I
La veía hablar con su novio como cada jueves que ambos se quedaban de ver en la misma cafetería situada en el centro de la ciudad.
Estaba hastiado de eso, ya estaba llegando al límite de su paciencia.
Tenía que hacer algún movimiento, ya no le bastaba el observarla de lejos y seguirla como el loco acosador que sabía que era.
Miró el reloj que descansaba en su muñeca derecha 2:30 pm ya tenía que dejar de espiar a su dulce obsesión.
¡Vamos! Aunque fuera un acosador también tenía una vida, empleo, familia, amigos y una novia de la cual no sabía cómo librarse. Si pensaban que él era un loco, Gabi no se quedaba atrás.
Al principio cayó en las tiernas sonrisas y miradas de la joven castaña, era 3 años menor que él pero eso no importaba, se sentían cómodos uno a lado del otro, claro hasta que ella comenzó con sus celos enfermizos a tal punto de celarlo con su madre.
Sí, suena loco, pero el castaño no había tenido esta extraña y lunatica forma de ser. Era un joven psicólogo que llevaba una vida agradable y sin contratiempos.
Alto 1.85 de altura, tez apiñonada, cabello castaño, ojos verde intenso casi parecido al de las esmeraldas y sonrisa bondadosa. Por obvias razones las chicas no faltaban en su vida.
Manejaba rumbo a su consultorio, tenía la cita con Historia Reiss, era muy dulce esa chica pero con serios problemas e inseguridadades que fueron causadas en su niñez a causa de su padre.
Escucho su celular sonar, le hecho una rápida mirada y el identificador decía la leyenda "Gabi" y lo decidió ignorar por su propia salud mental.
No tenía ánimos de comenzar una discusión por lo que fuera que hubiera molestado a su novia, aunque sabía que al ignorarla la tendría fuera de su departamento esperándolo para bombardearlo con una sarta de insultos y amenazas.
La consulta con la Reiss transcurrió normal, ella iba evolucionando de forma positiva, poco a poco los mounstros del pasado iban desapareciendo.
Tomó nuevamente sus llaves del auto y se dirigió a casa.
6:30 pm
Estacionó en su lugar, verifico que nada de valor se quedara dentro, aunque no vivía en un barrio peligroso e inseguro era mejor prevenir.
Entró al edificio dispuesto a tomar el elevador.
Llegó a su piso y milagrosamente no se encontraba su comprensiva y dulce novia.
Metió las llaves en la cerradura y antes de darle vuelta, un dulce aroma a cerezo le inundó los sentidos. Sabía perfectamente de quien se trataba, su hermosa obsesión.
-Buenas tardes.- fue el escueto saludo que le dirigió la dueña de esos ojos grises.
-Buenas tardes.
Contestó sin siquiera voltear a verla y entrando por fin a su departamento, vaya mejor forma de terminar su día.
Mikasa sabia perfectamente que el castaño la acosaba justo como ese mismo día y eso ciertamente no le molestaba en lo absoluto.
Algo de él le llamó la atención a penas cruzaron miradas en el elevador del edificio de departamentos donde ahora comenzaría a habitar.
Fue como una chispa o más bien una corriente eléctrica que le recorrió desde la cabeza pasando por su columna vertebral hasta terminar en las puntas de los dedos de sus pies, y eso sin duda alguna le había sacado ahora su lado más exhibicionista.
Le agradaba y le prendía de sobremanera el sentirse observada/acosada por Eren. Ella sabía perfectamente que se tomaba el tiempo de seguir sus pasos, no es que el de ojos esmeralda fuera un idiota para no esconderse bien, al contrario ni siquiera Levi se había percatado del más alto.
Hablando de Levi, ya estaba aburrida de esa relación, que aunque para nada era seria y formal ya no sentía lo mismo que tiempo atrás, no desde que el de baja estatura terminará su relación con Petra Ral.
La adrenalina le dio paso a la monotonía y eso verdaderamente le fastidiaba.
No es que fuera una cualquiera, zorra o puta como su querida "amiga" Isabel le había dicho que parecía o al menos eso demostraba su libertino comportamiento.
¡Que va! Ella jamás se identificó a sí misma como una mojigata, puritana e hipócrita, eso sí que no iba con ella.
Siempre le gustó disfrutar de su sexualidad, además ella no le debía nada a la de ojos miel y sonrisa amigable; eso sin duda se lo debía el pelinegro antipático.
Siempre fue clara con Levi, desde un inicio le dijo que no esperara que cayera rendida de amor a sus pies. Así que ahora que él le había confesado que rompió con la Ral porque se había enamorado de ella no podía seguir más con él, una cosa era el buen sexo combinado con el buen amante que el mayor llegaba a ser y otra el novio entregado y meloso que había visto en acción cuando Petra le llamaba en medio de un encuentro casual.
Además ¿Cómo podía confiar en Rivaille si había engañado a su abengada novia con ella?
Como decían por ahí las mujeres de la tercera edad "Ahora que el puesto de novia lo tendría ella quedaría el puesto de amante libre."
Así que no, preferia cortar todo de tajo. No estaba acostumbrada a lidiar con ese tipo de temas, era más un alma libre a la cual no le gustaba ser encerrada ni retenida.
-Entonces creo que esto es el adiós definitivo, fue bueno mientras duró.-hablo el oji azul parándose de su asiento. -Espero y encuentres a un hombre que te entienda y no te limité.
-También lo espero, Levi.
Dicho eso el hombre dio media vuelta y se retiro de esa cafetería sin mirar atrás.
Era lo mejor, ella lo sabía.
Así como también sabía que con él no tendría una ridícula escena por más que al hombre le doliera el corazón y mucho más el orgullo, ya que al igual que ella le desagradaba el escándalo y llamar la atención por pendejadas.
Miró disimuladamente para ver si el Jeager seguía observandola y se decepcionó al no poder localizarlo con la mirada, hecho una mirada a su celular, eran las 2:30 y de seguro el joven había vuelto a su consultorio.
Lo sabía muy bien porque el chico no era el único que se dedicaba a observar y descubrir cosas, ella también era muy buena en ese asunto, el era algo así como su gusto culposo.
Sabía que su madre se llama Carla, su padre Grisha había muerto en un accidente aéreo y tenía un medio hermano mayor, Zeke.
Su amigo desde la infancia es Armin Arlet, había salido con Rico Brzenska dos años atrás y ahora mantenía una relación tóxica con Gabi Braun.
Hablando de ella.
Esa chiquilla idiota le irritaba de sobremanera, tan mimada, berrinchuda y de muuuuy baja autoestima. Le había tocado presenciar varios arranques de celos, esos si que no los había visto al andar de stalker, sino que la mocosa idiota se los hacía en el estacionamiento del edificio e incluso en el corredor frente a la casa se Eren.
Aún no comprendían porque el joven seguía a su lado, quizá la amara de verdad y Mikasa sólo fuera un capricho pasajero y eso sólo le hacía sentir lástima por él.
Tomó sus cosas y se retiro del lugar, ya que Rivaille había sido tan generoso de pagar la cuenta antes de irse.
Ahora era el turno de ella para acosar a Eren Jeager.
Lo vio salir del consultorio quizá ya iba de regreso a su hogar, de cualquier forma se daría cuenta al seguirlo no tan de cerca para no ser pillada en el acto.
Espero a que el tomará el ascensor primero, además que aprovechaba de pasear la vista por esa espalda ancha y recaer en ese trasero varonil.
Después de que él subió ella hizo lo mismo pensó que el ya estaría dentro de su hogar y eso ciertamente le decepcionó un poco, pero para su sorpresa el estaba ahí frente a la puerta #104, lo vio quedarse inmóvil mientras olía algo.
-Buenas tardes.- tomó la iniciativa en saludarlo.
-Buenas tardes.- fue el seco saludo que obtuvo de él y de reojo lo vio entrar a su departamento.
¡Diablos! Aunque eran vecinos y los dos estaban obsesionados uno sobre el otro nunca habían intercambiado nada más que esos saludos formales.
No entendía porque con la simple presencia del castaño se volvía tonta y se ruborizaba con sólo oír su voz aterciopelada y varonil.
Le cagaba no poder mantener una conversación fluida con Eren Jeager y no es como que el tuviera la intención de seguirle la platica de todos modos.
Eso sin duda alguna tenía que cambiar.
Ya dentro de su departamento decidió tomar una ducha, el clima estaba caluroso con bochorno lo que la había hecho sudar un poco y esa sensación de tener el cuerpo pegajoso no le agradaba para nada.
Fue directo a sacar su ropa interior y buscando encontró ese coordinado azul eléctrico que aún no estrenaba, lo tomó y fue directo a la ducha.
Se había tomado su tiempo mimandose, agradecía tener una tina y regadera en el baño el cual era espacioso, terminó de bañarse y procedió a secar su cuerpo para después ponerse la lencería.
Se miró al espejo y le gustaba lo que veía, el coordinado resaltaba en su blanquecina piel, lastima que no tuviera a quien mostrárselo.
Oh tal vez, sí.
Una loca idea atravezo su mente, quizá hoy era el día en el que se acercaría a su gusto culposo... Eren Jeager.
Eren se encontraba ya en pijama la cual solo consistía de un pantalón holgado que dejaba ver el inicio de esa "V" que era del agrado de las chicas con las que había salido y de su actual pareja, no le gustaba dormir con playera le resultaba incómodo además que era un vanidoso y le encantaba lucir su torso desnudo el cual tenía unos abdominales marcados.
Total no se había pasado tanto tiempo y dedicado mucho esfuerzo para lograrlos y que al final no pudiera lucirlos.
Acababa de cenar un simple sandwich y un vaso de jugo de manzana, no tenía ganas de pedir comida y mucho menos de cocinar.
Mientras lavaba los utensilios que utilizó para elaborar su cena pensó en ella.
¿Qué estaría haciendo en este momento? Estaría dormida ya, aunque dudaba eran apenas las 8:15 pm, o quizá habría invitado a ese vejete a pasar la noche con ella.
Ese pensamiento lo emputo, el pensar que ese enano de mierda tenía el privilegio de poder tocarla le cabreaba y más le enojaba el no poder observarla en ese horario del día.
Estaba enfurruñado que se había tardado en escuchar el timbre de su hogar.
De mal humor seco sus manos y fue directo a ver quien carajos era, por la insistencia pensó que era la Braun y rodó los ojos, no quería verla ese día y aunque le molestara Carla no lo había educado mal.
Resignado abrió la puerta sin ver por la mirilla.
-Hoy no estoy de humor Gabi, dejemos la pelea para otro día y pasa.- hablo con los ojos cerrados mientras sostenían el pomo de la puerta.
-Buenas noches, creo que vine en mal momento.
Abrió los ojos por la sorpresa, no esperaba que la pelinegra estuviera frente a él.
-Lo siento vecina, no se preocupe fue un malentendido dígame en que puedo ayudarla.
Estaba nervioso, se sentía como un adolescente y no como el hombre seguro de sí mismo que era.
De todas las personas que podían ir a su casa y llamar a su puerta jamás se imagino que Mikasa sería una de ellas.
La vio sonreír y eso provocó que quedara embobado ya que nunca lo había visto o bueno más bien nunca le sonreía a él.
-Lo que pasa es que he salido un momento y olvidé tomar las llaves de mi casa y he quedado afuera obviamente sin poder abrir y quería pedirle si me presta su teléfono para poder llamar a un cerrajero.- explico la joven.
Pero la realidad era otra, claro que no era así. La Ackerman había decidido acercarse por fin a él y terminar con esa obsesión de ambos.
A lo mejor si por fin se quitaban las ganas todo se calmaria y podrían seguir como si nada.
-Claro, pase.
Espero sea de su agrado, muchas gracias por leer
