Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es iambeagle, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.

Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is iambeagle, I'm just translating her amazing words.


Thank you iambeagle for giving me the chance to share your story in another language!


Gracias a Yani por ser mi beta en esta historia.


Prólogo

La habitación está tenuemente iluminada. Una débil luz amarilla brilla más allá de las cortinas transparentes, el solitario foco parpadea de vez en cuando.

Es tarde. O tal vez temprano. No he mirado el reloj en un buen rato.

Nuestro tiempo, que una vez fue calculado por horas y minutos, ahora se mide en prolongados besos y pesadas respiraciones.

—¿Estás dormida? —La voz de Edward es apenas un susurro.

—No.

Estamos acostados juntos en un pequeño sofá en la casa del lago de mis padres. Las alacenas están vacías, y hay sábanas blancas cubriendo los muebles del polvo. Nadie ha visitado este sitio en años, y pensamos que sería el último lugar donde alguien vendría a buscarnos. Ahora solo se siente muy obvio que estaríamos aquí y me sobresalto por cualquier sonido extraño.

—Estaba pensando… —Puedo escuchar la sonrisa en su voz, y eso le quita peso a la oscuridad—. En el día en que nos conocimos.

Sé que está intentando distraerme con los recuerdos, pero todo lo que hace es causar una profunda sensación de nostalgia.

Quiero visualizar ese día a través de sus ojos.

—¿Qué es lo que más recuerdas de ese día?

—Recuerdo todo.

—¿Todo?

—Sí.

—Cuéntame más. —Estoy desesperada—. ¿Por favor?

Y eso hace. Recuenta nuestra conversación. Mi actitud mordaz. Su inquebrantable seguridad. Me dice que nunca olvidará el rojo de mis labios, la forma en que se sentía atraído a ellos cada vez que hablaba. Cómo es que yo vibraba con una energía nerviosa que él estaba desesperado por domar.

Y lo hizo.

Termina el recuerdo con esto:

—Incluso entonces sabía que te amaría.

Me muevo un poco para alzar la vista a él, manteniendo mi cuerpo entrelazado con el suyo. Memorizo los ángulos de su rostro, la ardiente sinceridad de su mirada. Mi estómago se llena de terror. No quiero que termine esta noche porque mañana podría ser posiblemente justo eso: el final.

Nuestro final.

Los peores escenarios posibles llenan mi mente y causan que las lágrimas ardan en las esquinas de mis ojos. Les permito que caigan libremente por mis mejillas, manchando su camiseta con sal y tristeza.

—Nena, no —susurra, acunando mi cara y limpiándome la tristeza. Me silencia y aprieta mi hombro, rozando mi cabeza con sus cálidos labios—. Saldremos de esta. Tenemos que hacerlo. Me niego a creer que no hay ninguna otra opción para nosotros.

—Si algo pasa… —comienzo a decir, solo para que me silencie de nuevo cubriendo mi boca con la suya. Permito que su abrazo me calme por un momento. Un beso suave. Labios abiertos. Lo profundizo, ansiando esa cercanía.

Cuando nos separamos, mi mente va a ese lugar de nuevo.

—Sabes lo que pasó con Emmett…

—Bella. Detente —dice con fuerza. Pero sé que está pensando en lo mismo. Sé que tiene los mismos miedos que yo. Solo desearía que me permitiera decirlos en voz alta. Me sentiría mejor sacándolos que teniéndolos atrapados en mi propia mente—. Te amo —expresa de forma casi desesperada—. Te amo, y no quiero imaginarme ningún escenario aparte de nosotros saliendo de esta. ¿De acuerdo?

El viento sopla afuera, agitando los árboles contra la ventana. Las ramas raspan sobre el vidrio y me tenso.

—También te amo. —Me duele el corazón—. Pero estoy intentando ser realista —replico en voz baja—. Solo… quiero que sepas que regresaría aquí. Si algo te pasa, voy a regresar y pediré que me hagan el procedimiento.

—No puedes —murmura y sacude la cabeza en negación.

—Tengo que hacerlo —insisto—. Si no estamos juntos o si… —me detengo, incapaz de hablar cuando una abrumadora sensación se alza en mi garganta. Entierro la cara en su pecho, no quiero mirarlo al susurrar—: No quiero recordar nuestro tiempo juntos. No puedo. No lo haré.

No puedo vivir con los recuerdos de él si no puedo estar con él.

—Si algo me pasa no puedes regresar por el procedimiento —me recuerda con reticencia—. Una vez que te vayas…

Tiene razón.

—Me matarán —termino por él, conociendo la razón que hay detrás de su vacilación.

Mis palabras se quedan en el aire y él me alza el mentón para poder encontrar su mirada. Sus ojos se ven duros, determinados.

—No los dejaré lastimarte —me dice firmemente.

Pero lo cierto es que: rompí la ley.

Nadie se escapa sin ser castigado.

Ni siquiera un Swan.


Hola! Vengo con una nueva traducción que tenía muchísimas ganas de compartir con ustedes. La historia original es de Meg, autora de Bésame, Idiota y Séptima&Pine. Meg es una persona increíble y una maravillosa autora, así que siempre es un placer traducir sus historias.

Espero que les guste, no olviden decirme qué les pareció ;)