DEL ACCIDENTE A LAS RATAS (Love Live!)
Parte 1: Precedentes
Estas historias están basadas en hechos reales y se recrean en lugares similares a los verdaderos para respetar la privacidad de las personas que otorgan su testimonio.
"En Lima, Perú, hace mucho tiempo, un funcionario de la Embajada de Chile pinchó un neumático cuando recorría un apartado barrio de la ciudad, para su suerte quedó en panne justo frente a una vulcanización. El empleado, un hombre de nombre Juan lo atendió cordialmente, lo sacó del apuro y lo que es más, no le cobró por su trabajo; al día siguiente, el funcionario de la embajada quiso volver para agradecer aquel gesto, pero nunca encontró el local porque según sus vecinos allí jamás hubo una vulcanización, ni tampoco existió un joven de nombre Juan. ¿Qué habrá pasado? Quizás podremos averiguarlo en la siguiente historia -adaptada-."
N de la R: En este fanfic, a continuación las protagonistas no se conocen entre sí difiriendo de las circunstancias en lo que va la franquicia; por tanto se transcurre en un universo alterno en el reparto ambientado en un futuro respetando la trama original.
En una calle concurrida de Tokio, una peliazul llamada Umi esperaba la luz verde para cruzar el paso de cebra; mientras esto sucedía, una pareja de mujeres también iban a atravesar y sin percatar de la luz roja del semáforo eran casi arrolladas por un autobús a alta velocidad siendo rescatadas por la ex musa ante tanta imprudencia e impresión de las damas. Este hecho fue fortuito por decir al menos.
Madre de Kotori: Es que no puedo entender cómo no nos dimos cuenta de nada.
Kotori: Sabes que a mí todavía no se me quita del susto.
Umi: ¿Ustedes son siempre así tan distraídas?
Madre de Kotori: No, es primera vez que me sucede algo así.
Kotori: Y de no ser ella no hubiese sido la última. Perdón, ¿cuál es su nombre?
Umi: Sonoda Umi. ¿Y ustedes?
Kotori: Yo me llamo Kotori y ella es mi mamá.
Madre de Kotori: Lamento tanto que lo hayamos conocido de esta forma, pero quiero que sepa que le vamos a estar eternamente agradecidas.
Umi: Bueno, pero no tiene nada que agradecer, cualquier lo hubiese hecho lo mismo ¿no?
Kotori: Bueno mamá, qué vamos a hacer ahora porque sabes que, con esto a mí se me quitaron las ganas de ir a comprar.
Madre de Kotori: Creo que nos levantamos con el pie izquierdo. Deberíamos tomar un taxi, volver a casa, ¿no?
Kotori: Mejor.
Umi: Yo encantada las llevaría, pero desgraciadamente tengo un compromiso.
Kotori: No se preocupe, gracias. Podríamos invitarla para que fuera un día de estos a la casa. ¿Iría?
Umi: Sí claro.
El encuentro fortuito con estas mujeres produjo en Umi Sonoda una serie de reacciones encontradas y en su calidad de arquera profesional y empleada ejecutiva no se había puesto la perspectiva de abrir nuevamente su corazón a los afectos ya que recién está tramitando la separación de su matrimonio, pero tampoco podía negarlo que sucedió en aquel juego de miradas con aquella joven.
ANTES...
Escena de la morgue donde un par de abogados fueron a visitar ahí un reconocimiento de cadáveres de una pareja de mujeres fallecidas hace36 horas a causa de un atropello. Este caso aconteció hace 3 meses antes del evento actual.
ACTUALIDAD
Chika: Hola.
Umi: ¿Y? ¿Cómo te fue?
Chika: *Suspira* Parece que era ella.
Umi: ¿Pero cómo? ¿Lo viste?
Chika: Sí, pero yo solo la conocí por foto. Además, el accidente la dejó irreconocible.
Umi: Bueno, entonces habrá que buscar otro heredero. Oye, ¿no has visto mi encendedor?
Chika: ¿Cuál, el de oro?
Umi: Sí, es el único que tengo, ¿no?
Chika: No es ése que tienes en la mano. *Risas*
Umi: Algún día voy a perder de verdad.
Chika: ¿Qué te pasa? Bueno si se puede saber.
Umi: No puedo dejar de pensar en ello.
Chika: ¿En tu ex esposo?
Umi: No, le salvé la vida a ella y a su mamá.
Chika: ¿De qué estás hablando?
Umi: Iban a atravesar la calle, no se dieron cuenta que el semáforo estaba en rojo y si no las agarro, un autobús pasa por encima.
Chika: Bueno, supongo que te dieron alguna recompensa.
Umi: Aunque no lo creas, *le muestra un papel en sus dedos el número* aquí está.
Chika: Oye, tú cada día estás más loca.
Umi: ¿Podría hablar con Kotori, por favor? Sí, Sonoda Umi. ¿Kotori?
Umi marcó el número de Kotori, pero una voz que no logró identificarle señaló que ella y su madre no estaban allí, ante la posibilidad de volverla a llamar otra hora su interlocutor no contestó y cortó.
Chika: (En el contestador) Diga, Umi-chan. Soy yo, Chika. ¿Dónde estás metido? Oye te llamo porque averigüé y definitivamente no hay parientes en Tokio la señora; además, todo indica que la otra persona era un familiar directo. Oye, llámame apenas llegue, ¿ya? Si es que llegas, oye ya, adiós.
Llega un nuevo buzón de voz de parte de su marido.
Esposo de Umi: (En el contestador) Umi, soy su ex. Oye, fui al abogado, no firmé ningún documento, yo creo que tenemos que conversar de nuevo. Eso que me mostró no fue nuestro acuerdo, como tú eres la interesada llámame mañana antes de mediodía, no te olvides que voy a viajar a Seúl. Tómame en serio una vez o sino no te voy a dar la firma. Ya, adiós.
Otra vez recibe una nueva llamada en el interlocutor, era de Chika.
Chika: (En el contestador) Umi-chan, soy yo otra vez. Se me olvidó decirte que estuvo llamando en la oficina una tal Kotori-chan, dijo que si quieres saber de ella averígualo en la biblioteca. Oye, cuídate si sabe tu hombre en que andas no te va a dar la firma. Ja, ya, bye bye.
La peliazul rebobina la cinta de aparato.
Ciertamente la llamada de Kotori llenó de dudas e incertidumbre a Umi, sin darse cuenta, encontrarse con ella se había transformado en un misterio.
Si bien como ejecutiva profesional a menudo debe recurrir a la biblioteca, ella sabía que su presencia aquí obedecía única y exclusivamente al mensaje que habría recibido de Kotori. Luego de aquel incidente en la calle le surgió una obsesión por volverla a ver; lo que no entendía, sin embargo, era cómo ella conocía ciertos hábitos laborales, pero ahora era el momento de saberlo.
Umi: Kotori. *Confundió con otra chica del mismo color de su cabello* Disculpe.
Luego de esta equivocación que formaría parte de su anecdotario Umi se sintió más desconcertada, ya que al llegar a su oficina había un mensaje donde Kotori le confirmaba la invitación a tomar una merienda a su casa, otro eslabón más en su misteriosa conquista.
Chika: Acá está. *Le da una taza de café* Le hicieron un examen de ADN y era ella.
Umi: ¿Y la otra persona?
Chika: Lo que me temía, un familiar.
Umi: ¿Un familiar?
Chika: Acá en Tokio no quedan herederos, así que voy a tener que viajar al sur donde tenían las tierras.
Umi: A Osaka. Es increíble, tanta "lana" y sin dueño.
Chika: ¿Y? ¿Cómo te fue con tu conquista?
Umi: Eh, me invitaron a tomar té.
Chika: Oye, ¿y desde cuándo tomas té?
Umi: Mira Chika, una ejecutiva exitosa tiene que saber tomar todo, incluso té. Me invitaron a su casa hoy día.
Chika: Oye, pero tienes una reunión más rato ¿o acaso te olvidaste?
Umi: Bueno, acabo de decir a la secretaria que tú me vas a reemplazar.
Chika: ¿Yo?
Umi: Sí, ¿no quieres ascender? *Risas*
Llegó el atardecer y Umi fue a pie hacia la casa de aquellas mujeres indicadas en la llamada telefónica.
Umi: ¿Cómo está? Buenas tardes.
Madre de Kotori: Buenas tardes. ¿Le costó mucho dar?
Umi:No. Dígame, ¿Kotori está?
Madre de Kotori: Está arriba, pensó que ya no venía.
Umi: Bueno, usted me dijo a las seis y mire, falta un minuto para las seis.
Madre de Kotori: Usted debe tener razón, pero como de repente se nubló y bueno, se nos movió el engaño.
Umi: Sí, estaba haciendo bastante frío.
Madre de Kotori: Sí, pase, pase.
Umi: Permiso.
En la velada, las tres mujeres meriendan la cena.
Umi: ¿Hace mucho tiempo que viven aquí?
Kotori: No mucho.
Madre de Kotori: Acabamos de llegar del sur.
Kotori: Es que mi papá murió repentinamente, así que preferimos venirnos a la capital.
Umi: ¿Eso quiere decir que están solas?
Kotori: Bueno, sí. La verdad es que no conocemos a nadie aquí.
Madre de Kotori: Los pocos parientes que tenemos están en Osaka.
Kotori: Por eso nos encantó que viniera.
Madre de Kotori: Usted es nuestra primera amiga.
Kotori: Bueno, a menos que usted no quiera.
Umi: Todo lo contrario, pueden contar conmigo.
Kotori: ¿Le sirvo otro té?
Umi: Kotori, me gustaría mucho que me tutearas, así me voy a sentir más cómoda.
Madre de Kotori: Lo mismo le digo yo, pero en el sudoeste se acostumbra tratar así a la gente cuando uno recién la conoce.
Kotori: Mamá, bueno, entonces ¿te sirvo otro té?
Umi: No, así está muy bien, gracias. ¿Le molesta si fumo?
Madre de Kotori: Ah, por favor Umi, si está en su casa.
Kotori: ¿Así que eres divorciada?
Umi: Bueno, justamente estoy en esos trámites, pero mi corazón está libre.
Madre de Kotori: Kotori invitó un novio, pero lo dejó. ¿Por qué no la has llamado?
Kotori: No éramos novios, éramos amigos. Yo no tengo compromisos.
Umi: Me encanta oír eso.
Kotori: Bueno, entonces usted podría, ay perdón. Podrías venir de nuevo, ¿o no?
Umi: Cuando tú lo digas.
Madre de Kotori: Acuérdate que nosotras tenemos que regresar.
Umi: ¿A Osaka?
Kotori: Ah, puede venir cuando quieras, Umi-chan.
AL DÍA SIGUIENTE
Chika: Ah, qué bueno que llegaste, te dejé la carpeta en tu oficina.
Umi: Sí la vi, gracias.
Chika: Tienes audiencia a las tres y media. Oye, oye, oye, no me mires así, no puedo ir, además es personal.
Umi: Si yo no te estoy diciendo nada. ¿Vas a viajar a Osaka?
Chika: Sí, la próxima semana. Oye, ¿y cómo te fue anoche?
Umi: Oye, oye, eso también es personal, ¿ah? ¿Cigarrillo?
Chika: ¿Pero qué te pasa? Sabes perfectamente bien que yo no fumo.
Umi: Bueno, puedes haber cambiado de opinión. La gente cambia de hábito.
Chika: ¿Lo perdiste de nuevo?
Umi: Ahora sí que lo perdí.
Chika: ¿No lo dejaste en tu oficina?
Umi: No, se me quedó allá.
Chika: Allá, ¿allá dónde?
Umi: Donde fui anoche.
Chika: *Risas* El viejo truco para volver.
Umi: Sí, y no es mala idea. *Marca por teléfono fijo* Ah qué raro.
Chika: ¿Qué pasa? ¿No te contesta?
Umi: No me dicen qué teléfono mal hiciste.
Chika: Bueno, marca de nuevo.
Umi: No, ya lo dí ¿Me vas a acompañar la tarde?
Chika: Pero Umi-chan.
Si bien el encendedor de oro tenía un alto precio, más alto del valor sentimental había sido un regalo de sus padres cuando se tituló, por eso fue a buscarlo.
A bordo de un taxi, Umi llegó a la dirección indicada viendo a un misterioso hombre tratando de entrar la casa sin éxito y fue hacia a su vehículo, otro taxi. La ex musa dirigió la entrada anotando en su libreta la matrícula del automóvil que partía rumbo desconocido, por mientras tocaba el timbre obviando la existencia de esas damiselas que la esperaban.
La situación vivida entorno a Kotori adquirió protagonismo en su vida y ahora, más allá de su intención afectiva con ella y su madre, la extraña ausencia de ellas lo está convirtiendo más que una ejecutiva en una verdadera detective.
De regreso a su departamento, esta ex idol fue a descansar con la televisión encendida y al dormir soñó con ese tipo que trataba de entrar al hogar de las damas; despierta en minutos fue a apagar la TV e iba al baño a lavar la cara pensativa.
A Umi no le cabían dudas que aquel sujeto que encontró en casa de Kotori algo tenía que ver con todo este misterio, y particularmente con su desaparición, ya que llamó varias veces a su casa sin resultados positivos.
Chika: *Toca la puerta* Permiso. ¿Te sucede algo?
Umi: No, nada. Es que anoche no dormí muy bien.
Chika: Si quieres me voy y vuelvo después.
Umi: No, tranquila. Pasa, pasa, cierra la puerta.
Chika: Aquí te traigo los documentos para que lo veas. Okada-san necesita que vayas después a su oficina, necesita tu opinión.
Umi: Justo ahora cuando lo único que quiero es una cama.
Chika: ¿Fuiste a ver a tu amiga? Perdón, haber, ¿fuiste a buscar el encendedor?
Umi: Sí, pero no encontré a nadie.
Chika: ¿Y eso te impactó tanto como para no dormir?
Umi: Mira, la casa estaba cerrada, seguramente ya habían salido, pero vi salir a un tipo con cara de sospechoso.
Chika: ¿De la casa?
Umi: No sé, no sé si era la casa, pero veía el antejardín.
Chika: ¿Y eso qué tiene de raro?
Umi: Era el chofer de un taxi, se subió y me quedé mirando.
Chika: Discúlpame, pero aun no encuentro nada porqué preocuparse.
Umi: Lo hubiese visto la cara, soñé con él toda la noche.
Chika: ¿Verdad?
Umi: Yo estoy segura. Estoy segura que vi a ese hombre en alguna parte.
De vuelta a la biblioteca, Umi nuevamente observa al extraño hombre del día anterior. Cuando trató de acercarse él abandonó del área y ella ve en un periódico que leía aquel señor, quien era responsable de un atropello hace unos tres meses; el titular decía: "Causante de la muerte de dos mujeres. En libertad provisional chofer homicida. Exceso de velocidad habría sido la causa de la tragedia". El autor del accidente ya estaba identificado y sorprendió a la peliazul de ojos castaños.
Chika: ¿Y estás segura que el diario se refería a él?
Umi: Pero completamente, incluso yo volví a la biblioteca, pero ya habían guardado el diario.
Chika: Qué raro. ¿Qué andará buscando?
Umi: Nada bueno.
Chika: Mira, si quisiera robar ya lo habría hecho.
Umi: Lo que haya querido hacer en esa casa ya lo hizo y eso lo que me preocupa, Chika.
Chika: ¿Y qué estás pensando?
Umi: Mira, no. Más vale que me quede callada.
Chika: Nunca te había visto tan interesada en un caso como este, o no será que la chica te dejó marcando ocupada.
Umi: Oye, oye. ¿Qué te pasa? Contigo no se puede hablar nada en serio, ¿no?, ya. ¿Quieres comer algo?
Chika: Eh bueno, ah no. Mejor no, tenemos que ir a la sala antes que cierre.
Umi: Sí. La cuenta, por favor.
Por supuesto, Kotori era una razón demasiado significativa para estar preocupada, aunque Umi lo negaba esa suerte de amor a primera vista con aquella joven estaba haciendo el motor para su investigación. De cualquier manera, la ausencia sostenida de Kotori en su casa y la aparición de ocurrente de aquel misterioso taxista homicida eran también señales inequívocas para pensarlo lo peor; por eso esta oficinista abandonó en cierto modo sus obligaciones diarias para averiguar qué estaba sucediendo en esta casa.
Haciendo caso omiso y como una ninja, Umi entró al inmueble sin permiso abriendo un portón que conduce el antejardín de aquella y revisa correspondencia en el suelo dado que el buzón fue saqueado desde que la casa está abandonada, ella ve los sobres a la que uno de ellos está escrito el remitente del taxista que provocó el accidente.
Esta serie de cuentas impagas y cartas que no han sido recogidas eran evidencias insoslayables para pensar que efectivamente la casa se encontraba sin moradores. No obstante ello, para esta mujer habían fechas y detalles que no encajaban en el puzle, no por lo menos con el día en que ella visitó este lugar. Sabiendo que estaba sobrepasando algunos límites se atrevió a realizar un registro visual en la convicción absoluta que se encontraría con alguna pista que avalara su teoría.
Tratando de verificar todo, una teja cae al suelo asustando a la peliazul como un mal presagio; mientras esto sucedía una mujer de edad fue a encarar del porqué la protagonista ingresó propiedad privada y ajena.
Vecina: ¿Se puede saber qué está haciendo usted aquí?
Umi: Estoy buscando a las dueñas.
Vecina: ¿Y por dónde entró?
Umi: Bueno, mire, como toqué el timbre no habría nadie, pensé que estaba malo así que entré por esa otra puerta.
Vecina: Salga inmediatamente, por favor.
Umi: Y usted, ¿quién es?
Vecina: Yo soy la encargada de cuidar esta casa, vivo aquí al lado.
Umi: ¿Y las personas que vive aquí?
Vecina: Aquí, aquí no vive nadie por ahora. Así que ya le dije, por favor salga, sino quiere meterse en líos.
Umi: ¿Y cuándo se fueron?
Vecina: Mire, ya le dije, aquí usted no puede estar aquí. Por favor, váyase, si quiere alquilar esta casa tiene que ir a llamar al corredor. Por favor.
Sin querer, la arquera deja la casa a petición de aquella cuidadora sin comentario alguno.
CONTINUARÁ...
