Hace frío, por lo tanto el cuerpo de Rin se estremece con la mínima brisa, sus extremidades se enfrían. Ella se abraza a si misma tratando de contener el poco calor corporal que posee, pero sus pies descalzos están gélidos, sus manos están heladas.

Sesshomaru que la observa se percató de su actuar.

-¿Tienes frío? -entonces preguntó, Rin asintió débilmente, sentía que si hablaba, sus dientes iban a tiritar.

Aun si no estaban en la intemperie, estar en una cueva sin una fogata, era casi lo mismo que estar afuera.

-Jaken, haz una fogata -ordenó casi de inmediato.

-No hay leña, amo bonito.

-Busca -dictaminó y Jaken, a regañadientes y culpando la niña de su poca tolerancia al frío, se marchó de la cueva a buscar ramitas para el fuego. Únicamente esperaba que no todas estuvieran húmedas, ya que la lluvia otoñal que sucedió ayer, había provocado que la temperatura bajara descomunalmente.

La niña no se movió del lugar, a pesar de que su cuerpo trepida constantemente, Sesshomaru vio como sus manos blancas apretaban con fuerza sus pies probablemente congelados.

-Después te conseguiré unas botas.

-Si-dice débilmente, a pesar de que le gustaba andar descalza cuando llegaba la época de frío, no podía testarudamente rechazar el calzado, ya que sus pies sufrirían.

-Sesshomaru_sama-llamó procurando no tartamudear-¿U-Usted tiene frío?

-No-dijo-No siento el frío.

Su cuerpo era diferente. La anatomía de un humano no estaba del todo capacitada para resistir temperaturas tan bajas.

-¡Que suerte! -alabó- A mi no me gusta el frío, por eso cada vez que esta a punto de llegar el invierno, deseo que pase rápido y llegue la primavera-explico- Ah, pero me gusta la nieve -su voz era rápida y temblaba como su cuerpo.

Su abrazo a si misma, poco le ha funcionado, y el demonio llegó a la conclusión de que esa acción era inutil como su sirviente que aun no volvía con el material para el fuego.

Así que se acercó a su protegida y Rin quien sintió como alguien se aproximaba por su espalda. Pronto se regocijó al percibir calidez y acercó mas su cuerpo al de él, cerrando los ojos.

-¿Mejor? -se inclinó y susurró contra una de sus orejas que se estremeció al sentir el cálido aliento atravesar su canal auditivo.

-Si-musitó-Gracias, señor Sesshomaru.

-¿Estas segura?- preguntó el demonio. Ella volvió a afirmar, pero al no haber aceptación por parte de su señor, volteó su rostro y abrió sus ojos color marrón para alegremente observarlo y afirmar enfrente de él. Encontrándose que la observaba con una mirada cálida y cariñosa, una que solo era capaz de dedicarle a ella.

-Temblaste-espetó recordando el suceso cuando él le hablo cerca de su oreja y su cuerpo se sacudió ligeramente.

Ella asintió sin poder admitir que no tenia nada que ver con el frío, que ya su cuerpo no debería sentir cuando sintió que el demonio la apretujaba contra él, abrigándola con su espesa y felpudo mokomoko.

Rin emitió un suspiro de felicidad y se aferró más a él, disfrutando del calor natural que amablemente le brindaba. Permanecieron un indefinido tiempo así, en un cómodo y reconfortante silencio.

-¿Ya no tienes frío? -preguntó. Entretanto interiormente se dijo que optaría estar en su forma Yokai si mokomoko no era suficiente.

-No, no-negó sonriente y eso alivió al demonio- ¡Estoy muy calentita! -dijo reposando su rostro en la mullida y suave textura que le propiciaba su señor como si fuera una bufanda.

Al verla así, Sesshomaru no pudo evitar levantar la comisura de sus labios, formando una leve sonrisa que Rin somnolienta y cálida, desgraciadamente no pudo notar.

No obstante, si lo hizo Jaken al regresar, quien se le había caído todas las ramas por la escena que estaba pasando en sus saltones ojos que miraban indignado a Rin, lo que hizo ganar una fría mirada de parte de Sesshomaru. No hizo falta nada decir, que Jaken -temblorosamente- recogió velozmente las ramas caídas y se dispuso a encender el fuego lo mas rápido posible -con doble intención- ya que creía que que su amo bonito se alejaría de la pequeña humana una vez que prenda el fuego.

Eso no sucedió, aun si un fuego alto y caliente producto de la fogata se encontraba encendido, no se separaron.

Ya no hacia frío, pero Jaken, abrazado a si mismo, sentía el frío de la soledad.