Hola, saludos asiduos lectores y escritores de Fanfiction, aqui vengo para traerles una pequeña historia de esta serie que me gusta tanto, y la verdad, yo veo a Gabu y a Mei como una pareja perfecta a pesar de sus diferencias, por eso me tome el tiempo de escribir esta "pequeña" historia, y quise compartirla con ustedes, ojala les guste y me dejen sus comentarios para animarme a continuarla, porque como saben, nosotros no les pedimos nada a cambio por las historias que les compartimos así que si pueden comenten, a mi me agradara saber que opinan de mi historia, por cierto, al principio tiene contacto sexual semi explicito, así que si son menores lo leen bajo su responsabilidad, ahora los dejo para que lean a gusto, que la disfruten.

Epoca de apareamiento

Era un día como cualquier otro en el valle Bakubaku, o al menos eso parecía, salí lentamente de mi madriguera viendo que todos estaban acicalandose un poco, pero Barry y Giro-san no se encontraban por ningun lado, luego me di cuenta de que faltaban Zack y Butch también, pero sobre todo, no había rastro de ninguna de las hembras de la manada, lo cual es raro pues siempre se posaban en las rocas y descansaban tranquilamente, hasta que de repente uno de los machos se me acercó, en ese momento mi nariz captó algo familiar, pero no sabía que ya había empezado aquella tan especial epoca del año, de cualquier manera sabía que algunas de las hembras se adelantaban y era cuando todo el frenesí empezaba.

A mi nunca me interesó mucho esta epoca del año pues nunca había sentido un interes verdadero por la mayoria de las hembras, de hecho solo había una que llamaba mi atención pero siendo sincero no había forma de que ella eligiera a un "lentorro y debilucho" como yo para procrear, además a los ojos de Barry, su hermano, yo era de los peores cazadores y según las leyes que nos regían como lobos que somos, solo los mejores genes deben pasar a la siguiente generación, y claro, ese no era mi caso… sin embargo… sino hubiera tratado de proteger a Mei en tantas ocasiones, probablemente no me verían de esa manera, pero saben algo, lo vale, vale la pena sacrificar algo de ti si con eso logras proteger a… a quien es tan importante para ti…

-Oye Gabu… -Dijo el lobo acercandose con una mirada picara y una expresión extraña en su rostro, algo que nunca había visto en ninguno de mis compañeros pero…

-¿E-eh? ¿Q-que pasa Loon?… -Le respondí algo extrañado pues no dejaba de mirarme de arriba a abajo, como si estuviera buscando alguna imperfección en mi hasta que al final una desconcertante expresión de decepción se mostró en su cara.

-Lala-san te esta esperando en la guarida, dice que quiere mostrarte algo interesante, pero no me quiso decir que exactamente… no la hagas esperar galan… -Antes de irse Loon me guiñó un ojo, en verdad no entendía de que se trataba todo eso pero casi parecía que pensaba que ella y yo… aunque no era imposible, la verdad no estaba seguro de porque ella, la más bella de toda la manada, la hermana del lobo beta y mano derecha de Giro-san, tener algo que ver con un perdedor como yo…

De inmediato caminé en dirección al cubíl principal donde todos dormiamos en la noche y en la parte más profunda solo existia la oscuridad, pero por suerte, al fondo se encontraba una abertura por la que pasaba la luz del sol, solo que… al mirarlo con más detenimiento me di cuenta de que… de los muchos agujeros por los que pasaba la luz, unos eran de un color distinto a los rayos de sol normales, azules, rojos, otros incluso amarillos, era algo muy bello, quise acercarme y ver mejor el espectaculo cuando de pronto una voz detrás de mi me tomó por sorpresa.

-¿Te gusta como decoré el lugar Gabu?… encontre algunas cosas raras… estaba paseando por una de las colinas cuando ví… una cosa muy extraña… era como una especie de arbol madrriguera, y estaba hueco por dentro, entonces por curiosidad me puse a ver en el interior de aquél extraño lugar y encontré todos esos extraños cristales adentro del lugar y los iluminaba en ese momento un rayo de luz, y me di cuenta de que el color de la luz cambiaba, así que decidí traerlos y colocarlos en los agujeros de ahí arriba.

En ese momento pude ver a Lala, visiblemente orgullosa de haber logrado algo así, y en realidad no estaba muy seguro pero creía saber de que lugar hablaba, en ese momento el recuerdo de la vez que conocí a Mei vino a mi mente, no entendía porque pero no dejaba de pensar en ella y no creía que pudiera estar enamorado de ella… porque… ¡era una locura!, un lobo no podía ser compañero de una cabra, ni siquiera podrían tener hijos… o ¿si?

En ese preciso momento el suave rose de una cola me sacó de mis pensamientos, la loba de pelaje azulado estaba dando vueltas a mi alrededor.

-Hoy te noto algo distraido Gabu… ¿sucede algo?… sabes que puedes contarme lo que sea, estamos en confianza…

Lala dejó de rodearme como un tiburón a punto de devorar a su presa y se sentó quedando justo frente a mi, pero seguía mirandome de una manera indescriptible que yo no podía descifrar.

-Me preguntaba… ¿porque fue que me llamaste aquí?… si fue para ver lo que habías hecho con el cubíl ¿no hubiera sido mejor mostrarselo a Giro o a Barry?… aunque se ve bastante bien… me gusta…

Esperaba que mi risa nerviosa no se notara mucho, pero sabiendo cuan inteligente era esa loba, estaba muy seguro de que lo notaria, después de todo, no podía apartar el nerviosismo de mi, ya que sabía que un lobo solo era llamado por uno de los lideres al interior del cubíl por una de dos razones, para una conversación seria e importante, como cuando se planea la estrategia para una caceria, o… en esta época y siendo llamado por una hembra… para llevar a cabo el rito del apareamiento, pero aparearme con Lala, la más hermosa de la manada y la hermana de la mano derecha del lider, era casi como un sueño, pero seguía persistente la pregunta en mi mente… ¿porque me elegiría a mi como compañero? Si ese fuera el caso, aunque sino era eso… entonces ¿que? Me estaba comiendo la cabeza con tantas dudas.

-Pareciera que no pensaras que eres digno de ser mi compañero Gabu… Después de todo tu y yo somos buenos amigos ¿no te parece?… o es que… ¿acaso no soy suficientemente buena para ti?

Lala se rió ligeramente al principio como si le divirtiera el hecho de verme tan… nervioso, o quizá lo había hecho para relajar el ambiente tenso que yo había provocado pero una cosa era segura, no me estaba demostrando desagrado en ningun sentido, el lento y sinuoso caminar a mi alrededor, parecía invitarme a acercarme y hacer lo que mi instinto me dictaba, después de todo, podía percibirlo, era tenue pero impregnaba el aire dentro de esta cueva, era la esencia de la hermosa loba azulada, la secretaban las hembras para seducir a los machos, y estaba empezando a funcionar en mi, mi mirada seguía cada uno de sus movimientos sin perder detalle.

Pero luego se detuvo y mientras me hacía otra pregunta dejaba de moverse por un instante, mirandome de reojo tan seriamente que yo tarde unos segundos en reaccionar, jamás me esperé nada de eso.

-C-cla-claro que no Lala, tú… eres hermosa, amable, inteligente, eres la clase de hembra con la que cualquier macho quisiera compartir el lecho… pero… yo… no creo merecerte, no soy ni rápido, ni fuerte, ni inteligente… por eso me sorprendió que quisieras que fuera tu compañero en esta época

Tuve que reaccionar rápido pues lo último que quería era que mi reacción molestara de alguna manera a mi compañera pero no pude evitar agachar la cabeza y bajar las orejas mientras enumeraba todos mis defectos como cazador, me sentía verdaderamente avergonzado por eso, sin embargo de un momento a otro y sin advertencia, Lala estaba junto a mi lamiendo el tupido pelaje de mi cuello para luego subir lentamente hasta mi oreja y de una sola vez, le hizo un pequeño agujero a mi oreja, como si dejara su marca en mi, sentí como una ligera punzada de dolor pero me contuve, no dije nada, y al final nos quedamos mirando intensamente, sin darme cuenta de que ya estaba rodeado literalmente por aquella escencia que hizo que mi corazón se acelerara y algo en mi parte inferior despertara.

-Entonces Gabu… ¿me harías el honor de ser mi compañero esta noche?

Los ojos de Lala centelleaban como si hubiera cientos de pequeñas luciernagas en su interior, yo solo me quedé embelezado por su belleza, pero mientras me hacía aquella simple pregunta acercó la punta de su nariz a la mia y la frotó en pequeños y lentos circulos, yo ya no aguantaba más, los pelos de mi cuerpo entero se erizaron con aquél simple rose y entonces sin decir nada solo baje mi hocico hasta su cuello y lo lamí, con deseo puro, mi mente se había puesto en blanco mientras mi instinto afloraba de la misma forma que las primulas se abren paso a través de la nieve cuando llega la primavera, mis colmillos empezaron a clavarse con extrema suavidad en su cuello, como intentando poseerla, ya antes había tenido la oportunidad de aparearme con algunas de las lobas, pero fue algo diferente, solo fue el puro instinto, el acto y luego esperar a que mi nudo se soltara, luego, todo era como antes, no les importaba, pero ahora, parecía haber algo especial en esta ocasión, no sabría decir lo que era pero endulzaba esta situación al maximo, sin indiferencia, sin ser nada más que una urgencia reproductiva, no… parecía existir un sentimiento verdadero en ello, algo que no estaba seguro… quizá era amor, quizá solo la pasión del momento que nunca me detuve a percibir, en verdad no tenía idea.

-Adelante Gabu, saca el macho que llevas dentro y convierteme en madre, tomame como tu hembra y no dejes que nadie más se atreva a tocarme de nuevo…

Las palabras de Lala me sacaron de mis pensamientos, y ahora ella se mostraba enteramente ante mi, exponiendo su parte más intima para mi deleite, mientras me miraba de reojo con una expresión de picardía, dandome a entender que era lo que ella quería y algo en lo profundo de mi mente me dijo firmemente: ¡no es momento para dudas ni pena!, en ese momento mi cuerpo se movía por si mismo, mi lengua saboreaba el nectar prohibido de la flor sagrada mientras que mi cuerpo reaccionaba plenamente, estaba listo.

-Ga-Gabu…

Voltee a ver de nuevo a mi compañera, su mirada suplicante me hizo entender, y no faltaron palabras, sabía lo que debía hacer, mi cuerpo la poseyó, aferrandose como si fuera una presa que podría escaparse de mi en cualquier momento, y sintiendo el deseo absoluto intenté buscar la unión, una y otra vez, cada vez con más desesperación hasta que finalmente todo caía en su lugar, el sonido de nuestra respiración era lo único que llenaba el aire, todo había desaparecido, y todo lo que percibiamos era la presencia del otro como si existieramos en un vacio oscuro interminable, hasta que finalmente un último movimiento, aseguraría que la semilla de la vida brotara y creciera en el vientre de mi compañera, acabamos jadeando fuertemente, nuestros corazones intentaban tranquilizarse mientras que continuabamos unidos de forma inevitable, nos desplomamos en el rocoso suelo de la cueva y permanecimos quietos sin decir ni una palabra, después de todo, nuestro instinto ya había conversado lo suficiente, pero aún así seguía teniendo una pequeña duda, que no me dejaba tranquilo.

-Disculpa… Lala, me preguntaba… en verdad no te importa que sea tu compañero?… otras solo… me siguen tratando como siempre lo hacen aunque lleven en su vientre cachorros de mi sangre… no… me molestaría si haces lo mismo…

Dije en un tono ligeramente triste, pues toda esa situación parecía casi un sueño, un sueño que no sabía si era real o si en cualquier momento algun tonto me despertaría arruinandolo todo, pero pasaron los segundos y no ocurrió nada inusual, excepto el silencio de mi compañera… Me preguntaba si estaría dudando si su desición de tener cachorros conmigo había sido un error, la ansiedad me carcomía lentamente hasta que no pude soportarlo y justo cuando abrí el hocico para decir algo, me respondió