirse en sus instintos primitivos para obtener poder. Con todo eso, su ser seguía siendo técnicamente el mismo solo que, ya no era un "terrícola", era completamente, a sus ojos y como debió ser siempre, un Saiyajin.
"Claro" Cuando los oídos de todas registraron sus palabras lo miraron incrédulas. A paso calmado se levantó, y caminó hasta la entrada mientras lo seguían con la mirada y notablemente se ponían nerviosas al ver que se acercaba. A su paso todas hicieron a un lado para no estorbarle hasta que llego frente a la chica, quien estaba sonrojada cual remolacha como sus amigas. "¿Quién la tomará?" Dijo sacándola de su viaje astral. Ella miró nerviosamente a todos lados, mirando a sus amigas primeramente que por timidez apartaron las miradas, luego a quienes estaban cerca que la veían de manera expectante haciéndola temblar un poco. Al ver esto, el azabache le extendió la mano. "Puedo tomarla yo si le parece"
De nuevo hubo murmullos, la chica se congeló un momento y luego, con pena notoria, le entregó su celular, rozando sus dedos un poco haciéndola echar humo de la cabeza.
Luego, él se le acercó, la tomó del hombro y la acercó a él, haciendo a las mujeres exaltarse un poco y a la chica a querer pronunciar palabras que nunca salieron de su boca. Levantó su brazo y dijo. "Sonría" Esperando unos segundos a que ella reaccionara, una tímida sonrisa se formó en su rostro y la foto fue tomada. Una de las tantas similitudes que había con la Tierra que conocía, eran estos aparatos que, debido a temas de trabajo, aprendió a utilizar. Le regresó el teléfono y regreso a descansar.
Al cerrar sus ojos pudo escuchar un grito de emoción y notar como la energía de la chica y otras más se alejaban.
Tras ese día las solicitudes para una foto se hicieron más comunes, mismas que pocas veces aceptaba debido a que por lo general esos momentos de descanso los usaba para comer y porque la chica que desemboco todo le rememoró a su primogénito. Sobra decir que era algo evidente el que las personas se impresionaran por la cantidad de alimento que ingería.
Por ello, luego de dos semanas, ocurrió otra cosa peculiar.
Se encontraba de nueva cuenta comiendo, cuando una voz volvió a llamarlo.
"Disculpe"
Sin voltear a ver terminó de masticar ese bocado para luego dirigir su mirada a la voz. Al voltear pudo ver a la misma chica de hace dos semanas con la cual se había tomado una foto.
"Es usted, jovencita, ¿Qué se le ofrece?"
La chica al ver que la reconocieron nuevamente se sonrojo.
"Bue-bueno, quería disculparme porque no le agradecí cuando se tomó la foto conmigo, después de todo estaba en su momento de descanso y bien pudo negarse, y yo solo salí corriendo cuando tuvo el gesto de aceptar"
"No hace falta, no me ofendió de ninguna manera"
"A-aun así, quería disculparme y agradecerle por ello así que" Notó como sus manos, que estaban en su espalda, se extendieron un poco encima de la valla, mostrando una caja roja en sus manos mientras hacía una reverencia "'Po-por favor acepte esto"
Levantándose se acercó a la valla y estiró su brazo para tomar el objeto que estaba del otro extremo, luego lo abrió y descubrió que era un bento con comida que aún estaba caliente. Volviéndola a mirar la chica seguía avergonzada "L-Lo hice yo m-misma"
Uno solo de estos no haría prácticamente ninguna diferencia en su estómago, pero era una chiquilla con hormonas alborotadas dirigidas a él, misma que se tomó la molestia de cocinarle, así que no estaba de más aceptar, comida era comida. Tomando los palillos a un lado, tomó una pequeña porción y se lo llevó a la boca, degustándolo un poco, notando la clara diferencia entre la comida cacera y aquella congelada que compraba en esa tienda.
Sonriendo volteó con ella nuevamente. "Gracias, esta delicioso".
Una sonrisa tímida apareció en la joven. "M-me alegro q-que le gu-guste, y-yo debo retirarme, espe-pero que lo di-disfrute"
Antes que se girara le dijo "Que le vaya bien en su colegio, señorita"
Ella solo le sonrió antes de agradecer y salir corriendo.
Luego de ese día y durante tres seguidos hubo muchas mujeres que le regalaron entre bentos, dulces, pasteles, tés, jugos y demás, mismos que estuvo más que complacido en aceptar, probablemente de ahora en adelante comería quizás el doble de lo que normalmente podía permitirse sin vaciar la tienda, eso pensaba hasta que su jefe se acercó a la valla al cuarto día y les dijo que de seguir molestando a su trabajador tendría que pedirles que se fueran.
Volviendo al presente. "Es una pena que hayan puesto vallas más altas, ahora no tengo tanta comida como antes"
Ambos rieron un poco. "Aun así muchacho, debo admitir que tu atractivo y tu buen trabajo nos han beneficiado mucho, no solo en el dinero, debido a la multitud que te creaste nuestro grupo y por consecuencia la empresa han crecido en popularidad en las redes sociales con las fotos que te tomaste. Probablemente te pidan aparecer en los anuncios como rostro de la empresa y a todos nosotros nos darán trabajos de personas adineradas para aumentar la imagen si las cosas siguen así"
Parte de los conocimientos que ahora poseía estaba el hecho que la publicidad era algo muy bien pagado, por lo que si aparecía en un anuncio sus ingresos y por lo tanto su alimento estaría bien asegurado.
La charla siguió un rato más, el día siguió con normalidad, el complejo hotelero estaba casi terminado, únicamente faltaba corroborar la solides de la estructura, hacer algunos orificios en donde se instalaría la red eléctrica, añadir soportes, instalar el piso en las últimas plantas y pronto estaría terminado, según el jefe sería como máximo, una semana más.
Y tal como dijo así fue, en una semana el edificio de treinta pisos, con piscina, gimnasio, jardín y restaurante en su interior estuvo terminado en un plazo de dos meses y medio de los seis en los que originalmente se tenía prevista su culminación. Solo se necesitaba que la agencia enviase al personal, instalase la mueblería y electrodomésticos, hicieran el inventario, entre más cosas varias.
El día sábado de esa semana, luego de entrenar en el extremo congelado del planeta como era su costumbre para mantener su cuerpo en forma, se dirigía nuevamente a la parte del mundo donde residía. La primera vez que empezó a viajar por el planeta, notó como algunas energías se le acercaban lentamente, por su velocidad que era casi seguro no pudiesen igualar en vuelo. No estaba de ánimos; había eliminado a un demente con complejo de divinidad y debía adecuarse a esta vida temporal, así que solo ascendió a los límites de la atmosfera y viajó aún más rápido para evitar que los satélites lo detectasen. Al regresar y tomar una ducha y a punto de repasar los conocimientos referentes al anillo del tiempo, el teléfono sonó. Al tomarlo y notar que se trataba de su jefe, se extrañó debido a que justo acababan de culminar un proyecto de tres que se tenían previstos para este año. ¿Quizás era para informarle que el próximo empezaría pronto? No, no, según el contrato por el cual los mismos eran acordados este no empezaría hasta después del mes de descanso previsto para las vacaciones al finalizar el hotel que, ahora, eran cuatro meses.
Al contestar la llamada, su jefe lo citó a las instalaciones del hotel. En el lugar, se encontró con un sujeto de traje, algo mayor sin llegar a ser un anciano, rubio haciendo notar su ascendencia norteamericana, este dijo que quería conocer a quien probablemente sería el rostro publicitario de la empresa Terraria y quien había hecho posible que su recinto fuese terminado tan pronto. Lo primero obviamente hizo recordar lo hablado con su jefe, que probablemente en un futuro se volvería un hecho. Entre agradecimientos y una pequeña charla, al Saiyajin se le fue invitado a un buffet como agradecimiento y posteriormente se le ofreció una estadía en el hotel con el mismo precio de donde se hospedaba actualmente.
Los motivos eran obvios. Un emergente rostro en el internet atraería a la población femenina de varías edades a su complejo únicamente por la posibilidad de poder encontrarse con él, que, si bien en un principio no serían muchas, conforme el tiempo pasara, se asegurase su contrato publicitario y la empresa, así como él, obtuviesen más popularidad harían que quizás el veinte a más porciento de sus huéspedes viniesen única y exclusivamente por él. Decisiones como estas, así como todas las que siempre ocurriesen dentro de cualquier empresa, se basaban en el dinero.
La propuesta fue aceptada y una tarjeta dorada se le entrego al peli punta, tarjeta que podría utilizar en todo recinto de la cadena en el país y fuera de él para que lo dicho fuera hecho en cualquier lugar.
Cuando él volvió a su hotel y notificó al personal, estos, por razones ya mencionadas, intentaron negociar con él su estadía, pero al momento de mencionar a que hotel se estaría moviendo estos simplemente se rindieron y las mujeres tanto de aseo, servicio al cuarto y recepción lloraron un poco por perder a un buen partido.
Mientras se dirigía al complejo, varías mujeres que ya lo conocían de vista lo saludaban aquí y allá, no faltó quien intento tomarse una foto con él que solo rechazo sin ser descortés, pero sin dejar de caminar. Al llegar a recepción la chica del mostrador pregunto si se instalaría en el recinto, a lo cual solo mostró la tarjeta e inmediatamente el personal lo llevó hasta su cuarto en el último piso. Desconocido para él este era una suite, bastante espaciosa, con una gran y cómoda cama, un baño con tina y regadera, un pequeño jacuzzi, un bar, un gran sofá frente a una televisión enorme, una cocina integrada con estufa, refrigerador y fregadero, una mesa y por último un pequeño balcón donde había una silla para recostarse o bien solo sentarse.
Sus días pasaron con normalidad, ahora que tenía más tiempo libre podía estudiar con más calma el proceso de activación del anillo del tiempo, podía entrenar la mayoría del día y volver únicamente para comer y cenar, encargando buena parte de la cocina del restaurante para las horas designadas, así solo volvería a alimentarse y regresar a lo suyo.
Tal como el dueño lo esperaba, en el proceso que el ingresaba o egresaba del lugar, era abordado en pequeñas charlas por la población femenina y muy pocas ocasiones alguna foto era tomada.
Tras un mes de estadía, un alto mando de la compañía lo contacto para asistir a sus instalaciones en la ciudad y discutir un asunto de importancia. Se puso unos sencillos zapatos negros, un pantalón de mezclilla azul, y una camisa cuadriculada en tonos rojizos. Al llegar a la sede, se encontró con alrededor de cincuenta personas del equipo de trabajo con quienes convivió la mayor parte durante esos dos meses, algunas decoraciones y una mesa repleta de comida junto con un pastel. Un hombre de traje, de gafas y delgado se le acercó.
"Es un placer conocernos, Son Goku"
"El placer es todo mío. ¿Podría preguntar por su nombre ya que usted conoce el mío?"
"Disculpe mis modales, soy Kiyoshi Fugikawa, formó parte del departamento de relaciones sociales en la empresa Terraria, mi presencia y solicitud para traerlo aquí en este día es para proponerle algo señor Son"
El hombre hablaba con calma que lo hacía recordar a Piccolo y con un leve ánimo en su voz similar al de aquellos granjeros a quien vendía sus verduras.
"¿De qué se trata?"
"Vera, me tomé la libertad de preguntar un poco sobre usted con el señor Daiki, por lo que sé que viene de un pequeño pueblo a las afueras de la ciudad, así que he de intuir que no tiene conocimiento de las redes sociales ¿Me equivoco?" Negando con su cabeza le permitió continuar. "Observe esto por favor" De su bolsillo le acercó su teléfono, una foto en la cual estaba él y la chiquilla que le regaló aquel bento. "Esta fue la primera foto que usted se tomó con aquella jovencita, el sistema en esta red hace que las personas puedan indicar si la publicación es de su agrado o no y, además, compartirla a otras personas y que estas mismas puedan comentar al respecto" La leve sonrisa del hombre creció, solo un poco. "Esta foto, señor Son, ha recibido dos millones de reacciones y ha sido compartida un total de cien mil veces" No tenía ni idea de que tan importante era esto realmente, pero esa cantidad era realmente impresionante. "Otros tantos videos de usted en su labor tan bien fueron subidos, aceptados y compartidos varias veces en esta y otras redes" Devolviendo el dispositivo a su bolsillo, se acercó a la mesa donde había una carpeta con un contrato encima de la misma. "El internet señor, es quizás la forma más sencilla de publicidad en estos tiempos. La cantidad de aceptación que usted ha recibido en tan solo estos tres meses han repercutido en la popularidad de la empresa, cientos de marcas han pensado que usted es un modelo en cubierto que solo finge trabajar y así mejorar la imagen de nuestros hombres, por lo que han propuesto el anunciar sus productos con usted" Tomó estos y se acercó nuevamente. "Si nosotros aceptamos, estas tendrán que pagar el derecho a promocionarse con nosotros, y debido a que somos una empresa orientada a la industria constructora y no publicitaria, el servicio costaría más" Sacó una pluma que se encontraba en el bolsillo delantero de su saco. "Esto beneficiaría la posición de Terraria y además nos dotaría de diversos inversionistas para la mejora de nuestras instalaciones, la compra de mejor maquinaria, relaciones con empresas poderosas, todo gracias a usted. El problema es que usted es solo un empleado en mano de obra, no un modelo ni imagen pública, por lo que la ley no nos permite autorizar dichos negocios sin su consentimiento. Por eso le hago esta oferta, conviértase en el rostro de la empresa" Los vitoreos de sus compañeros al final de aquella sala eran para animarlo. "Si lo hace, podría dejar de ser solo un constructor más, obtendría mayores ganancias, viajes por el mundo, un contrato más estable entre otras cosas" Le acercó el contrato con la pluma. "¿Qué me dice?"
Su respuesta era algo que ya había pensado. Más dinero era más comida sencillamente.
"Acepto, con una única condición" Esto hizo levantar la ceja al hombre. "Quiero seguir trabajando con los muchachos, es gracias a ellos que esta oportunidad se presentó, así que quiero seguir ayudándolos cuanto pueda"
Esto era simplemente agradecimiento. Que le enseñasen a utilizar un teléfono, a manejar un poco mejor el dinero que ganaba, salir algunas veces a comer entre todos ellos y conocerse entre todos, hacer bromas en el trabajo, ciertamente era algo que lo hizo sentir más cómodo y facilitó su adaptación.
"Es una condición interesante. No veo que haya ningún problema, y de haberlo, me encargaré que se solucione"
Firmó el contrato, estrechó su mano con Kiyoshi y pronto todos sus compañeros se reunieron alrededor suyo sacudiéndolo en felicitación y agradecimiento.
El pequeño evento de celebración se dio entre charlas, risas, rebanadas de pastel y muchísima comida terminando así el día.
Cuando el sol se alzó encima del horizonte trajo consigo algunas nubes, probablemente llovería esta ocasión.
El azabache se encontraba en su cama, en pose de flor de loto. Este mes repasando las memorias de Zamasu en cuanto a la activación y manejo del anillo fue suficiente para que se diera cuenta que el problema era realmente más grande de lo que creía.
La verdadera razón por la que los Kaio-shin eran Dioses no era debido a su poder como el caso de los destructores, sino su manipulación de la magia. Había visto al Supremo crear un bloque de metal Kacchin para probar el filo de la Espada Z y según recordaba el Supremo de hace quince generaciones desbloqueo el poder oculto de Gohan mediante un ritual. Era fácil de esperar y de suponerse que si podían incrementar bestialmente el poder de un individuo y crear objetos de la nada de igual manera su magia les permitía viajar en el tiempo.
Aquí entraba el problema. Él no era un mago, era un guerrero. Sin importar cuanto viajo alrededor del mundo durante su niñez nunca encontró un maestro en el arte mágico, de hecho, aun si lo hubiese encontrado seguramente no pudiese entender la compleja naturaleza que la misma seguramente requería en su manejo.
Tener los recuerdos de Zamasu no lo haría aprender a manejar magia de un momento a otro. No importaba cuantas veces el viese el recuerdo una y otra vez, no importaba que pudiese escuchar los propios pensamientos del demente en su cabeza, no tenía la base, no tenía el concepto, no tenía ninguna conexión con la magia y no podía utilizar el anillo.
Este hubiera sido el punto muerto de sus esfuerzos hasta el momento, pero había un detalle. En este mundo era probable que existiera la magia también. Estaban esas extrañas energías similares al Ki que no eran en su totalidad este mismo, por tanto, debía existir una variante respectiva para aquello que necesitaba. El verdadero problema el cómo contactaría con ese mundo y un maestro que pudiese enseñarle lo que necesitaba. No conocía ningún ser extraordinario o diferente a un humano común, estaba al tanto de su existencia, pero no tenía idea de sus intenciones y no era muy de su agrado la idea de acercarse a otros dioses después de lo enfermo que resultó ser el último que conoció.
Aun así, si se quedaba por su cuenta significaba estar atrapado aquí por lo que debería tomar el riesgo. Ninguno era una amenaza, su nivel era un chiste a comparación suya, si terminaban siendo una molestia siempre podría eliminarnos con solo transmitir Ki en su mirada, pero tratar con gente así no era de agrado de nadie.
Dejó de revisar recuerdos en su cabeza, dio un suspiro y abrió los ojos para acercarse a su balcón. Podía sentir cada uno de todos estos seres extraños, estaban dispersos a su alrededor, encerrados en barreras que fácilmente podía traspasar. Podía ir, teletransportarse, congelar el tiempo, husmear en sus cabezas y encontrar información suficiente para aquello que necesitaba, pero de nueva cuenta esto era contraproducente y justo era por ello que pensaba en esta posibilidad. Si buscaba información de sus sociedades seguramente alertaría a muchos por el hecho de que alguien "normal" como el supiese de su existencia, de sus colonias, de sus nombres, costumbres o demás.
No importaba cuantas vueltas le diera no encontraba una manera efectiva de relacionarse con el mundo que los humanos ignoraban.
Harto de todo esto simplemente decidió salir a caminar, quizás observando más de cerca a esta gente podría encontrar una forma de conectar con ellos.
Saliendo del hotel, ignorando de nueva cuenta a quienes lo saludaban se dirigió al lugar donde podía sentir la mayor cantidad de energía. Se encontró con una estructura bastante pulcra, en su mayoría blanca, con grandes puertas de madera abiertas dejando ver su interior, en el cual había varias bancas, personas ocupando parte de estas y un hombre con traje negro hasta el otro extremo, en un extraño bloque de madera con una estructura en forma de cruz, similar a aquellas con las que marcaban algunas veces en su trabajo donde se colocarían ciertos pilares, paredes u otra cosa del recinto, colgando detrás del hombre. Esta era algo extraña, la parte vertical era más alargada que la horizontal y esta última no se encontraba en el centro. El lugar tenía una paz similar a la que el Templo de Kami emitía, pero en mucha menor medida.
Quizás aquí encontraría respuestas. Estaba a pocos pasos de ingresar al lugar, y tan pronto puso un pie dentro, sintió algo extraño, y parece que no fue el único pues las personas que dentro se encontraban interrumpieron sus balbuceos y el hombre de negro también pareció reaccionar. La energía que este lugar emitía aumento un poco a su ingreso y además gran parte de esta se arremolinaba a su alrededor. Se sentía como si lo estuviese analizando. Dentro suyo, su Ki Divino empezó a resonar, se sintió cómo aquella vez que luchó contra el señor Bills, cuando el poder del Dios Super Saiyajin lo hizo seguir adelante en su lucha.
Desconocido para él, en lo alto del cielo y entre las nubes un rayo de sol ilumino la zona. Toda persona que estaba ahí comenzó a lagrimear, otros rompieron en llanto, el sujeto en aquel bloque de madera volteó a su espalda y se arrodillo entonando una serie de murmullos como todos los presentes. La extraña energía que rodeaba a este lugar creció muy levemente con estas acciones, la energía seguía rodeándolo, bailando a su alrededor y su poder divino seguía en resonancia.
El evento podría ser quizás un poco alarmante pero estas personas eran simples humanos, humanos que por ningún medio podrían saber que él era diferente, se había asegurado de ello suprimiendo su energía, haciendo que su cola parezca un cinturón color marrón, y hasta este punto había evitado entrar en contacto con todo ser extraño o lugar oculto a simple vista. Incluso si algo sucediese simplemente podía congelar el tiempo e irse como si nada, así que decidió probar algo.
Esta energía resonaba con el Ki de un Dios, pero ¿Qué había del Ki común? Su poder no había sido alterado de ninguna forma. Dejó este mismo fluir y entrar en contacto con lo que sea estuviese rodeándolo, y no hubo reacción... Probablemente si salía de este lugar los efectos pasarían, pero necesitaba encontrar alguien que le enseñase acerca de la magia. Se concentró aún más y pudo notar que, de alguna manera, lo que aquí ocurría se estaba replicando alrededor de todo el globo, y la fuente del suceso era uno de los tantos espacios donde podía sentir una gran acumulación de seres. Con eso en mente y manipulando su flujo de Ki, logró envolver su poder con lo que fuera esto y dio un paso atrás como si fuese a salir del recinto, logrando mantener este... ¿Enlace? ¿Conexión? ¿Atadura? O lo que sea que fuere. El fenómeno detectó su Ki Divino, entonces algo pasaría cuando estos entrasen en contacto. Esta sería su introducción a este mundo tan peculiar.
En su caminar hacia una pendiente que avistó en los primeros días que tuvo que cazar más alimento, misma que dirigía a mar abierto, mientras transitaba por las calles de esta ciudad pudo notar como otras estructuras similares a donde se encontró el mismo fenómeno persistía el evento más la resonancia no se daba con ninguno de estos.
Siguió caminando incluso cuando ya solo existía asfalto, cuando la vegetación lo rodeo y cuando al fin llegó a su destino emprendió vuelo en línea recta hasta estar a una distancia decente de cualquier civilización humana para facilitar las cosas.
Cuando lo único que lo rodeo fue el océano y en el horizonte no se vio nada más que el azul del cielo las llamas del Super Saiyajin Dios nacieron desde de su ser. Inmediatamente el puente entre el mundo que podía sentir se hizo más prominente, enlazándose por completo a su aura, entrando en un estado de armonía que ciertamente no se esperó. Aquí no había nada similar a los creadores o destructores de los universos, y sin embargo esta energía entro en sincronía con la suya de manera natural. El cielo encima suyo brilló, las nubes se volvieron doradas igual al ritual del Dios Saiyajin, las mareas dejaron de agitarse y una leve brisa empezó a soplar.
Todas las presencias que podía sentir desde aquel espacio canalizaron su poder y formaron algún tipo de canal o puerta hasta su locación, simulando y recreando el mismo que lo conectaba a ellos. Era una manera extraña de utilizar su poder y única debía admitir, pues fue levemente sorprendido al sentir como en diferentes intervalos todas ellas empezaron a desplazarse a través de ese canal hasta él 'Algún tipo de teletransportación parece' pensó en sus adentros. Finalmente podría hacer algo de progreso en el tema del anillo.
Alrededor suyo, cientos de círculos dorados aparecieron de la nada, justo en el momento en que sintió aquellas presencias llegaban hacía él. Eran miles, cientos de miles quizás, pero de nuevo, eran débiles, a la más mínima señal de hostilidad barrería el suelo con ellos, dicha situación sería molesta, pero podía entenderla, sus compañeros y el incluido interceptarían cualquier cosa que se acercase a la Tierra después de todo. De dichos círculos cuerpos empezaron a formarse en lo que creía era luz. Paseo su mirar por todos ellos: Eran hombres y mujeres, vestidos en armaduras doradas, de rasgos y facciones finas, cuerpos de todos los tipos, cuidados y entrenados, sobre sus cabezas y lo que realmente llamó su atención había aureolas, como aquellas de los guerreros del Otro Mundo. Todos se mantenían a una distancia considerable de él, pero hubo dos individuos que estaban más cerca que todos ellos encarándolo a una menor distancia. Ambos rubios, ambos oji-verdes, las diferencias estaban en el hombre de lacios cabellos con detalles rojos en su armadura mientras la rubia de cabellos rizados tenía detalles azulados. Otra cosa que llamó su atención fue sus rostros, si bien había confusión en todos ellos sus rostros diferían en cientos de expresiones: Algunos estaban incrédulos, otros lloraban en el mismo estado, tenían sus manos juntas bajo sus rostros mientras sonreían, otros tenían la mano en sus pechos con amplias sonrisas estuviesen derramando lagrimas o no. Los rubios frente suyo sonreían ampliamente, lagrimas recorrían sus rostros, y entonces sintió algo extraño. Si bien todos eran individuos perfectamente independientes podía notar como todos estaban conectados ligeramente al lugar de donde vinieron, y a su vez, notaba como este rasgo, las energías de cada uno se acercaban desesperadamente a él, como hacían contacto con su poder, no en un intento de corromperlo o robarlo, como si quisieran estar cerca.
Él estaba alerta, su rostro permanecía neutral, pero estaba listo para reaccionar ante cualquier cosa. Cuando sus energías convergieron fue aún más extraño: Una calma y leve felicidad invadió su ser, y podía observar que tuvo un efecto similar en ellos. Algo hizo, algo sucedió en el momento en que esa conexión sucedió, un pequeño espasmo recorrió sus cuerpos, los murmullos se volvieron suspiros de extraña felicidad y asombro con sus voces, aumentando así las reacciones ya mencionadas. Algunos cubrieron sus rostros con ambas manos, otros se abrazaron entre sí.
Repentinamente la tristeza lo envolvió.
Dirigió su vista al par de rubios, enfocándose en la mujer, esta tapó su boca con sus manos y se encorvó en sí misma ¿Qué estaba pasando exactamente? Pasó al hombre y este actuaba dudoso, indeciso, de la misma manera que Gohan cuando lo presentó a sus amigos la primera vez, aunque él sujeto frente suyo era evidentemente un adulto. Con una notable dificultad dio un paso, y extendió su mano hacia él.
"Yo..." Su voz empezó a quebrarse, y a él ¿Le dolía? "No sabía qué hacer. Te fuiste, y no estaba listo, nunca podría haberlo estado" El vínculo entre sus energías se volvió un poco más profundo, en su cabeza aparecieron imágenes, recuerdos que no eran suyos, sino de aquel sujeto que frente suyo empezaba a ahogarse en llanto. Un cielo cubierto en oscuridad, montañas partidas a la mitad, incendios aquí, cráteres allá, lagos evaporizándose, congelándose, la tierra convirtiéndose en cristal al impactar el rayo. Por doquier estos seres y otros con alas similares pero de tono oscuro y otros como de murciélago... desaparecían, se volvían luz, a pesar que los atravesaran o los cortasen a la mitad y la sangre brotase, unos tenían pares incompletos de alas, les hacían falta uno o ambos ojos, brazos o piernas, incluso presentaban hemorragias pero en lugar de caer, de morir naturalmente se volvían luz y... volvían, volvían a él, un hombre, enorme, imponente, cuyo rostro era cubierto en luz cual estrella en el firmamento.
Los recuerdos siguieron y ahora aquel sujeto era quien desaparecía, siendo rodeado por cuatro de aquellos con alas de murciélago, atravesado por uno de ellos y entonces el rubio, en su desesperación, en su dolor, se abalanzaba cargando estrepitosamente hacia la escena.
El mencionado paró en seco, blanqueando su rostro de ese alivio, incredulidad, satisfacción y duda, y se puso de rodillas, un tanto brusco y tras del todos hicieron lo mismo.
"Padre, has vuelto"
"Es un milagro"
"¿Eh?" Levantó una ceja en automático '¿Padre?'
"Hermanos" Empezó el hombre. "Hoy es el día en la cual nuestra Fe ha sido recompensada. Aún con el dolor, con el vacío que su primera partida nos ocasionó, permanecimos tan firmes como nos fue posibles, dimos lo mejor que pudimos, y ahora es cuando se demuestra una vez más el poder que la Fe provee" En ese momento, la energía que lo conectaba al lugar de donde todos vinieron se manifestó sólidamente y doce pares de alas doradas emergieron tras de él, mientras que de las espaldas de los ahí presentes enormes y bellas alas de plumas blancas en variación de pares.
Todos al unísono entonaron lo siguiente. "Gloria a Dios, grande eres oh Señor, Todo Poderoso, Tú, único y verdadero Dios, bendito seas hoy y siempre Señor"
De cada boca en adelante surgieron diferentes palabras, unas más cortas que otras, pero todas culminaban en gritos de adoración y alegría. Cuando devolvió la vista al par delante suyo ambos alzaron sus rostros, con las más sinceras sonrisas que nunca había visto. Ambos se levantaron y se acercaron a él, casi tambaleándose, envolviéndolo en un abrazo, uno que Gohan solía darle cuando estaba asustado, buscando su protección y que no lo soltara por nada del mundo.
Sus instintos no reaccionaron, su cuerpo no se movió negando el contacto, él no se apartó, solo permaneció ahí parado.
"Bienvenido seas, Padre" La melancolía, dolor y felicidad en sus palabras hicieron que su cerebro simplemente dejará de responder.
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La historia y el Black utilizado en este fic es el mismo creado en los escenarios [What If] del animador de batallas con el uso de sprites, Hyourinjutsu. Para quien esté interesado en conocer la historia creada por dicho autor, a continuación se dejan los links (en el orden cronológico explicado por el mismo) con su dialogo referente para mejor comprensión.
"[..] Viaje a un tiempo atrás, un punto en el que el Trunks que te advirtió del futuro aún era joven, y ahí lo asesine [...] Tu hijo, Gohan, derrotó a los androides y eso marcó el inicio de una nueva línea del tiempo. Debo admitir que tu mocoso fue un decente costal de boxeo"
Link de lo anterior: watch?v=lTsr_u1E1c8&ab_channel=Hyourinjutsu
"[...] Y así viaje a otro tiempo, uno donde Vegeta fue el que ascendió a Dios [...]"
Link de lo anterior: watch?v=fKFxd4n6Vmo&t=142s&ab_channel=Hyourinjutsu
"[...] Fuiste asesinado por quien tomó el cuerpo de Vegeta, y entonces algo inesperado sucedió, Broly volvió de la muerte [...]"
Link de lo anterior: watch?v=XtpIH5ZCgY8&ab_channel=Hyourinjutsu
Cuatro millones doscientos mil yenes es el sueldo anual de la industria constructora en Japón (4,200,000), con un millón trescientos dos mil setecientos veinticuatro (1,302,724) se puede vivir un año. Comer cuesta tres mil por día un hotel cuesta ocho mil por mes. Los datos mencionados son únicamente promedios e información sacada de Google, por lo que si bien su veracidad puede ser discutible fueron los datos en los que me base para lo referente al sustento en el capítulo.
Desconozco completamente los sucesos ocurridos en el manga de DxD, únicamente he visualizado el anime hasta su tercera temporada. Cualquiera que tenga algún dato curioso que crea pueda ser de utilidad en desarrollo de la historia es libre de compartirlo.
