Notas de autor: Esta historia es tributo al fallecido foro que por mucho tiempo fue el motor de nuestro barquito U_U. En paz descanse.
El título del fic tiene una traducción que es "golpeteo", estuve leyendo traducciones y significados y decían que es un golpeteo suave con las gotas de lluvia sobre un techo, y pues Juvia perdió la batalla y drip drop drip (?) y para ser más intelectual lo busqué en inglés XDDDD y pues me gustó más para título.
Hace años dije que publicaría un fic donde colgaría OS, regalos, peticiones, prompts, ideas random, escenas que me cruzaban la mente, más que nada y, etc y hasta ahora saqué el valor y como tengo un fuerte TOC, aquí serán puros AU's (?).
Disclaimer: Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima, este fic es para el evento darkz del finado foro: CI. Pertenece al evento de aniversario: Cliché que siempre quise leer pero que nadie escribió y por lo tanto tengo que escribir x'DDDD.
Pitter-patter
Capítulo I: Troubles, woman and rain
Nothin' lasts forever and we both know hearts can change
Gray sabía que ese día algo cambió en su corazón. Ese sentir, esa calidez, ese nerviosismo, ese confort y esas ganas de corresponder NUNCA se habían presentado TODAS juntas y revueltas. Sí, no era de hielo y podía sentir pero siempre mantenía la calma porque todos esos sentimientos eran ligeros.
Pero ese día todo había cambiado, ese abrazo lo detonó.
Había llegado luego de una misión que puso su vida en peligro, lo normal teniendo la profesión que tenía, y juraba que jamás había importado sacrificar su vida por otros. En más de una ocasión se había puesto al frente como señuelo para cubrir a los demás, pero esa vez no. Esta vez su mente solo se dirigía a una persona; Juvia.
Él lo único que había pensado al estar en peligro era en volver con ella.
Pensaba en lo mal que estaría si él no volvía pronto.
Quería regresar. No resistía la presión de imaginarla preocupada y llorando, por Dios que Gray odiaba ver que Juvia llorara o saber que estuvo llorando, y comparaba su actualidad con el pasado y la única similitud es la confianza que él le tenía a sus otros compañeros detectives de FT para encontrarlos y ayudarlos, ya que él por imbécil había seguido el instinto salvaje y el olfato de perro de Natsu para adentrarse a un edificio donde se suponían estaban los mayores traficantes de drogas de Magnolia.
Y sí, el olfato de sabueso de Natsu había dado con el lugar, lo que falló fue su defensa porque al ser minoría los habían atrapado y lo demás era historia… De ser detectives capacitados pasaron a ser unos rehenes. Era patético pese a Gray no se arrepentía de no haber dejado que Natsu se fuera solo, nunca dejaría a sus amigos, pero se lamentaba de haber sido imprudente por sentirse retado por el cerebro de flama, por estar peleando los dos habían fallado.
Lo demás era historia, habían sido liberados, como lo esperaban. Lo único anormal era ese sentimiento dirigido a Juvia. Nunca le había importado, de verdad, tener una pistola apuntándole en la frente, estar en medio de un tiroteo o cerca del peligro, si tenía sus precauciones y aunque pocas veces había estado tan cerca de la muerte como esa, Gray jamás de los jamases había tenido al miedo carcomiendo su interior.
Según él.
Y sí, había pensado en las lágrimas de sus amigos y por eso se detenía en muchas ocasiones.
Pero ahora no eran solo sus amigos, era Juvia… aunque nadie lo supiera, aunque lo negara, ese hecho no podía permanecer más tiempo oculto.
Y si sus pensamientos solamente se enfocaron en ella, además de ver por él y por Natsu, Gray no pudo evitar sentir que en el corazón algo había cambiado al ser rodeado por los delgados brazos de Juvia al verlo regresar.
Gray sabía que ella correría hasta él y lo abrazaría, le diría que estuvo muy preocupada por él. Lo examinaría y le cuestionaría mil y un veces más si le dolía algo, si estaba bien. Él se haría el duro y fuerte, no para hacerse el héroe frente a ella sino para no preocuparla. Sabía bien que con ella podía ser el humano vulnerable que todo mundo era, pero volvía a lo mismo: no le gustaba ver que sus ojos se opacaran y se llenaran de lágrimas, por eso restaría importancia a su condición.
Pero lo que Gray desconocía era que ese día, justo cuando Juvia se atravesaba por un huracán por en medio de todos sus compañeros para abrazarlo y esconder su rostro en su pecho para manchar su camiseta con sollozos de alegría, era que él en automático le iba a hacer espacio entre sus brazos para corresponderle.
La abrazó e ignoró las burlas y miradas de los demás. Juvia ni siquiera se sorprendió porque estaba más enfocada en abrazarlo a él que en otra cosa.
Y Gray solo la envolvió en sus brazos porque ese día algo había cambiado.
Ese algo activó su corazón y movió mecánicamente sus abrazos. Algo que era cómo el primer copo de nieve que se derretía al llegar la primavera o el primer botón que florecía. Algo cambió cuando la vio y lo abrazó, porque ese día, tras haber estado cerca de la muerte, Gray se dio cuenta que la quería.
—Siento haberte preocupado.
Es lo primero que quería decirle, ¿cierto?
Ella no lo soltó, ni él a ella, y simplemente alzó un poco el rostro para verlo, al parecer se había dado cuenta de que él la abrazaba porque abrió los ojos y un rubor coloreó sus mejillas. Después, Gray sintió que su corazón se fracturó a ver sus ojos vidriosos. Juvia iba a decir algo pero la interrumpió el hecho de que con su dedo pulgar limpió el rastro de lágrimas que escapaban por sus ojos.
—No llores por favor… —suplicó.
Eso era lo segundo que quería decirle, ¿verdad?
—P-ero Juvia…
—Gray… ¿puedes pasar a la enfermería para que Wendy te revise? —una tercera voz los interrumpió.
Asintió y él fue quien rompió el abrazo con Juvia.
Suspiró, la tercera cosa que quería decirle tendría que esperar… ¿cierto?
~O~
Obviamente Juvia no se le había despegado para ir a la enfermería. Las instrucciones de Wendy iban más para ella que para él mismo, ambas lo conocían bien y sabían que no era bueno siguiendo las recomendaciones médicas.
Gray permaneció callado y se perdió viendo a Juvia, quien tenía el rostro serio mientras Wendy hablaba de su estado. Observó que las expresiones de su rostro se iban relajando al descartar gravedad en sus heridas y la paz volvió a ella cuando supo que solo tenía que tomar unos cuantos analgésicos y reposar unos días…
—Juvia se encargará de todo.
Ignoró el vuelco de su corazón porque esa situación era demasiado normal: siempre que le daban días de reposo, Juvia era su enfermera principal. Iba a hacerle desayuno, comida, cena, inclusive le ayudaba a ordenar el reguero de su departamento, le daba sus medicamentos a las horas señaladas, cuidaba siempre de él.
Nada anormal, lo que esperaba: su noble devoción que se adueñó de su corazón. Lo raro ahí era su corazón que estaba más vivo y lleno de emociones que nunca. Gray ya se había reconocido la necesidad de verla, la protección era un hecho bastante claro entre ambos, pero verla y estar con ella luego de que tuvo miedo de morir y no ver su rostro otra vez, era lo que lo estaba taladrando por dentro.
La había visto y sintió bonito y esa sensación creció más cuando no se resistió al abrazo. Había sido una inyección de vida y calidez, la mejor medicina. Pero había algo más por decir, porque por primera vez se sentía libre... su corazón no tenía esa casi eterna sensación de alejar a todo el mundo de él, hacía lo contrario, quería que el mundo estuviera cerca de él y ese mundo era solo una persona: la apasionada Juvia.
¿Quién diría que llegaría a ese punto? Porque él recordaba que hacía más de dos años le habían dicho que en el futuro tendría problemas con las mujeres y el agua, pero no caso hizo.
Había palabras, acciones o sucesos que él solo ignoraba porque no eran de su interés, un claro ejemplo era la revelación que ese charlatán le había dado al ser detenido, pensó que solo eran patadas de ahogado luego de haber timado a mucha gente y verse atrapado. También ignoraba la mitad de las palabras que Natsu pronunciaba, hacía oídos sordos de algunos insultos que recibía por parte de los delincuentes que capturaba, prefería ignorar las quejas que algunos compañeros tenían sobre el trabajo porque mientras no tuvieran que ver con él, no le influenciaban en nada.
Pero, había algo que Gray no podía ignorar, ni hacer cómo si nada pasara porque algo grande estaba pasando y lo afectaba directamente. No estaba de acuerdo y no era la persona más feliz con la nueva idea del jefe de asignarle a un oficial para que trabajara asistiéndole en sus casos de ahora en adelante.
No era una persona que no sabía trabajar en equipo, al contrario, había tenido muchas investigaciones con Natsu y Erza, el equipo de los tres ya estaba consagrado y la desintegración del mismo para incluir a nuevas personas y tener que adaptarse a ellas… esa práctica no había sido muy amena cuando Gajeel en su momento se integró a uno de ellos.
Y aunque no estaba muy contento con la nueva norma y menos cuando le tocaba esa asignación solo a él, pero Gray tenía que acatar la orden de su superior: trabajo era trabajo y no estaba pidiendo algo del otro mundo, pero sí tenía que irse con cuidado, conocer a la persona y armar una buena mancuerna con su nuevo compañero para resolver los casos, los crimines y ayudar a las personas. Esa era la prioridad, por eso había elegido esa profesión, sin importar los procesos internos.
—Gray…
Alzó los ojos al escuchar a su superior, quien llegaba a su escritorio, no respondió nada. No era el más entusiasmado, simplemente estaba resignado a hacerlo, no sin dejar las cosas en claro con el nuevo o… la nueva.
—Ella es la oficial Juvia Lockser, ella ha sido asignada para asistirte en el caso.
Prestó atención en la tímida oficial, que escondía sus brazos en su espalda y un ligero rubor cubría sus mejillas. Se removía nerviosa, ahogó un suspiro… no se quejaba, y aunque no solía prestar mucha atención a la apariencia física de las personas, buscando compensar la carga de trabajo que se aproximaba, ya era ganancia que su nueva compañera fuera mucho más agradable a la vista que Gajeel… esperaba que fuera más tratable…
Pero sinceramente, no sabía qué opinar al respecto. Hacía unos minutos tenía bien en claro qué decir y en qué tono, él no iba a ser blando con el novato, sí le ayudaría pero le haría ver que ese trabajo no era un juego y que el oficial Fullbuster era estricto a la hora de cumplir con su trabajo pero… era una mujer ¡Gray no sabía ni cómo tratarla! A esas instancias, ser rudo y malote para dejarle las cosas claras al novato, no sonaba nada bien.
—Juvia, él es el detective Gray Fullbuster… los dejaré para que empiecen a trabajar, ¡Bienvenida!
El comandante los dejó solos rápidamente y ambos los rodeó un incómodo silencio, Gray miró a Juvia, quería analizarla y ver si era ruda como Erza, quien seguía sonrojada y tenía la mirada gacha, mordía su labio inferior. Tampoco quería ser la segunda versión de Gajeel, no era ningún ogro.
Suspiró pesadamente. —Toma asiento —indicó.
Ella asintió con vehemencia. —¡Gracias, es muy amable!
—Como sea… —desmeritó y una vez que ella se sentó, extendió un folder lleno de papeles —me imagino que estás al tanto del caso —la vio asentir —muy bien, en esta carpeta información más detallada, pistas que he estado siguiendo... puedes empezar a leerlas, quiero que estudies y que tomes nota para salir averiguar después, ¿te parece?
—Lo que decida está bien para Juvia y si le pide esto, ella lo hará.
—Muy bien —finalizó, asintiendo, al parecer sería fácil trabajar con ella… y en silencio vio cómo ella abrió la carpeta y empezó a estudiar la información que le había dado. Achicó los ojos y su nueva compañera, seguía clavada en leer la información, tuvo que carraspear para atraer su atención.
—¿Si? —sonrojada, alzó la mirada.
Gray solo la señaló a ella y luego, con su mismo dedo índice indicó un escritorio que estaba frente al suyo… Juvia lo siguió, tardó en carburar la información y tras verlo a él, ver hacia donde señalaba y volverlo a ver a él, dio un salto sin levantarse de su asiento.
—¿Ju-Juvia se tiene que mover? —preguntó titubeando.
Asintió. —Pues sí —y mentalmente se regañó porque se escuchó más rudo de lo que quería —quiero decir… trabajas aquí y te asignaron un escritorio para ti, no tenemos que compartir… hay suficiente espacio para los dos en este cubículo —quiso sonar más amable pero al parecer no funcionó porque Juvia seguía con la mirada gacha, sintiéndose regañada.
—Juvia lo siente —se disculpó bastante apenada y se levantó para irse a instalar a su nuevo escritorio.
Gray no supo si había empezado con el pie izquierdo con su nueva compañera por sus bajas habilidades sociales o si Juvia pecaba en lo sensible, fuera cual fuera la respuesta era algo que no lo dejaba tranquilo. ¿Cómo iba a trabajar con ella rodeado de esa triste aura?, ¿de esa incomodidad? ¡NO! No era el más encantado con su asignación pero tampoco era lo peor del mundo y lo que quería era paz, trabajar y por qué no, tener una buena compañera y una amena relación con ella, de colegas claro.
—Espera… —dijo… Juvia dio media vuelta y observó el objeto que él le extendía: un tonto bolígrafo pero no lo sintió tan insignificante cuando a ella le brillaron los ojos, emocionada —tómalo como un regalo de bienvenida —sonrió de medio lado.
Ella lo tomó con mucho aprecio y le sonrió ampliamente. —Es un gusto conocerlo, Gray-sama.
Motivado, por cordialidad, o por un magnetismo que ignoraba entre las miles de cosas que desconocía del mundo, le correspondió con una sonrisa. —Igualmente, Juvia.
Y ese día que se conocieron, sin darse cuenta, su vida había empezado a cambiar para cumplirse la profecía del charlatán capturado: tendría bastantes problemas con el agua, las chicas y el corazón…
¿Cuántas veces Juvia no había creado mil escenas románticas con otras chicas gracias a los celos?, ¿cuántas veces su compañera no lo avergonzó frente al resto por no medir sus expresiones de amor? pensó en todos los almuerzos, los panes con su rostro, los muñecos que hacía, las mil notitas que dejaba, las veces que Juvia aparecía en sus investigaciones, las mil veces que intentó una cita con él... y aunque muchas veces falló, más de un millón de veces la alejó pero Juvia siempre permaneció en la batalla hasta cambiar la situación, ¿En qué momento pasó?
Gray solo sabía que ella seguía de pie como el más fuerte de los soldados y eso era algo que no iba a poder ignorar por mucho tiempo, por más que él quisiera alargarlo, ¿estaba listo para afrontarlo?, ¿era ese el momento adecuado?
—Gray-sama… —la voz de Juvia lo sacó de sus recuerdos. Vio que ella se acomodó a un lado de él en la camilla de la enfermería, rápidamente escaneó la habitación y se preguntó en qué momento se habían quedado solos —debería irse a casa a descansar, han sido días difíciles.
Obvio se hizo la fuerte pero Gray notó el nudo que se formó en su garganta y se culpó de ese hecho.
—Juvia…
—¿Si?
—¿Po-podríamos ir a cenar algo?
La abrió los ojos pero luego le sonrió ampliamente, por primera vez en esos minutos que se habían visto, pero Gray sintió que perdió esa batalla cuando vio que sus ojos destellaron alegría y felicidad. Para Juvia no había mejor premio que verlo bien y estar con él y era un plus cuando él se inventaba excusas perfectas para pasarla con ella, porque Juvia tomaba cualquier pretexto para hacerlo y si él empezaba era algo ¡WOW!
Y claro que para él no había otra razón más que ella y su sonrisa. Haría lo que fuera por mantenerla así.
—¡Claro! ¡Juvia hará todo lo que Gray-sama quiera comer!
Gray se rió y se quejó un poco porque tenía molido el cuerpo.
—No me refería a eso... tú también debes de estar cansada —Juvia negó, quizás se le hacía que planeaba sacarla de sus planes —yo me refería a que podemos pedir algo, no que tú me prepares algo.
—¡Juvia quiere cocinarle a Gray-sama! —sabía que ella no se rendiría tan fácil —pero si Gray-sama quiere ordenar algo, está bien para Juvia.
—Vamos a casa entonces.
—¡Pero Juvia cocinará mientras Gray-sama toma un baño!
—Juvia...
—¡Por favor Gray-sama! ¡Juvia solo quiere consentirlo! ¡Gray-sama lo merece!
Y lo necesitaba.
No lo dijo porque no era necesario pronunciarlo: ella estaba encima de sus deseos egoístas. Aún cuando de nuevo lo invadían esos sentimientos liberados recientemente... los condenados quería gobernarlo, pero aún no. Debían esperar un poco más.
—¿No estás cansada?
Ella negó con vehemencia, nunca cuando se trataba de él. —¡Además ha estado lloviendo, Juvia duda que encuentren servicio a domicilio más tarde por las condiciones climatológicas.
—Está bien Juvia, ya entendí. Tú cocinas.
Nunca había estado tan deseoso y nervioso. Ni siquiera cuando descubrió ese golpeteo tan suave y diferente en su corazón. Durante el camino a casa, Juvia no había preguntado qué había pasado durante las horas que lo tuvieron atrapado con Natsu, igual no había mucho por contar: tardaron más en pensar qué hacer con ellos que FT en encontrarlos.
Había conducido despacio ya que la lluvia arreciaba conforme pasaban los minutos y en las noticias anunciaron que se volverían más fuerte en las próximas horas.
—¿Tú sabías de esto? —Gray achicó los ojos, sospechando el plan de Juvia. No importaba el momento, ella siempre iba un paso adelante... solo escuchó una pícara risa como respuesta te-hehehe.
—Para Juvia es importante acompañar a Gray-sama... —ella respondió.
—¿Por eso no dijiste nada sobre la tormenta? —puso los ojos en blanco, con falsa molestia.
Juvia se encogió de hombros. —Juvia promete desocuparse rápido y se irá a su casa antes de que la lluvia sea más fuerte.
Y si quería retar su cordura y toda la preocupación que ella despertaba en su ser, perdía la batalla. —De ninguna manera... —¿Cómo la iba a dejar ir? ¿Eso era una opción? —no las ingeniaremos —aseguró. Ocultando su necesidad, su grata sorpresa ante su iniciativa y todo.
Juvia agradeció en silencio. —Gajeel-kun y Levy-san harán guardia durante la tormenta, Juvia le pidió el favor a Levy-san de cubrir su turno —ella sonrió, amenamente.
Gray se avergonzó. Claro, Juvia también tenía un trabajo que no podía descuidar por él.
—Lo siento.
Ella descartó. —Juvia quiere estar con Gray-sama, ya se lo dijo, y por eso le pidió el favor, no es nada nuevo, ambas solemos cubrirnos… igual Juvia estará al pendiente por si necesitan ayuda.
Él asintió, tragando saliva.
—Y-yo… —calló abruptamente. Ya estaban parados frente a la puerta de su departamento.
—Gray-sama debe tomar una ducha, Juvia cocinará algo… lo sorprenderá —aseguró y al ver que se quedaba quieto, infló sus mejillas —Gray-sama… recuerde que tiene que tomar algunos analgésicos y casi se cumple el lapso que indicó Wendy-san, así que dese prisa —lo apuró.
—Está bien Juvia, ya entendí… tú mandas —abrió la puerta y antes de invitarla pasar, agregó—: y por cierto, estás en tu casa —sintió el impulso de burlarse ante la facilidad con la que Juvia se apropiaría de su hogar.
—¡Gray-sama! —exclamó, riéndose y un poco sonrojada.
Él solo se dio la vuelta para dirigirse a la ducha, obedecía. ¿Cómo podía darle la contra?
—Con confianza, no te preocupes.
~O~
No mintió en decir que lo sorprendería para la cena, a Gray le asombró la capacidad de improvisación y la rapidez con la que la cena estaba casi lista. Desde el umbral de la puerta, la observó, había sujetado su cabello en una cola alta y se había quitado la chaqueta al entrar en calor y ponerse a trabajar en la cocina.
Juvia llevaba una camisa mangas cortas color blanco y por debajo de la misma sobresalía un encaje de color negro. Gray sintió que sus mejillas ardían al verla y empujó cualquier clase de pensamiento nada "decente" que invadió su mente.
—Huele bien…
Ella se giró sobre sus talones para mostrarle una amplia sonrisa, la más bonita de todas. Vio un amague por parte de Juvia para decir algo y él se embobó en el movimiento lento que ella hizo, sintió que era el momento de decirle lo que hacía horas estaba resonando en su mente.
Era la tercer cosa que él quería decirle a Juvia... y habiendo cumplido con las dos primeras, quedaba claro que tenía que apurarse a finiquitarlo, cada fibra de su ser lo demandaba; la regadera no había sido buena consejera porque no sirvió de nada para refrescar su mente, tampoco le fue muy útil la forma en que Juvia sonreía nerviosamente. Ni le ayudaba el hecho de que escondía un mechón de su cabello tras su oreja y menos el ligero rubor que adornaba sus mejillas. ¿Por qué tan tímida de repente luego de haberse apropiado de su cocina? Juvia era una mujer de varias versiones pero algo mantenía en cada versión y era la franqueza de sus sentimientos y estaba casi seguro que Juvia se olía algo... porque, ¿desde cuándo tan cohibida?
Sí, era casi un ángel lleno de bondad y paciencia pero Gray la conocía y sabía que algo sabía y tal vez, ella no sabía que él sabía que sabía.
—Ya casi está lista la cena… —pronunció en un susurro. Y la vibra que los rodeaba era lo que hacía que Juvia se comportara así, minutos atrás era la más sonriente y arrebatada y ahora, era la persona más penosa del mundo. Gray se le quedó viendo, Juvia desvió la mirada y luego se giró otra vez hacia él —¿Gray-sama?
Tragó saliva.
Con el golpeteo de las gotas de lluvia, Gray se sentía motivado… quizás hasta esa misma lluvia lo empujaba a por fin ser claro, a decirle lo que en verdad sentía a la persona que siempre había estado ahí para él.
No tenía más que gratitud para ella, por su paciencia y su dedicación. La espera había sido muy larga.
—Ju… —cuando se atrevió a hablar, un fuerte trueno lo hizo callarse abruptamente. El sonido retumbó fuerte entre las paredes del departamento y ocasionó que se cortara la energía eléctrica.
Y sí, bien le dijeron que tendría problemas con las mujeres y el agua…
~O~
Se movilizaron rápido a oscuras, gracias a las linternas de los teléfonos celulares encontraron velas que colocaron estratégicamente sobre la mesa donde cenarían, ya que no se miraba cercana la hora en que volvería la energía eléctrica.
Ninguno se quejó. Fue gracioso el momento en que se quedaron a oscuras y solo escuchaban los truenos y el sonido de la lluvia. Si bien, Gray no contaba con esas fallas técnicas, en su gran capacidad por evadir sentimientos, comenzaba a sentirse culpable y pensar que había sido una mala idea esa improvisada invitación pero, cada pensamiento que nublaba su juicio era canalizado en la dirección correcta gracias a Juvia.
Porque a su lado solo recordaba la ferviente necesidad de volver con ella y valoraba, simple y sencillamente, lo mucho que le gustaba estar a su lado. Y si se arrepentía de algo era de haberla empujado tantas veces, de haberse tardado en corresponderle, de todo el tiempo perdido. Gray bien sabía que lo suyo, al menos de su parte, no fue amor a primera vista, eso lo dejaba del lado de Juvia, pero se conocía y aunque por mucho tiempo sus sentimientos estuvieron suspendidos en el hielo, por múltiples razones que se resumían en miedo, sabía que estos habían evolucionado.
Evolucionaron gracias al tiempo, la dedicación, la lealtad, los detalles y el cariño incansable de Juvia. Lo que al principio era vergüenza se fue convirtiendo en calidez y necesidad... y admitía que ella siempre había tenido ese poder sobre él, desde el inicio hubo algo muy diferente en Juvia al resto de las otras mujeres y esa insistente lluvia de amor había logrado perforar más que el hielo y brotaba como margarita en primavera.
No lo quiso ver, ni vociferar, pero de que lo había, lo había. Y eso lo supo desde el día en que se conocieron; Juvia tenía algo especial.
Conforme pasaban los minutos, él quedaba cómo un espectador que admiraba un cuadro en un museo y se perdía en cada gesto y movimiento que Juvia hacía mientras hablaban de cosas triviales. Enloquecía cada que extendía sus brazos, se agarraba de la orilla de la mesa y echaba su cabeza hacia atrás, riéndose de las anécdotas que él contaba sobre sus trabajos con Natsu.
Habían reído buena parte de la cena, varias veces Juvia se había quejado de un dolor en el estómago ocasionado por la risa. Y Gray sentía que escuchaba música, esa imagen nada tenía que ver con la de su reencuentro en la comisaría, o en su primer encuentro... había algo diferente, Natsu habría podido olfatearlo, de estar ahí mientras que él era el más grande admirador cuando ella apoyaba su mejilla en la palma de su mano, sonreía, hablaba, hacía preguntas o cualquier clase de muecas mientras hablaban durante la cena y tomaba el medicamento que le habían recetado.
En ese instante, más que nunca, Gray agradeció haber podido regresar para ser espectador de la belleza de Juvia, tanto interior como exterior. Porque sí, no podía negar que amaba como sus ojos brillaban con ilusión y alegría, cómo en ellos podía verse reflejado. Amaba la transparencia y pureza que reflejaba en ellos. Y si Juvia le preguntaba por su peinado favorito, él respondería que adoraba cuando lo sujetaba en una cola alta porque inspiraba a un hogar, una tranquilidad que no sabía que necesitaba hasta ese día, y daría todo lo que tenía por ver ese look todos los días. Y su sonrisa, ¡Dios! se estaba convirtiendo en el más cursis de los poemas y eso que apenas comenzaba, pero no había más adjetivos para describirla.
Y su interior. Era ese cálido hogar, era ese amor incondicional, la curita que se ponía sobre la herida, el parche para el corazón, todo lo que estaba bien en el mundo. Era la mantita caliente, el suave colchón, la mejor almohada, todo... y le aterraba que lo ignorara por más tiempo, ¿cómo Juvia podía sentarse frente a él, sonreír, verse hermosa y no saber todo el revoltijo de emociones que estaban arrasando como tsunami en su corazón?, ¿cómo no saber del engrane que se activó y puso a trabajar a su alma?
Porque el suave golpeteo de la lluvia ya era más estruendoso.
Porque el corazón latía cada vez más y más fuerte.
Porque ya sentía cosquillas en el estómago.
Y nada era lógico.
Nada.
Era simplemente la tercer cosa que él quería decirle a Juvia...
No obstante, luego de permanecer algunos minutos en silencio, Juvia se mordió el labio inferior, la vio jugar con lo que quedaba de comida en su plato, al revolverlo con el tenedor para luego soltarlo e inclinarse hacia delante de la mesa.
—¿Ocurre algo, Gray-sama? —Juvia se removió nerviosa, ante el silencio que se había formado entre ambos.
Se declaraba culpable de eso, pero era que no podía dejar de verla porque si ya se había dado cuenta que el golpeteo de su corazón había cambiado, ahora lo reafirmaba; primero fue con base a la angustia y el miedo y ahora era basado en la calidez del hogar y su compañía. Quería una vida así. Quería tanto, pero ese tanto no podía salir de su garganta.
Negó.
Juvia arqueó una ceja. —¿Seguro? Gray-sama de repente se quedó callado.
—Y-yo... —eran solo tres cosas... ya había dicho dos, ya estaba por terminar, tenía que ser valiente.
—Gray-sama —rompió el silencio y él alzó la vista para verla. El semblante de Juvia se puso serio, trataba de adivinar lo que le pasaba —¿sabe que puede hablar con Juvia cuando quiera?
Asintió pero ese no era el punto central, Juvia había errado en sus predicciones.
Se alentó mentalmente; solo faltaba una cosa.
Una más, una más.
—No se preocupe Gray-sama… Juvia entiende y puede esperar.
Él solo negó con la cabeza, tenía que decirlo, era el momento del vómito verbal.
—Juvia... —susurró —te pedí venir a casa, ahora estamos juntos siendo iluminados por la luz de las velas que nos rodean, estamos atrapados en una tormenta que cada vez se pone peor, y yo no hago más que pensar en...—dos cosas, pensó... solo dos cosas. La primera—: Dios, te miras hermosa —las mejillas de Juvia, al igual que las de él, se colorearon tenuemente —y... que te quiero, Juvia. Quiero estar siempre contigo.
No supo cómo, ni en qué momento, pero cuando menos lo pensó Juvia ya lo estaba abrazando por el cuello.
—Juvia siempre, siempre, siempre, siempre, siempre, siempre, siempre, siempre, siempre estará a su lado Gray-sama, siempre.
Y sobró hablar del miedo a no volver a verla.
Al diablo los problemas con el agua y las mujeres.
Y sobraba preocuparse por el golpeteo de las gotas del lluvia en la ventana porque ese día algo había cambiado porque Juvia sabía que Gray la quería.
¿Fin?
As always, creo que la falta de constancia que tengo me está afectando a la hora de culminar con el fic. Tendré que ponerme a trabajar en esto porque me estoy perdiendo.
Encuentren todas las referencias (?)
Pues hasta aquí llegamos, hace UUUUUUUUF años quería escribir la primera escena del fic, cuando Gray se da cuenta que la mecánica de su corazón se activó y reflejar cuál era el preciso instante que se dio cuenta en que amaba a Juvia. Iba a hacer que pasaran más días, que tuvieran un viaje y luego pasara la tormenta pero el fic me iba a quedar más grande, de hecho hasta tuvo cambios de última hora para que no superara los 6K porque yo me alargaba y nada que terminaba, estaba cada vez más lejos del final. XD
Se supone que este fic es en honor a Cannon Island, no sé si las chicas vayan a publicar el suyo pero aquí está mi tributo porque no era justo que olvidara a mi OTP donde soy un remito u.u
Review, bienvenidos.
Gracias por leer.
Prompts:
Person A is a detective for a local police department. Person B works for the FBI and is called in to assist Person A on a case. A is not happy about this, but turns out B is their dream s/o and they start to have feelings for B. How A goes about this is up to you.
There was a really bad storm and I asked you to hang out with me anyway and now the light are out and we're sitting next to each other with candles surrounding us and God, you look so pretty.
