Hola! Sé que han pasado años, pero esto lo escribí cuando tuve un momento en mi trabajo, me inspiré en la canción del mismo nombre de "La Pozze Latina" por si quieren escucharla. Ojalá les guste! Un abrazo

Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece


Y que sencillo sentir tus labios y tu lengua hacer contacto con mi alma

Harry Potter iba caminando al gran comedor con resaca y sin poder evitar que imágenes como flashes pasaran por su mente, no podía dejar de recordar la fiesta a la que había asistido el fin de semana pasado. Algo extraño le estaba pasando.

Como nunca las cuatro casas se habían unido para celebrar una fiesta clandestina que se terminó por realizar en la sala de los menesteres, todos sus compañeros y uno o dos cursos superiores, no sabe con exactitud. Había tanta gente, tanta música, tanto alcohol, tantas luces, humo, había tanto de todo que fue la más épica fiesta a la que había asistido. En un momento dado sus amigos se habían perdido entre la multitud y fue ahí cuando la vio, bailando sensualmente al ritmo de la música con los ojos cerrados, moviendo su cuerpo en un vaivén hipnotizante, alzando los brazos sobre su cabeza para luego bajarlos y tocar su cuerpo. No recuerda si fue bajo su propia voluntad o fue por los empujones entre la gente que terminó junto a ella, moviéndose al compás que ella marcaba. No sabe si fue por el alcohol, pero esa noche la encontró especialmente atractiva, la forma en que su cuerpo caliente se pegaba a él al bailar, como con cada movimiento podía apreciar la manera tan sensual de sus pechos en movimiento, Harry pensó que estaba alucinando, pero claramente la chica le estaba bailando, girando mientras se movía pegó su espalda al pecho del azabache y moviendo las caderas en un vaivén pegó su trasero en su ya palpitante erección, Harry solo se dejaba hacer, en ese momento la mujer que estaba frotándose contra él podría hacer o pedir cualquier cosa, él sin duda le daría todo. No le importaba en lo más mínimo que fuera una Slytherin, se le había olvidado por completo que ella lo aborrecía, podría incluso pasar por alto todos los años que llevaba insultándolo a él y a sus amigos, en ese preciso momento lo que menos podría tener sentido para él era que su apellido fuese Parkinson y que era la mejor amiga de su enemigo jurado. En un momento dado la sensual Pansy Parkinson giro para estar de frente a él y sonriendo de lado le pasó sus brazos por el cuello, mientras lo guiaba, esta vez en un ritmo más lento, su mirada coqueta fue indicio de lo que vendría a continuación, porque Harry había decidido que la seguiría al fin del mundo. Pansy sonrió mientras lo tomaba de la nuca para acercarlo y besar sus labios, fue un beso ardiente, la morena marcó el ritmo desde el inicio, mordió sus labios e introdujo su lengua a gusto.

— ¡Harry! — Fue sacado de su recuerdo abruptamente, giró su cabeza para mirar a Hermione

— ¿Qué pasa Mione? — preguntó mirando a la chica sin entender nada

— Llevo hablándote 20 minutos. ¿Estás bien? — La castaña lo miró preocupada, no era posible que estuviera tan atontado

— Sí, sí. No me pasa nada. La resaca, ya sabes — Contestó al tiempo que se servía jugo de naranja. Había llegado al gran comedor, se había sentado y había estado comiendo mecánicamente, no podía dejar de pensar en los labios de la Slytherin, miró su mesa y ella estaba ahí magnífica, como si no hubiera pasado nada

— Por cierto, dónde demonios te metiste. Estuve buscándote en la fiesta y no pude hallarte — Siguió Hermione al tiempo que se llevaba una tostada a la boca

— ¿Dónde me metí? ¿Dónde te metiste tú? Estabas conmigo cuando de pronto ya no volví a verte! — Exclamó mientras elevaba una ceja ante el cambio de color en su amiga, había pasado de pálida a un rojo vibrante nada más terminar de escuchar lo que él decía

—Bu.. Bueno estuve junto a ti y luego y luego — Verla balbucear fue una cosa de otro mundo, no podía creer que su amiga estuviera nerviosa! Ella que tenía respuestas para todo no sabía qué contestar

— ¿Me dirás quién es? — preguntó en un tono serio mientras luego se carcajeaba sin poder evitarlo

— ¿Quién es quién? De qué hablan — Dijo uniéndose a la conversación Ronald mientras engullía un panecillo

— Cierto, dónde te metiste tú en la fiesta? —Desvió la atención Hermione, él también había desaparecido en medio de todo el ajetreo

—¿Yo? La verdad me fui con una chica de Hufflepuff — dijo mientras hinchaba el pecho de orgullo

— ¡No es cierto, estaba borracho tirado en medio de las estatuas del tercer piso! — Aportó Ginevra mientras se paraba de la mesa y se marchaba sin decir nada más. Ron se desinfló, no quería contar que había tomado hasta el cansancio sin recordar donde había terminado. Sus amigos rompieron en carcajadas mientras él los miraba rojo hasta las orejas de la vergüenza. En medio de las risas y burlas a costa de su pelirrojo amigo, Harry volteó y fue cuando su mirada se cruzó con la de Pansy, ella le sonrió coquetamente al tiempo que le guiñaba un ojo, se levantó con gracia y dejó el gran comedor. El suspiro y la cara de bobo no pasó desapercibido por nadie en su mesa.

Al menos la mitad de sus compañeros de clase no asistieron, la fiesta había sido tan brutal que para sorpresa de ellos mismos no terminó hasta pasado el mediodía del domingo, sin tomar en cuenta, aquellos que se fueron juntos a los rincones o las aulas vacías, Harry no podía opinar nada, él mismo terminó en un pasillo oscuro con la morena. Aún podía escuchar sus suaves gemidos cuando estaba sobre él, la forma en que se movía, la manera en que le besaba, lo caliente de su piel cada que él la acariciaba. Sentía un hormigueo en sus manos solo de recordarlo. Por Merlín y todos los magos de la historia esa chica solo tenía 16 años pero se sentía como si tuviera 26, como una mujer experimentada, como una mujer que realmente sabe lo que quiere.

Harry anduvo como un autómata de clase en clase, lo que sea que parloteaba Hermione no escuchó ni le prestó mayor atención, había cosas mucho más importantes en su cabeza en ese momento. Iba camino a la última clase del día cuando al girar la esquina se topó con ella directamente, a un centímetro de chocar sus cuerpos, se miraron y Harry pudo verlo en sus ojos, lo deseaba quizá tanto como él a ella.

Apenas se enteró de que habría una fiesta comenzó a prepararse, tenía ganas de distraerse, supo que sería en la sala de los menesteres y que las cuatro casas estarían presentes. Debía ser algo informal, ya que, no tendría nada que ver con lo acostumbrado a las fiestas aristocráticas, sacó sus botines negros y un vestido de tirantes que le quedaba muy por encima de medio muslo, era suelto y ella siempre prefería usarlo sin brasier. Adoraba ese conjunto, siempre que se arrancaba al mundo muggle lo usaba y más de uno se giraba solo para poder mirarla. Sonrió pensando en el iluso que caería el día de hoy. Tomó un baño, se puso su perfume especial, se vistió y emprendió camino a la fiesta.


Apenas ingresó a la sala de los menesteres supo que sería una locura, había tanta gente que se sorprendía que diera abasto, se hizo paso entre la gente, se sirvió un trago y decidió que se divertiría como solo ella sabe hacerlo. Comenzó a mover su cuerpo al ritmo de la música mientras se hacía paso entre los alumnos, vislumbró a Draco que cuando la vio abrió los ojos a más no poder, ella levantó el vaso mientras sonreía y se alejaba. Esa noche no estaba para preguntas estúpidas, consiguió alejarse de su grupo de amigos y bailó, olvidándose de todo, tal cual como lo hacía en sus escapadas al mundo muggle. En algún momento dado su vaso fue a parar en las manos de alguien más y a ella no le importó, sentía la tela del vestido pegarse en su cuerpo debido al sudor, los mechones de cabello que rodeaban su cara se le pegaban a la frente y ella solo sonreía, siguió moviendo su cuerpo cuando sintió la mirada de alguien, era el santurrón de Harry Potter que la miraba mientras se le caía la baba, su sonrisa esta vez se volvió maliciosa. Dejaría que él se acercara, porque los hombres siempre terminaban acercándose a ella, no lo podían evitar y ella lo sabía.

Potter terminó pegado a ella bailando, dejándose encantar por sus movimientos, tocándola nerviosamente en uno que otro paso, ella giró y pegó su espalda al pecho del azabache, restregó su trasero en él, sintiendo como comenzaba a excitarse, volvió a girar sobre sí misma, esta vez poniendo sus brazos sobre los hombros de su acompañante, sonrió sabiéndose ganadora, tomó su nuca y lo besó. Estuvieron besándose ardientemente en medio de la fiesta, con un montón de alumnos a su alrededor, hasta que en mutuo silencio decidieron salir de ahí. En ningún momento dejaron de besarse o tocarse, un segundo de lucidez podría acabar con esa excitación que ambos sentían, no llegaron lejos. La calentura no se los permitió y terminaron en un oscuro pasillo donde Harry la arrinconó contra la pared, estaba besando su cuello a la vez que le tocaba los pechos, Pansy suspiraba mientras echaba la cabeza hacia atrás. Harry hizo un camino de besos desde su oreja, bajando por su cuello y finalmente llegando a sus senos, se llevó los tirantes del vestido con él, bajándolo por sus hombros, dejando caer el vestido en su totalidad y dejándola solo en unas pantaletas de encaje negro. Pansy sonrió mientras se aferraba a los cabellos del azabache, él continuó con su tarea, succionó y masajeó los pechos de la ojiverde, sus manos tocaban todo a su alcance. Siguió bajando por su vientre plano, y deslizó las pantaletas hasta quitarlas por completo, las arrugó en su puño y las guardó en el bolsillo de su pantalón. Alzó la mirada y pudo verla en su gloria, completamente desnuda frente a él. Pansy pudo escuchar como él la llamaba en un tono bajito y grave: "Hechicera"

Pansy volvió en sí, después de un leve codazo que Milicent Bulstrode le diera, aún no podía creer que se había follado a Harry Potter si sus amigos supieran, el solo pensamiento la llenaba satisfacción. Nadie en su casa podría imaginar lo que había pasado entre ellos. No dejaba de sonreír, apenas si pudo desayunar algo, cuando sus amigas le dijeron que era hora de irse, se giró y su mirada se topó con Potter, no pudo evitar que su sonrisa se extendiera y le guiñó un ojo, ver la expresión que puso ante ese sencillo gesto hizo que su cuerpo se calentara, tal vez debería volver a probarlo.

Harry tomó una de sus piernas y la puso sobre su hombro, dando pequeños mordiscos en el interior del muslo, fue así como llegó a su clítoris, el cual lamió a gusto mientras la escuchaba gemir, Pansy se dejó hacer, no pondría pegas si había alguien tan dispuesto a darle placer. Se agarró del cabello del azabache a la vez que gemía, estaba a punto de llegar, si él seguía a ese ritmo con su lengua no tardaría en acabar, unas lamidas más y sintió todo, uno de los mejores orgasmos que había tenido.

— ¡Maldita sea! — Pansy no pudo evitar maldecir, Potter tenía la culpa de todo, era la segunda vez que se masturbaba ese día. Había tenido que salir a mitad de la clase porque su mente le estaba jugando malas pasadas al recordar la forma en que habían terminado luego de la fiesta. La manera ansiosa y algo torpe en que la tocaba, pero la forma decidida en que le practicó un espectacular oral, se preguntaba con quien había practicado antes. Luego de ese orgasmo, ella lo había recostado en el suelo y lo había montado, sin preámbulos, sin medias tintas, ella misma lo había guiado a su entrada que lo esperaba ansiosa, se movió a gusto sobre él, lo besó probando su propio sabor en la boca de él...

Y otra vez sus pensamientos se iban en la misma dirección, el día estaba resultando agotador, ni siquiera había sido consciente de las clases, solo se movía de una a otra en trance. Al fin llegaba la última clase del día, Milicent la había arrastrado para no perdérsela, ya arreglaría cuentas con ella al hacer que le dijera donde demonios se había metido en la fiesta. Estaba llegando cuando en la esquina se encontró con nada más ni nada menos que Potter, estuvieron a punto de que sus cuerpos se tocaran, el pequeño espacio que quedó entre ellos fue suficiente para que una nube invisible de excitación los envolviera. Lo miró a los ojos y sonrió, sí debería volver a probar a Potter