Nota: Me enamoré otra vez del GenHaku, no me arrepiento de nada bro.
¿Desde cuándo decir dos palabras tan sencillas como: Me gustas o Te quiero, eran tan complicadas?
Y sobre todo, ¿Por qué para él? Quien siempre había tenido una gran labia y don para persuadir (engañar) a los demás.
Sinceramente, resultaba irónico. Pero posiblemente, podría deberse a que esas dos sencillas palabras iban dirigidas a una persona fuera de lo común; porque ella no era una chica que necesitara ser protegida o salvada, porque era (absurdamente) fuerte y bastante tenaz, así como también habilidosa.
¿Qué cómo fue que se fue a fijar en Kohaku? Era un misterio, y aunque podría estárselo cuestionando más y más o fingir que no le pasaba nada con Kohaku a su alrededor. La verdad era, que no podía negar ni retrasar las cosas más.
Le gustaba Kohaku, no exageradamente. Pero le gustaba.
Y a pesar de que ella podía cuidar y cuidarse sola, él quería apreciarla y atesorarla. Y el sólo verla de lejos o hablar e interactuar con ella, ya no era suficiente.
El mentalista quería a la leona, y ya. No había más tema de discusión.
Por eso, es que se ve en esta incómoda situación. Donde las palabras que mayormente fluirían tan fáciles como el agua, están atrapadas-estancadas en su garganta; y los nervios le estaban jugando en contra.
Kohaku lo miró con una ceja arqueada, cruzada de brazos. Gen le había preguntado que si podían hablar y que si tenía tiempo, pues quería –o le pareció que quería– decirle algo; y no es que le molestara escuchar lo que tenía que decirle.
Sino que, le parecía extraño el hecho de se viera nervioso. Además de que no había dicho casi nada, aparte de que su rostro se coloreaba de rojo de a ratos.
¿Podría ser que se estaba enfermando?
- Gen, ¿te sientes bien?
-… ¿Eh? S-Sí.
Kohaku lo miró dudosa.
- No has dicho nada de lo que querías contarme, y no es que me esté molestando esto pero… Me intriga un poco (bastante) lo que me quieres decir.
…Tal vez sólo debía ser impulsivo como Taiju, por esta vez. Sólo, por esta vez.
-… Me gustas, Kohaku-chan – terminó diciendo, con una risita suave mientras en sus labios se formaba una sonrisa.
Una que Kohaku supo, era genuina y sin la típica picardía de siempre. Que sinceramente, la sorprendió así como también sus palabras, que la tomaron desprevenida; ruborizándola.
Era la primera vez que alguien se le confesaba, y vino de la persona menos esperada. Las emociones se le estaban revolviendo, así como los sentimientos.
- ¿Kohaku-chan?
- Ah y-yo… Dame tiempo, por favor – pidió, desviando la mirada. Ligeramente nerviosa, ligeramente tímida.
Lo que se le hizo tierno a Gen, quien sólo sonrió. Esperar, no le iba a hacer daño; y podía entender su reacción, pues él tampoco había esperado nada de esto.
(Y aun así, no iba a cambiarlo por algo más… Ni siquiera por su amada Coca-Cola).
- De acuerdo, Kohaku-chan~.
