Nota de Nadeshico:
¡Hola! Estoy muy feliz ya que la autora de este fic (cuya versión original está en inglés en la plataforma de Ao3) me dio permiso para traducir su fic the apple of his eye. Que es el primer fic de Gojomi que leí. Actualmente está en proceso y la autora me ha dejado dicho que no sabe cuándo podrá actualizarlo. Así que, entre las actualizaciones de mi fic Desencanto, iré intentando traducir este para ustedes. ¡Espero que lo disfruten tanto como yo lo hago!
Nota de akwardspaceturtle:
Esto puede parecer muy OOC porque estoy escribiendo esto con una mirada de shoujo, entonces considérense advertidos.
Además, escribí esto en una ola de sentimientos y está sin betear por el momento, por eso por favor disculpen los errores. ¡Gracias por tu interés!
Capítulo 1
—Me gustas mucho, Miwa-kun.
Ahí están. Las palabras que prohíben a Gojou Satoru de una tarde traquila antes de su turno en el club de actividades. ¿Acaso los muchachos estos días no tiene nada más que citas en mente? Ha pasado tan a menudo que ya sabe la respuesta a la confesión de este pretendiente. Nunca cambia desde la primera vez que la escuchó.
Gracias (inserte nombre y honorífico aquí). Pero, lo siento, no puedo responder a tus sentimientos (o una versión similar).
No hay otro resultado más que el rechazo, no importa cuán suave sea la entrega del mensaje. Para Gojou, es como revivir el mismo episodio de una telenovela una y otra vez, a diario.
Niños siendo niños, se mantienen esperanzados. Lo siguen intentando.
—Si sientes lo mismo, ¿quisieras salir conmigo?
Primer Acto: Confesión terminada. Apresúrate, Gojou piensa con resignada indiferencia.
—Gracias, Hattori-senpai —escucha la voz que ya se ha vuelto familiar. Su voz es tan gentil y brillante, se siente como los rayos de sol remontando sobre las hojas de los árboles, como si la luz del sol tuviera un papel en el rechazo de confesiones de amor.
¿Entonces es Hattori del club de tenis, esta vez?, Gojou piensa para sí mismo mientras levanta de su rostro el libro abierto con el que se cubre los ojos. Con las luces siempre apagadas, permanece invisible a los estudiantes a las afueras de su ventana.
Él solo tiene la esperanza de que este escenario familiar se desenvuelva de la mejor manera para que él pueda regresar a su siesta. Después de todo, esta es la razón exacta por la que solicitó la vieja habitación del club de actividades, más alejada del campus escolar. Tendría que haberse dado cuenta que, detrás de ella yace el perfecto sitio recluido, para que estos adolescentes en crecimiento profesen sus sentimientos. Sólo puede agradecer que nadie es lo suficientemente descarado como para intentar algo más.
Afortunadamente, este no va a ser como ese niño que fue rechazado y lloró y tuvo que ser reconfortado por la misma muchacha que lo rechazó. Ocupó casi todo el horario de almuerzo.
Segundo Acto: Comienza el rechazo.
—Pero… —Ahí está, ese pero. Esta chica nunca falla en atenerse al libreto. Puntos por consistencia, remarca Gojou silenciosamente—. Temo que no estoy buscando una relación por el momento.
Dado el hecho de que Gojou ha escuchado esto un millón de veces, realmente no suena como una excusa. Después de todo, allí, casi todo el profesorado y la administración ya están al tanto de las circunstancias de la alumna Miwa Kasumi.
Hija mayor, casi 17 años. Huérfana, viviendo con dos hermanos menores. Recibe una mesada mensual de un pariente lejano que también paga por su departamento —probablemente no quiere ser responsable de una muchacha de preparatoria y dos niños de primaria, pero no puede desentenderse por completo—. Miwa ingresó con una beca, era la representante de su clase en su quinto año y se mantiene consistentemente en el Concejo Estudiantil hasta la fecha. Ahora, en su segundo año de preparatoria, es un miembro regular del equipo de atletismo y sirve como secretaria del Concejo Estudiantil. Es una excelente estudiante de kendo, pero tuvo que renunciar debido a su itinerario y otras responsabilidades. Un académica y atleta por completo, querida entre sus pares, y además, aparentemente, una belleza con quién es imposible salir.
Gojou puede entender por qué es popular, pero no puede ver por qué los muchachos son tan persistentes, dado que los ha rechazado a todos y a cada de los que la han invitado a salir.
Este muchacho no es la excepción.
—Lo entiendo. Es por tus hermanos, ¿verdad?
El oído de Gojou se agudiza. Esto es algo nuevo.
Sus circunstancias no son información de público conocimiento para el cuerpo de estudiantes, pero, aparentemente incluso algunos alumnos las conocen. Aun así, Gojou duda que alguien fuera del círculo cerrado de amigos de Miwa lo sepa. ¿Este tal Hittadori la está stalkeando?
Dado el caso, si él realmente lo entiende, es aún más desconcertante el por qué le pide ser su novio. Y aun así, no importa cuánto pique en su cerebro, decide que no debe interferir en algo que claramente no es su problema.
—Sí —Miwa contesta cortésmente después de un momento. Como Gojou sospecha, ella no es el tipo que se pasea anunciando sus historias financieras y personales a nadie; esto claramente la toma desapercibida, pero se mueve como lo hace usualmente—. Espero que lo entiendas, senpai.
—Ya medio sabia que contestarías de ese modo —Hattori dice con un tono ligero, haciendo que Gojou se pregunte la seriedad de todo esto—. Me pregunto, si no tuvieras a tus hermanos, ¿crees que hubieras salido conmigo?
¿Qué? El libro de Gojou cae completamente de su rostro hacia el suelo. Nadie nunca ha tenido la audacia de decir algo similar antes.
Luego, algo pasa que nunca había ocurrido antes en la historia del área detrás de la vieja habitación del club: La voz de Miwa Kasumi tiembla.
—¿Q-Qué clase de pregunta es esa?
Esto claramente la molesta. Ella siempre ha sido la sonriente, trabajadora, brillante Miwa Kasumi. Sin ver su rostro, Gojou no puede imaginar la clase de expresión que ella esboza.
—No, yo, huh, solo lo digo como un qué-tal-si... —Hattori dice defensivamente con un tono risueño—. No tienes que poner esa cara, Miwa-kun, por favor no te lo tomes tan en serio.
Los chicos de hoy en día. ¿Siempre han sonado tan pretenciosos? No todos, Gojou piensa mientras los rostros de sus estudiantes toman la primera línea de su memoria. Recogiendo su libro, se dice que esto no es de su incumbecia.
—Senpai, yo no… —Miwa se descarrila. Su voz pierde toda la cualidad de luz.
—Solo es un qué tal si… ¿sabes? —El muchacho parece no saber cuando detenerse—. ¿Crees que sería un buen novio, si las cosas fueran diferentes?
Miwa no contesta. Gojou sabe que su silencio está lejos de significar un 'sí'. No interfieras.
El incómodo silencio se extiende. Gojou escucha el crujido de las hojas mientras Hattori toma un tentativo paso adelante.
—¿Miwa-kun?
Sin advertencia, la ventana del viejo club se abre por completo, y emerge un muy molesto y depravado de su siesta, Gojou Satoru. No interfieras, no interfieras, no interfie-
—Hey —Gojou gruñe—. Lección numero uno: el primer paso para convertirse en un hombre de verdad es aprender a aceptar la palabra 'No'.
Que se joda. No interfieras, mi culo. Todo esto es parte de ser un educador, se dice a sí mismo. Más importante, si esto no iba a terminar pronto, nunca volvería a su siesta.
—Reflexiona sobre esto antes de ser el novio de nadie.
Bueno, ahora realmente ha expuesto el hecho de que ha estado escuchando todo el intercambio. Decide que lidiará con eso después.
—¡Y tú! —se voltea abruptamente a Miwa, quien visiblemente salta al ser crudamente referida como 'tu'—. ¿No tenías un reporte para mí? ¿Cómo para ya?
—¿Y-Yo? No lo… —Buena para apegarse al libreto, mala para improvisar. Los estudiantes honorarios también le llegan al nervio a Gojou.
—Sí, de hecho —dice casualmente, como si fuera un hecho establecido—. Deja de estar ahí parada y entra a la oficina, inmediatamente.
—¡Sí! ¡Enseguida! —Miwa dice cuando finalmente se pone a tono y corre en la dirección contraria para dar la vuelta a la entrada del club.
—¿Tienes algo más qué hacer aquí? —Gojou le da la espalda a Hattori, esperando que su amenazante y estricta mirada de educador sea sufiente para deshacerse de él. Este chico tiene que estar en un nivel diferente de terquedad si aún no puede leer la atmósfera.
Afotunadamente, Hatorri nota su señal para irse.
—No, huh, olvidé que tenía algo que hacer de todas formas. Nos vemos, Gojou-sensei.
—¡Y piensa en mi consejo! —grita detrás del muchacho que corre, rezando para que nada de lo que ocurrió aquí sea repetido. Él desesperadamente quiere mantener la regularidad de su siesta secreta.
Tres golpes en la puerta le recuerdan que la dejó con pestillo por una razón específica.
Del otro lado, Miwa Kasumi permanece parada como la estudiante modelo que es. Parece entre nerviosa y aliviada cuando él abre la puerta. Parada desde tan cerca, nota lo grande y profundo de sus ojos azules. Sintiéndose un poco cansado, Gojou espera que entienda que sólo estaba mintiendo acerca del reporte y que esto no fue una invitación a conversar.
Antes de que ella pueda dejar salir una palabra, sus pensamientos se derraman como el café que no se molestó en beber ya que necesita con mucha urgencia cerrar los ojos.
—¿Por qué no simplemente mientes y dices que estás saliendo con alguien más? De esa forma todo esto se termina y nadie más vendrá detrás de ti. Y yo no tendría que ser perturbado por muchachos enamorados sacándose el corazón, maldita sea.
Miwa Kasumi continúa observándolo. ¿Sus ojos siempre han sido así de inquisitivos y perforantes? Es la primera vez que han estado tan cerca. También es la primera vez que están solos. Con soltura, Gojou se da cuenta que él también la está inspeccionado.
—No creo que pueda pisotear los sentimientos de alguien así —Miwa dice finalmente—. Ya que otra persona ha reunido el coraje de confesarse ante mí, debo encararlos de frente.
Desde el otro lado de la luz incandescente del sol, su voz sostiene lo sombrío de las hojas que caen en otoño. Gojou no puede hilvanar estos pensamientos ni encontrarle sentido en su mente. Una cosa es clara: el día que pueda llevar acabo su siesta pacíficamente, sin interferencia alguna, no vendrá pronto.
—Entonces encáralos en otro lado —Gojou dice con los brazos cruzados—. La gente mayor está intentando trabajar aquí.
¿Lo ves? Mentir es fácil. Especialmente cuando eres un adulto.
—Entendido —Miwa dice, la luz de su voz regresa. Esta el más la secretaria del Concejo Estudiantil que todos conocen.
—Lo siento… y gracias. En realidad, eres una persona agradable, Sensei.
Otra vez con esa honestidad desarmante. Esa pureza que viene con la juventud realmente es algo único. Más importante, Gojou no puede creer que él siga aquí y no adentro, disfrutando su siesta.
—Primero que nada, no tienes que disculparte. Segundo, no sé de qué estás hablando… —Se rasca la nuca. Al menos tiene una hora antes de su próxima clase—. De cualquier forma, ya está. Puedes regresar ahora.
—Sí, uhm. Gracias, de nuevo.
—Te escuché la primera vez.
—Claro —Ella está sonriendo. Cualquiera sea la expresión que tenía frente a Hattori, desapareció—. Nos vemos, Sensei.
Ella hace una reverencia cortes antes de voltearse y volver corriendo a la escuela, su cabello color océano se agita con el viento detrás de ella. Una vez más, un manto de pacífica calma cae sobre el viejo club situado en la parte más recóndita del campus y Gojou Satoru obtiene su tan necesaria siesta.
