Había un gran revuelo aquel día en la escuela mientras Meimi llegaba. Junto a su salón, en el grupo "A" había un corrillo de muchachos y muchachas discutiendo animadamente. Al acercarse, se encontró con Daiki, quien la ignoró por prestar mayor atención al barullo que se gestaba frente a ellos. Un grupo de chicas vitoreaban a una jovencita de la edad de Meimi, una compañera suya del grupo A con quien nunca había cruzado palabra alguna. Era una muchacha de pelo castaño cortado en tazón hasta los hombros. Parecía bastante abrumada con la atención que le estaban dando, tanto que se sonrojaba. Por fin, acercándose más, Meimi pudo escuchar la razón del revuelo.

-Felicidades, Ritsuka! Sabía que lo ibas a lograr!-

-Gracias…gracias. Lo haré bien…De verdad que jamás esperé ganar…-

Los jóvenes continuaron preguntando cosas cada vez más absurdas a Ritsuka, que contestaba por cortesía. Las hermanas llegaron poco tiempo después, y naturalmente la aglomeración se dispersó. Meimi entró al salón para encontrarse con Seira.

-¿Sabes de que estaban hablando?- preguntó la muchacha pelirroja a su amiga. La novicia respondió diligente, como era su costumbre:

-Parece que esa chica ganó un concurso muy importante. Va a ser una idol. Aparecerá en la televisión local, según se.-

-Vaya, eso es genial!- saltó entusiasmada la chica.- Espero que le vaya muy bien. Una carrera musical a nuestra edad es un sueño que todas quisiéramos tener!-

Las clases iniciaron y el resto del día hasta el recreo transcurrió sin ninguna novedad. Y de nuevo, un grupo de muchachos rodearon a la apesadumbrada Ritsuka, sin dejar de vitorearla y de pedirle que contara toda su historia de nuevo. La muchacha al final tuvo que pedirles que la dejaran en paz. Pero los muchachos no cedían. No lo hicieron hasta que la voz firme de un muchacho de pelo azabache los hizo enmudecer por completo.

-Van a dejarla en paz de una vez, o le diré a las hermanas que no dejan de molestarla!- El tumulto de chicos se separó de inmediato. La fama de Daiki Asuka en la escuela era notable debido a sus proezas como detective junior en la policía de Seika. Cuando el último muchacho se fue, el joven se acercó a Ritsuka para felicitarla.

-Espero que te dejen de atosigar tanto. La verdad es que necesitas relajarte. Ese próximo concierto va a ser una prueba para ti aunque hayas logrado ganar…-

-Gracias, gracias por ayudarme. Tu debes ser el chico Asuka, hijo del detective Asuka de la policía…- inquirió la jovencita de pelo castaño. El joven asintió. No había notado que una mirada torva lo seguía desde hacía unos pocos segundos.

-Si me necesitas, puedes buscarme. De verdad que no tolero que la gente sea tan entrometida.- gruñó Daiki. Aquella persona que no quitaba sus ojos de él, se estaba acercando.

-Gracias, iré a buscar a mis amigas!- chilló la chica, alejándose de la escena. Daiki se dio la vuelta, sólo para encontrarse con Meimi Haneoka que lo miraba de manera juiciosa.

-Ah, que ocurre Haneoka? Quise echarle una mano a Ritsuka. Va a necesitar alguien que la apoye, porque va a estar sometida a mucho estrés, con todos esos tontos detrás de ella…-

-Esta bien.- resopló Meimi tragándose su orgullo.- Parece una buena chica. La verdad, me provoca un poco de envidia. Yo también habría querido ser cantante, aunque siendo honesta, soy bastante desafinada.- se rió.

-Podrías intentarlo tu también, Haneoka.- señalo el muchacho encogiéndose de hombros.

-No, esta bien así.-respondió la pelirroja.- Creo que tengo que concentrarme en corregir mis notas de matemáticas. Aunque me has ayudado, no consigo mejorar como mis padres quisieran…-

-Buf. Bueno, creo que sólo necesitas más práctica, Meimi. Pero debes tener más paciencia si quieres aprender de manera correcta…!- instó el joven. La chica no pudo evitar ponerse un poco molesta:

-La tendría si fueras más a mi ritmo! Avanzas demasiado rápido y a veces no te entiendo!-

Otra discusión llegaba como siempre. El recreo terminó poco después con un timbrazo de la campana. Horas después, Meimi llegaba a casa resoplando como hacía después de que tenía rencillas con Daiki. Se miró al espejo mientras se cambiaba el uniforme. Después de ponerse aquella falda rosa de peto que tenía ganas de usar, tomó a Ruby y la acarició sin dejar de mirarse. Quizás no sería mala idea cantar, ser una idol sólo por diversión. Con esa nueva idea en mente, puso su disco favorito de música pop y comenzó a cantar frente al espejo, tratando de hacer sus mejores movimientos. Siguió bailando y cantando hasta que su madre entró, no de muy buen humor, para recordarle que tenía que hacer las tareas escolares.

Al fin, un rato más tarde la muchacha terminaba la tarea. Bajó al salón para ver la televisión con sus padres. Vieron el programa de TV donde anunciaban a Ritsuka como la ganadora del concurso de idols de Seika auspiciado por una disquera, y presenciaron la entrevista que le hicieron a la jovencita. Una vez terminado el programa, Meimi le dijo a sus padres mientras cenaban:

-Sería muy lindo ser una idol...no lo crees, papá?- El hombre se atragantó con su bocado mientras su esposa lo miraba de manera precautoria.

-Hija, el mundo de las idols es muy complicado…- habló sabiamente Genichiro una vez que logró pasar el bocado de pan de arroz. – Tu madre y yo preferimos que sigas estudiando y que encuentres un buen marido en dado momento.-

-Pero debe ser muy bello, estar en un escenario y ser admirada por todos!- insistió la pelirroja.-

-No es tan fácil como tu crees, hija.- continuó Eimi Haneoka poniéndose seria. –Cuando crezcas lo entenderás. Es divertido imaginar, pero la realidad es muy distinta. No es una profesión para todos.-

Meimi se dio cuenta que no era bueno seguir insistiendo. Pero había algo que quizás sus padres no iban a negarle.

-Bueno, pero…podría tomar clases de canto?- aventuró la muchacha. –solo quiero hacerlo por diversión…nada serio. Ustedes saben.- Los padres de la chica se miraron.

-Vamos a hablarlo y te lo diremos. Si sólo quieres clases de canto, esta bien. Pero nada de querer ser una idol, entendiste? Tienes que mejorar tus notas de matemáticas, no lo olvides. - habló de manera firme su padre. La jovencita lo miró a los ojos. Era poco habitual que su padre fuese así de tajante, lo cual significaba que iba en serio.

Al final, se fue a la cama pensando que quizás no había sido tan mala idea sugerir las clases de canto. No era obligatorio que ella fuese una idol como Ritsuka después de todo.