—Y aquí está— la voz de Brock, quien veía el mapa y era el guía
—¡Es enorme! — Ash, con entusiasmo como siempre
—¡Es fantástico! — y Dawn, emocionada, se sentía como niña en juguetería. Uno de sus deseos se cumplía.
A pocos días de iniciar la Liga Sinnoh, Ash, Dawn y Brock llegaban al Hotel Gran Lago, un enorme lugar, un hotel peculiar, pues las habitaciones se encuentran en pequeños edificios particulares organizados alrededor de la recepción. Por petición de la chica del grupo, ir al hotel era una de sus metas para su viaje, lo había planeado desde antes de conocer a Ash y a Brock.
El hotel tenía múltiples de actividades para los entrenadores y sus Pokémon. Spa, baños de lodo, un enorme restaurante, casino, guardería Pokémon y la gran atracción, baile regional todas las noches, donde los entrenadores llegaban a divertirse para finalizar su día.
Los chicos solicitaron dos habitaciones, una que compartirían Ash y Brock, y otra donde Dawn lo haría. Ella decía que necesitaba una noche a solas, su viaje le había privado de intimidad suficiente para ella misma, siempre compartiendo habitación en los centros Pokémon, o estando juntos al aire libre, el hotel era el lugar perfecto para tener una habitación para ella sola.
Una vez instalados en sus habitaciones, los tres habían quedado de acuerdo en ir a nadar a las piscinas del hotel antes de almorzar. Luego que Ash se pusiera su bañador, estaba listo para ir a la piscina. Brock se adelantó, mientras que el entrenador de la gorra iría a la habitación de su amiga para saber si ya estaba preparada.
—¡Oye Dawn, ya estamos listos! — dijo mientras abría la puerta sin haber tocado antes.
Al abrir la puerta, vio a la chica, frente al espejo de la habitación, colocándose su traje de baño (de dos piezas) amarillo con franjas anaranjadas. Cuando entró, ella estaba colocándose la parte superior, pero tuvo tiempo suficiente para ver su espalda desnuda, su piel era más clara que el de sus brazos y cara, su mente, rápidamente comenzó a darse una idea de su piel debajo de la ropa, torneada y bien cuidada.
Ash estaba asombrado, había visto varias veces a su amiga en traje de baño, pero fue la primera vez que comenzó a sentir una como su pene picaba y se llenaba de sangre gracias a ella, comenzaba a tener una erección pensando en ella, todavía no era muy fuerte, pero en ese momento no pensaba en nada, su mente se ocupaba en la visión que tenía, pero si en ese momento la erección estuviera en su máximo esplendor y tirando líquido seminal, no le hubiese importado.
Dawn terminó de colocarse el traje de baño, al acabar, volvió a mirarse en el espejo, pero al hacerlo notó a Ash, de pie en la puerta. Ella lo vio a él, y él comenzó a pensar que, si hubiese volteado al espejo, quizá hubiese podido tener una imagen de su pecho.
—Ah… Ash. No te escuché, ¿llevas mucho tiempo allí? — le preguntó
Ash reaccionó, tuvo que responder—ah… yo… no. acabo de entrar, no te preocupes— dijo nervioso. Esperaba que su erección se tranquilizara y que la chica no lo notara, pero también esperaba que no se diera cuenta que la estaba viendo semidesnuda— vine a buscarte para ir a la piscina—
La chica sonrió—¡Sí! —asintió— ya estoy casi lista—
Le estaba costando volver a concentrarse, ahora solo podía prestar atención al firme y expuesto vientre de la chica. Era la primera vez que prestaba más atención en eso que en lo que decía. ¿Qué le estaba pasando?
Dawn se acercó a su bolso— solo debo ponerme bloqueador, y bajaré— dicho y hecho, sacó una botella de dicho producto.
—¿Siempre tienes que hacerlo? —
—Para no quemarme la piel, tonto— le respondió en tono de broma— una chica bonita debe cuidar su piel para que permanezca igual de bonita—
La chica comenzó a untarse el bloqueador solar en los brazos. Ash comenzó a imaginar nuevamente, quitándose el bañador, y colocando sus manos sobre sus senos y masajeándolos suavemente, pellizcando sus pezones y jalándolos, los imaginaba rosados, tenían que serlos. Su erección estaba creciendo otra vez.
La chica pasó a sus piernas, Ash vio sus muslos, grandes, sus manos no alcanzarían a rodearlos. Muy bueno para su ancha cadera y su cintura. Ella los masajeaba mientras untaba el bloqueador, se imaginó que ella se excitaba cuando sus muslos eran acariciados, se la imaginaba disfrutándolo.
Dawn se dio la vuelta y dio la espalda al espejo, iba a colocarse el bloqueador en la espalda. Inició con sus hombros, pero Ash notaba que en esa zona le iba a costar, ella no parecía alcanzar suficiente superficie, fue allí cuando tuvo una idea.
—¿Quieres que te ayude Dawn? — quiso sonar lo más natural, esperaba que no soltar un balbuceo.
Dawn lo miró— ¿Enserio? —
Ash se acercó— seguro. Me gusta ayudarte—
Dawn le dio el bote de bloqueador— gracias. Qué lindo— y se dio la vuelta.
Lindo... eso habia dicho ella innumerables veces para expresarse sobre él, y en ese momento, Ash no creyó que se lo mereciera pues sus pensamientos hacia ella se estaban tornando a todo lo contrario. Ash comenzó a untar el bloqueador, terminando con los hombros de Dawn y después bajando hacia su espalda baja. Trató de hacerlo lento, quería que el tacto con la piel de la chica durara. Terminó arriba, y se fue a la espalda baja, la parte que esperaba. Toco su cuerpo con el líquido y escuchó un gemido proviniendo de la chica.
—Esta frio— dijo, y rio levemente.
Ash se sorprendió al haber escuchado eso. Su voz atrapada en su garganta fue suave, pero a la vez audible, tan dulce como su voz, y tan candente como su figura. Quería escucharla un poco más. el joven untó sus dos manos con el líquido blanco y tomó la cintura de la chica para comenzar a masajearla con los pulgares, haciendo círculos con ellos en un vaivén perfectamente sincronizado; era suave al principio, pero aumentando su intensidad. Podía notar como la chica se iba relajando aun estando de pie. Al ver el espejo, veía como ella tenía los ojos cerrados, a veces abría la boca levemente, quizá quería dejar salir otro gemido y lo ahogaba, otras veces se mordía el labio inferior, pero en todo caso, un ligero rubor sobre su nariz comenzaba a aparecer y se extendía hacia sus mejillas.
Ash no sabía por qué lo hacía, el escuchar gemir a su amiga hizo que algo en él deseara obtener más de eso, o descubrir más. Nunca había hecho algo parecido, y tampoco lo hubiese imaginado, con su propia amiga, pero por ahora, no podía pensar en otra cosa que no fuera el cuerpo de Dawn.
Con ambas manos, el chico apretó un poco la cintura de Dawn, y eso hizo escapar un gemido. La chica no volteó a verlo luego de esa acción, ni siquiera abrió los ojos, pero su respiración pareció haberse descontrolado un poco y quería tranquilizarla para que pareciera una respiración normal. Ash se conmocionó, sus pensamientos solo se estaban ocupando en aquel gemido, y quería más. su erección comenzaba a palpitar, solo necesitó de verla, tocarla y escucharla para que su pene creciera, nunca antes había pasado y llevaba viajando con Dawn casi un año ¿Por qué hasta ahora? ¿Qué tenía Dawn que hacía que se sintiera así? En ese momento no buscaba responder eso, solo quería continuar.
El chico pasó su mano hacia el abdomen de Dawn, las yemas de sus dedos aún tenían bloqueador así que las presionó sobre la piel del chico, deslizándolos por su vientre. Otro gemido se escuchó, pero fue una pequeña exaltación de parte de Dawn.
—Ash—
—Ah, aquí también… necesitas cubrirte aquí también— le dijo rápido, fue la única excusa que se le ocurrió para no tener que quitar su mano del abdomen de su amiga.
La chica titubeó un poco, pero asintió y dejó que Ash continuara.
El joven pasó su mano por debajo del ombligo de Dawn, acariciándolo con sus dedos, el ponerle bloqueador había dejado de ser importante, ahora solo quería acariciar su suave y tersa piel en aquella zona, se estaba dando cuenta que le gustaba allí pues no había vestigio de grasa acumulada, era plano y firme. Lo estaba acariciando, y Dawn no podía ignorarlo.
La chica abrió la boca y comenzó a exhalar, el toque de Ash comenzaba a hacerse más fuerte y más rápido, pasando por todo su abdomen, y acercándose mucho a su bañador superior e inferior. El chico prácticamente la estaba envolviendo, y si seguía así, no tardaría en intentar deslizar sus manos debajo de su bañador y tocar su pecho y tocar su entrepierna.
La situación se estaba volviendo intensa. Ash ya había colocado sus brazos alrededor de la cintura de Dawn, pero aún seguía acariciando su vientre con sus antebrazos. Su cuerpo ya estaba muy cerca al de ella, y su entrepierna muy cerca al trasero de la chica, su erección ya era notable, su bañador ya no la escondía, prácticamente su erección ya estaba acariciando a Dawn, pero no tenía planeado alejarla de ella, al contrario, estaba teniendo deseos de mover sus caderas y frotarlo contra el trasero de la chica, imaginando que sería lo más suave que sentiría. Las manos del chico volvían a acariciar su vientre, su mano izquierda estaba subiendo hacia su pecho, quería tocarlo, y su mano derecha estaba bajando hacia su pubis. Conocía a su amiga tanto tiempo, pero nunca se imaginó intentar tocarla allí abajo, pero lo estaba intentando en ese momento. logró pasar un par de dedos bajo su bañador, su mano izquierda logró que sus dedos tocaran un seno de la chica, y la otra mano logró tocar su bello, quería continuar, pero una mano se posó en su antebrazo derecho.
Ash se detuvo, Dawn había detenido su avance con solo colocar su mano sobre la suya. Ash le prestó atención, y notó que su respiración estaba un poco agitada, inhalaba y exhalaba como si se estuviera cansando. Volteó a verla al espejo, estaba muy roja como un Crawdaunt, ella ya había tenido suficiente. Ash reaccionó, y se dio cuenta que ya debería alejarse.
—ah… creo que ya estás lista— dijo apenado y soltando a la chica.
Dawn exhaló un poco más, pero abrió los ojos y le dijo— sí. Tienes razón—
Ash se alejó y trató de dirigirse a la puerta— ya… ya deberíamos irnos. Me adelantaré. Te espero allá—
—¡Espera! —
Ash se detuvo cuando Dawn le pidió esperarla. No sabía que pasaría, pero pensó que iba a decir algo por lo que hizo, casi llegaba demasiado lejos, seguramente iba a reclamarle haberla tocado tanto. La chica aun no volteaba a verlo, ya no exhalaba, pero aun escuchaba como quería recuperar su respiración normal. Dio un último y profundo respiro, y dio una última exhalación, luego se volteó.
—¡Vámonos juntos! ¿Si? — le estaba sonriendo, como siempre, como si nada malo hubiese pasado, pero con un ligero rubor sobre su nariz.
Ash se sorprendió, esperaba que ella estuviera molesta y le reclamara lo que hizo, pero solo estaba sonriéndole como lo hacía siempre, y pensando en ir a nadar a la piscina.
Dawn se acercó y tomó la mano del chico— ¡ven! ¡vámonos! — y comenzó a jalarlo hacia la puerta.
Ambos chicos salieron, y se dirigieron a la piscina del hotel como lo hubiesen hecho siempre, como lo hubieran hecho si Ash no la hubiese visto colocándose el bañador.
