Prólogo

Un nuevo día comenzaba.

Ella abría sus ojos, estirando un poco a lo que bostezaba, tronando cada parte de su cuerpo posible de lo dura que se encontraba en estos momentos por estar durmiendo en un lugar que no es muy recomendable de dormir pero termina siendo un gran placer cuando tienes en frente una gran pantalla para ver series, más cuando es esa persona que tanto amas.

Sí, esa persona que tanto ama es su padre.

Recuerda que anoche su padre y ella decidieron recostarse en el sofá frente a la pantalla plana que colgaba de la pared, decidiendo ver alguna que otra película y luego una serie para rematar toda la noche y madrugada, acompañadas con algunas botanas y bebidas, una noche soñada para ambos, para ella más que nada.

Sabe muy bien que su padre suele trabajar demasiado y cuando tiene este tipo de tiempo, el de no trabajar por unos días, suelen hacer esto, un momento muy cercano a su padre que tanto adora y agradece que siempre esté para ella.

Él seguía dormido.

Miró al frente y la pantalla estaba en pausa, preguntando si todavía había alguien si estaba viendo la serie que habían empezado anoche y que vieron como 7 capítulos antes de dormirse. También, la pequeña mesilla frente a ellos estaba llena de bols vacíos y bebidas ya también vacías, producto de que le dieron con todo anoche.

—¿Papá? —habló, mirando a su padre dormida. Tocó la mejilla de este unos momentos y no reaccionaba para nada—. Mm, sigue dormido todavía… —trató de moverse ahora un poco pero se había dormido encima de él y estaba con el brazo de su padre en sus alrededores. Le costó moverle un poco, soltando sonidos de quejas leves—. Incluso dormido no se puede mover…

Si estando despierto ya era complicado de mover, dormido era como mover 500kg de… de algo, un elefante, más o menos.

Una vez liberada de ese brazo y estirando un poco más antes de hacer algo, miró de nuevo el lío que habían hecho anoche y sin mucho más, empezó a recoger cada cosa que habían dejado sucia, tirar el resto al cesto de la basura así como pasar el trapeador para limpiar el suelo que también ensuciaron, quitándole un trabajo de encima a su padre así puede descansar de una muy buena manera y no tener que hacer nada. También, prendió la cafetera – fijándose primero que tenga granos de café – y dejó a mano dos tazas para poder darle uno a su padre y uno para ella, queriendo probar debido a la curiosidad de tomar cafeína.

Ya que estaba haciendo esto, miró la cocina y miró luego el refrigerador en busca de algunas cosas, sacando de la misma algunos ingredientes para poder hacer algo que hará muy feliz a su padre a la hora de levantarse.

—… que sea lo que Dios quiera…

15 minutos después

Un olor le hizo despertar.

Era diferente a ese olor quemado que solía olfatear cuando estaba dormido y despertaba de la misma manera, claro que era muy diferente. Abrió sus ojos lentamente en lo que su nariz se movía un poco.

Como hizo antes esa niña, estiró bastante, rascándose la cabeza mientras con la otra mano libre se la pasaba por la cara. Luego, refregó sus ojos con ambas manos. Lo que tenía frente a él era un ambiente limpio y seguro, alzando una ceja con sus ojos entrecerrados que le costaba abrir por lo cansado que estaba por haber dormido bien… y mal por dormir incómodamente en el sofá, más cuando tienes a una niña durmiendo encima de ti.

Pero más dominaba ese olor a comida que sentía, levantándose mientras se limpiaba sus ojos un poco.

—¡Hola papá!

—… —le dolía la cabeza un poco. Caminó hasta de donde vino la voz y fue a la cocina. Ahí vio a lo que era su hija, una muchacha que vestía su pijama, o al menos un short y una camiseta a tirantes, con su cabello totalmente suelto, revoltoso y rebelde, teniendo una gran sonrisa—. Hola Lita…

—¿Dormiste bien? —le preguntó entonces Lita. La misma notó cómo su padre se sentaba en la mesa mientras le miraba. Sabe muy bien cómo se está sintiendo—. ¿Te duele la cabeza? Seguro fue porque bebiste un poco… y también dormiste mal…

—Creo que fue por eso… —dejando de lado eso, miró fijamente a su hija—. ¿Estás haciendo el desayuno?

—Terminando, de hecho —y apagó la cocina. Empezó a verter lo de la sartén en el plato, mirando todo con gran orgullo por cómo había cocinado esto sin quemar nada. Estaba feliz que no había quemado un cereal con leche. Con ese orgullo, volteó a su padre con el plato en mano y puso no solo eso sino otros dos más frente a él—. He aquí, mi primer desayuno sin quemar —y lo daba a su padre con una sonrisa—. Espero te guste

—… —él miró con rareza a su hija y luego a la comida—. Vaya… de verdad te ha salido bien… ¿has practicado?

—No —pero de hecho, sí que lo estuvo—. Ya sabes padre, soy muy buena para este tipo de cosas —y su nariz se hacía puntiaguda con las manos en sus caderas—. Vamos, prueba.

Con dudas, terminó probando esto. Cada uno de los platos que probó le dejó un muy buen sabor en su boca. Abrió sus ojos sorprendido. Además, vio cómo también le dejaba un vaso con jugo de naranja y una taza de café que soltaba ese vapor de haber sido recién hecho. Ambos fueron deliciosos. Asentía en aprobación.

—Lita… vaya… está muy bueno —decía con una sonrisa—. De verdad… —y veía que no hacía ella buenas caras mientras bebía ese algo en su taza—. ¿Qué tiene?

—… café es muy amargo —decía con asco—. Creo que paso de probar esto…

—Si no pones azúcar… —negaba ante la tontería de ella—. …es obvio que será amargo…

—… ¿se le pone azúcar? —preguntó. Su padre no le dijo nada ante esto. Ella tomó unas cucharadas de azúcar y lo vertió dentro de su café. Lo mezcló y luego lo probó. Sigue siendo un gusto raro y molesto pero, ahora sabía mucho mejor—. Oh, vaya. Ahora sabe mejor, sí… podría acostumbrarme a esto… —miró a su padre—, ¿qué te parece la comida?

—… quitando de lado que es la primera vez que cocinas bien… y no prendes fuego nada… y no terminas todo para hacer un plato… sí, está muy bien Lita, felicidades —y se reía un poco mientras notaba la mala expresión de su hija—. Casi que puedes cocinar junto al hijo de Loni…

—No creo que pueda cocinar como él, Lincoln…

Entonces el hombre adulto, de nombre Lincoln, miró de manera rara a su hija Lita que dijo su nombre tan casualmente. No es normal que un hijo llame con su nombre a su padre, es como una pequeña falta de respeto a una persona mayor, más un padre. Hay que tener en cuenta también que no son un padre y una hija muy normal. Lita sabe esto muy bien también.

Era un hombre soltero y con una hija de 12 años de edad. Su mujer, la madre de Lita, se le dio las ganas de irse por ahí e iniciar una nueva vida sin ellos. Habían peleado varias veces y la relación no era buena, incluso no podían fingir frente a ella que todo estaba bien. Tampoco se soportaban y Lincoln mismo dijo que no puede siquiera estar con ella solo por su hija. Era muy deshonesto hacer esto y si se debían separar, entonces que así sea. Eso tampoco significaba que iban a dejarse de ver, más a su hija. Aun así, ella decidió irse como si nada.

Lita sabía todo de hecho. Sabía que su madre le terminó abandonando. Nunca tuvo el valor de querer decirle que le dejó porque encontró a una persona supuestamente mejor que él pero, ¿realmente había una persona mejor que su padre? No, no cree que sea cierto.

Dejando de lado esa historia de lo más repetitiva que se puede saber, volvamos a lo que importa.

Lita se acercó hasta su padre para abrazarlo, acariciar ese cabello blanco suyo que tenía y ese pequeño bello facial que estaba dejando crecer que también tenía un lindo color blanco, sonriente como ninguna mientras se le insinuaba un poco a él.

—Ahora que tienes unos días libres papi… —y sí, no puede evitar usar este pequeño tono para poder conseguir lo que quiere—. …¿pasaremos los días juntos como antes?

—… ¿sí?

—… ¿sabes? Me gustaría… —en eso, se acercó hasta su oído para susurrarle varias cosas, cosas que entra en el rango de ser normal—. …estar juntos…

—… ¿es necesario que hagas esto? —se separó y le miró a la cara, viendo que ella sonreía de una manera no muy sana para una muchacha de 12 años de edad, sabiendo de sobra lo que quiere—. Tan solo dilo, no pienso caer en tus juegos de nuevo —soltaba con una cara sin expresión.

Lita se cruzó de brazos.

—Me gustaba cuando reaccionabas diferente

—Ja, ja, ja. Ya no sucederá. Vamos, ¿qué quieres? ¿Pasar el día con papá? Ya te dije que no tengo trabajo por unos días, podemos estarlo y hacer lo que quieras…

Al menos sabe que ahora sí tiene a su padre a su lado y puede pasar estos días con él y no tener que esperarle hasta la noche misma para tener al menos unos momentos y luego verle ir a su cama y listo, día terminado. Se siente sola sin él, más si su madre que ya no vale la pena recordar. Siente que también debe hacerle feliz ya que no tiene una mujer. Es su deber como su hija… ¿no?

Ya con esto, ya sabe lo que le va a pedir.

—Yo…

Antes de seguir, la puerta de la casa había sonado, incluso el timbre.

—Voy a ver quién es

Lincoln se levantó y fue a atender.

Lita cuando vio que no pudo contarle su pequeña idea para estar juntos y hacer que sea feliz, se molestó. Más que nada, está muy molesta con la persona que viene a joder a las 9 de la mañana y que no paraba de tocar la puerta y el timbre de la casa con tanto odio. Era muy molesto, demasiado. Pensar que alguien viene a joder a estas horas, suerte que no les abrió ella la puerta porque los mataría o de no matarlos, dejarles con una conmoción cerebral de las cosas que les tiraría.

—Lita…

Estaba tan metida en su mundo que no escuchaba nada de lo de afuera.

—Dios… no de nuevo… ¡LITA!

—¡¿QUÉ MALDITA SEA?!

Se dio cuenta que le contestó mal a su padre, demasiado.

Pensó… en muchas cosas. No le hizo darse cuenta de nada.

Cuando se dio cuenta de esto, no solo miraba a su padre que estaba sorprendido sino también veía una cabellera rubia detrás de él que parecía tener un gran nerviosismo con verle.

Le reconoció demasiado.

Era uno de sus primos mayores, Loyd…

Unos momentos atrás…

—¿Loki?

—Hola enano

—¿Qué haces aquí? Quiero decir, ¿qué haces tan temprano y más con este clima tan feo? ¿Qué hace Loyd también aquí? ¿No recuerdas que es muy sensible a las temperaturas como esta?

—Sí, sí, lo sé muy bien, no tienes que darme lecturas, enano. Sé muy bien cómo cuido a mi hijo, no tienes razón para decirme qué hacer.

—De hecho, puedo

—Como digas. Escucha, necesito un favor.

—¿Qué…?

—Necesito que estés unos días con Loyd

—¿Razón?

—No puede venir conmigo a mi viaje de negocios. No es bueno viajar a todo el mundo con él a mi lado.

—¿No quieres que sea una carga?

—No, no quiero hacer que se sienta mal por tantos viajes y que genere problemas a su estado de salud, sumando a que no se siente muy bien Loyd, ¿verdad?

—… h-hola…

Fue una escena curiosa.

Loki era el hermano mayor de toda la camada Loud, el más importante de todos por los negocios que tiene, el que más dinero tiene, el que más viviendas y villas tiene en todo el mundo. Ese mismo, el que alguna vez era alguien bastante desinteresado en su juventud, era ahora una persona muy importante, por no decir que era la más importante del mundo. Rubio, ojos claros, vello facial más notado que Lincoln, alto, bastante atractivo, no comparado a uno de sus hermanos menores, era el que estaba parado frente al albino que no dejaba de mirar al bien abrigado Loyd que yacía detrás de su padre, mirando al suelo.

—… ¿por qué yo? —preguntó.

—Porque por más que me duela decirlo, eres el más atento de todos —contestaba de mala gana—. Los demás, es obvio que no son buenos para dejarles a cargo.

—¿Ahora crees que soy bueno?

—Lincoln —se tomaba la cara—, por favor, no me hagas sentir débil, por favor. Suficiente con que he venido hasta aquí —se soltó la cara y miraba de mala manera a su hermano—. ¿Puedes hacerme el maldito favor de cuidarlo?

—Vale, vale, lo voy a cuidar —soltaba algo indefenso mientras veía cómo su hermano mayor le daba esa mirada amenazadora que él solo podía hacer—. Dios, siempre te pones de esta manera…

—¿Tengo que decirte la razón de ponerme de esta manera? —contestó. Luego, volteó a ver a su hijo que parecía un tanto nervioso y mostraba una mala cara—. Ey, hijo, vas a estar bien bajo el mismo techo que tu tío

—… ¿n-no pu-puedo qu-quedarme en casa? —preguntaba Loyd, hijo de Loki. Era igual a su padre, demasiado. El único detalle era que su cabello, por extraño que parezca, no podía ser peinado y siempre parecía como si se levantara recién. Sumemos los pequeños temblores involuntarios y como no, su pequeña constitución. Él preguntó esto porque es mayor, 19 años de edad—. S-sé có-cómo cuidarme, pap-papá…

—Sé que eres capaz hijo pero no quiero dejarte solo, para nada. Estarás mejor al cuidado de tu tío —se inclinó un poco para besarle la frente—. Recuerda que si sucede algo, llámame y haré que alguien venga a darte una mano…

—N-no hace falta…

—Hará falta… aunque espero que no —por momentos volteó a ver a Lincoln que seguía sin entender nada de esto. De nuevo, miró a su hijo—. Luego hable con su tío para contarle sobre las cosas que debes hacer, ¿sí? —su hijo le asintió—. Quiero que sepas que a pesar de todo, te sigo queriendo. No pienses que no lo hago. Ahora ve —se puso recto. Empujó un poco a su hijo para que vaya junto a su tío Lincoln. Lo miró—. Si llegas a necesitar algo de mi casa para poder sacar cosas de Loyd, simplemente avísame y haré que la gente que cuida de la casa te abra y no te confundan con un ladrón

—¿Tengo apariencia de ladrón?

—No, de idiota…

—… como te odio…

—Sí, sí, tengan lindo mes —les decía mientras le saludaba a ambos y se subía entonces al auto donde era abierta la puerta trasera por una persona que era conductor—. Cuídate Loyd.

—¿Cómo? ¿Mes?

Antes de poder decir algo más, el conductor simplemente les dio un saludo a ambos y se subió para llevar a su señor al aeropuerto para así empezar su viaje de negocios que tanto ha planeado.

Se quedó callado.

Miró a Loyd con curiosidad. Él, Loyd, se mostró indefenso y con una cara triste porque piensa que es su culpa en estos momentos con respecto a quedarse este mes en casa de su tío. No quería, le gustaría estar a solas y tener libertad… pero también le agrada la idea de que su tío Lincoln le esté cuidado. Pensando en Lita, su prima, tiene envidia de toda la atención que recibe y cómo es de feliz al ser tan cuidada. Miró de esa manera a su tío, no sabiendo qué cara poner.

—… ¿t-tío?

—¿Sí Loyd?

—… ¿m-molesto?

—¿Qué?

—… n-no me qu-quieres… ¿no?

—… —miró para todos lados y abrazó a Loyd, todo para acercarse a su oído—. Guarda este secreto Loyd: eres mi sobrino favorito.

Al ser soltado por su tío, al escuchar esto, simplemente sonrió y se sintió demasiado bien, dejando de lado todo pensamiento negativo. Tomó su bolso con el que traía algo de ropa y siguió a su tío con flores a sus alrededores.

Ahora

—… ¿qué?

—Tu primo Loyd se va a quedar un mes aquí —le decía por quinta vez a Lita que no entendía nada de lo que decía—. Tu tío tiene que hacer cosas en otros países, ya sabes, cosas de ricos —con esto Lita pudo entender—, por lo que no quiso dejar a solas a tu primo y por ende está con nosotros

—Oh… ¿no puede ir a casa de los demás?

—… se va a quedar

—Me niego

—Te daré 1000 dólares de mesada por adelantado sí…

—Vas a dormir en este cuarto, Loyd.

Lita no aceptaba para nada el hecho de que Loyd venga a dormir en su casa. Tampoco le agrada la idea de que gente venga a su territorio para invadir el mismo. Que venga su primo y arruine estos días a solas con su padre no le agradaba.

Ahora, con algo de dinero, se dio vuelta como una tortilla.

1000 dólares eran muy bien recibidos.

Sí, Lincoln conoce muy bien a su hija.

Ahora debe mandarle un mensaje a Loki para que le dé un poco de dinero, algo que cuando lo hizo, al mero instante ya lo terminó insultando en varios idiomas para luego recibir un email de confirmación de una transacción de dinero a su cuenta de banco.

Pensó que ahora debe preocuparse no solo por su hija sino también con su sobrino. No es complicado para nada, ha cuidado de Loyd alguna que otra vez, más también sus otros sobrinos que suelen dar problemas pero termina siendo todo muy bien.

La puerta, de nuevo, sonó.

Curioso, tuvo que ir a atender.

Abrió la puerta.

Como el anterior, era un muchacho rubio de ojos claros. Tenía vello facial, bien acomodado. Tenía una gran sonrisa en su rostro joven, un muchacho de una edad aproximada de 17 años. Estaba bien abrigado y con las manos detrás de su espalda. A diferencia del primero, Loyd, éste joven presentaba un cuerpo algo rellenito.

—¿Laine? —decía con los ojos algo abiertos—. ¿Qué haces aquí?

—…

No dijo nada. Tan solo entregó aquello que tenía detrás.

Lincoln vio un sobre. Parecía una carta.

Al olfatear la misma, era obvio que era de Loni, su segundo hermano mayor.

Solamente él tendría a su disposición millones de formas para mandar mensajes y él usaría una carta para escribir, no entendiendo nada de nada.

La abrió.

"¡Hola hermanito!

Sé que tienes dudas del porqué mi hijo está frente a tu puerta. También seguro tienes dudas de la razón de escribir una carta y no dejarte un mensaje de voz.

Tengo varias cosas que atender en París. Tengo que presentar mi nueva línea de ropa en los desfiles, en Francia. Además, luego debo ir a las sucursales abiertas que hay también allí para ver si todo está en orden y de nuevo, presentar más y más ropa. La gente confía que yo los vista de la manera más elegante posible.

Espero que puedas hacerte cargo de mi hijo. Sé que eres el mejor de todo. Después de todo, no te pago para que lo hagas… aunque creo que lo hago… ¿lo hago? Creo que sí, no recuerdo muy bien…

¡Espero que te diviertas con él!"

Otro más que se quedaría con él en estos momentos.

Laine, hijo de Loni, era bastante amable. Sabe muy bien que va a hacerle caso y para variar, encontraría razón alguna para cocinar. Le encanta cocinar y también le gusta comer… eso explicaría un poco su pequeño peso de más. Aun así, eso no quita el hecho que tiene un aire a su padre y es guapo.

—¿Te quedarás este mes? —preguntó porque todavía pensaba en el caso de Loyd.

—Sí —respondió. No era una voz muy grave ni aguda. Tampoco es que le guste hablar. Era bastante callado pese a ser una persona muy cálida—. ¿Molesto?

—No, no —le negaba—. De hecho, tu primo Loyd también está

—¿El primo Loyd está también…? —abrió sus ojos un poco—. ¿En serio?

—Pasa ¿sí? —le indicaba que entrara—. Hace un poco de frío, es temprano. Está caliente dentro —Laine hizo caso y entró con una valija, muy diferente a Loyd que entró con un bolso—. Ve a ver a Lita, estará acomodando a Loyd. Luego dile que…

No pudo seguir.

La puerta sonó de nuevo.

Estaba serio cuando escuchó esto.

Le indicó a Laine que siguiera a donde él apuntó con su dedo para buscar a su hija y así sea acomodado en el respectivo cuarto que tiene en su casa que, innecesariamente, tiene varios cuartos para hospedar a algunas personas.

Abrió la puerta.

Ya no quiere saber quién es.

Sabe muy bien que no puede ser buena señal.

Entonces, con sus ojos cerrados, los abrió nuevamente.

Ahí estaban todos sus sobrinos fuera, con caras indiferentes y charlando entre ellos hasta que notaron su mirada.

—Hola tío

No iba a tener unas buenas vacaciones.