Se suponía que era una misión sencilla. Algo de rutina. Los miembros del grupo de traficantes a los que tenían que eliminar ni siquiera eran usuarios de stand.
Tal vez precisamente eso fue el problema. Se confiaron demasiado. Mucho más adelante, Abbacchio recapitularía todo lo que habían hecho mal, todas las oportunidades que el destino les había ofrecido. El primer error había sido de Bucciarati, cuando tuvo la oportunidad de delegar la operación a una pandilla de menor rango. Pero por supuesto, Bucciarati no es la clase de personas que simplemente rechaza una misión.
El segundo error había sido de Abbacchio. Se supone que solo tomaría una copa de vino. Pero él y Bucciarati sabían que nunca era solo una copa. No había estado ebrio, no del todo, pero tal vez de haber tenido el sistema libre de alcohol hubiera sido más rápido. Tal vez lo suficientemente rápido.
El tercer error también fue del ex policía. "Por favor, déjenme ir con ustedes. Si no, voy a tener que soportar las clases de matemáticas de Fugo toda la tarde." "Solo vas s estorbar, mocoso." "Por favor, saben Aerosmith puede hacer añicos a quien sea en segundos." "Dije que no. Deja de molestar."
Abbacchio había rechazado la oferta de Narancia para poder pasar tiempo a solas con Bucciarati (algo estúpido, pues se trataba de una maldita misión, no de una cita) y Bucciarati no intervino porque aún guardaba cierta culpa por haber involucrado al muchacho en asuntos de la mafia desde tan joven, y no deseaba quitarle uno de los pocos momentos en los que se podía dar el lujo de ser un adolescente normal.
Narancia no hubiera pasado por alto que uno de los otros seguía respirando.
El cuarto error fue de ambos. Se confiaron demasiado, creyendo que por el hecho de que los otros no pudieran ver sus stands tenían la victoria asegurada. Y sí, fue una puta masacre. Eran ocho hombres, de los cuales tres fueron abatidos a disparos, dos a golpes y tres más despedazados por Sticky Fingers.
El quinto error fue de Abbacchio. El tiro de gracia era un precepto básico en el bajo mundo. Y sin embargo, dejó que el hermoso rostro de su capo lo distrajera.
El sexto error nuevamente fue de Abbacchio. Seguir distraído. No darse cuenta de que una mano se alzaba, aferrándose temblorosamente a una Glock 19, apuntando hacua él.
El séptimo (y último) error de la noche fue de Bucciarati, quien tomó una bala que no le correspondía.
A partir de ese momento, las acciones de Leone fueron impecables. El movimiento con el que sacó su arma y disparó (dos veces) directamente al cráneo del atacante fue fluído, letal. La decisión de llevarlo inmediatamente al hospital al ver la velocidad con la que la sangre fluía fue la más acertada. Pedirle que no hablara cuando intentó decir su nombre (por más que quisiera escuchar su hermosa voz, por más que quisiera que el hombre que amaba le prometiera que todo estaría bien) también había sido inteligente. La facilidad con la que forzó y obligó a arrancar el auto más cercano fue prodigiosa. Que se le ocurriera la idea de usar a Moody Blues para hacer presión sobre la herida mientras conducía a pesar del estado de pánico en el que se encontraba fue admirable. Y a pesar de que su mente estaba en otro lado (tratando de convencerse de que eso no podía ser un real, de que tenía que ser una puta pesadilla, pues simplemente era imposible perder a dos personas que amabas exactamente de la misma forma) condujo tan rápido como era físicamente posible sin estrellarse contra algún poste.
En verdad, Abbacchio hizo las cosas bien, tan bien como era humanamente posible. Pero cuando una bala perfora una arteria, lo humanamente posible no es suficiente.
"Resiste, Bruno. Estamos cerca."
Bruno no contestó. Ni lo haría. Llevaba muerto un par de minutos.
Hola. Les traigo angst con un plot robado de Tumblr.
