Hola a todos, decidí crear esta historia para que forme parte de la dinámica "crea un songfic one shot con lo que se asignó a tu signo zodiacal" de la página de Facebook: "Es de Fanfic es" Mi signo es Capricornio. Así que mi one shot es sobre la canción de Maluma: Rumba. Está inspirado en lo que trata la letra, algunas palabras forman parte de la trama.

Los personajes le pertenecen a Kazuki Takahashi.

Es un fic Aprendiceshipping. La dinámica consiste en un máximo de 1,500 palabras.

Espero disfruten este capítulo único.

Rumba: Capítulo Único: Nos Merecemos Otra.

Podía echarle la culpa al alcohol que había consumido en la celebración que estaban haciendo en la boda del Sacerdote Seto y Kisara. En la fiesta había perdido el control de sus acciones. Lo último que recordaba antes de quedar embriagada por tan fuerte bebida fue que posicionó sus labios en la frente de su maestro Mahad, Mana no fue consiente en que momento sus besos cambiaron de lugar y besó su boca con desesperación y ferviente deseo. Tampoco podía recordar en qué momento los besos y caricias subieron de tono ni como habían llegado a la habitación de él, ni como se habían acostado en el camastro. Las consecuencias de su nula resistencia al alcohol provocó que hiciera locuras. Locuras que merecían ser repetidas. Llevaba noches desvelándose y pensando en cada beso y caricia que le proporcionó a su Maestro, en esa fiesta. Merecían otra celebración para tocarse y amarse como en aquella vez.

Aun podía sentir cuando su maestro la despojó de sus prendas, cuando besó cada parte de su cuerpo delicadamente, el momento en el que lentamente la hizo suya con ternura.

Quería volver a sentir su cuerpo encima de ella. Recorrer con su boca cada rincón del cuerpo de Mahad, otra vez. Deleitarse hasta el amanecer, otra aventura junto al único hombre que amaba. Con el cual guardaba su secreto, por eso cuando estaba cerca de su mejor amigo y gobernante de Egipto, ella saltaba a sus brazos con la esperanza de que Mahad, se llenara de celos, y al parecer lo conseguía, ya que él; siempre la alejaba de Atem y la regañaba a ella.

Al despertar se halló sola en la habitación, él ya no estaba a su lado y extrañaba el calor de su cuerpo.

Desde lo que pasó en la fiesta, no había visto a su amor. Se había ido a la mañana siguiente de que estuvieron juntos hasta el amanecer. Y llevaba cerca de dos semanas en un viaje de aprendizaje de magia. Le habían llegado rumores de que llegaba está noche y ella ya sabía que hacer.

Se había marchado poco después de la boda, ya que el sabor de la cerveza lo había embriagado tanto que había cometido la locura de besar y acostarse con su aprendiz. Sentado en su camastro pensaba las cosas de lo que había pasado hace 2 semanas. Mana había sido suya, en cuerpo y en alma. Y tenía miedo de que no le permitiera estar cerca de ella. Sentía que se había aprovechado de la mujer que lo tenía enamorado. Y por una "rumba loca" habían pasado cosas que necesitaban repetirse.

Un hechizo silencioso inundó su habitación. Su instinto de supervivencia hizo que se levantara y canalizara energía para defenderse de cualquier ataque. Lo único que sintió fueron unos brazos femeninos abrazarlo y como unas delicadas piernas se aferraban a su cintura.

-Mana. Susurró en un hilo de voz. Quería besarla y volver a repetir la tentación de aquella noche.

-Mahad. Respondió ella aferrándose más al cuerpo de él.

-Perderé la cordura si me sigues abrazando así.

-Eres alguien de muchas normas. Y yo soy tan desobediente. Mi Maestro, mi amor, mi todo.

Lo besó con ternura, amor y pasión.

-Mana…

-Mahad…

-Nos merecemos otra… se dijeron mutuamente antes de entregarse a la pasión.

El único testigo de ese amor era la luz de la noche que se filtraba por la ventana de la habitación del hechicero real de Egipto. Mientras besaba a su alumna y amiga, la única dueña de su corazón.

Beso tras beso, caricia tras caricia, se volvieron a fundir en uno solo como en aquella fiesta donde sus emociones se hicieron presentes, años guardando en secreto, lo que sentían uno por el otro.

Ella nunca olvidaría la primera vez que danzaron juntos en una fiesta. Ahora sus cuerpos realizaron otro tipo de danza. Una que no estaba llena de alcohol y cerveza. Una donde los dos estaban cuerdos y no embriagados.

A la mañana siguiente despertaron abrazados. Sintiendo que su amor era correspondido, sabían que serían felices juntos. Sin importar que el fuera un hechicero y ella su aprendiz. Sin importar que por una botella de alcohol fue la que provocó esta nueva aventura de amor. Sin importar que se conocían desde la niñez.

Acercó su cuerpo desnudo al de ella. Después de estar juntos necesitaba sentir su respiración cerca. Sus cuerpos cansados y saciados debían descansar.

-Te amo. Mahad. Mi maestro. El único con el que me interesa pasar el resto de mi vida. Susurró Mana acostada en su pecho mientras le daba un suave beso en su mejilla.

-Te amo. Mi aprendiz. La única mujer que me ha robado el corazón. Respondió viéndola a los ojos con ternura.

Sellaron su promesa de amor con un beso. Mana se sentó encima de Mahad mientras se acariciaban lentamente.

Acariciando el su rostro y ella su mandíbula. Mana ya no era una niña, ya era una mujer adulta. Podían casarse esa misma mañana si así lo querían.

Su deseo de amor uno por el otro era sumamente grande, y ya nada ni nadie podrían separarlos.

Habían pasado años desde aquella festividad. Mahad y Mana se habían casado poco después y tenían 2 hijos. Viajaron para un aniversario hacia otro país para conocer el mar. Recordando siempre que por aquella época festiva habían pasado por tantas aventuras y se merecían otras tantas que les faltaban por vivir. Y ambos debían agradecer a la bebida y al calor de aquel momento. De no haber sido así jamás habrían estado juntos. Aunque a quien engañaban ellos se habían querido desde niños, lo que hizo aquella botella fue encender aquellos sentimientos que estaban ocultos en sus corazones y pensamientos. Sentados en la orilla del mar juntos viendo a los niños jugar en la arena no podían hacer más que sonreír.

Tomados de la mano recordaban que al calor de las bebidas se dio aquel primer beso y todo lo que atrajo ese momento fue una aventura sin fin. Aunque por algunas noches no pudieron dormir pensando en todo lo acontecido y pensando en el otro. No cambiarían nada de lo que pasó en la boda de sus allegados.

Eso les había ayudado a estar juntos. Cuando el reino se enteró de su relación, debieron dejar de lado la relación de Maestro y Aprendiz, para dejar únicamente la de hombre y mujer. Ya que no habían dejado de quererse como lo que, eran una pareja.

-¿Sabes? Estuviste en mi mente y corazón desde que éramos niños. Le confesó dulcemente Mana mientras lo tomaba de las manos y lo besaba con devoción en su frente.

-Tu también lo estuviste. -Le respondió el cargándola en sus fuertes brazos- Y lo seguirás estando mi hermosa flor del Nilo.

-Te amo Mahad, mi mago. Le dijo Mana con dulzura a su querido Mahad.

-Te amo Mana, mi dama. Le dijo Mahad mientras acariciaba su angelical rostro.

Observaron la espuma del mar, el agua cristalina del mismo. Estaban destinados a estar juntos. Ya llevaban varias rumbas que habían repetido sin importar la ocasión.

El atardecer se hizo presente en este día tan memorable para ambos hechiceros reales de la corte. Ellos estarían juntos en esta vida, en la próxima y por toda la eternidad.

Ya que en este momento eran Mahad y Mana. Maestro y Aprendiz. En el futuro serían conocidos como el Mago Oscuro y la Dama del Mago Oscuro estaban unidos en esta y en sus próximas encarnaciones, siendo ya fuera humanos, monstruos de duelo o simplemente las criaturas de un juego milenario, estarían apoyándose mutuamente. El atardecer y amanecer estaban de su lado, de su felicidad, de su vida.

No temían a lo que les deparaba su destino, ya que la magia ancestral siempre sería parte de ellos dos. Igual que esa noche que se repitió vez tras vez. Rumba tras rumba.

Del Mago Oscuro y de su Dama. Del hechicero y Su Aprendiz.

De Mahad y Mana.

Desde el Nilo hasta Egipto.

Desde Japón hasta las arenas del duelo

Desde su verdad hasta su amor incondicional.

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Gracias amigos por haber leído este One Shot. Inspirado en una de mis parejas favoritas del fandom de Yu-Gi-Oh. Espero disfruten de la historia así como yo lo hice al escribirla inspirada en una canción de Maluma. Me divertí escribiendo en la dinámica. Disfruten este pequeño capítulo.

Gracias,

Atentamente,

Sharlotte Soubirous.