Obviamente, Pokémon no me pertenece


"¡No! ¡Todo fue una mentira, un engaño! … ¡Te odio! ¡Los odio a todos!"

Aquellas palabras retumbaban en la mente de este hombre, pues claro, eran sus propias palabras, dichos que terminaron con lo que, alguna vez, había sido el mejor momento de su vida.

"…¿Hoy se cumple otro año? Pareciera un chiste cruel."

Al haber transmitido estas palabras con un tono seco y rasposo dentro de la carpa en donde dormía, Fives, lentamente decide levantarse de su saco de dormir, teniendo cuidado de no golpear su extremidad invalida, que en este caso seria su brazo derecho. La mañana había llegado a Hoenn, y era momento de continuar con su cometido.

Tras haber guardado su equipamiento para acampar, y desayunar su ultima ración que le quedaba, Fives decide observar el mapa.

"Hmm... Bueno, supongo que cada vez queda menos para llegar a Ciudad Férrica, o eso espero. Ya no me queda comida."


Fives era el hijo único dentro de la familia ◻◻◻◻◻◻◻◻, una familia de alto rango dentro de la sociedad, debido a ser una familia de campeones. Todos los primogénitos/as dentro de la familia eran campeones en los torneos mas importantes, ya sea ser campeón/a de la region, o campeón/a dentro de los concurso de belleza Pokémon. Esta hegemonía estuvo durante durante generaciones. El padre de Fives, quien era el campeón de la Liga Pokémon en Hoenn, y su madre, campeona indiscutida dentro de todos los concursos de belleza Pokémon, de pequeño le instruyeron y le inculcaron las responsabilidades que tenia el apellido ◻◻◻◻◻◻◻◻, su deber como hijo de campeones de estar a la altura de sus antepasados, y mantener la gloria de su familia al volverse el próximo campeón de Hoenn.

Sin embargo, Fives tenia otras aspiraciones. A diferencia de los demás primogénitos/as antes que el, Fives observo el mundo, no desde su cómoda habitación encerrado, sino que desde afuera. Solía aventurarse (dentro de lo permitido) en lugares donde podía observar las relaciones entre las personas y sus Pokémon; el cariño, respeto, confianza, amor y cuidado que se tenían unos con otros, lazos que se extendían mas allá de sus corazones...o al menos eso escuchaba en los programas del Profesor Pokémon. Aun así, esto intrigaba y encendía la curiosidad de Fives, quien siempre aprovecho las oportunidades para mantener en su mente, en lo que el creía, era su futuro.

Unos años mas tarde, Fives ya tenia la edad suficiente para comenzar su aventura Pokémon. En los ojos de sus padres, era la hora de que cumpla con su deber dentro de la familia, pero para Fives, era el momento de comenzar su fantástica aventura, digna de un cuento para niños.

...O eso creía.


Si no fuera por el bastón que tenia en su mano izquierda, Fives hubiera llegado a Ciudad Férrica arrastrándose. Por suerte, gracias a la buena dotación de Super Repelente que adquirió, pudo evitar cualquier complicación de algún Pokémon salvaje atacando de sorpresa, sin embargo, llego fatigado. Los años no fueron muy gratos con el, y lo sabia, pero decidió continuar a pesar de las consecuencias.

En el pasado, Ciudad Férrica era en palabras simples, una pequeña gran ciudad, pero al pasar los años, por su capacidad de poseer un puerto que invita al comercio y con el éxito de la corporación Devon S.A., la ciudad sufrió de una expansión bastante considerable. Apartamientos y tiendas por doquier, fabricas y almacenes que demuestran el obvio crecimiento y éxito dentro de Devon S.A, y curiosamente, ahora el gimnasio de Férrica era mas bien un enorme estadio, donde no importaba que tan lejos estabas de el, siempre podías escuchar los gritos de ovación de los espectadores. La playa de Ciudad Férrica estaba como siempre ha estado: Anonadada de personas con sus Pokémon. Azumarills, Poochyenas, Mudkips, Tailows, Pelippers, Goldeens, Magikarps... podías mencionar cualquier Pokémon, y seguramente te lo encontrarías jugando por ahí, feliz y alegre jugando entre sus pares, o sus entrenadores.

Aun así, Fives solo tenia una cosa en mente: Devon S.A.

"Bien...Finalmente he llegado, ahora solo espero que los favores hayan valido la pena, y no sea una mera estafa."

Al entrar a las oficinas, pudo observar que, a pesar de un gigante en términos de tecnología e investigación, el pasillo de recepción era bastante modesto. ¿Tal vez querían evitar intimidar o no querían dar una mala primera impresión? Esto era lo que pensaba Fives, que al momento de poner un pie en las oficinas, fue recibido por una secretaria que atendía al centro del pasillo.

"Buenos días, bienvenido a Devon S.A., donde hacemos explotar tu imaginación. Dígame, ¿en que lo puedo ayudar?

"Hola, necesito acceso a una de las bodegas de Devon, hay ciertos...objetos que me gustaría retirar"

"Disculpe, pero debe ser empleado, o estar autorizado para acceder a las bodegas de la empresa"

Fives extrae una carta del bolsillo de su chaqueta, sellada con una pegatina con el símbolo de la empresa Devon, y se lo entrega a la secretaria. "Espero que esto pueda darme la autorización que necesito"

"Un segundo" La secretaria comienza a leer la carta, y consultar su computadora, tecleando constantemente, buscando corroborar los contenidos de la carta.

"Muy bien" Confirma la secretaria. "Debe tener contactos muy estrechos dentro de la empresa" "Aquí tiene" La secretaria le entrega una llave a Fives. "Almacén 76, sección K"

"Muchas gracias" Fives recibe las llaves, e inmediatamente se dirige hacia la salida.

"¿Necesita que lo guie?"

"No se preocupe, estaré viejo y lisiado, pero aun puedo leer y caminar."

"De acuerdo, gracias por pasar a nuestras oficinas, que tenga un buen día"

"Igualmente"

Finalmente, la reunión esta cada vez mas cerca. Con cada paso que daba en dirección al almacén, el corazón de Fives palpitaba cada vez mas. ¿Y como no? Esta reunión tenia mucho significado. El quería verlos, sobretodo a ella, pero, ¿podrán perdonarlo?, a el, quien les cometió una terrible traición, y todo por su inmadurez y avaricia.


La aventura Pokémon de Fives no comenzó de la misma manera que otros jóvenes de su edad. Sus padres habían escogido personalmente el Pokémon inicial de Fives, en este caso, un Torchic. A Fives le explicaron los pasos que debía seguir antes de volverse el próximo campeón de la region: Volverse fuerte, capturar poderosos Pokémon, desafiar y adquirir las medallas de gimnasio, y finalmente, derrotar a la Elite 4 que custodiaban las puertas del campeón. Por supuesto, le entregaron una cantidad considerable de dinero para no tener que preocuparse por eso, equipamiento para acampar, bastantes Ultra Balls, una pokedex, y provisiones como comida para el y su Pokémon para poder tener un inicio bastante cómodo. También le entregaron un mapa de la region, y ubicaciones donde podía capturar poderosos Pokémon, como Manetrics, Bagons, Machops, Spheals, entre otros.

Sin embargo, a Fives solo le importaba la experiencia que iba a compartir con sus futuros compañeros, y tras cortas despedidas, se dirigió a la primera ciudad o pueblo que tenia mas cerca, en este caso, Ciudad Petalia. Ya en ruta, decidió que era buen momento para conocer a su nuevo y emplumado amigo.

"De acuerdo, ¡Torchic, ven aquí!" El joven Fives expresa esto tras tocar el botón ubicado al medio de la Pokeball donde se encontraba compañero. Un haz de luz surgió de la Pokeball abierta, y con una luz roja se materializo al Torchic que estaba dentro.

"(¡Torchic!) (¿tor tor?) (¡chic!)" El anaranjado polluelo se expresa con felicidad, saltando y corriendo de un lado a otro con su nuevo amigo.

"Vaya, eres un chico muy acelerado. Soy Fives, y tu y yo seremos los mejores amigos"

"(¡Torchic!)" La pequeña ave, feliz de oír tales palabras, se abalanza sobre Fives y comienza a acariciar el cuello de su nuevo amigo con su cabeza.

"¡Jaja, de acuerdo Torchic, debemos hacer mas amigos y hacernos fuertes si vamos a disfrutar esta aventura!"

"(¡chic!)"

"Hmm...creo que debería darte un nombre apropiado. No creo que mencionando el nombre de tu especie a cada momento sea lo mas agradable."

Por unos segundo, Fives pensó en un nombre que acomodara bien a su amigo.

"¿Que te parece el nombre Ceniza?"

"(¡Torchic!)" El emplumado Pokémon asiente con su cabeza, afirmando su decisión.

"De acuerdo, Ceniza, ¿Por que no comenzamos nuestra gran aventura?.

"(¿Torchic?)" Ceniza inclina su cabeza a modo de interrogación.

"Ya sabes, explorar, hacer amigos y divertirnos".

Y asi, Fives y su nuevo compañero, Ceniza, comenzaron su aventura, pero...

¿Cómo fue que termino tan mal?


Fives seguía caminando dentro de los largos pasillos de asfalto que rodeaban los almacenes, cada vez mas cerca de aquel que buscaba, pero a cada paso que daba, sentía que el tiempo iba mas lento.

"¿Sera por tu influencia, o es una señal de que no quieres saber nada mas de mi?"

Dubitativo, pero determinado, Fives continuo con su camino, hasta llegar al almacén 76.

"De acuerdo, talvez ninguno de ustedes quiere verme, pero yo si quiero verlos."

Con el corazón a mil por hora, Fives gira el cerrojo y desbloquea el candado que mantenía cerrada la puerta del almacén.

"No puedo creerlo...realmente siguen aquí".

Fives pudo observar, además de las cajas que inundaban el almacén, su viejo equipo de exploración, pero lo mas importante, la mochila en la cual guardaba a sus Pokémon.

"Finalmente, nos reuniremos una vez mas" Pequeñas lagrimas caían desde su rostro.

Tras recoger su mochila, y algunos otros implementos que utilizo en su juventud, como su pokedex, abandono los almacenes, y se dirigió a la tienda mas cercana para reabastecerse y comprar comida para el, y una cantidad considerable de Pokémon. Una vez hecho esto, decide abandonar Ciudad Férrica, y comienza a adentrase en el bosque, no sin antes aplicarse una ligera cantidad de Repelente para no traer compañías indeseadas. Cuando supo que estaba lo suficientemente lejos, decide descansar un momento, y observar el bolso que contenía a sus compañeros.

"Bien...¿A quien debería liberar primero? Han pasado muchos años, y puede que aun estén ansiosos por salir, pero lo mas precavido seria sacarlos de uno en uno."

Por un rato, Fives pensó quien debería salir primero, quien le guardaría menos rencor, o deseos de acabar con su vida. Hasta que finalmente decidió dejarlo a la suerte, mezclando las pokeballs dentro de su bolso, y sacar una al azar sin mirar. Sin embargo, reconoció inmediatamente a quien le pertenecía esta pokeball, que específicamente era una Honor Ball.

"Vaya... quien diría que tu serias la primera, pero bueno, ¿así lo quiere el destino, no?."

Fives tomo la Honor Ball, presiono el botón, y la arrojo al frente suyo. En un principio, no había ninguna reacción de aquel aparato. Fives pensó que era un desperfecto, o que no había esperanza alguna de que ella quería verlo.

"Bueno, supongo que tienes todo el derecho de no salir. Mejor intento con otro".

Fives tomo al azar otra de las pokeballs cuando de repente, frente suyo, un haz de luz rojo materializo a cierto Pokémon de apariencia humana, que destacaba por su belleza y elegancia, cuyo color de pelo era verde que resaltaba con su pálido color de piel, sin olvidar aquella protuberancia roja que atravesaba su torso y espalda, donde posiblemente se encontraba su corazón. En un principio, se mostraba confundida y un poco asustada, hasta que reconoció a la persona que tenia al frente.

"(Gaaar...)".

Fives se acerca lentamente hacia ella hasta estar a menos de un metro de distancia.

"(¿Gard...evoir?)".

"Ha pasado mucho tiempo, Gard...no...Amalia".

Sin embargo, tras recobrar los sentidos, la Gardevoir llamada Amalia comenzó a desprender una aura asesina, y agarra a Fives de su cuello.

"(¡VOIR!)" Amalia expresa con una ira inmensurable, y cada vez mas apreta el cuello de aquel que alguna vez fue su "Maestro", y el amor de su vida.

"AGH" Fives expresa su dolor, e intenta escabullirse de las manos de Amalia, sin éxito alguno.

"N-n...no es l-la p-peor de las re...uniones que hemos t-tenido"

Aquellas palabras enfurecieron mas a Amalia, quien decide ahora liberar a Fives, solo para apretar su cuello con sus poderes psíquicos.

"AGHHHH"

En ese momento, Fives no sabia que hacer. Estaba a merced de aquella quien lo apreciaba mas que a nada en el mundo, y a aquella a quien le habia cometido la traicion mas alta. El había roto su corazón, y la abandono. Fives pensaba que aquello era excusa suficiente para justificar lo que estaba haciendo... sin embargo.

"(No...puedo morir ahora, no hasta...terminar con lo que empecé)"

Fives recuerda la pokeball que tenia en la mano, que talvez podría ser la ultima esperanza que tenia para sobrevivir a aquel trágico reencuentro, y decide lanzarla, sin embargo, no había respuesta.

"(Por...favor... si eres tu …una ultima vez...)"

"(...Ceniza)"

Fives estaba por perder el conocimiento debido a la falta de oxigeno, pero justo cuando todo se volvió negro, observo que se estaba materializando un Pokémon en el mismo lugar donde había arrojado la pokeball. Arrodillado y analizando la situación, Ceniza observa a su entrenador siendo ahorcado por los poderes de Amalia, e inmediatamente se abalanza hacia ella con su movimiento Pájaro Osado.

"(GHAA)" Amalia había alcanzado a levantar una barrera antes de que Ceniza lo golpeara, pero eso no evito que recibiera un poco de daño, además de soltar a Fives de su agarre psíquico.

"(¡Blaziken!)" Tras el movimiento, Ceniza inmediatamente se pone al frente de Fives, poniéndose en guardia solamente con su brazo izquierdo, mientras que mantenía su brazo derecho inmóvil. Así es... este lo había perdido hace mucho tiempo.

"Q..ue bueno...volverte a ver nuevamente...amigo mio..." Tras saludar a su amigo, Fives perdió el conocimiento, y el mundo se volvió oscuro.


Notas de Autor

Bueno, cuando uno esta aburrido, en plena pandemia e inspirado, pueden surgir cosas creativas dentro de uno, en mi caso, esta historia. Me gustaría poder trabajar en la habilidad de describir cosas, para darle mas profundidad a ciertos escenarios, personajes, etc. Así que cualquier critica constructiva, review, etc siempre será bienvenida. Continuare con esta historia poco a poco, cuando sienta que el capitulo este listo.