-Detente -de pronto, dijo Sesshomaru.
Rin acatando su orden. Detuvo sus movimientos, provocando que un pie este levantando y sus manos alzadas.
A los pocos segundos, sus extremidades empezaron a temblar, pero la niña no cambio de postura.
-¿Que es lo que tratas de hacer?
A pesar de que el demonio se percató de su raro actuar -correr en pose de ataque- y el hecho de quería hacerle algo, aun no sabia que.
-Quería hacerle cosquillas -admitió aun sin moverse.
-¿Cosquillas? -preguntó, sus ojos se dilataron por la declaración-Puedes moverte-repuso al ver que la niña seguía en esa incomoda posición y había tomado demasiado literal el "detente" dicho.
-¡Gracias! -dijo, parada correctamente.
-¿Por que?
-Por permitirme mover...
-Eso no, ¿por que quieres tocarme sin permiso? -cuestionó y casi al instante, los ojos de Rin brillaron intensamente.
-Si le pido permiso ¿Puedo tocarlo?
-No.
-Ufa...-se quejó tristemente.
-¿Y? ¿Cual fue la razón de querer hacerme... -hizo una pausa, haciendo notar su desagrado-... cosquillas?
-Es porque quería escucharlo reír, Sesshomaru_sama-confesó- Me di cuenta que no lo he visto sonreír y mucho menos reír. ¡Yo quería verlo contento!
-¿Importa que este contento o no?
-A mi me importa, ¡Quiero que sea feliz! -expresó extendiendo su brazos a su costado, dando entender la inmensidad- ¡Se merece toda la felicidad del mundo!
Lo oído por el demonio, ocasionó que brevemente la comisura de los labios de Sesshomaru se curvara hacia arriba. Y ese gesto a Rin, no le paso desapercibido.
-¿Acabas de sonreír? -dijo impresionada y sonriente mientras veía fijamente la boca -ahora en linea horizontal- de su señor. Miró sus ojos dorados-¿Esta contento? -él no respondió. Y en eso algo se revelo en sus curiosos ojos color marrón-¡Me acabo de dar cuenta de algo! -exclamó de repente-¡Usted siempre sonríe!
Eso descolocó al demonio, a pesar de que esa emoción no fue exteriorizada con vehemencia. Sabia que no era una mentirosa. Así que, ¿El sol la había dejado ciega? Su boca seguía siendo una linea horizontal. La expresión de su cara inmutable.
-Su boca puede no sonreír, pero sus ojos sonríen cada vez que lo veo. ¡Es una mirada suave, cálida y muy sonriente! ¡Que felicidad! ¡Siempre estuvo contento!
¿Sus ojos sonríen?
Sesshomaru se le quedó mirando fijamente y mientras mas la mira, quien tiene una sonrisa en su cara, feliz, festejando por él, una certeza se instaló en su corazón que es afectado por la niña, -sin darse cuenta- sus ojos debieron comenzaron a sonreír desde que la conoció.
