Mimi Tachikawa tenía 4 sonrisas.

Es el número final al que había llegado el "Club de fans de Mimi Tachikawa" en la preparatoria de Nueva York, número conseguido gracias al grupo de "Recolectores de Miminformación" del club mencionado anteriormente. Su tarea era simple, tener a la chica Tachikawa siempre a la vista a toda hora de las clases, aunque sus intenciones no eran de ninguna forma perversa. La regla número 1 para entrar al grupo, era "Nunca molestar la vida personal de Mimi Tachikawa, todo se hace desde lejos". Nunca la han seguido a lugares como el baño o a su propia casa y siempre la miraban desde lejos, nunca afectando su día a día, a pesar de ser sus fans, también la respetaban de una gran forma; y si alguien del club la empezaba a acosar, todos se encargaban de proporcionarle una paliza que recordará hasta su tumba.

Era conocimiento común que la castaña llamaba la atención de todos los chicos que alguna vez han cruzado mirada con ella. ¿Mimi sabía esto? Por supuesto que no, para ella todos se comportaban así porque ella era amable con todos. ¿Se daba cuenta de los chicos que siempre la miran desde lejos? A veces, pero decide no darle tantas vueltas al asunto, así era Mimi, nunca dándose cuenta de las malas intenciones de los demás. ¿Era ingenua? Un poco, pero así es feliz ella.

Claro que todo esto también tenía sus contras, una de ellas siendo que muchas de sus compañeras estén celosas de ella, y la otra siendo que no pueda mantener una amistad duradera con los hombres (a excepción obviamente de sus amigos originales del digimundo), ya que al final siempre se enamoraban de ella; por supuesto que Mimi los rechazaba amablemente y podían seguir siendo sus amigos, ella seguía siendo una buena alma después de todo, no tiene el emblema de la sinceridad por nada. Otro pequeño problema que podemos agregar es que siempre se siente mal por todos los chicos que rechaza, Mimi sabe que al final no es culpa de ella que siempre se enamoren, pero el sentimiento de culpa siempre seguirá ahí; a veces ha pensado en conseguirse un novio para así evitar seguir decepcionando a los chicos, aunque no ha llegado e indicado aún, y la oji café no cree que lo encuentre en este próximo tiempo.

Pero volviendo al tema principal. Los chicos ya sabían distinguir cada una de las sonrisas de Mimi Tachikawa, les había tomado un año de juntas intensivas, análisis de fotos, memorias varias, hasta tal punto de ocntratar a un mentalista y un psicólogo para entender sus sonrisas. La primera era la de serie, una sonrisa grande y con dientes que siempre tenía puesta en su cara, la que siempre le muestra a todo el mundo. La segunda era una sonrisa de gratitud, una más pequeña pero aún enseñando los dientes, ésta la presenciaron los chicos por primera vez cuando recibió una llamada de su mejor amiga Sora, que le dijo algo sobre cuidar a Palmon (aunque ninguno de los chicos entendiera), esta sonrisa era menos común, solamente la podías ver un par de veces por semana. La tercera sonrisa, consecuencia de satisfacción, usualmente la podías ver cuando la castaña terminaba un trabajo bien hecho, o sacaba una nota alta en cualquier examen; no necesariamente era de satisfacción personal, sus compañeros recuerdan la vez que llamaron dos amigos de Mimi (llamados Takeru y Hikari) a decirle que ahora son novios. Mimi estuvo todo el día con esa sonrisa plasmada en su rostro.

¿Cuál era la cuarta sonrisa? Esta era especial, pero sabrán de ella más tarde.


"¡Mimi!"

El salón estaba prácticamente lleno y aún no llegaba el maestro, algo que gratificaba a Mimi es que todos los alumnos de su aula llegaban temprano (para poder verla, pero ella no sabía esto). El problema de esto, es que si alguien hablaba desde la puerta, todos podían escucharlo y verlo, esta vez no fue la excepción.

Era la voz de un chico con facciones japonesas, probablemente de un año mayor y que viene de intercambio, ya que ninguna persona lo reconoció. Pero, ¿cómo conocía a Mimi? Todos sabían que era popular, pero, concluyendo por los susurros de los alumnos del salón al ver a ese chico, tendría que haber llegado hoy mismo ya que nadie recuerda haberlo visto por días anteriores. Aunque era normal que los chicos tardaran menos de una semana en llegar a enamorarse de Mimi, nunca habían visto que uno lo hiciera en un día, todos sabían que ella era popular, pero a veces se preguntaban si es una bendición o una maldición, aunque a la castaña no parecía importarle mucho.

Volviendo al chico de la puerta, era normal que en todas las mañanas, algunos chicos llegaran solamente a declarar su amor por Mimi a los 4 vientos, sin importarles la vergüenza que la susodicha llegaba a pasar (y las malas miradas de sus compañeras).

Los alumnos decidieron no prestarle atención a la (supuesta) declaración de amor del chico, ya sabían de serie lo que iba a pasar. Mimi le respondería desde su lugar, el chico se acercará y se le declarará, Mimi lo rechazaría con amabilidad y le dirá que pueden seguir siendo amigos. Había pasado tantas veces que llegaba a ser aburrido, una vez este mismo evento pasó 8 veces en un solo día, los chicos contaban las veces que alguien se le declaraba, hasta este día, la cuenta está en 135.

Por la mente de Mimi pasaban casi los mismos pensamientos, la frase de "lo siento, pero no quiero tener una relación ahora mismo" en la punta de su lengua, volteó a ver a quien había pronunciado su nombre.

Esa frase que estaba a punto de decir. murió tan proto como vio a la persona que estaba parada en la puerta; lo primero que notó fueron unos ojos azules muy oscuros que estaban mirando directamente a los de ella, como si estuviera leyendo su alma. También captó otras características sobre él, pero su atención estaba centrada en sus ojos, que, a pesar de los años que han estado separados, no ha podido olvidar. Mimi reconoció al dueño de esos ojos inmediatamente. Fue una gran sorpresa para todos cuando ella se levantó de su asiento con una grandísima sonrisa y fue a abrazarlo casi gritando.

"¡Joe-senpai!" Exclamó Mimi. Era la primera vez que veían que Mimi se levantara de su asiento para saludar (y mucho menos abrazar) a un chico, esto hizo que los hombres miraran con celos a Joe, nunca habían visto a Mimi tan eufórica por una persona que no fuera Sora.

"Cuánto tiempo, Mimi." Dijo Joe de forma suave, su voz casi un susurro. La gente se sorprendió cuando estos dos empezaron a hablar en japonés.

"¡Joe-senpai!" Dijo otra vez.

"¡Mimi-kun!" Respondió él con un mismo furor.

"¡Joe-senpai!"

"¡Mimi-kun!"

"¡JOE-SENPAI!" En este punto estaba prácticamente alardeando, sus compañeros mirándola extrañados, ¿quién era este chico que estaba en los brazos de Mimi?

"¿Acaso olvidaste hablar japonés y lo único que recuerdas es mi nombre?" Dijo el peliazul con una pequeña risa. "Vaya, me siento especial."

"¡¿Qué demonios haces en América?!" Fue lo único que pudo decir, abrumada por tantas emociones a la vez. Ver a Joe después de tanto tiempo la puso demasiado feliz, también estaba sorprendida, anonadada, desconcertada, enojada ¿por qué no le dijo que iba a venir a Nueva York? Todas estas emociones hicieron que la castaña casi estallara. ¿Qué hizo? Simplemente lo abrazo mucho más fuerte, estaba prácticamente pegada a su pecho "Realmente ha crecido." Pensó Mimi.

Joe, acostumbrado al carácter de la castaña, simplemente respondió el abrazo con gran euforia, sintiendo su pelo castaño en su barbilla, preguntándose si se lo había vuelto a teñir o era su color natural, realmente la extrañó. Pasaron varios segundos, ambos disfrutando el abrazar a una persona cercana que no habían visto hace varios años, inadvertidos de las decenas de pares de ojos posados sobre ellos, solamente les importaba la persona en sus brazos.

Finalmente se separaron un poco, aunque no deshicieron el abrazo. "Buenos días a ti también." Dijo Joe con otra risa, la sonrisa en su rostro casi igualando a la de Mimi.

"¿Qué haces en América? ¿Cuándo llegaste? ¿Cuánto tiempo vas a estar? ¿Vino alguien más contigo? ¿Tienes dónde quedarte? ¿Cómo están Gomamon y los otros? ¿Sigues pensando en estudiar medicina? ¿Cuándo te hiciste tan guapo y alto? ¿Tienes novia?" Estas preguntas y muchas más pasaban por la mente de Mimi, su naturaleza de curiosa siempre fue una característica llamativa de ella. Ninguno de los dos pudo decir nada más, ya que la campana sonó, sacándolos de su trance. Joe fue el primero en retirar los brazos de ella, y aún con una sonrisa le dijo. "Te veo en el receso Mimi-kun, tengo muchas cosas que decirte." Dándole una pequeña palmadita en la cabeza, (que solo aumentó el enojo de los compañeros de la castaña) se fue, Mimi siguiendo su ruta con la vista.

"Él dijo receso." Pensó la castaña un momento, y casi dio un grito cuando se dio cuenta de algo. "No me digas que…"

Con una gran sonrisa, regresó a su asiento, sin darse cuenta de las miradas de todos posadas sobre ella, estaba demasiado feliz como para pensar en otra cosa. En ese momento, viendo la cara de Mimi, todos los hombres de la clase se sorprendieron demasiado.

En su cara estaba plantada la cuarta sonrisa.

Todos sabían sobre ella, pero solamente una persona la ha presenciado. Era primero de agosto cuando él se encontró con Mimi en una cafetería del centro de Nueva York, ella estaba sola, mirando una fotografía que el chico no pudo reconocer, lo único que logró sacar de ella fue que había 8 niños, y varias criaturas raras (aunque a esto último no le prestaba mucha atención). Lo raro y lo que hacía especial esta sonrisa es que era pequeña, muy pequeña, tenías que prestar mucha atención para ver que estaba ahí. Aunque no era grande, ni enseñaba dientes, emanaba un sentimiento de felicidad desde lo profundo de ella, que toda la gente a su alrededor podía casi tocarla.

Un escalofrío y una pregunta corrió por la mente de todos los que veían a Mimi regresar a su asiento, aún con esa sonrisa en la cara y un pequeño brinco en sus pasos, su buen humor notado por todos. ¿Quién era Joe y por qué pudo sacarle a Mimi su cuarta sonrisa tan fácilmente?