DISCLAIMER: Nada de esto me pertenece. Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia a TwiGilmore.Yo solo me adjudico la traducción.
Link del grupo en facebook: www facebook groups / itzel . lightwood . traducciones
Link de la historia original: www fanfiction net /s/ 13774671 /1/ Ivy
Capítulo beteado por Yanina Barboza, beta de Élite Fanfiction (www facebook com/ groups/ elite .fanfiction)
"Ivy" by Taylor Swift
How's one to know?
I'd meet you where the spirit meets the bones
In a faith forgotten land
In from the snow
Your touch brought forth an incandescent glow
Tarnished but so grand
Oh, goddamn
My pain fits in the palm of your freezing hand
Taking mine, but it's been promised to another
Oh, I can't
Stop you putting roots in my dreamland
My house of stone, your ivy grows
And now I'm covered in you
BPOV
21 de diciembre de 2099
La casa estaba helada. Colgué mi abrigo en el gancho junto a la puerta y me quité los zapatos para evitar meter la nieve. Caminé rápidamente hacia el termostato y moví la manija para encender la calefacción.
Finalmente, algo de calor en esta fría y amargamente solitaria casa, pensé crípticamente.
Por lo menos estaba sola esta noche dado que mi esposo estaba en un viaje de trabajo. No tenía que dar un espectáculo penoso, pretendiendo que estaba feliz y contenta, que todo estaba bien; se estaba volviendo insoportablemente cansador.
¿Pero qué se suponía que hiciera? ¿Irme? Quiero decir, podría… pero no se sentía así de simple. Era difícil dejar un matrimonio cuando construiste una vida con la persona que elegiste como tu compañero… tantos planes y sueños intercalados juntos que se volvía imposible desenredarlos.
Mi esposo era amable, amigable y trabajador. Eso debería ser más que suficiente, ¿no?
Pero también sabía lo que él realmente hacía en esos "viajes de trabajo" con su colega…
Una parte de mí lo amaba.
Pero otra parte de mí fantaseaba con irse.
Me imaginaba encontrar un tipo de amor apasionado, adictivo y absorbente. Uno en donde no pudiera quitar las manos de la otra persona, en donde él me alzara en sus brazos y satisficiera mis más profundos deseos por intimidad física y emocional…
Ugh, tenía que detener estos pensamientos. Necesitaba aceptar que esta era mi decisión. Yo decidí casarme con Mike. Mike era mi esposo. Solamente necesitábamos trabajar en nuestro matrimonio, comunicarnos mejor, averiguar cómo mantener las cosas vivas y divertidas en nuestra relación.
O quizá yo necesitaba algo, o alguien, que me diera la chispa que necesitaba para finalmente dejarlo.
Suspiré mientras entraba en la cocina y sacaba una copa de vino de la alacena. Probablemente debería cenar primero, pero no me sentía muy hambrienta. Tomé mi botella favorita de cabernet sauvignon del botellero y la abrí. Llené la copa de vino hasta el borde y tomé un gran sorbo. Ya podía sentir el líquido calentar mis huesos y calmar mis nervios.
Llevé el vino hacia el baño en donde decidí que un baño seguiría calmando mi ansiedad y me calentaría de la tormenta invernal de afuera. Abrí las llaves del agua, arrojé sales de baño y burbujas y me quité la ropa. Enredé mi cabello en un moño para evitar que se mojara.
Lentamente me deslicé en el agua caliente y recargué mi cabeza contra el borde de la bañera. Cerré los ojos y me concentré en el calor del agua contra mis fríos músculos. Me estiré por mi copa de vino y tomé otro largo e intencional sorbo.
Alrededor de treinta minutos después, mi copa de vino estaba completamente vacía y mi ansiedad, afortunadamente, se había desintegrado en la fría agua del baño. Lentamente solté mi cabello y pasé mis dedos por los mechones. Mi rostro estaba sonrojado por el vino y el vapor del baño.
Fui de nuevo a la cocina y llené mi copa de nuevo. Miré alrededor de la cocina, decidiendo que sería inteligente comer algo en lugar de solo tomar vino para cenar. Decidí hacer un sándwich cuando escuché un golpe en la puerta. Mi ceño se frunció mientras me preguntaba quién podría ser. Eran casi las nueve de un viernes por la noche.
Me estiré por mi teléfono en la encimera y abrí la aplicación diseñada para identificar las visitas afuera de mi puerta. Pero, por supuesto, la cámara no estaba funcionando por alguna razón. ¿Quizá por la tormenta? Decidí que lo mejor era ignorar el golpe y continuar preparando mi comida.
Algunos segundos después, se escuchó otro golpe. Esta vez, era más fuerte y parecía más urgente. Con cautela caminé hacia la puerta y en silencio miré a través de la mirilla. Accidentalmente había dejado encendida la luz del porche hacía un rato, así que podía ver, más o menos con claridad, a la persona del otro lado de la puerta.
Él parecía ser de mi edad, quizá un poco más joven. Era anormalmente pálido, alto y tenía el cabello cobrizo revuelto. No estaba usando una chaqueta, lo que me pareció extraño dado que había copos de nieve revoloteando a su alrededor. Lucía… casi como loco.
Por instinto me alejé de la puerta. Una parte de mí gritaba que debería esconderme en mi habitación y pretender que no estaba en casa, quizá llamar a la policía para que vinieran y revisaran todo.
Pero había otra parte de mí, más grande, que se sentía obligada a abrir la puerta. Casi como si no tuviera otra opción.
Me acerqué más a la puerta y miré por la mirilla de nuevo. Este misterioso hombre de apariencia amenazante me parecía familiar. No podía identificar de qué forma…
—Clara —dijo el hombre en un tono desesperado, casi doloroso—. Por favor, déjame entrar. Sé que estás justo del otro lado de la puerta.
¿Clara? Debía estar en la casa incorrecta.
Tragué antes de hablar en voz alta.
—Lo lamento, señor. No hay ninguna "Clara" aquí. Debe tener la dirección equivocada.
Se quedó en silencio por un momento. Miré de nuevo. Su mano estaba extendida, su palma descansando en la puerta. Su expresión parecía ser de alivio y perplejidad al mismo tiempo.
—Debo tener el nombre incorrecto, mis disculpas. Pero eres tú a quien vine a ver. Estoy seguro. ¿Te molestaría abrir la puerta para poder explicarme?
¿No era así como todas las películas de terror comenzaban? ¿La damisela en apuros tomaba una pobre decisión y dejaba pasar al monstruo a su casa? Me sentía confusa de nuevo porque mi mente estaba gritándome que corriera lejos de la puerta, pero era como si mi corazón, o mi alma, estuvieran gritando que tenía que abrir la puerta… incluso si tuviera consecuencias desastrosas.
Ajusté la bata a mi alrededor y tragué nerviosamente. Me estiré por el seguro y lentamente lo quité antes de girar la manija con cautela para abrir un poco la puerta. El hombre atravesó la puerta tan rápidamente que mi visión tuvo problemas para registrar sus movimientos.
La siguiente vez que parpadeé, él estaba frente a mí en la entrada, la puerta principal cerrada y con el seguro puesto detrás de él. Lo miré, con los ojos ensanchados. Sus ojos eran increíblemente negros, como el ónix, y tenía moretones, como sombras debajo de ellos. Incluso aunque sus ojos eran oscuros, parecían suaves y vulnerables. No lucía como si fuera a lastimarme… todo lo contrario, en realidad. Me miraba… ¿con adoración, quizá?
—Sé que esto debe ser extraño para ti —dijo con una voz de terciopelo que era increíblemente suave y serena; era como música directo de los cielos—. Pero creo que puedes sentir nuestra conexión, también. De otra forma no hubieras abierto la puerta.
—¿Quién eres? —susurré.
Buscó en mis ojos por unos segundos.
—¿Puedes recordarme?
Lo estudié de nuevo. No sabía quién era este hombre. No tenía memorias claras de él.
Pero sentí ese tironeo extraño de nuevo, como si mi cuerpo, o mi alma, lo recordaran de forma implícita.
—Yo… no estoy segura —dije confundida—. No lo creo.
Se estiró hacia mí, pero por instinto retrocedí. El dolor atravesó su rostro ante mi inconsciente intento de protegerme al retroceder de su toque. No estaba segura por qué, pero me sentía extrañamente protectora con este hombre y no quería ver que ningún tipo de dolor lo tocara de nuevo. Así que avancé hacia él.
Él alzó su mano más lento esta vez y se estiró para tocar mi mejilla. Mi respiración se atoró en mi garganta cuando sus fríos dedos hicieron contacto con mi piel. Una corriente eléctrica pasó por todo mi cuerpo, haciendo que me sintiera más viva que nunca. Mi corazón se aceleró cuando él pasó sus dedos de ida y vuelta por mi piel sensible.
—No puedo creer que de verdad seas tú —murmuró el hombre con emoción en la voz—. Tu apariencia, movimientos, la voz, la esencia… es exactamente la misma… y tu mente aún es tan silenciosa como siempre.
Lo miré con duda. ¿Este hombre era mentalmente estable?
—Por favor, dime qué está sucediendo. Dijiste que lo explicarías si te dejaba entrar.
—Tienes razón. Dije eso. Ven, vamos a sentarnos.
Dejó de acariciar mi mejilla y se estiró por mi mano en su lugar. Nos guio a mi sofá que estaba a unos metros de distancia. Nos sentamos y encaramos al otro. Se estiró por mi otra mano también, casi como si tuviera miedo de dejarme ir. Su piel estaba helada y dura como el granito… pero mi cuerpo registró su toque como un fuego ardiente, casi como si él hubiera iniciado un fuego en mí solo al tocar mi mejilla y mis manos. ¡¿Quién era esta persona?!
—Una vez que comience a explicar, tengo miedo de que salgas corriendo por las colinas —dijo con una risa cautivante—. Y no estoy dispuesto a perderte de nuevo.
Tomé un profundo respiro.
—Pruébame. —Ya lo había dejado entrar a pesar del sentido común. Estaba segura de poder manejar cualquier historia que él me arrojara.
—Siempre has sido asombrosamente buena con lo extraño, te concedo eso —sonrió de forma torcida, lo que hizo que mis mejillas comenzaran a sentirse cálidas—. Oh, cuánto he extrañado tu hermoso sonrojo. —Sus dedos tocaron ligeramente mi mejilla de nuevo.
Lo miré expectante, aún esperando que me ofreciera su explicación ante este extraño encuentro.
—Mi nombre es Edward. Tú y yo somos… amigos cercanos de hace muchos años.
Tragué.
—¿Me llamaste "Clara" hace unos minutos, antes de que te dejara entrar?
—Sí. Ese era tu nombre cuando te conocí antes. ¿Cuál es tu nombre ahora?
—Bella —respondí—. ¿A qué te refieres con eso de "cuando me conociste antes"?
—Bella —sonrió—. He estado buscándote durante los últimos veinticinco años. Sabía que sería capaz de encontrarte si no me rendía. Supongo que no lo he hecho de la forma más saludable, como lo pediste anteriormente, pero el dolor de perderte fue absolutamente insoportable. Quería terriblemente estar muerto contigo. Lo único que evitó mi propio final fue saber que quizá sería capaz de encontrarte en esta vida y asegurarme de no perderte de nuevo.
Lo miré, perpleja. Este chico probablemente necesitaba ingresar a un hospital psiquiátrico porque parecía estar desconectado de la realidad. No podía comprender nada de lo que estaba diciendo. Contemplé ponerme de pie para tomar mi teléfono y llamar al 911, pero tres cosas me mantenían sentada en este sofá.
Primero, recordé cómo él rápidamente había entrado a mi casa después de abrir la puerta. Estaba segura de que no había forma de que yo pudiera ser más rápida que él. Segundo, la forma en la que mis manos se sentían dentro de las de él era una felicidad absoluta. Sabía que si alejaba mis manos de él, mi cuerpo reaccionaría como un imán y anhelaría su toque de nuevo. Tercero, y me sentía como una loca por admitir esto para mí, sentía como si hubiera una pizca de verdad en esta historia de locos que él veía como la realidad.
—Creo que necesito más contexto —murmuré antes de mirar sus ojos… ojos que ¿quizá ya había visto antes?
—Eso es absolutamente razonable —contestó Edward con otra risa—. Pero, por favor, ¿puedes prometerme algo antes de que te dé otra explicación?
Antes de que pudiera detenerme las palabras salieron de mi boca y contesté:
—Lo que sea.
—Déjame explicar todo antes de que decidas que soy alguien que necesita atención psiquiátrica. —Lo miré, con los ojos ensanchados de nuevo, pero asentí en acuerdo. ¿Cómo es que estaba tan en sintonía con mis pensamientos? Dijo algo acerca de que mi mente aún era silenciosa. ¿Podía él leer mis pensamientos?
Soltó una de mis manos y se estiró para pasar su mano por su cabello. Lucía como un gesto nervioso para mí. Dejó su mano de nuevo sobre la mía antes de mirarme a los ojos.
—Es solo que estoy tratando de decidir por dónde comenzar —dijo—. Mi único propósito ha sido localizarte. No consideré en cómo explicar esta excepcional situación.
—¿Por qué querías encontrarme en primer lugar? —pregunté, esperando que lo ayudara en su explicación.
—Porque eres mi esposa… o mejor dicho, lo fuiste, hace mucho tiempo. Veo que tu corazón quizá le pertenezca a alguien más ahora —contestó mientras miraba mi mano izquierda y pasaba su pulgar por mi anillo de matrimonio.
—Ya son dos veces que dices eso de "hace muchos años". Dijiste que fuimos amigos hace muchos años y ahora estás diciendo que ¿también estuvimos casados? —cuestioné sin creerlo.
—Sí —asintió con resolución y luego pausó, como si estuviera tratando de decidir sus siguientes palabras—. Años atrás, tu nombre era Clara. Naciste en 1987 y viviste una vida larga y feliz conmigo… falleciste cuando tenías ochenta y siete años, en 2074. Verás, yo no envejezco, así que no había forma de que yo te siguiera con mi propia muerte. Querías que te transformara en alguien como yo, pero no podía tolerar la idea de potencialmente dañar tu alma.
Qué. Mierda.
Este chico estaba loco.
Necesitaba mi vino para terminar esta conversación.
Me puse de pie y caminé lentamente hacia la cocina, tratando de digerir su absurda historia. Comenzaba a preguntarme por qué le había prometido dejarlo terminar de explicar todo antes de llamar a las autoridades. Tomé mi vino de la encimera y di un largo sorbo antes de llenar la copa de nuevo. Regresé al sofá y me senté.
—Entonces, ¿no puedes envejecer o morir? Eres, ¿qué, inmortal? —me reí.
—Sí —contestó Edward sin una pizca de comedia en su voz. Mi ceño se frunció mientras tomaba otro sorbo de mi copa—. Mi clase no envejece o muere fácilmente.
—¿Tu clase?
Sonrió y se estiró hacia mí para poner una mano en mi rodilla. Jadeé ante su toque de nuevo, el calor se extendió por mis venas como el fuego.
—Cuando aún estabas viva como Clara, conocimos a otro ser como yo, Shiloh. Shiloh, similar a otros como yo, tiene un talento especial; es capaz de identificar almas. Así que, cuando alguien muere, ella es capaz de localizar la misma alma de nuevo en un diferente cuerpo físico… por supuesto, para mi desagrado, su talento es tan inmune a ti como el mío de leer mentes lo es. Sin embargo, por su don, sabía que tú aún estabas aquí en algún lugar si buscaba lo suficiente… Y, ahora, aquí estás junto a mí.
No sabía por qué parte preguntar… todo era una completa locura.
—Tú… tú… yo, yo… —Nada coherente salía de mi boca porque mi mente estaba nadando en incredulidad.
Su pulgar se movió de forma calmante por mi rodilla, causando más confusión en mí.
—Sé que esto es mucho para procesar, amor. Toma un profundo respiro.
Me concentré en mis pulmones y en tomar respiraciones lentas y profundas.
—Quería convertirte después de que conocimos a Shiloh —continuó Edward—. Sentía como si el don de Shiloh fuera prueba de que tu alma no sería dañada si fueras como yo dado que ella ha localizado almas de todo tipo de seres. Pero, en ese momento, estabas al final de los sesenta años, y no podías tolerar la idea de ser mucho mayor que yo para toda la eternidad… decidimos esperar hasta después de que hubieras fallecido. Shiloh me ayudaría a encontrar tu alma en tu nuevo cuerpo físico, y yo te convertiría una vez que tú decidieras que estabas lista… Ahí es cuando las cosas se complicaron. Verás, el don de Shiloh solamente funciona después de que alguien fallece. No teníamos idea de que su don no funcionaría en ti. Así que, una vez que falleciste, mi vida se volvió más complicada mientras comencé a buscarte a ciegas. Y Alice no podía localizarte tampoco, porque ya no sabía a quién estaba buscando.
—¿Alice? —Esa fue la única palabra que pude decir. Mi mente aún era un caótico desorden.
—Alice es mi hermana. Era tu mejor amiga, y hermana, también, después de que nos casamos. Ella ve el futuro, por ponerlo de forma simple.
Genial, así que teníamos una cazadora de almas, una vidente y un lector de mentes presentes en esta historia. Jodidamente fabuloso.
Me las arreglé para ponerme de pie de nuevo. Esto era demasiado. Llamaría por ayuda. Este hombre, claramente, necesitaba ayuda profesional. Caminé hacia la cocina y tomé mi teléfono.
Aunque, tan pronto como tomé mi teléfono fue quitado de mis manos en un borrón. Una vez que reaccioné, parpadeé para ver a Edward junto a mí con mi teléfono en su mano.
—Por favor, Bella. —Su voz rogaba—. Prometiste que me dejarías explicarlo todo.
Tragué el nudo que se estaba formando en mi garganta. Las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos. No tenía miedo de que Edward me lastimara… parecía como si él de verdad me amara completa e incondicionalmente, delusivo o como fuera. Pero esto era demasiado para comprender, demasiado para procesar…
—Oh, cariño —dijo Edward torturado. Fui llevada a sus brazos en el segundo después de que murmuró las palabras. Voló hacia el sofá en donde se sentó y me llevó hacia su pecho mientras luchaba contra las lágrimas causadas por lo abrumada que me sentía.
Ni siquiera luché para que me soltara. Quizá debí haberlo hecho. Este desconocido y excéntrico hombre que había dejado entrar a mi casa me había contado una ridícula historia que no tenía ningún sentido lógico.
Pero la forma en la que me abrazaba… esto se sentía familiar, reconfortante y… correcto. Como si se supusiera que estuviera en los brazos de este hombre.
Acarició mi cabello de forma reconfortante. Sus labios rozaron mi frente lo que causó una corriente eléctrica por mi cuerpo. ¿Cómo es que me estaba haciendo esto? ¿Esto era parte de lo que él era, tenía este efecto en todos? Aún no había respondido mi pregunta acerca de qué clase de "ser" era.
—Nunca respondiste mi pregunta —dije en voz baja. No quería dejar su regazo o su abrazo, pero me empujé contra él para enderezarme más. Limpié mis ojos.
—¿Cuál pregunta?
—¿Qué eres si no eres humano?
Tomó un profundo respiro. Miré mientras la angustia pasaba por su rostro. No estaba segura del porqué, pero un impulso llegó a mí y, lo siguiente de lo que fui consciente, estaba estirándome y acariciando su rostro en un intento por borrar su dolor. Se inclinó hacia mi toque y cerró los ojos por un segundo.
Cuando abrió los ojos, eran suaves y vulnerables mientras se conectaban con los míos.
—Soy un vampiro… pero uno vegetariano, como nos gusta llamarlo. Solamente bebo sangre de animales, no de humanos.
Mientras decía las palabras, sentía como si ya supiera que esa sería su respuesta. ¿Cómo? No estaba segura. Y aún no estaba asustada, tampoco.
Pero estaba comenzando a cuestionar mi propia salud mental. ¿Cómo es que toda esta información se sentía tan cierta, tan real, tan correcta en mis huesos? Mi lado lógico sabía que todo esto era completa y totalmente una locura. ¿Cómo podía ser real? ¿Cómo Edward esperaba que le creyera y que no llamara por ayuda profesional?
—¿Qué estás pensando? —preguntó desesperadamente.
—Estoy preguntándome cómo esperas que crea todo esto —contesté honestamente.
Sonrió de forma torcida, lo que hizo que mi corazón revoloteara en mi pecho.
—Creo que puedo ayudarte con algo de eso. Primero, sé que tienes una pequeña cicatriz en forma de medialuna justo aquí. —Se estiró por mi mano derecha y subió la manga de mi bata mientras su pulgar acariciaba la cicatriz—. Y sé que tienes la más hermosa marca de nacimiento en el interior de tu muslo izquierdo, y una enorme peca cerca de tu oreja derecha. Podría adivinar que el vino que bebes es cabernet. Odias el clima del exterior; prefieres el sol y la calidez. Amas leer literatura clásica… puedo enlistar más, si quieres.
Parpadeé un par de veces. ¿Quizá estaba soñando? ¿Cómo es que él sabía todas estas cosas? Estaba absolutamente en lo cierto en todo.
—¿Cómo sabes de la cicatriz y la… marca de nacimiento? —La marca de nacimiento estaba muy arriba en mi muslo, cerca de mi cadera. Si sabía acerca de ella… me sonrojé. Si mi cuerpo se sentía así de vivo, con nosotros teniendo la ropa puesta...
Sacudí la cabeza. Estaba casada. Estaba comprometida con alguien más. Este mítico hombre que decía ser un vampiro no podía ser la ruina de mi matrimonio… ¿cierto?
—Siempre tendrás esa cicatriz, sin importar cuántas vidas vivas. Es de otro vampiro que te mordió. Saqué el veneno antes de que se pudiera extender y convertirte en vampiro. Y, la marca de nacimiento, bueno… nosotros estuvimos casados por sesenta años, amor. En realidad, para mí, aún lo estamos. —Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios que hizo que mis mejillas, cuello y pecho se sintieran calientes.
Tragué. Bien, así que alguien se convertía en vampiro al ser mordido por otro vampiro… y fui mordida por uno en una vida pasada, pero Edward me salvó. Extraño. Nunca supe de dónde salió esa cicatriz.
—¿Cómo explicas todo lo demás? —pregunté.
Gentilmente deslizó sus brazos por debajo de mis rodillas y hombros, me levantó con facilidad y me dejó en el sofá junto a él. Añadí dos cosas a mi lista acerca de él: era anormalmente fuerte y rápido.
También, ¿era una locura que me sintiera triste acerca de él removiéndome de su regazo? Quería estar en los brazos de este hombre extraño. De hecho, quería estar de vuelta en su regazo y enterrar mi rostro en su pecho para memorizar su dulce esencia que se sentía como un hogar.
Edward se estiró en su bolsillo. Sacó un sobre doblado y un pequeño álbum fotográfico. Me los tendió.
—Estos quizá te ayuden. La carta es algo que tú escribiste antes de fallecer como Clara. Dijiste que te ayudaría a creerme cuando te encontrara de nuevo. También tengo algunos de tus viejos diarios, pero no los traigo conmigo.
Me maravillé ante el sobre, escrito en la parte de arriba, con mi letra exacta, estaba el nombre de Clara Cullen.
Edward continuó.
—No esperaba que tu apariencia física fuera exactamente la misma que cuando fuiste Clara, pero lo es, así que las fotografías de nosotros quizá también te ayuden a creer esto. Shiloh dijo que solo había visto que eso pasara unas cuantas veces, cuando el alma tiene el mismo cuerpo físico. Tiene la teoría de que eso pasa cuando el propósito del alma no fue terminado la primera vez por una variedad de razones.
Giré el sobre y miré a Edward. Él asintió en apoyo. Deslicé mi dedo por debajo y lo abrí. Encontré una hoja de cuaderno doblada. La extendí y me quedé sorprendida, de nuevo, ante la letra que era completamente idéntica a la mía. Leí la fecha de la carta: 2070. Edward dijo que Clara murió en 2074. El año actual era 2099… exactamente veinticinco años después, la cual era mi edad actual.
Tragué y comencé a leer:
19 de octubre de 2070
No estoy segura de a quién dirigir esta carta, dado que no sé cuál será mi siguiente nombre, pero supongo que ese no es el punto. Estoy escribiendo esto para recordarme —a mi más verdadero, profundo y puro ser— de la cosa más imperativa que seguramente olvidaré cuando entre a mi siguiente vida: Edward.
Si estás leyendo esto, Edward ha llegado; te ha deslumbrado lo suficiente como para que te detengas y, por lo menos, consideres que su boba historia tiene algo de realidad. Estoy segura de que no tomó mucho convencimiento, ¿no? ¿Acaso no todo ya se siente completamente correcto con Edward?
Aunque todos están preocupados de que no recordaré a Edward, no creo que eso sea posible. Quizá no tenga un recuerdo o imagen específica en mente, pero no hay ninguna forma de que olvide las cosas implícitas e inconscientes que él dejó.
Primero, la forma en la que se siente cuando él me toca; es como si una corriente eléctrica pasara por todo mi cuerpo, haciéndolo sentir completamente despierto y vivo. Su toque se siente como una droga de la que mi cuerpo no puede tener suficiente.
¿Ya lo tocaste? Si no, estírate y toca su mano para ver si la corriente eléctrica sucede. Te garantizo que sí.
Segundo, la forma en la que un sonrojo mágicamente aparece en mis mejillas, y la forma en la que mi corazón revolotea de forma incontrolable cuando él sonríe de forma torcida o se ríe. Esa sonrisa suya… le hace las cosas más extrañas al cuerpo humano. Esa sonrisa se siente como gasolina para mi día.
¿Ya sonrió de esa forma? Si no, dile esto, y lo hará: "¿Recuerdas todas las plumas de las almohadas en la Isla Esme?". ¿Tu corazón se derritió y comenzó a latir de forma irregular en tu pecho después de que sonriera y/o se riera? Eso pensé.
Dejé de leer por un segundo y lo miré.
—¿Ya has leído esto?
—No. Me dijiste específicamente que no lo hiciera.
—¿Recuerdas todas las plumas de las almohadas en la Isla Esme?
Sus ojos se iluminaron, con las cejas arqueadas y, ciertamente, una sonrisa torcida apareció en su hermoso, suave y angelical rostro. Justo como la carta lo predijo, mi corazón comenzó a latir y mis respiraciones se aceleraron.
—Nunca podría olvidar eso… ¿eso está ahí? —preguntó emocionado.
—Pensé que se suponía que no leyeras la carta.
Se rio y eso provocó cosas en mí, también.
—No lo hice, pero siento una curiosidad terrible ahora.
Le sonreí tímidamente y volví a concentrarme en la carta.
Tercero, la forma en la que huele. Apuesto que ya te diste cuenta de esto tú sola. Edward tiene la esencia más dulce y reconfortante de todo el mundo.
Cuarto, la forma en la que su voz suena como el suave terciopelo. El sonido más divino y musical.
Quinto, se sentirá como si una cuerda dorada e invisible los está atando sin importar lo mucho que intentes liberarte de ella. No luches contra la sensación, inclínate hacia ella. Nada puede romperlo, así que no te molestes en intentarlo. De una forma u otra, el universo se las arreglará para unirlos. Créeme.
Y por último, cómo se siente al besarlo. Aquí no hay palabras para describir una experiencia tan celestial… así que, cuando te sientas lista, lentamente inclínate y bésalo. Te prometo que esto solidificará todo. Pero ve lento. Sé que no se ha estado cuidando y no quiero hacerlo pasar por una incomodidad innecesaria dado que tu sangre huele de forma exquisita para él.
No tomará mucho para enamorarte de Edward. Amarlo es como respirar: completamente natural y sin esfuerzo.
Por favor, cuida de él. Es el más precioso regalo que se te puede otorgar.
-Clara.
Me sentía completamente en shock. Todo en la carta… ya me había dado cuenta de todo. Bueno, con excepción del beso. Realmente era como si yo me hubiera sentado y escrito esta carta. Todo estaba dicho de la forma en la que yo lo hubiera dicho. La letra era exactamente idéntica…
Esto era tan escalofriante.
Evité el contacto visual con él mientras me estiraba por el álbum de fotos. Lo abrí y jadeé. La mujer en estas fotografías… ella realmente lucía idéntica a mí… bueno, lo hizo por un tiempo, hasta que comenzó a envejecer. ¡¿Cómo era esto posible?! La mujer lucía increíblemente feliz, especialmente cuando estaba junto a Edward. La última imagen era una de ellos besándose, quizá en el día de su boda.
Cerré de golpe el álbum y miré hacia el sofá.
Ahí fue cuando lo sentí, como un interruptor que se encendió en mi cabeza.
En lo más profundo de mis huesos, la realidad me golpeó como un montón de ladrillo: todo esto era verdad.
Yo era Clara; Clara era yo. Éramos la misma alma.
Edward no estaba loco. Sabía que esto era verdad. Lo sabía más que cualquier otra cosa. Edward era mío y yo de él, nuestras almas estaban unidas; lo sentí en el momento que lo vi de pie afuera de mi casa una hora atrás.
—Bella. —La divina voz de Edward llenó mis oídos—. Dime qué estás pensando, amor. Por favor. El silencio es ensordecedor.
Finalmente lo miré e hice contacto visual con él. Busqué en sus ojos por varios segundos antes de lentamente estirarme y tomar su rostro entre mis manos. Me acerqué más a él en el sofá y cuidadosamente me incliné hacia él. Dirigí mi mirada hacia sus labios.
Sus brazos se envolvieron alrededor de mi espalda mientras lentamente me alzaba y me acomodaba en su regazo, de modo que estuviera encima de él. Jadeé ante la conexión, pero rápidamente me recuperé mientras cerraba el espacio al suavemente presionar mis labios contra los de él.
Clara había tenido razón en la carta, no había palabras conscientes para esta experiencia. Mi mente se volvió papilla, al igual que mi cuerpo. Los labios de Edward eran como una llave hacia la euforia. Nunca en mi vida alguien había provocado este tipo de reacción física de mi cuerpo; era casi como si unos fuegos artificiales se hubieran encendido dentro de mí y las chispas estuvieran irradiando cada centímetro de mi cuerpo.
Nuestros labios se movieron y amoldaron juntos en perfecta armonía. Sentí la lengua de Edward acariciar mi labio inferior y rápidamente separé los labios. Su lengua tocó la mía, enviando más chispas por mi columna. Enredé mis dedos en su cabello y lo atraje hacia mí con más fuerza, esperando abrazarlo un poco más.
Demasiado pronto, sentí las manos de Edward en ambos lados de mi rostro mientras firme, pero gentilmente, separaba mi rostro del suyo. No había descubierto cómo abrir mis ojos y recuperar el aliento aun cuando sentí los fríos labios de Edward comenzar a besar cada centímetro de mi rostro: mi frente, párpados, nariz, mejillas, barbilla, mandíbula y, finalmente, mi cuello. Regó besos por la piel sensible de mi garganta y gentiles mordiscos hasta que sentí que no podía respirar más. Probablemente sonaba como si estuviera teniendo un ataque de asma.
Edward rio ligeramente antes de besar mis labios una vez más.
—No hay palabras para expresar lo mucho que he extrañado tus besos. La forma en la que tu cuerpo reacciona al mío es increíblemente salaz.
Finalmente recordé cómo abrir los ojos.
—En la carta —jadeé. Aún no tenía aliento—. Dice que mi sangre huele de forma exquisita para ti… ¿esto es demasiado?
Sonrió de esa forma torcida que rápidamente se estaba convirtiendo en mi característica favorita de él.
—Para nada, amor. Lo contrario, en realidad. No se siente lo suficiente. He estado sin tu toque por veinticinco años. Estoy mucho más hambriento por algo más que la sangre.
—Ohhh. —Sentí mis mejillas ponerse rojas—. Creo que el sentimiento es mutuo.
Antes de poder comprender lo que estaba pasando, sus labios se estrellaron contra los míos. Sus brazos se envolvieron alrededor de mi espalda, acercando mi cuerpo al de él. Envolví mis brazos alrededor de su cuello y mostré el mismo entusiasmo mientras nuestros labios continuaban el baile de hacía tan solo unos minutos.
Sus manos pasaron de arriba abajo por mis muslos desnudos, provocándome escalofríos y enviando olas de deseo por mi cuerpo. Incluso aunque sus manos estaban frías, dejó rastros de fuego en cada parte de mí que tocaba.
Rompí el beso y llevé mi boca de su mandíbula a su cuello. Besé y chupé su piel de granito. Una de mis manos se enredó en el cabello de su nuca mientras la otra acariciaba y se aferraba a un bíceps que salía por debajo de su playera.
Besé hasta su oreja y dejé que mi lengua viajara por ahí. Un instinto me dijo que eso le gustaba. Sus brazos se envolvieron a mi alrededor de nuevo mientras mordisqueaba el lóbulo de su oreja. Dejó salir un gemido desde el fondo de su garganta. Sentí más sangre apresurarse a mi centro ante ese glorioso sonido.
Los brazos de Edward se apretaron mientras presionaba sus labios contra los míos de nuevo. Se levantó del sofá. Mis piernas aseguradas alrededor de su cintura.
—La habitación —dije sin aliento entre besos—. Al final del pasillo a la izquierda.
Rápidamente llegó a la habitación. Me dejó con cuidado en el colchón, desenvolviendo mis brazos y piernas de su alrededor, y encendió la lámpara que estaba en el buró. Sus ojos nunca dejaron los míos mientras se quitaba los zapatos y alzaba su playera por encima de su cabeza.
Me enderecé al verlo. Estaba de rodillas casi al borde de la cama mientras me estiraba para acariciar su perfectamente esculpido pecho, abdomen y brazos con mis dedos. Alcé la cabeza y nuestros labios instantáneamente se derritieron juntos de nuevo.
Mis dedos trazaron el borde de sus jeans. Luché con el botón hasta que lo desabroché. Bajé la cremallera y luego tiré de sus jeans hasta que cayeron de sus caderas al piso. Se los quitó y de inmediato estuvo sobre mí, mi espalda presionada al colchón. Ahora solamente estaba usando su bóxer y yo seguía usando mi bata de baño.
Sus labios viajaron por mi cuello hacia mis hombros y clavícula. Mi corazón latía con rapidez en mi pecho, mi respiración era agitada y podía asegurar que mi rostro estaba sonrojado.
El espacio entre mis piernas estaba dolorido y se sentía increíblemente húmedo e incómodo, rogando por más fricción. Nunca antes había estado así de excitada. Cada centímetro de mi cuerpo estaba en llamas, rogando porque los helados labios de Edward extinguieran las llamas, lo que estaba haciendo con mucha habilidad.
Besó por mi cuello de nuevo y pausó un segundo o dos para alejarse de mi rostro. Abrí los ojos y miré hacia él.
—Bella —dijo con voz ronca—. Siento que estoy en control total ahora, pero ha pasado mucho tiempo desde que estuvimos conectados de esta forma… si te lastimo, o hago algo que te ponga incómoda, debes decírmelo al instante.
—Lo haré —susurré. Extrañamente, confiaba completamente en él y sabía que él nunca haría nada para lastimarme a propósito. Tenía el presentimiento de que él conocía mi cuerpo mejor que yo misma.
Me estiré hacia abajo y deshice el nudo de mi bata antes de dejar que el suave material cayera por los lados, exponiendo mi cuerpo desnudo mientras libreaba mis brazos de las mangas.
Tragué de forma nerviosa mientras Edward se alzaba y dejaba que sus ojos viajaran lentamente por mi cuerpo antes de quitarse el bóxer y arrojarlo hacia un lado. Miré su físico de supermodelo. Era la cosa más hermosa que alguna vez había visto en la vida. Me estiré para tomar sus brazos y atraerlo de vuelta a mí.
—Eres tan hermosa, mi Bella —susurró antes de moldear sus labios alrededor de los míos.
La forma en la que su cuerpo desnudo de sentía presionado contra el mío era éxtasis puro. Sentí su erección presionar contra mi muslo interno, enviando electricidad por mi cuerpo.
—Mmmm —gemí contra sus labios.
Dejó un camino de besos hacia mi pecho. Arqueé la columna para llevar mi pecho desnudo solo un centímetro o dos más cerca de su boca. Lentamente besó mis pechos antes de llenar uno de ellos con sus fríos, pero ardientes, besos. Finalmente sentí su helado aliento justo en el lugar en donde quería que estuviera. Su lengua jugueteó lentamente alrededor de mi pezón.
—Uhhh —gemí mientras arrojaba mi cabeza contra la almohada y llevaba mi cuerpo más cerca de él, rogando por más del placer que solo él podía darme. Él, sin prisa, fue hacia mi otro pecho y jugueteó con ese pezón también.
Edward se sentó ligeramente y se estiró para tomar su erección. Usó su otra mano para soportar su peso mientras pasaba la punta de su pene arriba y abajo por mis pliegues húmedos. Jadeé antes de estirarme para aferrarme a su antebrazo, animándolo a continuar el movimiento.
Se posicionó en mi entrada y se inclinó de modo que estuviera viendo directo en mis ojos.
—No puedo esperar más, amor. Tengo que estar dentro de ti por un segundo —susurró antes de deslizarse por completo en mí.
—¡Santa mierda! —chillé antes de que él presionara sus labios con los míos.
Nunca había sentido algo tan placentero como esto… bueno, quizá lo hice en mi vida pasada. Pero en esta vida, no podía imaginar que algo se sintiera más satisfactorio, más complaciente, más intenso… era como si nuestros cuerpos encajaran juntos como piezas de rompecabezas, perfectamente creadas, perfectamente alineadas.
Edward detuvo sus embestidas y se enderezó, para que estuviera de rodillas. Estiró su brazo izquierdo por debajo de mi cuerpo hasta que se aferró al lado izquierdo de mi cadera desde abajo. Luego su brazo derecho cruzó mi cuerpo para aferrarse a mi hombro derecho. Aún estaba dentro de mí y mis rodillas estaban flexionadas, con los pies plantados en la cama.
Lo miré confusa, insegura de qué estaba haciendo. Él sonrió con esa sonrisa torcida que hacía que me derritiera, pero había algo más en esa sonrisa, también, una sombra de una sonrisa burlona, quizá, como si estuviera siendo travieso.
Justo cuando estaba a punto de preguntar qué estaba haciendo, él giró mi cuerpo por completo en un movimiento fluido y suave. De repente estaba en cuatro mientras le daba la espalda.
—Edward, ¿qué…? —dije sin aliento, sintiéndome ligeramente desorientada, pero no de una mala forma. Él aún estaba dentro de mí, ¿cómo se las arregló para hacer eso? De cualquier forma, fue increíblemente caliente. Él era tan ágil y fuerte. Debió haber sabido que disfrutaría de esto.
Sus manos se apretaron alrededor de mi hombro y cadera mientras se movía dentro y fuera de mí de nuevo. Santa mierda… ¿cómo es que esto era la realidad? Nunca había tenido sexo como este antes… esto se sentía como si hubiera tomado algún tipo de droga alucinógena y estuviera volando hacia el paraíso.
Sentí como si algo comenzara a crearse… si él seguía embistiendo así, terminaría demasiado pronto. Él debió haberse dado cuenta de esto porque salió de mí, en contra de mis deseos.
Me quejé mientras él colapsaba acostado en la cama junto a mí. Él rio mientras se estiraba hacia mí y me acercaba a él. Me alzó y posicioné mis piernas para que estuviera montándolo. Se estiró para acunar mi rostro antes de llevarme hacia él y derretir nuestros labios en otro apasionado beso.
—Sé que estás cerca, amor, pero quiero probarte de forma desesperada —susurró Edward contra mis labios—. Y no puedo soportar la idea de no ser capaz de ver tu rostro cuando haga que te vengas de esa forma. Ha pasado demasiado tiempo y tengo que ver —un beso—, cada —otro beso—, parte.
Sus palabras enviaron escalofríos por mi columna. Lo que acababa de decir me había excitado más… ¿eso era posible? Nunca había sentido que necesitara a alguien con tantas ganas. Pero necesitaba a Edward. Él era mío, y yo era suya. Quería que viera todo de mí y yo quería ver todo de él.
Desesperadamente quise probarlo, también. Me separé de su beso y moví mi cuerpo, quedando de frente hacia sus piernas. Me hice hacia atrás, más cerca de él y me incliné hacia enfrente. Sus manos de inmediato apretaron mi trasero. Miré hacia su erección y de inmediato comencé a plantar besos húmedos por toda su longitud antes de llevarme la punta a mi boca.
—Ughhh, Bella —escuché a Edward gemir mi nombre detrás de mí. Llevó más mis caderas hacia él antes de que la punta de su lengua trazara mis labios internos e hiciera círculos alrededor de mi clítoris.
Creo que hubiera gritado ante la intensa sensación si no hubiera tenido su pene en mi boca. Su lengua era puro éxtasis. Me tomó varios segundos recuperarme antes de que lo llevara hacia mi boca y comenzara a chuparlo, moviendo mi cabeza de arriba hacia abajo. Me estiré y tomé sus bolas con mi mano para gentilmente masajearlas.
Él gimió, lo que causó una vibración celestial contra mi clítoris. Lo sentía de nuevo… lentamente iba hacia la montaña del placer. Comencé a mover mis caderas contra su lengua mientras trataba de enfocarme en chuparlo también.
Pero estaba cerca… y más cerca…
Me aferré a sus muslos mientras me inclinaba, su pene saliendo de mi boca. Su lengua pasó una vez más por ese sitio en donde lo necesitaba para explotar por completo.
—¡Edward! —grité mientras continuaba moviendo mis caderas para prolongar mi glorioso orgasmo—. ¡Ohhhh… oh por… uhh!
Me dejé caer, perdiendo el control de mis músculos. Casi colapsé en su pierna pero sentí sus fuertes brazos envolverse a mi alrededor y gentilmente movernos de nuevo, de modo que estuviera acostada en la cama y él encima de mí.
Aún no podía averiguar cómo abrir los ojos, pero sentí sus labios gentilmente besar todas las áreas de mi rostro. Una vez que mi respiración estuvo bajo control de nuevo, parpadeé para abrir los ojos y mirarlo.
Él sonrió.
—Eres la mujer más sexy. —Sus labios se presionaron con los míos, causando que el fuego dentro de mí se encendiera de nuevo. Bueno, en realidad no creo que se hubiera apagado. Lo necesitaba dentro de mí, y lo necesitaba ahora.
Me estiré para tomar su pene de nuevo. Lo acaricié un par de veces antes de posicionarlo en mi entrada. Tomé sus caderas y traté de llevarlo hacia delante, dándole oportunidad de que se deslizara en mí de nuevo.
Él pausó y acunó mi rostro en sus manos.
—Mm, Bella… te amo.
¿Era una locura el hecho de que yo también amara a este hombre? ¿Este hombre que había llegado a mi casa hacía una hora y me había dicho que mi alma lo había amado en otra vida? Sí, probablemente estaba loca.
Pero no me importaba.
—También te amo, Edward —murmuré.
Él se inclinó para besarme mientras lentamente se deslizaba dentro de mí de nuevo. Ambos rompimos el beso y gemimos ante la intensidad de la conexión. Cada embestida se sentía como una erradicación del dolor dentro de mí… él estaba eliminando todos los dolores físicos y emocionales; era como si él estuviera uniendo todas las piezas que ni siquiera sabía que estaban rotas.
Y fue ahí cuando la cosa más extraña sucedió. Como una película, vi una línea temporal de recuerdos borrosos pasar frente a mis ojos. Recuerdos que, podía asumir, eran de la vida de Clara, o de mi vida pasada, supongo.
Me vi sentada en una cafetería, viendo a Edward por primera vez. Lo vi salvarme de que una camioneta aplastara mi cuerpo. Nos vi acostados en el prado más hermoso que alguna vez hubiera visto. Lo vi pidiéndome que me casara con él. Nos vi en nuestra boda. Nos vi en una hermosa isla en nuestra luna de miel.
Esto era todo real.
—Oh, Edward —susurré, sintiendo las lágrimas acumularse en mis ojos por los hermosos e inesperados recuerdos que parecían solidificar por completo nuestra conexión espiritual.
Su pulgar pasó por mi mejilla. Su expresión estaba llena de adoración por mí. Se inclinó y presionó sus labios con los míos en el beso más amoroso y apasionado que alguna vez hubiera recibido.
Envolví mis piernas alrededor de su cintura y comencé a encontrarlo con mis propias embestidas. Estaba cerca de nuevo. Él lo sabía, por supuesto, e incrementó nuestra velocidad.
Se inclinó y tomó uno de mis pezones entre sus dedos. Dios, ¿cómo es que sabía exactamente qué hacer? Mi cuerpo estaba tan a merced de él… y me encantaba.
—Edward… —suspiré. Sentí sus ojos en mi rostro mientras embestía con fuerza una vez más, haciéndome estallar por segunda vez—. ¡Oh, Edward… mierda…ohh!
Sentí mis paredes apretarse a su alrededor mientras mi espalda se curvaba, los dedos de mis pies se alzaban y todos los músculos en mi cuerpo se tensaban. Este orgasmo arrasó por todo mi cuerpo finalmente apagando el fuego que él había encendido antes.
Su propio orgasmo llegó después del mío. Se movió en mí una vez más y estalló, también.
—Bella… oh, amor. Maldición, te he extrañado tanto.
Sentí su frío liquido llenarme, enviando otra ola de cosquilleo a través de mi cuerpo mientras colapsaba encima de mí, enterrando su hermoso rostro en mi cabello. Estaba jadeando como yo. Perezosamente pasé mis dedos por su espalda una vez que recordé cómo funcionaban mis músculos.
Se impulsó hacia arriba y nuestros ojos se encontraron antes de inclinarse por otro lento y dulce beso mientras salía de mí. Se movió para recargar su espalda en la cama y me acurruqué a su lado. Descansé mi mejilla contra su pecho y él envolvió sus brazos a mi alrededor.
Suspiré contenta. Todo estaba en silencio y en paz. Me sentía completamente viva y al mismo tiempo en calma y completamente cómoda.
—¿Qué estás pensando, Bella? —murmuró Edward.
—Solo en lo impecablemente feliz y contenta que estoy justo ahora.
Él se movió y besó mi cabello antes de que descansara su mano libre arriba de la mía. Su pulgar pasó por el dedo anular mientras hacía contacto con mi anillo de boda… el anillo que no era el suyo. Aunque mi corazón era por completo de él, técnicamente seguía prometida con alguien más.
—Bella, temo que me he sobrepasado… creo que puedo ser considerado como un rompe hogares ahora —dijo mientras su pulgar y dedo índice acariciaban alrededor de mi anillo de boda.
Doblé mi codo contra su pecho y alcé la cabeza para mirarlo.
—Mi esposo ha estado teniendo una aventura con uno de sus colegas por meses. De hecho, estoy segura que es con quien está ahora.
—¿Qué?
—Sí —sonreí de forma avergonzada—. No estoy tratando de justificar mi propia infidelidad en todo esto porque soy igual de culpable después de todo lo que pasó esta noche… pero descubrí su aventura hace un par de meses. Solo que no sabía cómo o si debería dejarlo.
Buscó en mis ojos.
—¿Y ahora? ¿Quieres arreglar tus diferencias con él?
Fruncí el ceño.
—¡Por supuesto que no! —solté—. ¡¿Qué clase de pregunta es esa después de que prácticamente tiraste mi puerta e hiciste que me enamorara de ti?!
Sonrió.
—Amor, solo quiero que seas feliz. No ignoro el hecho de que tienes una vida separada de mí justo ahora. Solo quiero estar en tu vida de la forma en la que tú lo desees.
—Quiero todo de ti. —Me estiré y toqué su rostro—. Tú acabas de convertirte en toda mi vida.
Se inclinó y me besó antes de alejarse.
—Oye, tengo una pregunta acerca de algo que dijiste hace un rato.
—¿Cuál es? —preguntó.
—Dijiste que no esperabas que luciera exactamente igual que Clara, y que Shiloh tiene la teoría de que eso solo pasa cuando el propósito de un alma no se cumplió en su vida pasada, ¿cierto?
—Sí.
—Creo que eso es cierto —dije mientras lo miraba.
Me miró confundido.
—¿A qué te refieres?
—Bueno, para mí, suena como si el propósito de Clara hubiera sido pasar la eternidad contigo y murió antes de lograr esa meta… y, si soy Clara, ese es mi propósito ahora, también. Eso es por lo que estoy aquí, en mi siguiente vida, en el mismo cuerpo físico.
Se quedó en silencio por un segundo mientras pensaba en eso. Lo siguiente que supe, él nos movió de nuevo. Estaba encima de mí. Tomó mi rostro con una de sus manos y usó su otro brazo para recargar su peso.
—Si esa teoría es cierta, y creo que es muy posible, ¿entonces qué haremos al respecto?
Me quedé callada por un segundo.
—Transfórmame… ese era tu plan con Clara, ¿cierto? Me encontrarías de nuevo y me transformarías cuando estuviera lista.
—Misma Bella, diferente vida —se rio y sacudió la cabeza—. No voy a discutir eso contigo esta vez, amor. Ya te perdí una vez, y nunca te perderé de nuevo.
Tragué.
—Entonces hazlo. Justo ahora. Estoy lista. Lista para vivir contigo por siempre.
Buscó en mis ojos por varios segundos. No estaba segura de qué vio en ellos pero podía ver que estaba convencido. Aunque, no creo que fuera necesaria mucha persuasión.
Besó mis labios y lentamente dejó un camino de besos hacia mi cuello en donde hundió sus dientes en mi yugular.
Hola! Que emoción traerles una historia más :D
En esta ocasión es un One-Shot y, hasta el momento, no tiene secuela ;)
Espero que les haya gustado tanto como a mí y corran a escuchar la canción "ivy" de taylor swift, es la inspiración de esta historia :D
Mil gracias a Yani por el beteo y nos leemos pronto con la secuela de "The Rec" ;)
