Disclaimer: Nada me pertenece.
Prométeme
Harry nunca había estado más cansado en toda su vida.
Lo único en su mente durante las últimas dos horas era su anhelo por una buena comida y una larga siesta, interrumpiendo su perezoso tren de pensamientos para llevar a sus mejores amigos a la oficina del director.
Ahora que había resuelto todos los pendientes que tenía como "el niño que vivió", pudo recordar en un pendiente vitalmente importante que Harry tenía. Por lo tanto, sus necesidades básicas iban a tener que esperar un poco más.
Harry se dio la vuelta para mirar a sus amigos. Sonrió por sus manos tímidamente entrelazadas, probablemente no se quejarían si les diera un tiempo a solas – Muchas gracias, chicos. Son los mejores. Nada de lo que ha pasado estos siete años hubiera sido posible sin ustedes.
Hermione casi lo derrumbó cuando se abalanzó sobre él, envolviéndolo en un fuerte abrazo – Me alegra que estés bien, Harry.
Compartió una mirada con Ron. Hace unos meses, Ron quizá estaría furioso al ver a Hermione abrazándolo con tanto ímpetu, ahora, sólo se veía divertido por su incomodidad.
Yo también me alegro de que hayas vuelto en una sola pieza, amigo – dijo Ron, con risa en su voz – Pero creo que he recibido más abrazos de los que puedo manejar por el resto del año.
Malas noticias para Hermione - contestó Harry astutamente.
Sus dos amigos quedaron rojos como tómate, provocando que se riera de buena gana por lo que sentía como la primera vez en años - He sido la tercera rueda por demasiado tiempo, se han ganado un tiempo sin mí. Estoy muy feliz por ustedes dos, de verdad.
Rezando a quien sea que lo escuchará que sus expresiones de absoluto bochorno se quedarán grabadas para siempre en su memoria, Harry se alejó de sus amigos y se dispuso a hacer lo que había querido hacer durante todo ese tiempo.
Caminó con la máxima discreción que pudo reunir por el Gran Comedor, no queriendo llamar la atención de nadie y volver a ser rodeado por un sinfín de gente desconocida que le diera la mano, abrazara y mucho menos que diera besos en la mejilla. Afortunada o desafortunadamente, el aire de entusiasmo victorioso ya había dejado el castillo. Todo lo que había en la enorme habitación era gente aglomerada en las mesas, con un murmuro incomprensible de voces que hablaban entre ellos en voz baja por respeto a los muchos muertos presentes.
Fuera del foco de atención, Harry se dirigió directamente a la mesa en donde la familia Weasley seguía reunida en silencio fúnebre.
Ginny estaba acurrucada contra Charlie, quien le daba palmadas suaves en la espalda, aunque ella ya no estaba llorando. Por un segundo, Harry se preguntó si estaba cometiendo un error al acercarse. Tal vez Ginny necesitaba un tiempo para recuperarse, tal vez no tenía mente para nada más que la muerte de su hermano, o tal vez simplemente era un tiempo en el cual no podía apartarse de su familia...
Entonces sus miradas se cruzaron.
Sus hermosos ojos castaños estaban rojos e hinchados del llanto. Su cara estaba llena de hollín y su usualmente brillante cabello pelirrojo estaba totalmente desordenado. Lucía como alguien que acababa de estar en una guerra. Aun así, Harry pensó que nunca se había visto mejor.
No fue necesario que ninguno de los dos dijera nada. Ginny simplemente se levantó y camino de largo a su lado, y él sabía que tenía que seguirla.
Caminaron por un rato hasta que terminaron en el patio, el cual estaba extrañamente vacío.
Se dirigieron al estanque y Harry vio su propio reflejo en el agua mientras buscaba las palabras correctas para decir. ¿Qué podías decir después de meses de estar separados sin saber siquiera si estabas vivo o no?
Sus ojos volvieron a encontrarse, Harry se atrevió a sonreír.
¡SMACK!
¡Owww!
El estallido abrupto de dolor le atontó, provocando que tardara en procesar el impacto de los nudillos de Ginny contra su cara. Sus lentes se habían caído al suelo, dejándolo parcialmente invidente.
¡ERES UN IDIOTA! - exclamó la chica, con su voz más furiosa de lo que Harry alguna vez la había escuchado - ¡¿EN QUÉ ESTABAS PENSANDO CUANDO TE ENTREGASTE?! ¡¿TIENES IDEA DE LO QUE SENTÍ AL VERTE PENSANDO QUE ESTABAS MUERTO?!
Ginny...
Lo interrumpió con un bofetón.
¡No tienes ni idea...! - su voz comenzó a temblar - ¡No tienes idea!
Comenzó a darle pequeños golpes, como Hermione había hecho con Ron después de que regresó. Harry no hizo ningún esfuerzo por detenerla, dejando que se desquitara. La fuerza en sus movimientos fue calmándose eventualmente, conforme los pequeños sollozos comenzaron a brotar de su boca.
Pensé... - hipó - pensé que estabas... - su voz finalmente se quebró y comenzó a llorar de verdad. Sus manos detuvieron el ataque por completo.
Harry extendió sus brazos casi a ciegas y la envolvió en un fuerte abrazo que ella devolvió con desesperación.
Ella lloró contra su pecho por un largo rato mientras que Harry se limitaba a darle pequeños besos en su cabello, le acariciaba con ternura la espalda y le susurraba palabras tranquilizadoras hasta que poco a poco se fue calmando.
Entonces ella se apartó y Harry sintió un repentino nudo en su garganta por su alejamiento, no sintiéndose nada listo para no estar cerca de ella, sin embargo, ella sólo había terminado con el abrazo para inclinarse a recoger sus gafas.
Su vista se aclaró, permitiéndole ver el hermoso rostro de Ginny nuevamente húmedo por las lágrimas.
No sé cómo seguir a partir de ahora - admitió con su voz más calmada, aunque su tono seguía siendo desolado. Sonaba tan perdida como él.
Yo tampoco - respondió honestamente - Sólo sé que no puedo seguir adelante sin ti. Te prometo que toda pregunta que puedas tener tiene una explicación. Todo lo que hice fue porque no me quedaba más opción. Nunca quise dejarte, Gin.
Su expresión finalmente se suavizó - Lo sé...
Casi sin darse cuenta, se acercaron el uno al otro, sus manos deseosas acurrucaron al otro por voluntad propia. Ginny apoyo sus frentes.
Prométeme... - comenzó. Había furia en sus ojos, más también dolor y anhelo - Prométeme que nunca me volverás a dejar, Potter. Porque no aceptaré nada así otra vez.
Lo prometo.
Sin más, se besaron. Se quedaron besándose hasta el amanecer, como si fuese la última vez que podrían hacerlo. Afortunadamente, no lo fue ni de cerca.
