Este fic está ambientado justo donde queda el anime, planeo sea cómico y coherente en el "desarrollo" de la pareja, habrán misiones, etc., agradezco todo tipo de reviews , para ver si lo sigo! Saludos.


Nobara siempre se consideró una chica hermosa, popular, fuerte, con buen gusto y bien carismática, por más que el trio desagradable que le tocó de compañeros -y sensei- la mirasen con cara de desagrado, desdibujados en el fondo como caricaturas, cada vez que lo dice. Aún así, hoy estaba fuera de su centro, decaída anímicamente, y no podía ocultarlo. Por suerte para ella, estaba sola caminando por las calles de Tokyo. Y la verdad es que no sabía si porque era la única chica del grupo o no poseía un apellido importante o no contuviera la más poderosa maldición, ellos siempre la dejaban atrás, ya sabía que en el intertanto del "fallecimiento" del idiota de Yuji y parte de la infancia y adolescencia de Megumi, Gojo-sensei ya los había entrenado personalmente, por tal estaban notoriamente arriba en poder a ella, o tal vez no tanto, ya que ella aprendió sus propios hechizos y técnicas también.

- No~ba~ra~chan -de repente oyó a alguien susurrarle en el oído.- ¡AAAAHHH! -gritó alejándose mientras se daba la vuelta con cara de hastío, desdibujada en horror. No era nada más ni nada menos que su famoso sensei.

- Calma calma -menciona agitando sus palmas abiertas- mi idea no era asustarte pero venía llamándote desde hace unas cuadras y no me ponías atención. -Nobara meditó esto último, la verdad es que estaba muy absuelta en sus pensamientos.- Hmp, pues es mi día libre sensei, donde claramente planeo pasarla bien lejos de sus presencias.

- Mmm, no tenías cara de estarlo pasando bien. -le contestó mientras sonreía despreocupado, cruzando sus brazos y doblando su pierna derecha para apoyarla en la izquierda, cosa de altos supuso.- Sí, sí, son cosas personales, nada que le incumba. -¿cómo explicarle que gran parte de su tristeza es literalmente él?

- Venga, te invito a comer, supongo que aún tengo pendiente enseñarte Tokyo ¿no? -Nobara lo miró detenidamente para analizarlo, cosa que no sirvió mucho, puesto que el adulto siempre vestía con una bandana negra cubriéndole los ojos.- Además, tengo que comprar una camisa debido a que mis queridos alumnos destuyeron mi fina prenda de seda. -mencionó con falsa melancolía, mientras Nobara rió recordando que ella le volteó un café encima, para luego agitar las manos con las palmas abiertas distrayendo la situación.


- Bueno Kugisaki -la llamó con seriedad mientras estaban en un café tomando té, su parada final- ¿le dirás a tu sensei qué te tiene tan angustiada? -"vaya... por eso es considerado un genio, no se le va ni una" pensó la aludida.

- La verdad sensei es que... siento que usted tiene un trato preferencial con los hombres del equipo -Satoru abrió los ojos, o eso supuso puesto que solo vio el movimiento de elevación de cejas tras la bandana- y ya estoy harta, no puede ser que cada vez que mi vida corra peligro dependa en que Fushiguro me atrape con un sapo o Itadori pelee espalda con espalda conmigo...

- Ya veo... -recibió como respuesta- ¿Quieres que te entrene entonces?

Nobara razonó esto mientras lo miraba fijamente, El hechicero más fuerte, el niño prodigio de los seis ojos y la técnica de maldición ilimitada, estaba ofreciendo entrenarla. Pero por algún motivo, instinto feminino tal vez, no se sentía bien, ¿es que acaso se lo propuso por pena? ¿es que acaso no podía ver un potencial en ella, pero sí en sus compañeros, y él proponérselo por iniciativa propia? Cavilaba con la cabeza gacha.

- ¡Já! yo puedo entrenar perfectamente sola -se arrepintió al segundo de lo que dijo, pero bueno ya estaba. Volvió a mirar atentamente al hombre frente a ella, el cual estaba despreocupado en su telefóno mientras conversaba igualmente con la mesera, parece que le habían pedido su número telefónico. Nobara ardió en rabia al verse ignorada y estaba a punto de gritarle cuando fue interrumpida- ya veo, entonces, ¿cuál es tu mayor deseo antes de morir?

Kugisaki quedó pasmada, en blanco, helada. ¿Qué era eso, una amenaza? No, no, el tono de voz empleado era curiosamente sugerente.- Tienes rabia porque crees que estás detrás de Megumi-kun y Yuji-kun, tienes pena porque sientes que tu vida corre peligro y solo puede salvarse gracias a otros, ahora propongo entrenarte y te niegas, entonces, ¿cuál es tu mayor deseo suponiendo que puedes morir en tu próxima misión? -dicho esto se retiró su bandana, enseñándole los hermosos ojos azul cielo de los que es poseedor, con una sonrisa, y liberando también su alborotado pelo blanco, notó también cómo a la mesera que recién estaba aquí se le cayó un pedido a lo lejos y otras simplemente quedaron estáticas en sus posiciones, con corazones en los ojos.

- Yo... yo... -nunca lo había pensado, o tal vez sí, si fuera a morir le gustaría ver por última vez a su amiga de la infancia Saori, pero no diría esa mamonería, en verdad, ni siquiera tiene por qué responder esto- no saco nada en decirle porque igual no lo podrá cumplir. -cerró sonriendo y cruzándose de brazos, sabía que Gojo-sensei era de los que no puede esquivar un reto, por más ridículo que fuera, ya que poseía una personalidad extremadamente infantil y tonta.

Satoru sonrió y la miró profundamente, o normal quizás, es solo que sus ojos son tan intensos, y bellos, y... se sonrojó ¿qué estupidez estaba pensando del estúpido de Satoru Gojo?- Pruébame -ella abrió la boca- claro, dentro de lo posible, no me pidas tipo que te baje la luna, aunque quizás sí podría hacerlo -le dijo mientras fingió pensarlo, apoyando su mano en su mentón, contemplativo.

"Piensa Nobara piensa, qué es "humanamente posible" pero no para tal vez el ser vivo más fuerte que existe"- yo... quiero perder mi virginidad.

Tiriri tiriri, tiriri tiriri. El teléfono de Gojo, el cual había dejado en la mesa, había empezado a sonar, este lo miró y dijo- Discúlpame es Utahime, si no le contesto lo más probable es que me dé un combo la próxima vez que la vea. -Acto seguido, contestó.

Nobara Kugisaki estaba con una taquicardia severa, rojísima, probablemente se iba a desmayar por problemas de presión. Salvada por la campana. Otra vez dijo algo de lo que se arrepintió al segundo, aún miraba con verguenza a su sensei, el cual estaba ligeramente volteado a su derecha en el sillón del lugar, se había colocado nuevamente su bandana (ni siquiera notó cuando hizo esto), y lo escuchaba hablar animadamente con la sensei, sonriendo con la cabeza levemente inclinada hacía arriba, como mirando el techo, o el vidrial más apartado en el mismo café. Apartó la vista a su propio té, le quedaba un poco en la taza pero sinceramente ya estaba frío como para tomarlo. Su corazón no le dejaba oír sus pensamientos. Qué idiota, "pueblerina idiota". Por un momento empezó a divagar, Utahime-sensei lo había llamado, también sabe que con Mei Mei-sensei se lleva muy bien, Miwa tiene una especie de crush con él, y la enfermera Shoko, que fue su ex compañera, pareciera ser igual de cercana.

Sinceramente, Gojo-sensei tenía un gran arrastre con las mujeres y, ahora, para aumentarle el ego le decía una estupidez como esta, "trágame tierra". De repente lo oyó cortar y cesar la conversación al mismo tiempo. Ay no, otra vez se le estaba acelerando el corazón.

- So... -comentó él retomando- ¿esta petición tiene un nombre en particular en ella? -preguntó calmado pero inquisitivo ¿se lo estaba tomando enserio, de verdad? - Ehh... no... -contestó casi inaudible.- Bien. -cerró mientras se paraba. Ella lo miraba en silencio.

- Nobara-chan, fue una hermosa velada contigo, gracias por tu compañía, la verdad me tengo que retirar ahora por cosas de la escuela, pero no te preocupes quedó todo pagado. Jaa ne -y simplemente se fue dejándola ahí sentada. Pensó en un segundo que, mientras conversaba con la mesera, fue cuando pagó quizás.

"Trágame tierra."