Disclaimer: No me pertenece nada. Dreamworks y Disney son los dueños de los universos aludidos.
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Promesa de Invierno
Prólogo
Era día nevado en Burgess, y todos los niños salían a las calles para disfrutarlo. El cielo estaba cubierto de nubes y el viento fuerte era el protagonista del clima. En una de esas ráfagas, un joven de pelo platino y de amplia sonrisa se trasportaba de un lado a otro. Con un toque de su bastón de madera, era capaz de congelar todo lo que quisiera, y de provocar ventiscas y copos de nieve. En uno de sus viajes, unos niños se dieron cuenta de su presencia y le gritaron, saludándolo. El chico se volteó y los saludó.
— ¡Aprovechen la nieve, chicos! — Gritó él. Acto seguido, hizo un movimiento con su bastón y muchas bolas de nieve se formaron a los pies del grupo de infantes. Casi al instante, todos comenzaron a divertirse.
— ¡Toma esto! — Le gritó una niña rubia a otro, lanzándole una de sus municiones en plena cara. La rubia alzó la vista, riéndose, y se encontró con el joven espíritu, que también le sonreía. — ¡Gracias, Jack!
— Ni lo menciones, Sophie.
Luego de estar un rato jugando con ellos, Jack Frost voló al tejado de una casa que conocía muy bien. Sin embargo, antes de tocar la ventana que daba a la calle, se volteó a ver al grupo de niños que jugaba en la nieve. Sonrió con nostalgia al ver cómo todos participaban de la pelea de bolas de nieve y se divertían, haciendo equipos y animándose mutuamente. Había ocurrido hace cinco años el episodio con Pitch Black, y todo había vuelto a su curso natural. Sin embargo, ahora había otro elemento: era un guardián, y todos los niños que creían en él podían verlo. Esto, pensaba él, era aún más divertido. Era genial, de hecho.
— ¿Observando de lejos?
Jack se volteó ante la voz familiar, y se encontró con aquellos ojos marrones y pelo castaño que tanto conocía. Jamie Bennett había cumplido los dieciséis años hace poco, pero, por alguna razón que ni Norte ni ningún otro guardián podía explicar, aún podía verlo. El castaño se apoyó en el umbral de aquella ventana que Jack estuvo a punto de tocar, y el joven espíritu se acercó, sonriendo.
— Ni soñarlo, estuve hace un rato con ellos — Respondió Jack, lanzando una ventisca para desviar una bola de nieve hacia uno de los niños, esta, lo golpeó en plena cara. Jamie rio levemente al notar que el grupo entero lanzaba una carcajada — ¿No sales hoy tampoco? Me esforcé para hacer de hoy un súper día nevado, ¿sabes?
— Tal vez salga después a patinar al lago con los chicos — Dijo Jamie. Jack rio y el chico lo miró, con una ceja alzada. — ¿Qué?
— Nada, solo creo que es gracioso que no quieras decirme que, en realidad, vas a salir con esa chica nueva… Margot, creo que era — Ante la revelación de Frost, el chico se sonrojó levemente y Jack sonrió — ¿Por qué no me querías decir? ¿Qué pasa con ella?
— Se llama Margaret — Corrigió Jamie, provocando otra leve risa de Jack. El castaño suspiró, para luego continuar hablando — No lo sé, solo no quiero hablar mucho de ella… Además, creí que serías capaz de hacer figuras de nieve de nosotros dos si te lo decía.
— Es una idea muy divertida, no lo había pensado — Jack sonrió, ante el ceño fruncido de Jaime. — Es broma, Jamie, son tus asuntos. Además, los guardianes estamos para hacer felices a los niños, no avergonzarlos.
— Yo ya no soy un niño, Jack — Corrigió el castaño. El Guardián de la Diversión sonrió levemente, apoyándose en su cayado.
— Siempre lo serás para mí, Jamie — Contestó. Jamie suspiró, pero en aquel gesto, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. Jack dio un par de pasos a sus costados, paseándose con su bastón en los hombros — Además, recuerda que tengo 300 años, soy bastante más viejo que tú.
— ¿Viejo? Con 300 años yo diría que eres un súper anciano — Al decir eso, una bola de nieve le llegó en la cara. Jaime protestó y Jack rio — ¡Oye!
— Eso es para que respetes a tus mayores — Dijo Jack. Jaime lo miró con reproche. El guardián estaba por volver a reír, cuando una figura se presentó en el cielo. Apenas la vio, supo de qué se trataba. El castaño chico, al ver el ceño fruncido de Jack, se preocupó. Iba a preguntar, pero Jack se le adelantó — Ten suerte en tu cita, Jaime, tengo que irme.
— Avísame si necesitas mi ayuda — Fue lo que le escuchó antes de asentir con la cabeza e irse con el viento.
Jack nunca había visto aquella señal en el cielo, pero sus compañeros se la habían descrito. Si, algún día, los niños corrían peligro, una franja de energía con tonos verdes y morados se presentaría en todas las partes del mundo. Sería el minuto en que los cinco guardianes tendrían que reunirse. Aquel pensamiento provocó un escalofrío en la columna del chico, pues, la última vez que esto había ocurrido, Pitch Black casi destruyó a los guardianes y, con ello, la felicidad de los niños del mundo. De verdad, no veía la hora de llegar y saber qué estaba pasando.
Con toda la rapidez que le permitió el viento, llegó al Polo Norte. Saludó a los yetis y entró por la ventana del cuartel que tanto conocía. Ahí se encontraban Norte, Hada y Sandman. Saludó a los tres, y Conejo llegó momentos después, temblando.
— Llegas tarde, colita de algodón — Dijo Jack, luego de acariciarle la cabeza a la pequeña Hadita, quien hizo un sonido de alegría. Conejo alzó una ceja.
— Ni siquiera me toma dos segundos verte y ya estoy enojado, Frost — Respondió el animal, aproximándose al fuego. Jack sonrió, colocándose su bastón al hombro — ¿Ahora qué es, Norte?
— Manny ha hablado — Dijo el hombre. Todos lo miraron asombrados, y él carraspeó antes de continuar. Santa tenía un semblante preocupado, y sus dos grandes cejas estaban juntas. Hada pensó que su expresión era muy parecida a la de hace cinco años, cuando les reveló que Pitch Black había regresado.
— ¿Involucra a Pitch? — Preguntó Jack, de inmediato. Norte bufó.
— Hace unos momentos, el destello lunar se detuvo aquí — Con su espada, Norte señaló el lugar en el que se guardaba el cristal para elegir guardianes. Todos posaron sus ojos allí — Salió una sombra con la silueta de Pitch, tal como la vez anterior.
— ¿Eligió a alguien? — Interrogó Hada, con un semblante que la hacía ver pensativa, pero preocupada.
— No. Creo que seremos solo los cinco.
Apenas Nicholas respondió, el destello lunar se presentó con más fuerza. Los cinco guardianes pestañearon y siguieron el camino del plateado fulgor, encontrándose con que señalaba el bolsillo de Santa. Todos fruncieron el ceño, y Norte parpadeó, sacando uno de sus portales mágicos. Sin articular palabra, lo levantó a la luz de la luna, y se produjo otro destello más fuerte, causando que todos se cubrieran los ojos. Cuando terminó la luz, Nicholas reveló el cristal mágico en su palma. Dentro de sus transparentes paredes, se vislumbraba un bosque espeso.
— Hay que llevar el trineo — Dijo Nicholas, envainando ambas espadas a su cintura. Todos se miraron entre sí, y él juntó nuevamente sus cejas — No sé qué quiere Manny, pero si tiene que ver con Pitch, es una misión en la que debemos ir muy preparados.
— Tengo mi bastón — Comentó Jack, encogiéndose de hombros. Sandy hizo su sonido de cascabeles y Hada sonrió, acompañada de sus otras tres hadas.
— También tengo todo, vamos antes de que me arrepienta de subir a esa cosa — Dijo Conejo, revisando los elementos de su cinturón. Todos asintieron y se encaminaron al trineo.
La salida fue tan caótica como siempre, gritos de júbilo y terror incluidos. Conejo jamás se iba a acostumbrar, y Jack, junto con Sandman, siempre lo disfrutarían. Hada, por su parte, reía ante el terror de Conejo, intentando calmarlo con la mirada y una de sus manos en su hombro. Norte, con su abrigo y gorro rusos, lanzó el portal apenas estuvieron en el cielo. Con un impulso de sus renos, cruzaron a través de él. Sin embargo, y para sorpresa de todos, el portal tomó más tiempo de lo normal, como si fuera un lugar realmente lejano.
El cielo se abrió ante ellos, y, a lo lejos, vislumbraron un pequeño pueblo, junto con un castillo. Fueron descendiendo con dirección al bosque. Jack frunció el ceño luego de observar la localidad, puesto que no se veían ni autos ni cableado eléctrico por ningún lugar. Además, la gente estaba vestida con ropas antiguas. Miró la cara de todos, y se dio cuenta de que estaban pensando lo mismo que él.
— Esto es muy extraño — Comentó Conejo, quebrando el silencio. Sandy asintió con la cabeza y Hada juntó sus manos, preocupada.
Aterrizaron en un lugar despejado, cerca del bosque y no muy lejos del pueblo. Jack observó los alrededores, e intentó identificar algún elemento familiar. No tuvo éxito.
— ¿Alguien tiene idea de dónde estamos? — Preguntó él. Sandy tenía un signo de interrogación encima de su cabeza, y todos tenían la misma expresión de confusión que él. — Es extraño. Pensé que este lugar podía ser como alguna de esas comunidades de América, en la que la gente sigue viviendo en el pasado por su propia elección, pero no puedo reconocer el terreno.
— Me pasa lo mismo — Dijo Hada, mirando alrededor, en estado de alerta. Nadie tenía un buen presentimiento sobre esto.
— ¿Por qué Manny querría traernos aquí? — Murmuró Norte, sosteniendo el mango de uno de sus sables. Entonces, las orejas de Conejo se movieron y sus patas viajaron a uno de sus boomerangs.
— Alguien viene. — Avisó.
— ¡SUÉLTENME!
Los cinco guardianes se giraron a donde provenía ese grito, y, varios metros más allá, vislumbraron un barco. No tenía bandera, y todos los hombres dentro de él se reían. Incluso si pudieran verlos, Norte notó que la posición de los árboles los favorecía, pues los mantenía ocultos del ojo humano. Sin embargo, Conejo se dio cuenta que no era que los guardianes estuvieran escondidos, sino que ellos, los humanos del barco, quisieron tomar ese lugar para pasar desapercibidos. Hada se fijó en lo que estaba ocurriendo y, con horror, se dio cuenta que entre dos hombres tenían a una chica. Esta tenía el cabello castaño rojizo, atado en dos trenzas. Se percibía que estaba peleando y forcejeando con todas sus fuerzas, pero los dos hombres que la sostenían no tenían problema alguno en contenerla.
— ¡Soy la princesa Anna de Arendelle, y ordeno que me suelten!
Todos se mostraron sorprendidos ante ese nombre.
¿Arendelle? ¿Princesa?
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¡Hola! Soy yo otra vez. Les dije que estaba pensando en un longfic hace algún tiempo y aquí está. Tendrá bastante acción y se vienen muchas sorpresas, así que espero que les guste.
